Gay, Casos de la Vida Real
Él se movía pegado a la pared evitando que se viera algo y fue ahí que liberó ese semejante animalón; el tipo esta feo con ganas, pero ahora entiendo por qué mi amiguita le gustaba andar y salir con él, ¡es que tiene un pene negro, cabeza roja, gordo y peludo!, ¡grandísimo!
Hola, mis queridos lectores, ¿cómo están?, ¿qué tal la pasaron en estas fechas decembrinas?, espero que todo bien; bueno pues su gustada sección ha tenido buena aceptación que pensando bien, tomaré la decisión de cambiarle el nombre ya que los casos que nos han llegado son variados no exclusivos gay, así que le pensaré el nuevo nombre a esta sección, en lo mientras, les dejo este relato que mandaron, disfrútenlo.
Capítulo: “Covidisfraz”.
Hola, ¿Qué tal?, antes de comenzar a narrar mi experiencia quiero decir que esta sección me encanta mucho, cada que la leo me hace excitarme y fantasear, se me hizo raro que dejaran de publicar más contenido y es que esta sección es la mejor de esta página y lo más importante, que es cien por ciento mexicana, bueno pues les contaré mi aportación que sucedió en una covid fiesta de disfraces; cabe señalar que soy mujer transgénero que este año 2020 cumplo tres años de ser totalmente una mujer; así que mi encuentro fue con un heterosexual que fue muy, muy, demasiado fogoso conmigo; bien pues me presento, mi nombre es Sara y tengo treinta y tres años recién cumplidos; mido 1.70 descalza y peso 63 kilos, soy de piel clara, mis medidas; no es por presumir; son de 93, 60, 97, sí, estoy operada en totalidad pero el cuerpo lo mantengo así puesto que practico pole dance e imparto clases a muchas chicas de diferentes clubes y bares nocturnos del estado de Veracruz, así que dinerito hay casi siempre; tengo mi cabello natural largo de tono rojo oscuro, ondulado; bien pues ya sabemos cómo está la situación en el país, no se podían hacer fiestas ni nada, pero mi cumpleaños era el 31 de octubre y merecía organizar algo; así que tenía que armar algo súper discreto y pequeño; cómo vivo ahorita en Orizaba, Veracruz , en un pequeño departamento de vecindad, tenía que planificar todo con meticulosidad y cuidado para que no me echaran a las patrullas; armé un grupo seguro de Whatsapp con las personas de mi entera confianza para la reunioncita, siendo unas veinticinco personas confirmadas, quedamos que sería de disfraces y todo iba bien, hasta que entonces se descontroló un poco la situación pues de 25 pasaron a ser lo doble o sea cincuenta; entre los anexados (colados como se les dice), estaba un ex compañero mío de secundaria que en ese entonces me hacía bullying y me golpeaba cada que podía en los baños de la escuela o a la salida de la misma; el tipo estaba feo y pues ahora es policía de tránsito e iba con su uniforme maquillado como zombie; no me reconoció e iba con una amiguita que trabaja en un bar muy nice de Córdoba; esa amiguita si es mujer natural cabe señalar; el caso es que el tipo sigue feo pero se siente galán por ser uniformado y pues aquí entre nos los uniformados aunque estén culeros pero llaman mucho la atención jajajaja ¿o no mis amigos gays?
Todo estaba yendo muy bien y a la perfección, de hecho hasta regalos tuve, pusieron reggaetón y yo estaba vestida de enfermera sanguinaria; bailaba con otras amigas y amigos gays; en una vuelta que me di me percaté de que ese policía al que le pondré Humberto para respetar su identidad, no paraba de verme y con su chela en mano le daba sorbos y me sonreía y hasta el ojo me guiño; pinche mono culero y todavía infiel; se detuvo un rato la música y se comenzó a escuchar las mañanitas; mis amigos y conocidos me comenzaron a abrazar y a felicitar; sí lo sé, no respetamos la sana distancia; de pronto medio ebrio Humberto se me acerco y me abrazó diciéndome al oído.
– Felicidades muñeca, no sabía que era tu cumpleaños. – Me dio un beso en la mejilla y se sonrió.
Era claro que no sabía que antes yo me llamaba Saúl y tenía pene.
