Gabriela una Adorable Mujer Casada 6 VER. ALTERNA

Sexta entrega de las aventuras de Gaby y como prosigue el proceso de su emputecimiento a manos de un viejo y libinidoso mecánico.

Gabriela... Una adorable mujer casada 6 VERSIÓN ALTERNA por José

Otra noche de soledad… había aprendido a sobrellevarlas cada vez mejor, es cierto, pero no dejaba de provocarle una sensación de incomodidad, muy al fondo de su corazón, sabía que algo estaba fuera de lugar en su vida, como un cuadro que aunque a primera vista pareciera agradable, tiene una ligera inclinación y no se queda derecho sobre la pared.

No tenía una vida lujosa, pero lo material a estas alturas a la mitad de su quinta década de vida poco le importaba. Tenía una vida decente, gracias a un trabajo de medio tiempo y sobre todo al apoyo de sus tres hijas. Su devoción como madre y tantos años de sacrificios eran recompensados al fin y su más grande y tal vez único logro era haber sacado adelante a sus hijas y convertirlas en mujeres de bien, decentes y con valores. Tres jóvenes mujeres hermosas, casadas con buenos hombres y que ahora la hacían una abuela feliz.  Naturalmente que las veía con los ojos de una madre, pero fuera de toda duda, sus 3 hijas eran hermosas, desde luego habían heredado sus genes, desde niñas siempre las habían escogido para representar los papeles principales en las obras de teatro de la escuela, siempre destacaron y de entre las tres hermanas, sin duda la más bella era la menor Gabriela.

Su favorita, no es que no quisiera a sus dos hermanas, pero se engañaría a sí misma, si no aceptara que siempre había brindado un trato especial a la menor de sus hijas. Ya desde secundaria, su precoz cuerpo empezó a desarrollarse y con esto a llamar la atención del sexo opuesto. Ingenua como era su hija, Irma su madre se autoimpuso la tarea de protegerla de que un patán le fuera a arruinar la vida.

Su labor como madre no estaría completa hasta ver que Gabrielita se casara con un hombre decente, trabajador y digno de la hermosura de su hija. Nunca lo confesaría pero si tuvo un terror durante la etapa de adolescente de sus hijas y sobre todo de Gabriela, fue que sus hijas cayeran víctimas de un hombre que únicamente quisiera sexo con ellas y que les desgraciara la vida con un embarazo en su adolescencia.

Nunca escatimó esfuerzos para prevenir a sus hijas sobre los peligros de los hombres y lo desalmados que estos podían llegar a ser con tal de abusar de una buena mujer. Nada más útil para alertarlas del peligro que el ejemplo terrible de su padre ausente, que la había abandonado con tres hijas pequeñas y por el cual habían tenido una infancia llena de privaciones.

Gabriela creció convencida, escuchando las historias de su madre, de que su padre biológico era un desgraciado por abandonarlas, un irresponsable vividor, probablemente mujeriego que no merecía que lo llamaran “padre” y que ella nunca tendría algo que ver con un ser tan bajo como él. Su santa madre si había tenido una equivocación en la vida era el haber confiado de buena fe en esta persona que desafortunadamente la había engendrado.

Pero ahora el terror de Irma volvía como no lo había sentido desde hace años. Temía por su hija y su futuro, por su terrible confesión sobre que se había acostado con otro hombre que no era su marido. Quería creer en las palabras de su hija, después de todo no tenía motivos para desconfiar, pero esa sensación de incomodidad que tenía no había dejado de crecer desde que escuchó su confesión: “Tuve relaciones con un hombre que no es César mamá, lo siento”.

Sólo un desliz, un error pasajero que podía sucederle a la mejor persona, incluso a su hija. Pero ese error podía tener consecuencias devastadoras. La ingenua de su hija además pensaba que confesarle su infidelidad a César le ayudaría a rehacer su relación con este. Estúpida pero cómo podía pensar en semejante barbaridad?, entre las virtudes de Gabriela nunca había destacado la inteligencia precisamente, no es que fuera tonta, pero de vez en cuando cometía errores realmente absurdos.

Afortunadamente para eso estaba su madre y evitar que Gabriela arruinara su vida y la de su nieto Jacobo por una tontería. Se había visto obligada ella misma a confesarle a su hija una parte muy íntima de su vida, a revelar la verdad del porque su marido las había abandonado… pero ella tampoco había sido del todo honesta con su hija.

La infidelidad de Irma hace más de 30 años no había sido en una única ocasión… y si su hija también le había mentido para conservar parte de su buena imagen ante ella?

“Fue cosa de una sola vez….y eso bastó para dejar a mis niñas sin padre”. Era mentira, durante más de 4 meses se estuvo acostando… revolcando sería una mejor palabra para describir lo que Irma hizo con otro hombre, mientras su esposo salía a trabajar todas las mañanas y regresaba agotado hasta pasadas las 6 de la tarde.

Para Irma el único propósito del sexo era concebir y claro que sentía gusto y le agradaba complacer a su legítimo esposo, pero era algo muy secundarioen su vida. Nunca tuvo la iniciativa para iniciar algo sexual con su marido, ¿qué pensaría su marido si intentaba iniciar tener relaciones? totalmente inapropiado para una buena mujer y madre de 3 hermosas niñas, mucho mejor que la iniciativa la tomara su marido. Por ello cuando la frecuencia con la que este buscaba relaciones con Irma se redujo gradualmente, esta casi lo agradeció. Que al final tuvieran relaciones una vez al mes era suficiente para ella, o eso pensaba. Tenía una familia feliz era lo que importaba.

Pero maldito el destino, conoció a un joven mecánico, feo, corriente y soez, pero con una labia y facilidad de palabra sorprendentes, nunca sabía cuando estaba hablando en serio y cuando en doble sentido y sin querer le arrancaba risas cada vez que visitaba el taller, acostumbrada como estaba a que hombres corrientes le silbaran en la calle, trataba de no darle importancia a esto. Pero este joven mecánico la llegó a defender de los comentarios subidos de tono de sus compañeros, incluso había llegado a cruzar palabras altisonantes con otro mecánico del mismo taller. Debido a su caballeroso gesto no pudo negarse a corresponderle y aceptar que este pasara a tomar un café un día que tuviera disponible.

Su vida como ama de casa le dejaba a Irma muchas horas libres, con sus dos hijas mayores en el colegio, su marido trabajando  y Gabriela siendo aún una bebita. No hubo mala intención al invitar al mecánico, pero eso no cambia un ápice los resultados de su estupidez e ingenuidad.

No importa como, lo que Irma pensaba sería únicamente una amable charla para variar su  aburrida rutina, terminó con ella entre los fuertes brazos del mecánico y sus besuqueos en el cuello  y cara. Al contrario que su esposo, el joven mecánico no tomaba un no por respuesta. Temía por una violación pero sobre todo temía por la seguridad de su hija, resignada a ser violada y que esto pasara lo más rápido posible, dejó de resistirse, pero no contaba con lo que sucedería continuación.

La más rica cogida que la señora Irma recordaba hasta ese momento en su vida, la  verga de su violador la recordaba, así hubieran pasado 30 años.

Claro que el argumento de la violación dejó de ser convincente cuando Irma le volvió a abrir la puerta  a las dos semanas, aunque lo negaría con toda su alma, se engañaba a sí misma, en el momento en que le abrió la puerta sabía que volvería a tener relaciones con el mecánico, si su cabeza no lo sabía, su cuerpo definitivamente sí.

A partir de ese momento, se entregaba a su amante una vez por semana al menos, a veces si su nuevo macho tenía tiempo hasta dos cogidas semanales podía disfrutar. Antes de ir a recoger a sus hijas al colegio tenía tiempo de desfogarse con su amante y eliminar cualquier rastro de su traición. No solo era su varonil miembro, que definitivamente sabía utilizar. Eran todas las sensaciones que le provocaba su amante. Su descaro al pedirle las nalgas, las risas que le provocaba aún cuando quería ponerse seria con él para decirle que lo suyo no podía continuar, su falta de respeto mientras la poseía en todos los rincones de su casa, el peligro y el morbo que por primera vez descubría y que era tan diferente al sexo con su marido… la hacía sentir tan hembra.

