Fuera de Juego (12)

El entrenador Julio cumple sus fantasías con Daniel. Alex y Borja experimentan con sus cuerpos en las duchas y Luis conoce a un chico enigmático. Todo esto bajo la lluvia. Adolescentes, fútbol y mucho sexo.

En capitulos anteriores: El entrenador Julio tiene un sueño erotico con Daniel. Mientras tanto Luis sigue enfadado con Daniel por haberle llamado "Alex" mientras follaban, a su vez Alex da un nuevo pasó en su relación con Borja y ahora son "novios", aunque a ellos les suene raro. Mario teme que Borja cuente lo que le hizo en una discoteca y por eso se mantiene alejado del muchacho.

Fuera de Juego

Capitulo 12: Bajo la lluvia

Marcos sostenía su paraguas como si no hubiese un mañana. Sus manos estaban congeladas pero por lo menos estaban seca. Esperaba el bus con impaciencia mientras maldecía a su padre por no poderle llevar a clase esa mañana, justo esa. De repente alguien se coló debajo de su burbuja anti-tempestades.

  • Lo siento -dijo un joven tan apuesto como empapado- Me olvidé el paraguas en casa.

Marcos estaba tan sorprendido que sólo pudo responderle con una sonrisa. Era un chico tímido y de pocos amigos pero además poseía un atractivo peculiar: sus ojos marrones brillaban de manera especial y rivalizaban con la belleza que desprendía su pelo negro al moverse. El desconocido se presentó:

  • Me llamo Luis.

  • Yo soy Marcos.

Luis sonrió al escuchar el nombre del muchacho. Buscó algo en sus bolsillos con esmero hasta que lo encontró:

  • ¿Un cigarrillo? -le propuso a Marcos.

  • No, no fumo.

Luis volvió a sonreír y se metió el cigarrillo en la boca, lo masticó unas cuantas veces y dijo:

  • Son de chocolate.

Esta vez fue Marcos quien esbozó una sonrisa tímida  Luis le ofreció nuevamente un cigarrillo, esta vez el muchacho lo aceptó encantado. Se hizo un lío con el paraguas intentando abrir el chocolate así que Luis lo sostuvo mientras él lo abría.

  • Gracias -dijo Marcos.

  • No hay de qué -contestó.

Marcos devoró el chocolate en cuestión de segundo, mientras tanto Luis se percató de que su autobús era el que estaba a punto de marcharse por lo que salió corriendo hacia él, dejando a Marcos tirado.

  • Tengo que irme -le gritó mientas corría- Espero volver a verte.

Luis consiguió colarse en el autobús por los pelos. Entonces se dio cuenta de que en sus manos portaba el paraguas de Marcos. Ya era muy tarde para devolvérselo. Corrió hacia la ventana y lo vio ahí, solo, bajo la lluvia.

--Esa misma tarde--

  • No puedo creer que ese cabrón nos haga entrenar bajo esta lluvia -susurró Alex mientras seguía al resto de sus compañeros.

El cielo parecía que se iba a desplomar en cualquier momento. Aquel era un día realmente horrible, la lluvia no paraba de azotar el campo y esto a Julio parecía no importarle. Aunque era comprensible: en menos de una semana comenzaba la liga entre institutos y sus jugadores debían estar a la altura. No ganaban la liga desde hacía más de tres años y sus atributos como entrenador estaban en duda. Sólo un milagro podría salvarlo del despido.

Para los alumnos esto era un suplicio. El entrenamiento ya era duro de por sí y la lluvia no hacía más que empeorar las cosas. Las gotas de lluvia se mezclaban con el sudor que chorreaba por la cara de Alex dejandole un sabor amargo en la boca. Alex miró a su alrededor, sus compañeros estaban igual de exhaustos que él.

El entrenador hizo una señal y todos los chavales pararon a la vez, algunos incluso, como Mark, se dejaron caer al suelo del cansancio. A continuación Julio vociferó algunas palabras:

  • No podemos hacer más por hoy, iros a las duchas.

