Futbol 6…, ¡mi hijo me lo mete…, al juego!

En un torneo de futbol me enredé con Javier, amiguito de mi hijo, compañero de escuela y de equipo; tuvimos varios días de relaciones sexuales, hasta que…, me penetró por el ano. Aquí les relato cómo entra en ese juego mi hijo, quién también me lo mete, ¡deliciosamente!, por los tres lados posibles.

Futbol 6…, ¡mi hijo me lo mete…, al juego!

Resumen: en un torneo de futbol me enredé con Javier, amiguito de mi hijo, compañero de escuela y de equipo; tuvimos varios días de relaciones sexuales, hasta que…, me penetró por el ano. Aquí les relato cómo entra en ese juego mi hijo, quién también me lo mete, ¡deliciosamente!, por los tres lados posibles.

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Resumen: el pasado 10 de octubre del 2013 apareció, en Hetero General, mi primer capítulo de la serie “Futbol”, que en esa ocasión fue: “Futbol, la pasión…, con un amiguito de mi hijo”. Luego, ahí mismo, vino: “Futbol 2, qué golazo me metieron”. El tercer capítulo apareció en la sección de Sexo con maduras: “Futbol, otro golazo de ese chiquillo”.  El cuarto y el quinto capítulos también aparecieron ahí, en la sección de Sexo con maduras: “¡Futbol…, rápido!”, y  “Futbol 5, gol en off side…, fuera de lugar…!”, respectivamente. Ahora les mando este sexto capítulo, que lo coloco en la sección de “Amor filial”, por razones obvias. Espero que les guste, al igual que los anteriores.


Luego de que, de manera impensada y fortuita ese chico me penetrara por el ano, ya no se quiso salir: ¡lo sintió tan estrecho que eso le aceleró su “venida”, descargando todo su paquete de semen adentro de mis intestinos. ¡Qué retacada me dio!. El chico ese estaba feliz, ¡andaba en el cielo, en el paraíso!, ¡orgulloso de su fechoría!, y no me lo pudo ocultar:

= ¡Qué rica señora tan puta…, está bien rica su cola, señora putona…!,

me dijo, externando su felicidad, y se quedó al lado mío, disfrutando por un rato de la calidez y de la estrechez de mi funda trasera.

Yo, por mi parte, seguía adolorida; se me había cortado la “inspiración”, y cuando finalmente Javi se retiró de mi ano, me llevé las manos hasta ese lugar, tratando de “sobarme” o de darme un masaje, pues me estaba doliendo.

Javi no decía ni media palabra; fui yo la que le comenté:

  • ¡Javi…, me está doliendo mi cola…!. ¡Nunca me lo habían hecho por ese lugar!.

Javi se puso rojo de la vergüenza:

= Es que…, ¡”se me chispoteó”…!, ¡fue sin querer…!, ¡discúlpeme por favor…!.

Me dijo, de verdad apenado, cortado, sin saber qué otra cosa expresar, aunque luego de unos instantes de ese silencio, añadió:

= ¡Pero…, se siente muy rico por ahí…, lo tiene muy apretado…, me aprieta muy rico mi pene…!.

  • Pero a mí me lastimó mucho…, ¡todavía me sigue doliendo mi cola…!.

= ¿De veras…, a su edad…, siendo ya muy… señora…, teniendo ya hasta dos hijos…, grandes…, nunca se lo habían metido por ese lugar…?.

¿Con lo puta que es…?.

  • ¡No Javiercito…, tu eres el primero que me entra por ahí…!. ¡Que ese también sea mi regalo para el capitán del equipo ganador del día de

hoy!.

Le dije, tratando de sonreír, a pesar del dolor que tenía en el ano, recién destrozado:

  • ¿Te gustó tu regalo…?,

Le pregunté, colocándome por encima de su pecho, pues él estaba recostado, boca arriba, mirándolo de frente y ofreciéndole mis labios.

Nos dimos un beso rápido en los labios y luego le recargué mi carita en su pecho y él tuvo a bien preguntarme:

= ¿Te has “cogido” a muchos hombres…?.

