Fuera de Juego (8)
Una visita inesperada: Alex se siente confundido ¿cómo puede ser posible que se preocupe tanto por un simple compañero de equipo, ¿está enamorado? Adolescentes, fútbol y mucho sexo.
Fuera de Juego
Capitulo 8: Una visita inesperada
Alex recorrió el vestuario con la mirada antes de dejar caer la toalla que cubría la parte inferior de su cuerpo. Caminó desganado hasta las duchas para después Sentir cómo las gotas de agua recorrían su piel. Había sido un día horrible, Borja seguía sin aparecer y esto, por alguna extraña razón, le afectaba. Sin apenas fuerzas, recostó la cabeza contra la pared mientras el agua seguía corriendo libremente por su cuerpo. Entonces sintió como unas manos cálidas lo rodeaban despacio. Alex se giró para ver a quién pertenecían aquellas manos.
- ¿Daniel? -exclamó- ¿Qué haces aquí?
Su amigo aparecía ante él desnudo y con una sonrisa que le llegaba de oreja a oreja.
- Estaba esperándote -dijo a la vez que ponía una de sus manos sobre su hombro- Te vi muy decaído en el entrenamiento de hoy y pensé que necesitabas mi ayuda. Así que, aquí estoy. Confiésate.
Daniel se situó en la ducha contigua a la del capitán y dejó que el agua empapara su melena rubia. Intentaba mirar a Alex a los ojos, pero inevitablemente su mirada resbalaba por la anatomía del chico perfecto llegando a parar a su entrepierna donde su verga mojada saltaba de un lado al otro al compás de sus movimientos. Daniel había visto a Alex desnudo un millón de veces, pero mientras más contemplaba su desnudes más imposible le parecía que algún día pudiese llegar a ser suyo. Lo deseaba en silencio, un silencio que algunas veces era imposible de soportar.
Cuando estaba junto a su amigo sus pensamientos eran siempre los mismos: "Si tan sólo pudiera besarlo", "Me encantaría ser más que su amigo". Sentía un amor incontrolable hacia Alex pero si le daba rienda suelta a este amor podría incluso perder a su amigo, y ese era un precio que Daniel no estaba dispuesto a pagar.
En vista de que Alex seguía callado insistió:
- Venga, dime qué te pasa. ¿Problemas en casa? ¿problemas con alguna chica? Puedes contarme lo que quieras.
Daniel se acercó tanto a Alex que sus pollas casi pudieron rozarse, aún así el capitán no dijo ni una sola palabra. Cansado de esperar una respuesta, Daniel se dio la vuelta y fue a por su ropa. Alex le siguió y ambos se cambiaron en silencio. Cuando estuvieron vestidos, Daniel le hizo una propuesta.
- El sábado. Tú, yo y unos cuantos chupitos. Me contarás lo que te pasa por las buenas o por las malas. No se te ocurra faltar.
La disposición de su amigo por ayudarle le alagó tanto que no pudo declinar su invitación, ya tendría tiempo para inventarse alguna escusa con tal de no acudir.
--Al día siguiente--
Alex se miró una vez más en el espejo antes de salir de su habitación. No intentaba saber si estaba bien peinado, ni si su ropa combinaba a la perfección, lo que intentaba era ensayar un discurso con el que abordar a su subordinando. Sus palabras debían ser claras y tajantes, a la vez que ocultaran sus verdaderos sentimientos. Respiró hondo por ultima vez y salió camino a casa de Borja.
Aquellos nervios eran algo nuevo para él. Pero, ¿por qué estar nervioso? Al fin y al cabo Borja no era más que uno de sus compañeros de equipo, bueno ni siquiera eso, era un simple aspirante. Alguien insignificante. Alguien que no valía nada pero que en esos momentos significaba demasiado para él. Y es que podría parecer raro pero en muy poco tiempo habían vivido muchas experiencias juntos. Lo que comenzó como un masaje en las duchas había acabado con un beso.
Como capitán del equipo de fútbol Alex tenía acceso a toda la información de sus subordinados, así que no le fue difícil encontrar los datos de Borja. Lo que de verdad le parecía difícil era el hecho de presentarse en la casa del muchacho, ¿qué le diría? ¿cómo le explicaría que no puede dejar de pensar en él?
Después de tomar un bus y caminar varios minutos, Alex llegó a la casa de Borja. Era un edificio corriente y desgastado, pero él no estaba ahí para fijarse en que condiciones vivía su "amigo" Le costó decidirse a tocar el timbre pero tras hacerlo una voz femenina le respondió casi de inmediato.
¿Sí? -respondió una mujer al otro lado de la linea.
Hola -ambos se quedaron en silencio- ¿Está Borja?
¿Quién... quién le busca? -contestó la mujer extrañada.
Un amigo de...
Alex no tuvo tiempo de acabar la frase, la mujer en cuestión había abierto la puerta tras escucharlo. Él por su parte no le dio importancia a este hecho. Se introdujo en el rellano del edificio y tomó las escaleras a pesar de que Borja vivía en el cuarto piso. Al llegar a la casa la mujer de antes lo estaba esperando en la puerta con una enorme sonrisa en la cara, junto a ella había un hombre de mediana edad con gafas para leer y un suéter de color naranja. Eran los padres de Borja.