Sus palabras fueron una orden. Los chicos salieron en estampida hacia las duchas, todos menos uno. Daniel siguió corriendo bajo la lluvia a pesar de que sus compañeros se habían ido. Julio pensó en detenerlo pero le daba miedo. Miedo. El sólo hecho de tener al chico de sus fantasías junto a él lo paralizaba. Aún así no podía dejar de mirar como sus nalgas mojadas saltaban de un lado al otro, cómo sus mechones rubios se pegaban a su piel debido a la lluvia, no podía dejar de observar el espectáculo que suponía la adolescencia en su apogeo. Se dio la vuelta y se dirigió a las duchas para "supervisar", más bien espiar, a sus alumnos.

Daniel por su parte atravesó todo el campo corriendo y se fue a la zona de las gradas, allí le esperaba un antiguo compañero al que había citado.

- Aléjate de mí, estás empapado -dijo Mario con cara de asco.

  • Que tiquismiquis te has puesto. Pero bueno, por lo menos has venido.

  • Exacto. ¿Qué coño quieres? -preguntó Mario con los brazos cruzados.

  • Quiero hacerte una petición, bueno, más bien una proposición.

Mario escuchaba con atención.

  • Necesito que hables con tu novio -dijo refiriéndose al entrenador Julio- para que cambie a Borja del equipo de Alex al mio.

Mario se quedó en silencio mientras analizaba la situación. ¿Qué interés puede tener Daniel en Borja?, se preguntó. Pronto llegó a la conclusión de que no era en Borja en quien Daniel centraba su interés, sino en el capitán Alex. Mario sabía el amor que sentía Daniel por Alex así que no fue una sorpresa para él, la pregunta era si Alex sentía algo por Borja y más importante, cómo podría beneficiarse él de toda esa información. Por el momento decidió seguirle la corriente a Daniel:

  • Lo intentaré -dijo- Pero no te prometo nada.

  • Seguro que Julio te hace caso y si no, siempre puedes pedírselo de rodillas -Mario pilló la indirecta aunque no le hizo gracia.

  • ¿Qué gano yo con todo esto? -preguntó.

  • Lo de siempre... -Daniel tardó un poco en terminar su frase aunque Mario ya sabía la respuesta- Silencio -concluyó.

Daniel se alejó corriendo y desapareció bajo la lluvia. Mario se quedó pensando en las palabras de su ex-compañero. Le pegó una patada a una lata que había en el suelo para intentar desahogar la rabia que sentía. Estaba cansado de que sus ex-compañeros se aprovecharan de su situación. Ellos sabían su relación prohibida con el entrenador y habían prometido mantenerla en secreto. Pero su silencio tenía un precio. Lo que pidieron a cambio fue muy sencillo: Que Mario fuese expulsado y que Luis, Mark y Daniel tomasen las riendas del equipo capitaneados por Alex. Aún así el silencio era el mejor regalo que sus compañeros podrían brindarle.

Mientras tanto, en el vestuario, Julio observaba con detenimiento a sus alumnos. Sus cuerpos juveniles estaban cubiertos por una capa de barro y sudor, parecían cansados pero seguían estando igual de buenorros. Se fijó en Alex, el capitán se había quitado la camiseta y exhibía con orgullo sus abdominales a los compañeros. Los invitaba a que tocaran para que comprobasen su superioridad, algunos como Luis aceptaban y deslizaban sus manos por el torso desnudo del capitán finalizando el trayecto en el ombligo. Julio se moría por probar, por sentir con las yemas de los dedos las delicias del torso de su alumno. Aunque seguro no se conformaría con tocar, de seguro iría más lejos, más abajo, donde se ocultaba la joya de la corona. Entonces alguien chocó con él mientras intentaba entrar en el vestuario, era Daniel que estaba literalmente empapado.

  • Lo siento -dijo el rubiales sacudiéndose el pelo y llenando al entrenador de gotas de lluvía, el muchacho añadió un guiño y una sonrisa para después seguir su camino.

Daniel le dio la espalda al entrenador y se quitó la camiseta. Julio comprobó que el Daniel real era mucho mejor que el de sus fantasías: su espalda, sus piernas fuertes y perfiladas, sus abdominales... todo él era real y estaba ahí, al alcance de sus manos, más bien de sus ojos. El chico de pelo rubio y ojos azules se despojó de su pantalón y luego de su bóxer negro. Sus nalgas quedaron al aire. Aquello fue demasiado para Julio. Su polla acabó de despertarse y le reclamó salir a pasearse por el culazo de su alumno.

