Fui desvirgada por mi padre para poder tener novio

De cómo mi padre me desvirgó para poder tener novio, conseguir placer y no dejarlo en mal con los otros machos del pueblo...

Hola a todos. Quiero compartirles mi historia. Sucedió hace unos cuantos años, cuando mi padre me dejó por fin tener novio, luego de desvirgarme deliciosamente para que yo pudiera gozar a lo grande y no lo hiciera quedar mal al darle placer a los demás machos pesqueros de la región.

Yo crecí en un pequeño pueblo pesquero de las costas del Pacífico. Un pueblito que, aunque bello, con paisajes exuberantes y un calor (bastante favorecedor para mis tempranos furores vaginales) era a decir verdad, muy aburrido.

A mis 14 años no había demasiado que hacer para divertirse. Mi vida transcurría entre cumplir con las labores propias de casa (mi madre había muerto dos años atrás y debí ocuparme de mantener en orden la casa y atender a mi padre), estudiar la tediosa secundaria, salir por las tardes a ver los lancheros llegar y si acaso, nadar un poco a las orillas del mar antes del anochecer. Mi aburrimiento crecía, al mismo tiempo que los cambios en mi cuerpo hacían crecer también mis ganas de experimentar cosas diferentes, cosas que tenían que ver con el sexo, con los machos y con las constantes cosquillitas en mi pucha, cosquillas que yo aliviaba frenéticamente varias veces al día, a veces frotando mi clítoris, otras metiéndome uno o dos dedos en la vagina y –lo que disfrutaba más!- haciendo uso de una que otra zanahoria que escogía cuidadosamente en el mercado cuando iba por las compras de la semana.

Si bien disfrutaba las tardes a solas con mis juegos sexuales, estos ya no me eran suficientes…creo que fui lo que dicen "una niña bastante precoz". Veía a los pescadores llegar a puerto, esos pescadores grandes, enormes de cuerpo a comparación con el mío, bastante menudo y frágil. Pescadores rudos, viejos, curtidos por el sol y el mar, morenísimos y fuertes, hombres de verdad, hombres que como mi padre, se enfrentaban día a día con el mar y que seguro con sus grandes vergas y su evidente rudeza, sabrían llenar de placer y orgasmos a cualquier mujer dispuesta, ahora con más razón a una chiquilla primeriza y de pucha caliente como yo

Poco a poco, entre masturbadas magistrales y el imaginarme esas vergas portentosas, quise saber lo que era tener un macho entre mis piernas. El solo pensarlo, estuviera donde estuviera, me hacía mojar mis pequeños calzoncitos blancos, y dejarlos tan húmedos que muchas veces debía lavarlos inmediatamente si no quería que mi padre se enterara como mojaba ya la puchita virgen de su hija única.

Decidí entonces tener novio, solo que había un pequeño problema: los pocos chicos del pueblo eran bastante feos y sosos para mí; yo creo que todavía ni se la jalaban, mucho menos pensar en que podrían satisfacer a una mujer. Yo necesitaba un hombre, un hombre que mi padre no me permitiría tener por ser tan "niña" aún, aunque yo no creía serlo tanto: Mi cuerpo era delgado y bien formado, pequeño, sí, pues no llegaba al 1.60 m de altura, pero aún así era bastante proporcionado. Mis tetas morenas y firmes comenzaban a despuntar, y mis pezones casi negros ofrecerían un chupete perfecto para cualquier macho que quisiera prenderse de ellos. Mi cintura pequeña enmarcaba mis ya torneadas caderas, y mis nalgas un tanto velluditas se presentaban redondas y apetecibles. Mi conchita (como salida del mar, je,je,je) emanaba ya un olor a hembra cuando se bañaba de sudor, y estaba recubierta de suaves pelillos negros ensortijados. Aquí no se acostumbra que las costeñas nos rasuremos la pucha, a los hombres les gusta lo "natural", es sexy, creo, es como una cuestión más animal

En fin, que estaba en plena calentura, muy urgida de un macho que me inaugurara y que las posibilidades eran pocas…pero yo no quería conformarme más con una zanahoria!!! (Ni con los otros vegetales con los que también experimenté para apagar mi fuego..)

Un anoche, después de pensarlo mucho, me decidí: por fin le diría a mi padre que me diera permiso para tener novio; ya vería yo cómo arreglármelas para no terminar con un escuincle torpe de secundaria.

