Gang Bang con los jornaleros de La Hacienda

Toñi la nuera de Don Fernando se ve obligada por su suegro a complacer a los jornaleros de La Hacienda, sexo no consentido, sexo en grupo, dominación, son algunos de los ingredientes del relato.

Continuación de la saga “Cena de nochevieja en familia”, se recomienda leer los episodios anteriores para conocer a los personajes y las relaciones entre ellos. En cualquier caso he intentado que el presente capítulo se pueda leer de forma independiente, espero que os guste.

Toñi salió de la casa, en sus manos llevaba aquella bandeja con un enorme pavo, la cena de fin de año de los jornaleros de la finca. Caminaba a paso ligero, la noche era fría y no se había preocupado de ponerse nada encima de corto vestido. Apenas cien metros separaban la hacienda familiar de la nave donde se alojaban la media docena de peones  que trabajaban en la finca de su suegro.

Don Fernando, el patriarca de la familia, rudo hombre del campo,  con buena mano para los negocios, había conseguido aquella media docena de trabajadores emigrantes magrebíes. para la campaña de verano en el campo. A cambio de alojamiento, comida y un salario mínimo les ofreció quedarse para trabajar con los animales, verdadera fuente de ingresos de la familia. El negocio le había salido redondo, por muy poco dinero disponía de mano de obra permanente en la finca. Una vez al mes les llevaba un par de putas, de un club de carretera cercano,  para que se aliviaran y los tenía contentos.

El único empleado de verdad en la finca era Tomás, el capataz, un paisano del pueblo cercano, cuando se separó de su mujer Don Fernando le ofreció quedarse a vivir en la finca. En la nave, divida en dos alturas, disponía de  una pequeña vivienda en la planta superior. En la planta baja un gran dormitorio con literas donde se alojaban los jornaleros, baños, una zona común que hacía de comedor y cocina. Un ordenador conectado a internet para que hablasen con sus familias y una televisión eran los únicos lujos de aquella zona, todo el mobiliario era sencillo y muy funcional.

Tomás, un hombre de 55 años, alto, delgado, fuerte, completamente calvo. HIjo de la sirvienta de la casa ya fallecida, había nacido en aquella finca, llevaba trabajando toda la vida para Don Fernando. Había visto nacer, criarse y casarse a los cuatro hijos del dueño. De carácter seco, mas bien huraño, siempre había sabido mantener las distancias con el patrón y su familia. Hombre fiel, leal y de confianza de Don Fernando era buen trabajador y con muy buena mano para llevar a los jornaleros. Con los años se había vuelto descuidado con su higiene personal y su aspecto, vestía ropas desgastadas, viejas y todas las mujeres de la casa se quejaban a Don Fernando de su olor. La contestación del viejo siempre era la misma “¿A que quereis que huela? ¿A rosas?, trabaja con los animales, !Joder!”, zanjando la discusión de un plumazo.

Caminando hacia la nave Toñi pensaba en aquellos hombres, especialmente en el capataz, no soportaba su dejadez, su mal olor. Lo cierto es que el carácter orgulloso y prepotente de Toñi la hacía mirar a los  jornaleros como si fueran seres inferiores, con desprecio. Mas de uno había sufrido alguna humillación por parte de ella, pero Don Fernando atento siempre a esas cosas si se daba cuenta o se enteraba de algo la sabía poner en su sitio, “Deja en paz a esos hombres, son trabajadores, no esclavos a tu servicio”, le había recriminado mas de una vez su suegro.

!Esclavos!, aquella palabra resonaba en la cabeza de Toñi, fantaseaba con ella mas de una vez, su carácter dominante se reflejaba también en su matrimonio con Blas, el hijo mayor, al que trataba en muchas ocasiones como un pelele. El voraz apetito sexual de Toñi no era satisfecho por su marido que se esforzaba por conseguirlo pero sin éxito. Hacía mucho tiempo que le ponía los cuernos con sus dos hermanos, Toño y Roque, en la misma casa que compartían todos, casi en sus narices, sin que él se hubiese enterado de nada, hasta aquella misma tarde que pareció por fin darse cuenta de la realidad que estaba viviendo. Toñi siempre había sido una golfa redomada, se había tirado todas las vergas que se ponían a su alcance, pero con la suficiente habilidad para que nadie se diese cuenta.  Salvo en una ocasión, el verano pasado, que fue sorprendida por Tomás, el capataz, en el establo de los caballos tirandose a un jornalero senegalés, que se había hecho famoso en la finca donde todos comentaban que tenía la verga como si fuese un caballo. Tomás guardó silencio, a cambio de que Toñi le prometiera que no volvería a intentar nada con ningún empleado, despidió al chaval y no volvió a contratar jornaleros de color que en palabras de la mujer “eran su debilidad”.

