Gabriel y María 2
Continúa la relación entre ellos subiendo un escalón más
Mi vida de golpe se hizo más cómoda, todos los quehaceres domésticos recaían en María, ella compraba, vigilaba que la de la limpieza y el jardinero trabajasen bien. Cambiaba las pequeñas cosas que se rompían, es decir por ejemplo, cambiar bombillas, y si era algo más complicado se encargaba de llamar al especialista y lo arreglaba. Encima cocinaba de miedo, eso sí mis gastos domésticos bajaron, la de la limpieza y el jardinero trabajaban las horas que debían, ya que ahora les vigilaban y no me timaban. Además María compraba la comida justa, ella no tiraba nada, yo antes tenía que ir tres veces por semana al súper porque, o se caducaban o literalmente se me pudrían las cosas.
Mi ropa estaba ordenada y en sus cajones o armarios, siempre bien limpia y planchada. Nunca me faltaba ropa limpia, no como antes que me despistaba, no ponía la lavadora y me encontraba sin ropa que ponerme.
La casa siempre estaba ordenada, no tenía el despacho hecho un desastre con papeles por todos lados, clasificó las facturas y las guardó en archivadores, ordenándolos por materia y fecha. Yo los dejaba todas en un cajón.
Mi casa entonces sí que se convirtió en un paraíso terrenal, cuando llegaba a casa en la puerta tenía a María mirándome con sus preciosos ojos verdes y con una sonrisa y mis zapatillas de ir por casa en la mano, tras lo cual me llevaba al baño que ya estaba preparado y con la temperatura justa del agua. Nunca me ha dicho como conseguía mantener el agua en su punto justo, pues aunque yo la avisaba cuando salía de trabajar, pero según estuviese el tráfico podía tardar desde 20 minutos a tres cuartos de hora
El baño merece una mención especial pues era una gozada.
Me desnudaba muy despacio, primero me quitaba la camisa desabrochándome botón a botón, después los pantalones de la misma forma delicada y me dejaba en ropa interior. Tras lo cual se desnudaba ella totalmente, me encantaba ver como se quitaba la bata y soltaba su melena castaña clara, de la pinza que la retenía, era en ese momento cuando me empalmaba. Su cuerpo lucía ya unos pechos pequeños como de adolescente y la buena comida la habían dado curvas su culo que no era grande, si era de impresión.
Después me quitaba la ropa interior, y me daba un abrazo daba gusto abrazarla su metro ochenta hacía que no me tuviese que agachar ya que somos más o menos iguales, yo la sobrepaso en un par de centímetros, su polla semi flácida acariciaba la mía totalmente empalmada. Acto seguido se metía en la bañera, una bañera grande en forma circular, y yo me metía entre sus piernas
Nada más meterme en el agua me enjabonaba el pelo, dándome un masaje de forma circular en la cabeza, despacio y con mucho mimo, en ese momento es cuando me preguntaba cómo me había ido el día.
- ¿Qué tal el día jefe? (siempre me llamaba así)
- Muy bien María, con mucho trabajo que es lo que importa._ Contestaba
- Me alegro jefe, así podrá pagarme el sueldo._ Decía mientras con sus pies acariciaba mi polla.
- Si no siempre podemos dedicarnos a la prostitución._ Le contestaba socarronamente
Así empezábamos siempre, esa era nuestra forma de empezar el baño, tras esto ya hablábamos en serio, cómo había ido el día que tal estábamos y demás cosas.
Tras enjabonarme el pelo cogía la ducha y me enjuagaba el pelo, tras lo cual cogía una esponja y con mucha delicadeza me enjabonaba todo el cuerpo, cuando llegaba a la entrepierna pasaba delante de mí y mientras me masturbaba yo le castigaba brutalmente su polla, porque lo que le hacía no era una paja era algo bestial casi animal hasta que los dos nos corríamos.
Tras lo cual salíamos del agua nos secaba con una gran toalla suave a intervalos primero mi cara después la suya, continuaba con mi torso luego el suyo. Así salíamos secos del baño.
Por supuesto al salir del baño no me dejaba nunca vestirme, tenía que hacerlo ella. La primera vez que me bañó me vestí yo; y estuvo triste dos días hasta que le prometí que jamás volvería a hacerlo. Tras lo cual cenábamos veíamos la tele o leíamos, estando convaleciente María descubrió que le encantaba leer y devoraba los libros con verdadero placer. Cada vez que empezaba un nuevo libro o novela se reía pensando que, en el cole ni obligándola leía un solo libro.
