Fuiste mi debilidad IV
Catalina y León, continúan juntos, pero habrá desaparecido por completo el fantasma de Catalina? Catalina podrá afrontar lo que se viene?
Abrí la puerta y era él, porque estaba ahí, entró se acercó a mí, y me susurró “eres mía”, se alejó diciendo un te amo al aire. Desperté agitada, me costaba respirar, sentí un cuerpo acercarse al mío, me tomó la mano
-Cata, pasa algo.- Dijo León con una voz que demostraba su preocupación.
-Fue un mal sueño.- Lo besé suavemente
Me abrazó y al rato él se durmió, se giró y pude ver en su espalda muchas heridas, no sabía si las había causado yo o qué, quedé un poco preocupada no podía apagar mi cerebro, quería dormir un par de horas más para luego ir donde Amanda. Porqué aun aparecía en mis sueños, no entendía por qué pasaba no pensaba en el en todo el día pero aun así sí aparecía cuando dormía.
Al día siguiente León me fue a dejar donde me iba a reunir con Amanda
-Amanda cómo estás?
-Algo preocupada por ti.-dijo seria
-Como si no hemos hablado nada
-Sí, solo era una broma.- dijo riendo
-Pero en verdad… si me pasa algo.- le comencé a contar mi historia con José y León, se notaba confundida al no saber quién era León y como lo había conocido, eso realmente no importaba si no el hecho que yo deseaba estar con él, y dejar a mi fantasma.
-Amiga, José te trato mal, pero deberías hablar con él.
Solo me mantuve en silencio y luego de un momento solo pude decirle.
-Necesito un abrazo.- bajé la mirada y puse mi cabeza en su hombro, estaba destrozándome esa situación.
Meses después en un viaje con León tuve el valor de comentarle mi sueño, se enfadó un poco lo pude notar ya que no hablamos en todo el viaje hasta su casa en la playa, estacionó su auto me hizo entrar a la casa y dejo mis cosas en su habitación mientras, las suyas en otra. Salió a la terraza sin decirme nada, me senté en el sillón hundiendo mi cabeza en mis piernas, tomé aire y salí hacia donde estaba él, sentía mi estómago apretado al no tener una respuesta, mi corazón latía fuerte y mi garganta tenía un gran nudo:
-Perdón.- Dije apenas con una voz que escuchara, él tomó mi mano y la besó, pude ver la pena que sentía.
-No importa, se que se te hará difícil todo, debo entenderlo.- Sabía que no lo hacía.
-León, no reprimas lo que sientes.- dije mirando sus ojos
-Quiero golpear a ese hijo de puta, te hirió, te marcó, siento celos de él, por cómo llega a ti de un momento a otro, he tratado de ganarme tu cariño pero, en lo único que piensas es en él, he aguantado mucho en este tiempo, no sé si podré.- podía sentir que estaba enojado, angustiado y extrañado igual que yo por su reacción.
-Sí pienso en ti, por algo estoy aquí contigo.- me limité a decir, y me fui a mi habitación, pude ver como León en un gesto de odio hacia él y todo lo que había pasado tomó su cabeza y la sacudió. Ese maldito recuerdo acababa con todo y quizás lo único bueno que tenía, a las 2 AM pude sentir que la otra habitación se cerraba, solo en ese momento mi corazón se calmó y pude dormir algo más tranquila.
Al día siguiente fui a tomar una ducha, al salir estaba él sentado en el sofá me acerqué y le dí un beso de buenos días, se quedó mirando mi cuerpo pero dejó que me fuera a poner algo, me estaba vistiendo, y tocó la puerta, conversamos sobre lo que paso esa noche y nos dimos cuenta que no habíamos reaccionado bien, pero que necesitábamos calmarnos, me besó y no sé cómo pero yo terminé encima de él, los besos cada vez habrían una puerta que no íbamos a poder cerrar
-Debería terminar de vestirme León.- dije entre besos cortos
-Déjame levantarme.- se puso de pie y salió de la casa con rumbo al auto.
