Gabriel y María 1
Cuento la extraña relación que se establece entre los dos personajes de la historia, siendo este relato nada más que la introcucción
Mierda puta, será cabrona la hija de perra, ¿no me hace gastarme la tía un riñón arreglando la casa de mis padres, a su gusto, para luego dejarme?
Con ese pésimo humor conducía por las calles de mi ciudad, con el fin de soltar toda la frustración y el cabreo máximo que tenía.
Os pondré en antecedentes, hace cosa de un año conocí a una mujer espectacular y una diosa sexual, lo tenía todo, a mis 35 años, la vida era perfecta en todos los sentidos,
Un par de meses antes de estos acontecimientos mis padres murieron en un accidente de tráfico dejándome una casa de tres plantas y un enorme jardín, de esos que tienen cascadas fuentes incluso una pequeña arboleda. Eso sí era una casa antigua pues fue la casa familiar desde mis bisabuelos que la mandaron construir. Era la casa con más terreno de toda la urbanización, pero requería de algunas reformas.
A mí no me gustaba mucho pues el trabajo en ella era continuo y constante, por eso cuando fundé mi empresa de exportación me fui a vivir a un pequeño piso en el centro, era perfecto para una persona sola.
Pero a la puta de los cojones se le antojó vivir en la casa de mis padres, yo estaba enamorado y claudiqué, empezamos casi de inmediato con las reformas, lo típico baños cocina pintura, reformar las habitaciones, construir, una piscina en el jardín, para poder pagar toda la reforma tuve que vender mi piso del centro.
Y ahora que la reforma había acabado tras dos meses de auténtico martirio, pues para que acabasen pronto les pagué un plus para que trabajasen hasta los fines de semana.
Pues me, suelta que se ha vuelto a enamorar de su novio del instituto, un auténtico gilipollas, miembro de una banda de moteros y drogadicto, ya sabéis, de los que entran y salen cada dos por tres de la cárcel. Pues que les vaya bien, mentira que se pudran como la escoria que son.
Tras esto sigamos con la historia, pasaba en esos momentos por la parte del centro donde se acumula el crimen de la ciudad, venta de drogas, prostitución, un Mal sitio vamos. Cuando al doblar una esquina me encuentro a un idiota, por no decirle otra cosa, propinando una tremenda paliza a una travesti. Paré el coche de inmediato, una estupidez, porque salí corriendo dejándome el coche abierto y un audi en esas calles es muy apetitoso. Pues sigo, salí corriendo mientras le chillaba al majadero que dejase ya de pegar a la travesti.
- Tu guapito de cara o te largas o serás el siguiente._ Me soltó
En ese momento se me hincharon las narices y toda mi frustración de los últimos días se desbordó. Entonces me acerqué a el susodicho y le propiné tal puñetazo que le rompí la nariz, pero el tío debía estar drogado, pues con la nariz sangrando se levantó del suelo e intentó pegarme, digo que intentó, porque soy experto en defensa personal y de un par de patadas lo lancé a la pared y esta vez sí que se quedó sin sentido en el suelo, entonces me acerqué a la travestí y le dije.
- ¿Se encuentra bien?
- Pues la verdad es que no, me duele el cuerpo entero y no me puedo ni levantar, además no puedo abrir los ojos. _Contestó
- Es que los tiene hinchados, venga que la llevo al hospital. Le dije yo.
- No, aún tengo que trabajar._ Dijo mientras intentaba ponerse en pie.
- ¿No ve usted que no puede ni levantarse?:_ Le dije
- Es que he de conseguir el dinero que me pide mi chulo o no podré volver a casa._ Me dijo entre sollozos.
- Solo llevo 300 euros encima, ¿le valdrá con eso a su chulo?._ Le pregunté
- No puedo aceptar su dinero después de haberme librado de ese anormal._ Dijo señalando al susodicho mientras se echaba a llorar.
- No acepto, más discusiones, coja el dinero y deje que la lleve al hospital._ Le dije con resolución.
- Gracias._ Contestó mientras perdía el conocimiento.
Estupendo la travesti era casi como yo de alta y aunque estaba muy delgada rondaría los 70 kilos de peso. Así que tensé mis músculos al máximo la levanté en vilo me la cargué como un saco de patatas y la dejé en el asiento trasero del coche. Que se encontraba aún allí de puro milagro.
En diez minutos la llevé al hospital y la atendieron de inmediato por miedo a que tuviese lesiones internas.