Papá llegó por fin. Estaba cansado pero a fin de cuentas, era un hombre fuerte: entrado en los cuarenta, sus músculos eran ejercitados por el arduo trabajo diario de la pesca. Moreno como yo, quemado más aún por el sol, se veía muy entero todavía, muy entero por muchos años más; con todo lo necesario para tener las mujeres que quisiera en el pueblo pues no le iba mal con la pesca y de niña recuerdo haberlo visto una vez desnudo, ahí constaté que podía hacer feliz a cualquier hembra: Ese día se secaba después de asearse en la pileta y pude ver la enorme verga que le colgaba entre las piernas. Yo nunca había visto una verga y me quedé como hipnotizada viéndolo (yo creo que desde ahí les agarré el gusto) y como era pequeña, mi padre no le dio demasiada importancia al asunto y solo dijo: "sácate chamaca, que estás chica para ver un hombre!"

Mi padre por cogerse putas, a veces no llega a casa, sin embargo, nunca quiso casarse de nuevo, le quedaba claro que después de mi madre, la única mujer que sería la señora de la casa sería yo, aunque no se si tuviera claro hasta que grado lo sería

Al llegar mi padre, sucio y bañado en sudor, se acostó en nuestra hamaca como siempre, se quitó los huaraches y yo le llevé sus cervezas frías…me convenía en ese entonces que estuviera cómodo y lo más relajado posible para que accediera a mi petición.

¿Ora qué te traes tu que andas tan acomedida, hija? Hasta la cerveza me tienes lista

Es que te quiero mucho papá, y también quiero pedirte algo….

¡Ya salió el peine! Con que no sea eso que creo que andas queriendo insinuarme desde hace días….Ya te dije que no estás lista pa tener hombre!

¡Pero papá!

¡Pero nada! Estás todavía muy chamaca para eso, además me tienes que atender a mí y seguro que si anduvieras metida con machos, hasta panzona me sales y yo no estoy para mantener escuincles ajenos. ¡Tú tienes que cuidar la casa! Me decía papá ya bebiendo la segunda cerveza…el calor y su entrenada garganta parecían estar a mi favor….

Te juro que si me dejas tener novio no descuido la casa ni salgo con cría… es que me aburro mucho, papá

¿Te aburres? Pues no parece…sobre todo cuando desde el cuarto se oyen esos pujiditos tuyos…esos que pegas cuando te escondes ahí con el mandado… Ja,ja,ja!!!! Rió estruendosamente salpicando cerveza de su boca.

Yo en ese momento, sentí como un calor me recorría el cuerpo, solo cerré los ojos y me quise morir de la vergüenza… Cuando abrí los ojos, el seguía tomando, miraba mi cuerpo de manera extraña y un enorme bulto se asomaba de su pantalón de manta.

¿Qué, no me vas a contar que haces cuando te encierras ahí solita? A lo mejor así me animo a darte permiso. Calló y casi desnudándome con la mirada, después de un rato me dijo: A lo mejor si es cierto, a lo mejor ya andas necesitando saber qué es un macho… Sus ojos seguían clavados en mis pezones, que con la plática y lo caliente de la situación, estaban tan erectos que casi podían romper esa zona de mi vestidito blanco…ni la pena logró evitar que mis calzones se mojaran tanto, que un hilillo de mis jugos se escapara por entre mis piernas.

Mi padre, un macho experto en coger con cualquier puta, sabía reconocer bien las respuestas físicas de una mujer tan caliente como yo.

Si ya veo que no estás tan niña… a ver, déjame verte mejor, date una vuelta para verificar

Yo obediente y muda, me di la vuelta para que mi padre observara bien mi culo. Oí el ruido de la hamaca y de pronto me quedé inmóvil: las manos de mi padre apretaban mis nalgas fuertemente! El, bufaba cerca de mí y un olorcillo a alcohol me hacía saber que eso era real, que por fin tenía sobre mi cuerpo las manos ásperas de un hombre, ¡un macho de verdad como el que siempre había soñado!!