¡Hasta me levanté de su pecho, al escuchar la pregunta!:

  • ¡No…, cómo crees…, tú eres el segundo que lo hace…, después de mi esposo!. ¿De dónde sacas esas ideas…?,

le dije indignada, casi gritándole en plena cara:

= Bueno…, como lo haces…, tan rico…, te mueves…, tan sabroso…, me mamas…, tan delicioso…, pues…, se ve que tienes mucha experiencia y

creí…, que habías cogido con muchos…

¡Me acababa de hablar de tú, de tutear por primera vez!, siempre me había llamado “señora” y hablado de usted pero en este momento…, sin faltarme el respeto, me había tratado de tú.

No le presté atención momentánea al detalle, estaba demasiado indignada, y entonces, olvidando en fracción de segundos el hecho anterior, lo volví a recriminar:

  • ¿Crees que para hacer eso tiene uno que hacerlo con otros…, diferentes de su marido…?.

= pues…, es que…, mi mamá…, como no tiene marido y…, la he visto con varios hombres…, por eso…, creí que usted también lo hacía con distintos hombres…,

me dijo nuevamente con pena y vergüenza, cortado al decirlo, como si se hubiera arrepentido de haberlo dicho, pero luego de eso, después de una pausa, no larga, pero que el silencio la hizo parecer eterna, entonces Javier continuó:

= ¡me gusta mucho ver a mi mami…, haciendo el amor con alguno de sus…, “amigos”… Me gusta mucho cómo lo hace…, cómo se pone a gritar cuando se lo

meten…, lo mismo que tú…, que se pone a jadear…, a pujar…, que entrecierra sus ojos y hace unos gestos muy ricos con su cara…, ¡me gusta mucho cómo te

pones cuando te la meto…, o cuando se la meten sus “amigos” a mi mamá…!.

De tan sólo escuchar esta revelación tan espontanea, tan autentica, tan inesperada, mi vagina nuevamente se me hizo agua y me sentí de nuevo caliente; ¡hasta el dolor de mi cola se me olvidó!.

No pude aguantarme y le pregunté:

  • ¿la has visto muchas veces…?.

= sí…, sobretodo últimamente…, la he visto con varios, compañeros de su trabajo…,

hizo una ligera pausa, y luego de eso agregó:

= ¡más jóvenes que ella…!,

e hizo una pausa, muy breve, para después corregir,

= algunos de ellos…

Se tardó un breve instante, como reflexionando, y después añadió:

= ¡pero también ha venido con otros…!, ¡más grandes que ella…!.

Y luego volvió a hacer una pausa, un poco más larga, para después continuar:

= me gustaría mucho verla a usted…, cogiendo con alguien…, ¡se me hace muy puta…, señora…, muy puta…!,

Me dijo, gritando:

= ¡muy puta…!,

y me tomó de mis cabellos, jalándomelos con fuerza, y me lo repitió muchas veces:

= ¡muy puta…, puta…, puta….!,

hasta que me soltó; estaba completamente sorprendida por su comportamiento: me había hablado de tú por algunos momentos pero luego volvió a hablarme de usted y luego me trató nuevamente de “puta” y con mucha violencia, hasta que lo abracé, con fuerza y ternura contra mi pecho, y entonces comenzó a “apaciguarse”:

= ¡perdóname linda, perdóname…, pero…, es que Óscar, tu hijo…, me preguntó si yo ya te andaba cogiendo…!.  ¡Me sorprendió por completo aquella pregunta…!,

y de manera muy tonta le contesté que sí…, que ya lo “habíamos hecho”, y entonces me dijo que se lo imaginaba, ¡porque tú eras muy puta…!, que ya te había mirado en muchas ocasiones teniendo sexo con otros, ¡aparte de tu marido!, ¡y me los mencionó!.

¡De inmediato pensé en mis infidelidades!.

En una ocasión, cuando Óscar era pequeño, mi esposo tuvo un accidente de tránsito en el que falleció una persona; no teníamos para la fianza y lo iban a tener detenido mientras le decretaban “formal prisión”. ¡Entonces acepté las proposiciones del jefe de policía y lo hicimos en mi auto, pero Óscar estaba “durmiendo” en el asiento de atrás!. ¡Nunca creí que se hubiera dado cuenta de lo que pasaba!. ¡Pero fue solamente una vez con ese hombre!, y no me gustó…, ¡para nada!. El hombre quería que le diera de besos, pero no me nacía y no lo besé. Quería que se lo mamara, pero no se lo hice, aunque ese hombre me penetró y se “vino” adentro de mí, “terminó” adentro de mis entrañas.