Daniel seguía ajeno a la mirada furtiva de su profesor y sobre todo a la gran erección que se gestaba dentro de sus pantalones. Él seguía a lo suyo, saltando de aquí para allá y contoneando su cuerpo desnudo entre el resto de adolescentes sudados. Julio decidió abandonar el vestuario antes de que alguno se diese cuenta de lo que pasaba. Daniel por su parte se dirigió hacia Alex, que seguía jugando con Luis. Se tocó la polla sin darse cuenta al ver el torso desnudo de su hombre ideal y luego la llevó hasta uno de sus pectorales. Sintió sus tetillas, frías y puntiagudas debido a la lluvia. Luis lo observaba con celos. Daniel disfrutó unos segundos masajeando las tetillas del capitán mientras reía para enmascarar sus verdaderos sentimientos.

  • Buen cuerpo -exclamó a la vez que retiraba las manos de los pezones de Alex.

  • No como el tuyo -dijo Alex mientras le azotaba una de sus voluptuosas nalgas.

Daniel sentía ganas de pedirle un nuevo azote, y otro y otro, pero se contuvo. Luis no podía soportar la presencia de Daniel desde que este lo humilló en su casa, así que se dio media vuelta, se desnudó y se internó en una de las duchas. Daniel hizo lo mismo y poco después Alex se despojó de la poca ropa que le quedaba y entró en las duchas. El capitán fue directo a la ultima ducha, no por comodidad sino para estar cerca de quien se encontraba en la ducha contigua: Borja. A Daniel le entraron arcadas. Se situó a una distancia prudente para observar a la parejita.

  • Hola -dijo Alex sonriente.

Borja esbozó una sonrisa que no tardó en disimular. Contempló como su novio se dejaba rociar su ya mojado cuerpo por el agua que emanaba de la ducha. Las gotas se resbalaban por la piel que él deseaba besar, corrían velozmente por sus muslos, por sus fornidos brazos, por sus imponentes abdominales. Alex era hermoso y por fin era suyo.

El capitán tomó un poco de jabón, se frotó las manos y luego empezó a lavarse todo el cuerpo. Borja estaba completamente limpio, pero se quedó para disfrutar el momento. Alex empezó deslizando sus manos por su torso firme y depilado, hizo hincapié en sus poderosos abdominales, luego bajo hasta sus piernas para lo que se tuvo que agachar un poco, dejando su culo en una posición idónea para ser penetrado. Llevó sus manos a sus nalgas y las masajeó con cuidado una y otra vez., como si fuesen de porcelana, temiendo romperlas. El capitán tenía una piel extremadamente fina y cuidada, libre de imperfecciones. Borja recordó el día que lo conoció en esas mismas duchas y cómo masajeó su espalda y sus glúteos.

Alex se giró hacia Borja con la polla chorreándole agua. Empezó a enjavonarsela y a estirarsela en lo que parecía ser una paja y de hecho lo era. Borja se puso muy nervioso, habían más chicos en el vestuario que podían ver lo que pasaba. Alex seguía masturbandose mirando el cuerpo desnudo de su novio. Se mordía los labios, se acariciaba las tetillas y de vez en cuento cerraba los ojos en señal de placer. La polla de Borja despertó involuntariamente al ver el espectáculo.

  • Detente -susurró Borja asustado- Te van a ver.

  • No me importa -dijo el capitán entre risas.

Daniel los observaba en silencio desde la otra punta de las duchas. Le parecía divertido. Tomó su manubrio húmedo entre las manos y empezó a masturbarse mientras contemplaba la espalda y las nalgas de Alex, su Alex. Luis se giró un momento y vio lo que pasaba: ¿De verdad?, pensó. Cerró la ducha y salió en silencio hacia el vestuario.

  • Aburrido -le susurró Daniel cuando pasó por su lado de manera que solo él pudiese escucharle.

Luis pensó en detenerse y partirle la cara, pero lo amaba demasiado.

Alex siguió pajeandose. Borja echó un vistazo a las duchas, sólo quedaban ellos dos y Daniel que... ¡¡Estaba haciendo lo mismo!! "No puede ser tan peligroso -pensó un momento- Si todo el mundo lo hace, será por algo".

- Cógela -dijo Alex.

  • Estás loco -contestó el muchacho.

