Futura divorciada y amiga casada.

Vuelvo por obligación a mi rutina de trabajo en pleno mes de agosto. Pero agosto y Valencia también se pueden disfrutar bien en estas calurosas fechas y hasta el momento me llega una sorpresa en forma de mujer totalmente inesperada.

Empieza a salir el sol y ya me encuentro en el aeropuerto, pero lo de salir el sol es un eufemismo en este sitio, porque está nublado y chispeando. Victoria me ha traído al aeropuerto y no hemos dejado de hablar con lo que me voy a encontrar, quitándole por mi parte cualquier preocupación y dándole sólo la importancia que tenía.

Durante el vuelo que no llegó a la hora y media aunque le faltó poco, me había puesto los auriculares para oír música y era increíble, porque me resonaba el zumbido de los juguetes de Marina, me dio la risa. Del aeropuerto con maletas y todo me fui directo al trabajo, que al verme el personal se quedaron sorprendidos y me llegaban hasta los murmullos. A quien sustituye a mi secretaria le dije que llamara a los que se iban, le di los nombres.

Cuando estaban todos en la sala de juntas me uní a ellos. Me daba igual porque se iban, porque lo sabía, el único motivo era el económico, pero aun así por si me equivocaba y había otra causa quise preguntar. El Pepito Grillo del grupo tomó la palabra… “Es que cada uno en su especialidad hemos encontrado donde nos remuneran mejor y…” , era como pensaba y por eso de forma respetuosa le interrumpí… “Perdona que te interrumpa, mi preocupación es que fuera por otra causa, siendo esa, me quedo más tranquilo” , ahora me interrumpió para mí la persona más inteligente de ese grupo, una mujer que llevaba poco con nosotros pero que valía mucho… “Pero podía ser una decisión reversible, solo sería cuestión de llegar a un entendimiento con las retribuciones…” , tampoco la dejar acabar, porque quería dejar claro algo que en todo este tiempo parecía que no habían entendido… “Disculparme de nuevo, que lo voy a dejar lo suficientemente claro… Si os habéis dado cuenta, aquí da igual que sean hombres o mujeres, cada persona cobra lo mismo desarrollando el mismo puesto de trabajo y esto no es un club de futbol… pero no pasa nada, que tengáis suerte, que os traten igual de bien que se os trato aquí y desde ya mismo, podéis abandonar el edificio, que quedáis eximidos de estar los días de cortesía” , con la misma me fui de la sala de juntas.

Cuando abandonaron la sala, estaban los de seguridad para acompañarlos a la salida. Algo habitual en estos casos. Sin más me puse a revisar solicitudes rechazadas de petición de trabajo. Seleccioné varias personas y dije que las llamaran, que las citaran para el día siguiente si es que estaban disponibles. Me puse en contacto con quien nos lleva la preparación de los contratos, para que me mandara a alguien al día siguiente.

A las 19:30 h. del día siguiente ya tenía hecha la selección y empezamos a trabajar de inmediato. Porque había tres proyectos inmediatos, uno en Murcia, otro en Córdoba y el de Sevilla. El de Murcia lo llevaría personalmente, sería una semana o diez días como mucho. El de Córdoba era enrevesado y había que tener mucha mano izquierda. A Córdoba llegaría unos tres días más tarde y no sabía a quién mandar, porque el que lo iba a dirigir se había marchado. El de Sevilla era el que menos me preocupaba porque tenía una buena amistad con el dueño. Desde ese día empecé a preparar al nuevo personal que tendría que unirse al resto.

Pasaban los días y había buena predisposición, por eso íbamos progresando adecuadamente y sin ningún momento de tensión. Me fui dando cuenta de quién era quién y hasta dónde podían llegar, me gustaban. Es más, dieron muy buenas ideas en algunos casos. En agosto por la tarde no trabajamos y les tenía que decir que apagaran todo y se fueran, que si no, se hubieran quedado más tiempo. Uno de esos días me llamó mi amigo el “inmobiliario” y con quien había hecho varios negocios que habían salido bien. Quería comer conmigo ya que se había enterado que estaba de vuelta, seguro que por alguno de los trabajadores de un restaurante que frecuentamos los dos y quedamos en ese mismo restaurante, donde hacían unas paellas que me volvían loco. Después de hablar de todo lo que teníamos que hablar y de quedar para otro día para ver sin falta algo que pudiera resultar interesante, hablamos de otras cosas…

- Entonces con los que me has dicho que se van… ¿No los has mandado a tomar por culo?

- Tú tienes una forma de funcionar y yo la contraria. Se van, pues que les vaya bien y punto.

- ¿Pero es que no te hierve la sangre?

- Es como en la vida misma, cuando alguien no quiere estar contigo, pues para que tenerla a disgusto.

- Lo que tú digas, pero sabes que no lo comparto. ¿No me vas a preguntar por tu recomendada?

- Pues no lo iba a hacer.

- ¿Y por qué no?

- Porque sabía y sé que tú me lo ibas a decir, jajaja…

- Pues si… que sepas que es una “POR CULERA” y nada mas me da quebraderos de cabeza. ( Lo decía serio )

- Ya te dije que si no cumplía pues fuera, pero… ¿Qué ha pasado? ¿No es buena en lo suyo?

- Que va es muy buena, demasiado buena, tanto que no pasa nada, ni pequeñeces, ya me entiendes.

- Es que si ella tiene que firmar algo no querrá pillarse los dedos. Que te veo venir, pero mira, así estarás más tranquilo.

- Pero es que esta como se lleva con los demás, que se lleva fatal.

- ¿Peeeero que paaaaasa ahora?

- La mayoría de los que trabajan ahí ya sabes que son hombres y ella está muy buena, que no sabía yo que se pudiera estar así de buena. Pues se le acercan y prácticamente les muerde. Creía que era lesbiana, pero no, mi secretaria me ha dicho que está en trámites de divorcio y con una vida muy mala, con muchas desgracias. ¿Qué es lo que le ha pasado?

  • Eso se lo preguntas a ella y el que alguien no quiera tomar algo o aceptar una invitación, no quiere decir que sea lesbiana. Joder que estamos en el 2021.

- Tu no… ( Insinuación )

  • Yo NO de NO. Es más lo único que sé de ella es lo que me has dicho tu. No tengo ni su móvil por no tener.

- Te voy a creer… ¿Sabes por qué?

  • No pero seguro que tú me lo dirás.

- Pues como me dijiste que si me preguntaba, nos conocíamos de pasada, me hice el tonto y le pregunte por tu número de móvil, que no lo encontraba y me contesto que ella no lo sabía.

Perro viejo, siempre indagando y queriendo saber. Un día de trabajo una de las nuevas, trajo una caja de bocadillos de calamares, que me recordaban a los de Madrid y me dijo donde los había comprado. Por lo que comentaron un sitio muy conocido en Valencia. El sábado estando en mi casa estaba decidiendo que hacer de comida y me acordé del bocata de calamares. No me lo pensé, agarre el casco y me fui a por la moto, la primera en la frente no me arrancaba. Pillé un taxi y me llevo. Había bastante gente y mucho calor. espere pacientemente y no me tome solo uno, me tome dos con sendas jarras de cerveza fría.