Luego de eso, los 40 días que tuvieron detenido a mi esposo, ese hombre vino a “visitarme” con distintos “amigos”, en diversas ocasiones a la casa y…, ¡a todos ellos los tuve que complacer…!, y seguramente mi hijo me vio.

Posteriormente a eso, me vinieron una serie de “calenturas” sin cesar: tuve muchos amantes; con casi todos ellos “estuve” en la casa, y seguramente ahí también me había “atisbado” mi hijo.

Otra infidelidad había sido más reciente, con un hombre joven, de 27 años, cuando yo ya tenía 35. Él nos ayuda en el trabajo, es nuestro chofer, cargador, mensajero, personal de limpieza, etc., nuestro mil usos, ahora el mil y uno, pues también lo había convertido en mi “picador”. Con él sí lo había hecho, muchas veces; generalmente lo hacemos en el negocio: ¡ahí debió haber sido donde Óscar me vio también!, pero…, también había estado yo con los amigos de ese chofer, varias veces, muchas en el negocio, pero otras también en la casa, sólo que ante Javier procedí a negarlo todo, rotundamente:

  • ¡me dijo que te había visto mamándoles la verga…, a muchos…!, ¡y que se puso tremendamente excitado por eso…!.

Que le dieron muchas ganas de que se la mamaras también a él…, y luego…, cuando ya te “cogieron”…, le dieron muchas ganas de “cogerte” también…,

pero que nunca te lo había ni siquiera insinuado…, pero que “te trae muchas ganas…”

Yo no podía cerrar ni la boca, de la serie de revelaciones que me estaba haciendo ese chico: ¡se me hacia completamente increíble!, pero por lo que me contó…, debía de ser cierto, pues de qué otra manera podía él saber de mis intimidades; ¡solamente por Óscar, que andaba de boquiflojo!, además de mirón.

  • ¡Qué imaginación tiene Óscar…, debe de haber estado soñando…,delirando…!, pero…, ¡está completamente loco…!, ¡no me lo puedo creer…!, ¡qué me haya

“inventado” esas historias…, y esa fama que me contaste…, y que te lo pudiera haber platicado…!, ¡hablado de mí…, de su propia madre…!.

Óscar estaba en silencio, apenado, tremendamente cortado luego de las revelaciones que había hecho de su amigo y creo que hasta su cómplice, ¡mi hijo!. No se si estaba tomando valor para continuar, el caso fue que de repente me volvió a comentar:

= me gustaría mucho verte cogiendo con alguien…, así como te miró Óscar coger…, coger y mamar…, se me haría tremendamente cachondo mirarte

cogiendo con alguien…, ¿no me darías ese gusto…?, ¿también de regalo…?,

y me clavó fijamente sus ojos, su mirada en mi cara, de manera muy retadora, desafiante, decidida:

= me dijiste que te habías regalado conmigo…!, ¡que desde hoy eras toda mía…!, y si es así…, ¡me gustaría mucho que cogieras con otro…!. ¿Lo harías…?.

De manera automática le respondí:

  • ¡Cómo crees…, claro que no…, de ninguna manera…!.,

dije, muy firmemente, fingiendo una total indignación, aunque en el fondo de mi vagina, ésta estaba completamente “batida” de mis secreciones, de tan sólo pensar en lo que pudiera pasar:

  • ¡Tú y mi hijo deber estar “zafados”…!, ¡locos…!, ¡mal de la cabeza…!, ¿de cuál “fumaron” el día de hoy…?.

= ¡de verdad…, de verdad…, tengo muchas ganas de verte “cogiendo”…, con otro hombre…!, que te portes muy puta con él…, ¡igual que lo haces conmigo…!.

¿Lo harías…?, ¿me darías ese gusto…, “regalo mío”…?.

  • ¿cómo crees Javi…, no se me da…, no puedo…, no me nace…, ¡no me pidas eso…, por favor…!.

= pero…, ¿y si te lo pido…, que te acuestes con otro…, que me dejes mirarte…?.

¡Acuérdate que ya te regalaste conmigo…, ya eres toda mía…!, ¡y quiero mirarte teniendo sexo con otro!, ¡que le mames su verga…, que se “venga” en tu cara!,

¡que te portes muy puta con él…, igual que te portas de puta conmigo…!.

  • ¡Javier…!,

Le dije, pegando mi cuerpo a su cuerpo, mirándolo a su carita:

  • ¿de veras quieres que yo haga eso…?. ¡No seas así…!, ¿cómo crees que yo voy a hacer esas cosas que dice mi hijo…?, ¡mi hijo está loco…!, ¿qué caso le

haces…?, ¡no sabía ni lo que estaba diciendo…!, ¡habladurías de muchacho…!.

