Garaje

Se sentó en el asiento del conductor, me hizo sentarme encima y cabalgar sobre su polla, no dejaba de morderme los pezones y yo estaba a punto de correrme, lo hice y gemí como una loca.

Era la tercera vez que se me estropeaba el coche, estaba harta. Llevé el coche al taller y al día siguiente fui a recoger el presupuesto, casi me mareo cuando vi el importe de la factura, dichosos euros... Necesitaba el coche y lo necesitaba ya, entré al despacho del encargado del taller e intenté negociar con él, fue imposible, no aceptó el pago a plazos ni descontarme ni un solo euro. Mientras estaba discutiendo con el encargado uno de los mecánicos entró a preguntarle algo sobre una pieza y salió, pero tuvo tiempo suficiente para fijarse en mi escote y escuchar nuestra conversación. Cuando salí del despacho estaba destrozada, pero el mecánico que había entrado se acercó a mi. - Hola preciosa. - Hola -le contesté con mi mejor sonrisa. - A ver si adivino, no tienes dinero pero quieres arreglar tu coche... ¿verdad? - Si, así es. - Si quieres pásate por este taller esta tarde y hablamos, seguro que llegamos a un acuerdo, ¿verdad? Y según me dijo eso fijó sus ojos en mi escote. Me dio una tarjeta y me fui corriendo del taller. Sabía perfectamente lo que me iba a pedir aquel mecánico, mi cuerpo. Atraigo a los hombres, soy consciente de ello y se vuelven locos con mis tetas y mi culo. Al fin y al cabo llevaba tiempo sin tener sexo con un hombre y seguro que ese animal tenía que tener una buena polla. La verdad es que tenía un aspecto de oso un poco asqueroso y tenía unas manos exageradamente grandes. Me fui a casa pensando que hacer y decidí llamar al mecánico, le dije que él mismo se llevara el coche a su taller y que iría a las siete en punto. Me arreglé y me puse lo más sexy que pude, pero con ropa barata, sabía que ese taller estaba en un barrio más bien pobre. Me preparé para lo que sabía iba a pasar, un tanga barato que se rompiera con facilidad, seguro que aquel individuo no había tenido en sus manos una ex-alta ejecutiva en paro como yo. También me puse una falda cortita que se subiera sin problemas a la cintura y una blusa, sin sujetador. Todo esto adornado con unos zapatos de medio tacón, tampoco quería llamar mucho la atención, unas medias negras, también baratas y un abrigo negro que disimulara un poco mi atuendo. Llamé a un taxi y me fui hacia ya. Ya en el taxi hice lo de siempre, miraba distraída por las ventanillas mientras que en un descuido dejaba que mis piernas se abrieran ligeramente, me provocar a los conductores que van al volante y ver como sus ojos se fijan en mi entrepierna gracias al espejo, que lógicamente tienen que colocar adecuadamente cuando ven una ocasión así. Le dejé disfrutar de las vistas un rato y luego entablé conversación, no era la primera vez que una carrera me salía gratis enseñando las piernas o bajándome las bragas, no les dejaba tocar, pero por seis euros no estaba mal una visión de mi coñito o de mis tetas. Llegamos a la dirección, allí realmente no había un taller sino una especie de local sucio y mugriento. Había una especie de cartel en la pared que ponía "Taller Mecánico" y entré. Lo primero que vi era lo reducido del local, solo entraban dos coches a la vez y afortunadamente allí estaba el mío, sin duda se trataba de un taller clandestino que el mecánico utilizaba para sus chapuzas fuera de su trabajo en el taller oficial. Eché una mirada a las paredes y me fijé en la cantidad de chicas desnudas que colgaban de las mismas, típico. Había una gran cantidad de herramientas, todas sucias y negras del uso y en ese momento me di cuenta de lo acertada que había estado al ponerme esa ropa. No quería ni imaginarme las manos que debía tener aquel tipo. Esperé unos segundos al lado de mi coche y me fijé que la fondo había lo que debía ser una especie de oficina. Me acerqué y allí estaba mi mecánico preferido. - Hola -le saludéLevantó la cabeza del periódico deportivo que estaba leyendo y me sonrió. - Estás aquí, pensaba que quizás no vendrías. - Soy una mujer de palabra y mi coche está aquí, ¿recuerdas?Se levantó, llevaba puesto un mono azul, bueno casi negro por la suciedad de la grasa de los coches. Me fijé en él, sabía que su intención era follarme y quería hacerme una idea, unos 40 años, espalda ancha y brazos fuertes, un poco de barriga cervecera...en fin, no era mi tipo ideal, pero aquello bien valía ese esfuerzo, era una experiencia nueva y necesitaba el coche. - Bueno, ¿cuánto me va a costar el arreglo del coche? -le pregunté. Sonrió otra vez y se dirigió al coche, me dio todo tipo de explicaciones técnicas sobre lo que le ocurría, no entendí nada y le pregunté de nuevo: - Vale, pero eso ¿en horas cuantas son? - Unas cuatro