No podía ir a tomar café a mi sitio de siempre, porque el calor que hacía no era para estar al sol y me apeteció un helado, fui a un sitio que conocía y me gustaban los helados, además tenían una buena zona de sombra. Llegué y había una mesa que encima tenían el diario Las Provincias y el diario Levante, me senté y mientras leería la prensa. Estaba comiéndome un buen helado y leyendo la prensa cuando levanto un poco la vista y veo a dos mujeres de espalda, que quitaban el hipo. Medían más o menos lo mismo sobre 1,70 centímetros arriba o abajo, pero pocos.

Estaban de espaldas a mí, hablando e imagino que esperando que quedara una mesa libre, que no me importaba que se sentaran conmigo, es mas si saliera la camarera le diría que les dijese que se podían sentar. Una era rubia tirando a castaña. Al principio creí que llevaba minifalda, pero no, era una pantalón corto con efecto falda, de talle alto. Gris oscuro y una camiseta blanca de manga corta que dejaba ver la parte baja de la espalda y aunque de momento no lo veía, dejaría la tripa también al aire. El culito ya me gusto y sus torneadas piernas. En ese momento la cara y la parte delantera no se la lograba ver, el pelo lo llevaba por encima de los hombros.

La otra mujer morena, el pelo más largo y llevaba un vestido estilo boho, de color mintgrün, le llegaba unos cinco dedos por encima de la rodilla, tenía mitad de manga y muy floreado, se le veía un moreno intenso y unas uñas que con ese moreno resaltaban, ya que eran del mismo color que el vestido. Tan buen culito como la otra y la melena desenfadada, alborotada.

La del pantalón se gira un poco y me sonaba, se gira un poco más y ya sé de qué me suena, es una mujer super conocida y está mejor en persona, mucho mejor. Por curiosidad busco en mi móvil, donde me dan todos los datos, desde la edad, hasta la estatura y que está casada, una pena. Ahora mira en mi dirección, pero como lleva unas gafas de sol grandes y polarizadas, no sé dónde mira exactamente. Luego le dice algo a la mujer que le acompaña. Esta con disimulo se gira y mira, lleva también gafas de sol. No me fije, hice que leía el periódico. Por el rabillo del ojo veo que se acercan, seguro que me van a decir que si no me importa que se sienten y ya tengo hasta preparada la frase, cuando me dicen…

“Hola Carlos, que alegría, tú por aquí…” miro y era Sonia. Menuda sorpresa, estaba irreconocible, aunque en su cara todavía se palpaba la tristeza. Me levanto y nos damos dos besos, luego me presenta a la otra mujer que llamaré Monserrat, que es muy graciosa y cuando le voy a dar la mano, riéndose reclama dos besos. El vestido se Sonia que con el color de su piel le queda muy bien y lleva un escote delos interesantes, que son que imaginas más de lo que ves, aunque deja claro que tiene un pecho más grande de lo que se le notaba con ese uniforme odioso que llevaba cuando la conocí. Monserrat no lleva escote, porque la camiseta blanca que lleva tiene un cuello redondo, pero está tan ajustada, que se le notan dos pechos voluminosos, no exagerados.

Ella por trabajo vivía más tiempo en Madrid y eso nos llevó a una conversación basada en Madrid, en donde vivía, los lugares que frecuentaba. Me enteré que su marido no se dedicaba a lo mismo que ella, pero si trabajaba en el mismo ámbito. No diré por qué estaba allí, pero estaría hasta el lunes por la mañana. Se tuvo que ausentar por motivos profesionales durante un par de horas, pero insistió en que cenáramos juntos y la esperásemos. Al quedarnos solos tuvimos una larga conversación sobre distintas cuestiones, pero iré a lo más interesante…

- Si me dicen que me iba a encontrar con alguien conocido, nunca estarías en esa lista, porque me habías dicho que te quedarías hasta terminar agosto.

- Si era así, pero me han llamado del trabajo y no he podido decir que no.

- ¿Pero no eras autónomo? ( Tuve que encontrar una respuesta )

- Si, pero entre mis clientes están empresas que tengo que atender.

- Pues vaya rollo. ( Quise cambiar la conversación y que no me preguntara mas por mi trabajo )

- ¿Y a ti que tal te va?

- De todo un poco. Pero todo irá mejor. Con mi familia, regular para mal, porque la culpable de que me divorcie es mía, aunque no me lo dicen así de claro, bueno eso mi madre principalmente y en el trabajo podía ir mejor, pero no me quejo, soy como un tractor.

- Ni he entendido lo de tu madre ni lo del tractor.

- Que mi madre siempre me está comiendo el coco. Para que te des cuenta, hasta cuando me casé y no lo hice por la iglesia, estuvo mal y la culpa fue mía, cuando fue mi ex quien no quiso. Lo del tractor, porque hay mucho baboso y tu amigo, entre que le molesta que le digan lo que no se debe de hacer para no incumplir la legalidad y que para todo me llame NENA, que me cabrea mucho, que me llamo SONIA… ¡JODERRRR!”. ¿Le conoces mucho?

- De poco, algún encuentro, algún favor…

- Pero si no es una indiscreción… ¿A qué te dedicas?

- Pues abarcó lo que puedo, de todo un poco… ( Sonriendo )

- Vamos… un buscavidas… Jajaja…

- Más o menos.

- Pues entonces no te molestara lo que te voy a decir. En septiembre buscaré otras empresas, porque no veo muy buen ambiente conmigo. Ellos tienen una forma de funcionar que es de locos y son cargantes. Son persistentes y eso que son casados.

- Eres libre de hacer lo que quieras y sobre lo otro, que no es que lo justifique, les entiendo a ellos y te entiendo a ti. A ellos porque eres una preciosidad, estas muy buena y no te molestes, pero a ti también, porque nadie tiene que invadir tu espacio y mucho menos trabajando, además si te dicen que no, pues no se insiste y lo de que estén casados no tiene nada que ver, se puede estar casado, viviendo en pareja y tener otras relaciones.

- ¿Tú no tienes filtros? Si tuvieras pareja… ¿Tendrías relaciones con otras mujeres o permitirías a tu pareja tenerlas?

- No se trata de permitir, se trata de hablarlo y si se llega a un acuerdo… nadie de fuera tiene nada que decir.

- No te creo capaz.

- Ese ya, es tu problema no el mío.

- ¿Por qué has sido tan respetuoso conmigo? Si según tú estoy tan bien.

- Porque no creo que estés en tu mujer momento. Porque no creo que te gustaran mis gustos. Porque lo mismo sería mala influencia para ti y después de lo que has dicho antes… porque no tenemos el mismo sentido de lo que es una pareja.

- Oye, que no soy una estrecha, que yo también tengo mis opciones, mis opiniones y en el sexo es lo que quiero, lo que me gusta y lo que haría según el momento.

