Gabriela una adorable mujer casada 7 (V. ALTERNA)

Nueva entrega de la saga, sobre las aventuras de Gabriela, Don Cipriano, César y compañia.

Gabriela una Adorable Mujer Casada 7 VER. ALTERNA

Cuando se despertó, recostada sobre el pecho de  Don Cipriano, su cabeza le dolía como no recordaba en su vida. Poco acostumbrada, a una noche de fiesta, alcohol y desvelos hasta altas horas de la madrugada, su cuerpo le empezaba a pasar factura. Acostada junto al hombre que había elegido como amante, Gabriela empezaba a despertar mientras que Don Cipriano aún roncaba intermitentemente, profundamente dormido, la pareja de infieles aún se encontraba desnuda, tal y como habían terminado de revolcarse esa madrugada.

En esos momentos iniciales en los que tanto cuesta abandonar la cama, sobre todo en el estado en el que se encontraba nuestra infiel protagonista, Gabriela reflexionaba sobre todo lo sucedido. Era una mujer de palabra, eso pensaba, aunque fuera a causa de un chantaje, había cumplido con el seboso mecánico lo acordado, Don Cipriano no tendría motivos para no cumplir su promesa. Se las había arreglado para pasar una noche completa con él, deshacerse de su abnegado esposo y compensarlo por esa ocasión en que no se la había podido coger en los almacenes de Liverpool.

Cuando prometió hace una semana que se vestiría sexy y pasarían una noche completa juntos, la señora Gullén estaba arrodillada en el almacén de la tienda haciendo con sus bien formados senos la primera cubana de su vida. Aunque había sido muy morboso, palidecía en comparación con lo que había terminado haciendo ayer en la noche. Gabriela no pudo evitar escandalizarse, pero se justificó a sí misma, ella no era una mujer indecente y fácil, por supuesto que no, ella no era como su amiga María que engañaba a su novio y accedía a las perversiones de su amante por puro gusto.

Ella lo hacía porque estaba siendo chantajeada y para proteger a su familia, es cierto que lo había disfrutado, tal vez demasiado, su cuerpo no era de piedra, no podía negar las intensas reacciones que le provocaba su bien dotado amante, pero esto no era más que una excepción a una vida entera de buena conducta, si había hecho todas estas locuras, fue a causa de una serie de eventos desafortunados, nunca por gusto.

Fue una estúpida al tratar de dar una lección al lujurioso mecánico en ese cuarto de hotel donde había mantenido relaciones con otro hombre que no fuera su esposo por primera vez. Sinceramente ella hubiera preferido que todo terminara ahí pero para su mala fortuna, su poca experiencia con el alcohol y que coincidiera en una fiesta con Don Cipriano justo cuando pensaba que su amado César y su mejor amiga Lidia le ponían los cuernos, resultaron en que las defensas de la guapa mujer eran prácticamente inexistentes esa noche. Cuando el mecánico empezó a dedearla por debajo de la mesa en público, Gabriela supo que esa noche iba a volver a acostarse con él.

Pero lo que a primera vista le había parecido evidencia irrefutable de que César la engañaba, resultó únicamente que César, consciente de los gustos y aficiones de su querida esposa y que esta había tenido que moderar su afición por el baile debido a lo poco diestro que él era bailando. Tuvo la iniciativa de que Lidia le diera lecciones de baile, para que de esa forma pudiera bailar con su esposa. Para cuando Gabriela se dio cuenta de su fatal equivocación, ya era demasiado tarde, se había acostado nuevamente con el mecánico, esta vez en un cuarto detrás del taller donde trabajaba y no solo eso, inmisericorde Don Cipriano a pesar de su inicial resistencia había tomado la virginidad de su ano, algo que no le había permitido a César en años, a pesar de haberle insistido. Trastornada por ese nuevo placer y convencida de la infidelidad de su marido, Gabriela no dudó en prometer al calenturiento viejo que se seguirían viendo.

Desafortunadamente, para cuando supo la verdad sobre las clases de baile de César con su amiga Lidia, el daño ya estaba hecho. Gabriela le había dado alas a Don Cipriano y este ya la veía como su amante con todas sus letras. En un primer momento pensó que sería suficiente con cortar toda comunicación con él y que después de una temporada se cansaría y dejaría de insistir.

Pero Don Cipriano no iba a dejar ir así como así a una vieja escultural como Gaby, era la mejor vieja que se había comido en décadas, su piel sin imperfecciones, sus generosas caderas y potentes muslos que sostenían un par de nalgas que atraían miradas tanto de hombres por lujuria como de mujeres por envidia pero no dejaban a nadie indiferente, el cabello rubio, lacio que caía hasta por debajo de sus finos hombros, sus dientes blancos y linda sonrisa, sus ojos azules y un enorme par de redondos y turgentes senos que en conjunto eran demasiado para que Don Cipriano no perdiera la cabeza… mentira era la mejor vieja que se había comido en su vida, por ella bien valía la pena arriesgarse a enojar a su gorda y horrenda esposa, que no se podía comparar con el monumento de mujer que a sus sesenta y tantos años hoy se le entregaba.

Pero la ingenua señora Guillén no pensaba esto, claro sabía que era guapa, pero no sospechaba hasta que punto su cuerpo podía trastornar la voluntad de un hombre. Sinceramente pensó que Don Cipriano desaparecería de su vida si cortaba todo contacto con él, su aventura terminaba ahí y César no tenía porque enterarse de nada. Nunca esperó encontrar a Don Cipriano una mañana en la puerta de su casa, no supo como reaccionar, pero dadas las circunstancias una vez que el mecánico estuvo dentro de su casa, Gabriela pensaba que no tuvo otra opción que acceder al chantaje del viejo, para proteger a su hijo Jacobo de ver a su madre violada y crecer con el trauma.

Se volvió a entregar a él por tercera vez, en esta ocasión en la habitación donde dormía junto a su esposo mientras que su inocente bebé se quedaba viendo una película en la sala. Se prometió a sí misma no disfrutarlo, pero pronto su cuerpo la traicionó, aún así intentó reprimir sus gemidos y expresiones de placer para que su hijito no se viera afectado, nunca admitiría a nadie que parte de su excitación se debía precisamente a que su hijo estaba afuera y existía el peligro de que escuchara como a su madre empezaba a gemir como perra.

Pero si había accedido a mantener relaciones sexuales con Don Cipriano sólo para proteger a su hijo, ¿porqué Gabrielita regresó con el mecánico por voluntad propia cuando su hijo se fue con su suegra Doña Romina?. Gabriela prefería no pensar en ello, pero tras esa nueva infidelidad aceptó la petición del viejo. Aceptó ser su amante por el espacio de un mes y Don Cipriano a cambio desaparecería de su vida, solo un poco más y podría rehacer su vida como madre y esposa decente y esta etapa sería únicamente un mal recuerdo.

La primer semana habían fajado en el coche de Don Cirpiano, las cosas fueron subiendo de tono y pronto Gaby se encontró realizando una felación recostada sobre las piernas de su amante, con ganas de más y para evitar desagradables complicaciones, (Gaby temía que por improbable que fuera algún conocido la viera en la vía pública agasajandose con alguien que no era su esposo), por iniciativa propia la sexy mujer propuso ir culminar su infidelidad a un motel, gastando para ello los 500 pesos que su legítimo esposo le había dado para comprar el disfraz de Halloween de su pequeño hijo. El nuevo destino de ese dinero la llevó a ser sometida sobre el frío cristal de la mesa de la habitación, a un potente orgasmo mientras cabalgaba a Don Cipriano y a la primera vez que este terminó sobre la cara de Gabriela, otra cosa que sistemáticamente le había negado a su esposo y que ahora disfrutaba con su chantajista, de hecho después de todo el placer recibido, para Gaby no fue ningún sacrificio ofrecer su bello rostro para el disfrute de su amante, a esas alturas incluso tenía curiosidad por ver el enorme pene de Don Cipriano escupir su leche calientita.

La recatada Gabriela siempre había pensado que los moteles de paso eran lugares desaseados y de poca clase, únicamente aptos para personas incapaces de controlar sus impulsos. Pero después de esa positiva primera experiencia, había decidido que si tenía uno o dos encuentros más con Don Cipriano la mejor opción para ello sería en la comodidad y seguridad de un motel. Afortunadamente César le había dado por segunda ocasión dinero para el disfraz de Jacobito, 2 mil pesos en esta ocasión, más que suficiente para estos fines gracias a que afortunadamente no había tenido que gastar gracias a la diligencia y conexiones de Don Cirpiano que le había conseguido gratuitamente el disfraz para su hijo, a veces Don Cipriano también tenía sus detalles lindos, no todo era malo, razonaba Gabriela.

Esta tercera semana desde su acuerdo con Don Cipriano, había culminado en la experiencia más extrema de su vida, sin duda debido al alcohol y droga consumida es que la hasta entonces conservadora señora Gabriela había accedido a ello. No tenía otra explicación, sencillamente ella no era así. Desde que salió de su casa con su muda de ropa sexy, no se hacía ilusiones, sabía que iba a coger nuevamente con su amante, de hecho al salir de casa ya estaba muy caliente y se le antojaba ser cogida,  pero jamás imaginó todo lo que había terminado haciendo.

Una última semana  y se cumpliría el plazo de un mes  y entonces podría regresar a su vida, a ser una adorable mujer casada, a dedicarse con devoción a su familia, al hijo que amaba por sobre todas las cosas y a César su querido esposo. Aunque aún le remordía la conciencia, este sentimiento había disminuido bastante en las últimas dos semanas. Si César fuera un amante competente, ella no hubiera caído en las garras de Don Cipriano, así que de cierta forma su esposo tenía parte de la responsabilidad. Si ella hubiera experimentado con anterioridad las sensaciones que ahora sentía intensamente con su maduro amante, entonces sin duda ella hubiera podido controlarse mejor, razonaba Gabriela, no todo era su culpa, de ello estaba convencida.

Mientras reflexionaba para sí misma, inconscientemente y sin querer una de sus delicadas manos descendió hasta que sus arregladas uñas empezaron a rozar la verga que tan feliz la hacía últimamente. Apenas rozaba el pedazo de carne que colgaba entre las piernas de Don Cipriano, el miembro  aún flácido era mayor que el de su esposo, tanto en longitud, como en volumen. Era imposible para Gaby no hacer comparaciones, estaba segura que el mecánico tenía que estar bien dotado, pues aunque no tenía apenas experiencia, el pene de Don Cipriano superaba también al de Don Felipe y ambos miembros le sacaban ventaja al de su querido esposo.

Se desembarazó del brazo de Don Cipriano y descendió para poder ver esa verga más detenidamente, desde el inicio de su aventura era la primera vez que tenía esta oportunidad y cada vez tenía mayor curiosidad por ese miembro viril que la volvía loca, así de cerca le parecía tan bonito.

