Gabriela
Mi familia me ha separado de ti. A lo lejos te imagino y me sacio con solo una fantasia. La fantasia de volver a ser tuya.
Eres tan hermosa.
No era solo el hecho de que tu hermosa me haya cautivado dentro de lo mas intimo de mi ser, sino también tu personalidad y tu capacidad de desenvolverte en aquel entorno tan distinto al mío y aun así salir victoriosa. Te admire desde el momento en que te vi. Admire aquella mirada tan fría y hostil que solías dar sin darte cuenta. Quizás si te dabas cuenta, pero eso lo hacia mas interesante de lo que ya era.
La primera vez que te bese me percate de la forma de tu boca, tu cara pequeña en comparación a la mía. La faceta que desee durante tanto tiempo la pude obtener esa noche y muchas más. La suave tez que cubría cada uno de tus centímetros haciéndote cada vez mas delicada y accesible a mis tactos me deleitaban hasta volverme loca. ¿Cuan sexy una mujer deseada puede llegar a ser? Aparentemente mucho, pues cada vez que pienso en ti, no hay momento en que no deje de desearte y muchos momentos en que te deseo cada vez mas. Cuando me encuentro entre tus brazos, entregada completamente a ti, me siento pertenecida, querida, protegida, completamente tuya. Esclava y dueña a la vez. No hay momento en que no quisiese eso y es en todo el tiempo en lo deseo.
Cuando no estas cerca, cuando no puedes hacerme llegar como siempre lo has hecho. Cuando extraño tu cuerpo, tu mirada, tu ser, me inundo en un mar de angustia, anhelando el segundo exacto cuando me vuelvo a encontrar contigo. Aquel segundo en donde siento que me vuelvo completamente vulnerable y lo único que espero es que me vuelvas a agarrar como siempre lo haces. Que siempre estés ahí, apoyándome como tu compañera, amante y amiga. Que seas todo y al mismo tiempo seas una.
Cuando no te puedo tocar, me inundo dentro de mis propios pensamientos para llegar a los tuyos. Encontrarte, aunque sea, solo dentro de mi cabeza. Recordar aquellos momentos más eróticos que jamás haya vivido u observado. O simplemente, imaginar algunos que aun no han cruzado la barrera del tiempo y son completamente inmortales. Imaginar por ejemplo aquella vestimenta varonil que una vez vestiste para una fiesta. Cuando una de las chicas no te reconoció y creo que te deseo tanto como la primera vez que te vi. Te veías tan sexy. A pesar de lo ambigua que pudiste ser, pude ver esa dominación, esa fuerza y ese espíritu que tratabas de reflejar mediante aquella vestimenta. Pero había algo que te diferenciaba completamente de esa masculinidad. Tu espíritu de mujer. Esa delicadeza y sensualidad que transmitías a través de tus ojos, a través de cuerpo y modales. Sin mencionar la carencia del bulto entre tus piernas (si, la que hace ver a los hombres tan poco estéticos) y la presencia de aquellos pechos escondidos detrás del saco, esperando por ser descubiertos, deseados y devorados.
Te imaginaba observándome. Encontrándonos en una pieza vulgar, sin nadie a nuestro alrededor. Solo la presencia de la majestuosa luna, quien era la única testigo de nuestro amor. Tu postura me derretía. Te encontrabas sentada en una silla al revez, con el respaldo adelante y tu con las piernas abiertas, apoyando tu cabeza en tus brazos entrecruzados que se apoyaban al mismo tiempo en la cabezal del respaldo. Yo te seguia la mirada. Parada adelante tuyo y acercandome cada vez mas. Cuando me encontraba al frente tu levantabas la cabeza y suavemente me decias: "ven", como cuando siempre lo haces. Tan delicadamente y llena de amor por entregar. Te obedecia y mientras tu te parabas yo me acercaba hasta quedar frente tuyo. A solo unos centímetros sentia tu respiración, suave, calmada (aun). Te quitaste aquel sombrero que te hacia lucir tan guapa y tan soberbia a la vez. Colocaste tu mano rodeando mi cintura y me acercaste a ti como perteneciéndote. Me seguias mirando de la manera mas soberbia posible, aquella mirada que transmitia los signos de tu personalidad. Yo te respondia con esa coquetería que me encanta darte. Pues se que me deseas tanto como yo a ti. Me acerque lo mas posible, pero sin llegar a besarte. Solo me encontraba a unos centímetros tuyos esperando a que tu dieras el primer paso. Lo diste. Me besaste apasionadamente como si no me hubieses visto en años. Cuan exquisita! Poder imaginarme volver a besarte hacía que me estremeciera y lo deseara mas que antes, ayer o hace un segundo atrás. Coloque mis manos en tus pechos, pero solo apoyandolas. Tu continuabas con tu otra mano, por debajo de mi falda hasta encontrarme con mi culo y poder agarrarlo finalmente. Mi corazon latia cada vez mas fuerte y sentia que mi respiración se aceleraba.
