Fuera de Juego (6)

Borja despierta desnudo en la cama de Alex, al recordar lo que sucedió la noche anterior tendrá que tomar una importante decisión. Por otro lado, Luis y Daniel descubren los placeres del sexo gay con desconocidos. Adolescentes, fútbol y mucho sexo.

Fuera de Juego

Capitulo 6: El día después

Borja abrió los ojos poco a poco. Aún estaba un poco adormecido y la cabeza le daba vueltas. Como pudo, empezó a inspeccionar el lugar en el que se encontraba. Obviamente aquella no era su habitación. Las paredes estaban pintadas de un azul celeste que hacía juego con la manta que en esos momentos lo cubría. Borja se percató que aquella manta era todo lo que llevaba puesto.

Mientras se recuperaba, empezó a recordar la noche anterior. Recordaba como Mario restregaba su cuerpo contra el suyo sin que éste pudiese hacer nada para evitarlo, recordaba su lengua recorriéndole el cuello, el tacto frío de sus manos, el olor a productos de la limpieza que tenía el almacén en el que se encontraban... Lo recordaba casi todo, incluso las partes más oscuras.

Borja consiguió girarse tras varios intentos y se colocó boca arriba en aquella cama desconocida. El póster de una chica en pelotas colgaba del techo y lo miraba fijamente. Borja le dedicó una sonrisa a la vez que intentaba incorporarse, cosa que le fue imposible. De repente la puerta de la habitación se abrió y una figura enigmática entró en ella. Ambos chicos se quedaron mirando sin decir nada, como si la situación no requiriese de las palabras.

  • Traigo el desayuno -dijo Alex desde el marco de la puerta. Al parecer tenía vergüenza de entrar a su propia habitación.

Ni en sus mejores sueños Borja podría haber llegado a imaginar aquella escena. Alex aparecía ante él sólo vestido con un slip de color negro que marcaba su prominente paquete. Sus piernas fornidas y depiladas por completo apretaban aún más el cipote del muchacho bajo su slip. Alex estaba de vicio. En sus manos llevaba una bandeja con algunas tostadas, un zumo de naranja y lo que parecían ser unos huevos revueltos, y digo parecían porque aquello era de cualquier color menos amarillo.

  • No sé cocinar, pero he hecho lo que he podido -se excusó Alex al percatarse de las miradas que Borja le echaba a los huevos frito y a los que colgaban en su entrepierna.

  • Gracias, pero... ¿Dónde estoy?

  • Estás en mi casa -respondió Alex a la vez que dejaba la bandeja sobre la mesa de noche y se lanzaba a la cama.

  • Mierda, mis padres me van a matar -exclamó Borja.

  • Tranquilo. Los llamé para decirles que pasarías la noche en mi casa, encontré su número en tu móvil  Y por mis padres no te preocupes, están de viaje y vuelven la semana que viene. Cuéntame que pasó anoche, ¿te hizo algo Mario? -la cara de Alex aparentaba preocupación por el estado de su subordinado.

Borja dudó varios segundos, ¿debía contarle a Alex lo que realmente había pasado o quedarse callado para evitar problemas mayores? La pregunta retumbaba en su cabeza mientras los ojos claros de Alex le suplicaban una respuesta. No quería hacerle daño a Alex así que decidió mentir por el bien de su chico:

  • Bebí demasiado y... acabé en el almacén con Mario.

  • ¿Eso es todo?

  • Sí.

  • ¿No hicisteis nada más?

  • No... él sólo... él sólo intentó ayudarme. Yo estaba muy afectado por el Vodka y toda la mierda que bebí... nada más.

Alex no se tragaba la historia del todo, pero tuvo que confiar en lo que Borja le decía.

  • Ten cuidado con ese chico -le advirtió el capitán- No es tan majo como aparenta. No me gustaría que te pasase nada.

Mientras decía esas palabras, Alex alargó su mano y la llevó hasta las mejillas de Borja. Este ultimo se sonrojó al sentir el tacto cálido de las yemas de los dedos de Alex. El capitán del equipo de fútbol le dedicó una sonrisa picara y llevó su mano hasta su paquete, no era una invitación para repetir la paja inacabada que Boja le había hecho en los vestuarios, sino que sólo quería rascarse los cojones por encima del slip.