Borja se giró y comprobó que Daniel no se encontraba con ellos, al parecer se había ido. Esto lo empujó a pensárselo dos veces. Se moría de ganas por sentir el trabuco de Alex entre sus manos y porque el capitán se corriese sobre él. Finalmente, las ganas pudieron con su voluntad.

  • Sólo un poco -se mintió a sí mismo.

Alargó la mano despacio y la sintió. Estaba caliente debido a la fricción de las manos de Alex. Era suave y fácil de dominar, alargada, casi sin venas. El agua se resbalaba por ella. Podía sentir la sangre correr por la polla de su novio y esto le excitaba. Alex aplicó un poco más de jabón a su trabuco y Borja entendió que quería llegar hasta el final.

  • No -dijo Borja- Aquí no.

  • ¿Porqué? -preguntó Alex mientras lo besaba.

  • Pues porque es una locura.

  • Pero lo necesito -suplicó Alex poniendo cara de cordero degollado.

Borja se hizo el duro y reafirmó lo antes dicho.

  • Ya te dije que aquí no.

Alex lo besó en los labios.

  • El día después del partido -dijo Borja- Ese día te prometo que llegaré hasta el final.

  • Es una promesa -dijo Alex.

--Un poco después--

  • ¿Donde está la fuga? -preguntó Julio.

  • Está por... ¿aquí? -Daniel frunció el ceño.

Llevaba una toalla atada a la cintura. Había traído al entrenador para que pillara a Alex y Borja en plena acción, pero había llegado tarde. Sus compañeros ya no estaban ahí. Se maldijo una y otra vez.

  • ¿Hay alguna fuga que arreglar o no? -preguntó Julio exaltado.

  • Ya no está. Te puedes ir.

Daniel se deshizo de la toalla y se la arrojó a Julio. Su polla quedó descubierta y empezó a dar brincos de un lado para el otro. Julio lo devoraba con la mirada y esto no pasó inadvertido para Daniel. El rubiales se acercó a Julio y este a su vez retrocedió unos pasos. Volvió a hacerlo y la respuesta fue la misma. Se sacudió la polla varias veces. Julio se sonrojó.

  • ¿Qué tanto miras? -preguntó Daniel.

  • Nada. Me voy -Julio se dio la vuelta.

Daniel se abalanzó sobre él y se interpuso en su camino.

  • Ya entiendo -dijo a la vez que rodeaba el cuello del entrenador con sus manos- Al parecer no tienes suficiente con Mario, quieres más.

Julio no intentó deshacerse del muchacho, se quedó pegado a él, sintiendo como sus pollas se solapaban y el aliento de Daniel rociandole la cara. Daniel a su vez pudo sentir la incipiente erección con la que contaba Julio, le gustó sentir el contacto entre ambas pollas.

- Estamos en una situación parecida -Daniel acercó sus labios a los del entrenador- Podemos satisfacernos el uno al otro.

Daniel apenas acarició los labios de Julio y un fuego incontrolable se encendió en el interior del entrenador. Julio juntó sus labios con los de Daniel una vez más, el muchacho abrió la boca y su lengua se coló sin permiso. La movía de un lado al otro de forma salvaje, intentando devorar a su joven alumno. Daniel no se quedaba atrás, recorría la boca de su entrenador con desasosiego. Sus manos se deslizaron hasta los glúteos de Daniel, pudo sentirlos por primera vez: eran tan suaves como en sus fantasías y tan firmes como se insinuaban. Lo besaba a la vez que le apretaba con fuerza, en ese momento le dejó caer un azote. Daniel respondió mordiéndole el labio inferior con fuerza. Julio le pegó un azote aún más fuerte para que lo soltara, pero Daniel no lo hizo.

Julio apretó con fuerza las nalgas del muchacho y lo levantó, Daniel lo rodeó con sus piernas y se agarró a él con las manos. El chico estaba sobre su entrenador que lo sostenía de pie. Era una imagen de dos personas que se unían con un único objetivo: el placer. Julio coló un dedo en el culo de Daniel, su joven alumno respondió retorciéndose un poco al principio y luego aceptando la acción. Volvió a morderle el labio pero no por mucho tiempo. Daniel se dirigió a su cuello y empezó a devorarlo, Julio hizo lo mismo.