Eres mía
Me decias. "Eres mia" y me encantaba serlo. Me acerque a tu oreja y te respondia: "soy tuya" y te lami la oreja al acto seguido. Volviste a agarrar mi cintura, pero esta vez me arrastraste hasta aquel lecho de origen desconocido. Me tiraste a la cama y yo cai de espaldas. Te pusiste encima mio y me desabrochaste la blusa que traia puesta. Descubriste mis pechos cubiertos que se ofrecian incondicionalmente a ti. Te deshiciste de la blusa tirandola lejos y ahora te aproximabas a desabrocharme los sostenes mientras te comias mi boca a tu propio deleite. Cuando me quitaste los sostenes seguiste besando mi cuello, mi pecho, mis senos los succionabas una y otra vez. Me encantaba mirarte mientras lo hacias. Seguiste con mi estomago y luego subiste hasta mi boca, la cual volviste a besar, metiendo tu lengua y yo tambien. Me sentia poseida, no podia ocultar aquellos leves gemidos que se me salian a causa del placer que me otorgabas. Eres divina.
Con mis manos te dasate aquella corbata y te desabrochaba cada boton de tu camisa. Te habia quitado el saco y solo quedaste con la camisa desabrochada y los sostenes que cubrian tus voluminosos pechos. Esos pechos tan blancos y perfectamente redondos que me hacian estremecer. Los agarraba mientras tu volvias a besarme y con una mano levantabas mi falda para poder quitarme los calzones. Lo hiciste y te volviste echar encima mio con mis piernas abiertas, totalmente vulnerable y apetecible para ti. Te aventuraste con tu mano en mi sexo solo para descubrir lo mojada que me encontraba. Apenas me tocaste no pude evitar otro gemido cerca de tu oido y solo asi escuche que tu respiración era cada vez mas rapida. Metiste uno de tus dedos dentro de mi y crei que me habian completado. Sentir esa sensación era una conmocion y solo un placer de dioses el hecho de que me lo hicieras tu. La mujer que siempre he querido.
Mi expresión cambiaba. Te sentia dentro mio y eso era lo que mas me volvia loca. "Hazme tuya, hazme acabar, soy completamente tuya". Tu me mirabas con lujuria y esta vez me decias: "Te quiero oir gemir, te quiero oir pedir por mas". No podia mas, la volvi a besar en los labios colocando toda mi lengua dentro de su boca. Devorandomela y hasta casi ahogandola. Me enloquecia como con tus dedos anular y medio se encontraban dentro mio y con el pulgar tratabas de frotar mi clítoris. Por un momento paraste para desabrocharte el pantalón. "No pares" te pedia suplicantemente, pero tu me respondias: "espero que te guste esto, cosita rica". Entonces vi como desde su pantalón salia una prótesis. Si un par de dedos me hacian llegar, ya me imaginaba como aquel aparatito me volveria. Le sonrei a mi amada y ella me respondio la sonrisa. Senti como lo metia lentamente y como se expandía mi vagina ante tal estimulo. Era grandioso. Al sentir como entraba sentia como mi corazon estaba cada vez mas fuerte y despierto, como mis sentidos se fusionaban para volverse placeres, como disfrutaba aquel instante y aquel roce. Mi niña se movia al principio suavemente y mientras mas escuchaba mis gemidos, mas rapido lo hacia. Sentia como aquellos musculos de mi vagina se contraian y me hacian tener orgasmos cada vez mas incontrolables. "Te gusta?" me decias y yo apenas podia articular un "si" por todo el soponcio que me ofrecias. De repente no pude aguantar mas y senti como estaba llegando al climax de toda la aventura. Mi orgasmo reposo en el oido de mi amada, dejandola mas encendida cada vez.
Eres realmente apetecible.
No hay momento en que no deje de desearte
No hay momento en que no deje de quererte
Has inagurado una nueva etapa dentro de mi vida
Me has enseñado el amor
Me has mostrado una forma distinta de ver el mundo
Me has enseñado a quererte
Solo espero que nuestros caminos nunca se separen
Espero realmente conocer a la mujer que me robo el corazon
Solo te espero a ti
Mi amor
Mi ilusion
Mi Gabriela
Tuya Siempre
Catalina