Yo le dije. – Ay muchas gracias, que lindo de tu parte, de verdad.
– Mi voz antes de la transformación era delgada de por sí y ahorita va muy acorde a mi comportamiento de mujer; seguimos la pachanga, tragos, juegos, baile y toda la cosa; en eso me le acerqué a la novia de Humberto y le pregunté.
– Oye amiga, quiero hacerte una pregunta, ¿apoco tu galán no sabe que soy niño/niña?
– No Sarita, ni si quiera le había comentado que esta era una fiesta de cumpleaños, si no él te hubiese traído un regalo, ya sabes es policía y les pagan bien, pero yo espero que mi regalo te guste amiga, sé que si te encantará, gracias por haberme invitado y disculpa por haber traído a Humberto de colado. – Me decía ella un poco ebria.
– No hay cuidado amiga, mejor, así hubo más cooperación para las botellas de tequila y cervezas. – Le sonreí mientras me levantaba de la silla.
Como mi vestido estaba muy ajustado, me levantaba más el busto y me acentuaba más las nalgas y con el cabello lacio y la cofia me veía muy atractiva; el baño de mi departamento de vecindad esta al fondo, por lo que para llegar hay que cruzar mi habitación dónde duermo, otro cuarto vacío y esta el baño; entonces yo iba tambaleándome para ir cuando veo salir a Humberto del baño, que se subía el cierre y me sonreía diciendo.
– Con esas luces me di cuenta que tienes un cuerpo muy bonito, muy escultural, pero ahorita con luz blanca te veo y vaya que eres muy hermosa, bastante hermosa.
Mi cara también me la arreglé, recientemente en Febrero me operé mentón y Nariz, mis rasgos de por si eran finos pero quería estilizarlos un poco más.
Le miré y dije. – Muchas gracias, no nos han presentado, creo, me llamo Sara.
– Extendí mi mano y él la tomó besándola diciendo. – Un gusto me llamo Humberto para servirte Hermosa.
– Gracias, el gusto es mío cariño, bueno, con permiso, voy a pasar al baño.
Aparte mi mano y di unos pasos en lo que él decía. – Con gusto me dejo mojar por ti mamacita.
Al escuchar eso entendí que este tipo de plano era un guarro, naco de esos calenturientos que les gusta meterse con mujeres atractivas o sexy como yo, entonces mi mente vengativa me hizo idear bien las cosas.
Le dije. – ¡Ay como eres!, vienes con tu novia y me andas perreando, no creas que no me he dado cuenta que me miras y miras como si me quisieras comer.
– Pues con todo respeto mami pero es que si estás bien buenota, muy sabrosa, te ves muy rica. – Él saboreándose y mirándome muy pervertido.
– ¡Te pasas, es mi amiga y no puedo hacerle eso! – Dije indignada.
– No te preocupes, ahorita mismo la voy a dejar a su casa y regreso para que estemos más a gusto. – Él entusiasmado cuando ni si quiera le estaba dando entrada.
– No, no, voy al baño y me regreso a la fiesta, de todas formas ya quedamos pocas personas en la sala festejando, vete para allá y ahorita los alcanzo. – Dije entrando al baño para hacer mis necesidades.
Él se fue y yo en lo que hacía me ideaba como seducirlo para comprobar que tan guarro podría llegar a ser.
Minutos después, él no dejaba de verme, pero para esto ya había embriagado mucho a su novia y amiguita mía, por lo que le dije que la acostara en el sillón con una almohada y frazada para el frío; dos amigos que son gay se quedaron en el otro sillón dormidos y una amiga con su novio en la colchoneta y dos amigas heterosexuales solteras se iban para sus casas en taxis; quedando únicamente Humberto y yo, al ver que eran las 3:53 de la mañana pues le pedía que me auxiliara bajando tres colchonetas para que las acomodará en el piso del cuarto vacío y ponerles cobijas y almohadas; él amablemente me ayudo a pesar de que estaba un poco tomado; las llevó cargando demostrándome ser todo un macho y me preguntaba que sí así estaban bien, le dije que sí y gracias, pero justo cuando estaba por regresarme a la habitación, él me agarró una nalga diciendo.
– Discúlpame, quería ver que si eran naturales.
