Gay le da su número a un hetero mientras fumaba

Cuando me empezó a preguntar por mi rabo le pregunté si le iban los tíos, aunque durante la conversación ya me había imaginado que era gay, y no tengo ningún problema con ello.

Estaba con mi novia y sus amigas en una sala en Brixton en un concierto, y en el descanso salí solo a fumar al patio interior del club. Un chaval se acercó a hablar conmigo, pidiendo fuego. Charlamos lo que duró el cigarro y al acabar me dijo que le había caído bien y me escribió su número en mi móvil.

A mí también me había caído bien la verdad, así que un par de días después le mandé un WhatsApp y me invitó a su casa a pasar la tarde.

Nos pusimos de palique con unas birras frente a la tele, mientras nos fumábamos unos porros y hablábamos sobre Londres, política, mi novia y sus amigas, los amigos de él. La verdad que nos estábamos echando unas risas.

Nos pusimos a hablar de sexo, y me empezó a hacer preguntas muy íntimas sobre cómo me follaba a mi novia, la verdad que no tengo mucha gente con quien hablar de estas cosas y con un desconocido parecía más sencillo. El tío no era nada prejuicioso.

Cuando me empezó a preguntar por mi rabo le pregunté si le iban los tíos, aunque durante la conversación ya me había imaginado que era gay, y no tengo ningún problema con ello.

La verdad es que el chaval no sabía muchas cosas sobre el sexo hetero, y me preguntaba todo el tiempo sobre qué nos pone más, cómo hacemos cuando, etc.

Abordamos el tema gay, yo le hacía el mismo tipo de preguntas, comparábamos, nos reíamos, seguíamos fumando.

Nos pusimos a hacer el gilipollas con el humo del porro, pasándolo a la boca del otro, al toser nos meábamos de risa. Entonces el pavo me vuelve a pasar el humo comiéndome los morros y a mí me pareció bien, le seguí el rollo, nos empezamos a comer la boca.

Se separa, se pone de rodillas delante del sofá, y me baja el pantalón. La tenía bastante morcillona. Me relajé hacia atrás y se la metió entera en la boca. Tardé un minuto en tenerla empalmada por completo. Yo mientras seguía fumando mientras él se la trabajaba.

Le avisé de que me iba a correr y la engulló aún más tragándose toda la lefa de mi polla gorda con su boca. No dejó nada el cabrón.

Nos quedamos una hora sentados en el sofá fumadísimos, medio dormidos, con los pantalones aún bajados.

Cuando me desperté nos despedimos, chocamos las manos, y volví a casa de mi novia.

A día de hoy me sigo pasando por casa de este colega una vez por semana, fumamos, charlamos y de vez en cuando me come otra vez la polla.