Y ahora, allí estaba ella, llevandoles un tremendo pavo al mugriento del capataz y los para ella “apestosos jornaleros”.  No le hacía ninguna gracia el encargo de su suegro pero no le había quedado mas remedio que cumplir el encargo, en aquella casa se seguía haciendo siempre lo que mandaba Don Fernando, sus hijos,  de momento, no pintaban nada.

En cierto modo Toñi agradeció el fresquito de la noche, había bebido bastante, se había fumado varios de los porros que había preparado para su futura cuñada y luego para rematar la fiesta su marido le había untado con aquella maldita crema estimulante de las yeguas que la hacía tener el coño y el culo ardiendo de deseo. Como si su calentura habitual no fuese suficiente, !Maldito cabrón, para que me quiere tan caliente si luego no me folla lo que necesito!, se decía Toñi mientras avanzaba a paso ligero.

A sus  40 años se mantenía en forma, rubia, pelo corto, muy delgada, huesuda, fibrosa, alta, 1.75, pechos pequeños, parecían los de una adolescente, apenas unos pequeños conos con unos pezones grandes, puntiagudos, ahora totalmente erectos, duros como dos piedras, que hacían se marcaran descaradamente en la tela. Tiritando por el frío de la noche pareció darse cuenta tarde como iba vestida para ir a la maldita nave, !Maldita sea, porque no habré cogido el abrigo!, se dijo al percatarse que iba con aquel vestido corto sin nada debajo. Salió como alma que persigue el diablo, de la cocina de la casa, escapando de las garras de su suegro,  Por fín estaba delante de la puerta de la nave que golpeó con varios puntapiés al llevar las manos ocupadas.

-!Ya va, Ya va! ¿Quien da esos golpes? -se oyó la voz del capataz al otro lado de la puerta.

-Abre Tomás, soy Toñi, traigo el pavo para la cena.

-!Ya pensaba que no cenábamos! -gruñó el capataz abriendo la puerta.

-!Apártate, déjame pasar, me estoy helando! ¿Dónde dejo esto?- respondió con el mismo mal genio Toñi,  sosteniendo la bandeja del pavo con las dos manos.

Tomás se apartó de la entrada dejándola pasar y mirándola de arriba abajo como si estuviera haciendo una radiografía. Llevaba una botella de sidra en una mano y varias copas en la otra.

-Arriba, hoy cenamos arriba, se está mas calentito, Sra.  -respondió el capataz señalando con la mirada la escalera metálica de caracol, estrecha y empinada, pegada a la pared, que subía a la zona reservada habitualmente para él como vivienda.

Toñi miró aquellos peldaños de rejilla metálica, con sus zapatos de tacón era muy fácil quedarse enganchados en ellos. Le entraban ganas de dejar la bandeja en el suelo de la entrada, pero no quería desairar a su suegro, si le decían que les había dejado la comida en el suelo, como a los perros. Tragó saliva y comenzó a subir despacio cuidando de apoyar solo la parte delantera de los zapatos para no engancharse los tacones.

-!Joder, lo que me faltaba, vaya nochecita! -dijo cabreada Toñi mientras subía seguida por el capataz.

Tomás no le quitaba el ojo del culo, aquellas piernas delgadas tan bien formadas que parecían no tener fin dada la altura de Toñi. Aprovechando el giro de la escalera de caracol el hombre ralentizó el paso para dejar que ella subiera un poco mas y poder tener mejor ángulo de visión de sus piernas, !vaya que si lo encontró!.

Primero fué la vista, casi completa, de aquellas medias negras hasta la parte alta del muslo,  pero cuando a ella se le quedo enganchado un tacón en uno de los peldaños y la otra pierna subida en el siguiente las piernas se le quedaron lo bastante abiertas para que desde abajo ofreciera una visión completa de la entrepierna.