Como la conversación derivó en algo que no me apetecía, dije de ir a otro sitio mientras su amiga llegaba. Me dijo que era un “cobarde” y no le repliqué nada. Fuimos a otro sitio y le mando un WhatsApp a su amiga diciendo dónde estábamos. Algo debió de recordar, algo le debió de venir a la cabeza que el buen momento que tenía se oscureció. Conozco ese momento, un nubarrón que te empapa. Por eso puse todo de mi para intentar que desapareciera y lo logré en parte. Por lo menos logré que sonriera de verdad varias veces. Cuando llegó Monserrat y de forma imprevista Sonia se disculpó queriéndose marchar. No quería que nadie fuera con ella, ni su amiga que se puso muy “pesada” para acompañarla. Antes de marcharse, Monserrat dijo que ella también se marcharía. Incauto pregunte que pasaba con la cena y la única respuesta que obtuve fue la de la amiga… “Ya has visto lo que ha pasado esta tarde varias veces (Se refería a que se le acercaban para hacerse algún selfi y algún que otro autógrafo ) y porque estábamos los tres, si nos quedamos tu y yo solos, serán fotos con los móviles y mañana en cualquier programa de televisión… Monserrat con un nuevo hombre, etc., etc.… imagínatelo”**

Me lo podía imaginar. Antes de que desaparecieran hice una “oferta” a las dos, que se vinieran a mi casa a cenar, qué haría yo la cena. Sonia siguió diciendo que se iba y Montserrat me preguntó si era verdad que cocinaba, al responderle que sí, se animó a venirse y en menos de veinte minutos estábamos en mi casa. Hablamos durante un rato de Sonia, me contó de que se conocían y que era desde cuando eran adolescentes. Mientras cocinábamos nos tomábamos una copa de vino. Bueno ella ya llevaba dos. Luego me detallo el coñazo que era ser conocida o popular. Preparé con todo detalle la mesa en la que íbamos a cenar y ella hizo un comentario jocoso… “Cuanto detalle… pero no creas que vas a conseguir de mi nada, que soy una mujer casada y decente… jajaja…” y mi respuesta fue que no lo dudaba, que se la veía muy seria. Entre risa y risa, mirada y mirada, supe que esa noche follaríamos.

La cena se volvió más divertida según avanzaba y nos hacíamos comentarios con dobles sentidos. Desde fuera cualquiera que nos viera, podía adivinar cómo iba a acabar ese momento. Terminamos de cenar y no había ningún postre, porque todavía no había comprado todo lo que solía tener. Lo cual fue motivo de chanza por parte de ella. La conversación se convirtió en un monólogo de Montserrat, explicándome los pro y los contra de su vida. Detestaba que la siguieran, que la hicieran fotos, la pesadez de los selfi… el no poder tomar nada con un amigo para evitar especulaciones y de pronto…

- Oye, ahora que lo pienso… ¿Qué clase de autónomo eres que te puedes permitir un piso como este?

  • No te equivoques, que este piso es de un amigo, que va a estar fuera una temporada y me ha dejado vivir aquí para evitar tenerlo cerrado, los okupas y esas cosas.

- Pues ya quisiera amigos así… ( Se le veía la duda )

  • Seguro que en el ambiente en el que te mueves, tienes amigos así o mejores.

- Jajaja… no te creas, que hay de todo. Pero exactamente a qué te dedicas…

  • Pues hago de todo un poco, desde masajista, a preparador físico, pero mi principal fuente de ingresos… Realizar trabajos externos para empresas.

- Eso de los masajes me interesa y lo de preparador físico no quiero ni oír hablar. Que tengo una que es una torturadora cinco días a la semana tres horas. Que el lunes tendré que mentirla y no decirle que me he salido de la dieta. Jajaja… Tengo que quemar calorías mañana como una posesa.

  • No te preocupes que antes de irte te daré una fórmula para quemar calorías.

- Una pregunta… ¿Te molesta que fume? No es que lo haga de forma habitual, pero por la noche me apetece fumarme uno cuando estoy relajada.

  • Fuma si quieres. (Nos fuimos a la terraza)

Se encendió el cigarro, se apoyó en la barandilla y echó el culo un poco para afuera. Mi perdición, tanto que me acerqué por detrás, me pegué a ella y tuvo que sentir como iba teniendo una erección espectacular. No decía nada, ni protestaba cuando la abrace por detrás. Solo lanzaba potentes bocanadas de humo. Poco a poco fue moviendo suavemente su culito. Lo hacía de un lado para otro, de arriba abajo y en semicírculos. Menudo movimiento tan cachondo. Estuvimos así por lo menos cinco minutos, hasta que se detuvo, cogió bien la verticalidad y me pregunto por un baño. Le indiqué el de mi habitación. Esperé un rato, cogí las dos copas y fui para mi habitación. Estaba en mi cama, con la sábana por encima, estiró el brazo y le di la copa. “Que bien montada tiene la habitación tu amigo, nunca había visto espejos tan bien situados” le dije que mi amigo es que era muy particular en esos terrenos.

Me fui a dar una ducha rápida y cuando llegué estaba de lado, mirando para otro sitio, me metí en la cama con ella. La abracé desde atrás y le pegué mi polla. No me dijo nada, suspiró y pasó su mano atrás, me acarició la polla y dijo… “Pinta bien… uuummmmm…” no dijo nada más la colocó entre sus piernas y me restregaba toda la raja de su coñito sobre mi polla. Lo hacía muy pero que muy lentamente. Suspiraba profundamente y decía que mi polla le ardía, que era un gustazo que no había sentido nunca. Mi polla le salía por delante y ella me tocaba el capullo. Lo apretaba contra su clítoris. Ya los movimientos empezaban a dejar de ser suaves y quiso meterse la polla dentro, no la deje, se encabritó y protestó. Me aparté de ella, la tumbé boca abajo y empecé a comerme sus nalgas, acariciaba sus muslos, le metí la lengua por detrás hasta la entrada de su coñito.

Prácticamente se colocó a cuatro patas sin alzar su pecho, pedía que la follase. No dejaba de levantar el culo, más facilidades no me podía dar, pero no iba a ser tan fácil. Me agache y no se lo pensó se sentó sobre mi boca. Es algo que me gusta mucho. Sentir y notar como se mueve una mujer sobre mi boca. Estaba apoyada en el cabecero y sus suspiros eran sonoros. “Como me pone de cachonda verme así en los espejos… que morbazo que me da… como me pone de cachonda” . Lo único que con esta posición es más difícil evitar que una mujer se corra y en este caso fue así, no se quitó hasta que tuvo un orgasmo bestial, sonoro, con mucho movimiento…

Pero no se tranquilizó y vino a por más, quería que la follase y ya. Estaba claro que su posición era la del perrito, porque se volvió a colocar en esa posición y quería que la follase, no me lo pedía en esos términos, pero me decía… “Móntame ya… y rómpeme” , me acerque a ella, acaricie sus nalgas y me llamó la atención lo que me dijo… “Para caricias ya tengo a mi marido, si te he elegido es porque tienes toda la pinta de un empotrador, así que empótrame…” , nada más acabar empecé a azotarla y joder como gemía, como pedía mas y me decía… “Tu sí que sabes azotar, menudas manos, si sigues así voy a acabar sin hacerme más” , le iba a dar lo que quería. La monte y desde el primer segundo, la follaba con fuerza, sin descanso, sin aminorar mis embestidas y solo la oía gemir y murmurar entre gritos de placer.