Tras sobarse bien el paquete, Alex le alcanzó la bandeja a Borja. Ambos chicos comieron animados las tostadas y el zumo de naranja, los huevos quemados de Alex quedaron en el plato ya que ninguno se atrevió a probar tal insulto al arte de cocinar y al buen gusto. Una vez la bandeja estuvo vacía, Borja le pidió una nuevo favor a su anfitrión:

  • ¿Te importaría si me doy una ducha? Estoy hecho una mierda.

  • Tranquilo, te enseño donde está el baño.

Borja agradeció aquel gesto con una sonrisa y se puso de pie para que el chico prefecto lo llevase hasta la ducha. Había olvidado por completo que estaba desnudo, así que cuando la manta que lo cubría cayó al suelo, se encontró desnudo bajo la atenta mirada de Alex. Su polla bailaba de un lado al otro mientras que Alex no podía quitarle los ojos de encima. El cipote de Borja estaba dormido, pero aún así seguía pareciendo glamuroso y apetecible. Llevaba unos días sin afeitarse así que su miembro estaba recubierto de una fina capa de vello que lo hacía aún más atractivo y varonil.

Consciente de que Alex lo observaba Borja decidió hacerle una broma, movió sus caderas de un lado al otro con tal de que los ojos de Alex se moviesen en la misma dirección que su cipote. Alex se sintió avergonzado y, en silencio, lo llevó hasta la ducha. Borja se lavó bien todo el cuerpo, ignorando los rasguños que había dejado Mario en él. Había marcas de sus manos en sus nalgas y arañazos en los pezones, sin contar los chupetones que tenía en el cuello.

Una vez de vuelta en la habitación, Borja se encontró con una sorpresa. Sobre la cama había un pantalón color negro y una camiseta blanca con el logotipo de una famosa marca de bebidas que obviamente no era suya. Alex, ya vestido, se apresuró en contarle lo que había pasado.

  • Tu ropa está hecha una mierda, así que te prestaré de la mía... Pero si te ve alguien con ella te mato.

Borja aceptó la ayuda de su... ¿amigo? Sí, Alex se estaba comportando como eso. Atrás quedaban los desplantes, la chulería y la prepotencia. Alex tenía una segunda cara que Borja empezaba a descubrir. Sabía que aquella situación era muy violenta para Alex, sentía que demostrarle toda esa cordialidad a un chico le era profundamente incomodo. Aún así ahí estaba Alex, de pie frente a él, prestandole su ayuda.

  • Mierda -dijo Alex- se me olvidaba... ¿Slip o Bóxer? -dijo el capitán mientras sostenía dos de sus gayumbos en las manos. Uno era un slip blanco y el otro un bóxer con un estampado colorido. Borja se limitó a señalar el slip.

Una vez el modelito estuvo completo, Borja empezó a secarse con la toalla que momentos antes Alex le había dejado. Alex intentaba apartar la mirada de la desnudez del muchacho, pero era inevitable. El torso poco definido de Borja le causaba una atracción incontrolable, sus pelotas peluditas rebotaban en su entrepierna y su polla bailaba libremente. Aquel espectáculo hizo que su cipote despertara y apuntara directamente hacia el chico desnudo que estaba en su habitación.

Borja se subió el slip que Alex le había dejado. Mientras se lo ponía se fijó en que la polla de Alex había dejado su marca en el slip y que este tenía la forma de su paquete. Borja se lo subió poco a poco, sintiendo como el objeto que probablemente conociese mejor el pene de Alex se deslizaba por sus piernas. Estaba agachado cuando sintió como su anfitrión lo agarraba por las caderas.

Las manos del capitán del equipo de fútbol lo ayudaron a subirse el slip y al finalizar se quedaron escrutando su culo. Dos imponentes glúteos se presentaban como inabarcables para las manos de Alex. Borja no estaba listo aún para sentir como otro hombre lo tocaba después de lo que le había hecho Mari. Sentía como aquellas manos eran igual de invasoras que las de su agresor.  Se giró bruscamente y quedó frente a frente al chico perfecto. Su boca estuvo a pocos centímetros de la de Alex, podía respirar el aliento fresco que manaba de su cavidad bucal.

  • ¿A que coño estás jugando? -preguntó Borja.

  • ¿De qué hablas?

  • De tu actitud. Me ignoras, me humillas y luego me pides que te haga una paja. Me dices que te doy asco y luego me traes hasta tu casa. ¿Te gusto?... ¿Me odias?... Contéstame de una puta vez.