Aunque le remordía y mucho la consciencia, pronto se encontró esperando con ansiedad el día de ver a su amante, incluso si por cualquier razón este no pasaba a realizar su visita semanal, Irma se ponía de mal humor, cuyas consecuencias a veces tenía que soportar su legítimo esposo.

Idiota, estúpida, pero en que estaba pensado? había valido la pena arruinar su vida y la de sus hijas a cambio de unos instantes de placer? por supuesto que no, razonaba Irma, pero al recordar todo esto no pudo evitar sentir una sensación ya casi olvidada, un calor en su abdomen bajo que iba subiendo constantemente.

Al final todo terminó de la peor manera posible, un accidente en el trabajo de su esposo obligó a desalojar el edificio y el esposo de Irma en lugar de aprovechar la ocasión para convivir con sus compañeros de trabajo decidió regresar temprano a su casa, con su adorable esposa, la madre de sus tres hijas.

No estaba preparado para encontrar a Irma a 4 patas gimiendo como perra mientras que su amante para incitarla la nalgeaba y esta respondía positivamente moviendo aún más su trasero.

Después del shock inicial y quedarse mudo viendo la aberrante escena el esposo de Irma reaccionó con furia, su mente en blanco, excepto una rabia como no había conocido antes y de la que no creía que era capaz. Se le fue a golpes al sorprendido hombre que concentrado en copular con la infiel esposa no había notado su presencia.

Desnudo y tomado por sorpresa no tuvo tiempo de resistirse, cuando ya empezaba a comprender lo que sucedía. que el cornudo al fin se daba cuenta de sus cuernos, era muy tarde, con la nariz rota y sangrando solo atinaba a cubrirse su cabeza  mientras el hombre le continuaba atizando patadas y se escuchaban los gritos de Irma y el llanto del bebé de la que consideraba ya su hembra al fondo.

Los recuerdos eran confusos pero, Irma lo último que vió del mecánico, fue verlo salir agarrando su pantalón para correr desnudo hacia la calle. No lo volvió a ver. Su marido por su parte regresó con ella y se limitó a decirle que era una puta, que se largaba y no quería verla más. Sacaría sus cosas y que esperara por el divorcio. Eso en una época en México donde el divorcio aún estaba muy mal visto socialmente.

Irma aterrorizada al ser descubierta lloró y lloró, le aseguró que había sido una única vez, que lo sentía, que estaba arrepentida, que no la dejara, que lo hiciera por sus hijas, que lo amaba, que no la abandonara. Entonces su esposo la miró con una mirada inyectada de odio que aún espantaba a Irma después de tanto tiempo. “¿Crees que soy imbécil? ¿por que estúpido me tomas? ¿de verdad piensas que voy a creer que era la primera vez que te revolcabas con él? jajaja la estúpida eres tú”. Irma de golpe entendió que nada de lo que dijera iba a tener credibilidad alguna con su marido, que todo el amor que este tenía por ella de golpe se había transformado en un profundo desprecio, casi podía decirse que sentía asco por ella.

A pesar de sus ruegos, la voluntad de su esposo se mantuvo firme y le demostró una convicción que Irma nunca creyó posible en su marido. Abandonada, tanto la familia de Irma como sus conocidos se enteraron de lo ocurrido y del porque.

Esto sólo incrementó la vergüenza que sentía, sus conocidos se pusieron de parte de su esposo y dejaron de hablarle, incluso su familia la miraba con reprobación. Había ocasiones que pensaba que todos la miraban juzgandola.

Durante algunos años Irma aún recibió intermitentemente dinero para mantener a sus hijas, pero su ex marido eventualmente volvió a tener una mujer y otra familia que mantener y por ese entonces las leyes en México la dejaron a ellas y a sus hijas sin el aporte económico de su ex pareja.

Mientras tanto ella por su belleza no tardó en captar las atenciones de otros hombres, pero todos salían corriendo apenas lograban tener intimidad con Irma o al enterarse de las tres hijas que tenía que mantener en soledad. De ser una ama de casa, tuvo que cambiar su vida y buscar un empleo de tiempo completo en una maquiladora que le permitió sobrevivir y permitirse llevar a sus tres hijas al colegio, pero no daba para mucho más.

Desde entonces lograr que sus hijas tuvieran una vida familiar feliz, se había convertido en la meta de su vida que no sufrieran lo que ella había tenido que sufrir. Vivir a través de sus hijas no era del todo sano, pero después de tantos y tantos años de sacrificios se veía recompensada. Su tres hijas casadas con hombres trabajadores y decentes, con un estilo de vida de clase media alta, la llenaba de orgullo y felicidad. Pero ahora Gabriela podía echar todo a perder, afortunadamente había olvidado, gracias a ella la estúpida idea de confesarle a su yerno César, sobre su infidelidad pero… ¿y si Gabriela le había mentido a su madre? si esta seguía viendo a su amante lo arriesgaba todo.

La infidelidad de su hija ahora removía todos estos recuerdos largamente enterrados en su memoria y aunque ahora en la soledad de su departamento genuinamente se preocupaba por el destino de su hija pequeña, que sinceramente se arrepentía de haber engañado a un buen hombre trabajador como era su ex esposo y que desde hace más de 30 años no había dejado de maldecir el día que había conocido a aquél joven mecánico. No pudo dejar de excitarse, de sentir su entrepierna humedecerse y sus pezones duros en sus tetas ya flácidas y caídas como hace años no recordaba sentir.  Recordaba alguna de las salvajes cogidas que su joven y descarado amante le propinaba, de  cómo aprendió a acoplarse a los deseos de su macho mientras que Irma esperaba a que este saciara sus apetitos con su cuerpo y a la vez aunque nunca lo admitiría la satisficiera a ella… por un lado le repugnaba lo que sentía, pero por el otro no pudo evitar meter su mano derecha en su pantalón y por primera vez en mucho tiempo empezó a masturbarse pensando en las cogidas con ese joven mecánico que le había arruinado la vida.

Agotada por la brutal cogida recibida hace unos momentos en ese picadero en la planta alta de un bar de mala muerte, Gaby se despertó desnuda en la cama que había servido de escenario para su última infidelidad.

Contenta y sintiéndose plena como toda mujer bien cogida, sentía que su borrachera iba disminuyendo, sin duda el alcohol había tenido que ver en la pérdida de sus últimos prejuicios morales, porque una cosa citarse con su amante para ir a coger, eso ya lo tenía asumido y otra muy diferente las locuras que había cometido esa noche.

Si alguien le hubiera dicho que alguna vez Gabriela iba a aceptar gustosamente ser dedeada al lado de una pista de baile, que iba a mamarle la verga a un amante en un rincón oscuro de un tugurio hasta entonces desconocido para ella, que iba a copular enfrente de otra pareja y mantener relaciones con otra mujer, incluso servir de maestra en sus puterías y mostrarle a su amiga María como tenía que ser sodomizada y para finalizar un potente orgasmo donde por fin le decía a Don Cipriano que lo amaba... habría tomado por loco a quien se lo dijera y además se hubiera reído en su cara, - pero nunca digas nunca - pensó en voz alta Gabriela.

Sus azules ojos se fueron adaptando a la la luz de la habitación, iluminada a medias, pero lo suficiente como para ver con claridad como Don Felipe y después Don Cipriano se agachaban sobre una mesita de noche al lado del sofá donde había empezado cogiendo con Don Cipriano. En su ingenuidad no entendía que ambos hombres estaban aspirando unas rayas de coca para poder seguir cogiendoselas tanto a Gaby como a la puta de su amiga María.

Don Cipriano estaba orgulloso de sí mismo, sin duda solo un macho de primera como él podía haber emputecido a una vieja espectacular y caliente como Gabriela y además casada lo que era motivo adicional para presumirlo incluso frente a su “amigo” Felipe, que con todas sus influencias, dinero y poder, seguramente no había podido cogerse a una vieja igual. Al menos no sin pagar por ello y la zorrita de Gabriela le estaba dando las nalgas de a gratis. Pero aunque orgulloso de su virilidad, este ya no tenía 20 años y cualquier ayuda para seguir cogiendo a su hembra era bien recibida. Una viagra y una línea de coca lo dejarían en condiciones de poder seguir disfrutando de su funda y además fue el propio Don Felipe el que invitaba, la generosidad en él no era común, tenía que aprovecharla.