Cuando estábamos culminando el momento, me pidió aminorar casi pararme y me decía que cuando ella me dijese fuese muy bruto. La follaba suavemente, sacaba casi toda mi polla y luego la metía suavemente, hasta que empezó a ponerse medio ronca y me dijo un rotundo y sonoro… “¡¡YAAAAAAA!!” e hice lo que me pidió follarla con todas las fuerza y el mayor ímpetu. El chillido de la corrida fue estruendoso y prolongado. Esta vez sí se quedó caída sobre la cama. Saqué mi polla y miró si el preservativo estaba con una corrida, cuando vio que no… “¿Qué hay que hacer para que te corras?” porque sin falta me tengo que ir al hotel, que no quiero que digan que no he pasado la noche ahí” y se la veía nerviosa, se puso a hacerme una mamada y la hacía muy bien. Hasta que me corrí en su boca abundantemente y alucino.

Por la hora no quiso ni lavarse, que lo haría con tranquilidad en el hotel. Quise llevarla y se negó. Eso sí me pidió que llamara a un taxi y lo hice. Lo hice y cuando vi llegar al taxi se lo dije. Me dio un beso y me pidió mi móvil, como no se lo di, sacó del bolso un trozo de papel escribió el suyo y me lo dejó sobre una mesita. Tenía intención de darme una ducha pero antes me fui a reponer líquidos. Porque había sudado algo. Sonó el timbre… “Abre…” Era Monserrat y al rato ya estaba en mi planta, abrí la puerta, dejó caer el bolso y aunque no lo he dicho, mientras estuvimos follando no me permitió besarla en la boca. Manías que ya había visto en otras mujeres. Dijo… “Que les den a todos…” y me morreó de una forma excitante.

Fuimos sin dejar de morrearnos, de desnudarla a ella hasta llegar a la habitación y nos pusimos de entrada a hacer un 69. Me encantaba notar que quería aguantar sin correrse, porque lo notaba y esta vez me tocaba hacer lo contrario de lo que hacía siempre. Quería que no pudiese aguantarse y me resultó más fácil, tanto que cuando ya no lo pudo evitar paró de comerme la polla diciendo… “COÑO… AAAAAHHHHHHH…. AAAHHHHHHH…” y se corrió sentándose prácticamente sobre mi boca. Cuando recupero la respiración y entre risas… “Menuda lengua pecadora que tienes… es que mata… JAJAJA…” , no podía faltar lo que me gusta… follarme ese culito. Nos pusimos cara a cara y nos morreamos, aprovechaba para tocar su culito y suavemente en el oído le dije… “No te vas a escapar sin que me lo folle…” mientras metía un dedo. Su respuesta me sorprendió un poco… “Es que no te iba a permitir que no lo hicieras”.

Luego se giró y me dio la espalda, ella esperaba que empezase así, pero para ella tenía pensada otra postura. Quería que la follase sin condón y me juraba una y otra vez, que no tenía relaciones nada más que con su marido, asegurándome que su marido no tenía nada por ahí, que la creyese. Accedí y me senté con las piernas cruzadas en la cama. Ella me miraba sin saber que hacer, hasta que hice que se sentase encima. Lo primero que me dijo cuando mi polla entró en su coñito es que se notaba más profundo. Estuve un poco follándola en esa postura y cuando estaba ya muy cachonda, cuando su respiración se entrecortaba, hice que se levantara un poco, lo justo para follar su culito en la misma postura.

Me dijo que nunca lo había hecho en esa postura, era ella la que se iba a follar así misma. Me limité a colocar mi polla en la entrada de su culito y ella se fue dejando caer poco a poco. Suspiraba profundamente, se levantaba un poco y se dejaba caer más, hasta que ya la tenía toda dentro. Me sonreía y ponía cara de puta cachonda. Su coñito quedaba a mi completa disposición y con mis dedos se lo acariciaba, masajeando a la perfección su clítoris mientras follaba el coñito con mis dedos. Se desesperaba por el placer que recibía y se movía con más impaciencia, notaba como se follaba mi polla. Hasta que se abrazó a mí, me morreó y se corrió de la misma forma que antes. No se quitó y aguanto hasta que nos corrimos los dos. Luego seguimos follando hasta algo más de las seis de la mañana, hasta en la ducha. Me vestí y la dejé a ella terminando de ducharse, mientras preparaba un buen desayuno, donde había de todo. Entró en la cocina decidida a preguntar algo, se lo vi en los ojos…

- ¿Por casualidad eres puto o gigolo?

- JAJAJA… pensaba que me ibas a preguntar otra cosa, JAJAJA…

- Es que desde que estoy casada no he tenido relaciones extramatrimoniales, pero antes sí y bastante. Nunca encontré a nadie tan perfecto en la cama. Es como si hubiese tomado clases.

- Jajaja… no se me da mal.

- ¿Qué no se te da mal…? Pues si se te llega a dar bien me dejas para el arrastre y es que está también el que no me quieras dar tu móvil, cualquiera se moriría por tener el mío.

- Jajaja… el no darlo es por otra cosa, que no viene al caso. Pero seguro que lo entenderías.

- Y si vuelvo otro día a valencia, que volveré… ¿Cómo te puedo localizar? ¿Si es que no te importa verme de nuevo? Porque pedirle tu móvil a Sonia sería muy sospechoso, porque no le voy a contar nada de lo que ha pasado y me gustaría que no se enterase.

- No te preocupes que no contaré nada y tampoco te preocupes, porque ella no tiene mi móvil.

- ¿Tampoco…? ¿es que también te has acostado con ella?

- Te puedo asegurar que no he tenido nada con ella.

- Jajaja… pues seguro que le vendría bien. Y si no has tenido nada con ella, ¿Por qué le has hecho los favores que le has hecho?

- Por que sí. Vi a una mujer hecha polvo y podía hacer algo bueno, lo hice y así expío alguna culpa. ¿Qué te dijo ella?

- Que un hombre sin venir a cuenta le lanzó un salvavidas y sin pedir nada a cambio. Le dije que sería un baboso que trataría de llevársela al huerto. Porque ella está muy bien y los hombres la desean. Luego me contó que el hombre no era ningún baboso, que estaba muy bien y con una mirada enternecedora que hacía que le contase toda su vida.

- Ves… alguien que me considera si no una buena persona, por lo menos no mala.

- Pues le hiciste mucho bien. Lo que le chocó es que no intentases nada y cuando le dije que lo mismo eras gay me dijo que no lo eras, que se veía que te gustaban las mujeres y en eso si quedo un poco plas. Porque ella siempre entre todas las amigas ha sido el cisne y ahora se ve el patito feo.

- Que feo… si esta de miedo, es guapísima.