Gaby siempre estuvo consciente de su belleza, sabía que había muy pocas mujeres que podían compararse con ella físicamente, nunca se sintió acomplejada, al contrario, su físico era fuente de orgullo y seguridad en sí misma. Sus grandes pechos, su trasero enorme pero sin dejar de ser proporcionado, su vientre casi plano a pesar de haber dado a luz y su rostro que ella misma consideraba hermoso. Si ella era una mujer sobresaliente, acaso no merecía lo mejor? Porque privarse de por vida de todas las excitantes sensaciones que le proporcionaba esa verga, ahora que lo pensaba bien, César era un egoísta al que no le importaba si ella tenía una vida insípida y aburrida. En cambio la verga que ahora solo estaba a unos centímetros de su rostro, esa era una verga digna de una mujer de bandera como ella.

Reduciendo la distancia entre su boca y la verga mientras Don Cipriano seguía durmiendo plácidamente, la casada empezó por olfatear ese miembro viril. Complacida creyó ver que la verga crecía un poco únicamente con la estimulación que recibía de su aliento. Aunque siempre le reñía, la verdad es que le encantaba que Don Cipriano fuera tan caliente y fácil de excitar. La fina nariz de Gabriela chocó con la punta del pene que ocupaba sus pensamientos y esta vez pareció que la verga se movió por sí sola. Risueña, Gaby fue atrapando el olor de su macho, no olía a rosas, pero definitivamente no era desagradable pensaba mientras pasaba su naricita desde la base hasta la punta de ese pene, olfateando como si se tratara de una perrita.

Quería ver la verga de Don Cipriano en plenitud, tenía necesidad de verla, de apreciar toda su magnitud, había llegado al punto donde tenía que admitirse a sí misma que le gustaba la verga, es especial esa, la mejor verga que había conocido en su vida. Empezó a darle besitos, como los besitos que daba en la frente a su hijo Jacobo, sus gordos labios pronto comenzaron a dar besos más intensos y los esfuerzos de la rubia se vieron recompensados cuando la verga de su amante se comenzó a hinchar. Quería ver esa verga hinchada, dura, como si estuviera a punto de reventar.

Al sentir como crecía, que ella era la responsable de mantenerla erecta, la llenaba de orgullo de hembra, con una mano empezó a masajear los gordos huevos de mecánico, mientras que su boca engullía la cabezota en forma de hongo, tenía que abrir bastante su boquita, pero le encantaba la sensación de ese pedazo de carne caliente que seguía creciendo y endureciendose sobre su húmeda lengua. La mano que tenía libre se dirigió a su entrepierna para rozar delicadamente su vagina, la señora Guillén se empezaba a poner caliente para ello bastaba tener cerca al maravilloso miembro de Don Cipriano.

Complacida, comprobó que  la verga se encontraba totalmente erecta, contenta por sentir que hacía bien su labor mamando verga, se retiró un poco para contemplar los más de 20 centímetros de gorda y dura verga, quedándose con la mirada como hipnotizada por el garrote que tenía enfrente de ella.

  • Te dije que te encantaba la verga - se escuchó la voz de Don Cipriano que se acababa de despertar, gratamente sorprendido de ver a la sabrosa casada ensalivando su gran pene.

  • La suya que me pone mal Don Cipriano - estaba convencida que un pene así no podía dejar indiferente a ninguna mujer. - le gudta? - preguntó al tiempo que se volvía a introducir la verga a la boca,  pues aunque sabía la respuesta afirmativa quería escuchar a Don Cipriano alabarla.

  • Claro perrita, me encanta, cada vez lo haces mejor - fue el cumplido que recibió-

  • gradiad -alcanzó a decir con dificultad debido a la verga que ocupaba su boquita.

Creer que con su marido Gabriela era renuente a darle sexo oral y que en las ocasiones en las que complacía a su esposo con una mamada, esto no representaba nada especial o excitante para la sensual hembra, sin embargo ahora estaba concentrada sintiendo la textura de la verga sobre su lengua, no había nada más importante para ella en ese instante, profundamente satisfecha de sentir que la esponjosa cabeza del miembro que devoraba empezaba a soltar líquido preseminal en su boca.

Este para ella ya sabroso líquido mezclado con sus babas se iba deslizando sobre el erguido mástil, escapando irremediablemente de entre sus labios. Gaby quería complacer a su macho, su ego le demandaba querer dejar una impresión duradera en el tosco mecánico, si su aventura iba a durar un mes, la casada estaba decidida a que fuera inolvidable.

El movimiento de sube y baja de su cabeza sobre la verga de Don Cipriano, se fue incrementando como había visto hacer a María hace apenas unas horas, no descansó hasta mantener un ritmo semejante al que le había visto a la zorra de su amiga, imitándola, comenzó a girar la cabeza a la vez que deslizaba su boca sobre la verga ya totalmente dura, teniendo cuidado de que sus dientes no hicieran contacto con el caliente cilindro de carne.

Sabía que a su macho le gustaba que fuera variando sus movimientos cada cierto tiempo, en cada nuevo encuentro sexual, se compenetraba más y más con los gustos de su hombre, así que empezó a succionar su pito, cuando estaba cerca de la punta y sin dejar de succionar, lo sacó de su boca provocando un sonido de “polp” y repitiendo la operación algunas veces.

  • Le gusta jugar con la verga verdad señora Guillén? - Don Cipriano cruelmente utilizaba su apellido de casada, se preguntaba si eso provocaría una reacción en su hembra, pero ese no fue el caso para beneplácito del viejo.

Gabriela ignoró la burla de su amante y siguió en lo suyo, adorando esa verga. Con solo la cabeza de esa verga en su boquita quedaba espacio suficiente como para que su mano pudiera masturbar vigorosamente al viejo, mientras que su lengua besaba la hinchada cabeza de forma apasionada.

Don Cipriano estaba en la gloria, pero siempre se podía ir un paso más allá.

  • Abre la boca mi putita - ordenó secamente, sin rechistar Gaby acató la orden, estaba tan caliente que haría lo que le pidieran. - ahora saca esa lengua, di AAAA -

Gaby no entendía el porque, pero confiaba en su libidinoso y experimentado macho, así que procedió a obedecerlo.

  • Ahhhhhh - mientras abría grande su boca y mantenía su lengua de fuera, realmente como haría una perrita de verdad.

Don Cirpiano tomó su verga y con ella empezó a golpear la mojada lengua de la infiel mujer. Gabriela al principio no supo cómo reaccionar, pero se quedó quieta, mientras que la poderosa verga se estrellaba rápidamente contra su lengua, desesperada por volverla a mamar, intentó capturarla con sus labios pero  Don Cipriano le golpeó la mejilla con su verga, primero de un lado, después del otro, luego su nariz y su frente, recibieron impactos, literalmente la estaba agarrando a vergazos!!! Cada que intentaba capturar la verga entre sus labios, Don Cipriano alejaba su objeto de deseo y la golpeaba en la cara con su vergota, su cara terminó impregnada de babas y líquido preseminal, pero esto no le importaba a la juguetona mujer que sonreía ante la la original ocurrencia, de una forma extraña esto la calentaba aún más.

  • Toma lo que tanto se te antoja zorra!!! - Don Cipriano dijo esto al momento de incrustar su erecto miembro en la boquita de la casada, algo que deseaban los dos amantes intensamente.

Esta vez fue Don Cipriano el que impuso el ritmo de la mamada, sujetando con una mano el cabello dorado de Gabrielita, sentía próximo su orgasmo, ya no le interesaban sutilezas sólo su propio placer, hacía cada vez mayor presión sobre la cabeza de Gabrielita, provocando que los ojos de la casada se pusieran llorosos. Pero la hembra no dijo nada, no emitió queja alguna, tenía el oscuro objetivo de comerse toda esa vergota, demostrar que era más hembra que María, ella se iba a terminar comiendo todo el miembro de Don Cipriano, no estaría feliz hasta sentir su nariz chocar contra la panza de su amante.

Cogiendosela por la boca Don Cipriano exclamó - Siii que rico, chupa perra - disfrutando del sometimiento de la entregada rubia mientras que esta mamaba con frenesí dejándose coger por la boca, con un morbo enorme dominada a su antojo, sin fuerza ni deseos para detenerlo. Se sentía una cosa propiedad de su macho, usada para su placer. Un objeto cuya única finalidad era el sexo y la sensación le encantaba, como cuando acabo mugiendo para Don Cipriano a la vez que la sodomizaban.

Felizmente la delicada  nariz de Gabriela impactó con la panza del gordo de  Don Cipriano, lo había conseguido, su boca y garganta ahora recibían la verga en su totalidad, mientras que una espuma mezcla de sus babas y semen adornaba su barbilla y cuello, finalmente la pervertida Gabriela iba a recibir su recompensa, incapaz de aplazar por más tiempo su orgasmo, Don Cipriano sujeto fuertemente la cabeza de la casada.

La sabrosa verga palpitaba en su boca, había aprendido a identificar cuando su macho se acercaba a su clímax y se preparó para recibirlo, quería tragarse su última ración de leche del día.

Los primeros disparos los recibió inmóvil, esperando que descargara directamente en su garganta, pero al final aún pudo degustar algo de la leche que le regalaban. Extrañamente satisfecha y con su coquetería natural, Gaby abrió su boquita para mostrarle a Don Cipriano que se había tragado toda su semilla.

  • Eres la mejor putita que he tenido en mi vida - complacido Don Cipriano se sinceró con Gabriela.

  • Gracias, mi Don, usted también ha sido quien me coge mas rico - replicó la complacida mujer, sintiendo mariposas en su estómago al escuchar de la boca de Don Cipriano que ella era la mejor.

  • Más que el pendejo de tu esposo?? - preguntó intrigado.

  • Distinto, no los puedo comparar, pero eso ahorita no viene al caso Don, no lo arruine.

  • Solo dime si mejor o peor, eso es todo vieja y no te lo pregunto más.

  • Si mejor - confesó Gabriela bajando la voz, como si le apenara este hecho- más rico, bastante más rico, ¿contento Don Cipriano?

  • Mucho, mi Gaby, como no voy a estar contento, si estás buenísima, eres una hembra excelente.

Debía ser una de las pocas ocasiones en que Don Cipriano no se dirigía a ella como “pendeja”, “puta” “perra” o “zorra” y Gabrielita cada vez más atenta a los detalles de Don Cipriano no pudo dejar de notarlo con alegría, devolviendo una sonrisa.

  • Bueno Don Cipriano, estamos en contacto, debo de irme, ya es hora - le dijo con cierta tristeza, había pasado una noche y madrugada increíbles y se sentía tan bien al lado de este viejo que sabía hacerla sentir tan pero tan mujer.

  • Quédate otro rato, vamos a desayunar por ahí, anda, le llamas a tu pendejo y le inventas algo, en fin que el wey te lo va a creer.

Mentalmente no defendió a César de los insultos de Don Cipriano, era cierto, su esposo le creería cualquier cosa, algo se le ocurriría y este aceptaría sin duda, pero Gabriela no quería abusar de su suerte y además su instinto maternal le hacía tratar de volver a ver a su hijo Jacobo.

  • No puedo de verdad, tengo que ver a mi hijo, si no fuera por eso me quedaría Don, que más quisiera yo otro ratito de esto.

  • Va te creo vieja, yo se que si pudieras te quedabas a disfrutar de esto - lo dijo mientras se agarraba su flácido miembro aun con restos de babas de la reciente felación.