  • Espectacular la Gaby, con razón te querías madrear al pendejo de Ignacio la otra noche, no vuelvo a dudar de tu palabra Cipriano, mi héroe - reconoció Don Felipe.

  • Pues es que emputa que no lo tomen en serio, cuando les he dado motivos para dudar de mi? Ni que fuera un pinche hablador como otros -  Bueno en realidad varias veces definitivamente había sido un hablador pensó Felipe, pero no quería entrar en detalles y discutir, sobre todo cuando aún tenía que mezclar negocios y placer.

  • Bueno la noche es joven y tenemos dos putitas de primera- dos putitas es cierto, la sobrina de Don Cipriano que era linda y cogible pero que palidecía ante la belleza de concurso de Gabriela, esa vieja estaba para un calendario pensó para sí mismo Felipe. - y aun tenemos negocios pendientes, no te preocupes soy un hombre de palabra, todo lo de esta noche va a cuenta mía, eres mi invitado y además te descuento 5 mil de tu deuda y te doy otro mes de plazo- Don Cipriano tenía una deuda de 30 mil pesos con su “amigo” cómo podría olvidarlo? La fama de Don Felipe le precedía y no sería la primera vez que le rompiera las piernas a alguien por una deuda sin pagar.

Hijo de su puta madre pensó Don Cipriano, pero es cierto en eso había quedado, ahora le molestaba sin duda y la prefería para su uso personal, pero si las nalgas de Gabrielita lo sacaban de su apuro valía la pena el sacrificio. Después de todo Gaby era media puta aunque no lo aceptara aún libremente estaba seguro que le gustaba tanto la verga y era tan caliente que aceptaría acostarse con Don Felipe.

Por eso es que la había citado a la infiel esposa en ese lugar, propiedad de Don Felipe, pagaría parte de su deuda y conseguiría aplazar el pago, con suerte pensaba y eso resultaba en más tiempo para cogerse a esta pendeja, dos pájaros de un tiro, que ideas tan chingonas tenía de vez en cuando.

  • Bueno pero deja la voy preparando, ni modo de dejársela ir en frío, hay quecalentarla, ya vez que es una vieja medio fresona - añadió burlón.

Gabriela aún somnolienta no había terminado de entender lo que acababa de escuchar, su cabeza aún retumbaba y se encontraba mareada pero se escandalizó al ver que Don Cipriano al que hace menos de una hora le había dicho que lo amaba la estaba ofreciendo como si fuera una prostituta barata a su amigo. Si estaba ahí era porque había aceptado el trato de acostarse con Don Cipriano durante un mes, si lo disfrutaba, quizás demasiado pero lo hacía por una buena causa y nunca aceptó que la padrotearan, una cosa era ser la puta de Don Cipriano en un  sentido cariñoso y otra que la ofrecieran como un pedazo de carne, pero quizás había escuchado mal, no podía creer que Don Cipriano fuera así.

  • Mira quién se despertó - señaló Don Felipe, - la bella durmiente ya está lista para otro round-

-Don Cipriano estoy muy cansada, yo no aguanto las desveladas, sabe que no estoy acostumbrada.

  • Pues eso tiene remedio reinita, no te preocupes, a ver Cirpiano preparale una raya a tu vieja, vas a ver que con eso tienes cuerda para toda la noche.

  • no como creé!!! yo nunca he probado esas cosas-  exclamó Gabriela que aún borracha y recién cogida se seguía horrorizando de según que cosas.

Sinceramente le provocó ternura a Don Cipriano, su vieja (porque era un hecho que era su vieja), no había hecho muchísimas cosas que con él resultaban en su primera vez. La primera vez que la hizo ser infiel en un cuarto de hotel, la primera vez que entregaba su apetitosa cola, la primera vez que cogía en la cama de su casa con otro hombre que no fuera el pendejo de su esposo, la primera vez que se emborrachaba en un bar, la primera vez que la dedeaban, exhibiendola frente a desconocidos, la primera vez que Gabriela cogía con otra vieja. Pasara lo que pasara Don Cipriano estaba seguro que la Gaby nunca podría olvidarlo. Ante la ley y la iglesia podría tener su marido pero él, Don Cipriano era su macho y nada, ni el idiota de Don Felipe podían cambiar eso.

Y ahora era tiempo de que por primera vez Gaby probará la coca.

María mientras tanto veía la escena divertida, definitivamente Gaby era una fresa, pero aún así le caía bien y además ahora que sabía que la inmaculada Gaby era medio putona como ella le caía mejor, entendía que acababa de conseguir una complice para lo que se le ofreciera a futuro. Hace menos de una hora Gaby le había puesto la muestra de como ser sodomizada y aunque al principio le dolió, tenía que admitir que su pervertido tío tenía razón “al principio todas dicen que no, pero todas acaban parando el culo” tanta razón del viejo. Y como le caía tan bien Gaby, decidió devolverle el favor poniéndole el ejemplo.

  • Pues yo si te acepto una raya mi amor, no me voy a poner difícil- le dijo a Don Felipe.

  • Esa es mi chica, a ver ven que te has ganado tu beso cabrona-

Contenta la veinteañera fue a besarse con el cuarentón. Cuando salía con sus amigos de su edad o con su novio “el Chango” no tenía oportunidad de tomar cosas finas. Pura cerveza, algún mezcal barato y si tenía suerte algún Bacardí y un porro de dudosa calidad era lo único que los chicos de su edad y su círculo social podían invitarle. Pero un hombre como Don Felipe podía darle mejores cosas, empezando por coca de calidad, al menos de la mejor calidad que María conocía.

  • Mira bien Gabrielita, te voy a poner el ejemplo y luego tu lo haces- se dirigió la joven hacia su compañera de puterías.

  • No como crees yo no voy a hacer eso María tu si quieres hazlo pero yo nunca he probado esas cosas y no voy a empezar hoy-. afirmó segura de sí misma la infiel.

  • Eso sí que no - le riño juguetona María, si yo me dejé romper mi culito tu te vas a tomar una raya que no te va a pasar nada y además me la debes.

Es cierto, razonó la señora Guillen, ella había intervenido para convencer a María de que entregara su juvenil culito a su amante, incluso sirvió de vivo ejemplo, colocandose como perrita a su lado mientras su ano se tragaba la poderosa verga de Don Cipriano. Las dos mujeres terminaron lado a lado sodomizadas por sus respectivos machos, mientras Gabriela soportaba estoica las embestidas de su macho, no pudo dejar de ver el adolorido rostro de su amiga María adaptándose por primera vez a una verga que la enculaba y siendo tan buena Gaby no quería que esta sufriera, incluso para aliviar el dolor de su amiga, llegó a tocarle como pudo sus tetas y el clítoris de su joven amiga y sinceramente se alegró cuando esta comenzó a gemir gustosa... ahora no tenía cara para negarse a la legítima petición de su amiga.

Primero María le puso el ejemplo, evidentemente no era la primera vez que la probaba pero tampoco es que fuera una usuaria habitual, preparó una fina rayita en el vidrio de la mesita de noche que aspiró con rapidez - ahora tu turno Gaby -

Dudando se fue acercando a la mesita donde Cipriano le preparaba una raya, se agachó y contempló la línea blanca que le ofrecían. - Tápate un lado de la nariz y aspira Gaby- le indicó su amiga. Gaby sin pensarlo mucho siguió sus instrucciones esnifando la raya que tenía delante de ella. Le dolió la nariz, le dolió la cabeza y más le dolió el orgullo. Nunca en todos sus años de vida había probado drogas, únicamente alcohol, ni siquiera había llegado a fumar en la preparatoria cuando la mayoría de sus amigas se hacían adictas al cigarro, siempre hablo pestes de la gente que se drogaba y ahora en que había terminado?

