Full Erótico

El mejor regalo de cumpleaños...

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Marcaba el reloj pocos minutos después de las 10 de la noche. Sin ambiente de música ni premisa de fiesta alguna. La fiesta había empezado a unos kilómetros de distancia pero sin la presencia de la agasajada. Antes de llegar al lugar de la celebración, debía recibir su primer regalo de la noche.

-       Que te apures te digo!!! Baja de una buena vez.

-       Tranquila, cual es tu prisa??? Siempre me dices que hay que llegar en demora para hacer la entrada de diva – decía la cumpleañera mientras bajaba las gradas –

En la sala la esperaba su amiga luciendo un vestido blanco cortísimo ceñido al cuerpo, resaltando su figura esbelta. La vio detenidamente con tanta fijación que trastabilló casi en los últimos peldaños de las gradas.

-       Como te vuelvas a vestir así… avísame para no romperme los huesos por mirarte.

Su comentario colocó un poco de rubor en las mejillas de su amiga quien esquivó su mirada para que ésta no lo notara. Aunque sabía que lo que menos veía en ese momento era su rostro. Ciertamente, hasta los ciegos podían recobrar la vista para observar su curvilíneo cuerpo prisionero en esas telas. Su escote recto cubriendo sus senos redondeados y firmes, tela que no disimulaba sus pezones erectos. Y tampoco la curvatura de sus glúteos. El tono blanco de su vestido contrastaba con el leve bronceado de su piel. Sus piernas definidas entalladas y sus pies arreglados en unos tacos igualmente blancos alto 12.

La vio de pies a cabeza, se tomó la molestia de desvestirla en su mente sin consentimiento de su amiga. Una mirada lasciva y otra más…

-       ¿qué haces? Deja de mirarme así. Estoy tan fuera de tu alcance y lo sabes… - sonrió con picardía mientras le extendía su mano dotada de una fineza y femeninos dedos – ven, tengo tu regalo…

-       Me darás mi regalo ya?????? Es lo que yo pienso? – se acercó a ella provocándola –

-       Sí, sí es lo que piensas… pero de otra manera… - colocó su mano abierta sobre su tórax para alejarla suavemente – ahí está tu regalo… - le señaló con su mano a un extremo de la sala.

Ahí estaba de pie, una chica alta vestida con una gabardina café de corte americano un poco arriba de sus rodillas. Su cabello suelto y desprendiendo de sus poros un aroma dulce casi hipnótico. Había mezclado sus sentidos con el aroma a playa y coco de la esencia de su amiga, produciendo en ella una inmesurable sensación de excitación casi inmediata.

En su mente no entendía a qué regalo se refería su amiga. Observaba a aquella mujer con semblante seductor y en su cabeza las ideas sexuales empezaron a ir de un lado a otro. – No creo que sea tan obvio – se dijo para sí.

Su amiga la tomó por la mano y la llevó hasta una silla colocada en el centro de la sala. Notaba como ella no la veía pues sus ojos estaban clavados en la chica que estaba frente a ellas. Sentía sus palpitaciones aceleradas al sostenerla por las muñecas. Sabía que se estaba excitando o que por lo menos la incertidumbre de lo que pasaría la tenía a merced de sus emociones. La sentó sobre la silla y la dejó ahí expectante. Ella se retiró unos metros para dejar que disfrutara de su regalo. Se sentó en un sofá detrás de ella.

La chica de la gabardina tomó el control remoto de la unidad de sonido y colocó una pista lenta y suave con la que empezó a descubrir sus hombros al ritmo de la música. – sí es lo que pensé… - repitió en su mente una y otra vez mientras sus ojos se clavaban en los labios carmesí de la chica y en su clavícula que cada vez se mostraba más a sus ojos.

Lentamente fue dejando caer su abrigo y descubrió su piel trigueña cubierta con un conjunto de encaje negro, llevaba unas franjas rojas bordeando la parte superior de su mini falda y los tirantes de su sostén. Los mismos listones rojos unían las copas de aquel sostén semi transparente.

