Fuera de Juego (10)
Jugando en el vestuario: Borja regresa a clase y se enfrenta por fin a Mario. Al finalizar el entrenamiento Mark les propone un juego muy interesante a sus compañeros. Adolescentes, fútbol y mucho sexo.
En capitulos anteriores: Alex por fin se sincera con Borja y le da un beso, cosa que no sienta muy bien a Daniel su mejor amigo, que a la vez está enamorado de él en secreto. Por su parte, Luis le confiesa a Daniel que lo ama pero sus palabras no son bien recibidas por el chico rubio de ojos azules.
Fuera de Juego
Capitulo 10: Jugando en el vestuario
Borja estaba nervioso. Y tenía motivos: era el día de su vuelta a clase tras todo lo ocurrido. Le aterraba la sola idea de tener que volver a sentarse junto a Mario, pero por otro lado sabía que no podía retrasar el encuentro por mucho más tiempo. Aún así había algo, más bien alguien, que sin saberlo lo empuja a seguir adelante, Alex. Tras su beso con el capitán se sentía renovado y con las fuerzas suficientes para enfrentarse a la vuelta clases.
El camino hacia el instituto se le hizo eterno, pero finalmente llegó al instituto. Mientras subía las escaleras las piernas le temblaban, tanto que pensó que le iban a fallar en varios momentos. Respiró hondo antes de entrar a clase. Echó un primer vistazo antes de cruzar el umbral de la puerta. Ahí estaba. Sentado al fondo, como siempre, lo esperaba Mario con una sonrisa de oreja a oreja, sonrisa que no tardo en desaparecer cuando sus miradas se encontraron.
Borja avanzó entre las filas de butacas hasta su asiento y se dejó caer junto a Mario, que giró la cara para no verle. Mario estaba confundido pensaba que Borja no se volvería a levantar después de lo que había pasado, a su vez Borja tampoco comprendía lo que sucedía: ¿no debía ser él quien temblase ante la presencia de Mario?
La primera hora se hizo eterna tanto para Borja como para Mario. A pesar de que estaban a escasos centímetros una pared invisible los dividía. Tras finalizar la clase Mario se levantó sin decir nada y se sentó en la otra punta de la clase. Borja no supo como interpretar aquello, ¿a caso era una primera victoria?
--Esa misma Tarde--
Daniel miró a sus aspirantes desesperanzado. Entre los cinco muchachos que tenía enfrente no había uno lo suficientemente bueno como para entrar en el equipo. Durante las semanas que llevaban entrenando había comprobado que eran lentos, descoordinados y carecían del espíritu necesario para entrar en el grupo. Aún así tenía que quedarse con uno. En otras circunstancias le habría pedido opinión a su amigo Luis, pero desde su ultima noche juntos no se dirigían la palabra.
- Al final de esta semana tendré que elegir a uno de vosotros -hizo una pausa- Tarea difícil. No porque seáis ases del balón, sino por todo lo contrario.
Los chicos parecieron ignorar las palabras del capitán. Daniel intentó seguir con sus discurso, pero algo lo detuvo. Borja avanzaba con paso decidido, aunque evidentemente nervioso, hacia el campo junto a Alex. Las imágenes del beso entre Borja y Alex pasaron fugazmente por su cabeza, dejando un rastro de odio tras de ellas. Daniel dejó a sus subordinados estirando y se acercó hacia Borja.
- Bienvenido -dijo con evidente hipocresía- ¿Listo para ponerte al día?
- Sí -respondió Borja con una sonrisa.
Alex se mantenía en silencio,aunque se sentía feliz de ver como su mejor amigo hacía un esfuerzo por acercarse a.. ¿su novio? No, aún no podía llamarlo así. Se habían dado un beso, pero nada más. Aunque en el fondo Alex deseaba poder llamarlo así. La cuestión era que los muchachos estaban evitando el tema con todas sus fuerzas, pero de vez en cuando se les escapaban sonrisas picaras que ponían de manifiesto sus sentimientos. Daniel se despidió de sus compañeros y volvió al entrenamiento, por su parte Alex le pidió a Borja que lo acompañase al almacén a por algunas cosas.
Una vez en el almacén, el capitán se aseguró de cerrar la puerta con seguro. A continuación Alex se fue directo a los labios de su compañero, que recibió el beso con sorpresa y alegría. La lengua de Alex no tardó mucho en colarse en la boca de Borja, intentando hacerla suya, mezclándose con su lengua hasta formar una. Alex alargó las manos y rodeó la espalda de Borja, atrayendolo hacia sí hasta que sus cuerpos estuvieron pegados. El capitán deslizó sus manos por la espalda de muchacho hasta sus glúteos una vez allí los apretó con delicadeza cosa que no pasó desapercibida para su compañero que le respondió con un mordisco suave en los labios. Alex se despegó de Borja.