Tomás abrió los ojos como platos, al ver que la nuera del patrón no llevaba bragas, con las piernas separadas le ofrecía sin quererlo una visión completa y perfecta de su entrepierna. Aquel coño completamente rasurado, los labios vaginales grandes enmarcando una vagina gloriosa.

-!No te quedes ahí parado mirandome las piernas! !Ayúdame!, ¿no ves que se me ha quedado atascado el tacón? -gritó Toñi cabreada viendo la pasividad de Tomás mirándola sin hacer nada.

Tomás tardó unos instantes en reaccionar, dejar la botella de sidra y las copas sobre un peldaño y con sus manos intentar sacar el tacón atascado en la rejilla. Al mismo tiempo que aprovechaba para levantar la cabeza y darle un nuevo repaso visual al coño que tan generosamente se le mostraba.

-!No sale!, será mejor que saque el pie del zapato para que no se rompa el tacón. Yo la sostengo para que no se caiga Sra. -dijo el capataz cogiendo a Toñi de la cintura con las dos manos.

-!Aparta tus manos! !Apestas! !Quita tus manos de mi culo! -gritó furiosa Toñi que no soportaba la cercanía de aquel hombre

-Solo intentaba ayudarla, perdone Sra. -respondió Tomás sintiendo el desprecio que destilaban las palabras de aquella mujer y apartando las manos.

Uno de los jornaleros que estaban arriba al escuchar los gritos se acercó a la escalera y ayudó a Toñi sujetando la bandeja del pavo para que ella pudiese tener las manos libres. Ella furiosa, solo pensaba en marcharse de allí cuanto antes, dió un tirón intentando sacar el zapato, con tan mala suerte que al soltarse tropezó y se golpeó en la escalera perdiendo el sentido.

Tomás con la ayuda de un par de los jornaleros la subieron a la planta y la tumbaron boca arriba sobre una de las mesas que tenían dispuestas para la cena. Toñi se había hecho una herida en la frente, no muy grande pero sangraba,  había perdido la consciencia por el golpe pero Tomás le tomó el pulso y no parecía ser grave. El capataz se encargó de ir a buscar su botiquín, un poco de betadine y una tirita -Tranquilos, no es nada, solo el golpe, tiene un poco de conmoción, no tardará en recuperarse- dijo Tomás convencido.

-Aqui ahi una nota para usted jefe. Estaba en la bandeja del pavo, parece que es del patrón -dijo el jornalero que había recogido el pavo entregando el papelito al capataz.

Tomás cogió el papel doblado con su nombre fuera, era la letra de Don Fernando, lo abrió y comenzó a leerlo “Feliz Año Tomás. Con el pavo te mando a la zorra de la familia, pero eso tu ya lo sabes. Esta golfa se merece un escarmiento, estoy harto de que le ponga los cuernos a mi hijo con sus propios hermanos. No pienso pagar a más putas teniendo una en casa, dile a esa fulana que si quiere volver a casa os tiene que dejar bien satisfechos a todos, para eso creo que sirve. Te encomiendo su doma, barra libre para montarla. La quiero dócil o fuera de la casa, que escoja”.

Tomás dobló de nuevo el papel y  se lo guardó en el bolsillo, las instrucciones eran claras, no dejaban lugar a dudas. Si el patrón se la ponía en bandeja por el no iba a quedar, pensaba el capataz relamiéndose los labios.  Miró hacia la mesa, la nuera del patrón seguía inconsciente, los jornaleros se agrupaban en la zona de la mesa donde estaban los pies. Las piernas de Toñi, un poco separadas, ofrecían una generosa visión de su cuerpo. Ninguno de los trabajadores decía nada al respecto, sus miradas hablaban por ellos. Tomás se abrió paso entre ellos y se colocó al borde de la mesa cogiendo los tobillos de Toñi con las dos manos.

-!Traed unas cuerdas! -ordenó Tomás al tiempo que sus manos separaban las piernas de Toñi abriendolas por completo para mostrar su sexo desnudo y que todos la vieran.