Era un ordinario, pero le encantaba lo descarado que podía ser en esas situaciones, pensó Gabriela.

  • Bueno nos ponemos de acuerdo en la semana mi Don, de acuerdo? tengo que darme prisa, ahí me despide de su amigo y de María cuando despierten.

  • Si tu no te preocupes, yo les digo, bueno te cuidas y estas al pendiente de tu cel, a ver si te veo entre semana y el próximo fin, me gustaría verte antes de que se cumpla el mes.

  • Si no se preocupe, seguro nos vemos - una semana más y eso era todo, iba a extrañar estos momentos así que lo mejor sería disfrutarlos mientras duraran.

Se levantó de la cama y comenzó a buscar su vestido, zapatos, bolsa y tanga en el piso alrededor de la habitación, ya se bañaría cuando llegara a casa de Lidia, estaba a buena hora de regresar a su domicilio conyugal.

  • Adiós Don Cirpiano, estamos en contacto - se despidió la mujer.

  • Adiós reinita, te lo lavas - aprovechó Don Cipriano para alburearla una última vez ese día, mientras no despegaba sus ojos de esas nalgotas que se contoneaban al caminar de su adorable putita.

Su hijo se levantaba bastante tarde los fines de semana, aún faltarían unas dos o tres horas para que saliera de la cama, así que tenía tiempo. Estacionados en el auto de su amigo, delante del departamento de Lidia. César y Armando amigos desde la preparatoria esperaban a que se presentara Gabriela, tendría que volver al departamento de Lidia a cambiarse de ropa, imposible que regresara en ese sexy vestido morado con el que Armando la había visto dirigirse al encuentro con su amante.

  • ¿Armando, te puedo preguntar algo? -  inquirió César.

  • Seguro amigo, lo que se te ofrezca - respondió con prontitud.

  • ¿porque estás haciendo esto? , es decir, ¿tú que ganas?, te lo agradezco, pero es que no lo entiendo.- le cuestionó César.

  • Somos amigos no? si mi vieja me estuviera poniendo los cuernos me lo dirías cierto? pues lo mismo para contigo.

  • Si, claro que somos amigos y si fuera el caso te lo diría sin dudar, pero esto va más allá de únicamente ver a esa puta de Gabriela con otro hombre en la calle y decirmelo, te has tomado muchas molestias.

Era una buena señal que César empezará a utilizar el lenguaje que merecía Gabriela, pensó Armando, pero al mismo tiempo, su amigo tenía razón, esto que hacía no era normal.

  • Mira lo que hago, en realidad lo hago por ayudarme a mí mismo, esa es la verdad de las cosas. Tengo tiempo libre, tengo dinero, pero la verdad es que vivía mi vida como un autómata, como un maldito robot. Todo el mundo me dice que he superado lo de mi divorcio, pero es mentira-  hizo una pausa antes de continuar, confesarlo aún era difícil - mi ex esposa me destruyó eso es lo que sucedió, cuando me dejó por uno de sus antiguos compañeros de universidad, mi mundo se vino abajo.

  • Si creo entenderte - dijo César.

  • Déjame terminar y después decides si lo que hago está bien o mal. Yo la amaba, es cierto que tuve mis aventuras, pero únicamente fue sexo, nada serio, nunca considere terminar mi matrimonio, pero cuando me engaño mi ex esposa, fue distinto, si ya se que coger es coger, pero para ella no fue únicamente sexo, fue  algo de meses y cuando al fin me enteré de ello y le reclamé que me era infiel se burló en mi cara y me dejó por el otro tipo, la muy bruja lo planeó todo, eso me rompió psicológicamente.

Cuando me dicen que me lo he tomado muy bien, porque me ven enfocado en el trabajo, la verdad es que el trabajo es solo una forma de escapismo, no se cuantas veces he llorado en las noches, no he vuelto a salir con nadie, he contratado alguna prostituta pero después me doy asco a mi mismo.  Tal vez me lo merecía, no soy tan imbécil como para no ver que me pagó con la misma moneda más intereses… pero tú de todos mis amigos, tú no te mereces esto, a diferencia mía tu eres decente y apuesto que nunca has tenido una aventura y ve como te pagan.

Continuo Armando - Lo que ahora hago, es sólo por evitar que tú termines como yo, porque creo que eres un buen tipo, porque eres mi amigo y porque tal vez si te ayudo consiga la paz mental que me falta.

César lo escuchó en silencio, sabía del divorcio de su amigo. Desconocía los detalles pero conocía lo esencial de la historia. La ex esposa de Armando lo había dejado por otro hombre con quién, según contaba Armando, había sostenido una aventura de meses a sus espaldas.

Cuando fue a pedirle consejo sobre sus propias dificultades en su relación y Armando sugirió que Gabriela le era infiel, pensó que su antiguo amigo proyectaba el resentimiento que tenía hacia su ex esposa a todas las mujeres. Si su ex era una puta y lo había traicionado, todas por fuerza tendrían que ser unas putas traicioneras. En ese momento sintió lástima por su amigo y su forma de pensar, sin duda su angelical y bella esposa era distinta pero y ahora?

Pero no había tiempo para continuar su charla, en ese preciso momento el jetta verde de la sensual rubia se estaba estacionando unos 30 metros sobre la calle.

  • Mira ya llegó - señalo Armando al coche de Gabriela.

  • Si ya lo vi - el corazón de César empezó a latir rápidamente.

La vieron bajar del coche, algo despeinada con ese revelador vestido morado que dejaba su hermosa espalda descubierta y que a duras penas alcanzaba a cubrir el voluminoso trasero de la esposa de César, sus largas piernas firmes y unos zapatos de tacones que César no recordaba Gabriela hubiera usado en otra ocasión, una pequeña bolsa de mano y dos grandes  aretes de aros completaban el look de la sensual mujer. Si no fuera tan hermosa cualquiera pensaría que era una callejera volviendo de una noche de trabajo.

César no se pudo contener tomó su celular y le marcó a su esposa. Pudo ver como Gaby buscaba entre su bolso cuando le llegó la llamada y aunque su primer impulso era insultarla, se contuvo, era claro que lo engañaba, tenía una idea aproximada de cuando había cambiado el comportamiento de esa hipócrita que decía que lo amaba, pero sentía la necesidad de saber con quién lo engañaban y desde cuando.

  • Hola mi vida - Se esforzó en decirlo, cuando Gaby le tomó la llamada - ¿cómo amaneciste, te divertiste?

  • Hola mi amor, si, estoy algo desvelada, pero me divertí mucho con las chicas, ya necesitaba esto, eres un cielo por comprenderme. - dijo la infiel con total naturalidad, sin un atisbo de duda.

  • Que bueno que te divertiste y ¿que hicieron? si se puede saber claro.

  • Hay que curioso saliste mi amor, pero no te lo puedo decir, cosas de chicas, lo normal, empezamos hablando de como hemos estado, luego Lidia tuvo la idea de ponernos todas unas mascarillas faciales y ver películas. Aunque realmente no les puse atención, era más importante ponerme al tanto con mis amigas.

  • Ya veo, no te habrás desvelado demasiado verdad? - César estaba sorprendido de la sangre fría de su esposa para improvisar una mentira al vuelo, mentía con tanta naturalidad que si no la estuviera viendo con sus propios ojos, no tendría motivo para dudar de su versión de los hechos, de que había pasado toda la noche en compañía de sus amigas en una inocente reunión de ex compañeras.

  • Pues la verdad si me desvele bastante y ahorita estoy muy cansada, pero tomo una ducha y ya me despido de Lidia, quiere que me quedé a almorzar con ella, pero tal vez en otra ocasión, lo que si te digo es que quiero llegar a dormir, ves que no estoy acostumbrada a desvelarme - Gaby elaboraba en su mentira, segura de que César nunca desconfiaría de ella, a veces era tan lista pensaba para ella misma. -y como te fue con Jacobo, ¿si se durmió temprano o te pidió ver alguna película como de costumbre?

  • Tan bien portado como siempre, tu lo conoces, durmió a buena hora -

Jacobo su adorado hijo, es cierto, nunca había sido un niño problemático, ya tendría tiempo más adelante para compensarlo a él y a su esposo por todo esto.

  • Bueno, me alegra escuchar eso mi vida, ahora te tengo que dejar, que de lo contrario me van a  ganar mi turno en la ducha. Cuidate mi amorcito.

  • Si claro, cuidate.

Notó a César un poco seco para su gusto, pero nada de lo que alarmarse, no tenía forma de saber la verdad, a lo mejor estaba así por la reciente temporada de Gabriela, con sus cambios de humor, incluso algún grito y desplante de su parte, además de algo más de dos meses sin tener relaciones sexuales con su marido, es que no le apetecía en lo absoluto, esa era la verdad, pero si quería que esto fuera por buen camino, tal vez tenía que aceptar tener intimidad con él para tranquilizarlo.

Prefería no hacerlo, mientras estuviera teniendo su aventura, se sentía sucia al solo pensar en que su marido la tocara, pero si no había otro remedio.

Tocó el timbre de su amiga y esperó a que le abrieran la puerta del edificio, tenía que ducharse y cambiarse de ropa, después ya le aceptaría a su amiga Lidia al menos un pan y café, le seguía doliendo la cabeza y necesitaba descansar, pero aún faltaba tiempo para poder llegar a la tranquilidad de su cama.

  • Hoooola, cuéntamelo no estabas desaparecida, solo andabas de parranda - la recibió jocosa Lidia.

  • No me lo creerías amiga de verdad - respondió Gaby.

  • Ahh pues quién es el afortunado? tiene que ser un verdadero galán para que tu te portes mal.

  • Si tu supieras Lidia, te sorprenderías, solo te puedo decir que su belleza no es muy tradicional.

  • Así que tiene que estar vergón - dedujo Lidia.

  • Ahh callate ya vas a empezar, yo no dije eso - se escandalizó la rubia por escuchar a su amiga referirse a la verga de su amante. Ella hacía cosas mil veces peores pero no dejaba su antiguos hábitos y de proyectar esa imagen de mujer correcta y decente.

  • Pues si no es guapo otros atributos deberá tener y ya que nunca fuiste interesada, eso quiere decir, que en la cama tiene que ser bueno, al menos mejor que César o ¿ me equivoco?

  • No, no te equivocas, si eso tiene algo que ver lo admito.

  • jajaja bueno disfrutalo, una vez en la vida no hace daño, pero Gaby no pierdas la cabeza, tu sabes lo que haces y sabes que siempre tendrás mi apoyo, pero puedes arruinar tu vida si esto sale mal.

  • Lo tengo controlado amiga, no te preocupes, no va afectar a mi familia, es solo algo que tengo que hacer, pero no va a durar mucho.

  • Segura? porque luego una enamorada se vuelve más bruta que de costumbre, te lo digo por experiencia.

  • No estoy enamorada, no digas babosadas. - replicó Gaby rápidamente.

  • Pues ayer estabas emocionada como quinceañera, se te notaba, pero en fin y que hicieron, te llevó a cenar antes de pasar a la acción?