Me vestí y fuimos a comer donde unos amigos, luego todos nos fuimos a la playa, me quité la ropa para quedar en bikini y me puse a tomar sol, ya que le temo un poco al mar, León noto que no tenía intención alguna de ir al mar y me invitó a que fuéramos a la orilla, ya en ese lugar me levantó y avanzó conmigo hacia adentro, tenía mucho miedo, pero estuvo conmigo en todo ese momento, al salir me cubrió con una toalla y nos dirigimos de vuelta a su casa.
Al llegar colgué la toalla en una percha y lo vi un unas gotitas de agua en su cabello que me encantaron, me acerqué a su cuerpo y mis manos fueron directo a su cuello y luego su cabello, me gustó jugar con él hasta que se acabaron podía sentir que lo disfrutaba no podía evitar sonreír, sacudí la arena que aun quedaba en su cuerpo y nos despedimos para ducharnos, me encantaban esos pequeños momentos en los que ambos podíamos ser niños y jugar, más amaba si las cosas se volvían más subidas de tono y mejor si acabábamos olvidando a el mundo entero y solo existíamos los dos.
Fui a su habitación en ropa interior a buscar una frazada había olvidado que había pasado frio la noche anterior, pude notar cómo me observaba con tanto deseo, se giro para subir el cierre de sus pantalones, podía notar que comenzaba a reaccionar, me giré para irme del lugar cuando siento que me toman por la cintura y besan mi cuello, no pude evitar soltar un pequeño gemido en el instante en que su boca lamia y quemaba con sus besos mi cuello, una de sus manos tocaba mi abdomen y la otra me apretaba contra él
-Quieres jugar León. —Dije con una voz entre cortada
-No, quiero volverte loca.- Dijo ronco y sin dejar de tocar mi cuerpo.
Me giré y nos comenzamos a besar, el empezó a desabrochar mi sostén y tocaba mis pechos muy ligeramente, pasó su lengua desde mi cuello a uno de mis pechos y se quedó jugueteando ahí, con su mano se acercó a mis bragas y las rosaba por encima. Me estaba encantando, una de mis manos se acercó a su bóxer y empecé a acariciarlo, nos recostamos en el suelo y él seguía jugando con mi coño su boca recorría mi cuerpo, y sus manos se adentraban en mí, yo no podía hilar nada en mi mente, mi piel se erizaba cuando volvía a mis pechos, y se detenía ahí.
-Vas a perder.- dijo mirándome
-Creí que habías dicho que no era un juego.- dije desafiante.
Comenzó a bajar besó por última vez mi pecho que me encantaba, llegó a mi coñito y se detuvo ahí, yo estaba nerviosa y a la vez agitada, comenzó a pasar su lengua y luego uno de sus dedos hizo un poco más de espacio, dios como me gustaba, no podía abrir mis ojos ni menos mirarlo, mis ojos solo veían el techo, empezó a dar unos besitos, pero de pronto y súbitamente su lengua empezó a recorrerme más rápido, yo no paraba de gemir, no podía responder a nada más que a su estimulo en esa zona, empezó una vez más esta vez se detuvo en mi clítoris jugó con él, y luego de nuevo comenzó a hacerlo más rápido, ya no pude más, grité como loca, mi espalda se arqueó sentía que me quemaba.
-León, no puedo más.- dije apenas
-Tranquila no hay mas guerra para ti, recupérate.- besó mi frente
Me tomó en brazos y me acostó desnuda debajo de las sábanas y frazadas, me miró por un momento y me dijo
-Me encanta verte así, exhausta por todo lo que sentiste.
-Si me volviste loca.- ya me dormía y apenas respondía.
-Te amo Cata.- dijo acercándose a mi oído y besando mi mejilla.
Sentí una puntada en el corazón, no puedo descifrar que es y cómo afectará todo.