= ¡Ándale “regalito”…!. ¿Lo vas a hacer…?, ¿sí o no…?, para ya terminar con esta discusión mensa, que no lleva a nada…

  • A ver Javiercito…, mírame directamente a mi cara y dime que sí es cierto eso que me estas pidiendo, que me entregue a otro hombre…

y volví a clavar nuevamente mi mirada en su cara, pero el chico no se acobardó ni se “echó para atrás”; me lo sostuvo en mi cara:

= ¡quiero mirarte teniendo sexo con otro!.

Se hizo un silencio glaciar, que no se cuanto tiempo duró, pero se me hizo una eternidad; se me estaban re-acomodando todas las fibras de mi anatomía y luego de eso:

  • ¿tienes en mente a algún elegido…?,

le pregunté, desafiante, mandándole el balón a su cancha, a su lado. Se volvió a hacer otro silencio muy largo, y luego de eso me contestó:

= ¡algún chavo que a ti te guste…!.

Me puso a dar vueltas el cerebro y:

  • ¡no me vayas a salir con que sea del equipo…!.

= pos…, sí…, me gustaría que fuera alguien del equipo…

  • ¡estás…, completamente loco…, para que lo publiquen por todos lados…!.

¡Todos ellos son “boquiflojos”!. Si piensas en alguien…, piensa en alguien que sea de confiar, que estemos seguros que no va a andar pregonando por todos lados que “ya lo hizo conmigo”!. ¡Ni lo pienses…, vámonos a bañar…!.

= ¡Quiero que lo hagas con Óscar…!.

  • ¿Con Óscar…, mi hijo…?. ¡Estás todavía más “locuaz”…!. ¡Vámonos a bañar…!.

= ¡No…, en serio…, quiero que lo hagas con Óscar…, con tu hijo…!.

Voltié a verlo, intrigada pero curiosa y deseosa:

  • ¿Porqué quieres que lo haga con Óscar?.

= Porque a mí me gustaría mucho hacerlo con mi mamá, y Óscar me ha dicho que tiene muchas ganas de hacerlo contigo…, así que…, es por eso que te lo pido…,

¡tengo muchas ganas de que te cojas a Óscar…, de verte coger con él…!, ¡de que te cojamos los dos…!, ¡de que te llenemos todita de “mecos” (esperma)!.

Me sentí…, ¡que ardía…, completamente…, todo mi interior estaba inflamado!. En tres ocasiones había visto desnudo a mi hijo: ¡ya era todo un hombrecito, bien desarrollado!. Me gustaba su pecho, imberbe, y sus “pompas” (trasero)…, muy paraditas y redondeadas, ¡las había heredado de mí!.

Muchas veces me había visto teniendo relaciones sexuales con otros hombres; ¡yo misma lo había mirado mientras me espiaba!, con su carita embobada, emocionado, ¡excitado de verme siendo penetrada por esos hombres…!. Yo lo miraba y él me miraba; ¡eso mismo nos excitaba…, ¡de manera tremenda!.

Me ponía yo a jadear, a pujar, a gritar, a decir de majaderías y frases cachondas como: “más duro mi rey”, “qué rico, papito…”, “dame tu verga”, “cógeme rico”, y me ponía más cachonda cuando me decían “puta”; ¡todo eso para que me mirara y me oyera mi hijo!.

Además…, el hecho de que me hubiera espiado todas mis aventuras con esos hombres y que se lo hubiera guardado y que en lugar de despreciarme me deseara…, ¡me tenían hirviendo, quemándome por dentro, con fuego en todas mis entrañas, deseando que se dieran el “encuentro”, aunque incapaz de aceptar mi “debilidad”.

  • ¿De verdad quieres que lo haga con Óscar…?; ¿no me lo van a reprochar algún día…, los dos…, tú y él…?.

% ¡Al contrario mamita…, vamos a pedirte que cojas con otros…, con muchísimos otros…, que nos demuestres con creces lo puta que eres…, lo insaciable que

eres…!.

¡Era mi hijo…!, que salía de…, ¡no se de donde salía…!.