Y nos acostábamos. Cada uno en su cuarto, pues ella siempre afirmaba que era mi criada y debía dormir en el cuarto del servicio
Por las mañanas me despertaba ella, tenía la capacidad de despertarse siempre a la hora que yo lo necesitaba, no sé cómo lo hacía, pero nunca escuché un despertador. Me despertaba pasándome su melena por la cara de forma tan dulce que daba igual como había pasado la noche porque siempre me levantaba contento.
Al despejarme hacíamos una hora de ejercicio, tenía un pequeño gimnasio en la última planta de la casa y ella al descubrirlo me acompaño encantada todas las mañanas.
Luego me duchaba a la vez que se duchaba ella, al enjabonarme me mamaba la polla hasta que me corría en su boca y ella se lo tragaba todo
Ella me afeitaba, me compré una silla reclinable para ayudarla en su tarea, pues lo hacía mejor que el mejor barbero. Tras lo cual me aplicaba lociones refrescantes dándome un suave masaje con ellas en la cara.
Si tenía el pelo largo o necesitaba que me repasasen las patillas ella me lo hacía. Me contó que antes de cambiar de sexo estudió peluquería, pero faltando un mes por acabarlo sus padres la echaron de casa cuando descubrieron que quería cambiar de sexo, ha tenido una vida dura, pobre chica, y cuanta incomprensión.
Tras lo cual me elegía la ropa y me vestía. Tiene un gusto exquisito, para ser una mujer que poco o nada sabía de trajes, los combinaba a la perfección. Un día le pregunté cómo había aprendido a hacer nudos de corbata y me contó que su abuelo fue conductor de autobuses urbanos y el uniforme siempre contaba con corbata, por lo que la enseñó a hacerlos
Después desayunábamos, siempre un desayuno equilibrado, al mes de estar conmigo hizo un curso on line de nutrición, para saber que comer y en qué cantidades para mantener el cuerpo sano y la energía al máximo.
Después yo me marchaba a trabajar. A los pocos días de estar conmigo me preguntó.
- Si estudiaste enfermería porque no trabajas como enfermero?
- El último año de carrera, descubrí que no sería plenamente feliz trabajando en un hospital._ Le contesté
- Y ¿Por qué?
- Por una razón muy sencilla desarrollé una fuerte hipocondría y claro así no podía estar en un hospital
- ¿Qué es la hipocondría?._ Preguntó María.
- Es un trastorno por el cual tienes una empatía tan grande por el paciente que notas en tu cuerpo sus mismos síntomas._ Le aclaré yo.
- ¡Y qué hiciste pues?._ Preguntó María
- Me fui a estudiar comercio internacional y al acabar fundé mi propia empresa de exportación._ Le dije
- ¿Entonces te dedicas a la exportación?._ Me preguntó
- No del todo, verás mi familia siempre se ha dedicado a la importación por lo que al morir fusioné las dos empresas y ahora me dedicó tanto a exportar como a importar.
- ¿Y que exportas?._ Preguntó María
- En su mayoría componentes electrónicos._ Aclaré
- ¿ Para quién?
- Cuando una empresa necesita un recambio para una de las máquinas, llama a un técnico, si tiene la pieza en el taller, estupendo, pero cuando no la tiene ha de pedirla. Si la máquina es americana, por ejemplo tardaría una eternidad en llegar, nosotros agilizamos esos trámites y en 3 días tiene la pieza en el taller.
- Que interesante y ¿Qué exportas? Porque componentes electrónicos no._ Dijo con una sonrisa.
- No creas aquí en hay buenas empresas punteras en tecnología pero trabajan para multinacionales y estas son las que se dedican a distribuirlo.
- Comprendo ¿Entonces que exportáis?._ Preguntó
- Lo que siempre ha exportado mi familia, productos alimenticios de altísima calidad._ Contesté
- Es decir que no exportáis patatas.- Dijo con una carcajada María.
- No más bien vino con denominación de origen, quesos de leche provenientes de animales alimentados de forma ecológica, jamón ibérico, esas cosas._ Dije yo
- Es decir que sois los que lleváis el marisco gallego fuera de aquí._ Dijo María
- No, no exportamos productos muy perecederos, pues el coste de exportación se come los beneficios. Sólo lo hacemos de forma muy esporádica a clientes que pagan una fortuna por ellos.
- Eres rico pues,_ Me preguntó
- No me puedo quejar, pero no tengo millones a manta, pago muy bien a mis empleados y proveedores, para que no me fallen jamás y eso se come una parte sustancial de los beneficios. Pero no me quejo pues puedo permitirme mantener eta casa y un chalet en primera línea en la playa._ Dije yo
- ¡Qué tienes un chalet en la playa¡._ Dijo María muy sorprendida.
- Mis padres adoraban el mar y se compraron uno._ Aclaré yo
- ¿Cuándo vamos?._ Preguntó ella
- En verano ahora en otoño la playa está muerta y no me gusta ir._ Le aclaré.
