Gay en secreto, expuesto (IV. La puta del tendero)

Andrés enredó los dedos en el pelo de Javi, haciéndole daño y poniéndolo aún más cachondo, mientras le forzaba a tragar polla hasta que le dieron arcadas. Se sentía como una cerda, babeando y empezando a gemir, con las rodillas y las palmas de las manos apoyadas en el suelo, el culo en pompa...

  • ACLARACIÓN –

Aunque este relato es básicamente gay, es cierto que encajaría mejor en la categoría de sumisión, dominación o no consentido, como algunos me habéis aclarado. Pero he decidido mantenerlo en la categoría “Gay” hasta terminar la serie, para que los lectores interesados por ella puedan seguirla correctamente como hasta ahora.

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Andrés el tendero cerró la puerta de la tienda después de que Javi hubiera entrado. Se quedó allí, temblando de frío y miedo, completamente desnudo, mientras el viejo bajaba la persiana de la tienda. El tío, de unos 60 años, calvo y gordo, enseñaba la raja de su culo por encima del pantalón al agacharse a bajarla.

-Ven conmigo- le dijo, caminando delante de él hacia la parte de atrás de la tienda. Recorrieron todo el local, pasando junto a una zona con mesas, sillas y algunos microondas donde la gente podía calentar la comida que compraba en la tienda y almorzar allí mismo. Javi había ido en numerosas ocasiones a comer con sus amigos, incluso con alguna tía con la que fingía follar para mantener las apariencias. Bajaron por unas escaleras medio escondidas detrás de una estantería, y llegaron a un sótano medio en penumbra y con un fuerte olor a humano y humedad. En una esquina había una cama con un colchón mugriento y sucio. Era evidente que aquí vivía el tendero. No era mejor que la guarida de un vagabundo.

En una mesa junto a la cama había una gran colección de dildos, algunos de tamaños imposibles.

Dominado por el miedo de lo que pudiera hacerle este tío, Javi fue a darse la vuelta para salir de allí corriendo, a pesar de estar desnudo, pero el gordo ya estaba cerrando la puerta del sótano. Con llave. Después de cerrar, cuando por fin tuvo a ese jovencito listo para disfrutarlo al máximo y hacerle lo que le diera la gana, se acercó a él con cara de lujuria.

Apoyó su cara en la cara de Javi, de modo que sus bocas se tocaban, acercó su paquete cubierto por el pantalón al de él y le agarró cada nalga con una mano, apretando para dejar los dedos marcados.

-No te haces ni idea de las ganas que tenía de tenerte en mis manos. – Le dijo susurrando, mientras empezaba a chuparle los labios y a meter la nariz en su boca. La dejó allí un minuto entero, sintiendo la humedad de su boca y oliendo su aliento joven. Mientras, seguía estrujando sus nalgas. Dios, ese tío era un vicioso que ardía por tocar carne joven, y Adri le había vendido a él por un puto móvil. Solo podía temblar mientras el gordo, aún vestido, sobaba todo su cuerpo blanco y depilado y chupaba y olía su cara, boca, cuello y barba. Javi tenía un par de kilos de más, y eso al viejo le estaba encantando. Estrujaba su culo, sus tetas, sus brazos y sus muslos, disfrutando de cada centímetro de su cuerpo indefenso.

El viejo estaba borracho, su aliento olía a alcohol y su cuerpo a sudor, y sus manos eran algo ásperas pero fuertes, y tocaban cada centímetro de su piel. Javi no podía moverse, estaba muerto de miedo, pero ya tenía su minipolla bastante tiesa por la excitación de sentirse tan vejado y usado y por estar en las manos de aquel viejo, sin ningún control de la situación.

-Ponte de rodillas y sácame la polla por la cremallera del pantalón, zorra. – Le dijo con una sonrisa de dientes amarillos, mientras le daba un último beso húmedo, bebiendo su saliva.

Javi se arrodilló desnudo en el frío suelo, y con sus manos bajó la cremallera del pantalón de Andrés. Temblando por la excitación y la adrenalina, metió los dedos en la cremallera para bajar el calzoncillo y sacarle el nabo fuera. Lo que sintió le dejó helado. El viejo tenía un bulto antinatural. Sacó la polla al aire libre y ahí estaba, delante de su cara, una polla morcillona, con la piel muy oscura, no muy larga pero gorda y con la cabeza como una bola de billar. Y aún no estaba dura.

