Fuiste mi debilidad V
¿Fue un error?
Un pequeño relato, Lamento no escribir más pero no tengo mucho tiempo por ahora, prometo escribir más desde ahora, gracias a quienes comentan, me dan más ganas de escribir con sus post.
Finalmente no pude aclarar mis ideas y terminé acabando todo, León era distante, es comprensible, ya apenas nos saludábamos, nada más de pasar las noches con él, por culpa José perdí a ese hombre que me hacía sentir única, querida, con quien podía sentir placer pero también ser una niña.
Llegué a su casa, me abre lentamente la puerta y sorprendido me observa de la cabeza a los pies.
-Hola José cómo estás?- Dije tratando de sonar tranquila
-Hola, no esperaba verte aquí pasa luego.
-Es algo breve y me voy.
-Adelante.- Dijo con una mirada algo extrañada de verme tanto tiempo después.
-Acabaste con todo lo que tuve, tú y tu maldita forma de ser me quitó a una gran persona, detesto como eres, pero más detesto que me convertí en ti.- Dije rápidamente y seria, sin levantar la voz.
-A que te refieres, llegas a decirme esto de la nada.-Me miró levantando un poco la voz.
-Jugaste conmigo, solo me tomabas en cuenta cuando tenias ganas de follar, eres un imbécil.- Dije levantando cada vez más la voz, no lo soportaba.
-Y tú eres una Puta.- Dijo mirándome a los ojos, en ese momento no podía sentir más rencor por él, sabía que nunca había sentido nada más por mí.
Lo miré fijamente me giré saliendo de la habitación no quise decir nada porque sabía que no valía la pena hacer algún esfuerzo por él, me sentí mal de pronto me tomó por la cadera me acercó y levantó mi mentón.
-Siempre lo serás.- Dijo mientras me soltaba suavemente.
Meses después de ese incidente que me hizo más odiarlo, necesitaba despejarme, Amanda me llevó a una fiesta de un primo de ella, fui e intenté pasarla bien, no trataba de dar pena, no es de mi agrado eso, comencé a bailar con Amanda bastante juntas ambas, muchos nos miraban, de seguro alguna fantasía tendrían, cosa que no cumpliríamos. Ya pasado unas horas, me armé de valor y llamé a León, sorpresivamente aceptó en salir conmigo, caminamos por el parque hasta el amanecer, lo invité a tomar como amigos un té, el insistió con ir a mi casa.
Cuando llegamos puse música algo que siempre había apreciado y que desataba en mi muchas emociones, de pronto todo se puso tenso, la mirada que tenía en mí, era como si me quisiera devorar, yo sabía que si avanzábamos más todo se iba a arruinar, se acercó a mí y me tomó la mano, la besó y la puso en su cuello, yo solo le acaricié y me alejé, me besó un hombro y me invitó a acercarme.
-Solo quiero despedirme.- Dijo sin dejar de mirarme y con uno de sus dedos recorrer mi mano.
-Te vas?.- Dije algo preocupada
- Te extrañaré.- Dijo serio
Me besó, me dejé llevar, fue sencillo sin apresurar ese momento.
-Vuelve.- Dijo
Lo miré tomé tu cabello con mis manos, puse mi cabeza en su pecho, y lo besé respondiéndole. Me sacó la ropa rápidamente, todo se volvió más rápido, me besó, recorrió mi cuerpo, le quité su camisa y sus pantalones, me tomó en brazos y yo lo rodee con mis piernas, sentía su miembro, yo besaba su cuello y el de pronto me penetró fuerte y cada vez aumentaba su potencia, sus labios estaban en mi pecho y yo me contraía rápidamente, mis senos se movían con cada embestida, puse mi cabeza en mi hombro y le di una pequeña mordida, susurraba en su oído, León me atacaba rápida pero placenteramente y yo perdía la razón, estuvimos así un momento hasta que ya no pudo más y se corrió, estaba exhausto, me besó y le correspondí, nos iba a guiar a la cama para dormir por última vez juntos, pero me dejó en el sofá y comenzó a jugar con mi coñito
-No te iba a dejar así.- Dijo y jugaba con uno de sus dedos en mí.
Se me hacía muy difícil poder controlarme, gritaba, y no podía dejar de tocar mis senos para producir aun más placer, aunque era tímidamente, no sabía cómo llegaba a ese punto de perder hasta esa pequeña vergüenza que sentía, me comía, me recorría y besaba, iba rápido, y luego más lento, ya había alcanzado el orgasmo, pero sentí su miembro en mí, se movía lento pero fuerte, sentía su miembro, yo me contraía y veía cada vez como le gustaba, me puse encima de él y me movía cambiando de ritmo, cada vez sentía que él ya no podía más, ambos estábamos agotados, pero aún luchábamos, me acerqué a besarlo, puse mis manos en su pecho y me moví más rápido yo no podía parar de gemir, cuando nos corrimos mi mano arañó su pecho, y le dejé un rasguño, una marca.
Nos fuimos acostar, nos besamos un momento y luego nos dormimos. Ese sentimiento de amor, placer, algo de odio, pero a la vez protección de ambos hizo que fuera maravilloso, al siguiente día él se fue, pero volverá en unas semanas, creo que lo esperaré con muchas ganas y León deberá esperar también.