Uno de los jornaleros no tardó en regresar con varias cuerdas en las manos para dárselas al capataz. Tomás, bajó los tirantes del vestido, descubriendo el pecho de Toñi, dos tetas pequeñas de pezones puntiagudos quedaron a la vista. Sus fuertes brazos la cogieron de la cintura para bajarla  hasta que sus nalgas se apoyaron en el borde de la mesa. Con las cuerdas comenzó ha hacer nudos corredizos con los que ató muñecas y tobillos a cada una de las patas de la mesa. Toñi quedó completamente inmovilizada, atada en cruz de manos y pies, completamente abierta y expuesta para todos.

-¿Jefe, usted está seguro de lo que hace?, nosotros no querer problemas -dijo asustado el jornalero que le había entregado las cuerdas, en un mal español. Todos los jornaleros conocían muy bien el mal carácter y la prepotencia de Toñi, con diferencia era la persona mas odiada por todos ellos, pero también sabían todos que era la mujer del hijo mayor del patrón y ninguno quería perder su trabajo.

-Tranquilos, cuando despierte ella misma os pedirá que os la folleís. Ahora será mejor que os marcheis todos, podeis llevaros el pavo y cenar abajo. Yo os avisaré cuando podais subir sin problemas -ordenó el capataz

La media docena de jornaleros, entre murmullos, fueron bajando las escaleras obedeciendo a su jefe. Todos tenían la imagen desnuda de Toñi en sus retinas, tumbada sobre la mesa, expuesta, amarrada de pies y manos, ¿que ocurriría cuando ella despertase?, esa era la pregunta que se hacían todos.

Con el beneplácito que le daba la nota escrita por el patrón, Tomás no estaba dispuesto a desperdiciar la ocasión de disfrutar de aquella odiosa mujer. Estaba harto de desprecios, de humillaciones, siempre ridiculizando su aspecto, su olor a los animales que cuidaba con tanto mimo, si por ella fuera habría sido despedido hacía mucho tiempo. Y a pesar de todo el la había encubierto cuando la sorprendió follando con el negrito en el establo. Nunca había dicho nada cuando la veía, a espaldas de su marido, restregando su cuerpo con sus cuñados y dejándose sobar por ellos entre risas. Siempre callado, leal a su patrón, evitando el escándalo. Pero la paciencia tiene un límite, tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe, Tomás estaba harto de aquella mujer.

Ahora, de pie, junto a la mesa, entre las piernas de Toñi, la tenía a su merced, podía hacer lo que quisiera, el patrón le pedía que la domara y por Dios que lo iba a conseguir.

Sin dudarlo Tomás se soltó el cinturón, dejó caer el  pantalón y los calzoncillos hasta sus tobillos y acercó la verga al sexo desnudo que tenía justo delante. Estaba empalmado, aquella golfa se la había puesto dura subiendo la escalera, sin bragas, dejando que le vieran el coño desnudo, con aquel vestido provocativo, sus aires de grandeza, de superioridad, orgullosa y altiva como ninguna.

Tomás agarró la verga con la mano y la deslizó  por la raja de Toñi, de arriba abajo, con suavidad, dejando que se empapara de su humedad, la perra estaba mojada, de eso no había duda. Meterla fue tan sencillo como acercar un cuchillo a mantequilla caliente, suave, fácil, agradable.

Las manos del hombre se agarraron a las rodillas de Toñi, tomó impulso y balanceo el cuerpo sin apenas fuerza, comenzó a follarla con suavidad, casi como una caricia. Tomás disfrutaba notando cada rincón de aquel coño al que había dedicado tantas pajas, sin resistencia, caliente y dispuesto para él.

Toñi seguía inconsciente, ajena a que estaba siendo follada, ni siquiera cuando el hombre sacó la verga y cambio de agujero fué suficiente para despertarla.  Aquel culito glotón tragaba la verga sin problemas, “Maldita puta, te cabe un camión, se nota que estas harta de meterte vergas”, se decía el capataz para si mismo al tiempo que sacaba y metía la polla cambiando de agujero. Trás un buen rato de follarla el coño y el culo le sobrevino la corrida cuando la estaba enculando. Se vació por completo dentro de ella y sacó la verga flácida viendo como el semen brotaba de aquel ano rebosante de leche. Tómas se colocó de nuevo el pantalón sin dejar de mirarla, ella seguía inconsciente, no se había dado cuenta de nada.