  • No, no fuimos a cenar - No iba a admitir que se había visto con su amante en un antro barato del centro de la ciudad, de hecho tampoco le iba a confesar que su amante era un gordo mecánico, bastante vulgar. Su amiga ya sabía que tenía una aventura, pero jamás tenía que enterarse de los detalles, aún tenía una imagen que conservar.

  • Osea que pasaron directo a la acción…. ahh la pasión que lindos… jajaja.

  • Mensa - Gaby no pudo evitar reír con su amiga.

  • Y el resto de los detalles? vamos que prometiste contarme todo. - le recordó Lidia a  su amiga.

  • Pues bien, lo disfrute mucho, estuvo rico.

  • Hay que sosa eres, bueno pero cuántas veces terminaste?

  • En la noche? yo creo unas 5 al menos.

  • Eso explicaría tu cara de cansancio jajaja, se ve que dormiste poco.

  • Mira Lidia, te platico con mucho gusto después pero debo de regresar a casa, tomo una ducha rápido y me cambio de ropa.

  • Claro amiga, lo entiendo, ni modo que regreses con ese putivestido, que te queda divino ¿donde lo tenías escondido?, pero que César no sospeche nada, pobrecito, siempre me pareció un buen chico.

  • Y lo es, es un buen chico - la interrumpió Gabriela - esto no cambia nada de lo que siento por él, es solo que esto es diferente, no se como explicarlo.

  • Claro que sabes como explicarlo Gaby, solo que te da pena decirme que estas bien cogida, bueno ya no me vas a contar, pero al menos dime cuanto le mide, tienes que decirme eso.-

  • Ay que curiosa ehh!!, pues no se, no se la he medido, pero algo así - con los dedos índice de sus manos señaló una distancia algo superior a los 20 centímetros.

  • Mmmmm rico, cuando termines tu aventura a ver si me lo presentas, que luego una esta muy sola -

  • Ahh eres incorregible, pero gracias por este favor amiga, nunca lo voy a olvidar si un día necesitas algo, lo que sea, sabes que estoy para ti. - agradeció Gabriela a su alcahueta.

  • Bueno para eso somos amigas y quién sabe, tal vez un día me devuelvas el favor, ahora ve a ducharte, que se te va a hacer tarde. - quién te viera Gabrielita quién te viera tan mosca muerta pensó para sí misma Lidia, al tiempo que le sonreía a su amiga. Hace apenas unas dos semanas que Gaby le había confesado que pensaba que Lidia, su amiga de años, tenía una aventura con su esposo y resultaba que en realidad era la modosita Gaby a quien se la andaban comiendo, definitivamente, “el león piensa que todos son de su condición” pensó Lidia.

Enfrente de la casa de la familia Guillén, los dos hombres habían regresado después de ver como Gaby llegaba vestida como fulana al departamento de su amiga.

  • ¿Qué es lo que quieres hacer César? - preguntó Armando a su amigo.

  • Mandarla a la mierda, no puedo creer que me este haciendo esto, ¿por qué? -

  • Es una puta, de hecho es mucho peor que mi ex esposa pero no importan las razones que utilice de pretexto, lo que importa es lo que vayas a hacer en este momento, solo quiero que sepas que hagas lo que hagas, cuentas conmigo.

  • Bueno ahora se va enterar la muy zorra.

  • ¿Te acuerdas de Luis? - otro amigo en común de la preparatoria - terminó estudiando derecho, sé que le ha ido bien y tiene un buffet de abogados, herencia de su padre, tal vez sería buen momento para contactarlo.

  • ¿Arreglar lo del divorcio, te refieres a eso? -

-Sí, es buen momento para empezar a tener la cabeza fría, aunque es tu relación, y son tus decisiones.

  • Se merece algo más la muy traidora, doble cara, ¿cuánto tiempo se ha estado burlando de mí?

Armando vió la cara de su amigo y temió que fuera a hacer una idiotez, en ese estado de rabia, podía hacer algo de lo que se podría arrepentir.

  • César, entiendo tu enojo, yo pase por lo mismo, pero no vale la pena arruinarte la vida por esa zorra, piénsalo eres mejor que ella, tanto si quieres confrontarla ahora que vuelva a casa, como si le presentas los papeles del divorcio mientras no se lo espere, está bien, pero hacer algo más, es destruirte a ti mismo y afectará a tu hijo… siempre has sido un tipo listo, sabes que tengo razón. - dijo Armando.

  • Si, no te preocupes, no haré nada estúpido, pero aún así no quiero que esto se quede así solamente.

  • Entonces es mucho mejor que contactes a Luis, antes de hacer nada, creeme es buen abogado, me llevó un caso y es hábil el cabrón, además no tiene complejos para aprovecharse del sistema, ves como funcionan todos los trámites en México a base de soltar dinero. Le hablaré de tu caso y haces una cita con él esta misma semana.

César quería pagarle con la misma moneda a su esposa, le dolía la infidelidad, el hecho de que a su esposa no le había importado el amor que le había prometido o su pequeño hijo, pero también le dolía el como era evidente que Gabriela lo trataba como un tarado, cuando en realidad es que hasta ese día había confiado ciegamente en ella. Primero tendría que mantener la calma, más adelante cuando viera a Luis pensaría acerca de sus opciones, pero tenía claro que Gabriela tendría que pagar por todo lo que le había hecho.

  • Hola mi amor, ya llegué - anunció Gaby al abrir la puerta de su domicilio - ¿qué es lo que desayunan mis dos hombrecitos?

A César no le habían molestado nunca los constantes diminutivos que su esposa utilizaba cuando se dirigía a él, asumía que era un gesto de cariño, pero ahora el que utilizara la palabra “hombrecitos” le hervía la sangre, igual estaba decidido a conservar la fachada el tiempo que fuera necesario.

  • Mami, mami, dónde estuviste? - Jacobo en pijama corrió a abrazar a su querida madre.

Gaby se agachó para besar a su hijo - Mami estuvo con sus amigas Jacobo, pero ya regresé - mentirosa compulsiva pensó César mientras veía lo que normalmente sería una tierna escena entre madre e hijo.

  • ¿Mami, vas a desayunar con nosotros?

  • No hijo, estoy agotada, me encantaría pero debo dormir para recuperarme y estar lista para la semana, de lo contrario voy a caer dormida  y tú no querrás eso verdad Jacobito?

Jacobo únicamente quería lo mejor para su madre, en sus simples deseos infantiles solo quería que su madre fuera feliz. si ella era feliz, él también lo era, así de simple. - No mami, si estas cansada descansa, pero ¿a qué estuviste jugando con tus amigas?

  • Juegos de adultos, cosas muy aburridas en realidad Jacobo, no las entenderías, pero se prolongaron toda la noche, por eso es que siempre te digo que te vayas a dormir temprano, para que no estés cansado como yo ahorita mi niño.

Juegos de adultos, como  los que su mami jugaba con aquel señor gordo que los visitó una vez y que volvió a ver cuando le compraron su disfraz, Jacobo era un niño muy inteligente para su edad, con una memoria excelente. Que extraños y nada divertidos le parecían los juegos de adultos.

  • Si debes estar agotada - interrumpió César.

Gaby por un instante sospechó un tono de sarcasmo en la voz de su esposo.

  • Pues si, por una vez que tomo tiempo para mí misma, me lo merezco ¿no crees amorcito?, ahora me voy a dormir y porfavor no me interrumpas a menos de que sea algo serio, seguro que si te dejo  una tarde a cargo de la casa vas a poder tú solo y si tienes alguna duda, le hablas a tu querida madre - ironizó Gabriela.

  • No te preocupes, tú recupérate y descansa, yo me ocupo del resto, vamos Jacobo deja a tu madre descansar en paz, si te cambias te llevo al parque, ¿que dices? -

  • Siiii parque -exclamó con júbilo el pequeño niño.

Después de todo su esposo le creía todo, su plan iba saliendo perfectamente, en esos momentos recordó las palabras que Don Cipriano le dijo en almacén mientras Gaby hacía la primera cubana de su vida utilizando sus grandes senos,  “además tu marido no es muy listo, entre no cogerte como te mereces y no darse cuenta de que me estoy beneficiando a su mujercita, no puede ser muy listo, más bien medio pendejo jajaja”, en esa ocasión Gabriela había defendido a su esposo,

-      No, él es muy buena persona.

-      Si yo no dude de eso, puede ser muy buena persona, pero no le quita lo pendejo, tantos años que te tuvo y nunca te cogió como te lo merecías.”

Don Cipriano tenía razón, su marido tenía muchas virtudes, pero el pobre era medio pendejo, le sorprendía lo sencillo que era verle la cara, pensó la casada justo antes de caer rendida en su cama.

La rutina de la familia Guillén volvió a la normalidad, al menos en apariencia, César tuvo la fortaleza de mantenerse calmado, aún así le era imposible no ser seco en el trato con su bella esposa, aunque esta parecía que ni lo notaba. El coraje que tuvo cuando cuando se enteró de la infidelidad de su esposa se mantenía, pero este se iba transformando en una fría determinación. Por su parte Gabrielita agradecía que su esposo no la importunara en esta temporada, ya habría tiempo después para recompensarlo. Jacobo por su parte no podía dejar de notar que algo había cambiado en la forma en que interactuaban sus padres, aunque el perspicaz niño no pudiera explicar con palabras exactamente qué era lo que había cambiado.

  • El miércoles, tengo una reunión del trabajo, en la tarde, probablemente incluya una comida de negocios, no me esperes para comer - informó a su esposa antes de retirarse el lunes por la mañana.

  • No te preocupes mi vida, tu haz lo que tengas que hacer - respondió cariñosa Gaby que reconocía que ella al no contar con un trabajo, de momento dependía de César como sostén económico de la familia. Trabajador, bien parecido, constante, responsable, confiable, tenía muchas virtudes, pero no le hacía sentir esas mariposas en el estómago, lástima nadie es perfecto después de todo pensaba Gaby.

La joven señora Gabriela había regresado a recoger a su hijo del colegio preescolar después de medio día, ahora mientras Jacobo veía caricaturas en la televisión como de costumbre a esas horas, ella tendría tiempo de dedicarse a las tareas del hogar. Estaba en la cocina, preparando lo que sería su comida, calentando sobre la estufa una olla express, cuando escuchó su teléfono.

La guapa mujer se apresuró a contestarlo, no quería que volviera a suceder otro percance con Don Cipriano por culpa de no contestar el teléfono, sabía que era perfectamente capaz de presentarse en su casa y abusar de ella incluso con su pequeño hijo presente, su coñito se contrajo al recordar la cogida que había disfrutado con su amante en su lecho conyugal.

Efectivamente, se trataba de una mensaje de Don Cirpiano que le enviaba un mensaje a su Whatsapp.

  • Hola reinita, como están esas nalgotas? - tan fino como de costumbre pensó Gabriela.

  • Hola Don, pues bien pero algo aburrida y usted?

  • Extrañando a mi funda ¿como podía ser de otra forma? y tu me extrañas -

  • No Don Cirpiano, como lo voy a extrañar, en primer lugar no es mi esposo y en segundo lugar siempre se porta mal.

  • Jajaja precisamente por eso me extrañas aunque te hagas pendeja y lo niegues, tus nalgas no mienten cuando las empiezas a mover del gusto.

