Fuiste mi debilidad III

Catalina intenta continuar con su nueva vida, y León es parte de ella

Estando con León todo había cambiado, me agradaba nuestros juguitos, aunque muchas veces sentía que quería ir más allá él me respetaba y no me iba a presionar.

Me gustaba nuestra “relación” si se podía llamar así esperábamos que no muchos lo notaran, a veces me perdía en clases pensando en cómo había logrado todo eso en mí, León y su poder, su poder de hacerme olvidar a José, su poder de hacerme reír y mantener mi cabeza ocupada, su manera de Besar, Dios!

Me reencontré con Amanda luego de muchos meses en cuanto la ví la abracé fuerte y por mucho tiempo

-Te extrañaba Amanda

-Catita! Yo también!

-Tengo que contarte algo

-Nada hasta que yo te lo diga primero.

-Está bien

-Primero vamos a comprar algo y luego a tu departamento

-Vamos

Me sentía tan feliz de verla otra vez, había huido descaradamente de todos, para no tropezar con la misma piedra otra vez. Llegamos a mi casa me puse unos pantalones cortos y una polerita ajustada de tirantes, hacía calor pero ante todo quería estar cómoda para hablar por horas con mi amiga, tal vez la única que tenía.

-Me gusta, es tan tú, las sillas, la decoración, y ese radio antiguo seguro la compraste a pesar de lo caro que son estas cosas.

-Sí – la miré y reí, me mordí el labio cuando recordé que León me la regaló hace unos días, sonreí de solo pensar en él.

-Toma te lo manda tu hermano

-Gracias, espero que no te lo hayas agarrado mientras no estaba ahí

-Estúpida, ni loca

Pasaron las horas y yo quería contarle sobre Leo, lo feliz que me hacía su compañía.

-Te buscan

-Quién.- Pregunté extrañada y miré a la puerta rápidamente.

-No tonta, allá, José te ha buscado desde que desapareciste. – Dijo seria y mirándome fijamente

-No… no… no creo, no juegues conmigo.- No podía evitar sentirme mal, recordarlo, imaginarlo en nuestra despedida cuando me dejó como un paño usado, me descompuse. No quería que Amanda preguntara levanté mi cabeza y esperé a que continuara.

-Es enserio, desapareciste y me pregunto donde habías ido, no le dije nada porque bueno no me diste instrucciones, no te contactó?

-No.- Solo pensé que tal vez el sí sentía algo por mí, por algo me buscó.

-Ya me voy, es mejor mañana nos vemos te quiero.- Se despidió con un beso

Me fui a mi cama, si todas las noches León era lo último que pensaba, hoy iba a marcharse, José se apoderó de mi cabeza nuestros encuentros, si bien el nunca me engañó, lo nuestro era monótono, salíamos a su casa o a la mía y lo hacíamos, el siempre el macho dominante encima tomando las riendas y yo, satisfaciendo lo que él quería, cerré mis ojos me acurruqué en la cama me tapé con una frazada y vibra mi Iphone:

-Cata, espero verte mañana, te extraño.

Lo puse en el velador, y no evité pensar y quizás reconocer que utilizaba a León como una excusa para olvidarlo, sacudí mi cabeza, me tomé el pelo y me dispuse a dormir

Al día siguiente, me levanté me duché me hice en sándwich tomé los lentes de León, mi bolso, guardé las cosas, mientras me ponía una polera negra de tirantes y encima un chalequito delgado, unos pitillos y vans tome mi pelo, no quería que nada me molestara luego de esa mención de Amanda.

Bajé y lo primero que veo es a León, le di un abrazo el me besó y nos fuimos a la U, no lo vi en todo el día y también lo evitaba, seguía pensando en que lo estaba utilizando, ya nos íbamos y le di un suave beso en los labios.

-Que pasa.

-Nada León

-Puedo quedarme contigo hoy.- dijo tímidamente

-Ok.- Tal vez así tenía tiempo para aclararme con respecto a él.