Sentada en aquella silla, la cumpleañera  mojaba sus labios ante la presencia de aquella escultural mujer que bailaba seductoramente sólo para ella. La stripper se colocó dándole la espalda y apoyándose con sus manos sobre el piso, y con sus piernas abiertas  levantó su pomposa cola para ofrecerle un mejor panorama a la agasajada. Se puso de pie lentamente y continuó moviendo sus caderas. Se dio la vuelta y puso sus senos muy cerca del rostro de la cumpleañera, colocó el hilillo rojo que se desprendía de la base de su sostén, en su boca para que ésta lo desatara.

-       No, no, no… no uses las manos – dijo alejándose despacio para luego volverse a acercar esta vez hasta su oído – quiero que lo hagas con tu boca… - susurró para luego introducir su lengua en la oreja –

La cumpleañera obedeció nerviosa sintiendo como las manos de la stripper recorrían su cuello. Con los dientes haló el listón rojo y los pechos que sostenían dieron un leve brinco al deshacerse de la  prisión de tela. Uno de ellos dejó al descubierto uno de sus pezones. Observó como poco a poco iba poniéndose erecto al roce de la tela. Su boca se entreabrió y se imaginaba chupándolo… pero la stripper se le adelantó. Con su mano izquierda sostuvo su propio seno y acercó su boca a él. Con su lengua lo lamió hasta llegar al pezón.

En uno de los sofás estaba la chica del vestido blanco, impactada y visiblemente excitada por lo que estaba presenciando. Veía a su amiga en aquella silla sometida a lo que la stripper deseara y con cada movimiento de ella, su cuerpo vibraba de excitación. Intentaba ocultar su sentir. – No debí haberme quedado – decía en un comentario interno. Ver como su amiga se envolvía en cada actuar de la bailarina la estaba llevando al borde, disfrutaba verlas. Aunque consideró la opción de retirarse, no podía levantarse del sofá. El único movimiento  que hacía era para acomodarse cuando sentía que su vagina necesitaba algún tipo de rozamiento.

La stripper se percató de que ella disfrutaba de verla seduciendo a la cumpleañera. Le lanzaba miradas llenas de fuego y lujuria, cosa que encendía más a la chica que ahora, sin darse cuenta, había subido su minifalda blanca dejando descubierto su sexo cubierto por un hilo color piel. Su mano había empezado a acariciar sus propios muslos y se posaba en su sexo apretándolo por sobre el panty.

Las caricias se trasladaron también a su cuello y senos. Por momentos uno de sus dedos entraba a su boca entre abierta y le daba un chupetón o una mordida suave y larga. Había empezado a gemir despacio…

Las tres mujeres estaban excitadas y ensimismadas en su sentir pasional. Cuando la stripper vio la excitación de la chica del vestido blanco, sintió como su cuerpo empezaba a reaccionar cada vez más, su vagina se mojaba poco a poco y la adrenalina empezó a viajar dentro de ella con velocidad marcada por el palpitar de su corazón. Colocó las manos de la cumpleañera en sus piernas para dejarse acariciar. Desabrochó su falda de encaje negro y la dejó caer. Se sentó en las piernas de la agasajada quien la miró con cara de sorpresa al sentir la abundante humedad que mojaba su ropa.

-       ¿sientes eso? ¿sientes como estoy de mojada por ti? – preguntó la stripper viendo a los ojos a aquella chica que disfrutaba de un excelente regalo – Sabes…  me encantaría que me chuparas… todo…

Sus palabras fuertes y directas estaban calando hondo en la chica que bajo de ella, había empezado a acariciar los glúteos de la stripper.

-       Sé que es tu cumpleaños y yo soy tu regalo… pero hoy haré contigo lo que yo quiera.

Se puso en pie, rodeó a la chica que la perseguía con su vista expectante de lo que ocurriría. Tras de ella, la ató de manos a la silla con una venda de seda. La apretó lo necesario para que no se desatara pero sin lastimar sus manos. De rodillas se encontraba haciendo un nudo y mientras, chupaba cada uno de los dedos de la chica.