  • Es usted un pelado, un grosero -  seguido el mensaje de una carita enojada.

  • No te creo que estes muy molesta, pero para que veas que soy bueno te voy a mandar algo para que se te vaya el coraje.

  • ¿Ahh si y qué es Don Cipriano????

Por respuesta obtuvo una fotografía de los 23 centímetros de verga del caliente mecánico en plenitud y totalmente erecta. Sorprendida, escondió contra de su cuerpo la pantalla de su celular, como si tuviera miedo de que alguien más viera ese pene, al comprobar que nadie estaba en la cocina regresó a ver el bonito miembro, incluso tenía un poco de líquido preseminal en la puntita.

  • Don Cipriano como me envía eso? que le pasa?

  • Si te encanta, además es para que no la olvides y te recuerdo que mi amiguito aquí también te extraña. - que Don Cipriano hablara de su pene en tercera persona le hizo gracia, por ridículo que fuera, le gustaba que presumiera un poco.

  • Pues si a su “amiguito” si lo extraño un poco he de confesar. - admitió la rubia.

  • Cuando crees poder darte una escapada sin que el pendejo se de cuenta? - que se refirieran como pendejo a su trabajador esposo al parecer ya no le producía ningún conflicto a la infiel mujer.

  • Pues el Miércoles César me dijo que tiene una reunión de trabajo que acabará bastante tarde, puedo pedirle a mi suegra que pase por Jacobo a la escuela… claro si usted gusta Don Cipriano.

Pobre wey, pensó Don Cipriano, trabajando todo el día, para que otro se anduviera comiendo las nalgas de su esposa, bueno ese botecito no era para que se lo comieran los gusanos, pero definitivamente era un mejor uso que él se anduviera comiendo ese imponente trasero.

  • Pues si vieja, entonces ya estás, nada de rajarte y que salgas con una jalada, entonces a la entrada de la panadería como la vez pasada?

  • No Don no se preocupe por eso si ahí esta perfecto, pero como a que hora?

  • Pues mientras más pronto me las des, mejor y más contenta vas a quedar no crees? jajaja

El coñito de Gaby se había empezado a mojar en anticipación de la nueva cogida que le iban a meter, si dejaba a su hijo en la escuela a las 9:00 de la mañana, a las 9:30 ya podía estar retozando con Don Cipriano sin preocuparse el resto de la tarde.

  • Vale entonces hasta el Miércoles mi reina, pero antes dame un adelanto para aguantar -

  • ¿Qué quiere decir con un adelanto Don?

  • Lo que tienes de guapa, lo tienes de pendeja, pero te perdono por estar buenísima. Regalame una foto de ese par de tetas, eso te pido.

La casada le pareció una opción razonable, no le costaba nada y en realidad le encantaba que el mecánico se excitara con la visión de su cuerpo.

  • De acuerdo Don Cipriano, pero denme un momento voy a mi cuarto, vale?

  • Ya estas putita, yo espero esas chichotas que tienes. - Don Cipriano sabía que en cuanto se empezaba a calentar la sexy Gaby ya no ponía peros a que la llamara putita, es más parecía que la calentaba aún más.

Entró a su cuarto y se recostó sobre la cama, iba a ser la primera vez que mandara nudes por Whatsapp y no sabía muy bien por dónde a empezar pero ya improvisaría.

Sacó su par de tetas sobre el top que vestía y trato de sacarse una selfie sin que apareciera su cara. Hasta que iba a poder desquitar la cámara de su iphone 12, pensó, no es que ella supiera mucho de celulares pero exigía a su marido año con año que le cambiara el celular por el modelo más nuevo de la compañía de la manzanita, ella lo valía después de todo.

Una primer foto no le convenció tanto, se podían ver mejor sus tetas estaba convencida, procedió a pellizcar ella misma sus pezones hasta endurecerlos y entonces se sacó una nueva foto. Mucho mejor pensó la coqueta casada y envió la imagen a su amante.

  • Que buenas tetas, mi Gaby, ya se me antojo una malteada - fue la entusiasta respuesta de Don Cipriano - otra foto, otra.

Típico, le pedía una cosa y siempre después pedía más, pero no le molestaba a Gaby, al contrario le gustaba complacerlo un poco y complacerse a sí misma en el proceso.

  • Ponle de tu baba a tus tetas, como si te las estuviera comiendo.

No le desagradó la idea, sus excitados y duros pezones se lo agradecerían sin duda, pero ¿cómo iba a hacer eso?. Improviso, tomando una de sus gordas tetas, que no podía ser abarcada totalmente por su mano y la intentó llevar a su boca, mientras que al mismo tiempo estiraba la lengua tratando de lamer su duro pezón, con lo tetona que era seguramente las alcanzaría, pensó Gabrielita.

Le encantó la sensación de lamerse sus propias tetas, pensar que nunca lo había hecho y lo delicioso que resultaba, generosa con su saliva, disfrutó de lo suave y calientitas que se sentían. Con razón a Don Cipriano le encantaba comerse sus tetas cada que tenía ocasión, el contraste entre la textura de sus suaves melones y lo tiesos que se le ponían sus pezones la fascinó, dejó ambas tetas brillando tal y como le había solicitado su morboso amante y procedió a tomar una nueva foto esta vez de sus babeadas tetas.

  • Me encantas putita, ¿estas caliente?

  • Si Don, un poquito.

  • Mira puta - al tiempo que adjuntaba un pequeño video de no más de 15 segundos donde el mecánico se masturbaba, presumiendo su verga ante la cada vez más cachonda Gaby.

  • Se ve rica Don Cipriano.

  • ¿Quieres que te coja putita?

  • Si,  si quiero que ya sea miércoles.

Le encantaba que con Don Cipriano pudiera hacer lo que se le ocurriera, libremente sin preocuparse de que iba a pensar de ella, sin duda, pensaba que era una puta, si no dejaba de repetirlo y tal vez lo era un poquito, es que se sentía tan bien.

Por iniciativa propia se despojó de su pantalón y procedió a colocarse boca abajo para tratar de enfocar sus voluminosas nalgas que sabía de sobra calentaban a su amante.

Levantó las nalgas un poco y tomó la foto que envió inmediatamente, ansiosa por saber que reacción provocaría.

  • Cada vez estás más puta, así te quería.

  • Ahh si, ¿porque Don Cipriano? - preguntó la casada.

  • Porque te ves tan correcta y formal, pero en el fondo eres una puta y te encanta la verga y yo estoy haciendo que te conozcas como realmente eres, una hembra caliente.

La respuesta de Don Cipriano calentó aún más a Gaby que procedió a empezar a masturbarse mientras repetía una y otra vez el video en el que Don Cirpiano se tocaba a sí mismo esa verga que la volvía loca, deseando que fuera ella la que tuviera entre sus manos la dureza y las venas de ese gordo miembro viril.

  • No, Don yo no era así, usted me hace hacer cosas raras - argumentó Gabriela autoengañandose.

  • Te equivocas reinita, tu siempre fuiste así, yo solo saque eso que traías escondido y te encanta.

Y si era cierto? Por su belleza había tenido que lidiar con la envidia de otras mujeres, menos agraciadas que ella. Durante sus años de preparatoria, no habían dejado de inventar chismes acerca de ella. Todos esos chismes, eran habladurías sin fundamento, asumían que si ella era hermosa tenía que ser una puta y eso la hacía rabiar. Al contrario, toda su vida había sido decente preocupada por mantener su imagen de mujer con valores y principios, pero ahora disfrutaba tanto de esta situación que las palabras del mecánico la hacían dudar, tal vez si era un poco puta, pero solo con Don Cipriano.

  • Bueno pero soy solo tú puta bebé - concedió excitada mujer.

Se colocó boca arriba en su cama y decidió regalar otra foto al mecánico mientras seguía frotando su inflamado clítoris cada vez más rápido. Abrió su piernas y colocó su celular entre ellas tratando de enfocar en primer plano su apetitosa vagina, totalmente depilada y con sus labios exteriores brillando por los jugos que destilaba. Con la otra mano ella misma se abrió el coño y procedió a inmortalizar la obscena imagen como regalo para su macho.

  • A tí  se te antoja papi? - adjunto el mensaje junto con la pornográfica foto, mostrando su hambrienta gruta.

  • Te me antojas demasiado putita, segura que nos vemos hasta el miércoles, porque si tu quieres pasó ahorita mismo.

  • No sea desperado Don Cipriano, el miércoles sin falta me vuelvo a portar mal con usted - alcanzó a escribir mientras aumentaba el ritmo al que se masturbaba, rico muy rico, pero palidecía al sentirse perforada por el pervertido de Don Cipriano. - mientras le regalo una última foto.

Otra foto de su coño en primer plano, pero esta vez con la casada insertandose tres dedos con el mensaje “preferiría fuera tu vergota en mi vagina papi”.

Esperaba la reacción de su hombre a esta nueva y atrevida foto cuando de improviso y sin avisar Jacobo abrió la puerta de su recámara ya que las puertas dentro de la casa carecían de seguro, Gaby no tuvo tiempo para pensar, simplemente reaccionó.

  • Lárgate!!! largo, se toca idiota -

  • pero mami - balbuceó el impactado niño que no comprendía porque su madre desnuda sobre la cama le gritaba como nunca antes en su vida.

  • que cierres la puerta ¿no entiendes? largate.

  • La cocina mamá yo solo quería decirte - alcanzó a decirle Jacobo que no quería que se enojaran con él, no comprendía lo que había hecho mal y  previsiblemente empezó a llorar mientras cerraba la puerta.

La estufa!!!! recordó la mujer, mientras que atinaba a colocarse su ropa de forma apresurada. Con los morbosos mensajes de Don Cirpiano había olvidado por completo lo que estaba haciendo y para terminar de fregarla su hijo la había visto desnuda mientras se sacaba fotos para su amante. Se enojó tanto consigo misma, cómo había podido perder la cabeza así? Salió corriendo a tratar de arreglar el desastre, apagar la estufa y esperar a que se enfriara para limpiar el estropicio, mientras que escuchaba al fondo el ruido de su hijo llorando en su cuarto, ya lo arreglaría después, compensaría a su familia, estaba decidida, pero antes tenía una cita para el siguiente miércoles.

Esa mañana de mediados de Noviembre, había elegido utilizar un ajustado pantalón de mezclilla que le permitía presumir sus espectaculares nalgas que tanto disfrutaba su amante,  acompañado por un suéter de cuello de tortuga, nada revelador pero que permitía adivinar su exquisita figura desde su amplia cadera hasta sus voluminosas tetas. Un conjunto coqueto, pero nada demasiado escandaloso, después de todo primero tenía que dejar en la escuela a su hijo y no podía arriesgarse a utilizar un vestido como con el que había utilizado en “La hija de Moctezuma” el último fin de semana.

Pero le tenía una sorpresa a su amante, había vuelto a elegir utilizar la tanga de hilo dental roja, con un juego de cuentas de cristal en la parte trasera de la vez pasada, era su única tanga, (algo que pensaba tendría que resolver más adelante) y decidió no utilizar brasier para dejar sus tetas en libertad, esperando con anticipación la reacción de Don Cipriano. Dejó su coche cerca del punto acordado y caminó hacia el Galaxie negro que estaba en el estacionamiento de la panadería donde su furtivo amante la esperaba para consumar un nuevo encuentro. Al caminar, Gaby pudo notar la incipiente humedad en su entrepierna, su coño anhelaba las cogidas que le iban a dar.