Alex se quedó en silencio viendo como las lagrimas brotaban de los ojos de Borja. Quería responderle, pero la verdad ni siquiera él mismo sabía la respuesta. No era gay, pero sentía una extraña atracción por Borja. Lo tenía en frente suyo, desnudo y llorando. Las cosas se le habían ido de las manos. Intentó calmarlo, pero las palabras no salían de su boca.

Borja no esperó la respuesta del capitán y le plantó un beso en los morros. Alex se quedó quieto un momento mientras la lengua de su subordinado luchaba por colarse en su boca. Poco después el capitán del equipo separó a Borja de su boca y lo empujó sobre la cama. Se miraron en silencio unos segundos, mientras Borja se recuperaba.

  • Ya veo -dijo Borja- Te parece bien que te haga una paja, pero en cuanto te doy un beso te asustas. Tú si que me das asco.

Borja salió de la habitación, no sin antes tomar la ropa que Alex le había dejado. Por otra parte su compañero se quedó en la cama pensando en lo que había pasado y lo extrañamente placentero que le había resultado el beso de Borja. ¿A caso estaba enamorado?

--Esa misma tarde--

El balón impactó con tanta fuerza sobre la cara de Luis que no pudo evitar caer al suelo. Daniel se acercó entre risas para ver cómo de desfigurado había quedado su amigo. Sólo un moratón adornaba la cara suave y libre de impurezas de Luis. Decepcionado, Daniel lo ayudó a levantarse.

  • ¿Qué coño te pasa? -preguntó el afectado- Es la tercera vez que me pegas un balonazo hoy.

  • Lo siento -exclamó Daniel a la vez que se ponía las manos sobre las caderas- Estoy descargando mi ira con el balón y éste a su vez la descarga con tu cara.

  • Muy gracioso. ¿Ira? ¿tiene que ver con Alex y el chico nuevo?

  • Sí, y en medio de todo esto está, como no, tu hermanito -dijo Daniel refiriendose a Mario.

  • ¿Qué hizo ese hijo de puta esta vez? ¿se enrolló con él?

  • Que más quisiera yo... Todo lo contrario, con su actitud infantil está haciendo que Alex se acerque cada vez más a Borja.

Para Daniel aquellas charlas con Luis tenían un fin liberador. Él era el único que conocía su condición sexual y su amor por el capitán, con lo que era de agradecer que su amigo le sirviese de confidente de vez en cuando. Además ese día tenía que liberar toda la frustración de la noche anterior. La imagen de Alex portando en sus brazos a Borja seguía grabada en su mente y le producía un sentimiento a medio camino entre la rabia y la indignación. Pero Daniel sabía como desahogar sus penas...

Sin importarle que se encontraban en un parque y que estaban rodeados por un montón de gente, Daniel se abalanzó sobre Luis hasta quedar encima suyo. Inmediatamente después los labios de Daniel se unieron a los de Luis en un beso fugaz que hizo que ambos chicos sonriesen.

  • ¿Qué haces? Nos pueden ver -dijo Luis mientras inspeccionaba el lugar.

  • Ya lo sé -contestó Daniel dándole un segundo beso más largo e intenso que el anterior.

Luis no se resistió a los besos de su amigo, pero aún así seguía pensando que era muy peligroso morrearse en un lugar como ese.

  • ¿Continuamos la fiesta en un sitio más tranquilo? -propuso el ya exitado Luis.

Los chicos se levantaron del suelo y se preguntaron cuál sería el mejor lugar para desfogarse a gusto.

  • ¿Vamos a mi casa? -sugirió Luis.

  • No -le contestó Daniel- Estoy muy caliente como para llegar a tu casa. Hay unos arboles por allí atrás -señaló hacia una zona poco transitada y que estaba oculta entre una espesa arboleda. Era el lugar perfecto para dar rienda suelta a su pasión.

Los chicos se encaminaron hasta la arboleda en cuestión. Al llegar se encontraron una grata sorpresa: al parecer no eran los únicos con ganas de pasar un buen rato. Tras los arboles dos chicos se enrollaban a conciencia. Eran dos chavales un poco mayores que ellos, uno de ellos era rubio y el otro moreno y tan solo iban vestidos con un mono de ciclista. Daniel y Luis observaron en silencio la escena desde detrás de un árbol.