Se inclinó hacia adelante y sus manos estrujaron las pequeñas tetas de Toñi presionando con fuerza los pezones, quería que despertara, que escuchara las palabras escritas por su suegro de sus labios. Ver su reacción,  su cara mientras las leía despacio, escuchar su respuesta aunque para Tomás solo había una posible.

Estaba convencido que una zorra de aquel calibre, bajo ninguna circunstancia renunciaría a su buena vida y a sus hijos, haría lo que fuera, no tenía ninguna duda.

-!Ahhh Ahhh Ahhh! -chilló Toñi despertando por el fuerte dolor que sentía en los pezones.

Tomás cogió un vaso de agua que había en una mesa cercana y lanzó el contenido a la cara de  Toñi. -!Despierte!, La quiero bien despejada para que escuche lo que tengo que decirle Sra. -gritó el capataz

-¿Que ocurre? ¿Que ha pasado? ¿Donde estoy? ¿Por qué estoy atada? !Suéltame ahora mismo! -gritó Toñi al recuperar la consciencia pero todavía aturdida por el golpe y el mareo que sentía cuando iba hacia la nave.

-Se dió un golpe, nada grave. Escuche bien lo que tengo que decirle, !Escúcheme!, voy a leerle lo que pone en el papel que le dió su suegro para mí. !Cállese de una vez! -atronó la voz del capataz, apagando los gritos de Toñi, que seguía forcejeando en la mesa, intentando soltar las cuerdas que la mantenían amarrada.

Toñi no daba crédito a lo que estaba escuchando, su suegro obligándola a ser la puta de la escoria de la finca. No podía ser, no se lo creía, tenía que ser una treta del capataz para poder abusar de ella…

-No me lo creo.. no me lo creo -repetía Toñi una y otra vez

Después de leer un par de veces despacio lo que ponía el papel, Tomás le dió la vuelta a la hoja, quería que ella la viera.

-¿Reconoce la letra? ¿Tengo que leerlo de nuevo? Puedo soltarla si quiere irse.. pero en ese caso lo dice bien claro, será para que vaya a empacar sus cosas, volver a la vida miserable que tenía antes, perder a sus hijos, su buena vida. Tiene que escoger, ¿La suelto? o ¿Se queda?

El silencio duró unos segundos que se hicieron eternos para los dos.

-!No se haga la digna! !La conozco bien!, nunca me olvidaré cómo le follaba aquel negro en el establo, a cuatro patas, como una perra salida, !Eso es lo que es, una perra salida!, los dos lo sabemos y su suegro también. El viejo se ha cansado de que le ponga los cuernos a su hijo, !Acéptelo, es una puta!. Ese es su nuevo trabajo en esta casa y el mío conseguir que lo haga muy bien, domarla, bajarle los humos y convertirla en una perrita dócil y complaciente.

-Estás loco si crees que un cerdo como tu o esos pordioseros que trabajan aquí van a follarme como una vulgar ramera. Mi marido no lo consentirá -dijo Toñi en un último intento de aferrarse a algo que ni ella se creía.

-Bien, como usted diga Sra., entonces., ¿La suelto?. ¿Vuelve a la casa y le dice a su marido que se ha follado a sus hermanos y no se sabe a cuantos más?. Que su suegro se ha enterado y que la ha puesto de patitas en la calle. Estoy seguro que su marido cuando se lo diga no lo consentirá jajajaja, estoy seguro. !Pobre Blas!, me da lastima, lo he querido siempre como si fuese hijo mío y usted lo ha tratado como a un pelele. A todo cerdo le llega su San Martín, este es el suyo  Sra. Toñi, !Acéptelo! Su suegro la tiene bien pillada, si no hace lo que dice perderá todo, posición, família, hijos, !Todo! -dijo Tomás dispuesto a soltarla.

Muchas veces en la vida las verdades duelen mas que los golpes, aquellas palabras del capataz eran tan crudas como ciertas. Toñi lo sabía bien, por duro que fuera nada sería peor que perderlo todo, especialmente a sus hijos. Por eso cuando Toñi vió al capataz inclinándose para soltarla tuvo que reaccionar….