La amiga de la cumpleañera decidió levantarse e irse del lugar, en ella había una lucha constante entre quedarse o irse, se sentía excitada pero estaba en una posición en la que no se había visto jamás. Algo dentro de ella la hacia detenerse cuando ya estaba decidida a marcharse. Dispuso quedarse y únicamente ser espectadora. Acomodó su vestido, cruzó su pierna tratando de guardar la compostura. Aclaró su garganta casi imperceptiblemente y observó como la stripper continuaba con su baile sensual rozando su cuerpo al de su amiga.

Sintiéndose indefensa por tener sus manos atadas, la cumpleañera sólo tenía como opción dejarse llevar por lo que sucedía. La stripper colocó sus senos apoyados en la nuca de la chica mientras la recorría con sus manos. Mordió su oreja lentamente y con cierta fuerza haciendo que ella se quejara del dolor. De frente a ella se despojó de la única prenda que tenía en su cuerpo… su panty húmeda por su excitación. Desnuda se balanceaba de un lado a otro dejando que su piel brillara por la luz reflejada en ella. Tomó otra silla y sentada abrió sus piernas. Su sexo depilado se abría conforme sus piernas lo hacían. Dejó ver sus labios vaginales. Sus labios menores resaltaban en forma de una flor carnosa. Su humedad parecía el rocío bañando sus pétalos. Se antojaba abalanzarse a ella y apoderarse de todo su sexo.

-       ¿te gusta lo que ves? – preguntó para luego morder su labio inferior –

-       Desátame… anda, déjame sentirte – replicó la cumpleañera –

El servicio de la stripper no incluía un final feliz, únicamente era el baile. Pero aquella situación la envolvía en la sensación plena de placer y sexualidad.

-       No, te quedas ahí sólo viendo… pero… - dijo poniéndose de rodillas en el suelo y gateando hacia ella –

Se acercó a ella y desabrochó su jean sacándolo de su cuerpo con un poco de prisa. Sobre la tela de la blusa le acarició los senos ruborizando a la chica que luchaba por safarse ahora por la vergüenza que empezaba a sentir. La stripper sonrió al verla, abrió sus piernas y con su dedo índice recorrió el sexo de la cumpleañera tocándola de arriba abajo con su uña. Ese movimiento hizo saltar a la chica que ya olvidaba su pena y regresaba al punto de excitación.

Su amiga tras de ella, había empezado a excitarse más e hiciese lo que hiciese, estaba en un punto sin retorno. Disfrutaba verlas, le fascinaba esa sensación. Observó como la stripper acariciaba la piel de su amiga. Piel que ella deseaba tocar y que en más de una oportunidad pudo hacerlo, pero aun no aceptaba que lo que sentía por su amiga iba más allá de una simple amistad. Lo que sentía no eran celos, pero si una excitación sin control pues veía como se iba cumpliendo una de sus fantasías, ver a dos mujeres en una actitud desinhibidamente sexual.

-       Ahora viene tu verdadero regalo… - dijo la stripper mientras hacía a un lado la ropa interior de la chica –

Sin reparo, abrió más las piernas y colocó su cabeza entre ellas. Posó sus labios en su sexo y comenzó a juguetear con su lengua por sus labios en busca de su clítoris. La chica se retorcía sin creer lo que sucedía y de igual manera, su amiga en el sofá se veía impresionada por lo que ocurría. Ese no era el servicio por el que había pagado pero era más excitante y no la detuvo.

La stripper ahora se mojaba la boca con la humedad de la chica y conforme la escuchaba gemir, continuaba saboreándola. La recorría de abajo hacia arriba y al llegar a su ya inflamado clítoris, lo succionaba con pasión.