- Ya, si eso se lo digo yo y se lo dicen todas las amigas. Si todos los días está en el gimnasio hasta tres horas, necesita quedarse agotada para poder dormir y eso hace que tenga el tipazo que tiene.

- Poco a poco irá haciendo una vida más normal, no la vida de antes, pero más normal. Todo está en su cabeza y en su corazón.

- Ya me dijo que eras la primera persona con la que había hablado y que se había sentido entendida, comprendida y que emitías positividad.

- Pues nada… que habremos conectado con esos sentimientos.

- Bueno me vas a dar tu móvil o es que ocultas algo.

Quede con ella y no muy convencido de que no se lo daría a nadie, pero que no podía pasárselo a nadie incluida su amiga. Intercambiamos números y le dije que ya no la vería con los mismos ojos cuando la viera por ahí, aunque no era mucho de ver televisión. Para picarme me dijo… “Pues mira y observa que haré este gesto ( Hizo un gesto ) y será dedicado a ti, jajaja…” y se marchó con su gracejo natural. Ganaba más en persona. Al día siguiente me llegó una llamada de un número desconocido y como estaba reunido, en ese momento pase de atender la llamada y después tampoco llame, porque si alguien quería hablar conmigo que no fuera de publicidad telefónica, de gas o de luz, que llamara de nuevo. Me habían mandado los datos de un encuentro para un salto en paracaídas. Estaba viendo todos los datos y fechas y de nuevo suena mi móvil, es el mismo número de antes. Le doy al altavoz y me dicen de sopetón…

- NO ME LO PUEDO CREER… a mí no me has dado tu móvil y a Montserrat si, YA TE VALE…

- Cómo sabía que no se lo tenía que dar…

- Eso da igual no la culpes a ella, es que soy muy persuasiva, pero lo que me parece FUERTE… que no tengas por lo menos conocidas por mí, ninguna de las aplicaciones famosas de wasapeo.

- Me he dado de baja de todo. Bueno de todo lo que tenía, que de muchas ni tenía.

- Bueno… ¿Qué tal te encuentras?

- Muy bien, son momentos puntuales de bajón, que de momento no sé cómo controlarlos del todo.

- Eso poco a poco y a tu ritmo, no al ritmo que quieran los demás. Te voy a tener que dejar, que tengo algo de trabajo (Mas que trabajo, que quería hablar lo mínimo imprescindible )**

- Que manera de cortar… jajaja… vale lo he entendido, no quieres a una neurótica llamándote.

- Jajaja… no es eso. lo mismo algún día te lo explico.

- Pues podemos aprovechar comiendo un día y me lo cuentas, que me apetece invitarte a una comida para agradecerte todo lo que has hecho.

- No tienes nada que agradecer y es que a la hora de comer me marcho a la playa, una hora y media, me llevo algo de comer y lo hago allí.

- Qué curioso… ¿Por qué hora y media?

- Porque el sol no debe de castigar la piel más de ese tiempo y con protección.

- Pues mira, no me importaría ir a la playa, déjame que me encargue del avituallamiento. ¿Te parece?

- No quiero que suene a disculpa… pero es que voy a una playa nudista.

- Ah bueno. No he dicho nada. Te dejo y no molesto más, pero… ¿Como puedo contactar contigo sin estar molestándote con llamadas?

- Esta es mi dirección de correo electrónico y ahí tienes para usar el Hangouts. Lo que no me comprometo contestar a la primera, porque lo miro prácticamente de casualidad.

Acabe la llamada y resople. Esperaba que no me llamara por llamar. Después de ese momento, me quedé preparando los tres grupos, el de Sevilla que lo llevaría un hombre en el que confiaba, el de Córdoba que al final lo llevaría marina, haría caso a Victoria, que normalmente tenía buen ojo y yo me encargaría de preparar al grupo que llevaría a Murcia conmigo. Que la mitad eran nuevos y eso no me agradaba, no porque tuviera nada contra ellos, es que no sabía cómo respondían a la tensión, porque era algo que seguramente se diera. Dos días después revisando mis correos tenía una petición de conversación por parte de Sonia y digo Sonia, porque era el nombre que ponía. Como no había contestado a su petición, me había mandado un mail corto pero claro… “Me apunto a ir a la playa que no es que sea una santurrona que no lo soy ni lo he sido. ¿Cómo quedamos? Lo del avituallamiento como dije, lo llevo yo”

Nuevo resoplido, suspiro no de alegría y por un lado no me apetecía su compañía y por otro me remordía la conciencia dándole un palo con un no. de momento no conteste al mail. Estuve varias horas pensando que hacer, como acertar. Le escribí un mail y cuando lo iba a mandar me pareció estúpido, llame por teléfono… “Si te viene bien mañana a las 13:30 te recojo donde me digas” y ella me responde… “Lo primero buenos días Sonia…” tenía razón y cuando alguien tiene la razón hay que reconocerlo… “Discúlpame, es verdad. Empiezo de nuevo… Buenos días Sonia… ¿ Te viene bien que te recoja mañana a las 13:30 donde tú me digas?” y ella riéndose… “Si no te importa media hora más tarde en… que es a la hora que salgo” , era la dirección del trabajo. No me preocupaba porque mi amigo se iba siempre a las doce y si no me bajaba del coche, no me reconocerían los del trabajo.

De todas maneras no aparque justo en la puerta aparque en un carga y descarga. Salió y llevaba un bolso de playa inmenso y una nevera. Yo que a la playa llevaba poca cosa y si quería algo de beber me acercaba al chiringuito de turno. Venía sin mascarilla y no traía buena cara, imagino por no haber ido a la misma puerta, pero no quería que me vieran porque alguno me podría reconocer. Me bajé del coche y abrí el maletero, ella me decía que ya podía haberme acercado y le dije que había pasado la policía local y no me dejó estar en doble fila. Cuando me pregunto a qué playa iríamos, le dije que había cambiado de idea y que iríamos a una textil. No es que protestara pero se sintió un poco disgustada por tener que cambiar de hábitos por su culpa, tan pesada se puso que dije que iríamos a la primera que tenía pensada.

Estaba un poco apartada pero era muy buena playa. Llegamos y aparcamos en un descampado, donde estaba lleno de coches. Al bajarnos del coche, Sonia dijo que antes se iba a cambiar allí y la muy graciosa me dice que mire por si viene alguien. En eso pienso, joder si estamos en una playa nudista, nadie se va a escandalizar por verla desnuda y me estaba aguantando la risa, cuando, aunque no la miraba, me hace un movimiento con un dedo, para que me dé la vuelta y no la mire. Para mear y no echar gota. Me doy la vuelta hasta que oigo… “Ya está, preparada, ya podemos continuar”. Lleva puesto un vestido de playa corto, que deja ver unas piernas bien torneadas y bonitas. Un sombrero de playa de paja, que por cierto lo lleva con estilo y le queda gracioso. No sé de dónde lo ha sacado. Cojo la bolsa y la nevera.