Sí….si ya tienes un buen culo bien paradito…cómo no lo noté antes? Te gusta que te lo toque, verdad? A ver, voltéate para que podamos estar mejor. Ahora, quítate el vestido, quiero verte toda

Sin dudarlo ni un momento me quité el vestido y al igual que mis calzones, lo dejé caer al suelo. El bebía más cerveza. En cuento tuvo mis tetas a su alcance, las tomó con fuerza y empezó a mamarlas, a morderlas fuertemente. Ay!!!! Grité en una mezcla de dolor y placer. Temblaba al contacto de sus manos. El rió y dijo: "tranquila, ya te acostumbrarás…si quieres tener macho, yo voy a entrenarte…creo que tengo derecho, no? por ningún motivo quiero que me dejes en ridículo con los hombres del pueblo. Primero te la meto yo, aprendes cómo, y luego ya veremos…"

Siguió dándome besos con su boca rasposa por la barba medio crecida, mientras me metía un dedo en la panocha, humedecida ya a más no poder. Yo gemía y me deleitaba en su aliento a alcohol, y movía mi cadera al ritmo de su dedo, mientras que con mi mano, lo invitaba a meter otro dedo más.

Vaya si eres putita!!!! Nada que ver esto con tus zanahoritas, no? Resoplaba y su toque se volvía más salvaje. "Ahora tócame la verga" y tomó mi mano para ponerla sobre su enorme tranca.

Apenas la toqué, él hábilmente ya había bajado su pantalón hasta los tobillos. Por primera vez la vi de cerca, por fin la tenía en mis manos… Su verga era enorme!! Mucho más de lo que creí. Erecta crecía muchísimo: al tomarla a dos manos salía todavía parte de su tronco y su cabeza. Era gorda también y para ese punto ya estaba durísima. Realmente se antojaba. Era una enorme verga casi negra, venosa, palpitante y con un pellejo que al correrlo, revelaba una cabeza como en punta, rojiza y lista para ser mamada.

Abre bien la boca. (Dijo) Y yo simplemente obedecí abriendo la boca lo más grande que pude, preparándome para comerme ese enorme tolete. Si fuera necesario, lo metería hasta la garganta

De entrada, solo metí en mi boca su enorme cabeza y la succioné, saboreando ese juguito transparente que ya lubricaba. Afortunadamente papá llegó temprano! No me hubiera gustado que una putona cualquiera del pueblo me hubiera robado ese placer, y la futura lechita que más tarde, papá me regalaría sin duda alguna.

Estuve jugueteando así un rato, hasta que papá bajó mi cabeza con sus manos y de un solo empujón consiguió que me tragara por completo toda su caña. Mis ojos se llenaron de lágrimas y sentí que me ahogaba, pero papá no me permitía sacarla, hasta que poco a poco me acostumbré a la sensación. El me decía cómo respirar y qué hacer. Así, estuve un largo rato, chupando, lamiendo, mamando, succionándosela toda. Yo no quería despegarme de ese delicioso pedazo de carne, pero papá decidió que ya era momento de más; así que me acostó en el suelo y abrió mis piernas. Con sus gruesos dedos, abrió la entrada de mi puchita que tenía un color rosa intenso y un olor que invitaba a ser montada por primera vez. Revisó rápidamente con sus ojos y dijo: -"Con todo y tus juegos, sigues bastante cerradita, pero eso te va a durar poco tiempo, mijita". El se acercó a mi pucha, la olió profundamente y clavó su boca de lleno en mi clítoris, llenándome de un profundo goce. Mi cuerpo se retorcía y mis gemidos se volvieron poco a poco verdaderos gritos de placer. No importaba, nuestra pequeña casa estaba muy retirada de las casas vecinas y aunque no lo estuviera, no nos hubiera importado a ninguno de los dos. Ahí tuve mi primer orgasmo con mi padre, con este hombre que un día me dio vida y hoy me daba el más grande de los placeres.

El no se separó de mí, y cuando mi cuerpo apenas se relajaba lentamente, prosiguió a clavarme su lengua en la entrada de mi concha. La clavo por mucho tiempo, lubricándola con su baba y con mis propios jugos que salían tanto, que hasta mojaban la tierra en la que estaba recostada. De vez en cuando, rozaba también con su lengua la entrada de mi culo y metía la punta de su dedo en mi ano virginal, que no aflojaba fácilmente, aprisionándole el dedo con toda la fuerza de su esfínter. Yo no podía creerlo. Era la puta más perfecta, la nueva puta de mi padre!

No se cuanto tiempo pasó pero mi padre creyó que ya había sido suficiente. –"Ya te la voy a clavar", dijo. -"Ponte de a cuatro, como si fueras una perra caliente…como la perra caliente que ya eres. Te voy a montar como te mereces putita, ya verás."

Sí, ya no aguanto! Haré lo que quieras, papá. Métemela, métemela toda! Le pedí, le rogué casi mientras me ponía a cuatro patas.

