Gabriel, nombre de angel

Esta historia la escribí a raíz de un correo que me llego a mi dirección, era una persona, contándome su experiencia y pidiéndome, por favor que lo escribiera y que se lo mandara, puesto que quería tener por escritas todas las sensaciones que había vivido. Es una historia que aunque tiene sus puntos eróticos… simplemente es conmovedora

Esta historia la escribí a raíz de un correo que me llego a mi dirección, era una persona, contándome su experiencia y pidiéndome, por favor que lo escribiera y que se lo mandara, puesto que quería tener por escritas todas las sensaciones que había vivido. Es una historia que aunque tiene sus puntos eróticos… simplemente es conmovedora

Esta muerto… esta muerto… esta muerto

Caminaba por el tanatorio con el corazón encogido, de nada servía el ramo de lirios que llevaba en la mano y el traje negro que me había puesto… mis pensamientos se repetían una y otra vez

Esta muerto… esta muerto… esta muerto

La angustia me corroía por dentro, eran las 5 de la mañana pero no me importaba, estaba dolorosamente despierto. Se me hizo un nudo en el estomago cuando pase a la habitación del velatorio.

Solo había una persona dentro, Alicia, que lloraba silenciosamente sobre el cuerpo de su amado, finalmente el cáncer se lo había llevado de su lado… de nuestro lado

Yo me senté a su lado, acariciándola los hombros, aunque no lo exteriorizaba mis sentimientos eran igualmente desgarradores y nada podía calmar nuestro dolor, que era intenso e insoportable. Gabriel dormía…. Era como si estuviera dormido, sobre esa camilla tan decorada.

Pronto comenzaron a llegar sus familiares. Puesto que tenía una familia extensa primero habían quedado a la puerta del tanatorio para poderle ver… familia de Suiza y Alemania había venido a ver al joven Gabriel, muerto a sus 24 años

Gabriel que era un ángel, ahora descansaba entre ellos, estaba seguro de ello, le habían ataviado con uno de sus trajes favoritos, hecho a imagen del uniforme de su bisabuelo con el que combatió en la segunda guerra mundial. A su cuello habían enganchado una cadena que Alicia le había regalado

Ella seguía llorando, a pesar de que los familiares de Gabriel intentaban calmarla. Eran buenas personas, descendientes de alemanes y suizos que se mezclaron con españoles y que ahora residían en Barcelona, aunque su casa familiar estuviera en Zúrich. A mí nadie me consolaba… Gabriel estaba muerto

Me acerque a él, le habían dejado la cabeza completamente rasurada, como la tenía por el tratamiento de quimioterapia. Cuando le había conocido Gabriel tenía un hermoso pelo negro que cuidaba con esmero y que siempre llevaba peinado para atrás. Me sentí morir, al ver sus labios finos, ligeramente maquillados para disimular su color azulado, color de muerte

No pude evitarlo más, comencé a llorar, llore por él, llore mucho… me dolía que se hubiera marchado, me dolía que estuviera allí, expuesto a las miradas de todos sus familiares (incluidos los que hacía años que no le veían), como un animal de feria. Me atreví a acariciarle la fría cara en un momento que solo Alicia miraba y nuestras miradas se encontraron.

Yo la mire con pena, Alicia me abrazo fuertemente.

-Me lo conto…-murmuro ella.

-¿Te…. Te lo conto?- dije yo sorprendido.

Alicia y yo habíamos sido amigos desde la infancia, éramos inseparables, yo la quería mucho pero ella era una mujer y yo un gay convencido. Cuando entramos en el bachillerato conocimos a Gabriel, que por ese entonces aun estaba sano.

A mí me daba miedo que descubriera que era gay con todo lo que nos había contado sobre su familia a Alicia y a mí desde que habíamos entablado amistad.

Con el paso del tiempo Alicia y Gabriel se hicieron pareja y entonces, en medio de esa felicidad… descubrieron el cáncer en su cabeza… un tumor cerebral que no se podía operar. La noticia nos pillo como un jarro de agua helada a todos, sobre todo a mi cuando me lo contaron, días después.