Me volteé y le di una bofetada diciendo. – ¡Estúpido claro que sí lo son!
– Se sobaba diciendo. – Pinche fuerza que tienes, pero sí ya vi que son naturales.
Me comencé a reír, pues ustedes ya saben que la fuerza es de hombre aunque por fuera ya sea una mujer, así que le dije.
– Todo es natural, lo que tú debes tener falso es ese bulto que se te marca en el pantalón del uniforme.
– Ora, qué pasó mi Sarita, así no me llevo contigo, te lo enseño que es natural. – Él se comenzaba a desabrochar el pantalón y dije. – ¡No, espera!
Se detuvo impávido y dije. – Hazte para allá para que no nos vayan a ver de allá para acá.
Él se sonrió diciendo. – Sabía que no te ibas a quedar con las ganas de saber si es natural, para que veas que si es natural.
Él se movía pegado a la pared evitando que se viera algo y fue ahí que liberó ese semejante animalón; el tipo esta feo con ganas, pero ahora entiendo por qué mi amiguita le gustaba andar y salir con él, ¡es que tiene un pene negro, cabeza roja, gordo y peludo!, ¡grandísimo!
Lo mire asombrada sin decir nada y él dijo. – Tócalo, descubre que es natural.
Me acerqué fingiendo timidez y lo toqué diciendo. – Se siente bien, natural, muy bonito.
– Y eso que está dormido, hazlo enojar y hasta escupe un chingo. – Dijo él serio.
Cómo mi plan era vengarme de él de todo lo que me había hecho en el pasado, me hincaba, me recogía el cabello y sin decir más me acerqué con la boca abierta y comencé a mamar y lamer.
Él como todo hombre morboso se dejó mamar, diciendo. – ¡Wow, wow, así, vaya que traviesa eres!
Me ayudaba sujetando mi cabello y yo entre cada succión sentía que se engrosaba más y más y se endurecía, haciendo que mi boca dejara de ser un espacio acorde a su miembro y me comenzará a cansar de tener la boca bien abierta para su animalote; lo calenté mucho que en diez minutos comencé a saborear lo salado de su preseminal y como punzaba su pene; él se recargaba en la pared y su cabeza golpeaba contra el muro diciendo.
– ¡Su puta madre, que pinche rico, lo mamas bien rico Sarita!
Seguí haciendo mi chamba, con la mandíbula cansada pero dando lo mejor de mí, de pronto él me sujeto la cabeza y me empujó contra él; ¡me estaba asfixiando!
Pero él decía. – ¡No mames, no mames, me vengo… Aaahh, ahh, ahh… aaahhh, ahh, ahh ah, no mames!
Sentí mi lengua y garganta inundarse de su semen espeso y sin sabor; me los trague despacio pues mi garganta estaba algo irritada e inflamada de tanto succionar.
Nos sonreímos y me levantaba diciendo. – Bien, esto no debió suceder, tu novia está dormida en mi sillón y yo haciéndole eso, ¡soy una mala amiga!
Fingiendo indignación, pero cuando me incorporé totalmente, mi vestido de enfermera se desgarró de un costado y se lograba ver mi tanga blanca de encaje que llevaba puesto; planeaba tener sexo pero no con él, sino con un amigo stripper que me dejó plantada en mi fiesta, pues iría a ver a su novia en lugar de estar conmigo; así que la ropa era para él no para Humberto.
Él, Humberto me miró diciendo. – Estás bien buena, tanto que la ropa se desgarra para que pueda ver tu espectacular anatomía; ¡quiero cogerte!
Lo miré diciendo. – ¡Ay no, pero que cosas dices!
Me le acerqué sensualmente diciendo. – Grito y gimo mucho, nos podrían escuchar si lo hacemos.
– Ve a ver si siguen durmiendo, les apagas la luz pero les dejas la música y te regresas, aquí te espero. – Me decía con entusiasmo.
Me sonreía al saber que había mordido el anzuelo y aproveché para hacer lo que me sugirió; siendo las 4:18 am me cercioraba que estuviesen durmiendo y sí, efectivamente estaban bien dormidos todos, así que cerré bien la puerta, bajé las luces un poco, les dejaba la música y caminaba para el cuarto del fondo, en eso al llegar, Humberto estaba desnudo con la puerta del baño abierta, se estaba masturbando y escupiendo su pene.