Apenas me puse en cuatro, mi padre abrió mis nalgas con sus manos. Quería tener todo el panorama de mi ano y de mi pucha para el solo; y dada mi excesiva lubricación no esperó para metérmela de un solo golpe. No consideró nada, ni siquiera que era mi primera vez y simplemente me la clavó hasta el fondo. Yo grité de dolor y de placer, las lágrimas salían de mis ojos y corrían por mis mejillas. No nunca creí que sería capaz de comerme algo tan grande, que mi pequeña pucha pudiera albergar un tolete tan descomunal!

Inmediatamente empezó un mete y saca profundo, rabioso. Sus manos se aferraban primero a mis nalgas y después a mis caderas. A veces tiraba también de mis coletas, que para ese entonces, se encontraban llenas de tierra por la revolcada anterior. En un momento, sacó de mi toda su verga mojada y la metió de nuevo en mi concha de un solo golpe, para repetir cuatro o cinco veces seguidas la misma operación. Yo creí que me desmayaría! No podía soportar tanto placer junto, y mis gritos parecían excitarlo más.

-Aghhhh!!!!!, aghhhh!!! Qué rica verga tienes papá, es lo más rico que he probado en mi vida! No dejes de cogerme, métemela duro, así, así papi, dame más, por favor!!!!!

Y casi de inmediato, tuve un nuevo orgasmo. "Es hora de que yo también me venga, solo que quiero ver tu cara cuando vacíe mi leche dentro de ti." Y me recostó de nuevo en el suelo, abriendo mis piernas y separándolas hasta la altura de mis caderas. Mi pucha estaba completamente expuesta, tan roja y abierta, que se podía ver un gran agujero que conducía a mi interior. Entonces mi padre me penetró de nuevo y clavó su lengua en mi boca; y yo solo atiné a aferrar mi boca a la suya, mientras proseguíamos acoplándonos a tan delicioso mete y saca.

Luego se soltó de mi boca y se incorporó, quedando casi hincado frente a mí y aceleró entonces su embestida, clavándome su dura verga cada vez más fuerte, para poder vaciarse adentro por completo.

-Ya viene, ya viene!!! Me voy a correr ahora!!!!! Y en una poderosa explosión y entre profundos gemidos, bañó mis entrañas con chorros de una tibia y deliciosa leche de macho. No sé como no salí preñada esa vez!!!

Cuando por fin sacó su verga, todo el cuerpo me dolía y un espeso semen blanquecino escapaba de mi hinchada pucha recién desvirgada. Como pude me incorporé a medias para alcanzar con mis labios su palo todavía erecto y poder darle así las últimas mamadas de la noche y dejársela bien limpia en muestra de placer y profundo agradecimiento.

Cuando me levanté del piso, sucia y temblorosa, mi padre me dio un último beso brusco en la boca y cerró nuestro primer encuentro con una fuerte nalgada, diciendo: "Pues ya tuviste lo que querías… y yo también. Ya estuvo bueno por esta noche, tendremos tiempo para practicar. De los novios ya veremos, primero te gradúas como mi mujer. Ahora, vete a la cocina, que tengo hambre. Dijiste que no descuidarías tus obligaciones, no? Pues a atender a tu padre, que ahora también será tu macho!"

Y se recostó de nuevo en su hamaca para seguir bebiendo cerveza, en lo que yo preparaba la cena de los dos. Esta fue la primera vez con mi padre, la primera de muchas otras que siguieron. Como prometió, me dejó lista para cualquier hombre del pueblo y les juro que nunca dejé en mal su nombre, ningún macho pesquero se quejó jamás de mi forma de coger...

Años después, salí del pueblo y me eduqué. Tuve muchos hombres, como hasta ahora, pero ninguno tan macho y con una verga tan deliciosa como la de mi padre. Han pasado algunos años y mi padre ya es un tanto mayor, aunque sigue siendo aquél hombre fuerte que diariamente, sale a enfrentarse con el mar. Lo extraño… Y hoy, al escribir esta historia, lo extraño más y estoy como en aquellos tiempos: completamente mojada y anhelando macho. Creo que terminando aquí llamaré a la aerolínea…compraré un ticket para visitarlo…Hace tanto que no lo hago!!!!! Aprovecharé para hacer memorias con él, para visitar a los pescadores del pueblo y desde luego, para volver a probar esa enorme y deliciosa verga que hasta la fecha, sigue siendo mi gran locura y mi pasión.

Hipussycat.