horas, no es complicado y además tengo las piezas. - ¿Y cuánto me cuestan esas cuatro horas? - ¿Que estás dispuesta a pagar? - Ya sabes que ando mal de dinero, ¿qué puedo ofrecerte?Me agarró por lo hombros y me quitó el abrigo, buscó en los bolsillos, klinex y dinero suelto. Luego agarró el bolso y busco en su interior, mil cosas, pero nada pareció interesarle. - Gírate -me dijo. Lo hice y desde atrás me hizo apoyar las manos en el coche, me empezó a cachear, me pasó las manos por debajo de la falda, pero sin entretenerse, me palpó los pechos, la espalda, me estaba cacheando... - ¿qué haces? -le pregunté. - Asegurarme que no llevas ningún micro, no quiero problemas. A partir de ahora si aceptas el trato serás mi puta, si no aceptas ya puedes irte con tu coche. Me pareció un poco exagerado lo del micrófono, pero tenía claro a lo que había ido. - Antes de aceptar dejemos algunas cosas claras -le dije- Seré tu puta esta noche, te dejaré que hagas lo que quieras conmigo si me tratas con cariño y delicadeza. Después de esto si volvemos a encontrarnos no nos conocemos, ¿entendido? - Entendido. Entonces, ¿aceptas? - Si, y como una buena puta quiero que me pagues por adelantado. Arréglame el coche y luego puedes estar follándome toda la noche. Se puso a arreglarme el coche y me pidió que mientras fuera a comprar un poco de whisky, y también hielo a la gasolinera. Cuando volví estaba currando como un cabrón, la verdad es que estaba sudando de lo lindo. Decidí ponerle cachondo, cuando más cachondo le pusiera antes se correría y antes me dejaría irme. Fui a la oficina y busqué dos vasos, me acerqué a mi coche puse música en la radio, me acerqué a la puerta del taller y cerré la puerta con llave. Me acerqué a él y le ofrecí una copa, hizo un descanso para tomar un poco de whisky. - Enséñame algo, putita -me dijo. Dejé el vaso sobre el coche y empecé a desabotonarme la blusa...mientras le miraba a los ojos y me mojaba los labios descaradamente con la lengua. - Joder que buena estás y que puta eres... Me abrí la blusa del todo y le enseñé mis tetas, tenía los pezones erectos porque hacía un poco de frío allí dentro. Se acercó a mí, tenía las manos sucias de grasa, pero me las agarró con ambas manos, me las manoseó durante un rato. Le dejé que me tocara y aproveché para tocar su paquete, estaba empalmado y parecía que tenía un buen tamaño. Después de unos segundos de magreo le dije: - Como anticipo creo que está bien, ¿por qué no sigues con el coche? Le costó despegar sus manos de mis tetas, pero lo hizo y siguió en el coche. Al cabo de unos minutos me dijo: - Puta, estoy a punto de acabar, quiero que te desnudes del todo y que te sientes en el capo de ese coche, ábrete de piernas y mastúrbate, quiero que estés bien mojadita cuando acabe. Obedecí sus órdenes, me quedé desnuda, solo con los zapatos y las medias, parecía que esta vez el tanga se iba a salvar, y me subí al coche que estaba al lado, la chapa estaba helada. Me senté y me abrí bien de piernas y me empecé a masturbar lentamente, prefería estar bien lubricada para cuando el mecánico me la quisiera clavar. Debió tardar unos veinte minutos en poner todas las piezas y arrancar el motor. - Funciona... Y mientras decía esto se empezó a quitar el mono, no me había equivocado, fuerte, pero con barriguita cervecera, tenía una buena polla, completamente erecta y se dirigió hacia mi. - Vamos puta bájate de ahí y apóyate en el capo con las manos. Lo hice y se puso detrás de mi, me agarró con una mano por la cadera y con la otra apuntó su polla erecta a la entrada de mi coño, cuando la encontró dio un fuerte empujón y me la clavó de una fuerte embestida. Ufffff, tenía una buena polla y la sentí entera dentro de mi. El tío empezó a sacarla y meterla rápidamente en mi coño. - Puta, dime que eres una puta. - Soy...tú...puta...solo tuyaLe intentaba decir entre embestida y embestida...no lo hacía mal aquel cabrón. Me agarró fuerte con ambas manos las caderas y aumentó el ritmo... - Zorra me voy a correr... Noté las contracciones de su polla cuando se corrió dentro de mí, pero yo estaba muy lejos de correrme. Bajó el ritmo de sus embestidas hasta que su polla se quedó flácida y se salió de mi coño. Noté como su semen empezaba a resbalar por el interior de mis muslos, aquel cabrón había derramado una cantidad importante dentro de mí. Esperé unos segundos para saber sus intenciones, con un poco de suerte sería hombre de una sola corrida, como casi todos, y me podría ir con mi coche arreglado. - Vamos puta, a las duchas -me dijo. - ¿Duchas? -comenté. Me agarro de la mano y fuimos los dos desnudos hasta una puerta, dentro había un par de taquillas y una ducha, sucia y asquerosa. - ¿quieres que me duche aquí? - Si puta, quiero que