Decidimos que lo superaríamos juntos. Gabriel se apoyo en Alicia y en mi para seguir su vida y plantar cara al cáncer… nosotros renunciamos a nuestras vidas para volcarnos en él y que pudiera superarlo. Pasaron cinco años… y al sexto finalmente el cáncer le tenía postrado en una cama, sin opción a recuperarse. Su familia lo envió a Houston donde decían que se pondría mejor, era donde trataban a las grandes estrellas, según parecía

Alicia y yo nos fuimos detrás de él, dejando nuestros estudios y trabajos. Fuimos felices allí, Gabriel tenía idas y venidas en su salud, pero por lo general solíamos estar de casa al hospital y del hospital a casa… Aun así éramos felices, todos juntos.

Gabriel dormía mucho, cada día estaba más cansado, y Alicia apenas dormía por miedo a que su amor muriera mientras ella estaba descansando. Yo me encontraba en la misma situación pero ellos lo vivían de manera más desesperada, porque eran pareja.

Yo dormía en una habitación al lado de la que compartían ella y Gabriel y por las noches había veces que les oía darse amor, como si fuera la última vez que podían hacerlo. Ambos eran conscientes… de que por mucho que Gabriel luchara solo ganaría tiempo, pero no podría recuperarse.

Un día llamaron a Alicia de España, su padre se encontraba también en el hospital y se vio obligada a elegir. Tanto Gabriel como yo le insistimos en que debía ir con su padre y que cuando quisiera podría regresar, pero que su familia era lo primero.

No sin reticencias, Alicia finalmente partió para Barcelona mientras que yo me quedaba con Gabriel. De vez en cuando venia algún familiar suyo a verle, pero por lo general estábamos él y yo solos

Yo cocinaba, limpiaba y le ayudaba cuando estaba demasiado débil por la quimioterapia. Se hizo entre nosotros un fuerte lazo que pocas cosas podrían romper, era común pasearnos en ropa interior por la casa si hacía calor, cuando Gabriel mejoraba nos dábamos un "homenaje" y cenábamos pizza o algo que le apeteciera, nos duchábamos juntos, por si le daba una recaída en mitad de la ducha y en definitiva... comenzamos a sentirnos atraídos el uno por el otro.

Un día Gabriel me dijo que quería ducharse y nos metimos, como siempre, juntos. Llevaba unos días decaído, había hablado con Alicia esa misma mañana, ella iba a volver ya para Houston, su padre estaba ya en casa y se recuperaba favorablemente. Gabriel era feliz porque ella volviera, pero en parte no quería que le viera recaer cada día más y había intentado disimular, pero ella lo sabía… Gabriel se encontraba peor a cada día que pasaba

Le acaricie el cuerpo mientras le enjabonaba y pugnaba para verle como mi amigo simplemente. Aquel día, mientras limpiaba su vientre, Gabriel me miro intensamente y acaricio mis labios. Sentí que me calentaba en seguida, después de todo uno no es de piedra y al ver a tan hermoso hombre en la ducha…. Sucumbí a sus encantos.

Gabriel sonrió y alzo un brazo mínimamente para que le ayudara con las axilas. En más de una ocasión Gabriel había notado mis erecciones y lo que ello significaba para mí y para él.

Se dio la vuelta en la ducha, mostrándome su espalda y sus nalgas para que las enjabonara y me puse aun más a tono, había perdido su hermosa melena pero seguía siendo mi Gabriel… mi hermoso Gabriel

Yo pose mis manos sobre sus nalgas, eran suaves y bien proporcionadas, siempre había tenido un cuerpo de escándalo. Le sentí estremecerse ligeramente, me miro… y yo aparte las manos pensando que iba a recriminarme mis confianzas o algo así, pero sorprendentemente me abrazo, aunque yo estaba seco y me beso los labios como nunca nadie lo había hecho.

Me volvió a mirar con sus profundos ojos y la cara llena de dolor y tristeza, acariciándome la mejilla una y otra vez.

-Te amo, siempre te he amado y siempre te amare- me susurro al oído y yo me quede mudo de la impresión…- Alicia me gusta, pero no tanto como tú, temía que me rechazaras, eres mi vida… jamás te he amado de otra manera, siempre desee que fueras mío

Para mi esas confesiones, hechas en la ducha con su cuerpo entre mis brazos me derritieron el corazón. Le saque de ahí, le seque el cuerpo y lo lleve al cuarto que compartía con Alicia. Se echó en la cama, completamente desnudo y me abrazo de nuevo.