Dentro del coche observó la horrible sonrisa del mecánico, enseñando sus chuecos dientes que en circunstancias normales jamás hubiera soñado tener a una mujer de su calibre. Gaby pensaba que era una desgracia que las cualidades de su querido esposo estaban totalmente ausentes en su amante y viceversa, lo que le hacía sentir su picador era incapaz de ofrecerlo César. Tal vez no era tan malo tener dos hombres, pero maldita sociedad, inmediatamente la juzgarían por ello.

No hubo necesidad de cruzar un saludo, Gaby ofreció sus labios para un intenso beso que acabó siendo un morreo de bienvenida, era evidente que ambos se traían ganas mientras sus lenguas se entrelazaban.

  • Y a dónde vamos Don Cipriano? -  preguntó la casada, que aunque se moría de ganas de ir a aparearse de nuevo prefería que su macho fuera el de la iniciativa, después de todo ella en última instancia estaba siendo chantajeada.

Don Cipriano casi podía leer la mente sobre lo que estaba pensando su zorrita, pero aunque le encantaría ir inmediatamente a un motel, sabía que obtendría mejores resultados si posponía un poco lo inevitable y se tomara el tiempo de calentarla, al final la caliente Gaby se iba a entregar con aún más pasión y se lo iba a terminar agradeciendo.

  • A coger sin duda, pero antes tengo que pasar a ver a un amigo y nos podemos tomar unas chelas. -  contestó Don Cipriano.

  • Ahh no otra vez no me la aplica mi Don, nada de volver a ver a sus amigos, que ya se como terminan las cosas, además quiero estar con usted.

Lo llenaba de orgullo la respuesta de su funda, era claro que se estaba enculando por él, todo un logro, pero ella no era la que decidía y le tenía que quedar claro.

  • Tranquila mi reina, esta vez te juro que no hay nada raro, hasta prometo portarme bien, además solo tengo que arreglar algo rápido, nos tomamos una chela y a lo nuestro.

  • Mmmmm de acuerdo - aunque no sonaba muy convencida.

En el trayecto Don Cirpiano no perdió el tiempo para ir manoseando los muslos y las tetas de la casada por encima de la ropa y como dos enamorados aprovechaban para darse ricos besos de lengua en cada semáforo. Su destino no estaba lejos, se trataba de uno de los muchos bares baratos que existen en zonas de estudiantes, que bajo la fachada de ser una fonda, venden cerveza a todas horas a los estudiantes en vasos de plástico, en concreto el lugar que visitarían era propiedad de Ignacio, otro viejo, amigo de Don Cipriano con el que se reunía a jugar cartas y tomar de vez en cuando y que la última vez había puesto en duda la palabra de Don Cipriano cuando este les presumió la vieja que se andaba comiendo. A punto estuvieron de llegar a los golpes, aunque finalmente no llegó a mayores, Don Cirpiano no olvidaba una ofensa tan fácilmente.

Ahora iba a tener oportunidad de restregarle su triunfo en la cara, que viera directamente en persona el sabroso culito que se iba a comer y que su “amigo” nunca disfrutaría.

El local era muy sencillo, en una planta baja, un pequeño mostrador y varias mesas y sillas de plástico de la coca-cola y algunos sillones viejos en el fondo donde pasaron a sentarse. A los pocos minutos se acercó una mesera de no más de 22 años a preguntar sobre qué se les ofrecía, tenían únicamente botana y una limitada selección de cerveza ya fuera una cubeta o una caguama que servían en un vaso de plástico. Don Cipriano, sin molestarse a preguntar la opinión de Gabriela  pidió dos caguamas una para él y otra para su acompañante y pidió hablar con Don Ignacio si este se encontraba en el lugar.

  • Si se encuentra el patrón,  ¿quién lo busca? - preguntó la mesera.

  • Dígale que Don Cipriano  ha venido a visitarlo y que pase a saludar a un amigo.

  • Yo le digo, bueno en un momento les traigo sus chelas.

Gaby llevaba años sin estar en un lugar de estos, alguna vez había acompañado a sus amigas en la preparatoria, pero en esa ocasión no tomó nada, le costaba entender cómo es que varias de sus amigas se aficionaron a ir a esa clase de lugares todos los fines de semana.

  • ¿El dueño de este lugar es su amigo? - inquirió la curiosa casada, sospechando una nueva trampa de parte de Don Cipriano.

  • Sí pero tú despreocúpate, nada raro va a pasar, solo quería presentarte con él, que soy un buen amigo y con el sólo verte él ya debería estar agradecido.

La había llevado ahí para presumirla, por un lado le molestaba eso pero por el otro hasta lo encontraba lindo.

  • Aquí están sus chelas, son 50 pesos - los interrumpió la mesera.

-Me vas a tener que prestar el varo vieja, luego te lo repongo - dijo Don Cirpiano

  • Si claro, denme un momento - mientras acudía a su bolsa para buscar los últimos 2 mil pesos  que le había dado su marido- tome don Cirpiano - alargando su mano para darle un billete de 100 pesos.

  • Toma quedate con 20 y dame 30 de cambio chiquilla. - el viejo era generoso con el dinero de su vieja.

  • Gracias Don, disfrute el día - respondió la mesera, acostumbrada a las míseras propinas (si es que dejaban propina) de los estudiantes… o estudiahambres mejor dicho.

  • Bueno salud!!! Gabrielita  tengamos otro día muy chingón, chúpale no dejes que se caliente tu cerveza.

  • Salud Don Cipriano y gracias - bien educada como estaba, Gaby daba las gracias aunque ella fuera la que estuviera pagando las cervezas.

No hablaron mucho más, pronto las manos de Don Cipriano volvieron a amasar las carnes de la casada en un intento de irla calentando, mientras alternaban entre besos de mayor o menor intensidad y se terminaban su cerveza. Para Don Cipriano una caguama (940 mililitros) no representaba gran cosa, pero para la inocente Gaby era suficiente como para empezar a marearse.

El hábil mecánico rápidamente tocó directamente la piel de la caliente hembra por debajo de su suéter, le agrado ver que no llevaba nada debajo y una de sus manos se aventuró hacia arriba para sopesar la pesada teta y pellizcar el pezón de su dueña.

  • Aquí no bebé, espera - solicitó Gaby

  • Nadie nos ve mamacita, no te preocupes, además el local esta vacio tu aprovecha - al tiempo que tomaba una de sus manitas y la llevaba sobre el prominente paquete que se formaba en sus pantalones - además ¿no extrañabas esta?

  • Mmmm ¿esta así por mí?, bueno si la extrañaba, pero lléveme a otro lado Don Cirpiano andele porfa, porfita ¿si? - haciendo pucheritos, mientras una mano del mecánico se deleitaba atormentando su endurecido pezón.

  • Terminate tu chela y entonces lo pienso, que es de mala educación dejarla a medias.

La casada hizo esfuerzos por beber rápido el contenido de su vaso, pero una caguama era demasiado para la inexperta chica. Mientras tanto Don Cipriano la atrajo hacia él, sus manos aprovecharon para recorrer las piernas de Gaby y palpar sus nalgas. Por lo apretado de sus pantalones sería complicado dedearla, pero Gaby parecía concentrada en terminarse su vaso y no protestaba, tenía que aprovechar la docilidad de su zorrita.

Con una mano, desabrochó los botones del pantalón, la introdujo en la ajustada prenda y comenzó a acariciar el sexo de la mujer por encima de su pequeña tanga con apenas la suficiente tela como para cubrir la intimidad de su dueña, provocando los primeros gemidos de la sonrojada Gaby que no hacía nada para impedirlo, aunque aún con la suficiente consciencia como para revisar los alrededores y comprobar que nadie los estuviera observando.

Gaby terminó casi semi recostada de espaldas entre su amante y el viejo sofá, no paso mucho tiempo antes de que Don Cipriano apartara la humedecida prenda y empezara a frotar ligeramente sus labios, el sexo de la mujer reaccionó soltando más jugos anticipando que en breve tendría que estar lista para ser cogida. Con una mano el mecánico la dedeaba mientras que con la otra pellizcaba uno de los pezones casi con saña. Ver como se transformaba la cara de la pudorosa mujer, como empezaba a respirar más agitada, como su mirada se perdía, se ruborizaban sus mejillas y entreabría los labios le fascinaba a Don Cipriano, lo calentaba y quería cogersela por su propio placer, pero genuinamente quería que esa hembra disfrutara, que estuviera bien cogida.

Los dedos se movían cada vez más rápido, chapoteando en los abundantes jugos que destilaba la infiel, Gabrielita nuevamente había perdido la noción de donde estaban, si esto continuaba llegaría pronto a su primer orgasmo del día, estaba tan cerca.

-Sigue bebé, sigue así. - mientras una de sus manos la dirigía hacia atrás a acariciar la cabeza de su amante que tan buenos momentos le daba, que la trataba tan rico.

  • Qué sorpresa Don Cirpiano y ese milagro que me visitas??? - Una fuerte voz sacó de su éxtasis a Gabrielita que rápidamente como pudo trato de recuperar la compostura y volver a sentarse correctamente, aunque era obvio que el sujeto había visto como se la dedeaban.

  • Hola cabrón, pues ya tenía tiempo que no pasaba a visitarlo Don Ignacio- se levantó sin pena alguna Don Cipriano y le dió un apretón de manos con la misma mano que hace unos segundos usaba para tocar a Gabrielita que en estos momentos estaba roja de la vergüenza.

Don Ignacio era un conocido de años, que junto con Don Felipe y Don Cirpiano se reunían a jugar cartas y tomar cerveza de vez en cuando. La última vez casi habían llegado a los golpes debido a que cuando Don Cipriano presumió de la espectacular mujer que según él se andaba comiendo, el escéptico de Ignacio no lo podía creer y entre broma y broma había puesto en duda la palabra de su gordo amigo.

“Pinche Cipriano, no seas mamón, nunca en la vida una vieja de esas te haría caso”, esas habían sido sus palabras, pero Ignacio no tenía problemas en reconocer que estaba equivocado, imposible negar la evidencia frente a sus ojos. A menos que Don Cipriano hubiera contratado una puta de lujo (algo poco probable debido a los apuros económicos de Don Cipriano), la mujer con la que estaba agasajandose tenía que ser su amante, casada además y con un hijo pequeño…¿como había logrado Don Cipriano tal hazaña? ¿quién sabe? pero los caminos de Dios eran misteriosos pensó Ignacio divertido.

  • Pues no mentías -  dirigiendo la vista hacia Gaby que seguía sentada,  comiéndosela con la mirada-  verdad de Dios, chale de hecho hasta te quedaste corto, esta preciosa señorita. Gabriela si recuerdo bien - dijo  extendiendo su mano para saludar a la apenada mujer.