Aquellos desconocidos ignoraban que a pocos metros de distancia dos chavales muy salidos los espiaban. Los besos y las caricias se sucedían y Daniel, al igual que su folla-amigo Luis, se ponía más caliente. Entonces comenzó el espectáculo. El chico rubio empezó a desnudar a su compañero, y se inclinó para chuparle la tranca. Desde su posición, los inexpertos espías podían escuchar gemidos y plegarias del tipo "cometela toda" o "que bien la chupas".

La envidia inundó el corazón de Daniel, quería pasar de ser un simple observador a participar en la acción como protagonista. Puso su mano sobre el pantalón de Luis y empezó a masajear el bulto que coronaba su entrepierna. Luis por su parte agarró con fuerza los glúteos de Daniel, sin duda el chico tenía el mejor culo del instituto. Ya lo había probado varias veces, pero siempre se sorprendía al sentir aquellas nalgas firmes y perfiladas sobre sus manos. Mientras su compañero seguía toqueteando su manubrio, él decidió ir más allá y deslizó una de sus manos por encima del pantalón de Daniel hasta llegar a sus nalgas. Estas estaban sudadas debido al partido de fútbol que habían echado minutos antes, cosa que no le disgustó, todo lo contrario: sentir el tacto húmedo de aquellos glúteos acolchados le produjo un intenso placer e hizo que su polla despertará del todo.

Los desconocidos siguieron a lo suyo, mientras Daniel, cansado de pajear a su amigo por encima del pantalón, decidió sacar la polla de Luis a dar un paseo. Daniel se agachó para chuparle la verga a su amigo. Aquel falo no era un desconocido para el muchacho, así que supo como dominarlo y como darle placer a su dueño. Empezó, como siempre, desenfundando el glande rosa y jugoso de Luis, y antes de llevárselo a la boca lo paseó suavemente por sus labios para luego darle un beso ligero y casi virginal.  Tras el saludo inicial comenzó la mamada.

Daniel sacó la lengua para saborear el nabo de su compañero, el olor viril de aquel falo excitado se coló por sus orificios nasales impregnándolo todo a su paso. Continuó mojando bien la punta de la verga, procurando que su saliva la lubricara por completo. Después empezó a introducirsela lentamente en la boca, disfrutando de cada centímetro y notando como el cuerpo de Luis empezaba a estremecerse de placer. La polla de su amigo intentaba hacerse sitio en su garganta como fuese, pero Daniel tenía la situación controlada. Entonces comenzó con el mete/saca que se prolongó varios minutos. A su vez Luis lo ayudaba moviendo sus caderas al ritmo de los lametazos de su compañero.

  • Joder Daniel, eres la hostia...

  • ¡Calla! Nos pueden escuchar.

Daniel deslizó su lengua en busca de los cojones de su amigo. Eran dos bolsas repletas de semen que se contraían y dilataban con los movimientos de Luis. Daniel no dudó en meterselas en la boca y saborearlas. Las mordisqueaba, las chupaba, las estiraba... Se sentía como un niño con un juguete nuevo. Luis por su parte aceptaba gozoso el trato que su amigo le brindaba a sus cojones y le daba las gracias con gemidos y palmaditas en la cabeza.

Cuando Luis creyó que estaba a punto de llegar al clímax, Daniel se detuvo y se puso de pie. Luis no daba crédito, quería que su amigo acabase lo que había empezado. Antes de que Luis pudiese reprocharle nada, Daniel se quitó la ropa delante de sus narices, quedando completamente desnudo.

- Sígueme el rollo -le dijo.

Daniel comenzó a caminar desnudo hacia los chicos que disfrutaban de un polvo a escondidas.

  • Ejem, ejem... -dijo para llamar su atención.

Los chicos dieron un salto al escuchar la voz de Daniel y amagaron con salir corriendo, pero el segundo capitán del equipo los detuvo diciéndoles:

  • Tranquilos, yo sólo quería saber si podía unirme a vuestra celebración -dijo a la vez que se meneaba la tranca en señal de amabilidad.

Los ciclistas se miraron entre sí durante unos momentos, mientras Daniel sentía como el viento golpeaba sus prominentes nalgas. Finalmente el chico rubio le indicó con un guiñó que podía unirse a ellos, Daniel no tardó en caminar hasta ellos y plantarle un beso al chico moreno de piel tostada. A continuación Luis salió de su escondite.