Yo también le amaba, ¡ya lo creo! Había compartido mucho con él y al verlo marcharse con Alicia yo pensé que jamás tendría una oportunidad… pero ahí estaba… desnudo frente a mí… ofreciéndose

Le trate con sumo cuidado, besando cada rincón de su cuerpo con adoración, bese sus lisos pechos, me di cuenta de lo demacrado que estaba pero no me importo… era mi Gabriel, lo quería tal y como era

El se sonrojó, era tan hermoso verle así… Le acaricie entre sus piernas, le bese, le adore, el me correspondió y bajo sus manos hasta mi entrepierna que no podía estar más excitada. La toco, primero por la base, suave por mi vello púbico y después ascendió tocando su dureza y pringándose con sus efluvios. Bese el cuerpo de Gabriel bajando hasta su vientre y use toda mi habilidad para excitarlo, primero con la lengua, después con las manos

Gabriel gimió, era una delicia oírle gemir entre mis brazos. Jamás le había imaginado así, desnudo, con su miembro a punto y entre mis brazos. Baje de nuevo la cabeza tras besarle y me dedique a humedecerle su entrada entre las nalgas, pasando mi lengua entre ellas con suavidad, para no hacerle daño.

Estuvimos mucho tiempo así, Gabriel con sus piernas sobre mis hombros y yo besando y lamiendo su entrada, hasta que me quede tranquilo con que no le haría daño. Me incorpore y le bese de nuevo, acariciándole el cuerpo. Pellizque de nuevo sus pezoncillos, lamí su cuello mientras que nuestros miembros se rozaban, la excitación era máxima

Gabriel se tumbo boca abajo, jadeando sonrojado y yo le separe las nalgas antes trabajadas e introduje mi miembro dentro de él, primero un poco para que se acostumbrara. Gabriel jadeo al sentir la punta de mi sexo dentro de su cuerpo y alzo un poco las caderas. Mi miembro hizo de nuevo presión contra él, abriendo un poco más el camino.

Le pregunte si le dolía, el me respondió que no. Continúe introduciéndolo hasta que mi vello púbico toco sus nalgas Tome aire, aquello era demasiado para mi, le adoraba en exceso.

Fue delicioso estar dentro Gabriel, sentirlo tan apretado, ver como jadeaba, como su cuerpo se amoldaba a mí y a mis ritmos, cuando le alce y sostuve suavemente entre mis brazos pude bajar una mano hasta su virilidad y comprobar que había llegado ya al orgasmo. Gabriel se hallaba extenuado por el extremo esfuerzo de su cuerpo, así que me di prisa por acabar, y salí de su cuerpo, para no dañarle más.

Gabriel negó, no me dejo alejarme.

-me voy a morir de todas formas- dijo entristecido- mi enfermedad me ha destrozado la vida, pero no dejare que destrocé esto

Yo le mire y volví a entrarle, esta vez alzando sus piernas, para poderle mirar a los ojos… esos profundos ojos verdes que me enamoraron desde la primera vez… Acaricie sus cabellos y bese sus labios, notaba como me faltaba poco para llegar al orgasmo y finalmente me vine en su interior.

Gabriel gimió profundamente al sentirme dentro y cayó rendido entre mis brazos. Nos miramos a los ojos, yo estaba profundamente emocionado. Le bese una y otra vez, le amaba demasiado, no quería que se muriera

Las confianzas se acentuaron entre nosotros, hicimos el amor una vez más al día siguiente y el resto d la semana lo pasamos haciéndonos carantoñas, sin embargo… el sábado de esa semana Gabriel empeoro hasta estar en el umbral de la muerte, Alicia volvió desde Barcelona y juntos afrontamos el destino que la enfermedad de Gabriel había marcado para nosotros

Le dieron el alta en la clínica de Houston y nos lo volvimos a llevar a Barcelona en un avión privado de su familia… Tan solo pasaron tres días… antes de que Gabriel finalmente fuera vencido por el cáncer

Y de nuevo volvemos al inicio de la historia. Me avisaron al fijo de mi trabajo nocturno, yo sentí que se me caía el alma a los pies… y después de todo… allí, abrazado a Alicia, mirando a sus ojos llorosos la acaricie el cabello y sentí que mi vida se había acabado.

-Te lo conto todo

-Si…-murmuro ella con una triste sonrisa.- no me importo… al menos el… hizo realidad una de sus ilusiones… ser amado por ti

Yo la abrace, juntos lloramos, nuestros corazones estaban vacios, y nuestras vidas sin Gabriel también lo estaban

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