Fui infiel casi darme cuenta
Lo esperaba al marido de mi amiga para ir a una reunión de trabajo y cuando llegó preferimos "trabajar" en casa.
Había quedado con Raúl que pasaría a buscarme para la situación de ese cliente al que le había caído la inspección de impositiva.
Llegué con el tiempo justo a casa para bañarme antes de que pasara a buscarme.
Justo cuando salía de la ducha sonó el timbre y para no hacerlo esperar me puse una toalla alrededor y salí corriendo a abrir la puerta.
Fui vestida así porque tengo confianza con él. Es el marido de mi amiga Ali y muy compinche de mi esposo. Hace mucho que veraneamos juntos y nos hemos visto mutuamente los cuatro en ropa interior sin que nuestras hormonas reaccionaran.
Lo invité a pasar y le dije que se sirviera algo mientras me vestía. Se disculpó por haber venido unos minutos antes y salí corriendo hacia mi cuarto.
Me pareció que me miraba distinto a otras veces pero le resté importancia. Debía ser porque estaba tapada apenas con la toalla y todo hombre se perturba un poco cuando ve a una mujer así aunque sea su amiga.
Me puse la ropa interior y volví al baño a secarme el pelo cuando de repente sentí los brazos de Raúl alrededor de mi cintura y sus labios besándome mi cuello.
Cuando quise murmurar palabra me hizo callar con un chistido y no supe qué hacer, no reaccionaba o mejor dicho sí, porque sin darme cuenta le estaba desabrochando la camisa.
Raúl es un hombre atractivo no lo voy a negar pero hasta ahora lo veía simplemente como el marido de mi amiga, como mi amigo también y no como un amante.
No se lo que me sucedió.
Enseguida estábamos estábamos desnudos en la cama y me ató las manos a la cabecera con una corbata de mi marido que había por ahí. También me cubrió los ojos con un pañuelo.
Dijo que regresaba en un instante y me dejó atada, vendada y caliente, esperando su regreso.
De pronto lo oigo entrar y empiezo a sentir algo en mi pecho. Parece viscoso y huele a dulce. Recorre mi cuerpo con esa sustancia hasta llegar a mi vulva. Me abre las piernas y cubre mi sexo con ese líquido.
Ahora se dedica a lamer el camino que hizo y me siento desfallecer.
Chupa mis pechos y eso hace que mis pezones se pongan durísimos y erguidos. Sigue bajando y a cada lamida más caliente me pone.
Llega al ombligo y con la lengua recoge todo lo que había ahí derramado.
Nunca me había sentido así.
Finalmente llega hasta mi concha y sin más preámbulo empieza a lamer ese líquido que había derramado. Yo me sentía en la gloria.
Jugaba con mi clítoris, mordía mis labios vaginales suavemente e introducía su lengua en mi interior.
Justo cuando me estaba acercando al orgasmo paró.
Se separó de mí por unos instantes y cuando volví a sentir su tacto fue cuando me destapó los ojos.
Enfrente de mi cara estaba su verga erecta. La metió en mi boca que no opuso resistencia y fue cuando pude saborear la sustancia pegajosa. ¡Era miel!
Estaba a punto de acabar cuando la sacó de mi boca y se dispuso a metérmela en la concha.
Lo hizo despacio, queriendo sentir cada centímetro de mi interior. Empezó a entrar y salir, entrar y salir, de una forma muy especial que me hacía vivir en la gloria. Nunca me había pasado con mi marido.
Tocaba mis tetas y pellizcaba mis pezones.
Estaba muy excitada y para sentirlo más adentro le rodeé la cintura con mis piernas y él empujó hasta lo más profundo de mí.
Finalmente llegamos los dos al orgasmo y para mí había sido uno de los más intensos que había tenido en muchos años. Fue lo mejor que pasé en mucho tiempo, no se si sería porque con mi esposo ya lo hacíamos en forma tan rutinaria que había perdido la noción de esta inmensa sensación que ahora tenía.
Después de quedarnos un rato juntos nos vestimos y fuimos a ver al cliente que nos estaba esperando.
Fue algo sorpresivo lo que pasó y no voy a decir que no me gustó, todo lo contrario. La pasé muy bien y él también, según me contó luego.
Dijo que respetaba tanto a su mujer como a mi marido pero que tenía esa fantasía de tener sexo conmigo desde hacía ya bastante tiempo y creyó que ésta era la oportunidad.
Quedamos de acuerdo en ocultar todo y no repetir la experiencia, aunque no se si no lo volveremos hacer. Lo quiero mucho a mi esposo pero la pasé muy bien con Raúl.
Fui infiel casi sin darme cuenta y no me siento mal por ello. No me explico el por qué.
Piru