Yo me aguardé un par de horas en la sala de espera, quería saber cómo evolucionaba, antes de irme. Mientras esperaba vino la policía, avisada por los propios médicos, y tras darles las oportunas explicaciones, encontraron al cabrón que la agredió tumbado aún donde lo dejé. Cuando empezaba a desesperar un médico vino a verme.
- Verá está muy magullada, tiene moratones por la gran mayoría del cuerpo, incluyendo los dos ojos, un esguince en el pie izquierdo una luxación en el hombro derecho y la muñeca del brazo izquierdo no la tiene rota por un pelo. Pero por suerte no tiene daños internos._ Explicó el doctor.
- ¿Puedo pasar a verla?._ Pregunté
- Si quiere pasar a verla, está sedada para que no sienta dolor, pero permanece despierta._ Me dio mientras me guiaba a su habitación
Estaba hecha un auténtico adefesio, los dos ojos morados, el labio hinchado un brazo en cabestrillo, la muñeca vendada, al igual que el pie.
- ¿Se encuentra Bien? ¿Perdone, no sé cómo se llama._ Le dije yo
- Me llamo María, gracias por su ayuda, sabe ¿donde está mi bolso? Perdone yo tampoco se como se llama usted.
- Me llamo Gabriel y me temo que su bolso se quedó allí._ Le contesté.
- Mierda tengo que llamar a una persona y no se cómo._ Me dijo sinceramente preocupada
- Tome el mío, no le queda mucha batería pero para una llamada sí que da._ Le dije acercándole el bolso.
Salí de la habitación para que tuviese más intimidad y al cuarto de hora apareció, un auténtico chulo, nariz rota cicatrices en la cara un armario de tío aunque más bajo que yo, todo hay que decirlo.
Entré cuando empecé a escuchar gritos. Y vi al chulo al lado de la cama diciéndole.
- Vas a tardar meses en ponerte aceptable, ya no me sirves para nada, a casa no vuelvas que ya me he buscado otra puta más rentable.
María lloraba tan desconsoladamente que no le contestó, mientras salía como una exhalación. Yo me quedé con ella hasta que se calmó y me fui a casa para cambiarme pues debía ir a trabajar.
María estuvo una semana en el hospital yo pasaba a verla todos los días y me quedaba un par de horas hablando con ella, era una persona sencilla, tímida pero de conversación amable. El día que le dieron el alta yo estaba allí con ella y al salir por la puerta le dije.
- ¡Donde te llevo? Tengo el coche aquí mismo.
- A la primera pensión que encuentres, sólo tengo los 300 euros que me distes y tienen que durarme hasta que pueda trabajar._ Dijo profundamente apenada.
- De eso nada tú te vienes a mi casa hasta que estés restablecida por completo._ Le dije
- No quiero molestarte más ya has hecho demasiado por mí._ Dijo empezando a sollozar.
- No voy a aceptar un no por respuesta y además quien lleva el coche soy yo, por lo que te llevaré donde quiera.
- Lo que tu digas.- Dijo con una sonrisa triste.
- Así me gusta._ Le contesté yo.
En todo el trayecto no dijo nada más, seguramente pensaba en lo triste de su vida, pobre, viéndola lo entenderíais.
- ¿Esta es tu casa? ¿Pero tú que eres súper rico?._ Exclamó ella.
- No es herencia de mis padres yo no soy súper rico, tan solo desahogado.
- Bueno lo que tu digas, pero tienes una casa muy bonita._ Dijo mientras la ayudaba a salir del coche.
- Tu habitación está en el primer piso._ Le expliqué.
- Me va a costar horrores subir por las escaleras:_ Dijo con cara compungida.
- Sube por el ascensor._ Le aclaré
- ¿Qué tienes ascensor?._ Preguntó con cara de auténtica sorpresa
- Si, verás mi madre en sus últimos años tuvo problemas de rodillas y no podía subir escaleras por lo que mi padre instaló uno. _ Le aclaré
La llevé a su habitación, y algo nerviosa me preguntó.
- Verás hace una semana que no me tomo la medicación hormonal para el cambio de sexo, ¿podrías ir a una farmacia y traérmela?. Siento tener que pedírtelo, lo siento en el alma, pero es importante seguirla. Toma los 300 euros, esto cubrirá casi todo el medicamento. Y aquí tienes la receta.
- Guarda tu dinero que aquí no has de pagar nada._ Le dije yo cogiendo sólo la receta.
- De eso nada, de verdad te lo suplico, que es cara y no quiero abusar de tu buena fe._ Dijo metiendo la mano en su bolsillo y sacando el dinero
- María soy un caballero y cuando doy cobijo a alguien en mi casa no tiene que hacer ningún gasto._ Dije haciéndole ademán de que se guardase el dinero.