-Empieza a mamar maricona, venga. Quiero que la sientas crecer en tu boca. – Ese fue el pistoletazo. Las palabras clave. El placer oculto de Javi. Lo que hizo que se diera cuenta de cual era la situación real que estaba viviendo. Él, desnudo y de rodillas, después de haber venido desnudo por la calle a la vista de la gente borracha que volvía a casa de madrugada, estando muy lejos de su casa y con la perspectiva más que probable de una vuelta a casa también desnudo después de que el gordo lo utilice a su antojo. Andrés, de pie delante de él, vestido y únicamente con la polla fuera, llamándole maricona y dándole órdenes mientras le sonreía con superioridad y control desde arriba.

Javi perdió el control. No podía más. Su puta interior, ese instinto de perra sumisa que tanto se empeñaba en reprimir y esconder, salió a la luz. Se metió esa polla peluda y maloliente en la boca, lo que le volvió más loco todavía, y empezó a chuparla con ganas.

-Eeeeeeeso es. - Susurró el viejo, suspirando y mirando a Javi disfrutar su polla. – Esto es lo que yo quería joder. Ya sabía que ibas a disfrutar. Goza, vamos.

Andrés enredó los dedos en el pelo de Javi, haciéndole daño y poniéndolo aún más cachondo, mientras le forzaba a tragar polla hasta que le dieron arcadas. Se sentía como una cerda, babándose y empezando a gemir, con las rodillas y las palmas de las manos apoyadas en el suelo, el culo en pompa e intentado abarcar aquella polla cada vez más grande en boca y su garganta. Intentaba tragar toda la saliva. Adoraba el sabor a polla sudada y a orina, el sabor del precum, pero se caía al suelo y a su pecho, mojándolo entero, lo que le hacía sentirse más sucio y más perra todavía.

Javi sentía como las lágrimas le caían por las mejillas. Verse así, verse desnudo, sometido, siendo una puta barata, ver como sus gustos reprimidos, los que tanto se empeñaba en esconder, tomaban el control, y ver cómo Adri le había expuesto ante miles de los tíos más cerdos de internet y vendido a uno de ellos de esta manera, le hacía llorar de la rabia, la vergüenza y la impotencia. Odiaba ser así, su parte más racional sabía que su vida estaba acabada, que estaba en las manos de gente como el tendero o Adri.

Para Andrés, ver las lágrimas caer por las mejillas de Javi y que sin embargo siguiera mamando con tanto deleite, fue como un premio a su virilidad. Lo forzó a tragar la polla hasta los pelos, una polla ya dura como una barra de carne, que alcanzaba fácilmente los 19 centímetros y casi no cabía en la boca de Javi. Lo dejó allí unos segundos, mientras Javi le miraba suplicante desde abajo. Suplicante porque quería que parara, pero también quería tener esa gorda tranca latiendo en su garganta toda su puta vida.

El gordo sacó la polla de la boca de Javi, que la persiguió durante un segundo con la lengua abierta, anhelante. Dios, qué cojones le estaba pasando, no quería sentirse así. Ese gordo cerdo y sucio, unido al paseo desnudo y al ambiente de penumbra del sótano le habían hecho perder el control.

Andrés fue a la mesa de los dildos y abrió un cajón del que sacó un objeto pequeño. Luego agarró también uno de los dildos y caminó hacia donde estaba Javi.

-Vas a hacer lo siguiente. Empieza por untar de saliva esto. – Y le tiró el dildo al suelo delante de él. – Mámalo como si fuera una polla de esas que tanto te gustan. Pero sin tocarlo ni moverlo del suelo.

Javi, de rodillas como estaba, se agachó y empezó a mamar el dildo. El gordo seguía de pie delante de él, observándolo aún con la polla fuera y babeando con lo que le iba a hacer a ese marica.

  • Suficiente. Dámelo. Y quédate en esa postura. Es más, pega tu frente al suelo, pon el culo más en pompa y separa tus rodillas todo lo que puedas.