- Vale pero dime si tiene piscina._ Dijo
- Sí que tiene,_ Le dije mientras nos levantábamos para cenar
Yo le compré un pequeño utilitario, no quiso que fuese de alta gama, para que hiciese las compras y los recados. El problema de vivir en una urbanización es que el centro de la ciudad está excesivamente lejos y no te queda más remedio que ir en coche. Porque os cuento esto, porque a medio día yo no podía ir a comer por lo cual venía ella a traerme la comida o a comer conmigo. Tuviese lo que tuviese que hacer siempre lo aparcaba para hacerme compañía a la hora de comer.
Os parecerá un agobio, pero a mí no, me encantaba que me tratase así, esa atención era la que siempre había buscado. Soy una persona a la que le gusta tener a alguien pendiente de mí las 24 horas del día, que me sirva en todas mis necesidades y que me facilite la vida, ocupándose ella de los detalles menos importantes y sobretodo desviviéndose por mi felicidad.
Un día tras acabar de cenar me dijo:
- Jefe quiero hacerle una pregunta pero no sé como se la va a tomar.
- La única forma de saberlo es haciéndome la pregunta._ Dije yo
- Pero quiero que me prometa que no se enfadará cuando se lo diga._ Dijo María
- Eso no te lo puedo prometer sin saber que vas a preguntarme._ Le dije yo.
- Ostras es que no se si se enfadará._ Volvió a decir.
- Mira te puedo prometer una cosa, si no me gusta la pregunta no te la contestaré y así no discutiremos .__Propuse yo
- Vale con eso me conformo ¿Jefe porque no me follas?._ Preguntó
- Menuda pregunta, además que directa
- Hace meses que vivo con usted y aún no me ha reventado el culo con esa polla extra gorda que se calza
Había mejorado mucho su aspecto y su forma de vestir pero aún tenía ese lenguaje barriobajero que te proporcionan los bajos fondos
- Por varios motivos._ Dije yo
- Pues me gustaría escucharlas.
- El primero es que soy tu jefe._ Le dije
- No me vale porque nos pajeamos varias veces al día._ Contestó
- No quiero tratarte como a una puta._ Seguí
- Tampoco me vale porque soy una puta con todas las de la ley, incluso tengo una ficha policial que lo demuestra._ Dijo ella con una sonrisa
- No sabía si estabas preparada, después de lo que te pasó._ Dije
- Tampoco me vale estoy más que dispuesta a que me folle.
- La más importante para mí es que te destrozaría el culo._ Continué
- Tampoco me vale mi culo dilata que no vea.- Dijo María con un gesto de despreocupación.
- Sólo he follado el culo a una mujer que decía .lo mismo que tu y acabamos en el hospital ella con un desgarro en el esfínter del que tardó dos meses en recuperarse. De hecho estoy seguro que no podrá volver a follar por allí, y yo con la polla magullada._ Expliqué
- Menos lobos que se la he visto, palpado y mamado, empalmada y aunque es enorme no es inmensa._ Dijo
- No tu has visto lo que engorda al masturbarme, engorda un centímetro más cuando la meto por el culo, y aumente dentro del culo. La verdad no se por qué pasa pero pasa._ Aclaré.
- Pero señor una tiene sus necesidades, está muy bien jugar a canicas pero yo quiero jugar al ajedrez
El comentario me hizo mucha gracia por lo que solté una pequeña carcajada.
- No se ría que le estoy hablando en serio._ Dijo ya algo mosca.
- Lo siento es que me ha hecho gracia, yo nunca te impediré que busques sexo fuera de estas paredes._ Le aclaré
- Porque tengo que comer mortadela fuera cuando tengo en casa jamón serrano._ Dijo ya un poco más enfadada.
- Yo sólo quiero tu felicidad y me da miedo destrozarte._ Dije serio on el fin de acabar la discusión
- No es cierto es que no le gusto._ Dijo ya bastante exaltada.
- No es eso en serio tengo miedo de….
- Es mentira, no sabe cómo decírmelo y se inventa escusas._ Dijo ya totalmente fuera de sí.
- Cálmate, así no se consiguen las cosas._ Dije intentando calmarla
- Yo conseguiré las cosas como me dé la gana y me salga del chichi._ Dijo roja como un tomate
- Niña no me hagas enfadar._ Dije empezando a mosquearme
- No me llame niña que tengo 25 años y usted no se enfadaría ni aunque le mease en la cara,_ Dijo histérica
- María tenme un respeto que yo no te he faltado en ningún momento._ Dije ya enfadado.
