Fuga en casa de mi cuñada

Mi cuñada me pide un favor y acabo metiéndome de lleno en el mundo de sus pantys...

PRIMERA PARTE

El otro día me llama mi ex-cuñada diciéndome que tiene una pequeña fuga de agua en el baño, que si me podía pasar a echarle un vistazo. Siempre me ha dado mucho morbo verla en su casa, porque cuando todavía salía con su hermana, me solía fijar en ella de reojo. Alguna vez en su casa, cayó alguna paja en su cuarto de baño, aprovechando que se entretenía a hablar con mi ex-novia, mientras yo me entretenía con alguna de sus braguitas usadas en el baño...

Me seguía pidiendo favores, y a mi me apetecía mucho ir de nuevo a su casa, tanto ella como su marido me guardaban gran aprecio y conectábamos muy bien. Le dije que me pasaría ese mismo día, y así lo hice. Para mi sorpresa me abrió la puerta y me dijo que estaba sola, su marido estaba de viaje, lo primero que me fijé fué en que llevaba tan sólo una camiseta larga blanca que hacía de vestido de andar por casa. Al acercarme para darle dos besos entré en contacto con sus pechos y le toqué la cadera, lo cual ya me puso en guardia...

Ella me llevó al cuarto de baño, y me enseño la fuga. Salía un poco de agua, no parecía muy importante. Me dijo que me dejaba sólo, que ella estaría haciendo la comida. Yo me puse manos a la obra, pero estaba muy excitado, por lo que no podía concentrarme. Necesitaba hacerme una paja, para relajarme. Pensé en utilizar unos pantys que sobresalían en el cesto de la ropa sucia, como hacía tiempo, pero opté por algo más arriesgado. Llamé a mi ex-cuñada y le pedí que tapase con el dedo el orificio, mientras yo cerraba la llave de paso. Ella se estiró para llegar al rincón, al fondo de la bañera, y con ello me puso el culo en pompa. Descubrí que llevaba unas braguitas rosas muy sexys, y me dispuse a llevar a cabo mi plan muy rápido. Entonces le dije que iba a buscar la llave de paso, y cuando lo hice, abrí más en vez de cerrar, por lo que empezó a salir más agua, y oí como gritaba por la sorpresa.

Le dije que aguantase, que estaba en ello, y me asomé sigilosamente al baño, y lo que ví me puso a mil. Allí estaba ella, completamente mojada, con la camiseta transparentando completamente lo que resultó ser un body rosa tipo bañador pero más sexy. Me bajé el pantalón rápidamente y mi pene se puso recto de inmediato. Ella me llamaba, y yo trataba de acelerar la paja para acabar antes de que se volviese, mientras analizaba su entrepierna, notando su vulva perfectamente marcada bajo la braga. Pero justo cuando estaba a punto de correrme, se volvió y me pilló totalmente, masturbándome detrás de ella...

SEGUNDA PARTE

Mi cuñada me acababa de pillar masturbándome detrás de ella, y por un momento tuve la intención de salir corriendo, pero ella me miró con malicia, y me dijo que si necesitaba descargar, que adelante. Eso me puso aún más caliente, y me fué imposible contener una corrida que le salpicó las piernas e incluso la braga rosa. No podía creerme que tuviese tanta suerte, y a la vez lamentaba no poder follármela allí mismo.

Después de eso, me echó del baño, se dió una ducha y luego me dijo que me duchase antes de que volviese su marido. Yo obedecí, y cuando salí de la ducha, al ir a buscar mi ropa, descubrí que no estaba. Entonces me acerqué a su habitación y sólo ví unos pantys de fantasía sobre la cama. Ella me dijo desde algún rincón de la casa: "vamos cuñado, póntelos, y no me digas que no te gustan".

La verdad es que obedecí sin pensarlo, y me puse los pantys. Eran de esos que imitan a las medias, y me gustó lo suaves que eran. Entonces ella entró, con unos pantys parecidos a los míos, de fantasía, rosas, y subiéndose encima mío, me ató las muñecas a la cama. Inmediatamente se me puso dura de nuevo, llevaba un sujetador rosa y me rozó con su melena. Entonces se me sentó en el pecho, colocándome el rombo de sus pantys en la boca, y me puse a comerme su vulva. Llevaba años deseando hacer eso, y estaba muy caliente, pude sentir sus flujos tras la lycra. Entonces, mientras la acariciaba las piernas, sentí unas piernas rozarse contra las mías, también enfundadas en pantys, y unas manos que no eran las de mi cuñada me empezaron a acariciar, mientras me comía su entrepierna, deseando romper el rombo de lycra y adentrarme entre sus labios...