Gasolinera
Es un relato soñado por mí
Este es un relato escrito y soñado por mí. Espero que te guste.
Mi nombre es Antonio.
Trabajo en una gasolinera.
Tengo un compañero llamado Pepe. Tiene barba muy poblada y un gran paquete.
Una noche al cerrar la gasolinera, nos fuimos a cambiar de ropa, quitarnos el mono de trabajo y ducharnos.
Normalmente lo hacíamos por separado, pero esa noche coincidimos.
Pepe desabrochó su mono, enseñándome un gran pecho, buenas tetas, el torso con bastante pelo.
Siguió bajándose la ropa, un slip intentaba sujetar como podía su redondo culo,
se dio la vuelta y se marcaba una polla gorda, dormida.
Los huevos se le escapaban por los laterales del calzoncillo.
Me quedé impactado. Al quitárselo pude comprobar el tamaño del conjunto.
Me calenté.
Pepe se fue hacia la ducha. Yo me desnudé a continuación y
esperé en la puerta que él terminase.
Sorprendentemente me dijo que pasase con él.
Lo que me puso más nervioso todavía. Sobre todo porque mi rabo estaba duro.
Pepe se dió cuenta. Me pidió que le enjabonase la espalda.
Mi pene rozaba su magnífico culo, redondo, duro.
Se acercó a mí, mi polla quedó entre sus nalgas.
Pasé mis manos por su pecho y fui bajando, su pollón estaba duro, gordo.
Sus huevos, enormes, llenos de leche.
Su culo empezó a moverse, buscando mi verga.
Agarré mi pene y lo puse en la puerta de ese maravilloso ano, empecé a jugar con su esfínter.
Pepe me pidió: -Fóllame. Obedecí inmediatamente, su culo se dilataba mientras mi polla entraba en su agujero. Mmmmmm.
Bombeé durante un buen rato. Agarré fuertemente la polla de Pepe, mientras me lo follaba con dureza.
Cada vez más fuerte. Pepe pedía más, más rápido, más duro.
Seguí obedeciéndole, nos pusimos a gemir, a gritar. -"Ahhhh, me corrooooooo".
-"Toma tío, toda mi lecheeeee".
En el turno de mañana están Paco y Angel.
Coincidimos con ellos entre las doce y la una del mediodía.
Paco es un hombre de unos 45 años, muy moreno de piel, pelo negro, cuerpo ancho, con pinta de bestia.
Angel
un culturista de unos 35 años, lo único que enseña es un cuello gigante. Muy tímido, casi mudo.
Un día en ese cambio de turno, Pepe me dejo sólo cuando se fue al baño, cuando regresó me comentó en voz baja:
-"Una noche de estas, vamos a tener fiesta".
No entendí, porque la "fiesta" la teníamos con mucha frecuencia.
Esa noche al cerrar la estación de servicio, me llevó directamente al vestuario,
me quitó la ropa con impaciencia, me besaba con ansia, bajó hacia mi polla,
metiéndosela del todo, me volvía loco. En un momento se fue para mi culo,
su lengua se metía en él, mordiéndomelo. Metió su polla de golpe, yo dí un alarido salvaje,
¡Cómo me estaban enculando! Cerré fuertemente los ojos por la sensación que tenía de estar lleno de carne.
De repente un capullo ancho, grueso me estaba pidiendo paso en la boca, abrí los ojos y era Paco, desnudo, su cuerpo estaba cubierto de pelo. Abrí la boca del todo, para que me pudiera entrar ese rabo, no era largo, sólo ancho, me cabía con dificultad.
Me estaban dando por el culo y por la boca al mismo tiempo.
Paco retiró su polla repentinamente de mi boca y apareció un enorme culo delante de mí, me estaba pidiendo ser comido. No reconocía ese culo, depilado, el ano muy cerrado y dos manos que sujetaban las nalgas abriéndolo. Era Angel. Se lo comí con fruición.
La gran polla de Pepe se retiró de mi culo. Yo me incorporé.
Allí estábamos cuatro magníficos ejemplares de machos desenfrenados,
calientes, cachondos. Dispuestos a gozar. El cuerpo de Angel era salvaje,
enormes brazos, piernas, glúteos, tetas. Todo un espectáculo, le estaba
comiendo la polla a Paco. El culo de Angel seguía pidiendo una boca o una polla
urgentemente. Allí me lancé, lo follé sin compasión, mientras le comía la polla a Paco, y este a su vez era follado por Pepe.
Angel sacaba la polla de su boca para gritar: -"Follarme los tres". Uf, eso me enloqueció.
-"Me corrí cabrón", grité.
Saqué mi polla dura y húmeda del culo de Angel, y Pepe aprovechó para follarse a ese increíble macho puesto a cuatro patas, le metió su gran polla. Sus huevos chocaban fuertemente contra los de Angel. Este comenzó a bufar como un toro salvaje. Pepe lanzó un alarido, su leche se estaba juntando con la mía en el culo de Angel.
Paco sacó su gordo pollón de la boca de Angel y se fue hacia ese agujero hambriento,
empapado, dilatado, en que se había convertido su culo. Su enorme espalda, tetas,
hombros, cojones y polla, subían y bajaban por las embestidas que Paco le proporcionaba.
Al mismo tiempo Angel nos pedía nuestras pollas chorreantes.
Y fueron a parar a su gran boca, las dos a la vez. Se estaba corriendo como un bestia.
Paco no se quedó atrás, siguió surtiendo con su manguera el depósito rebosante de Angel.
Fue una gran experiencia, que se repitió durante mucho tiempo. Pepe y Paco estaban casados y era difícil poder quedar fuera del trabajo con ellos, pero nuestros encuentros eran una "gran fiesta".