  • ¡Óscar…!,

Le dije, tratando de cubrirme los pechos, mi vientre, mi sexo:

% ¡He estado viendo cómo coges con el cabrón de Javier…!. ¡Te lo has cogido muy rico…, igual que te has cogido a todos esos hombres que te preguntaba

Javier…!. ¡Eres una puta insaciable…!, ¡y también te lo quiero meter…!.

  • ¡No…, no…, Óscar…, eso no puede ser posible…, es incesto…, no es nada correcto…, está mal…, no cometamos una tontería…!.

Le decía, tratándolo de convencer, y de convencerme a mí misma de que era incorrecto, pero…, tenía muchas ganas de que pasara…, Javier me había “lavado el cerebro”, sus palabras me habían predispuesto y…, aunque yo no lo reconociera…, también estaba “dispuesta”, y muy puesta.

Óscar se me acercó: venía solamente con short, con el short deportivo, con sus “medias” y quitándose la camiseta, por encima de su cabeza. ¡Se le miraba un “bultote” a la altura de su entrepierna!:

  • ¡No…, no…, Óscar…, detente…, esto no puede ser…, no hagas una locura…!.

= ¡Te voy a coger…, pinche puta…!.,

me dijo, amenazante, mientras se quitaba su short, con todo y su trusa:

% ¿Te gusta que te metan la verga…, verdad…?.

  • ¡No…, no…, Óscar…, detente…, no lo hagas…, no cometas esta locura…!. ¡Recuerda que soy tu mamá…!.

% ¡Eras mi mamá…, vas a convertirte en mi puta…!,

me dijo, ya con su pene de fuera, muy erecto, ¡hacia el cielo…!, ¡hasta adonde me iba a llevar…, hasta el cielo…!.

Se puso a mi lado, poniéndome su pene parado en mi cara. Yo quise echarme p’atrás, pero Javier me estaba deteniendo la espalda:

% ¡Mámamelo, pinche puta…, como sólo tú sabes hacerlo…, putona…!,

me dijo, tomándome con su mano de la cabeza y dirigiendo su pene a mi boca.

Yo abrí la boca para decirle que no, que debían de estar locos, que eso era algo incorrecto, una completa depravación, pero…, en el momento en que yo abría la boca para decirle que no, mi hijo aprovechó para introducirme su verga en la boca:

  • ¡Nooohhh…, ooohhh…, aaahhh…, aaaggghhh…, agh…, agh…, agh…!,

y comenzó a bombearme, a introducirme su pene hasta adentro de mi garganta, hasta llegarme más allá de mis amígdalas, a usar mi boca como si fuera vagina…, la vagina de una puta cualquiera…, de una…, depravada…, de una…, mujer como yo…, ¡que había deseado en silencio este encuentro…!.

¡No pude resistirme!; ¡mis instintos más primitivos me traicionaron!.

Levantando mis manos, le tomé su pene en mis manos y me puse a mamarlo, con ansia, con pasión, con furor, con deseo, con devoción, con ternura, con amor: ¡todas esas emociones se volcaban en mí, en ese momento tan…, especial!.

Estaba tremendamente concentrada en aquella mamada de verga cuando…, comencé a sentir que me levantaban de las caderas, que me empinaban hacia adelante…, tanto que tuve que soltar una mano del pene y detenerme con ella, apoyándola sobre de la cama, sobre de aquel colchón.

Sentí que una verga se me insinuaba por mi parte trasera, pero que luego de algunos “piquetes”, se terminaba adentrando por mi vagina…, muy lentamente, abriéndose paso en mi mojada vagina, hasta que me llegó muy adentro, ¡hasta el fondo!, y se puso a darme de golpes, a bombearme, con fuerza:

=  ¡puta…, puta…, puta…!,

% ¡puta…, puta…, puta…!,

me decían a coro, ¡ese par de chiquillos!.

El pene de Óscar se me introducía hasta la mitad de mi esófago cada que coincidía su penetración en mi boca con el embate de Javi, con fuerza, hasta adentro de mi vagina:

% ¡Mamita…, mamita…, tan puta…, mamita…!,

me gritaba mi Óscar, apasionado, metiéndomela hasta casi el estomago: ¡las dos vergas me llegaban casi al estomago!, por dos lados distintos; ¡me tenían completamente cogida!.