  • No dijiste que traías compañía -le recriminó el chico rubio.

  • ¿Lo echo?

  • Para nada... Me apetece probar su nabo.

Las cosas estaban así:  Daniel se la chupaba al chico moreno, mientras a Luis le hacía un trabajito al rubiales. Los gemidos de Luis se podían escuchar a kilomeros de distancia, el chico rubio debía ser muy bueno comiendo pollas. Por su parte, Daniel daba lo mejor de sí comiéndose el falo del morenazo que tenía en frente. La polla en cuestión era mucho más grande que la de Luis y a Daniel le costaba metersela completa en su dilatada y experimentada boca, cuando conseguía que aquel impresionante falo llegase hasta su garganta las arcadas se apoderaban de él y tenía que devolverlo al exterior. Aún así, Daniel se sentía en la gloria.

Las parejas se unieron en una sola, para formar lo que parecía una orgía. Entonces a Daniel se le encendió la bombilla guarrona que todos llevamos dentro y que sólo algunos son capaces de encender sin ningún pudor y sin miedo a las consecuencias. Interrumpió la mamada para decir:

  • Bukake -exclamó.

Los chicos aceptaron la proposición del muchacho, y tanto Luis como los dos reconocidos, rodearon con sus pollas al impaciente Daniel. Éste no dudó en empezar aquella mamada a tres bandas. Primero introdujo la ya conocida polla de su amigo. No complacido con sentir nuevamente la frangancia viril de su compñaero, Daniel fue a por las dos novedades que habían en su banquete peculiar. La polla del chico rubio era larga, venosa y estaba recubierta por una tosca capa de vello que le restaba belleza. Aún así, aquel tallo fino acabado en un capullo redondo y jugoso hizo babear al chico. Para finalizar volvió a chupar el manubrio del morenazo, seguía igual de imponente y perfecto.

Mientras Daniel chupaba con hincapié aquellos falos, los chicos se enrollaban entre ellos mordisqueándose labios y pezones. Cuando las pollas estuvieron bien lubricadas por la saliva de Daniel, empezó la paja colectiva sobre el rostro del muchacho. Daniel esperaba con ansias que los chorros de semen bañasen su cuerpo, pero sólo podía observar como los chicos se pajeaban sin descanso toqueteándose entre ellos.

El primero en correrse fue, para su sorpresa, el morenazo. Su manubrio no aguantó más y expulsó varios chorros de lefa sobre la cara del contentisimo Daniel. Poco después Luis dejó escapar un potente chillido que se tradujo en una macro-corrida sobre el pecho de su compañero. El rubiales tardo un poco más en dejar escapar la leche de su trabuco, pero con la ayuda de la boca de Daniel y de las manos hábiles de los allí presentes, su polla explotó dejando el pelo de Daniel lleno de una lefa viscosa a la vez que deliciosa.

Daniel quedó cubierto completamente por aquellos chorros de semen. No se lo había pasado mejor en su vida. Pero incluso en ese momento, incluso cuando había experimentado el placer supremo, seguía pensando en Alex. Y lo peor, la imagen de Borja en los brazos del capitán seguía grabada con fuego en su mente.

Los chicos se limpiaron los restos de semen y suciedad que cubría sus cuerpos, después de frotar y limpiar quedaron como nuevos, a excepción del pelo de Daniel.

  • Tenemos que repetir -dijo el rubiales.

  • Quizás -dejó caer Daniel.

Los cuatro amantes se despidieron entre besos y abrazos, deseando que su aventura voyeur se volviese a repetir en el futuro.

Continuará...

¡Hola amigos! Gracias por seguir mi historia. Espero que os guste la trama porque ahora se podría decir que se pone interesante. Hay muchos cabos sueltos que se irán atando a lo largo de los siguientes capítulos  Por ejemplo, ¿quedará Mario impune? ¿que siente Alex por Borja? ¿hasta donde llegará Daniel en su amor enfermizo?

Espero que os haya gustado este capitulo. En el próximo conoceremos más a fondo la relación entre Mario y el entrenador Julio. Como siempre pueden comentar el relato y valorarlo votandolo, además me gustaría saber vuestras teorías sobre lo que ocurrirá en futuras entregas.

¡¡Saludos!!

--Lollipop16--