Me decía en voz baja. – Ven, metete y aquí te cojo.
En lo que me iba quitando el uniforme de enfermera y exponiendo mi piel con el sostén de encaje y la tanga de la misma tela al color blanco, me iba percatando que Humberto tenía muchos tatuajes en piernas, espalda, pecho y dorso, sus pies grandes, anchos, plantas de los pies blancas; era lo único claro que tenia de su piel y las palmas de las manos, ya que todo él es moreno, muy moreno casi negro; me le acerqué y me sujetó, cerró la puerta y me comenzó a besar muy apasionado, manchándonos de maquillaje la boca y cara; sus manos toscas y rasposas me recorrían la espalda, desabrochaban mi sostén y me liberaba mis pechos duros y firmes los cuales admiraba unos segundos y después me comenzaba a mamar como si fuese un bebé con hambre; mi temor era que descubriera las cicatrices bajo los senos, pero estaba tan cachondo Humberto que ni eso se percató; me volteaba contra el lavabo y me besaba del cuello, la nuca y con su lengua babosa me recorría la espalda hasta bajar a mis nalgas, morderlas un poco, subía y volvía a hacerlo en lo que me ponía el cabello del costado izquierdo; me dejaba la espalda con su saliva y al estar abajo me hacía a un lado la tanga y con su lengua me daba una exploración anal muy excitante, muy deliciosa, me estaba haciendo vibrar; apretaba mis manos contra el lavamanos sintiendo como su lengua traviesa se introducía más en mi recto y yo decía.
– ¡Humberto, así, así, si, sigue, no pares!
Se apartaba jalaba aire diciendo. – Que bueno que te guste mamita, ahora vas por delante.
Me volteaba, esta vez me recargaba entre el lavamanos y la ducha; me miró la vagina y la besaba, lamía y comenzaba a succionar; sin importar que mi vagina físicamente no se veía tan igual a una natural, de hecho si la miras bien se logra apreciar un poco la diferencia de los labios mayores, menores y la vulva que no son naturales al cien; pero como dije, él estaba tan cachondo que le importo poco.
– ¡Qué rica estás mami! – Jadeaba mientras me lamía.
– Gracias mi rey, sigue, no, no, ahh, no, no te detengas. – Yo decía entre jadeos.
Se levantaba y escupiéndose en la verga se masturbaba un poco, preguntando. – ¿Tienes condones?
– No, no tengo, ahorita no tengo.
– ¡Puta madre, quiero cogerte, pero no quiero preñarte!
– No, no te preocupes, hazlo, me tomó la pastilla.
– ¡Bueno, está bien, por qué hijos no quiero, ni si quiera me hago responsable de los que tengo!
– Que imbécil es, mi venganza la iba a detener, pero al escuchar ese comentario tan machista, decidí seguir adelante con mi plan y me abrí de piernas un poco diciendo.
– ¡¿Qué esperas?, vamos, hazlo!
– Con su mano izquierda me buscaba la entrada vaginal y con su otra mano se masturbaba, se acomodaba y de golpe lo empujó.
¡No manchen, que dolor!; virgen no era vaginalmente, pues quien me estrenó fue el doctor que me operó; luego les contaré esta historia; pero me dolió horrible, creo que fue porque la piel se restiró mucho y por el grosor y tamaño del miembro porqué si seguramente le medía como 20 centímetros, cabezón y de grosor como 5 centímetros así gordo, como un chorizo; cómo había gritado del dolor, él me tapaba la boca y me decía.
– Shh, shh, shh, tranquila, relájate, shh, shh, ya va a pasar.
Mis lágrimas emanaban de mis ojos, ¡es que sí me dolía!, él seguía empujando diciéndome al oído que estaba muy rica y que apretaba rico, que estaba bien sabrosa, nos besábamos, me dejaba mucha saliva en mi boca y yo apretaba mis manos contra su pecho sudado, su frente estaba muy empapaba y que decir de su espalda, estaba mojadísimo; siendo las 4:45 am él se apartaba de mí y agitado me decía.