Vamos al sitio en el que me suelo poner y en el camino no encontramos ni una persona que no esté desnuda. Ella trata de disimular normalidad y con un poco de nerviosismo… “Que no es la primera vez que vengo a una playa nudista, que no, pero es que no me llama. Aquí todos en bolas, no sé, me hace sentir rara” y a mi pregunta de cuántas veces había ido a una playa, se azora y después de dudar un poco… “Vale, solo he venido una vez con mi ex y fue un desastre” , aquí si me dio curiosidad, pero le preguntaría más tarde, que ya habíamos llegado al sitio. Empecé a extender las toallas y antes de que me pudiera quitar el bañador me dijo… “Primero comemos y luego continuamos… ¿Te parece?” y así lo hicimos. Había preparado unos sándwiches que quitaban el sentido. Llego el momento de despelotarse y ella solo se quitó la parte de arriba, dejando ver dos tetas bonitas, de muy buen tamaño y lo mas peculiar los pezones, de color oscuro y como si la areola estuviera hinchada, aparte de lo que es el pezón en sí, era grande y puntiagudo. Un pecho de los más bonitos que he visto o incluso el más bonito.

- ¿Y por qué fue un desastre tu visita a una playa nudista?

- Porque mi ex se empeñó en que teníamos que ir y yo no quería, porque sabía que se armaría.

- ¿Por…?

- Porque es un celoso enfermizo. Si alguien me miraba la culpa era mía, era yo quien provocaba y el San Quintín fue al llegar a la playa, solo en bikini, me decía que me había contoneado tanto que todos me miraba, el drama cuando y a ti te lo voy a confesar, había un chico con un pene más grande de lo que nunca vi y de reojo mire, pero sin intención de mirar, ya sabes que miras sin querer. Pues ya te digo… hasta se congestiono. Eso y después que de alguna manera me culpo de nuestra desgracia, por una enfermedad incontrolable…

- Bueno me voy a dar un baño… ¿Vienes?

Cambien rápido porque no quería que tuviera recuerdos angustiosos y no me refiero a los de su ex. No quiso acompañarme y fue el momento en el que me quedé de espaldas a ella, me quite el bañador y me fui al agua. Estuve remojándome bien para refrescarme y me daba cuenta de lo bien que estaba físicamente Sonia. Lo que solo vi de reojo fue su culito, que no tuve tiempo de mirarlo bien. Regresé junto a ella que estaba sentada en la toalla con su sombrero de paja y gafas de sol. Cuando llegué a donde estaba no supe que le paso que… “JAJAJA… PERDONA… JAJAJA…” y me interesé por saber porque se reía. “Perdóname, es que me estaba acordando de mi ex… si me viera ahora mismo aquí y junto a un tiarrón como tu… se moriría” y ella dijo que se iba a dar el baño, me explico que no se vino por no dejar su bolso abandonado.

Se levantó y se fue andando con tranquilidad, porque la arena quemaba mucho. Ya podía ver su culito y en movimiento. Me puse cachondo de verlo, primero parado, porque se estaba colocando la parte de arriba del bikini y luego como digo en movimiento. Es digno de describirse, con forma de manzana, desde atrás se veía un triangulito entre el culo y las piernas cerradas. Se podía ver el otro lado. Nada más iniciarse el culito en la cintura es como un semicírculo perfecto. Ese tipo de culitos o parecidos, son de hacer mucho ejercicio, de estar muy trabajados, muchas horas de trabajo y si me apuras, de mucho tiempo de electrodos. Se le veía durísimo y resumiendo, un culito goloso e ideal para follárselo con dedicación.

No quería ver más y me tumbé a descansar un poco. Estuvo bastante tiempo en el agua y cuando volvió me tiro agua. Abrí los ojos y se reía, tenía una sonrisa preciosa, distinta a la que vi el primer día que la conocí. Quería saber más de mí y yo no quería contar nada de mí. Decía que quería descansar un poco, ella seguía a lo suyo y no era de las que se rendían. Al final me eché a reír, porque no paraba y al verme reírme me pregunto…

- ¿Estas casado o tienes pareja?

- Ni una cosa ni la otra. ¿Por qué me lo has preguntado?

- Porque aunque no te he visto alianza ni marcas, por curiosidad, por si eres de los que… ya sabes.

- Vamos a ver. Si no he sido yo quien ha insistido en venir juntos a la playa. Tendría sentido si hubiera sido yo quien te hubiera invitado… ¿No…?

- Si, en eso tienes razón. ¿Y cómo no tienes pareja?

- Te podría responder y porque no la tienes tu… porque es una pregunta que me cansa que me la hagan. No tengo pareja porque soy muy particular en la elección de la mujer que PARA MI… es la ideal.

- Yo no tengo, porque he quedado harta de los hombres. He tenido tres relaciones de las llamadas serias y he ido de mal en peor. Y así a grandes rasgos… ¿Cuál es tu mujer ideal?

- Jajaja… cuando me digas tú cuál es tu hombre ideal. (Le respondí eso no con ánimo de nada, solo para que cambiáramos de tema )**

- No lo he pensado pero así de pronto… un hombre normal, trabajador, familiar, que quiera formar una familia en todo su amplio sentido, importante que no sea  CE LO SO, a ser posible alto, que los bajitos… no es que no sean buenas personas, pero puestas a elegir… Ahora te toca a ti.

- Sí pero antes… ¿Para ti qué es ser normal?

- Jajaja… pues eso normal. Que no tenga muchas rarezas. Por ejemplo, que tenga whatsapp y esas cosas. Jajaja… ¿Venga como tiene que ser la mujer ideal y cómo la describirías?

- Más que esté físicamente bien, que su mirada me diga algo. Lo de familiar estoy contigo y aunque tu no lo has mencionado, que sexualmente sea potente, abierta y se deje llevar. Más detalles… en el abogado… jajaja…

Ya no siguió con la conversación. El resto de la tarde que estuvimos que no fue mucho, hablamos de generalidades. Nada de tipo personal, lo que me dejó muy tranquilo. Ya nos vestimos y nos fuimos hacia el coche, en el camino ella quiso hablar por móvil y no pudo porque al inicio de la conversación se quedó sin batería. Me pregunto si le podía dejar el mío y le dije que al llegar al coche, porque lo tenía en el maletero. Hizo un comentario… “De verdad que raro que eres” mientras me sacudía la arena, acabo de hablar y me dijo si la podía dejar en un sitio. De vuelta la conversación fue de lo más normal a excepción de esto… “Bueno a ver cuándo volvemos a la playa que he estado muy bien” y me respuesta no se hizo esperar… “Eso será el día que estemos los dos en las mismas condiciones, para que no te queden dudas, que tú también te quedes desnuda” , por su cara no se esperó esa respuesta.

Sabía que iba a ser difícil ir de nuevo a la playa. continué con mi vida normal y en esa vida normal después de pasar pocos días, tenía que tener una reunión en otra empresa, porque nos urgía algo y necesitaba llegar a un acuerdo de compra, dentro de un precio razonable y no por ser agosto, por estar otras empresas cerradas, quisieran hacer el mes con nosotros. Había trabajado poco con ellos, pero el director siempre trataba de captarme como cliente, le llamé y me dijo que no estaba, pero que me recibiría la directora adjunta una tal Gloria. Que ya le diría que me tratara bien, que fuera a las nueve de la mañana, que si no podía ser esa hora ya me llamaba él. Como no me llamó al día siguiente fui a las nueve de la mañana.