-!Haré lo que sea, lo que sea!, !No quiero perder a mis hijos!  -suplicó Toñi

-!Inteligente decisión!, veremos si es verdad, si es así se acabaron las pamplinas, dejará de ser la Sra. y será la “la puta, la perra, la zorra, … lo que me dé la gana”

Tomás ahora sí, soltó los amarres de las cuerdas de manos y pies. Toñi respiró aliviada incorporándose para quedarse sentada en la mesa. En ese momento se dió cuenta de los chorretones de semen que había en el borde de la mesa. -!Maldito cerdo!, ¿Me has follado?-

Zasss, el guantazo en plena cara a mano abierta sonó seco, resonando en la estancia, haciendo que Toñi girase la cabeza completamente y se llevase la mano instintivamente a la cara que se puso roja al instante.

-!Mal empezamos! Hay que corregir ese vocabulario, no es propio de una puta como tu. !Si, te he follado!, es lo que se hace con las putas, se las folla. Pero tranquila, tan solo ha sido un aperitivo, una comprobación rutinaria de tus agujeros. Esta noche tienes trabajo de verdad. Hay media docena de vergas abajo que tienes que contentar y te aseguro que les hace mucha falta desahogarse.

Aquel bofetón hizo que Toñi se diese verdadera cuenta de la situación en la que se encontraba, tenía que olvidarse de su orgullo, de su prepotencia, aceptar la realidad, marcharse no era una opción. Miró de reojo al capataz, destilaba resentimiento hacia ella y ahora con el beneplácito del patriarca de la familia estaba crecido, sería mucho mejor para ella no provocarlo, con aquella bofetada había sido suficiente. La expresión de su cara se lo dejaba claro a Tomás, “una y no mas”.

-!Cuanto antes te quede claro que aquí, ahora, solo eres una puta, mejor!, Bien, veamos, mis moritos están acostumbrados a putas baratas, no son exigentes, ellos no pagan, por eso cualquier cosa con agujeros se la follan. A ti te ven como una de las patronas, la verdad es que les asustas un poco por tu carácter, tendrás que poner de tu parte. Todos te han visto alguna vez tonteando mas de la cuenta con tus cuñados y comentan que eres bastante golfa, aprovecharemos esa imagen que tienen de tí. Les diremos que eres una mujer insatisfecha, necesitada de sexo, no entenderían eso de que tu suegro te quiera de puta-. Explicaba el capataz

Las manos de Tomás colocaron los pies de Toñi sobre la mesa, sentada, apoyada en sus manos, abierta completamente de piernas. el vestido bajado, mostrando sus pechos.

-!Quédate así, no te muevas!, Voy a pedirles que suban. No digas nada, tan sólo sígueme la corriente, no tenemos mucho tiempo, imagino que tendrás que volver a la casa para tomar las uvas.

El capataz la dejó sentada sobre la mesa, abierta de piernas, esperando. Tomás descendió a la planta calle para hablar con los jornaleros y minutos después subía acompañado de los seis magrebíes.

En la cara de los seis árabes se reflejaba el deseo, colocados frente a la mesa donde estaba sentada Toñi, la miraban fijamente, desnuda, expuesta para ellos. Acostumbrados a su mal genio, la arisca patrona se mostraba ahora dócil, sumisa, aparentemente deseosa de sexo.

-¿A que estais esperando?, la patrona está deseando que la monten, no tengáis miedo, !no muerde! -decía Tomás para animar a los jornaleros al tiempo que sus manos recorrían los muslos de Toñi, acariciándola, separando sus piernas, ofreciendola con descaro.

Los seis jornaleros la miraban deseosos pero ninguno se atrevía a dar el primer paso, aquella situación no tenía nada que ver a las visitas de las putas que les traía su capataz. En aquellas ocasiones todos se apresuraban en ser los primeros, ansiosos por follar después de un mes sin estar con una mujer. Toñi por muy expuesta que estuviera para ellos les seguía intimidando.

Tomás ordenó a un par de jornaleros que trajeran un jergón de lana y lo dejaran en el suelo frente a la mesa. Parecía que iba a ser necesario demostrarles que la mujer estaba a su disposición por eso hizo bajar al suelo a Toñi y arrodillarse frente a él.

  • Vais a ver que bien la chupa, le encanta comer pollas, que le den por el culo, no dice que no a nada, podéis usar todos sus agujeros a la vez, no hay problema. !Enséñales cómo lo haces zorra! !Chúpamela, trágatela toda! -ordenó el capataz, haciendo que Toñi se apresurara a meterse la verga en la boca y comenzar a mamar con ganas.