– ¡No mames, estas bien sabrosa y rica, quiero venirme adentro de ti, pero me da miedo cuajarte un chamaco!
– No te preocupes Humberto, me tomaré la pastilla en serio, tú aprovecha.
Le decía exhausta en lo que mi vagina punzaba de molestia; entonces él bajó la tapa del baño, se sentó se masturbaba su negro pene peludo y yo sensualmente caminaba para sentarme en él de frente, dándole mis pechos a chupar y mamar en lo que yo era penetrada por él; nuestros movimientos pasaron de ser toscos a suaves, de lentos a rápidos; su sudor comenzaba a oler, de verdad olía a cebolla picada el sudor de Humberto, pero lejos de darme asco, me excitó; ¡me estaba comenzando a gustar como hombre!; me penetraba, nos quejábamos juntos, nos sonreíamos, nos besábamos y continuábamos acelerando los movimientos y brincos para estimularlo mucho; eran las 5:37 am y en eso me apretó con sus manotas me mordió mi hombro y ambos fundiéndonos en un quejido y mucho placer, él se venía adentro de mí, me apartaba y él exhalaba diciendo.
– ¡No mames, que rico es preñarte Sarita!
Suspiré, lo miré y me acerqué a darle un beso largo y con mucha lengua jeje, me enderecé sintiendo el semen comenzar a escurrir y dije.
– Me voy a salir para ponerme la pijama y dormir, ahí si quieres acostarte en las colchonetas hazlo, ahí están las cobijas, besos querido y muchas gracias.
Lo dejé ahí tumbado sobre la tapa del excusado y yo me salí contenta después de haber probado su macana.
A mediodía, él despertaba agotado y yo les ofrecía café y pan para desayunar, me cubría la mordida que me había dejado Humberto y todo estaba tan igual como la noche de la fiesta covidisfraz; yo había averiguado que la taza del baño estuviese entera, ya que por el peso de ambos pudo haberse roto, pero no, no se rompió, de hecho estaba bien firme la taza, tan firme como esa verga de Humberto; posteriormente a esa cogida, hubo más en la semana, tuvimos más encuentros discretos y fogosos, el problema es que ya me incomodo mucho que cuando está conmigo después de hacerme el amor, me pida dinero o se expresé mal de su novia, así que para alejarlo de mi vida y la vida de mi amiguita, le diré en estos días a Humberto que después de todo la pastilla no funcionó y que no me ha bajado en tres semanas; en sí no puedo quedar embarazada por nada del mundo; pero lo haré creer que sí para que se vaya de Orizaba y haber que hace de su vida, pues como hombre en la cama es excelente amante, pero como hombre no es la mejor persona; ¿ustedes que opinan?, ¿lo hago o no lo hago?, bueno esa fue mi experiencia sexual, algo rápida de contar o de narrar, pero así estuvieron las cosas, no soy buena describiendo, pero Humberto mide como 1.85 y debe de pesar como 90 kilos, es moreno casi negro, tosco, manos y pies grandes, suda mucho al coger, muy guarro, naco, vulgar, es un semental y expulsa mucho semen, demasiado; ¡ay, es un macho muy rico!, ¡la verdad si me gusta mucho!, ¿entonces qué haré, lo alejo con esa mentira de que estoy embarazada o sigo dejando que me coja hasta que descubra que antes de ser mujer yo era hombre?; estaré al pendiente de la publicación de este relato y sobretodo de los comentarios de los lectores, un abrazo grande, saludos a todos los que lean y feliz año.
Con Cariño Sara Limón.
Bien mis queridos lectores de esta sección ¿qué les pareció?, ¿podrán ayudar a nuestra amiga Sara?; por cierto, me comentaba que si quieren ponerse en contacto con ella para conocerla, que me escriban a mi correo y con todo gusto les paso su información para mantener charla con ella; les recuerdo que ella se encuentra en una ciudad del estado de Veracruz, pero si puede moverse a cualquier parte con ayuda económica.
Me despido como siempre, deseándoles lo mejor este año, que las cosas mejoren y que vengan mejores propuestas para todos; no se les olvide opinar sobre el cambio del nombre de esta sección, que sea un nombre valido admitido por esta página de Todo Relatos; un abrazo fuerte y pronto habrá otro relato más, saludos.