Era obvio que Don Cipriano la iba presumiendo como si se tratara de un trofeo, cerdo machista, ¿cómo podía ser tan corriente? pero que hijo de puta, pensó Gabriela que sin embargo estiró educadamente su mano para corresponder al saludo.

  • Hola señor, mucho gusto, si recuerda bien, mi nombre es Gabriela.

  • Mucho gusto señorita, un placer. - dijo Don Ignacio con sorna al notar aún el pantalón de la casada mal abrochado.

  • Te dije pero tu te pusiste pendejo esa noche, ahora me crees? - dijo Don Cipriano.

  • Si no lo veo, no lo creo, he de admitir, mis respetos, ahora hasta quiero ser como tú, ahhh pues si, la neta me iba a ganar mis madrazos en buena ley, una disculpa Don Cipriano, no vuelvo a dudar de ti. A ver chamaca - gritó a la mesera, otras dos caguamas para mi amigo y su bella novia.

Ahora resultaba que Don Cipriano era su “novio”, el rostro de Gaby se puso rojo de la pena, una cosa era aceptar acostarse con el viejo, eso lo tenía asumido, pero jamás tendría una relación formal con Don Cipriano, le horrorizó la idea, empezando porque ya tenía una familia.

La mesera rápidamente llevó otras dos caguamas y al servirlas no pudo reprimir una sonrisa al mirar a la infiel mujer. ¿En qué estaría pensando esa chamaca impertinente, porqué parecía que la juzgaba con la mirada?, esa impresión tuvo Gaby o tal vez solo era su paranoia y mala conciencia.

  • Bueno a ver que otro día hablamos Don Cipriano, ya no te olvides de los amigos, pero me paso a retirar, ahora lo que quieren es tener algo de privacidad me imagino. Mucho gusto Gabriela y tu Don Cipriano luego hablamos.

Don Cipriano no cabía en sí mismo de felicidad. Toda su vida la gente “bien” lo había visto con desdén, a la mayoría de sus amigos como Don Ignacio o Don Felipe les iba mejor económicamente que a él e incluso sus empleados a veces lo miraban con sorna pues sabían que en última instancia el taller era propiedad de la gorda esposa de Don Cipriano y que la palabra de ella era ley en el negocio.

Pero ahora que se andaba cenando a la Gaby, él era un chingón, la prueba definitiva era que Gabriela le diera las nalgas y se dejará emputecer y el mamón de Ignacio se tenía que  tragaba sus palabras.

  • Si, luego hablamos Ignacio, ahorita una disculpa, tengo otras cosas que hacer, ¿tu me entiendes verdad?

  • Jajaja claro que lo entiendo, si yo estuviera al lado de esa belleza tampoco te dedicaría mucho tiempo, no te preocupes, bueno me retiro.

Gabriela estaba molesta tanto por su orgasmo interrumpido como por constatar que Don Cipriano la presumía con todos los idiotas de sus amigos y ahora que casi se había terminado su caguama, le servían otra.

  • Ya no pongas esa cara - de nuevo Don Cipriano parecía que le leía la mente, no la dejaba de maravillar esto, ¿era talento natural o fruto de su experiencia con las mujeres?  se preguntaba Gabriela.

  • Vamonos a otro lado Don, no quiero estar aquí.

  • En lo que quedamos, te terminas tus chelas y nos vamos y no le vas a hacer el feo a la que nos invitó mi amigo.

  • Don me voy a emborrachar con dos vasos (los vasos para una caguama son bastante grandes), yo no tomo como usted. - le recordó la casada, además usted no quiere ir a otro lado? insinuó la mujer.

  • Jajaja quieres coger? yo también te quiero dar, pero pues si te las chingas rápido…

  • Don de verdad vamonos - insistió Gabriela.

  • Mira si vas a empezar con tus pendejadas a la chingada, entendiste?

Hace solo unos minutos estaba molesta con Don Cipriano por exhibirla de esa forma tan ordinaria y ahora le aterrorizaba que se molestara con ella, que contraste con su amable esposo que se esforzaba en complacer todos sus caprichos y cedía tan rápido a sus peticiones. En esos momentos lo que menos quería era quedarse sin coger, quería su ración del sexo sucio que le había enseñado su amante, quería quedar saciada y alcanzar el orgasmo que le habían interrumpido hace unos instantes.

  • Perdone mi Don, no era mi intención - suplicó la rubia.

  • Tus mamadas -  respondió con fingida molestia Don Cipriano claro que se la quería coger, era lo más importante para él en ese momento pero que pudiera manejar a Gabriela a su antojo que la hiciera pedir disculpas por nada, era placentero, aunque de otra forma.

La escultural mujer, para conseguir el perdón de su macho empezó por darle besitos en su seboso cuello, mientras que una de sus manitas se introducía por debajo de la camisa de Don Cipriano y acariciaba suavemente las tetillas de este. Sonrió al sentir que le acariciaban las nalgas, buena señal de que Don Cipriano no estaba tan enojado con ella. Pronto buscó los labios de su hombre y encantada le ofreció su lengua. Los morbosos besos fueron subiendo de tono.

  • Tus chelas, termina y te doy lo que andas buscando - al tiempo que forzaba a la caliente mujer a acariciar su verga por encima del pantalón.

  • Bueno, me apuro - aceptó sumisa, mientras que de frente a su amante se subía a sus piernas, tomó el primer vaso y empezó a beberlo lo más rápido posible.

Don Cipriano estaba complacido al observar la obediencia de su hermosa hembra y no dejó de acariciar las nalgas de esta en ningún momento. Disfrutaba ver los torpes esfuerzos de Gabrielita por terminar su cerveza lo más rápido posible, era obvio por las caras que ponía su vieja que le costaba trabajo  y no estaba acostumbrada.

Una de sus manos volvió a introducirse en el suéter de la vieja, directo a sus tetas y esta vez fue un poco más duro con ellas. Gabriela solo atino a decir - Ouch - pero apuró el ritmo al que consumía su segundo vaso de cerveza.

No podía negarle uno de sus mayores atributos para degustarlo, levantó la prenda de Gaby lo suficiente como para descubrir sus tetas y procedió a engullirlas, jugando con su lengua sobre los pezones de la excitada mujer, tragando todo lo que podía de esos imponentes melones. Gaby empinó su vaso, bebiendo lo más rápido que era posible mientras que le comían las tetas en un bar barato, cada vez con mayor facilidad se dejaba meter mano donde fuera, pero ya le urgía irse de ese lugar.

  • Cuando te vuelva a ver, nada de pantalones, falda o vestido, ¿entendiste putita?

  • Siiii, ya nada de pantalones - Gaby entendía que así facilitaría que su macho la dedeara a placer y tuviera más fácil acceso a su intimidad o incluso porque no, si se lo pedía se dejaría coger en algún lugar protegido de miradas indiscretas, haría lo que le pidiera de ser necesario.

Como recompensa Don Cipriano empezó a alternar entre mordisquear las tetas de la ofrecida zorrita y dibujar alocados patrones con su lengua sobre sus tiesos pezones.

Gaby apuró lo último de la cerveza y tuvo que separarse de la boca que le regalaba esa espectacular comida de tetas, si por ella fuera se dejaría coger ahí mismo, pero eso no era posible.

  • Ya está listo - Exclamó contenta mostrando su vaso vacío a Don Cipriano a la vez que seguía con sus tetas al descubierto.

  • Ves que te podías portar bien tetona?, bueno nos vamos. ¿Tienes dinero para el 5 letras?

  • Si Don no se preocupe por eso - Gaby exclamó con gusto.

Al salir del bar y pasar por delante de Don Ignacio y la mesera que habían fingido demencia de lo que sucedía al interior de su local. Don Cipriano aprovechó para soltar una sonora nalgada a la señora Guillén que cada vez con más naturalidad se comportaba como toda un puta.

La mesera no pudo evitar entre risas gritarle a la extraña pareja - Qué todo salga bien, pasen buena tarde!!! - Sin duda iban camino a un motel, lo que no se explicaba era que le había visto tan hermosa mujer a un viejo tan horrible, sin duda no era el dinero y tampoco era por ser culto o inteligente. Solo quedaba una explicación, a esa señora le encantaba la verga.

Mientras tanto en un restaurante cerca de la avenida Insurgentes.

  • Buenas días Licenciado - dijo César, cuando vió llegar a Luis, otro de sus ex compañeros de la prepa, ahora se encontraba casi irreconocible, bastante gordo, pero con un traje y un reloj enorme que a simple vista se veían bastante costosos.

  • Tus jaladas César, soy tu amigo, tú llámame por mi nombre y listo.

  • Gracias Luis, se que hace años que no ha habido contacto y ahora te llamo porque tengo un problema…

  • Despreocupate, igual te voy a cobrar así seas mi amigo, los negocios son negocios pero vas a tener una atención de primera. Ya me lo comentaste por teléfono pero aún así hay cosas que es mejor tratarlas en persona. Quiero que entiendas que como tu abogado todo lo que me digas es confidencial, esta claro?

  • Si esta claro.

  • Bueno, ahora ¿cuáles son tus intenciones ¿divorciarte de esa hija de la chingada?

  • Para empezar, así es.

  • Me alegra escuchar eso, nada de pendejadas sobre vamos a terapia o “creo que voy a perdonar a mi vieja”, que me han tocado casos así déjame decirte. Primero felicitarte por no cagarla cuando la descubriste, créeme una mala reacción en ese momento, que te pusieras violento o incluso con gritarle hubiera bastado y te arruinabas amigo.

Bueno lo básico es muy sencillo, para proceder con el divorcio necesitamos el acta de matrimonio y las actas de nacimiento de tú hijo. Con eso será suficiente para comenzar. Ya si hay bienes en común la cosa cambia, pero eso cualquier pendejo pasante de derecho te lo puede decir. Yo en cambio te voy a cobrar caro, mira te voy a explicar.

Para la corte El fundamento se encuentra en la protección del interés superior del menor, quiere decir, que la corte va a elegir lo que considere es lo mejor para Jacobo, en otras palabras que a menos que la madre sea realmente una persona horrible, ella se va a quedar con la custodia de tu hijo y tú tendrás que abandonar el domicilio conyugal entiendes? - explicó Luis.

  • ¿Pero si la muy hija de puta me engaña? - preguntó indignado César ante lo que consideraba una injusticia.

  • Eso les vale madres, antes cuando había causales de divorcio, importaba quién había puesto los cuernos, pero ahora no se necesita ninguna causal, si un día te levantas de malas y te quieres divorciar, lo puedes hacer.

  • Así ¿que voy a perder a mi hijo?, lo voy a ver un día a la semana si bien me va.

  • Bueno eso ya depende de tí. No seas pesimista, verás normalmente la custodia se la queda la madre a menos que se demuestre que el bienestar del menor corre riesgo. Hay supuestos en que un progenitor se encuentra en una situación en que puede perder o tener una suspensión de la patria potestad.

  • ¿Cómo que supuestos?

  • Hay varios, que tenga una incapacidad mental, vamos que este loca y se pueda probar clínicamente, Por poner al menor en peligro de perder la vida, por el incumplimiento de la obligación alimentaria sin causa justificada, por abandono, etc, etc.

  • Nada de eso es aplicable - dijo César desanimado.