Aquella escena terminó de convencer a los asustados jornaleros, uno de ellos se quitó los pantalones y se tumbó boca arriba en el jergón de lana que habían colocado en el suelo.  Con la verga completamente empalmada apuntando al techo se quedó tendido esperando.

-Bien, ya se van animando mis chicos, así me gusta, !Vamos puta, deja de mamar y a follar! !Siéntate sobre él, Montalo! -ordenó Tomás viendo como Toñi se montaba a horcajadas sobre el jornalero clavándose la verga hasta el fondo de su coño y comenzando a cabalgarlo.

-!Venga chicos, aprovechad, no os quedéis parados! !Llenad bien sus agujeros, tiene el culo libre, la boca lista para chupar, las manos disponibles para hacer pajas!, !Venga, venga, que no tenemos mucho tiempo! -animaba el capataz indicando a cada uno donde colocarse. Instantes después tres vergas ocupaban al mismo tiempo coño, culo y boca de Toñi, mientras con sus manos pajeaba otras dos colocadas a sus costados.

-!Muy bien, perfecto! ¿Os dais cuenta? Esta puta puede atender cinco pollas al mismo tiempo. Cuando uno se corra quiero que otro ocupe su lugar, hasta que os vacíe los huevos de leche a todos. Esta noche se tiene que llevar una docena de corridas antes de que se tome las doce uvas, !No me vayáis a dejar en mal lugar, chicos! jajaja -la risa burlona del capataz sonaba en la habitación viendo como odiosa nuera del patrón era follada sin descanso por los jornaleros de la finca.

En aquel momento sonó la puerta del Almacén, alguien golpeaba fuera para que le abrieran.

-!Abrid, soy yo, Don Fernando!-  se escuchó la voz del patrón en la calle.

Tomás se apresuró para bajar y abrir la puerta al dueño de la finca, dejando que sus hombres siguieran con aquella follada colectiva a la nuera del patrón.

-!Buenas noches Tomás!, ¿Que tal la cena? ¿Que tal fué con mi nuera?- preguntó a bocajarro el patrón, ansioso por saber la reacción de Toñi.

-!Buenas noches señor!, La verdad que no me ha dado tiempo a cenar, estuve ocupado con ella…(Tomás le contó los detalles de lo ocurrido desde que había llegado la mujer y lo que estaba ocurriendo en la planta de arriba).

La cara del viejo Don Fernando era de satisfacción, estaba convencido que ella no tenía otra alternativa que aceptar.

-Quiero ver como la montan, subamos arriba -dijo Don Fernando dirigiéndose a las escaleras de caracol.

La escena era digna de ver. Su nuera en aquel jergón era follada al mismo tiempo por tres vergas que ocupaban cada uno de sus agujeros mientras sus manos masturbaban otras dos vergas preparandolas para que estuviesen listas cuando algún hueco estuviese libre.

Por un momento todos se detuvieron al ver al patrón entrar en la estancia. Unos instantes de susto que reflejaba en la cara de todos ellos.

-!Seguid chicos, seguid! !Que no pare la fiesta! -dijo Don Fernando quedándose de pie a un par de metros del grupo observando la escena. Los magrebíes no dejaban de murmurar desde que le vieron entrar, les tranquilizó ver a su patrón estar conforme con lo que estaba ocurriendo. Tenían un gran respeto por el Dueño de la finca, el salario era pequeño pero no les faltaba de nada, todos le estaban agradecidos por haberles permitido quedarse.

Viendo la complacencia del patrón, desaparecieron los miedos, comenzaron a sucederse las corridas y nuevas vergas ocupaban los agujeros disponibles. En menos de media hora los seis jornaleros se habían corrido y los agujeros de Toñi chorreaban semen al igual que sus labios, pechos y cara.

Toñi se sentía avergonzada, acurrucada sobre el jergón, desnuda, con la mirada fija en el suelo sin atreverse a mirar a su suegro.

-!Menuda Guarra estas hecha, maldita puta!, si no fueses la madre de mis nietos te dejaría en esta nave. Vivir con los jornaleros y contentarlos cada día, ese debería ser tu lugar en esta casa. !Y te juró que lo haré si no haces todo lo que te diga desde este momento! -dijo Don Fernando con voz alta y seria.