El entrenador caminó hacia una de las duchas y chocó a Daniel contra la pared, el rubiales pudo sentir el frío de las baldosas pero el calor que le provocaban los besos de Julio era más fuerte. El entrenador lo puso en el suelo y se inclinó, abrió la boca y se tragó el cipote de su nuevo amante adolescente. La polla de Daniel rebozaba juventud, era fuerte, ruda, incontrolable y tenía un grosor considerable. Sabía a sudor, a barro, a cielo. Julio se la sacó de la boca, la escupió y se la volvió a meter hasta la garganta  Daniel chillaba, pedía más y se apretaba las tetillas con furia. Quería correrse en la boca de aquel guaperas treintañero. El joven abrió el grifo. El agua empezó a bañar sus cuerpos, él estaba desnudo pero Julio aún seguía con la ropa puesta.

Julio se puso de pie y se deshizo de su camiseta. Daniel recorrió su torso cubierto por una fina capa de pelo, se pasó la lengua por los labios de manera involuntaria. Retorció los pezones del entrenador con dulzura a la vez que este volvía a comerle la boca. Entonces se puso de rodillas. Julio se bajó los pantalones y Daniel se encargó de bajarle personalmente los gayumbos. Su polla le dio en la cara. Estaba a punto de reventar. Daniel se la paseó por la cara, la olisqueó y luego se la metió en la boca. El entrenador no era fan de la depilación pero eso sólo lo hacía más varonil.

  • ¿Te gusta? -preguntó Julio.

Daniel no contestó, estaba muy ocupado tragándose el pollón de su profesor. Julio lo sujetó por la cabeza y le marcó el ritmo al que debía chupar, este era frenético. El agua seguía corriendo. El mete saca provocaba fuertes aullidos de placer por parte del entrenador, que disfrutaba de la tremenda mamada que Daniel le ofrecía. Lo mejor de todo es que esta vez era real.

- Levántate -dijo Julio.

Daniel obedeció. Julio le quitó los mechones mojados que tenía en la frente y se la besó, Daniel ignoró el significado de aquel beso. Luego se terminó de quitar los pantalones y lo llevó hasta la otra punta del vestuario. Lo puso de espaldas contra la pared y le dio un beso en el cuello. Daniel cerró los ojos y se dejó llevar pos las sensaciones que experimentaba su cuerpo. Entonces lo sintió. La lengua de Julio se coló entre sus nalgas despacio, estaba húmeda y decidida a probar hasta el ultimo centímetro de tan majestuoso culo. Daniel se mordió los labios al sentir un azote por parte de Julio. Otro y otro más, este ultimo acabó con un sonoro beso en sus nalgas, más bien un lametazo. Daniel abrió las piernas y se inclinó un poco más.

El culo del muchacho quedó abierto de par en par, esperando que el entrenador entrase. Julio enterró su cara, literalmente, entre las nalgas de Daniel y estiró su lengua para saborear el ojete del muchacho. Que delicia. Lo lamió nuevamente. No podía parar de hacerlo, su sabor era exótico y adictivo. Daniel gimió, una descarga de placer recorrió el cuerpo del entrenador. Escupió el ojete del muchacho y volvió a lamerlo. Repitió la acción, pero esta vez no fue su lengua lo que se coló en las montañas carnosas del joven futbolista, sino un dedo. Daniel dio un respingo y dejó escapar una nueva oleada de gemidos placenteros.

  • Quiero más -suplicó el rubiales.

Julio obedeció, coló otros dos dedos más en el ojete de Daniel. Los escupía para lubricar la entrada al paraíso. Cuando el ano del muchacho estuvo bien dilatado era tiempo de pasar a las ligas mayores. Saco los dedos del culo del muchacho, se los chupó, le dio un lametazo al ojete dilatado de Daniel y acabó despidiéndose con un sonoro azote. Se pusó de pie lentamente, empezó a recorrer la espalda del muchacho con la lengua hasta llegar  asu cuello, le giró la cabeza y le comió los labios. Daniel estaba en el cielo. Julio empezó a frotar su polla sobre el culo de Daniel mientras lo besaba, a su vez la polla del muchacho chocaba con la pared que le hacía una paja involuntaria. El beso acabó y Julio llevó de la mano a Daniel hasta un banco del vestuario. Fue a buscar su pantalón, sacó su cartera y de ella un condón. Se lo puso y caminó hacia Daniel a la vez que se lubricaba la polla plastificada con saliva.