- Pero…..
- No María no voy a discutirlo, harás lo que diga.
Así que salí de casa fui a la farmacia y al súper del barrio donde hice una abundante compra y ordené que me la trajesen a casa. Si soy soltero no tenía casi comida en casa porque suelo comer fuera de casa. Al volver le dije
- Aquí tienes las hormonas y las inyecciones de colágeno
- Tendrás que llevarme al centro de salud yo soy muy aprensiva y no me atrevo a pincharme._ Me explicó.
- Yo estudié enfermería, si te fías de mi yo te las puedo poner._ Le dije
- Por supuesto, has de ponerme una en cada pecho._ Explicó, mientras se quitaba la camiseta que llevaba.
Tenía unos pechos incipientes, aún pequeños pero ya se le iban marcando, con toda la delicadeza que pude le administré las dos inyecciones. Cuando acabé llegó el repartidor del súper y cuando acabó de guardarme toda la compra, sí lo sé para los trabajos de casa soy muy vago, subí a ver como andaba y me dijo.
- Huelo como una auténtica cerdita, hace una semana que no me baño y allí en el hospital sólo me limpiaban con toallitas húmedas._ Explicó
- Tienes tu propio baño con ducha, pero yo en tu estado usaría el mío que tiene una gran bañera circular donde te puedes sentar._ Le aclaré
- Gracias, así, haré._ Me dijo
Fui a mi cuarto a ponerme ropa más cómoda, ya que en casa me gusta estar lo más cómodo posible, y cuando pasé por delante de su habitación, la vi haciendo esfuerzos titánicos para conseguir quitarse la falda en las condiciones en que se encontraba.
- Deja que te ayuda._ Le dije mientras me acercaba.
- Verás es que no llevo las mismas braguitas que me puse hace una semana y no están muy limpias._ Explicó poniéndose roja
- Pues a la lavadora y punto._ Dije yo haciéndola sonreír por primera vez en todo el día.
- Por fin algo de alegría._ Dije yo contento de verla.
Con pequeños tirones fui bajándole la falda, sabía que aún tenía u par de grandes moratones en las piernas y no quería hacerle daño. Me costó lo mío pues llevaba una falda ajustada de colores brillantes, de esas que usan las prostitutas para llamar la atención, pero tras unos cuantos minutos conseguí sacársela sin hacerle apenas daño.
Las braguitas estaban realmente sucias, así que hice de tripas corazón, pues soy una persona muy pulcra y se las quité.
Tras lo cual, vi su cuerpo desnudo por primera vez desde que la conocí. Se notaba que estaba desnutrida, seguramente había pasado meses comiendo mal. Entre las piernas, tenía un pene, pero no penséis que era uno de esos descomunales de 20 cm, era un pene de 13 cm aproximadamente, que en ese momento se encontraba semi erecto, lo que vulgarmente llamamos morcillona. Con voz socarrona le dije.
- Vaya, vaya parece que te gusta que te tocase, estás poniéndote cachonda por momentos.
- Estoy muy excitada, pero por efecto de las hormonas, eso, no se planta más. _ Dijo mientras se señalaba el pene.
- Vaya que curioso._ Exclamé yo.
- Que ganas tengo de tener dinero y poder quitármelo._ Exclamó.
- Pues no te afea, al no ser un pene grande no destaca y te da un punto extra que las demás mujeres no tienen._ Le dije y lo decía en serio aunque soy heterosexual, lo pensaba sinceramente.
- ¿Tú crees? Dijo María quedándose pensativa unos instantes.
- Sí mujer, ven que te ayudaré a llegar al aseo._ Dije
Cuando llegamos allí se hizo más, que evidente, que sola no se podía bañar, no se mantenía en pie y tenía las dos manos prácticamente inservibles. Así que tras muchas quejas conseguí convencerla de que me dejase a mí bañarla. Empecé por el pelo, lo tenía tan enredado que me costó un horror limpiárselo cosa que hizo que me mojase por completo, y le dije
- Me sabe muy mal, pero así vestido no podré bañarte, ¿te importa si me desnudo?
- No tienes nada que yo no tenga así que adelante._ Dijo María
Procedí a quitarme la ropa, cosa que me costó bastante, y con el roce se me puso morcillona.
- Tienes la polla muy gorda, seguro que empalmada debe pasar de los 19._ Exclamó María
- Pues no mide 16cm pero eso sí es muy gruesa, tuve una amante a la que no se la pude meter, le dolía demasiado. _ Le comenté, mientras cogía el jabón y empezaba a enjabonarla
- Mojigatas hay para todo, yo me la metería entera en la boca._ Dijo de forma distraída.
