Fuiste tú el que quisiste que fuera zorra
Compréndelo, cariño. Él no es dulce como tú. Él llega seguro de sí mismo, me dobla sobre el suelo a cuatro patas, me levanta la falda, me baja el sujetador para que mis tetas bailen y me penetra con furia, sin pedir permiso, sin ninguna complacencia. Le da igual.
Sabe que soy suya, que mi coño le pertenece y que nada más verlo u oírlo, mi coño rezuma líquidos por los muslos. Él lo sabe y no se anda con remilgos. Me trata como lo que soy; como su puta perra, como su zorra guarra, como su cerda más sumisa y complaciente.
Él me coge del pelo, tira para atrás y me folla sin piedad porque sabe que me corro con sólo notar en mi coño la punta de su polla. Y él lo sabe. Y tú también lo sabes porque fuiste tú el que casi suplicaste que fuera a trabajar sin bragas, que usara minifaldas y que dejara caer los lápices al suelo para agacharme a recogerlos cuando él estuviera cerca.
Yo sólo te dije que había un chico nuevo en la oficina que decían que estaba muy bueno. Y fuiste tú el que lo invitaste una noche a cenar a casa. Y el que luego, tras las copas, me animó a hacer un trío. Y el que luego, poco a poco, se fue apartando para dejarme sola con él en la cama. Y el que luego se limitaba a sentarse en un sofá para masturbarse mientras él me follaba. Fuiste tú el que le pidió que me llamara zorra, que me tratase como una puta. Y fuiste tú el que le diste la llave de nuestra casa para que viniera a follarme cuando le diera la gana. Y el que le compró la correa y el bozal para que me la pusiera al follarme y que no se le saliera, para que me follara mejor vamos y pudiera sentir mejor su polla.
Para que me sintiera más perra y más zorra, más puta sumisa arrastrada. Aunque he de decirte que para eso no me hace falta la correa, cariño. Pero ahora no te quejes si él se ha tomando algunas libertades y te obliga a servirnos las copas con un delantal de doncella francesa. Y a chuparle a él la polla para excitarlo y que me folle mejor. O el que hace gustoso de mamporrero. Fuiste tú el que comenzó todo esto y todavía quieres seguir y llegar a más, porque ahora dices que quieres que me preñe. Y él ha dicho que sí, que no hay problema. Y yo también lo quiero. Espero que luego no te arrepientas.