-!No tendrá queja de mí!, !Se lo juro!, !No me separe de mis hijos, por favor! -respondió sumisa Toñi conociendo de lo que era capaz su suegro.

-No pienso volver a pagar una puta en esta casa mientras estés tú. Te encargarás de contentar a los jornaleros cada vez que te lo diga, seguro  que lo disfrutas siendo tan golfa. Desde hoy, joderas cuando yo te diga, con quien yo te diga, solo entonces. !Eres mi puta, no lo olvides!, !Aséate y vístete! tenemos que volver a casa -ordenó Don Fernando.

Toñi se levantó y fué al cochambroso baño de Tomás, de pie frente al lavabo se lavó como pudo y se secó con una mugrienta toalla que había, en otras circunstancias habría vomitado solo de olerla pero en aquellos momentos ni pensó en eso. Minutos después salía del baño con su vestido de fiesta. Los jornaleros habían bajado a la planta inferior para continuar con la cena. Su suegro la estaba esperando hablando con el capataz.

-!Espabila joder! Se tienen que estar preguntando donde estamos, son casi las doce. !Vamos a casa! -protestó Don Fernando encaminandose hacia  las escaleras acompañado del capataz, Toñi les siguió en silencio.

Don Fernando se paró junto a la puerta y Toñi a su lado, se giró hacia los jornaleros para despedirse -!Feliz año chicos!-, todos le devolvieron la felicitación.

Toñi permanecía callada junto a su suegro esperando poder marcharse de aquel maldito lugar de una vez.

-!Que poca educación!, !Despídete, felicita el año y da las gracias por haberte follado! -gritó Don Fernando a su nuera

-Buenas noches, feliz año, gracias -dijo Toñi con voz baja, casi un murmullo que apenas se escuchó. A Don Fernando no parecieron gustarle ni el tono ni las palabras…

-!Levanta la cabeza, mírales a la cara!, Gracias solo no, quiero que les des las gracias por follarte y les preguntes si alguno quiere repetir esta noche. !Con voz clara, mas alto, que lo entiendan bien! -dijo el patrón con tono grave y autoritario.

-!Gracias por follarme! ¿Alguien quiere repetir esta noche? -dijo Toñi ahora con voz mas alta y audible, obedeciendo a su suegro. Levantando la cabeza, mirando a los jornaleros que despreciaba, aguantando la humillación, sabía perfectamente de lo que era capaz el viejo si no quedaba contento con su respuesta.

Los seis jornaleros levantaron la mano sin decir ni una palabra.

-Jajaja, me lo imaginaba, estos chicos están muy necesitados de un buen coño. !Tranquilos chavales, luego os mando a la puta, podréis repetir hasta que todos quedéis satisfechos! !Encárgate tú, Tomás!, Tú le dirás cuando puede irse y todo lo que tiene que hacer.

Se escucharon unos murmullos de los jornaleros, todos estaban encantados con volver a repetir, ninguno podía ocultar la cara de satisfacción.

-!No se preocupe patrón, yo me encargo de domarla bien!, !Haremos una buena yegua de esta perra caliente! -respondió ufano el capataz

-!Eso espero Tomás!, Puedes disponer de ella cuando quieras, para lo que quieras. Si consideras que no cumple bien me lo dices, ya sabe lo que le espera.

Don Fernando y Toñi salieron de allí para dirigirse a la casa, en silencio, estaba todo dicho, los dos sabían perfectamente que la vida en la hacienda no sería la misma después de aquella noche.

De nuevo toda la familia estaba reunida en la mesa para tomar las uvas y celebrar el comienzo de un nuevo año. Las miradas se cruzaban de unos a otros, los cuernos de aquel último día del año marcarían el futuro de la familia.  La noche no había hecho mas que comenzar, las cartas repartidas, la partida continuaba..

Pero todo eso queridos amigos será motivo de futuras historias.

De nuevo pido disculpas por el retraso en continuar los relatos pero mi tiempo es limitado para poder escribir con calma. Mil gracias por vuestros correos y comentarios, son la gasolina que me anima a seguir escribiendo.

!Eso es todo amigos! :)

PD.: “Si te gusta el texto cuando lo leas valoralo en la web, no seas malo”,  :)