  • ¿Listo? -preguntó.

Daniel le guiñó el ojo y se dio la vuelta.

El entrenador se recostó sobre el banco dejando una pierna a cada lado. Daniel observó la torre de carne que había entre sus piernas, ¡quería sentirla dentro ya! Caminó hacia su profesor, abrió las piernas dejando una a cada lado del banco y después se sentó lentamente sobre el falo de Julio abriendo las nalgas lo suficiente para que este se colase en su ano. Lo sintió. Al principio le costó que entrara, pero la polla avanzaba con paso decidido.

  • ¡Ah! -dejó escapar Daniel a la vez que se ponía de pie de manera abrupta.

Julio sonrió y el rubiales se sintió ofendido. Lo miró a los ojos y volvió a empezar la maniobra. Ignoró el dolor del principio y se dejó llevar por el placer. La polla no tardó en entrar completa, era más grande y más gorda que la de Luis. Julio le sujetó las caderas con fuerza. Daniel empezó a subir y bajar lentamente a la vez que sentía como la polla del entrenador entraba y salía de su culo. Dios, que placer. Siguió así unos minutos y después aumentó la velocidad.

  • ¡Sí! -gemía el entrenador- Más rápido, más rápido .azotó a su alumno.

Daniel no dejaba de jadear, retorcerse y decir palabrotas. Había puesto sus manos sobre el torso velludo de Julio para poder aguantar las embestidas cada vez más placenteras. El joven dejó escapar un chillido que Julio interpretó como prueba de que él también lo estaba pasando bien.

- Levántate -le dijo el entrenador.

Daniel se levantó, Julio le dio la vuelta y le dijo que subiera un pie al banco. Luego el joven capitán se inclinó un poco y su culo quedó completamente abierto. Julio lo escupió y volvió a colar su pollón. Daniel empezó a masturbarse. Esta vez el mete-saca era más fuerte ya que era Julio quien llevaba las riendas de la montada. Los azotes aumentaron de forma proporcional a los aullidos de Daniel . Julio estaba en el cielo, el culo de Daniel era mucho mejor que el de Mario.

Julio empezó a sentir espasmos, sacó su polla del culo de Daniel, se quitó el condón y empezó a pajearse. Tardó segundos en correrse. Chorros de semen bañaron la espalda de Daniel llegando incluso a cubrir parte de su pelo. La polla del rubiales explotó bañando el banco de semen juvenil.

Respiraron un momento. Se miraron a la cara jadeando, Julio se sentó para recuperar fuerzas. Daniel lo miró con desprecio. Se sentó en las piernas del entrenador y le rodeó el cuello con las manos.

  • ¿Cansado? -preguntó antes de darle un beso suave.

  • ¿Tú no? -dijo Julio.

Daniel sonrió y se tocó las nalgas.

  • Me las has dejado rojas -dijo.

  • Y tú a mí casi me revientas la polla.

  • La próxima vez te la reventaré.

  • ¿Habrá una próxima vez? -preguntó Julio interesado.

Daniel se levantó de sus piernas y caminó hacia las duchas.

  • Tendré que pensarlo -vociferó antes de desaparecer.

Continuará...


¡Feliz año nuevo! Aquí un nuevo capitulo de Fuera de Juego, aviso que quedan pocos. Esta vez Julio pudo cumplir sus fantasías con Daniel, ya era hora. Borja  le hizo una promesa a Alex, esperemos que la cumpla. Nos os olvidéis de Marcos, el nuevo amigo de Luis. Su nombre sonará mucho a partir de ahora. Y la propuesta de Daniel a Mario también traerá problemas. Dios los cría y el Diablo los junta.

Estoy muy emocionado por ver como avanza la historia que pronto acabará, pero todavía hay mucha tela que cortar. Puedes dejarme tu opinión sobre este relato en los comentarios y te invito a que lo valores con la puntuación que creas conveniente.

También puedes escribirme a Lollipop16@hotmail.com

"La pasión se esconde en los lugares más oscuros de nuestro subconsciente, está en nuestras manos disfrutar de ella o permanecer en la sombra de lo monótono."

Gracias por leer :)

--Lollipop16--