Fui testigo oculto de la primera orgía de mi novia

Mi novia tuvo su primera orgía mientras yo era testigo bajo su cama.

Ésta es una nota corta. Necesito vaciar lo que traigo en la cabeza. Me está corroyendo las entrañas. Me está matando. Lo escribiré, lo dejaré allí unos días y pararé de pensar en ello. Luego volveré y lo analizaré con la cabeza fría. Tal vez la perdone. Tal vez me una más a ella. Yo no sabía que mi novia me plantearía un dilema de ésta magnitud.

Nunca hay nadie en su casa cuando ella vuelve del colegio. Su padre trabaja hasta tarde y su madre siempre está en la casa de la abuela. Espera a que Alicia –así se llama mi novia- la alcance allá. Vive a tres calles.

Yo salí de mi oficina un poco antes de lo normal y me dirigí a su casa. Tengo llave, ella me la dio para ocasiones como ésta, ¡bueno!; como la que yo planeaba. Como lo esperaba, llegué antes que ella. Entré en su recámara y me desnudé. Unos quince minutos después la oí llegar, pero no venía sola. La acompañaba una amiga de la escuela. Se dirigían exacto a su recámara. Su guardarropa tiene unas campanillas, así que no me pude ocultar allí y opte por meterme bajo la cama, desnudo. Ambas entraron y mi novia le dijo a su amiga que necesitaba ducharse. Se quitó la ropa y se fue a la ducha. La amiga se acostó sobre la cama. Yo no podía creerlo. Alicia siempre había sido muy cuidadosa con nuestra intimidad, así que bajo ninguna circunstancia podía ser descubierto. La amiga se llamaba Raquel. Después de un minuto la cama comenzó a sonar de manera inusual y lo primero que vi caer fueron los zapatos de Raquel. Luego sus medias, su blusa, su falda, sus sostén y finalmente sus bragas.

Creo que la chica se estaba masturbando, porque gemía de manera muy provocativa, aunque a un volumen bajo. Finalmente mi novia salió de la ducha. Se detuvo frente a la cama y exclamó: -¡Raquel, no!. No era en serio, todo era broma.- Pero Raquel se levantó de inmediato y fue por ella. –No seas tímida. No era un juego y tu lo sabes.- Mi novia se resistió un poco, pero después vi que sus pies se quedaron juntos, una frente a la otra. Se hizo un silencio y luego las dos se acercaron a la cama. Mi novia todavía se resistía, pero Raquel la envolvía con halagos y seguramente con caricias. Calló la toalla. Desde donde yo estaba solo podía ver al nivel del suelo y unos centímetros hacia arriba. Raquel le dijo entonces: -Tal como dijiste que te gustaría tu primera vez, estoy bañada en sudor. Disfrútame.- Mi novia hacía sus últimos intentos desganados por resistirse -¡Raquel! De verdad, era un juego…- pero Raquel se encargaba de callar su boca colmándola de besos, podía oírlas claramente. Mi erección, que había comenzado desde que Raquel estaba sola en la cama, no había cejado.

Repentinamente la puerta de la casa se abrió y yo pensé que todo se iba al caño. <<!Su madre! ¡estamos perdidos!>>. Alicia brincó de la cama para vestirse, pero Raquel la alcanzó de inmediato: -¡Cálmate! ¡cálmate! Todo está bajo control. Son dos amigos. Dejé abierto tras de ti para que pasaran- Apenas dicho esto y los dos tipos entraron en la habitación. Uno traía zapatos de vestir y el otro deportivos. No pude ver más. Me invadió una oleada de rabia y estuve a punto de salir de mi escondite, pero al mismo tiempo tuve la sensación de que mi pene se endurecía como nunca. El calor que me asaltó era más de lo que nunca hubiera imaginado y la excitación aun más. La ropa de los dos tipos calló al suelo de inmediato y mi Alicia no hablaba, ni para bien, ni para mal. Se subieron a la cama y Raquel reinició: -Bueno amiga, aquí está tu fantasía, te vamos a coger entre los tres.- No oí el "no" que hubiera querido oír. Aunque no estoy seguro que eso era lo que quería en ese momento. Decidí quedarme allí abajo y ser testigo oculto de la primer orgía de mi novia.

Lo que siguió fue una carnicería. La oí gemir y gritar como loca. Por lo que decían, se que uno de ellos, al que llamaban Sergio, la penetraba a gatas, mientras ella devoraba el pene del otro, que se llamaba Esteban, luego la acostaron boca arriba, y casi estoy seguro que mientras Esteban la traspasaba, Sergio estaba sentado junto a ella ofreciéndole su miembro. Raquel estuvo muy activa, besándola por todas partes. Mencionó varias veces lo delicioso del clítoris de mi amada y también lo terso de sus pezones. Ambas cosas ciertas.

La lujuria se fue apoderando de mí, y aunque la rabia nunca me abandonó, descubrí una sensación más poderosa al mezclarla con la intensa pasión que me desbordaba. Cuando mi novia se vino, yo me masturbaba bajo su cama y me vine también. No tardaron en venirse los demás, y después en abandonar la habitación. Raquel sabía que la madre de mi Alicia vendría a buscarla si ella no llegaba a la casa de la abuela. Fui el último en abandonar la escena del crimen.

Desde entonces no duermo, y no tengo hambre. No se si la odio, o la deseo más. Hace tres días que me busca y no le he contestado. Necesito resolver mi propio laberinto, antes de meterme en el de ella.