G zero: Enseñanzas
Maria enseñará a Anne de forma muy especial.
G zero: enseñanzas
Maria se levantó y cogió a Anne en sus brazos para colocarla en la cama, Anne se sentía turbada cuando los dedos de Maria desabrochaban uno tras otro los botones de su camisa, descubriendo unos jóvenes senos de pequeños pezones, notaba como la prenda que la protegía de las miradas la abandonaba lentamente.
Le llegó el turno a sus pantalones, las hábiles manos de Maria le quitaron el botón del cierre y bajó lentamente su cremallera.
Anne se sentía desprotegida cuando vio como sus pantalones se deslizaban por unas piernas que se mantenían bellas por la gimnasia rehabilitadora.
Maria observaba el cuerpo con una sonrisa picara, una sonrisa que puso nerviosa a Anne.
-tienes un cuerpo hermoso, seguro que muchos chicos te desean susurraba Maria al oido de Anne.
-n-no, todos me miran con lastima por eso decia Anne mirando la silla de ruedas.
-te miran con lastima porque tienes miedo y tristeza, lo primero que tenemos que hacer es templar ese carácter, pero antes, te enseñaré a no temer a los hombres decia Maria.
-¿no temerlos? ¿qué quieres decir? preguntaba Anne.
-muchas chicas vírgenes temen la primera vez, ven el pene como un instrumento de tortura, seguramente tu suceso pasado te habrá dejado algún trauma, pero no quiero que eso te amargue la vida, yo hare que lo olvides o por lo menos te enfrentes a el decia Maria.
Anne estaba nerviosa, pensaba que Maria queria hacer el amor con ella, la ultima relación lesbica que recordaba fue en los baños del colegió donde estaba, habia pillado a dos chicas que se besaban, cuando le ofrecieron unirse, ella simplemente huyó.
-M-Maria, n-no puedo, entre chicas no esta bien decia Anne.
-tranquila, será con un amigo decia Maria.
Anne empezó a temblar ¿iba a traer un legionario para que la estrenara? No se sentia preparada para eso, queria irse, pero sus paralizadas piernas no se lo permitian huir.
Pero el miedo fue mayor cuando vió el amigo de Maria, una pitón reticulada.
-mi amiguito ayudó a muchas chicas a dejar de tener miedo de su primera vez, en cierto modo es como el pene de los hombres, puede llegar a ser terrorífico, pero si no la temes, te puede dar mucho placer decia Maria sosteniendo a la Pitón.
Lagrimas de terror asomaban en los ojos de una desnuda y temblorosa Anne mientras Maria colocaba la pitón en sus pies, Anne queria gritar, pero no le salia la voz, veia como la pitón se enroscaba en sus insensibles piernas, pero la mano de Maria acariciando sus cabellos la calmaba un poco.
-sssshhhhi, calmate, cierra los ojos y respira, no la temas y ella no te dañará decia Maria.
Anne intentaba calmarse, cerraba los ojos, su corazón latia a altas velocidades, notaba como el ofidio se pasaba por entre sus ingles y se enroscaba en su cintura.
Mientras seguia avanzando, el cuerpo del reptil acariciaba el clítoris de Anne, la cual se sentia extraña ante ese extraño tacto, extraña y excitada.
Los anillos de la pitón envolvían el cuerpo de Anne como los brazos de un amante cariñoso, la serpiente tenia cuidado de no dañar la hermosa figura de Anne, su cabeza se ententraba mirando a los pechos y su lengua bifida los tocaba explorándolos.
Anne sentia un ligero cosquilleo, además de que la serpiente le estaba estimulando el clítoris, pero tenia miedo a moverse, no sea que el reptil la aplastada como una lata de cerveza.
La pitón se sentia comoda entre los senos de Anne, la cual sentia como se acomodaba en ellos dándole placer, inconscientemente las manos de Anne acariciaban el alargado cuerpo de la bestia bajo la sonrisa de Maria.
Las caricias de Anne hicieron que la cabeza de la serpiente se dirigiera en la boca de la joven, la lengua bifida se movia acercándose a los inocentes labios de Anne, tocándolos.
Anne sentia placer, ya que cada vez que la serpiente se movia acariciaba su clítoris y sus sensibles pechos, respondió a la serpiente abriendo su boca y tocando esa lengua bifida con su lengua, a medida que el reptil se acercaba, lamia la cara de la bestia que la poseia mientras sus manos acariciaban el cuerpo del ofidio.
Maria sacaba fotos del momento, ver el cuerpo de su compañera cubierto por su mascota era muy excitante, Anne sentia que le venia un orgasmo, sin pensar, puso sus manos en la parte del cuerpo que el reptil acariciaba su clítoris y lo movia más rapido.
La pitón reaccionó ante eso, se movia alertada, aumentando las caricias de los senos de Anne con su cuerpo, envolviéndola en unos anillos los cuales apretaban su cuerpo como si fueran los fuertes brazos de un amante.
Anne arqueó su espalda, su orgasmo fue muy intenso, muy duradero, la sensación de placer era tal que casi se desmayaba, mientras Maria le quitaba la pitón, Anne jadeaba agotada, su joven cuerpo estaba empapado de sudor y su inocente cara, una cara que hace bien poco estaba vendada, no mostraba inocencia, sino una cara de una viciosa satisfecha.
-¿qué? ¿te ha gustado? Pequeña preguntaba Maria colocando su mascota encima suya.
-oui, ¿todas las experiencias son asi de placenteras? preguntaba Anne.
-no, es algo de mutuo deseo, si el te desea y tu le deseas, sin duda tocarás el cielo, pero si tu no sientes deseo o tienes miedo, llega a ser una experiencia desagradable e incluso traumatica decia Maria.
Anne, se acariciaba la mandibula recordando su violación.
-eh, eh, eh, no pienses en eso ahora, ¿te apeteceria pasarlo bien con los legionarios? Seguro que ellos desearian abrazarte en sus poderosos brazos decia Maria.
-no se, yo... dudaba Anne.
-estas preparada, ellos pueden ser algo duros y malhablados, pero sin duda serán dulces contigo decia Maria.
Pero alguien llamaba a la puerta, Maria se levantó preguntándose quién es y abrió la puerta.
Sofia se abalanzó sobre Maria llorando desconsoladamente diciendo que su chico la habia abandonado, Maria le daba palmadas en la espalda y la invitó a tomarse algo.
Sofia hablaba fuera de si diciendo que se habia sacrificado largo tiempo por el, que siempre fue fiel a el rechazando a hombres aún más guapos y buenos que el, de vez en cuando lanzaba algo contra el suelo o mordia el almohadón para después llorar a los hombros de Maria.
Cuando estaba más calmada, Maria la abrazó y le susurró al oido.
-¿no estas feliz con eso? Ahora eres libre, libre de tener a todos los hombres que quieras, de hecho, mañana Anne y yo celebraremos una pequeña fiesta ¿te apuntas? proponia Maria.
-¡si! ¡mañana pienso desahogarme de lo lindo! decia Sofia aún llorosa.
Maria la abrazó con fuerza y le dio un tierno beso, la argentina volvió a su habitación, Anne iba a vestirse, pero Maria le dijo.
-¿no quieres dormir conmigo? Me gusta tu compañía.
-¿desnuda? preguntó Anne.
-¿algún problema? ¿nunca has probado a una mujer? preguntó Maria.
-n-no, nunca respondió Anne.
-duerme conmigo, no pasará nada que tu no quieras respondió Maria