Rápidamente notó que los efectos del alcohol desaparecian y solo quedaban las ganas de pasarlo bien y el hecho de que seguía caliente.

Don Cipriano la abrazó desde atrás, besando la nuca de la casada, esperando que se pasara el efecto de esnifar la primera raya en la vida de la hasta entonces respetable señora Guillen. Su verga de casi 23 centímetros estaba erguida otra vez, le sorprendía hasta a él mismo la poca estimulación que necesitaba para estar duro como un fierro, listo para penetrar a la putita que descubría los oscuros placeres de la vida con él. No importaba que pasara, la iba a pervertir todo lo que pudiera, el pendejo de su marido nunca iba a poder ofrecerle algo similar.

Noto sus cabellos erizarse en la nuca de su vieja y esta sumisa, ladeo su cuello, invitando a que el gordo mecánico pasara su lengua en esta delicada parte su anatomía. La casada disfrutaba el contraste de las caricias que le ofrecía Don Cirpiano que con la sabiduría que da la experiencia, a veces era delicado pero firme y a veces era hasta cierto punto un salvaje.

Gaby se concentraba en disfrutar las sensaciones, abrazada entre los fuertes brazos de su amante, mientras que sentía sus rasposas manos abarcar la mayor parte de sus tetas, pellizcando sus ya erectos y duros pezones, notando la lengua del viejo dejar un rastro de saliva sobre su cuello, sin olvidar esa verga que la había vuelto loca, apoyada entre el canal de sus nalgas. La notaba ya dura, totalmente firme, lista para aparearse nuevamente y eso le encantó a la casada, notar la vergota de su amante, digna de su enorme pero bien  proporcionado trasero era el mejor cumplido que podía recibir, al contrario de las sosas atenciones de su olvidado marido. No pudo dejar de sonreír. Él pobre de César estaría pensando que pasaba una noche de chicas en casa de su amiga Lidia. No podía ni imaginarse lo mal que se estaba portando y en lugar de remorderle la consciencia, le produjo una extraña satisfacción y una sonrisita se asomo de sus labios.

Había tomado la decisión correcta al seguir el ejemplo de María, ahora se sentía con la energía suficiente como para coger otra vez, después de todo a eso había venido a coger, así que habría que aprovechar, era sólo un mes para conocer este tipo de vida y volvería a ser una adorable mujer casada pero mientras tanto disfrutaría de la verga que se apoyaba entre sus nalgas y la hacía mojarse en anticipación de la cogida que le iban a meter. Una vez en su vida sentirse un poco puta no podía estar tan mal.

  • Quiero cogerte otra vez putita- con su habitual tacto Don Cipriano le indicaba sus intenciones.

  • Si cógeme bebé- aceptó mimosa Gabriela.

César tenía problemas para dormir. Su pequeño hijo Jacobo ya llevaba rato dormido, pero él no podía conciliar el sueño. Por alguna extraña razón, estaba pendiente de su teléfono, algo bastante tonto si lo pensaba porque su adorable esposa Gabriela Guillén no había quedado en hablarle. Seguramente estaría en pijama con alguna mascarilla de algún producto extraño, haciendo lo que sea que las mujeres hacen cuando están entre ellas sin ningún hombre cerca del cual cuidarse. Probablemente compartiendo chismes sobre otras mujeres o hablando sobre hombres, tal vez ver una comedia romántica, distracciones inocentes. Sin embargo había algo que a César le producía una molestia creciente.

Después de casi dos meses de no tener relaciones con su esposa, en verdad anhelaba estar físicamente con ella, la intimidad junto a la mujer de su vida era importante para él y además no había pasado la mejor de las temporadas su matrimonio, tal vez el hacer el amor con su esposa arreglaría todo. Pero Gaby al parecer no pensaba en tener intimidad con su esposo, al menos de momento. Incluso había sido tan desconsiderado con ella que a pesar del evidente  estrés deGabriela, le había propuesto tener relaciones sexuales y ella, naturalmente reaccinó de mala manera.

“No gracias!!.- ironizó Gabriela, suficiente tengo con el coraje de tratar con el cerdo de mi ex jefe como tener que soportar tus insinuaciones también. Puedo ir yo sola, muchas gracias.” esas fueron las palabras de Gabriela la última vez que César había intentado hacer el amor con su esposa.

No había sido la intención de César pero era claro que le había faltado tacto y la ocasión no era la propicia, ya vendría una mejor oportunidad más adelante, mientras tanto si su esposa salía a divertirse, le tenía que dar su propio espacio.

Y sin embargo la duda persistía, una voz dentro de su cabeza, no dejaba de atormentarlo. Su madre le había dicho que su perfecta esposa tenía un amante, una aventura. Pero descartó la acusación de su madre inmediatamente. Gabriela por alguna extraña razón nunca había sido del agrado de su madre. Era cierto que nunca había hecho una acusación tan directa de tal importancia, pero era absurdo pensar que Gabriela lo engañara y sin embargo cuando le compartió sus problemas personales a su amigo de la preparatoria Armando, éste inmediatamente sugirió lo mismo que su madre. Que Gabriela le era infiel y César por primera vez desde la época de su noviazgo dudaba y se sentía mal consigo mismo por dudar de su querida esposa.

Por supuesto como todos había escuchado durante sus años de preparatoria y universidad, historias sobre mujeres infieles, que se dejaban fajar en una fiesta con chicos que no eran sus parejas bajo el pretexto de estar bajo la influencia del alcohol. O la ex esposa de Armando que le había puesto los cuernos. Lamentable, muy lamentable, pero ese no era su problema, él se había sacado la lotería de eso estaba convencido, una esposa guapísima que además era inocente y una excelente persona, ella no era como todas las demás, la mujer de su vida tenía valores que jamás podría traicionar.

César tenía la esperanza de que su esposa despejara sus dudas definitivamente, no quería molestarla y llamarla en su noche de chicas pero esperaba que la madre de sus hijos se tomaría el tiempo para llamar preguntando por su adorado hijo y porque no preguntando cómo se encontraba César, ese pequeño gesto bastaría para despejar todas sus dudas y para poder dormir tranquilo, así que irracionalmente esperaba que sonara el teléfono de un momento a otro.

Y efectivamente sonó el teléfono, con algo de prisa tomó el celular y se apresuró a contestar sin ver quien le llamaba, asumiendo que sería Gabriela.

  • Gaby hola, ¿cómo te va mi amor? - saludó César.

  • No, soy Armando como que confundes mi voz.

  • Ohh lo siento, es que estaba esperando una llamada de Gaby - Pobre si supiera lo que esta haciendo su esposa pensó Armando.

  • Oye necesito pasar a platicar contigo, es importante, no va tardar más de cinco minutos y ya estoy afuera de tu casa pero no quiero tocar el timbre, ya no son horas de visita y no es mi intención despertar tu hijo-

  • Mira no es por ser grosero pero que llegues de imprevisto, de verdad mi esposa va a llamar de un momento a otro y mi hijo está dormido - insistió César.

Armando había conducido atravesando la ciudad, hasta el sur, el rumbo por el que César tenía su casa. Lo que iba a hacer a continuación era arriesgado, pero mejor en caliente pensó, ahora únicamente tenía que lograr que César le abriera la puerta de su casa y viera la evidencia por sí mismo.

César no le iba a abrir a menos que accionara las palancas indicadas pensó Armando y era obvio que palanca tenía que accionar para que su amigo le abriera a esas horas de la noche.

  • Lo entiendo la familia es primero pero precisamente tiene que ver con Gabriela.

  • ¿Qué dices? ¿qué tiene que ver con Gaby?

  • Si pero es mejor que lo veas en persona.-

  • De acuerdo, ahorita te abro, un momento.

De qué se podía tratar, un accidente? Dios no lo permita, porque si era una broma de Armando lo iba a mandar a la mierda por más amigo suyo que fuera, no se podía ser más inoportuno, pensó César.

Al abrirle la puerta Armando le ofreció la mano para saludarlo y le estrechó la mano fuertemente, su amigo de la preparatoria se veía serio, al menos no sería una estúpida broma.