- Váyanse a la mierda usted y su respeto. Estúpido arrogante que se cree el dios- Dijo
- No me insultes mujer malcriada y cálmate ya de una o lárgate a tu cuarto que si no…
- Si no que va ha hacer, a ver valiente de que se cree capaz, pichafloja.
- Te he vuelto a decir que no me insultes ni me vuelvas a interrumpir._ Le espeté levantándome del sofá
- Yo haré lo que me dé la gana, mierda de tío, será gilipollas el tío sobrao este.- Dijo burlándose groseramente.
- Te lo digo muy en serio compórtate, como la adulta que eres…
En ese momento se acercó a mí se subió la falda y se tiró un pedo.
- Eso vas y te lo cascas._ Dijo sacándome un dedo.
Entonces todo se me puso rojo, he hice algo que hasta ese momento nunca había hecho, soltarle un bofetón a una mujer. No le di con mucha fuerza, así y todo la tumbé en el suelo.
- Podrás con una mujer so cerdo
- Que me dejes de insultar, puta de mierda._ Dije mientras la levantaba en vilo del suelo con una sola mano.
- Quiere que le deje de insultar, pues pórtese como un hombre y fólleme sin compasión.
De un empujón la senté en el sofá le desgarré la falda entera, María no usa ropa interior y le metí dos dedos de golpe por su culo, completamente secos sin ningún tipo de lubricación y empancé a ensancharle el culo.
- Por fin se comporta como el hombre que es. Dios que placer._ Dijo entre berridos de dolor
- Esto es lo que te va puta._ Le dije yo
- Eso no es nada, deje de darme por el culo con los deditos y métame la polla de una._ Dijo ella
- Tu lo has querido ya te apañarás._ Dije yo
Apunté mi glande a su ano y empecé a empujar, su culo se dilataba, pero mi polla era muy gorda ya y sus quejidos fueron cada vez más fuertes, cuando la tenía dentro por completo, pasó lo de siempre engordó más y sus quejidos fueron tan altos y sus convulsiones tan grandes que casi pierde el sentido.
- Dios estoy abierta en canal y es lo mejor que me ha pasado jamás, deme ya de una vez que tengo ganas de juerga.- Dijo María
- Como tú quieras nena.- Le dije yo
Estuvimos follando así 20 minutos hasta que me corrí, al sacar mi polla, en el agujero del culo de María podrías meter una mandarina sin esfuerzo alguno. Cuando se apartó había una mancha de semen considerable en el sofá.
- Pero ¿cuántas veces te has corrido?.- Le pregunte.
- Cuando me ha metido la polla he empezado a correrme y no he parado de sacar leche ni un momento, en mi vida lo he pasado tan bien._ dijo con una sonrisa de oreja a oreja.
- Siento haberte pegado, no volverá a pasar._ Dije algo apenado.
- Me lo merecía, no supe calcular bien las consecuencias._ Dijo tocándose la cara.
- ¿ A qué te refieres?._ Pregunté
- No se enfade conmigo pero todo lo que hice para mosquearlo fue una farsa._ Dijo
- Eres muy buena actriz, pero no vuelvas a mentirme jamás._ Le dije serio.
- No lo haré jefe se lo prometo, pero no me negará que el resultado ha sido maravilloso._ Dijo María
- Si pero acabo de descubrir que eres una auténtica pervertida.
- Ahora se da cuenta._ Dijo mientras estallaba en carcajadas
Cuando se calmó hicimos algo que no habíamos hecho hasta ese momento, nos besamos en la boca una y mil veces. ¿Por qué no lo habíamos hecho antes? Pues la verdad no lo sé. Al principio tuve miedo de sentir rechazo al besar a una travesti, después fue pasando el tiempo y no tuvimos necesidad de hacerlo.
- A partir de ahora dormirás conmigo ¿No?._ Le pregunté yo
- No señor sigo siendo su criada y mi deber es dormir en el cuarto del servicio.
- Y si te quiero follar a media noche._ Dije yo
- Usted haga sonar esta campanita y en segundos acudiré a usted totalmente desnuda y despejada._ Dijo mientras me acercaba una campanita.
- Como tú quieras, es tu decisión y la respeto.
- Voy a estar unos días fuera jefe,: Me dijo algo compungida
- ¿Por qué?._Pregunté yo sorprendido
- He encontrado una clínica económica que con un precio justo me hará un aumento de mamas._ Explicó
- ¡Como que una clínica económica? Tu irás a la mejor que haya
- Jefe no me lo puedo permitir._ Aclaró María
- ¿Quién te ha dicho que vas a pagarlo tú?._ Aclaré.
- Pero jefe…
- No voy a aceptar escusas, yo lo pagaré y punto
- Como usted quiera jefe._ Dijo con una sonrisa de felicidad.