% ¡Cuantas veces te vi mamarles la verga a otros hombres…!,

me gritaba mi Óscar, metiendo y sacando su pene en mi boca:

% ¡Cuantas veces soñé con que me mamaras la verga…!,

y me jalaba con fuerza de mis cabellos, bombeando con fuerza mi boca, metiendo y sacando su pene de ella:

% ¡Sabía que te querías "tirar" a Javier…, que no podrías resistirte…!. ¡Sabía que era nuestra oportunidad de cogerte…!.

= ¡Todos los del equipo te quieren “dar para adentro”…!.

% ¡Y los de los otros equipos también…!.

= ¡Hasta los organizadores del torneo te tienen muchísimas ganas…!.

% ¡Destilas lo puta por todos tus poros…, de veras…!.

= ¡Y de veras que coges sabroso, de veras…!,

% ¡Y que la mamas…, “de campeonato”…!,

me dijo, y se soltaron a reír por la frase…

Yo no podía reírme, solamente los escuchaba, los disfrutaba: a Javiercito por mi vagina, a mi hijo por mi boquita, que no tardó mucho tiempo en aventarle sus “mecos”:

% ¡Trágatelos mami, trágatelos mamacita…, trágatelos todos cabrona…, tan puta!.

¡Así como te tragas los “mecos” de otros…, así…, así…, quiero que te tragues los míos…, cabrona…, tan puta…, tan puta…, tan putaaa…!.

Y me llenó por completo de semen mi boca. Tuve que tragarme su esperma, los primeros chorros que cayeron adentro de mi cavidad bucal; los otros ya cayeron afuera, en mi cara, en mi nariz, en mis ojos y Óscar me los comenzó a embarrar en la cara:

= ¡Embárraselos, embárraselos todititos…, es una puta cabrona…, le gusta cogerse a chavitos…, embárraselos a esta puta cabrona…!.

% ¡Mamita tan putaaa…, mamita…, tan putaaa…, te quiero mamita…, te quiero…!, ¡te quiero así de puta como eres…, te quiero puta mamita…,

te quiero muy putaaa…!.

= ¡Sí mami…, yo también te quiero bien puta…, así como eres…, Putisima…!.

me decían; Javier sin dejar de bombearme, y mi hijo, esparciéndome su semen sobre de mi cara y mis senos, que me los apretaba con fuerza:

% ¡Me gustan tus “chichis” mamita…, me gusta ver cómo te las maman…!. ¡Me excita muchísimo verte de puta…, puteando…!,

me dijo, separándose luego de unos instantes de mí:

% ¡Voy a disfrutar mirándote cómo te la mete Javier…!. ¡Quiero que te pongas a jadear…, a pujar…, que entrecierres tus ojos y hagas esos gestos tan ricos

que tú sabes hacer cuando te lo meten…, ¡me gusta mucho cómo te pones cuando te la mete…, o cuando se la meten sus “novios” a su mamá…!,

que también es otra puta….

Y en ese momento se puso a tomarnos fotos y video con su teléfono celular:

  • ¡No Óoooscar…!.

Quise decirle que no, pero en ese momento Javiercito, pasándome sus manos por debajo de mi cuerpo, comenzó a apretarme mis senos con fuerza, a bombearme con fuerza, a penetrarme con fuerza, a jalarme de los cabellos con mucha fuerza, y ya no pude decirle a Óscar que no me filmara o fotografiara:

% ¡Cógetela fuerte Javier…, chíngatela fuerte, Javier…, hazla tu puta, Javier…!.

Y Javier, mientras me hacía todo eso, no dejaba de gritarme, excitado:

= ¡Puta…, puta…, puta…!,

que me ponía todavía más caliente, si es que eso todavía fuera más posible.

Me tenía colocada en “cuatro patas”, “de a perrita”. Él estaba colocado detrás de mí, con su pene perforándome mi vagina, sus manos, una, la derecha, en mi seno derecho y la otra, la izquierda, jalándome de mis cabellos mientras me perforaba con fuerza y hasta con saña quizás, sin dejar nunca de gritarme:

= ¡Puta…, puta…, puta…!.

Yo lo sentía delicioso, cada estocada, cada penetración, cada empuje: ¡me llegaba…, hasta el corazón!. ¡Cada vez sentía que lo quería yo más y más…, a ese chico…, y a mi hijo también…!. ¡Estaba “enculada” con ellos…, perdidamente enamorada de ellos…, ilusionada…, deslumbrada…!.

% ¡Levántale la cara hacia acá…!,

Le dijo mi hijo a Javier:

% ¡Quiero tomarle la jeta…, la cara de puta que pone mientras se la metes…!.