  • César mira lo voy a hacer sin rodeos, creo es lo mejor, ve estas fotos- Armando le tendió su celular a su amigo para que revisara las fotos que había tomado a lo largo del día.

El jetta verde olivo como el que manejaba Gaby pero que pagaba César aparecía estacionado en algún lugar del centro de la ciudad por lo que se veía en la foto.

  • Pero qué significa esto??? - si Armando insinuaba otra vez que su santa esposa le era infiel, no estaba de humor, de hecho estaba de bastante mal humor y no iba a soportar chingaderas de nadie en ese momento.

  • Sólo sigue pasando las fotos y tu decide que haces al final, es todo lo que te diré - dijo secamente Armando.

Podía arrojarle el celular, podía simplemente negarse a ver esas fotos, pero no podía seguir en la incertidumbre, esa voz de duda se convirtió en un grito en su interior, tenía la oportunidad de saber la verdad por dolorosa que fuera. Saldría de dudas para bien o para mal. revisó la fecha de la foto, era de hoy en la tarde. Si fuera un engaño Armando se había tomado muchas molestias.

Pero había otra voz al interior de César, una que amaba a Gabriela que incluso consideraba ofensivo lo que estaba pensando, que existía la posibilidad de que la madre de sus hijos tuviera una aventura, esa foto de un jetta verde no significaba nada, tenían que haber miles de jettas verdes en la ciudad.

Nerviosamente su pulgar continuo pasando las fotos…

Otra foto, esta vez más de cerca donde se veían claramente las placas del vehículo, sin duda era el coche de Gaby. La siguiente foto era dentro de un antro mal iluminado, cuando mucho se notaba la silueta de lo que podría ser Gabriela Guillén junto a otras tres personas, dos hombres y otra mujer, pero dada la mala iluminación no podía decirse con certeza que se trataba de su esposa.

Finalmente una foto con flash que lo dejó sin habla y con un coraje creciente, al punto de que físicamente le dolía el abdomen, donde se notaba el vestido morado, que César sabía que Gaby tenía en su  clóset, aunque jamás lo había utilizado por considerarlo muy atrevido. El vestido dejaba ver la mayor parte de la espalda de la sensual rubia, al lado de una pista de baile, donde la mujer de la foto (Dios no quiera que se tratara de Gaby) se abrazaba a un hombre obeso, a la vez que este levantaba su vestido y hacía a un lado un diminuto tanga del que César no tenía conocimiento, insertando dos gresos dedos en la vagina de esa puta, pues era el único término correcto para  una furcia que se dejara hacer eso, imposible que Gaby cayera tan bajo.

Bueno había una forma de saberlo.

  • Armando porfavor, esperame un momento , debo revisar algo. - Su tono de voz había cambiado, casi se le notaba la tristeza.

  • Lo entiendo, aquí te espero, pero necesito hablar contigo, necesitas pensar claramente las cosas. - sabía por lo que estaba pasando, él había pasado exactamente por lo mismo cuando lo engañó su esposa. No esto era peor, él al menos merecía que la puta de su ex le pagara con su misma moneda, pero César, él era decente.

César rápidamente se encaminó hacia su recámara, jamás en toda su vida había revisado las pertenencias de su esposa, pero en ese momento estaba dispuesto a romper este tabú, siempre había creído que su esposa tenía derecho a su intimidad, pero tenía que saber si la mujer de la fotografía era Gabriela. Una parte de él no lo podía creer, se negaba a creerlo, la otra ya estaba seguro de que se trataba de Gabriela y que el que su mujer fuera infiel explicaba todo,desde las acusaciones de su madre, hasta su mal humor, la renuencia a tener intimidad con él, todo encajaba.

Buscó el vestido morado donde sabía que estaba colgado, al fondo de su clóset, nunca lo utilizaba y solo coleccionaba polvo. No se atrevía a sugerirle que lo tirara pues tenía en secreto la esperanza de que si surgía la oportunidad le encantaría ver a su guapa esposa vestida sexy para él, pero jamás había surgido la oportunidad. No lo encontró, revisó otra vez y revisó los cajones, nada encontró. Revisó cada gancho con ropa esperando encontrar el vestido que confirmara la inocencia de su esposa y lo injustificado y tonto de sus celos, pero el vestido no estaba.

Regresó abatido con su Amigo…

  • Esa mujer, la de la fotografía es Gabriela verdad?

  • Si, es ella. Lo lamento César, de verdad como no lo imaginas tú no te mereces esto.

  • ¿Desde cuándo lo sabes?

  • Con certeza desde esta tarde… lamento que esto tenga que ser así pero es mejor que lo veas por ti mismo, de lo contrario yo se que nunca me hubieras creído.

Era cierto, jamás lo hubiera creído. César hubiera puesto la mano al fuego por su esposa incluso hasta hace unos minutos estaba a punto de mandar a la mierda a Armando por precisamente dudar de Gabriela pero ahora se sentía un idiota, con su amigo y sobre todo con Gabriela, desde cuando le veía la cara de pendejo?

  • Gracias Armando… gracias.

  • Ahora hay que tener la cabeza fría César, lo que vayas a hacer a continuación va a definir tu futuro y el de tu familia. - César apenas escuchaba a su amigo, la terrible certeza de que su vida familiar era un farsa estaba destruyendo su mundo. - Lo primero que hay que hacer es tener la certeza de lo que esta sucediendo y que Gabriela no te pueda engatusar con sus palabras -.

Armando estaba convencido de que las mujeres tenían un talento especial con las palabras, podían torcer cualquier situación desfavorable a ellas y tornarla a su favor o cuando menos minimizando los daños a su imagen. Si dejaba a César confrontar solo a la infiel de su esposa esta inventaría algo sin duda. Era mejor si César confrontaba la realidad, aunque doliera, esta lo lastimara de momento, pero a la larga era preferible.

  • A primera hora de la mañana vamos a ir a casa de esa bruja de Lidia, a ver que dice, pero por el momento descansa si te es posible, no tiene caso que te estes atormentando, yo mientras tanto me quedo en tu sala si no te molesta -

César aceptó, no pensaba, estaba casi como zombi, el shock de la noticia lo tenía en ese estado, hubiera ido a cualquier lado que Armando propusiera, le era indiferente, su mundo se derrumbaba.

Mientras tanto en la parte alta de “La Hija de Moctezuma” la escena entre los 4 amantes había avanzado bastante. De un lado de la cama, María en 4 patas succionaba el grueso miembro de Don Felipe, si bien la chica estaba resignada a que Gabriela tenía un cuerpo mucho más espectacular, al menos tenía el consuelo de saber que tenía mucho mejor técnica para coger y para mamarle la verga a su amante. Complacida veía desde su perruna posición la cara de satisfacción de su hombre y mientras lo mantuviera feliz, está tendría acceso a los regalos de su maduro amante. Si iba a ser puta habría que sacarle provecho pensaba María a la vez que engullía con gula casi toda la verga que le ofrecían.

Del otro lado de la cama, aún de pie Gabriela demostraba que si bien no tenía una técnica tan depurada como María que a pesar de ser mucho más joven demostraba que tenía bastante más kilometraje recorrido que la hasta hace poco abnegada esposa, está aprendía rápidamente y sin duda le ponía considerable entusiasmo. Ella solita se inclinó a mordisquear las tetillas de Don Cipriano mientras que sus dos manos masajeaban el enorme miembro masculino, el mejor que había visto Gabriela, que más bien había visto pocos penes, pero estaba convencida de que el pene de Don Cipriano era espectacular.

Alternaba sus movimientos sobre la verga de su hombre, una de sus manos bajó a masajear los huevos cargados de leche de su amante, mientras que con el pulgar de su otra mano estimulaba la cabeza en forma de hongo del pene de Don Cipriano. Este no pudo más que expresar su aprobación por lo bien que aprendía su perrita.