Llegué como siempre puntual. Me dijeron que me sentara y esperara un momento. Pasaron los minutos y nadie aparecía. A la media hora justo, me levanté y me dirigí a la señorita que me dijo que esperase para decirle… “Discúlpeme señorita, me marcho ya que no puedo perder inútilmente el tiempo, le dije a su jefa que le vaya bien el día” y aunque la mujer me decía que esperase un momento, me dirigí al ascensor y me marché. Estaba ya sentado en mi mesa buscando una empresa aunque no estuviera en Valencia y me llega una llamada del director preguntándome qué había pasado. El hombre después de decirle que me habían hecho esperar por gusto… “Carlos es que tú eres en todo muy puntual, pero lo mismo estaba atendiendo una visita y sabes cuando empiezas pero…” y cuando le conteste lo que pasó no le hizo gracia… “Mira, estaba la puerta medio abierta, no había visita que valga y para que no me digas que estaba hablando por teléfono, te diré que no se oía nada, solo música de fondo” no quise hablar más, le dije que estaba buscando otra empresa y que me disculpara.

Estaba absolutamente enfrascado en la búsqueda, cuando entran y me dicen que una tal Ana María directora de… estaba en la entrada que quería hablar conmigo. Dije que la dejaran pasar. Hice lo que suelo hacer siempre, salí a recibirla y me quedé de piedra. No podía ser. La conocía era la hermana de un buen amigo. Cinco años mayor y una mujer que siempre me había traído de cabeza, era algo más que un amor platónico. La última vez que la vi fue el día de su boda con un imbécil y no es que lo dijera yo solo, su cuñado, mi amigo decía que le resultaba vomitivo. Ella al verme también se quedó sorprendida. Nos dimos dos besos y pasamos al despacho. Seguía teniendo todo su magnetismo y eran de las pocas miradas que me desbarataban. Físicamente estaba fenomenal, con algún kilo de más que parecía que se le habían ido a las tetas y el culo. Desde el principio la conversación fue muy amistosa, de complicidad y de atracción, por lo menos por mi parte.

- Ha sido una sorpresa muy agradable. La última vez que coincidimos en tu boda.

- Ya ha pasado mucho de eso. Jajaja…

- Bastante y como es que estas en Valencia.

- Pues llevo ya cerca de quince años. Mi marido que no puede vivir sin el mar y su velero, como sabes tu bien en el Manzanares poco se puede navegar.

- ¿Sigues casado con el mismo?

- Sí claro. Ya sé que no te caía bien, pero porque no lo conoces, si no ya verías como os llevabais bien. Lo que te pasaba que estabas colado por mi reconócelo y por eso te caía mal. Jajaja…

- Es muy fácil… ¿Tu hermano cómo se lleva con él?

- Por ese lado me pillas, porque directamente no se llevan. Se soportan en las reuniones familiares y poco más.

- ¿Ya te has ido de vacaciones?

- Es un rollazo este año, pero con lo de la pandemia se nota menos. A Juanjo (marido) le dieron vacaciones en agosto y a mí en julio. Pero es que además casi no le veo, porque donde esté su velero que se quite el resto del mundo.

- Pues a tu hermano sigue sin gustarle, prefiere el velero a una mujer como tú, que estás de… muy inteligente no es. Jajaja…

- Venga Carlos… no me tires los tejos, que tengo ojos y espejos, que en la puta pandemia he cogido unos kilos que no los suelto.

- Pues se han ido a los dos mejores sitios… jajaja…

- Calla, calla… que estoy a dieta estricta y a gimnasio, con el calor que hace.

- Yo te recomendaría unos ejercicios especiales, donde perderías muchas calorías.

- Jajaja… ya me imagino tus ejercicios especiales. Vamos a hablar de trabajo, que te veo muy lanzado.

- Sabes que no me rindo.

Hablamos durante bastante rato de trabajo. Después de bastantes tiras y aflojas, porque era dura de pelar, pudimos cerrar un acuerdo satisfactorio para las dos partes. Solo quedaba firmar lo acordado y quedamos para el día siguiente en su despacho. Lo revisaremos todo y si estamos finalmente de acuerdo, nos acercaremos al notario para la firma. Se tenía que ir y antes de que lo hiciera… “Espero que mañana, porque me gustaría mucho, llevaras faldas, que siempre me han gustado ver tus piernas” ella entre “seria” y provocadora… “Eso es muy machista… pero no te lo voy a tener en cuenta” , al despedirnos mis dos besos prácticamente fueron en las comisuras de sus labios, muy descarados y ella no se quitó.

A primera hora de la mañana la llamé para decirle que el notario no tenía un hueco hasta las 13:30, por eso retrasé mi cita con ella. Ese día no me puse traje, porque tenía pensado irme después a la playa, salvo que surgiera algo interesante con Ana María. Llevaba mucho sin ver a mi amigo por el tema del COVID-19, quise llamarle y tratara de saber algo mas de su hermana.

- ¿Hola Kiko cómo te va?

- Coño… Carlos hace siglos que no hablamos. ¿Todo bien?

- Perfecto y… ¿Vosotros?

- Pues me parece que mi mujer me va a dar la sorpresa de que esperamos el cuarto.

- Joder es que no paráis… Jajaja… Me alegro.

- Pues vete pensando lo de ser padrino, que a los dos anteriores lo rechazaste.

- Me lo pensaré. Ya sabes que eso de ser padrino no me va mucho.

- EH… que yo no soy un cualquiera.

- ¿Sabes a quien me he encontrado?

- Pues no, pero debe ser alguien interesante.

- Jajaja… a tu hermana Ana María. Por cosas de trabajo.

- ¿Qué hacía mi hermana en Alicante?

- No… es que vivo ahora en Valencia.

- Joder brother… Tenemos que vernos más y ponernos al día. En cuanto se pueda viajar con más seguridad sin falta nos vemos.

- Cuéntame de tu hermana.

- JAJAJA… sigues queriendo pinchártela… qué cabrón. Pues que te voy a decir, mi cuñado ahora me da hasta pena. Ya no es lo que era y fíjate mi hermana que se conserva muy bien, aunque me dijo que había engordado. Pero él catorce años más, que antes no se notaban pero ahora… esa diferencia es notable. Pero vamos que te voy a contar a ti. Tu eres el experto en mujeres. La ecuación es fácil mujer madura potente y sin sexo satisfactorio desde hace por lo menos unos cinco años…

- Que no voy por ahí, que no te he llamado para ver si tengo algo con ella. No te equivoques.

  • JAJAJA… que sois mayores los dos y si ella se da una alegría mejor para ella. Pero tened cuidado, que siempre habéis tenido demasiada buena conexión. No os hagáis daño.