Javi lo hizo, y sintió terror cuando el Andrés se puso detrás de él. Su culito estaba abierto y expuesto, su pollita tiesa casi pegada al vientre por la dureza de la erección y sus testículos colgando flácidos, mientras apoyaba la frente en el suelo y sentía como la sangre se le subía a la cabeza.

Entonces notó como la mano de Andrés le agarraba los huevos, los estiraba hacia abajo y ponía un anillo de goma alrededor de ellos. El anillo quedaba muy tenso y apretaba mucho el escroto, y hacía que sus testículos quedaran muy lejos de su vientre y con una textura muy lisa y tirante. La sensación de notar los testículos tan lejos del cuerpo y con los conductos apretados era muy extraña y le hizo sentir aún más vulnerable. Podía notar su pulso en sus pequeñas bolitas.

Después de eso, el viejo recogió el dildo lubricado con la saliva de Javi, escupió para añadirle más humedad, y se lo metió a Javi por el apretado y rosado culo de un empujón, sin ninguna piedad. Mediría unos 18 centímetros. Javi gritó y suplicó:

-Dios, me duele muchísimo, por favor para, sácamelo.

  • Calla zorra, enseguida se pasa. Quiero que sientas tu culo lleno todo el tiempo.

Javi, ardiendo de dolor por el dildo que le acababa de reventar el ojete, jadeaba y sudaba con la cara pegada al suelo, su culo roto en pompa y sus huevos apretados por el anillo. Clavaba las uñas en el suelo, rogando porque el dolor desapareciera y aquella situación acabara.

Al rato, su culo empezó a acostumbrarse, y empezó a notar como el calor se extendía por dentro de él. El dildo tenía estrías y Andrés empezó a moverlo rozando su próstata, haciendo que le temblaran las piernas de gusto y empezara a relajarse. Andrés lo notó:

  • Ahora estás más cómoda ¿A que si perra? Ponte de pie.

Javi se levantó temblando, el extremo del dildo asomaba por su ano y sus huevos se habían puesto algo rojos, del tamaño de dos cerezas. No recordaba nunca haber tenido su pollita tan dura.

  • Ven – Andrés abrió la puerta del sótano, lo sacó de allí y lo llevó desnudo, con el dildo y el anillo colocados hasta la zona del comedor de la tienda, donde Javi solía pasar el rato con amigos o falsos ligues heteros. Allí había una gran cristalera que daba a la calle, aunque a esas horas no pasaba nadie.

Allí, desnudo de pie entre las mesas y notando el frío suelo de cerámica bajo sus pies, Andrés se puso a su lado y sin avisar, le agarró sus dos bolitas con una mano y el extremo del dildo con la otra, y acercó su boca a su oído, donde empezó a susurrarle con ese aliento cálido y borracho:

  • Esta noche he pagado para ser tu puto amo, pedazo de maricona. Quiero que entiendas que estás en mis manos. Quiero que sepas que te llevo observando desde hace meses desde detrás del mostrador, viéndote vacilar con tus amigos con una cerveza en la mano de lo macho y buen follador que eres y “lo mucho que gritan tus zorras cuando les revientas el coñito”. ¿Con qué les revientas el coñito Javi? ¿Con esta colita? ¿Con estas bolitas? – Esto último lo dijo sonriendo con maldad.

Entonces apretó con firmeza la mano que agarraba los testículos anillados de Javi, estrujándolos. No lo hizo con todas sus fuerzas, pero con la suficiente para que Javi se inclinara e intentara protegerse del dolor. A Javi le faltaba el oxígeno. Su polla estaba a punto de estallar de tan dura como estaba.

Andrés seguía con la boca pegada a su oreja, mientras Javi notaba como el dolor subía por sus testículos y su vientre:

  • Todas esas tías con las que quedabas… ¿Las tocabas? ¿Hacías algo con ellas? ¿Te atrevías a dejarles verte esto? Contesta. – Le dijo, mientras apretaba sus testículos con algo más de fuerza.

Javi suplicaba con voz muy aguda que por favor le soltara los huevos. No quedaba nada de el machito que Andrés había visto por su tienda, y eso al viejo le encantaba. Aflojó un poco la presión en los testículos y empezó a hacer un mete saca con el dildo del culo de Javi.