Aún de pie, jaló el dorado cabello de la hembra para obligarla a levantar la cabeza, está cada vez más acostumbrada al rudo trato que le propinaban y compenetrada con los gustos de Don Cipriano, respondió abriendo la boca esperando con ansiedad el momento en que Don Cipriano la besara y sus lenguas se enrosacaran intercambiando sus babas. Entonces el viejo tomó su verga y la dirigió hacia la encharcada vagina de Gabrielita. En automático la hembra separó las piernas, pensaba que se la iba a coger de pie y gustosa se ofrecía lo que quisiera su amante, pero este tenía otros planes.

La enorme cabezota del pene de Don Cipriano en forma de hongo empezó a acariciar el clítoris de su vieja como si fuera una brocha, la verga pasaba del lado al lado y luego de arriba a abajo sobre el excitado clítoris de la hembra.

Le encantaba, si estaba con él por un chantaje, pero ahorita sólo podía pensar en las intensas sensaciones de su vagina, del placer las piernas de Gaby se le doblaban mientras que sabiamente su experimentado macho aumentaba el ritmo al cual masturbaba a la casada infiel.  Cada vez que cogían, Don Cirpiano le mostraba a Gabriela otra forma de disfrutar de su cuerpo, aunque no tenía intención de prolongar estos encuentros fuera del plazo que había pactado con el viejo, sí que pensaba disfrutarlos plenamente ya no se iba a atormentar a sí misma, César nunca tenía que enterarse sobre nada de esto y ella volvería a ser la de antes, una esposa entregada únicamente al bienestar de su hijito Jacobo y de su buen esposo… pero mientras tanto lo que importaba era la verga con la que la masturbaban.

  • Ahhhhh papi… que rico papi, me vengo sigue.

  • Te encanta la verga verdad puta?

  • Me encanta tu verga bebé, me encanta la tuya - Gaby ya veía con total naturalidad que Don Cipriano la llamara puta, de hecho le gustaba que la llamaran así.

  • Jajaja si, no lo dudo zorrita, pero ahora quiero que te portes bien .- Don Cipriano rió porque estaba convencido que una vieja caliente como la Gaby, en las circunstancias correctas se entregaría a cualquier buen macho que supiera tratarla correctamente, es decir, tratarla como la puta en la que se estaba convirtiendo gracias a él.

  • Me voy a portar bien, pero cogeme por favor, cógeme anda.

Rogando por una verga, quien lo hubiera pensado? Desde luego no era la primera casada que se cogía en su vida Don Cipriano, pero estaba orgulloso, se había superado a sí mismo, desafortunadamente tenía que cumplir con otras obligaciones.

  • Volteate zorra, ponte en cuatro.- ordenó el mecánico.

Gaby había tenido relaciones con su marido en esta postura pero no se podía comparar, era como el día y la noche. Mientras que su marido la trataba dulcemente aún en esos momentos y nunca se había atrevido a darle nalgadasy mucho menos a utilizar la palabra “perra”. Don Cipriano por el contrario, la hacía sentir una hembra, especialmente sumisa, no dejaba de recalcarle que era una perra, que moviera más rápido las nalgas y tampoco se cortaba al momento de darle nalgadas. La dulce Gaby se limitaba a emitir quejidos y pedirle que fuera más suave pero esto solo causaba las risas de Don Cipriano que la cogía más duro y repetía las nalgadas.

La zorrita tomó rápidamente la posición de 4 patas, cada vez más acostumbrada a tomar esa posición para el disfrute de su macho. Abrió las piernas y sacó sus bien formadas nalgas para dejar su mejor postura a disposición de la virilidad de Don Cirpiano, anhelando el momento de ser montada nuevamente. Felizmente sintió que la tomaban de sus caderas y que era ensartada, su mojada panocha aceptó gustosa la verga pero había algo extraño.

Al principio no estaba segura, pero definitivamente había algo distinto en ese pene y en la forma en que la embestían, no podía sentir la panza de don Cipriano chocar contra sus nalgas como estaba acostumbrada, le gustaba la sensación claro pero no era igual. Al voltear se encontró con que el macho que la empalaba esta vez no era Don Cipriano sino Don Felipe.

Desgraciado infeliz!!!! los había escuchado hablar de ello cuando se despertaba, pero no estaba segura, no podía dar crédito a que Don Cipriano hubiera pactado compartirla como a una yegua con su degenerado amigo. pero ahora era demasiado tarde, estaba en veinte uñas recibiendo una vigorosa cogida… y aunque le dolía esta nueva verga también era mejor que la de César.

  • Nooo que hace??? yo no empecé cogiendo con usted!!!!

  • Callate y disfruta, lo vas a acabar gozando putita -  a la vez que aumentaba el ritmo de la cogida.- Si Don Cipriano le había dicho la verdad, la vieja era tan caliente que iba a aceptar que la montara y dentro de poco estaría gimiendo como la perra que era.

Tal vez era la droga o tal vez Don Cipriano tenía razón y era una reverenda puta que le encantaba la verga, pero para el horror de Gabriela, empezó a sentir como sus caderas seguían el ritmo de la cogida que recibía y como empezaba a gemir. La gota que derramó el vaso fue voltear a ver hacia donde estaba Don Cipriano acostado sobre la cama mientras que la puta de María montaba a su propio tío manteniendo un ritmo hipnótico en sus caderas, tan rápido que Gaby dudaba que ella pudiera coger así. Asombrada por la total degeneración que observaba se dejó llevar y cuando Don Felipe decidió que era buen momento para azotar el culo de su nueva perra, Gaby gimió contenta.

En su mente Gabriela criticaba a su amiga, por serle infiel a su novio el Chango, por estar cogiendo con dos hombres en la misma noche, uno de ellos su propio tío. Pero qué tonterías decía??? Ella estando casada se estaba comiendo las dos mismas vergas, si su amiga María era una puta, entonces ella Gabriela era reputa… y era tan delicioso.

María sabía que era inevitable que Don Felipe se intentara coger a Gaby, estaba muy sabrosa la vieja y  no tenía caso hacer un drama cuando esté se alejó de ella para aprovechar que su tío le había dejado colocada a Gaby de espaldas a cuatro patas. Pero intrigada se preguntaba por la reacción de la mosca muerta de su amiga, cuando descubriera que habían cambiado de pareja sin avisarle.

Con lo que no contaba la perspicaz muchacha era con la calentura de su tío. Jamás había pensado en que terminarían cogiendo, pero la vida tiene extraños caminos y no protestó cuando su tío se acostó a su lado y la levantó con sus fuertes brazos para proceder a empalarla. Con razón Gaby había pecado, aunque horrible su tío tenía una muy buena verga ni como negarlo. Dentro de todo al menos podía seguir viendo como Don Felipe montaba a su casada amiga. María procedió a disfrutar de cogerse a su tío moviendo sus caderas como acostumbraba mientras esperaba a que Gaby sucumbiera ante la verga que la fornicaba pues si de algo estaba segura es que Gaby aunque casada, con una familia y una mejor posición económica era mucho más puta que ella.

Rió cuando Gaby volteó a ver que quien se la beneficiaba esta vez no era Don Cipriano y protestó a Don Felipe que ella no había empezado cogiendo con él, pero más tardó en quejarse la casada que en aceptar la nueva verga que la sometía. Pudo ver como sincronizaba los movimientos de sus caderas con las embestidas de Don Felipe para incrementar su placer y finalmente como la muy perra gemía cuando este le atizaba una nalgada.

Es una puta, pensó. Claro a ella se la estaba cogiendo su tío, a lo mejor y no tenía calidad moral para criticarla pero aún así se sentía mejor y le daba gusto que aunque Gaby fuera tan guapa y una posición económica mucho mejor, su amiga casada tuviera sus defectos, en cierta medida la reconfortaba… pero no era el mejor momento para pensar en ello, mejor dejarse llevar y disfrutar de la verga que albergaba en su coño en estos momentos, así el propietario de esta verga fuera su tío.

Don Cipriano por su parte lamentaba haber tenido que compartir a Gabriela pero era eso o que le rompieran las piernas y además podía consolarse con la putita de su sobrina. Nunca había planeado acostarse con ella pero dadas las circunstancias tampoco era mala opción, “en tiempos de guerra cualquier agujero es trinchera” y el de su sobrina no estaba nada mal. No por ser su sobrina dejaba de ser una putita antojable, varias veces la había descubierto agasajandose con empleados en la parte trasera del taller, pero prefería hacerse pendejo, para que hacer un drama si su sobrina quería conocer vergas mientras no saliera panzona todo estaba bien para él.

