Ganas de libertad

En la segunda guerra mundial las personas que formaban parte de la resistencia Francesa también encontraron el tiempo para amar.

Ante la incertidumbre de la hora de traslado, él se había ofrecido para hacer la vigilancia por la noche desde la escuela. Los demás se habían marchado y el operador había vuelto a la buhardilla. Estaban comiendo algo mientras vigilaba por la ventana, pero no podía evitar sentir el aroma de la mujer.

—Has cambiado mucho la forma de vestir—Le dijo mirándola a la cara.

—Claro Chou[1] ¡ahora soy una maestra!— contestó sonriendo

—¡Además, tú también has evolucionado mucho con el afeitado de la barba!

—Notaba que te irritaba mucho la piel—Le contestó con sorna.

— ¡¡ yaaa !! —respondió ella

—¿No será que tu madre te lo ha recomendado para que no te reconozcan los alemanes? —Se le acercó coqueteando.

A él le pareció una insinuación, dejó los prismáticos a un lado y pegó sus labios a los de loany suavemente.

—¡ Ehh , que estamos vigilando! —Reaccionó la chica apartando su cuerpo con suavidad, sin mucha convicción.

—¡tranquila, ya sabes que nunca hacen varios traslados seguidos y menos por la noche! —además en caso de que lo hicieran, oiríamos el sonido del tren o los camiones, ahora no hay tanto ruido como de día.

Ella le miraba con los labios fruncidos, cuando empezó a quitar el cinturón de su abrigo. Le ayudó a soltar los cuatro botones mientras aprovechaba para remarcar con el dedo meñique su forma, por encima de la espesa tela de paño rojo oscuro. Loany era consciente de la ansiedad provocada por los días que llevaban separados, decidió que ambos tenían la necesidad de pasar un buen rato. Ansiando también los besos y caricias de su novio, pegó su cuerpo todo lo que pudo al de Eitan;  él empezó a quitarle el vestido con suavidad, dándose cuenta enseguida de que en su interior, seguía manteniendo su forma de vestir moderna y provocativa (sujetador con copas en punta de color negro, y una faja fina del mismo color a la que tenía enganchada las medias rayadas con ligueros) ella quitó los dos de adelante inclinándose algo más de lo normal, Eitan estaba desnudándose de frente y pudo ver el provocativo canalillo de sus senos. Ya había acabado, cuando se giró quitándose los ligueros traseros, forzando al igual que antes su posición, para sugestionar las contemplaciones del chico que se acercó con la intención de deshacerse de la faja.

¡¡¡tranquilooo!!! tengo que sacarme las medias.

Se irguió bajándose la faja lentamente, con sensualidad; mientras giraba la cabeza disimuladamente para contemplarle con los ojos entornados y labios entreabiertos. Cuando llegaba hasta sus pantorrillas, se quitó los zapatos para sacársela por los pies mientras exhibía su extremidad deliberadamente. Estaba totalmente desnudo y ella podía contemplar en su cuerpo los efectos de su juego; se acercó   agarrando la cara del chico, dándole un beso en la boca, disfrutando de su sabor mientras bajaba las palmas de las manos hasta el pecho de Eitan, que le agarraba de la cintura para atraerla hacía su cuerpo; ella aprovechó las del pecho para hacer palanca e impedírselo, mientras negaba con una sonrisa.

  • ¡aún tengo las medias puestas! Le dijo con voz muy sensual y un brillo especial en la mirada.

No podía perder la vista de las preciosas pantaletas de encaje ajustadas, mientras ella se dirigía hacía una silla moviendo los cachetes con sensualidad; se sentó de frente a él, abriendo las piernas y sacándose las medias despacio, sin dejar de mirarle. Echó las manos hacia atrás, liberando sus senos del sujetador, mientras se levantaba haciéndole un gesto con el dedo índice de su mano derecha, para que se acercara. Llegó abrazándose para besarla, sintiendo en su piel las colinas sólidas de Loany, que abarcó con sus manos. Levantó a la chica , depositándola tumbada en la cama con los pies en el suelo; le quito las bragas sin dejar de mirarle la cara, mientras pasaba el dedo índice recorriendo su intimidad. Se tumbó sobre ella para besarla y sentir su cuerpo antes de iniciar el objetivo de su plan para esta noche.

—¡Tu cuerpo es lo más hermoso que he contemplado nunca!... —Estaba sobre ella saboreando sus senos.

—¡La forma, la suavidad de tu piel me enloquece hasta el punto de hacerme sentir entre las manos, el regalo más preciado de mi vida! —Pasaba sus dedos sobre el vientre plano de Loany, aprovechando para acariciarle el ombligo.

—¡Descubrir tus secretos más íntimos, es el mejor aliciente para mí futuro! —Ella había empezado a temblar mientras sentía de nuevo los dedos del chico en su interior. Se arrodilló entre sus piernas, pasándoselas por encima de los hombros. Ella levantó la cabeza perpleja por la posición del chico y su atrevimiento, pero la mirada plácida de Eitan la apaciguo. Siguió hablando mientras contemplaba su sexo.

—¡Ninguna maravilla de este mundo se puede comparar con tú belleza! —Pasaba la nariz recreándose con los suaves olores, besándola entre las piernas con delicadeza mientras acariciaba sus muslos con ambas manos.

—¡Tu aroma me embriaga y sugestiona hasta hacerme perder los sentidos! —Notaba que la tenía convencida y beso un poco los labios menores para comprobar si le gustaba.

—¡¡¡chérie, je vais devenir fou[2]!!! —Dijo ella con voz temblorosa.

Siguió descubriendo su intimidad, provocándole excitantes calambres que recorrían su interior obligándole a retorcerse de placer mientras gemía; causándole oleadas de pasión para adorar a su amante; que se entregó de pleno a el acto, dándole tanto placer que Loany perdió el dominio de la situación, sintiéndose amada sin la responsabilidad de pensar en llevar las riendas de su vida, disfrutando del placer que le otorgaba la persona que más ansiaba y quería en este presente tan cruel.

[1] repollo

[2] Cariño, me volveré loca