Claro que si podía me la follaría pero sabía que ella era difícil que se prestara a ello, aunque nunca se sabe. Ana María había sido una mujer que me atraía mucho, que bebía los vientos por ella, si, siendo muy jovencito, pero aun así, era la realidad. pero fue verla y removerlo todo. Llegó la hora y me encamine a ver a Ana María. Esta vez al llegar la señorita que me atendió el día anterior, me hizo pasar de inmediato. Ana María estaba sentada detrás de su mesa. Estaba hablando por teléfono y no dejaba de mirarla. Llevaba una blusa blanca con los suficientes botones abiertos, para dejar entrever algo y lo más que se veía era un buen canalillo que ya me estaba poniendo yo solo malísimo. Mientras hablaba me paso los documentos, les eche un vistazo y con el pulgar en alto le dije que estaba todo bien.

Acabo de hablar, se levantó, se dio la vuelta para coger el bolso y me la hubiera follado allí mismo. llevaba una falda vaquera, el culo era grandioso y las piernas las seguía teniendo muy bonitas. Fuimos en mi coche al notario y mis ojos se me iban a sus piensa, tanto se me noto que Ana María me dijo… “Mira a donde tienes que mirar, que al final nos daremos un trastazo” ni me moleste en excusarme o desmentirla. En el notario nos dijeron que llevaba un retraso de unos quince minutos. Nos pasaron a una sala y allí estuvimos hablando y fue cuando me dijo… “Le dije a Juanjo que nos habíamos encontrado y se ha empeñado en que luego te lleve a comer con nosotros” acepte y después de firmar todo. Dijo de volver a su despacho a dejar todo el papeleo. En el camino me dijo que dejara el coche aparcado porque a comer iríamos en el suyo, que donde íbamos ella tenía plaza pero a mí no me dejarían meter el coche.

Ya era tarde y justo llamo su marido, ella le explico que el notario se había retrasado y que era dejar los apeles e ir para allí. Subimos los dos y ya no había nadie. Llamó por teléfono a una mujer, le explicaba que le dejaba los papeles y una nota con lo que había que hacer de forma urgente. Cogió una cuartilla y sin sentarse, dándome la espalda se puso a escribir. Fue una situación en la que no pensé nada más que en ella y me puse detrás, la abracé y soltó todo, se giró rápidamente y me colocó las palmas de las manos en mi pecho, de tal manera que ponía freno a cualquier avance… “QUIEEEEETO… no sigas, de verdad para y lo olvidamos” la cosa era que tenía entre mis manos ahora sus nalgas y en las partes bajas nuestros cuerpos hacían contacto. Seguía diciéndome cosas para que la dejara, pero no se apartaba, nos mirábamos y veía esa intensidad en sus ojos que te dicen que sí. Baje mis manos un poco más y ya tocaba sus muslos y las subí hasta llegar a sus nalgas.

Solo le pregunte… “¿Y por qué te has puesto faldas?” nos miramos con más intensidad y ya no notaba las fuerzas de sus manos en mi pecho. Bese sus labios con suavidad y milésimas de segundos después nos metíamos nuestras lenguas hasta el fondo. Nos desbaratamos con un beso tremendo que paró ella… “Además no podemos que Juanjo espera…” se dio la vuelta para terminar de escribir la nota y aproveche para meter mi mano entre sus piernas. No lo hice de forma agresiva, acaricie con suavidad hasta que empecé a oír como ella gemía, aunque se mantenía firme en escribir la nota. Ahora metí la otra mano y bajé sus braguitas, su coñito estaba de dulce, preparado para cualquier cosa. No podíamos perder el tiempo, sería un polvo rápido, saque mi polla y se la pase por todo su coñito sin metérsela.

Ahora si dejo todo, se apoyó y se inclinó más sobre su mesa. Se la fui metiendo poco a poco, quería que lo disfrutara, pero también quería disfrutar ese momento, follándome a una mujer que siempre quise follarme. Iba despacio y ella daba gemidos profundos casi silenciosos. Según fui aumentando la intensidad iban siendo más sonoros y al final me agarre bien a ella, follándola con fuerza y ahora sí que gritaba, hasta que se corrió dándome unos meneos con su cuerpo con tanta fuerza como la follaba yo. Se dio la vuelta, me volvió a besar con arrebato y esta vez, quise follármela de otra manera, la recosté sobre su mesa. Casi nos cargamos el ordenador. No llevaba preservativo y me dijo que siguiera sin problemas. Puse sus piernas sobre mis hombros y otra vez empecé a follármela. Le gustaba mas de esa forma, me miraba, cerraba los ojos y lo mas cachondo me puso, se desabrocho la blusa, se sacó las tetas y se las acariciaba, se estiraba sus pezones y bien estirados.

Quite sus manos y me encargue yo de ellos. Si que aguantaba, es que hasta le tenía que estar haciendo algo de daño, pero aguantaba estoicamente y me miraba retándome a algo o esa era mi impresión. No se cortaba ahora se tocaba su coñito, se corrió de nuevo y me decía que no me parase que ahora venia lo mejor… y fue verdad porque tuvo como micro orgasmos seguidos, que le causaban un placer intenso. Hasta que me corrí y al notarlo se corrió de una manera apoteósica. Nos quedamos en esa posición y me dijo… “He notado cuando te venias y o echas mucha cantidad o no se…” le conteste que si, que me corría un poco mas que la media. Me pidió que sacra del cajón superior derecho de su mesa una caja de pañuelos de papel. Me quite y se lo pase, porque no quiso que la limpiase yo. No paraba de decir… “Pero cuanto llevabas sin… porque estoy chorreando y mira el suelo, madre mía…” , limpie el suelo y ella se arregló como pudo, se bañó en perfume y dijo que nos teníamos que ir.

En el coche acaricie sus piernas mientras conducía y me dijo que parase, que tenía que llegar tranquila y ya iba nerviosa pensando que se le iba a notar. El resto del camino me dedique a tranquilizarla. Estaba bellísima y si siempre me había tenido encandilado ahora más. Llegamos al club y cuando vi a Juanjo caso no lo conocí. Estaba demasiado cambiado y el pelo había desaparecido en su gran mayoría, le había aparecido una buena tripilla. Lo que no había cambiado ni su voz intensa ni sus formas, en eso seguía siendo el mismo. después de comer me llevo a ver el barquito y de barquito no tenía nada. Era un señor barco. Me gustó nada más verlo, era un velero me parece que era Bavaria y me explicaba todo sobre él, como vio que entendía algo, no mucho de barcos, me pregunto si es que me gustaban los barcos. Le explique que si y el buceo. De pronto y sin esperarlo… “Pues si quieres este fin de semana salimos los tres a navegar, que estamos de Rodríguez de hijo” , trate de escabullirme, no porque no me apeteciera, por no meter en un compromiso a Ana María. Aunque Ana María trataba de convencerme, seguía con mi postura porque pensaba que lo hacía por seguir el rollo a su marido, no porque la apareciera. Nos quedamos un momento solos ella y yo, me dijo… “Acepta que a mí no me importa y lo mismo esta interesante” , por eso al final cuando em iba acepte su invitación, pero eso si, le dije que en principio prefería regresar al final de la tarde.