Estuve mirando hacia Óscar, mientras Javier me bombeaba, con fuerza. ¡Me hacia soltar de pujidos…, de ayes…, gemidos:

% ¡Eres bien puta mamita…, te quiero…, mamita…, te quiero muy puta…, mamita…!,

me lo dijo gritando, y dejando de lado su teléfono celular, se puso a besarme en la boca, con rabia, con emoción, con pasión desmedida. ¡Me estrellaba su boca contra de la mía, me estrellaba sus dientes contra de los míos, me jalaba mi cabeza contra de la de él!. No se si era la pasión del momento o…, nunca había besado a una mujer en la boca; el caso era que…, ¡lo sentía delicioso!. ¡Ese beso!. ¡El primero!. ¡Ese beso en mi boca!.

  • ¡Aaaaggghhh…, aaaggghhh…, aaaggghhh…!.

¡Me hizo “venirme”, “vaciarme”, “correrme”, ¡tremendamente!, ante la penetración de Javier, que no se había estado quieto en todo ese tiempo. ¡Qué hermosa venida me di!.

Ya no pude aguantarme; mis fuerzas se me fueron en aquella “venida” y rendida me cai sobre de la cama, sobre de aquel colchón, mudo testigo de mis desvaríos y depravación.

Javier se dejó caer sobre de mis espaldas, sobre de mí, todo estático y quieto. No se si había “terminado” también.

Óscar estaba a mi lado, todavía en cuclillas, enfrente de mí, nuevamente con su teléfono celular:

% ¡Eres una puta preciosa…, te “vienes” muy rico…, delicioso…, estupendamente!

me dijo, poniéndome su cara en mi cara y su mejilla en la mía,

%  ¡Te amo mamita…, te amo…!,

exclamó suspirando, al tiempo que yo sentía que una lágrima que se le escurría por su cara y me mojaba mi mejilla. Ni él ni yo dijimos nada de eso; ¡nadie dijo nada de eso!.

Me acarició mi cara y luego se levantó y se transformó nuevamente en el macho dominante. Me puso su pene, a ¾ de su erección, enfrente de mi cara y mi boca, para que yo lo mamara, cosa que hice de manera inmediata, llevándolo hasta mis labios y lengua, para comenzar a excitarlo.

No pasaron ni los nueve segundos para que se pusiera muy firme, luego de mi primer lengüeteada:

% ¡Yo también te lo quiero meter…!,

me dijo, tomándome mi carita y mi boca entre su mano derecha, apretándome con fuerza enmedio de mis dos maxilares, y luego me lo volvió a repetir:

% ¡Mamá…, yo también te lo quiero meter…!. ¡Recuérdalo…!. ¡Además de mi mamá…, vas a convertirte en mi puta…!,

y al momento de decirme puta, sentí un fuerte jalón en mis vellos púbicos, y un fuerte orgasmo me cimbró nuevamente, haciendo que vibrara con emoción todo mi cuerpo desnudo:

  • ¡Aaaaggghhh…, m’ijitooo…, aaaggghhh…!.

Óscar se colocó al lado mío y yo le pasé una pierna, la izquierda, por encima de su cuerpo y sus piernas. Él quedó enmedio de mis dos piernas, justo con su pene enfrente de mi vagina. Javier estaba atrás de mí y no me dejaba moverme, por lo que la penetración que se dio tuvo que ser lateral:

  • ¡Aaaaggghhh…, m’ijitooo…, qué rico…, m’ijitooo…!,

le dije, tomándolo de su cabeza y pegándolo a mi regazo, a mis senos, que se puso a “mamar” de manera inmediato, como cuando era un bebé.

  • ¡Oscarito…, m’ijitooo…, qué rico…, m’ijitooo…!.

Comenzó a bombearme despacio, como conociendo el terreno, como disfrutando cada centímetro, como queriendo vivir lentamente ese calorcito de aquella gruta que le era muy familiar. Lentamente me llegó muy adentro y me puse a gritar:

  • ¡Oscarito…, m’ijitooo…, qué rico…, m’ijitooo…!.

Lo jalé contra mi cuerpo, le jalé su cabeza contra mi pecho, lo aprisioné con pasión y con fuerza, y con fuerza me respondió mi Oscarito:

% ¡Puta…, puta…, puta…, te voy a dar lo que te mereces…, puta…, puta…,puta!,

y empezó a bombearme con muchísima fuerza, tanta que Javier tuvo que quitarse de atrás de mí e irse a instalar un poco más lejos, al otro lado de aquella cama.