- Menos lobos caperucita que esta en su máximoesplendor es muy pero que muy gruesa.
- Te lo demostrare. _ Dijo
Y sin darme tiempo a reaccionar se metió mi polla en su boca y empezó a mamármela. Dios en pocos segundos se me empalmó. Y para vuestra información mi gruesa polla le cabía sin dificultades. Me estaba haciendo disfrutar horrores y eso que no usaba las manos para nada. Su semi flácida polla subió un grado, no se empalmó, pero cogió algo de consistencia, no sé porqué, ni que me pasó en la mente, pero como un impulso se la agarré y empecé una suave paja.
- Dame más fuerte de forma salvaje, sin compasión.- Me dijo.
Yo aumenté la velocidad de la masturbación, pero ella volvió a decir.
- Más fuerte como un hombre de verdad.
Entonces empecé una frenética paja. De lo fuerte que le daba sus huevos se ponían morados, María gemía como una desesperada pero en ningún momento paró de mamármela. Ella se corrió antes que yo, lo noté porque un par de gotas de semen me bañaron la mano, la verdad, no me dio asco ese acto, al contrario de lo que siempre había pensado, masturbas a María me había gustado
- Me corro María apártate que llevo los huevos muy cargados y soltaré mucho semen._ LE dije segundos antes de correrme.
- Pues es todo mío._ y apretando mi polla con sus labios se tragó toda la leche que me salió y fue mucha
- Guau ha sido increíble, jamás había disfrutado tanto._ Dije sinceramente.
- ¿De mi mamada o de la paja que me has hecho?._ Dijo con una sonrisa en tu boca.
- Tu mamada me ha llevado al cielo, pero no me disgustó hacerte la paja, en serio._ Le contesté.
Le ayudé a ponerse un chándal, para que estuviese cómoda y la acompañé al salón pues quería ver su programa favorito. Uno de esos de cotilleo.
- Tu te has corrido muy poco ¿Me he pasado?.- Le pregunté.
- Tu lo has hecho perfecto, me enloquece que castiguen a eso salvajemente, y desde que me hormono solo me corro esa cantidad.
Me di cuenta de dos cosas, que a su pene siempre lo llamaba eso, y que era como mínimo algo masoca.
- No tengo más ropa que la que traje puesta, así que tendré que salir a comprarme._ Dijo
- Mi ex se dejó un armario lleno de ropa que ya no necesitaba, sois de la misma altura, aunque ella tenía más culo y las tetas grandes, enormes mejor dicho. Una pregunta ¿Estas así de flaca por propia voluntad?
- Mi chulo no me daba más de comer que lo justo para sobrevivir, decía que las putas con rabo han de estar muy flacas para suplir su falta de tetas.
- Menuda estupidez, que sepas que de aquí no saldrás hasta que no te vea recuperada físicamente al 100 x 100
- Lo que usted diga señor:_ Dijo mientras hacía el típico saludo militar.
Nuestras sesiones masturbadoras se hicieron algo habitual, primero diarias y luego pasaron a dos o tres, según lo cansado que volviese de trabajar. A los 15 días su luxación y su esguince se curaron y empezó a realizar las tareas domésticas, como pago por mi hospitalidad, y eso que tenía a una persona que venía tres veces por semana a hacerlas. Un día le dije.
- Estoy pagando a una mujer por el trabajo que tu haces
- Pero te estaba tomando el pelo, desde que yo la vigilo su trabajo es más eficiente y productivo y yo hago lo que ella no hace, como cocinar e oir a la compra.
Sonreí al escucharla era cierto que desde que se recuperó la casa estaba más limpia el jardín más cuidado y comía infinitamente mejor, además gastaba menos dinero que yo al hacer la compra. Al mes de tener esta conversación, se recuperó por completo y un día se me plantó delante y me dijo.
- Ya abusé bastante de tu hospitalidad, no soy una aprovechada por lo que mañana me iré.
Fue un mazazo, me había acostumbrado a la buena vida que ella me proporcionaba, y a sus espléndidas mamadas, porque negarlo. Mi cerebro empezó a trabajar a mil por hora y una lucecita se encendió en el
- No te puedes irte desde que tu estás aquí la casa va de maravilla. Te contrataré como ama de llaves, con sueldo fijo, más un día libre… Bueno de las condiciones ya hablaremos._ Dije yo de forma atropellada.
- Como criada tuya si me quedo, así no me sentiré una abusona.
Continuará…..si os gusta claro