-       Te gusta que te chupe así? – le preguntaba mirándola lascivamente –

Sus manos la fueron desatando poco a poco. Luego la puso de pie para llevarla al sofá. Ahí, la sentó en el posabrazos dándole un leve empujón que hizo caer su espalda en la parte acolchonada y quedando sus piernas levantadas. Una de ellas quedó tocando el suelo y la otra muy arriba en la cabecera. Se colocó a un costado de ella para masajear sus senos. Los acariciaba desde su base hasta sus pezones, no quitaba su mirada del rostro de la chica quien empezaba a deshacerse de placer. Sin prisa pero sin pausa empezó a lamer su cadera llevando su lengua hasta su seno derecho. Lo chupeteaba tratando de dejarle una marca en su piel y luego se dirigía a su pezón succionándolo durante unos breves minutos e intercalándose de un seno a otro. Su uñas recorrían su abdomen y la yema de sus dedos masajeaban su clítoris lentamente.

En el otro extremo, la chica del vestido blanco quien ya se había convertido en toda una voyeurista, no tuvo más remedio que subir de nuevo su vestido y meter su mano entre su panty. Se sintió mojada… muy caliente y mojada. Empezó a rozar sus pliegues, labios vaginales y todo su contorno. Tenía una necesidad fatal por sentir un orgasmo pero quería disfrutar de cada momento. Se dejó caer de espaldas en el respaldo del sofá, subió una de sus piernas luciendo sus tacones blancos, para poder acariciarse mejor. Liberó sus senos de su vestido, ellos agradecidos se extendieron por sobre la tela y sus pezones levantados empezaron a contraerse cada vez más. Así lo denotaba la piel de su aureola achocolatada.

Su dedo índice subía y bajaba por su prepucio. La fricción aumentaba conforme los gemidos de su amiga y sus jadeos se intensificaban. Se movía más rápido ayudándose con su dedo medio. Su lubricación los bañaba totalmente, aumentó la velocidad y contrajo su vagina, apretó los dedos de sus pies y de pronto empezó a sentir como un orgasmo se hacía presente en cada célula de su cuerpo. No logró contener el grito que le produjo aquel orgasmo largo e intenso.

La stripper levantó su vista hacia la chica que estaba temblando en el sofá sin poder dejar de tocarse. Verla autosatisfaciéndose la hizo mojarse más. Aceleró el masaje que daba en el sexo de la chica haciéndola correrse poco a poco. Lentamente la incorporó mientras le besaba su cuello y sin soltar su sexo que ahora apretaba con su mano completa y buscando introducir en ella sus dedos. Con la mirada invitó a la chica del vestido blanco a unírseles. La chica dudó por un momento, era diferente ver a participar. Pero era la oportunidad que esperaba para poder estar íntimamente con su amiga sin culpabilidad alguna. Con esto, podía culpar a la excitación.

Se acercó a ellas. De pie frente a su amiga, llevó sus manos a ella para que la desvistiera.

-       Tu otro regalo es que me hagas tuya… - lucía segura y completamente decidida. –

Poco a poco su vestido blanco cayó al piso, con ella su ropa interior. Solamente se quedó con los tacones puestos y con ellos hacía a un lado las prendas que obstruían su paso hacia el cuerpo de la cumpleañera. Ésta se puso en pie, giró el cuerpo de la chica para poderla observar con detenimiento. Con su mano recorrió su nuca  bajando por su espalda hasta la curvatura de sus glúteos. En ellos se detuvo durante unos segundos, siempre había deseado esa parte del cuerpo de su amiga y ahora se permitía acariciárselo sin reparo. Besó sus hombros tiernamente, la rodeó con sus brazos y la recorrió  con la punta de sus temblorosos dedos. Su boca dejó salir lentamente su lengua para lamer su espalda. Bajó hasta la raya de sus glúteos, los besó, los mordió, los lamió. Con sus manos los apretujaba despacio. Ahora de rodillas, le indicó que se girara para quedar frente a ella. Su sexo quedaba unos centímetros arriba de su boca. Levantó sus manos hasta sus senos y mientras bajaba su cuerpo desde ellos hasta sus piernas, inhalaba el aroma a mujer que su sexo húmedo desprendía.

Se puso en pie, con los tacones puestos su amiga lucía unos centímetros más alta que ella. Se inclinó buscando su boca.