¡Bienvenido! -soltó la madre a la vez que abrazaba al muchacho. Tanta amabilidad le sorprendió- Soy Ana y este es mi esposo, Victor. ¿En serio has venido a ver a Borja?
Por supuesto -se apresuró a contestar Victor para callar a su mujer. A diferencia de ella, él se había percatado de que su pregunta había incomodado al recién llegado- ¿Y tú eres..?
Alex, soy el capitán del equipo de fútbol.
.- Pasa, pasa...
Los padres de Borja arrastraron al muchacho hasta el salón, un habitáculo estrecho y mal iluminado. Ana se preocupó porque su improvisado invitado se sintiera como en casa trayéndole galletas y zumo de melocotón. Los nervios del muchacho desparecieron con la amabilidad de sus huéspedes.
- Eres un chico muy apuesto -dijo Ana- Seguro que todas las chicas se mueren por ti.
"Y algunos chicos" pensó Alex para sus adentros.
- No imagina que los amigos de Borja fueran tan guapos. Por qué tú eres su amigo, ¿no?
Alex no sabía responder y mucho menos por qué la madre de Borja insistía en si eran amigos o no. Ni si quiera él sabía si lo eran. Al parecer su visita había hecho sangrar viejas heridas.
Aunque los padres de Borja eran agradables Alex no quiso perder más el tiempo hablando con ellos y les preguntó por su hijo, que al fin y al cabo era a quien había ido a ver. Ana le comentó que Borja había salido a por unas cosas y que no tardaría en volver. Esperar le parecía muy pesado, por suerte Borja no tardó en entrar por la puerta:
- Ya llegué. Lo traje todo, excepto las...
Borja se quedó paralizado al ver como junto a sus padres se encontraba su idolatrado Alex. ¿Qué hacía él ahí? ¿A caso ni su casa se escapaba del poder del capitán del equipo? Por su parte Alex se puso de pie para recibir a su "anfitrión" e intentó esbozar una sonrisa. Ante aquel silencio incomodo la madre de Borja decidió romper el hielo y acercar un poco más a los tímidos muchachos.
- Este chico ha venido a verte, dijo que te conocía del equipo de fútbol.
Borja lo tomó de la mano y le indicó el camino hasta su habitación, lugar donde podrían hablar a gusto. Una vez dentro de la habitación Borja cerró la puerta con seguro para que nadie pudiese interrumpirlos. Alex fue el primero en hablar:
Te pido disculpas por haber venido hasta tu casa sin pedirte permiso. Estoy muy preocupado por ti, llevas más de una semana sin asistir a los entrenamientos. ¿Qué te pasa?
No es asunto tuyo.
Sí lo es. Se supone que estás en mi equipo. Debo interesarme por lo que te pasa. Puedes contármelo. Ya te he ayudado en el pasado.
La verdad es que Alex tenía razón, fue precisamente él quien lo había liberado de las garras de Mario la ultima vez. ¿A caso eso significaba que podía confiar en él? De ninguna manera, pero Borja no se podía permitir el lujo de no responder a las insistentes preguntas del capitán.
Estuve enfermo -mintió- No tienes de que preocuparte.
¿En serio?
Sí, eso es todo. Volveré al instituto dentro de poco.
¡Que bien! -dijo Alex con tanta emoción que se sintió avergonzado- Habrá que celebrarlo. Mañana iré con Daniel a tomar algo, puedes venir si quieres.
Borja no pudo rechazar la oferta del apuesto muchacho aunque Daniel no fuese santo de su devoción. Aún así le resultaba extraño que Alex lo tratase como a un igual, muchas cosas habían cambiado desde el día que durmió en su casa. Ya no era el chico de los masajes, ahora simplemente era "Borja", un colega como cualquier otro.
Ambos se despidieron cordialmente y acordaron quedar en un pub muy conocido junto a Daniel. Borja acompañó a Alex hasta la puerta y pudo ver como sus ojos reflejaban la profunda alegría que había en su corazón. Los chicos se despidieron con un abrazo.
Alex descendió las escaleras mucho más tranquilo de lo que las había subido. La tranquilidad que le aportaba el saber a Borja sano y salvo hizo que la sonrisa que llevaba en su cara no despareciera hasta que al llegar a la parte baja vio a la madre de Borja.
- Quería hablar contigo -dijo la madre de Borja.
Alex se detuvo para escuchar lo que tenía que decirle.
- Quiero agradecerte que hayas venido a ver a mi hijo. Él no es muy de hacer amigos y cuando los hace suelen acabar traicionándolo. En su ultimo instituto Borja no se sintió muy a gusto y tuvo que dejarlo por cómo lo trataron sus compañeros Te pido que por favor no dejes que nadie le haga daño esta vez.
Ambos se miraron durante unos segundos en silencio. Hasta que Alex le respondió con un sonoro y comprometido:
- Lo haré.
¡Hola a todos! Siento con el corazón no poder escribir pero estoy muy ocupado. Publico este capitulo como la primera parte de lo que sucederá en el otro que prometo será un poco más profundo que los anteriores y en el que trataré un tema que conozco por experiencia propia, el acoso escolar. A veces ser diferente no sienta bien a los demás.
Espero que os haya gustado el capitulo, podéis votarlo y comentar lo que queráis. Podeis escribirme a polaco-89@hotmail.es
--Lollipop16--