Fuiste mi Debilidad II

Catalina continua con ese juego que no sabe si resultará bien o mal.

Es la continuación, recien comienzo a escribir, espero que sea de su agrado, saludos.

Mientras me besaba me sentía idiota intentando convencerme de que podía ser verdad que él me amaba, pero no, en el fondo y me partía el corazón saber que no era así, aún así continué, me quitó la ropa, solo quedé con ropa interior

-Me encanta tu cuerpo

Sí, era lo único que te “encanta” de mí, no yo como persona

-Espérame ya vengo

Fue se quitó la ropa torpemente, y tomó un condón lo puso en su miembro y se acercó a mí, me besó mientras lentamente me penetraba, yo gemía, mi respiración se acortaba, rodee su torso con mis brazos y comencé a arañarle su espalda, el gemía y aumentaba el ritmo. Sí me daba placer y perdía el control con sus embestidas y mientras lamía mis pechos, quería herirlo, mis uñas se hundían en su cuerpo.

-Joder, me vuelves loco

Quitó su polla de mi un momento me observó y se lanzó a mordisquear mis pezones, yo solo gemía, me dolía un poco pero me gustaba esa sensación.

-Siempre vas a ser mía Catalina, siempre

En ese momento lo aparté de mí, me sentía mal, no sabía por qué estaba con él es un imbécil. Me miró extrañado y continuó, su polla no era muy grande, pero aun así cumplía su propósito, besé su cuello recordando cómo le gustaba, mis intentos era inútiles.

-José te quiero susurré

-Sí, sí, yo también

-José…

Aumentó su ritmo y se corrió, solo se preocupó de él, me dejó a medias, me besó la frente y luego los labios, se alejó se puso sus bóxers, yo me fui a duchar, al salí vi una nota de él:

“Catalina como me encantas, espero verte en un tiempo, te quiero, me vuelves loco”

Solo tomé el papel lo lance por la ventana, me puse ropa interior, cambié las sabanas de la cama. Tomé mi taza y me preparé un café, me fui a sentar en la terraza mi cabeza decía, eres su puta, nada más su puta. Tenía un gran nudo en la garganta, fui al notebook lo encendí y comencé a buscar mi nueva vida, mi futuro. Hace 6 meses que ya no sé de él


En mi nueva vida,  me reencontré con mis amigos de colegio de cuando teníamos 13, fue bueno y me sacó un poco de esa nube de oscuridad en la que estaba, conocí a nuevas personas y sobretodo tenía un departamento con una gran vista de la cuidad, mi vida mejoraba en muchos ámbitos, iba a comenzar a estudiar en la U, fue ahí cuando lo conocí, León, era alto, blanco, sus ojos eran azules y su pelo negro, su pelo bastante corto a los lado pero hacia arriba con un estilo rocabilly sus lentes ray ban y su cuerpo que realmente estaba trabajado, lo miré bastante tiempo, luego de ordenar mi horario y eso me fui a una cafetería, estaba escribiendo y de pronto miro hacia el lado y veo unas zapatillas a mi lado, subo la mirada y era él.

-Hola, me llamo León, Estabas en la Universidad hoy cierto?

-Sí- Dije temblorosa y tímidamente

-Cómo te llamas

-Catalina y tú?

-León, creo que ya te había dicho no?

-Ay sí, perdón que torpe soy. –Reí nerviosa

  • Te pusiste roja.- Rió

-Lo siento- tomé un sorbo de café y me levanté, me iba a ir, cuando tomó mi brazo y me dijo suavemente

-Toma mis lentes ví que te agradaron.

-Oh gracias, pero no puedo aceptarlos, no quiero que pierdas tu estilo

-Mira hagamos algo, yo te doy mis lentes y tú tu número

Me sonrojé, el se sentó en la mesita y me senté totalmente aturdida, le di mi número de teléfono y continuamos hablando por mucho tiempo.

A la semana habíamos hablado bastante por whatsapp y nos habíamos vuelto amigos, nada más pensaba yo no puedes ser una idiota como con José, pasábamos bastante tiempo juntos estábamos en la misma sede y nos íbamos a caminar por ahí con un grupo de amigos, salíamos de noche e incluso llegábamos a quedarnos en la casa del otro, pero sin que nada pasara, lo consideraba mi gran amigo, podía vestirme como un niño y el se reía de mí diciendo que era su amigo.


Una tarde salí de mi edificio y lo encontré abajo, me sonrió y caminamos juntos hasta la plaza.

-Cata mírame- Dijo ronco y serio

-Leo, que quieres lo miré enojada, pero no podía.- Miré sus ojos y si estaba serio

-Cata enserio mírame.- me tomó un dedo de la mano.

-Ok.- me senté como indio y lo miré fijamente

-Que escondes?- Me miró serio, me congelé un frio recorrió mi espalda y llegó directo a mi corazón.

-No… no es bueno saberlo… dejémoslo así- Miré a otro lado.

-Dime, ya somos bastante unidos y eres mi gran amiga.- dijo serio y seguro

-Te arrepentirás de  saber esto de mí.

Le comencé a contar todo sobre José y yo, el escuchó atentamente y tomó mi mano en signo de confianza, continué, no le dije que me quería solo para follar, traté de ser sutil y le dije que teníamos “remembers”, el asintió y cuando vio que iba a soltar una lágrima y mi voz se volvía un hilo, me puso sus lentes y me sonrió, sentí la calidez de mi amigo, el quería conocerme no me iba a herir, terminé de contarle aquello y le dije que tuve que huir de él, porque me hacía daño, me hería no poder hacer las cosas bien, se acercó a mí me miró

-Cata, no pienses más en ese estúpido, eres buena, solo fuiste débil, deberías estar sonriendo y riendo por siempre

-Leo, no seas así si sabes ahora que no soy buena… y…

En ese momento me besó dulcemente, puramente, nunca había sentido un beso así, José no era así era bruto, directo, sexo, o nada, nada de romanticismos, su misión: Cojer.

No sé porqué pero levemente sonrió, yo lo sentí y reí un poco, lo miré, me besó otra vez.

-No podía ser solo uno.

-Idiota

Me acercó a él, puso sus manos en mi torso y me abrazó su mano recorría con cariño mi espalda, yo metí mis manos por entre su chaqueta y su polera, me besó la frente y luego suavemente en los labios, puse mi cabeza en su pecho y él me acariciaba el cabello,

-Sabia que eras dulce, sabía que no eras tan fría.

-Yo no sabía que te gustaba.- Besó mi cabello y me apretó suavemente

-Soy un buen actor.

Solo reí y me senté más cerca de él reí un poco, lo miré, y me di cuenta que León me hacía olvidar a el imbécil de José.