te duches conmigo, llevo todo el día pensando lo que iba a hacer contigo y ahora te vas a duchar conmigo. Me metió en la ducha después de quitarme las medias y los zapatos, se metió conmigo y se empezó a enjabonar para quitarse la suciedad de las manos. Luego se dedicó a tocarme, me lavó bien las tetas para quitarme la suciedad que el había dejado antes y se dedicó a comerme los pezones, me los mordía y me los pellizcaba constantemente. Siguió jugando con una mano en mi coño y en mi culo, intenté que no me tocara el culo, pero fue inútil, me recordó mis propias palabras: "te dejaré que hagas lo que quieras". Me apoyó contra los azulejos de la ducha y me hizo sacar un poco el culito, cogió jabón y me empezó a meter un dedo en el culo, luego añadió otro y así hasta un tercero. Mi culito ya estaba acostumbrado a recibir pollas y consoladores y esta vez no fue distinto, una leve presión de su capullo en mi agujero, un leve dolor inicial hasta que se acostumbraba al tamaño del intruso, a partir de ahí todo era placer. Me encantaba que me dieran por detrás, pero más me encantaba hacerme la estrecha para que su ego les hiciera darme más fuerte. Con este tipo no fue distinto, primero metió el capullo y esperó un poco y mientras el agua caliente caía por mi espalda fue metiendo el resto de su polla. Me agarró las tetas y empezó a darme fuerte, un mete y saca intenso, parecía una taladradora y yo estaba empezando a estar caliente, muy caliente aunque nunca me he corrido si solo me dan por el culo, necesito un poco de ayuda. Acompañó sus embestidas con azotes en el culo y estos los acompañó de todo tipo de insultos relacionados con mi culo y lo muy puta que era. La verdad es que esta parte del pago de la reparación de mi coche si me estaba gustando. No se cuanto tiempo estuvo así, pero duró mucho más que cuando se corrió en mi coño, de repente paró y me pidió que fuera yo la que moviera el culo. Empecé a hacerlo mientras él me decía más fuerte, puta, más fuerte y de vez en cuando él me la clavaba profundamente para volver a esperar que fuera yo la que me la metía. Así estuvimos un buen rato y no se corrió. Después de eso cerró el grifo y me hizo ponerme los zapatos y las medias, no me dejó secarme y me agarró del pelo hasta el taller. Me apoyó contra mi coche, subió mis piernas sobre sus caderas y me la clavó hasta el fondo de un fuerte golpe y siguió empujando fuerte y constantemente, mis piernas colgaban apoyadas sobre sus caderas y mi espalda estaba contra el ventanilla de mi propio coche, así me dio un rato, luego abrió la puerta y me puso a cuatro patas encima de mi asiento, me la clavó otra vez por el culo, me la sacaba y me la metía en el coño, así varias veces, hasta que me empujó dentro y se sentó en el asiento del conductor, me hizo sentarme encima y cabalgar sobre su polla. No dejaba de morderme los pezones y yo estaba a punto de correrme. Lo hice y gemí como una loca, le dije que era un jodido cabrón con una polla bien dura y que sabía como follar a una puta como yo, eso le volvió loco y se corrió otra vez dentro de mí. Me levanté y el salió del coche... - Puta, cada vez que cojas el coche acuérdate de que te follé en este asiento... Esperé para vez si quería más o ya era suficiente, pero parecía que esta vez había acabado conmigo. Le sonreí, me acerqué y le di un beso en los labios. - Me ha gustado estar contigo -le dije. Me puse de rodillas y en señal de agradecimiento empecé a chuparle la polla... - Esto lo hago porque me apetece -le dije. Se le puso dura al cabo de unos segundos y le hice una mamada espectacular, al menos sus gemidos así lo indicaban, tardó bastante en correrse en mi boca y cuando lo hizo apenas eyaculó semen, lógico después de aquella tarde de sexo. Le dejé la polla bien limpia y flácida y me levanté diciéndole: - Es tarde, me tengo que marchar... - ¿Volveré a verte? -me preguntóNo le contesté, me giré hacia él y me encogí de hombros... - Bueno, pues un último favor... - Dime -le dije mientras me abrochaba la blusa... - ¿Me das tu tanga? - Por supuesto, cógelo... Se agachó delante de mi, me levantó la falda y me lo bajó, levanté una pierna, luego la otra y cuando lo tuvo en su poder lo olió, acercó su cara a mi coñito me dio un beso y metió su lengua entre mis labios llegando hasta mi clítoris. - Gracias. -me dijo. Me bajé la falda, cogí el abrigo y me monté en el coche, arranqué y cuando me abrió la puerta me fui del taller, le lancé un beso con la mano y nunca más volví a verle. Cuando iba camino a casa con mi minifalda y sin bragas se puso a mi lado un camión y pensé que debía ofrecerles una buena vista de Madrid, me levanté un poco más la falda y si no era miope pudo ver mi coñito. Al ponerse el semáforo verde aceleré y desparecí.