Y por si fuera poco, gracias a la ayuda de su sobrinita había podido cogerse a Gabriela por segunda vez en esa fiesta, qué mejor manera de agradecercelo que metiendole la verga también.

Don Felipe por su parte estaba disfrutando como condenado de la visión del culote de Gabriela mientras esta se comía toda su verga por la vagina, en cada movimiento los apretados labios vaginales de Gaby acariciaban la verga de Don Felipe que para incrementar el placer de ambos, iba aumentando paulatinamente el ritmo de la cogida.

Don Cipriano era un pendejo, esta puta valía bastante más de 5 mil pesos, pensó Felipe, pero evidentemente que su amigo nunca había tenido acceso a viejas de esta categoría, fácilmente podía ser una puta de lujo de esas que aunque siguen siendo putas les da por llamarse “escort” y solo cogen con políticos, empresarios y famosillos pendejos.

Pero eso no quitaba el hecho que Don Felipe siempre había tenido que pagar por disfrutar de una vieja de esta categoría mientras que el pendejo de Cipriano se estaba comiendo estas nalgas de a gratis, como era el mundo, pero bueno respetaría su acuerdo, descontaría 5 mil pesos de la deuda y le daría otro plazo para pagar. Ya  buscaría después la forma de seguir disfrutando de estas nalgotas. Por lo pronto tenía que dejar una buena impresión a la hembra, algo muy importante si quería seguir disfrutando de los favores de esta putita.

Extendiendo sus manos, tomó a la rubia por sus grandes tetas y la atrajo hacia sí, se sorprendió cuando la mujer lo recibió con un beso, sin duda ya le había ganado la calentura, una puta de primera sin duda. siguió cogiéndosela en esa posición para a continuación recostarla y empezar a hacer una especie de cucharita mientras extendía su mano para acariciar el clítoris de Gabriela.

  • Ahhhh ahhhh ya no, ya para.

  • Pero si te gusta  zorrita, admitelo.

  • Me gusta pero está mal Don Felipe.

  • ¿Por qué le estás siendo infiel a Don Cipriano?? jajaja, no seas pendeja.

Claro era ridículo lo que decía la señora Guillén en todo caso estaba mal lo que hacía por ser infiel al padre de su hijo, no porque le era infiel a Don Cipriano, pero el viejo estaba muy entretenido cogiendo con su sobrina.

Cambiando de postura nuevamente Don Felipe la hizo levantarse y se sentó en el sofá donde esperaba que ahora Gabriela lo montara.

  • Vamos pendeja, te toca trabajar a ti.

Ambos hombres trataban de manera similar a Gabriela que en su confundido cerebro cada vez estaba más y más acostumbrada a este tipo de trato degradante pero gustosa aceptó la invitación del amigo de su macho y fue a ensartarse lentamente en la tercera verga que probaba en su vida. Ahora solo quería exprimir a esta verga que le daba placer, besaba a Don Felipe como si fuera su enamorada y restregaba sus tetas en el pecho de este hombre que había conocido apenas esa misma tarde. El ritmo que mantenía era bueno, sin duda estaba tratando de imitar la técnica de María. Una putita con iniciativa sonrió Don Felipe.

Por su parte a la vez que lo cabalgaba, Gaby acercaba sus grandes tetas a la boca de su nuevo amante, juguetona observaba como este intentaba comerse sus ubres. Esta se retiraba un poco y observaba risueña como Don Felipe se estiraba intentando sin éxito lamer sus pezones, hasta que la hembra recompensaba a su macho alternando con su otra teta a la boca de suocasional amante.

  • Si te quedas preñada puta? - preguntó Don Felipe

  • Tomo la pastilla, por eso no te preocupes - aclaró la infiel mujer

  • Que buena noticia, entonces puedo terminar dentro de ti.

  • Dentro o donde tu prefieras bebé.

Gaby pensó que Don Felipe se iba a correr en su interior, ansiaba el momento en que su nuevo  macho soltara su leche, en esos momentos lo consideraba una especie de recompensa.  Y si Don Cipriano tenía razón? si ella siempre había sido una vieja caliente y únicamente Don Cirpiano le había descubierto su verdadera personalidad?

En eso pensaba Gabrielita, cuando Don Felipe que quería disfrutarla todo lo que se pudiera, la levantó sin dificultad, aún no quería terminar, sería la tercera vez de la noche y a su edad con toda probabilidad sería la última ocasión, así que quería prolongar su disfrute. Confundida por las intenciones del macho que se la cogía, la sensual mujer esperó en el sofá las indicaciones de Don Felipe, pero no fue necesario que le indicaran con palabras lo que tenía que hacer, el hombre simplemente se limitó a colocar su verga cerca de la boca de la zorrita y está sonriente empezó a degustarla.

Don Cipriano de vez en cuando volteaba a ver a su vieja. Sin duda aunque con pocas sesiones, Gabriela había demostrado ser una alumna aventajada, Don Cipriano era un buen maestro y sus enseñanzas estaban siendo aplicadas sobre la verga de su amigo,  la boquita de Gaby mamaba con bastante competencia el cilindro de carne que tenía a su disposición, con la seguridad que había obtenido de mamarle la verga a Don Cipriano en sus anteriores encuentros, Gaby levanto con su delicada mano la verga de Don Felipe y empezó a sorber todo lo que pudo de los huevos de este.

  • Que bien puta, sigue, sigue así.

Para Gabriela  este cumplido a sus habilidades chupando vergas le sonó como música celestial en sus oídos.

  • Le gudta Don?- alcanzó a preguntar con su boca llena de los huevos de Don Felipe.

  • Claro, lo haces riquísimo cabrona, tu sigue así - le confirmó Don Felipe, que pudo ver como Gaby esbozaba una sonrisa, aún con la boca llena.

Gabriela volvió a atender la verga de Don Felipe, totalmente concentrada en brindarle placer, no se molestaba en limpiarse la mezcla de saliva y líquido preseminal que ya le comenzaba a escurrir por su barbilla y mentón, derramándose hacia sus tetas. Don Felipe veía fascinado desde su posición como esa adorable mujer casada cada vez se ponía más y más cerda, lo cual le encantaba.

Dejando a María en la cama, Don Cipriano se levantó y caminó hacia Gabriela, esta estaba tan concentrada que no lo vió venir, entregada como estaba al disfrute del macho que la poseía. Don Felipe algo sospechó y en su perversa mente, le pidió a la putita que se pusiera en cuatro mientras seguía chupando su pito. Gabriela ni siquiera se cuestionó el porque, pero al cumplir esta última orden dejó expuesto su trasero, suave sin ninguna imperfección a pesar de lo grande que era con su depilada y mojada vagina brillando por los jugos que destilaba. Don Cipriano no dejaba de maravillarse ante semejante espectáculo.

Cuando Gabriela sintió que la penetraban nuevamente, se emocionó tanto, esta vez tenía que ser Don Cipriano quien estaba cogiendosela, a pesar de que María estaba presente, su macho elegía cogersela a ella, esto era sin duda el más sincero cumplido que Don Cipriano le podía hacer en ese momento y además se sintió totalmente puta, como nunca en su vida, una puta fácil que se entregaba sin importarle lo que podrían decir de ella a dos machos para que utilizaran su cuerpo a placer.

Incrementó sus gemidos para demostrar su aprobación a lo que le estaban haciendo y Don Felipe procedió a cogersela prácticamente por la boca. Gracias al entrenamiento previo con Cipriano, la ya no tan inocente casada pudo dominar las aracadas que le provocaban a la vez que su caliente vagina masajeaba la verga de su querido macho.

Ahora ya no estaba enojada con Don Cipriano por compartirla sin avisarle, ahora estaba emocionada porque el macho de su elección la estuviera fornicando a ella y Gaby esperaba únicamente recompensarlo por tanto y tanto placer. Todas estas experiencias que había vivido en apenas en menos de dos meses eran más intensas sexualmente que toda su vida pasada.