  • Claro pero, esto es México y con dinero baila el perro, si estás dispuesto se puede encontrar la forma. Necesito saber de qué ingresos cuenta Gabriela y si tiene familiares o amigos influyentes o de buena posición económica, tú confía.

  • Actualmente no está trabajando, que yo sepa no tiene nada ahorrado y bueno, su madre vive en un modesto departamento. Están sus dos hermanas pero eso es todo.

Luis sonrió al escucharlo - es decir, hipotéticamente en un asunto legal Gabriela tendría que depender de un defensor de oficio, la compadezco, te doy un consejo si algún día no tienes otra opción que depender del defensor de oficio que te otorga el estado, mejor pierde el caso o declárate culpable, es más recomendable, las cárceles de este país están llenas de pobres diablos que no pueden pagar un abogado privado.

Mira una cosa, una vez que te casas o vives con una pareja de hecho, legalmente estas jodido, no hay vuelta de hoja. Ahora es cosa que tú decidas cómo vamos a hacer las cosas, si esto va a ser derecho donde tu vas a tener que abandonar tu casa y vas a perder la custodia de Jacobo y en el mejor de los casos lo vas a ver cada 8 o 15 días, además de que vas a tener que seguir pasando una parte de tu salario a esa arpía como pensión alimenticia y para que ella sostenga el nivel de vida al que está acostumbrado tu hijo o quieres la otra ruta que cuesta pero no es del todo legal. - Luis esperaba la respuesta de su cliente y amigo, esperando que escogiera la segunda opción, sus lujos salían precisamente de clientes que escogían el camino no del todo legal en sus diferentes casos.

  • ¿Cuánto me va costar? -  dijo César.

  • Jajaja, bastante, pero eso quería escuchar, ante todo tu manten la tranquilidad en la casa que Gabriela ni sospeche lo que se le viene encima, eso es lo más importante, de lo demás yo me encargo de los detalles, deja te explico…

Cuando Gaby se separó del abrazo de Don Cipriano para abordar el vehículo, ni se preguntó cómo a diferencia de su caballeroso marido, el mecánico no se molestaba en abrirle la puerta, pero no se podía molestar con él, cuando abordó su lado del coche se encontró que el muy perverso ya se había sacado la verga, ante esto solo atinó a devolver una sonrisa.

  • Ven prueba tu dulce - le indicó Don Cipriano.

  • Mmmm que rico - previsora le dio 500 pesos a su amante para pagar el hotel, mientras se agachaba a probar la rica verga que le ofrecían, no quería que la interrumpieran  de nuevo. Fue mamando el resto del camino y no dejó de mamar ni siquiera cuando Don Cipriano negociaba la renta de la habitación con el encargado del hotel, que pensaría que solo se trataba de una puta con su cabeza subiendo y bajando sobre la entrepierna de ese viejo horrible.

Cuando entraron a la cochera de la habitación, Gabrielita al fin se desprendió la potente verga y corrió al sanitario. Esas dos caguamas que había consumido le pasaban factura, ya casi no aguantaba hacerse pis dentro del coche de Don Cipriano pero afortunadamente había resistido. Una vez resuelto ese inconveniente decidió dar una bonita sorpresa a su hombre. Procedió a desnudarse, excepto por su minúscula tanga y sus zapatillas de tacón, Recordaba su segundo encuentro en el sucio cuarto que Don Cipriano tenía en su taller “Es una taibolera….. de esas viejas que menean las nalgas por dinero….jajaja…. me parece que tu también eres buena para eso”. Precisamente era la imagen que ahora quería regalarle.

Don Cipriano quedó paralizado al verla salir, tremendo monumento de mujer, linda y sexy pero a la vez buenísima con un cuerpo que invitaba al pecado, sus tetas a pesar de ser enormes se mantenían aún firmes, sus tersas  y largas piernas y esas nalgas resaltadas al caminar con tacones con esa tanga roja de puta que a duras penas cubría el chorreante coño de la infiel mujer.

Gabriela cada vez más segura de sí misma, caminó lenta y sexy hacia el mecánico que se encontraba sentado sobre la cama, justo antes de llegar junto a él se giró para ofrecerle una visión de sus nalgas y espero a que llegara la primera e inevitable nalgada.

¿Porque le calentaba tanto que la trataran como una puta? había sido horrible descubrirlo pero ahora no podía parar de disfrutarlo. Balanceaba su trasero lentamente de un lado a otro mientras se agachaba para a continuación volver a dejar su culo a la altura de la cara del mecánico. Sintió los toscos dedos de su amante apartar la fina tela de su tanga y empezar a tocar su vagina, lo que provocó que la casada sacara todo lo que pudiera su culo, quería que Don Cipriano se lo volviera a comer y este no defraudó a su hembra, comenzó por lamer los labios exteriores de la vagina de su vieja y luego a introducir su lengua en esa cavidad, escuchando los primeros gemidos de la puta dispuesta a aparearse.

Luego cambió de agujero y sin hacer ascos beso ese delicado ano que recientemente había desvirgado.

Gaby tenía dificultad para mantenerse en pie por tanto placer, así que se volteó para recuperarse un poco. De inmediato Don Cipriano la atrajo y volvió a contemplarla de cerca, fascinado por ese par de tetas que desafiaban a la gravedad. Se dedicó a jugar con los pezones de la tierna Gaby, a veces de forma delicada y en otras pellizcaba sus pezones hasta obtener un gemido de la hembra.

  • ¿Qué quieres perrita? - Preguntó Don Cirpiano

  • Coger, ya cógeme Don, estoy caliente-  confesó la zorrita.

  • Y eso en que te convierte?

Gaby se quedó callada unos segundos, sin saber exactamente lo que quería el mecánico. Esté viendo las dudas de la confundida putita decidió aclararle las ideas y soltó una cachetada en sus tetas.

Gabriela había aprendido el placer de ser nalgueada en cada encuentro con su experimentado amante, pero nunca esperó recibir una cachetada en sus tetas, no había acabado de asimilar la primera, cuando recibió otro impacto ahora en su otro seno.

  • Duele, ya no - suplicó sin éxito la casada, porque únicamente recibió otra cachetada.

  • Di lo que eres - Le repitió Don Cipriano seguro de la respuesta de su vieja.

  • En una puta, en tu puta, pero cogeme por favor.

  • Te quiero puta - jaló a Gaby para besarla con verdadera pasión, pasión que correspondía la perrita que por tan buena conducta merecía un premio.

Colocó a Gaby acostada sobre la cama, la putita contenta, automáticamente le abrió las piernas esperando que se la cogieran pero su macho tenía otra idea, introdujo dos dedos de su mano derecha y los comenzó a frotar vigorosamente contra la pared frontal de su vagina, como si fueran un garfio, los dedos presionaban el punto G de la putita que no pudo contener sus gemidos, sentía que su vagina se empapaba y de hecho sus líquidos empezaron a salir de su coño como nunca antes había experimentado. Era tanto que empezaba a salpicar, gratamente sorprendida ya no reprimía sus gemidos cuando un fuerte chorro de líquido salió a presión y sus piernas temblaban sin control.

  • Ahhh que rico, te amo bebé, te amo - agradecida, sentía los estertores del intenso orgasmo, cuando Don Cipriano aún con sus dedos en el interior de Gaby volvió a moverlos intensamente. - Ahhh nooo espera Don Ahhh  ahhh espera ahh - pero el viejo sabía que no tenía que escuchar a su hembra, este era el momento justo para arrancarle otro orgasmo, por más que se retorcía Gaby no pudo liberarse y pronto dejó de resistirse, creía que se orinaba cuando emitió otro potente chorro de líquido

  • Ya no aguanto, por favor, que rico, pero ya no aguanto, deme un momento Don Cipriano sea bueno.

  • Ven, ponte de pie vamos. - Tomándola de la mano la arrastró hasta el lavabo, donde Gabriela en cuanto sintió la verga que la enloquecía rozar sus nalgas, flexionó sus piernas para facilitar la penetración que fue lo que inmediatamente sucedió.

En esa posición podía verse en el espejo, lo que le causaba un gran morbo, sabía que era hermosa, le gustaba verse a sí misma sexy, sudorosa y con la cara transformada por una mueca de placer, le gustaba ver bailar a sus tetas al ritmo que imponían las embestidas de su macho produciendo ese obsceno ruido que hacían sus nalgas al chocar con el cuerpo de Don Cipriano. La sensación de sumisión solamente aumentó cuando recibió un jalón de su cabellera obligándola a arquear aún mas su espalda y elevar la cabeza, dejando su mejor posición para el macho que copulaba con ella. Increíble estaba a punto de alcanzar su tercer orgasmo y sentía que si esto seguía así podía en lo que quedaba de la tarde obtener más orgasmos y de mayor intensidad que en toda su vida conyugal.

Cuando llegó a su orgasmo, sintió que no podía más, por supuesto no pondría objeciones a los legítimos deseos de su macho por seguir cogiendo con ella, pero necesitaba un descanso. Caminó hacia la cama y se colocó a 4 patas, esperaba que Don Cipriano se la siguiera beneficiando en esta posición con el vigor que lo caracterizaba.

Nuevamente ensartada, intentó coordinar los movimientos de su cadera con las embestidas que recibía, cada que Don Cipriano retrocedía para tomar impulso ella empujaba sus nalgas para salir a su encuentro y que la penetración fuera más profunda incrementando así el placer de ambos. Se vió recompensada con una nueva serie de nalgadas sobre su blanco trasero. De pronto Gaby sintió su vagina vacía, cuando volteo extrañada a ver qué sucedía se encontró con la verga de Don Cipriano, sonrió coqueta y procedió a engullir la apetitosa verga.

Se vió en el enorme espejo en la pared al lado de la cama, en su posición de perrita con sus grandes tetas colgando como campanas, vió sus mejillas deformadas por la verga que alojaba su boca en ese instante, lo erótico de su bello rostro y su gran trasero, con razón a Don Cipriano le encantaba cogersela en esa posición.

Una vez que ensalivó bien la verga, Don Cipriano volvió a la retaguardia de la mujer y apoyó la cabeza de su verga en el ano de la caliente puta, a la que con cada nuevo encuentro le resultaba más fácil comerse esa vergota por todos sus agujeros. Gaby aceptó sumisa que la sodomizaran, es más le apetecía, jamás iba a olvidar que fue Don Cipriano el hombre que se llevó su última virginidad, esa clase de cosas jamás se olvidan, recordó lo que le dolió la primera vez, pero también como había terminado gozando intensamente.

  • MUUUUUU MUUUUU - empezó a mugir la entregada mujer, como si se tratara de una vaca, un animal cuya única utilidad es el placer de su dueño, como Don Cipriano le había pedido durante esa primera sodomización.

Don Cipriano apreció el gesto de la tierna zorrita incrementando el ritmo de la enculada y agarrando al mismo tiempo el par de enormes ubres que colgaban de la emputecida hembra. Sin poder prolongar más el momento terminó en el interior de la agradecida Gaby que notaba en su recto el caliente líquido. El nuevo encuentro sexual terminó con Gaby empinada exhausta, derramando el semen que se escapaba de su abierto ano, su bello rostro solo expresaba placer.