Abrí la puerta, me quité el chalequito, la zapatillas y los calcetines y fui a la cocina, miré hacia donde podía estar León y no lo vi me acerqué al baño y sentí que me levantaban su brazo me rodeaba y el otro me quitaba de las manos las cosas de la cocina, me dejó en el suelo y me giré, me sonrió se dio media vuelta y fue a dejar las cosas a la cocina se acercó me tomó en brazos, lo rodee con mis piernas y puse mi cabeza en su hombro, sabía que me llevaba a la cama, pero sabía que no me haría algo, me recostó en la cama y besó mis labios, el estaba encima, se recostó un poco sobre mí y pude sentir una erección potente que se apretaba contra mi cuerpo, sentí un leve cosquilleo y mis manos se fueron a su cabello, sonrió y se alejó de mí

-Me harás perder el poco control que tengo Cata.

-Está bien.- lo besé y dejé que de a poco se levantara, se estaba reincorporando para ir a la cocina cuando lo tomé de sus pantalones, mi mano casi rosaba su miembro lo miré directamente a sus ojos y lo acerqué fuerte a mí.

-Tal vez deberías perderlo.- Dije suavemente pero segura.

Se acercó a mi me besó apasionadamente

-TOTALMENTE SEGURA?

A cambio lo besé suavemente cerca de sus labios que me encantaban.

-Sí- Mordí mi labio.

Me comenzó a quitar la polera y luego bajó a mis pantalones bajó el cierre y me los sacó, tocó por encima de la ropa interior mi coño y eso hizo que ahogara un grito que quería salir, me desvistió por completo pero siempre con cuidado, marcaba mi cuerpo con sus besos, se detuvo en mi abdomen mientras yo lo despeinaba, mi respiración de a poco cambiaba, se detuvo se quitó su ropa y pude ver su abdomen trabajado y su GRAN miembro erecto, empezó a Lamer mis pechos con cuidado, sin herirme, me encantaba, luego me besó en los labios y yo no pude evitar sonreír

-Me encanta tu sabor.- Dijo ronco mientras bajaba hacia mis piernas

-No… Lo hagas.- Mi voz era entre autoritaria y deseo a la vez.

-Como digas.- Se limitó a decir

Tomé su polla y lo comencé a masturbar sentía que respiraba cada vez más rápido, su cabeza se iba hacia atrás y me miraba como si fuera una tortura para él, no sé de dónde sacó un condón que ya cubría su miembro y se acercó a mi entrada sin antes lamer uno de sus dedos y rozar mi clítoris, no aguanté gemir mi espalda se arqueó y puse mis manos en su cuello.

-León, hazlo.- Le susurré

Me miró y poco a poco se abrió paso, me dolía nunca había tenido en mi una polla como esa, me encantaba que fuera cuidadoso y que buscara que yo también sintiera placer, ya dentro mío sus embestidas eran poderosas ambos empezamos a agitarnos, yo lo acariciaba y él me besaba de vez en cuando, me quitó el cabello de la cara, y me besó, en ese mismo momento aumentó el ritmo, sus besos ahogaban mis gritos me beso uno de mis pechos y volvió a mi boca, me miraba a los ojos en todas las embestidas yo no podía mantener mis ojos totalmente abiertos, me giró y él se puso debajo, yo iba a manejarlo?, comencé a moverme y a tener un ritmo constante el puso una de sus manos en mi culo y la otra en mi espalda, ya no podía más empecé a moverme más rápido y ambos gemíamos sin parar me acerqué a su cuerpo y ya no pudimos más ambos llegamos al orgasmo, apenas respirábamos, sacó su miembro de mí, yo me recosté en su pecho y lo bese, ambos sudábamos, ambos estábamos cansados.

-Iré a botar el condón.-

Se levantó, me puse mi polera que estaba a metros de la cama, y bragas, se acercó a mí y me levanto de la cama para acostarse me miró con el ceño fruncido

-No dormirás desnuda?

-No, es peligroso.-lo miré y sonreí.

-Puedo yo?

-Sí, claro solo abrázame tengo frio.

-Ven.- me besó tiernamente y me mantuvo contra su pecho.

Me gustaba que estuviéramos los dos acostados sin nada que molestara, ya me dormía porque León me acariciaba el cabello, lo besé me acomodé apegándome más a su cuerpo.

-Buenas noches amor.

Solo pude dibujar una sonrisa en mi rostro y acaricie su torso. Creo que nunca había tenido una noche tan buena como esa.