Ella merecía conocer los placeres que ofrecía la vida y Don Cirpiano se había cruzado en su vida para mostrarselos, desafortunadamente ella se debía a su esposo e hijo, pero estaba convencida de que si hubiera conocido a Don Cipriano antes de estar comprometida, gustosa habría tenido una relación con este hombre que la trastornaba.

Ensartada por su boca y coño a la vez, la rubia se sentía en la gloria, eufórica sentía su orgasmo acercarse y como pudo, con  una de sus delicadas manitas fue hacia su clítoris, su mente solo pensaba en atrapar más y más placer. Toda su vida portándose bien y ahora era una puta fácil entregando las nalgas a dos machos a la vez.

María agotada, veía como utilizaban a su amiga, mientras se masturbaba ligeramente, pero no dejaba de asombrarse ante el comportamiento de Gaby, sin duda ella como una putita principiante tenía mucho que aprender. Veía el morboso movimiento de los grandes melones y las nalgas de la rubia rebotando al ritmo que le imponía su tío Don Cipriano, si tan solo ella tuviera los atributos de Gaby, sería tan feliz. Igual y si era astuta podría convencer a Don Felipe para que le patrocinara la operación de sus nalgas, después de todo era un secreto a voces que las novias de diversos capos de la ciudad les pagaban cirugías estéticas a las putitas que se cogían y ella había escuchado cuáles eran las verdaderas actividades de Don Felipe y sus turbios negocios… ella podía ser una de esas putitas operadas (mucho mejor eso que estudiar pensaba), pero mientras tanto le provocaba curiosidad hasta donde llegaría Gaby.

  • Cogensela entre los dos tío, Gaby lo va a terminar agradeciendo.

Ya se la estaban cogiendo entre los dos pensaba Gaby, a que podía referirse la sádica de su amiga??

  • Crees que se pueda Cipriano?- preguntó Don Felipe.

  • Pues no hay peor lucha que la que no se hace,yo creo que esta vieja si lo va a aguantar

  • Si claro que es mucha vieja, pues a ver vamos a la cama, a ver si aguanta ser el jamón del sandwich.

Gaby no sabía muy bien a qué se referían pero pronto lo iba a averiguar. Tiernamente sonrió cuando Don Cipriano se acostó en la cama y la atrajo hacia él. Solita y sin dificultad su vagina se comió el miembro que tanto le gustaba y esté la atrajo sobre su pecho, quedando su culito al descubierto. Don Felipe tenía toda ensalivada la verga de las babas que Gabriela había dejado sobre su miembro así que consideró que ya estaba suficientemente lubricada.

Por última ocasión en la noche Gabriela se llevó una sorpresa al sentir la verga de Don Felipe apoyarse sobre su ano y tuvo miedo. Aunque menos considerable que la verga de Don Cipriano, también se trataba de un miembro de dimensiones considerables, mayores que el de su esposo sin duda. Pero las palabras de su macho la tranquilizaron.

  • Tranquila perrita te va a terminar gustando, tu solo relájate, confía en mí-

Era cierto siempre que Don Cipriano la hacía experimentar algo nuevo le terminaba gustando, esta vez no tenía porque ser diferente, confiaba plenamente en su hombre para estas cosas.

  • Está bien bebé, confió en ti - respondió cariñosa y tratando de relajarse lo más posible, pues sabía que si los dos machos habían decidido cogersela a la vez, su opinión salía sobrando, al contrario que su santo esposo César que era incapaz de contradecirla, ni Don Cipriano ni Don Felipe la iban a escuchar si les pedía que se detuvieran. Saber eso la hacía calentarse aún más.

Poco a poco dentro de ella fue sintiendo como las dos vergas invadían su interior separadas por una fina  separación de carne en su interior, perfectamente podía sentir frotarse las dos vergas, produciendo sensaciones nuevas y placenteras. Dolió, pero no tanto como cuando Don Cipriano la sodomizó por primera vez, aunque al principio ambos hombres batallaron para encontrar el ritmo adecuado, poco a poco fueron aumentando la velocidad.

El mecánico observaba el rictus de dolor de su vieja, pero sabía que era tan caliente que pronto se le pasaría. Efectivamente Gaby no hizo quedar mal al gordo de Don Cipriano que vio contento como la zorrita empezaba a emitir pequeños gemidos, que pronto pasaron a ser más intensos. A medida que los dos machos se sincronizaban, Gabrielita creyó morir de placer, una vez más confiar en su macho Don Cipriano había sido lo correcto, él únicamente quería proporcionarle placer, era una buena persona después de todo.

Ahora ya sabía a lo que se referían con que ella fuera la carne del sandwich, que rico!!!, su macho nunca dejaba de sorpenderla se vino una última vez, un orgasmo largo e intenso que hizo que le temblaran incontrolablemente sus piernas y a buena hora porque los dos machos que la copulaban ya no aguantaban mucho más. La desclavaron y la extenuada mujer cayó de rodillas al lado de la cama.

Sólo le quedaba una última labor, complaciente abrió la boca y sacó la lengua esperando que descargaran su leche sobre de ella. Ambos hombres acostumbraban terminar copiosamente y está vez tampoco fue la excepción. Don Felipe terminó primero con un chorro espeso que cruzó la frente de la inmoral mujer, una línea blanca y espesa  adorno desde su nariz hasta mancharle su sedoso cabello. Valiente, Gaby esperaba con la boca abierta y sin cerrar los ojos los siguientes disparos, que con algo de menor potencia mancharon su mejilla derecha y un último chorro de semen quedó a medio entrar a su boca y su mentón. Mientras que lo degustaba golosa, Don Cipriano le anunció que terminaba.

Ofreciendo la mejor de sus sonrisas cubierta con semen, Gabriela esperaba regalarle a Don Cipriano una imagen que nunca olvidaría, ciertamente ella no podría olvidarlo y aunque su relación fuera efímera le regalaría este recuerdo.

Don Cipriano empezó a dejar su semilla sobre la cara de la agradecida hembra que en ningún momento dejó de mirarlo a los ojos, se ofrecía para que el mejor macho que había conocido culminara su placer, eso era todo lo que le importaba ahora a la infiel mujer, que no podía pensar en otra cosa.

Su rostro quedó cubierto de aun más leche y esta comenzó a derramarse cayendo sobre las enormes tetas de la casada que se sentía tan afortunada de recibir la leche calientita de su macho (algo que jamás había permitido a César a pesar de que este había insistido en muchas ocasiones).

Con su esposo jamás hubiera aceptado hacer lo que ahora hacía, que pensaría de ella, una respetable mujer casada, la madre de su hijo, comportándose como una cualquiera, imposible, ni siquiera considerarlo, pero con Don Cipriano era distinto, sentía la necesidad de probar su leche, le era imposible rechazar nada de él, por iniciativa propia empezó a degustar el semen que estaba cerca de sus labios.

Don Cipriano comprendió lo mucho que había avanzado en el emputecimiento de esta caliente hembra, pero siempre había espacio para emputecerla otro poco. Tomándola de la mano hizo que la mujer se levantara y la llevó hasta colocarla de frente al único espejo de la habitación.

  • Mirate zorra, estas hecha toda un puta.- le dijo a Gabriela aunque esta no lo tomó como un insulto se quedó embobada viendo como el tibio semen le escurría por la cara.

Don Cipriano tomó con sus dedos un grumo de semen que aún colgaba de la mejilla de la emputecida hembra y lo llevó hasta su boca y está sumisa no tuvo mejor idea que chupar esos dedos y limpiarlos como si le hubieran ofrecido un delicioso manjar.

La verga de Don Cipriano aún se mantenía con la suficiente firmeza como para penetrar a la hembra y eso hizo.

El último recuerdo de la primera orgía de Gaby sería ver su cara aun trastornada por el placer, mientras que Don Cipriano la penetraba y esta veía como de su cara escurría la leche de sus amantes, estaba hecha toda una puta y ella misma se calificó mentalmente de esta manera.

  • Te amo mi Don, TE AMO.- exclamó sinceramente la hermosa y emputecida mujer.

Continuara.