Óscar me puso boca arriba y comenzó a penetrarme con fuerza, diciéndome de manera repetitiva:

% ¡Puta…, puta…, puta…!,

chocando su pelvis contra de la mía, aplastando y estimulando mi clítoris con sus embestidas.

Yo lo disfrutaba en silencio, aunque en un par de veces se me salió el musitarle:

  • ¡Oscarito…, m’ijitooo…, qué rico…, m’ijitooo…!.

Me bombeó mucho tiempo; se salía casi por completo de mi sexo y luego regresaba con fuerza, ¡hasta adentro!, haciéndome gemir y pujar:

  • ¡Ggggmmmbbb…, gggmmmbbb…, pppjjjrrr…, pppjjjrrr…, aaahhh…, agh…, agh!

¡Más mi chiquito…, así…, dame más…, máaaasss…!.

¡Era precioso este encuentro!, hasta que Óscar comenzó a disminuir su potencia y entonces, abrí de repente los ojos y me encontré con la cara de Javiercito, con el teléfono celular de mi hijo: ¡nos había estado filmando y fotografiando!.

% ¡Deja eso y vente p’acá!. ¡Vamos a darle los dos!.

Javier dejó el teléfono celular y:

% ¡Acuéstate!.

Javier se acostó, boca arriba. Yo estaba de nuevo excitada, ¡de manera superlativa!. Su pene no estaba erecto y yo, ya “desconectada” de Óscar, me puse a mamarle su pene, hasta que se levantó a los ¾, y entonces me le subí.

Comencé a frotarme su pene, a pasarle mi sexo contra de él, hasta que lo sentí muy “a punto” y entonces me lo introduje y me puse a bombearlo, dándole unos buenos caderazos, hasta que Óscar me detuvo.

Yo estaba sobre de Javier, con mi trasero apuntando hacia atrás y hacia arriba y Óscar se me acomodó por detrás:

% ¡Sepárate las nalgas…!,

me dijo, imperativo, y yo obedecí. ¡Ya me habían perforado mi ano!, y el pene de Javi era más grueso que el de mi hijo, así que…, me las separé. Óscar me colocó su glande sobre de mi ano y…, como estaba “aceitado” con todas las “venidas” que me había dado sobre de él, poco a poco comenzó a penetrarme, causándome algo de dolor todavía.

% ¡Estás bien sabrosa, mamita…!.

Me decía mi chiquillo, mientras me perforaba el trasero:

% ¡Estás muy apretadita, mamita…!.

  • ¡Quédate quieto un ratito…, deja que me acostumbre a tu verga…!,

le dije, pero Javier, por su lado, él no se estaba quieto, y comenzó el mete y saca, estimulando mi sexo, mi cuerpo y entonces, Óscar también procedió al mete y saca.

¡No supe ni cómo nos acoplamos!; nadie le dijo nada al otro y cada quién llevaba sus movimientos, pero todos muy acoplados con el bombeo. Yo no sabía ni a cual disfrutaba yo más, si al de arriba o al de abajo, al de adelante o al de atrás, pero…, todos nos movíamos de manera acoplada, hasta que mi hijo comenzó por poner el desorden y se puso a eyacular en mi recto, en mis intestinos:

% ¡Aaaahhh…, mamita…, tan ricaaahhh…, mamáaaa…!,

y se quedó completamente estático, pero adentro de mí, que seguía sintiendo, ahora más fuertes las embestidas de Javi, que se empujaba con fuerza con sus caderas contra de mí. ¡Subía y bajaba su cadera!. ¡Vibraba con fuerza!, ¡le daba como un ataque!, ¡”la calambrina”!.

Yo no podía moverme muy bien, pues Óscar me tenía limitada, pero sentía la fricción del pene de Javi, al entrar, vibrar y salir, al golpetearme mi clítoris y producirme unas sensaciones que…, ¡no me pude aguantar!:

  • ¡Me vengo chiquitos…, me vengo, preciosos, me vengooo…!,

Y las contracciones de mi vagina, al momento de yo estarme viniendo, hicieron que Javi me lanzara su esperma, ¡hasta el fondo de mi rajadita!.

¡Qué cosa tan rica…, qué cosa más linda…, que cosa grandiosa…!.