Javi creía que se iba a desmayar. La sensación de notar sus huevos dentro del puño cerrado de ese sádico, unido a los espasmos de placer que le provocaba el dildo en su hipersensible próstata, le hicieron caerse de rodillas al suelo. Al ver que Javi se derrumbaba del gusto, lo cogió del pelo y lo tumbó boca abajo en una mesa del comedor, justo enfrente de la ventana entreabierta del escaparate de la calle. Javi no tuvo fuerzas para resistirse. El placer en su culo y la dominación sobre sus testículos le habían hecho convertirse en una zorrita babeante y sumisa. No prestó atención a la ventana.

Javi, demasiado concentrado en lo que le estaba ocurriendo, no se había fijado que unos minutos antes, justo delante de él, al otro lado de la ventana entreabierta que daba a la calle, había llegado su amo, Adri, que estaba grabando la conversación y la sumisión de Javi desde la calle con su móvil, desde donde tenía un ángulo perfecto.

  • Seguro que solo les metías un dedo en el coño y las dejabas a medias ¿A que sí? Te he oído contarlo muchas veces. Venías a la tienda con tus amigos, presumiendo de haber dejado a una tía a medias porque no te molaba, o porque casi no le entraba tu dedo así que le ibas a hacer demasiado daño con tu polla gorda. Jajajaja. Imagina lo divertido que fue para mi verte siendo follado por tu amo, ver que te encantaba ser su puta y encima verte esta mierda de polla entre las piernas.

  • Por favor, por favor, no…

  • Y todo eso de que ellas no te molaban en realidad era verdad, pero no por lo que tus amigos se creen, sino porque a ti lo que te mola es una buena tranca en tu culo de maricona, ¿A que sí? -  Seguía metiendo y sacando lentamente el dildo y sujetando dentro de su puño los testículos de Javi. Todo lo que era, todo su ser, su sexualidad, sus secretos, su pequeña hombría y su culito estaban en las manos de ese loco. Y mientras Adri seguía grabando con esa sonrisa de cabrón.

  • Reconócelo zorra, reconoce que has hecho eso con todas las tías con las que quedabas. Quiero oírte. ¿O sigo apretando? ¿Quieres que te estruje tus bolitas? Ya no tendrías que pasar vergüenza porque te las vieran. – Y apretó más sus testículos mientras movía el dildo más rápido y más profundo en el culo de Javi, que seguía tumbado en la mesa, boca abajo, gimiendo y retorciéndose de dolor y placer, con su pollita babeando un largo hilo de precum a pesar de no haberse tocado.

  • Si, lo reconozco joder, no me molan las tías, no quería que me vieran mi polla y por eso las rechazaba, les decía que las dejaba porque estaban gordas, pero lo que quería es que me follaran a mi joder, ser yo la puta de un tío.

  • Claro que si puta, eso es lo que voy a hacerte, voy a cumplir tu sueño. – Andrés le sacó el dildo del culo y le acercó su enorme tranca a su agujero enrojecido y abierto. Se escupió su propia polla para lubricarla, mientras Javi seguía tumbado boca abajo frente a la ventana. Entonces le dijo:

  • Deberías haberte dado cuenta de que las tías gordas pueden adelgazar, pedazo de puta. Sin embargo, tú vas a ser un maricón reprimido y pichacorta toda tu puta vida, zorra. - Y le clavó su polla sin miramientos hasta lo más hondo.

Javi creyó que se desmayaría. Esa polla era increíble, encajaba en el hueco de su culo abierto por el dilo y aún se lo abría más. El gordo empezó a embestir sin piedad, buscando hacer daño a Javi, buscando sacar su lado más primitivo y su faceta más puta.

Javi gritaba, gemía, se retorcía de gusto, lloraba. Pedía más, quería que lo destrozara, que lo usara como lo estaba haciendo.

  • SIIIII JODERRRRR, NO PUEDO MÁS, FÓLLAME JODERRRRRR. – Gritaba Javi.

  • Mírate, menudo pedazo de zorra que eres. – Decía Andrés, mientras empezaba a bombear polla dentro del culo ardiente y apretado de Javi. – ¿Cómo puede nadie pensar que eres hetero, con lo que te gusta una buena polla dentro?