-       ¿puedo besarte? - Le dijo con sincera pena –

-       ¿Has besado casi todo mi cuerpo y me pides permiso para besar mi boca? Tómame, soy toda tuya. Has conmigo lo que se te venga en gana. – bajó un poco su cabeza y sintió como se unían sus alientos calientes hasta fundirse en un beso suave y húmedo. –

Ambos cuerpos desnudos se pegaban cada vez más. El calor del ambiente y por aquella inusual situación las hacía sudar. Transpiraban deliciosamente, una mezcla entre feromonas, sexo y perfume se mezclaba con cada roce.

La agasajada se acomodó en el sofá y colocó a su amiga dándole la espalda muy pegada a su cuerpo y sentada entre sus piernas. Así la acarició. Llevó sus manos hasta su cintura y bajó sus dedos en picada hasta su monte de venus. Ante esto, la chica abrió instintivamente las piernas facilitándole el paso. Cerraba sus ojos dejándose llevar por la sensación de aquellas manos tomándola poco a poco. Sentía como los dedos de su amiga abrían sus labios vaginales… de pronto, una sensación fría en su sexo la hizo agitarse más… era la boca de la stripper jugando con un trozo de hielo por sus pliegues. Se estremeció y con sus manos alzadas hacia atrás sostuvo la cabeza de su amiga apretándola cada vez que el hielo subía y bajaba. La stripper terminaba la acción succionando el clítoris de la chica. Bajó su lengua hasta la entrada de la vagina mientras la cumpleañera iniciaba un masaje con sus dedos en sus labios menores y mayores. La yema de sus dedos friccionaba aumentando la velocidad poco a poco. La stripper subió a sus senos y hundió su boca en sus pezones.

Se levantaron de esa posición para colocar a la chica que antes lucía un hermoso vestido blanco, recostada de espalda en el piso. Su amiga se encargaba ahora de trabajarla oralmente, de devorarla completa y sin reserva. Estaba apoyada en sus rodillas con sus piernas abiertas, por lo que la stripper aprovechó para colocarse bajo ella y comerse su sexo completamente inundado por semejante excitación. Mientras lo hacía, se autosatisfacía con una de sus manos. Las tres chicas se daban placer sin medida. Sus cuerpos explotaban y pedían más.

El primer orgasmo lo tuvo la stripper al tocarse y al sentir y escuchar como la agasajada estaba cediendo al placer que le estaba provocando. Ésta tuvo que detenerse un momento de su faena para poder gritar, pero la excitación de su amiga era tal que con sus manos apretó su cabeza contra su sexo para que no se detuviera. Con esta orden, empezó a devorarla con más fuerza y rapidez, haciendo presión sobre su clítoris con su lengua que viajaba arriba y abajo cada vez más rápido, produciéndole un delicioso orgasmo mucho más largo y más intenso que el que había sentido en el sofá mientras se autosatisfacía minutos antes.

La cumpleañera estaba a punto de explotar por lo que la stripper le hacía. Había cambiado de posición y ahora estaba de rodillas tras ella, pegando sus glúteos a su cuerpo y obligándola a sostenerse con sus manos en el piso mientras era embestida por los dedos de la stripper en el interior de su vagina. Su amiga no perdió tiempo y al ver esto. Se incorporó y colocó su cabeza entre las piernas de la cumpleañera para ayudar la tarea de la bailarina. Empezó a practicarle sexo oral con una proeza impresionante. Toda su boca se adueñaba de su clítoris, lo succionaba y lamía. Lo masajeaba con movimientos rápidos de su lengua. Sentir la boca de la chica y los dedos de la stripper dentro, la hicieron explotar casi de inmediato, corriéndose en la mano de aquella bailarina quien extrajo sus dedos para que su amiga la secara con su boca.

Con el cuerpo tembloroso y las energías agotadas, logró dejarse caer despacio en el piso.

-       Este es el mejor regalo de cumpleaños que me has podido dar… - dijo a su amiga que aún saboreaba la humedad de la chica -