  • No sé, no sé joderrrr, soy una puta reprimida, dame polla joder, yo quiero polla, no puedo más, préñame joder, úsameeee…

  • Claro que te voy a usar maricón, es para lo único que vales. Has nacido para esto, no sirves para otra cosa. Acepta que nunca vas a dar placer a nadie con tu polla. Seguro que sueñas con que todos tus amigos heteros, delante de los que tanto finges, te follen como se follan a sus zorras, ¿a qué sí?

  • Si joder, quiero eso, quiero que me follen entre todos, quiero ser su puta, no quiero fingirrrrr. – Javi estaba fuera de sí, gritaba, se retorcía como una auténtica zorra, pero no podía controlarse. No quería mostrarte así ante el viejo, pero su instinto lo obligaba, sus deseos más profundos estaban al mando ahora. Siguió apretando sus manos boca abajo contra la mesa, mientras el pollón del tío le destrozaba, le removía las entrañas y lo volvía una zorra desbocada e insaciable.

Mientras Adri, su amo, seguía grabando la escena, sonriendo al ver a su esclavo mostrando su auténtica naturaleza de perra sumisa y gozando con el asco que daba el tendero al que lo había vendido esa noche al natural. Verlo follado por el tío más feo del barrio era brutal. Lo tenía en sus manos más que nunca.

  • Puta maricona, encima homófobo. Riéndote de los maricas del barrio con tus amiguitos, y resulta que tú eras la peor de todas. Pero eso se te acabó zorrita. – Andrés seguía bombeando cada vez más fuerte, mientras Javi temblaba y estaba a punto de desmayarse de gusto, con sus bolitas apretadas por el anillo. – Tu amo te tiene preparadas unas cuantas sorpresas. No me gustaría estar en tu pellejo. Toda tu vida va a ser un puto infierno hasta el día en que mueras, maricona.

  • No, por favor, no me hagáis esto, no quiero esto joderrrr… -

  • Tu culo te delata zorra, mira como tragas, mira como aprietas mi polla cuando está dentro. – Le metió la polla hasta los huevos, 19 cm de carne dura como el acero abriendo su culo casi virgen, y la dejó allí. Javi no pudo evitarlo, no pudo evitar gemir, aquello le encantaba. Apretó esa polla para sentirla, para darle gusto al tendero y para que no la sacara, para que la dejara dentro toda su puta vida. - ¿Ves? ¿A que no quieres que pare?

Javi no contestó, no quería que parara, pero no podía admitirlo.

  • O me suplicas que siga o la saco, pedazo de mamona.

  • No, no joder, no la saques, sigue, sigue dándome.

  • Suplica.

  • Te lo suplico por favor, te lo ruego, TE LO SUPLICOOOO, FÓLLAME.

  • Eso es. Ahora te vas a cagar.

Y empezó a bombear sin piedad. A punto de correrse, destrozando como nunca a Javi, haciéndole gritar de dolor y placer, le agarró fuerte de las nalgas expuestas, para sentirlas y separarlas y así ver su agujero rojo y ardiente. Dios, aquello le encantaba. Ese chaval tan enclosetado en su doble vida, tan machito en la calle y tan homófobo. Verlo así de expuesto, de entregado, de puta sumisa. Con toda su rabia y excitación, le dio las últimas embestidas y soltó toda su carga. Chorros y chorros de leche ardiendo llenaron las entrañas de Javi. El gordo se tumbó encima de Javi sudando a chorros, y se quedó allí oliéndole el pelo hasta que su polla se puso bastante flácida y la sacó del culo de Javi.

Javi intentó tocarse la polla para correrse. Le encantaba hacerlo mientras sentía la leche de otro tío en su culo, pero el tendero le cogió de la mano para impedirlo.

  • ¿Qué haces? Tienes prohibido tocarte esa colita. Y no te quites el anillo de los huevos. Lo necesitarás para volver a tu casa. Jajaja

Javi, aún tumbado boca abajo, envuelto en sudor, babas y con la leche del gordo escurriéndose por sus muslos, con su propia polla anillada dura como una roca por no haber podido correrse, no podía creerse lo que le estaba sucediendo.

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