¿Te gustó mi regalo de bienvenida? -dijo.
No -respondió Borja a la vez que volvía a besarlo, esta vez fue un beso rápido que el capitán a penas pudo percibir. Me encantó -concluyó.
Alex sonrió ante la ocurrencia de Borja mientras que su compañero se perdía en sus profundos ojos verdes.
- ¿Te vienes a mi casa mañana? Me gustaría que me ayudaras con algo.
Borja fingió que ese "algo" no era volver a comerse los morros y aceptó la proposición de Alex.
- Vale -dijo.
Después de esto los chicos volvieron al entrenamiento y fingieron que nada había pasado. Cuando se reunieron con el resto de sus compañeros, descubrieron que el entrenador Julio estaba dandole algunas instrucciones al resto del equipo.
La semana que viene será el primer partido amistoso de la temporada. Jugaremos contra el colegio del colegio "San Patricio" -se escucharon abucheos por parte de los muchachos.
¿Con esos pijos? -dijo Daniel.
Sí -respondió Julio intentando no mantener contacto visual con la tentación rubia.- Lo importante de esto es que debéis sugerir a uno de vuestros aspirantes para jugar en el partido. Quiero la respuesta mañana.
Daniel frunció el ceño. Le parecía un despropósito compartir campo con esos buenos para nada. Sabía que elegiría al azar a su aspirante, pero se preguntaba que harían sus compañeros. Alex seguro elegiría a Borja, Luis se decantó por el guaperas de su equipo y Mark dudaba entre sus aspirantes.
--El entrenamiento finalizó y todos se fueron a sus casas tras pasar por el vestuario, aunque algunos decidieron quedarse un rato más a jugar no precisamente con el balón--
Yo llego más lejos
¡Ni hablar!
Ya veréis que paliza os meto -dijo una tercera voz entre risas.
Mark escuchaba atentamente la conversación desde la puerta del vestuario. La curiosidad se apoderó del joven, caminó despacio para ver de que se trataba la competición, aunque ya se lo imaginaba. Lo confirmó al llegar a las duchas. Tres de los novatos estaban de espaldas con los pantalones bajados y el culo al aire intentando saber quien meaba más lejos. Aquel juego le recordaba a sus primeros años en el equipo de fútbol, cuando era una novedad estar rodeado de tíos en pelotas y estas practicas resultaban interesantes.
El joven carraspeó con fuerza para hacerse notar. Los novatos no tardaron en girarse para comprobar que se trataba de uno de los capitanes del equipo. Se subieron los pantalones y pusieron cara de circunstancia. Mark, sin embargo, tenía una risita burlona en la cara.
- Hola -dijo Mark- ¿Qué se supone que estáis haciendo?
Ninguno de los novatos respondió, se limitaron a agachar la cabeza intentando esconderse de la mirada de Mark.
- Estaba a punto de darme una ducha pero no me atrevo a meter mis pies ahí después de lo que he visto.
Uno de los chicos dio un paso adelante. Era claramente el mayor de ellos y además el más guapo, estaba en el equipo de Luis. El muchacho era más alto que él y más fibrado, Mark podía intuir los abdominales que se escondían tras su ceñida camiseta, tenía el pelo castaño, los ojos verdes y una extraña sonrisa de tranquilidad dibujada en el rostro. Mark no tardó en catalogarlo como un chulo, uno muy buenorro.
Lo siento -dijo el muchacho acercándose a Mark- Estábamos haciendo una gilipolles.
Ya lo veo -observó el capitán- ¿Os parece normal este tipo de comportamiento? Es lo más infantil que he visto en mucho tiempo.
No volverá a pasar -respondió otro de los allí presentes.
Mark esbozó una sonrisa picara y recorrió sus labios con la lengua sin a penas darse cuenta.
- Aunque bueno... -añadió- A mí también me gusta divertirme. ¿Qué tal si jugamos a un juego más interesante?
Los chicos celebraron la iniciativa del capitán. Mark se retiró de la zona de las duchas y corrió a cerrar la puerta del vestuario con seguro, después buscó algo en su mochila con empeño hasta que lo encontró. Regresó donde los impacientes aspirantes que esperaban con ansias que el capitán les explicase el juego. Los muchachos se sorprendieron al ver lo que traía entre manos:
¿Una regla? -dijo uno de ellos.
Sí -contestó Mark- La idea es sencilla: ya habéis jugado a ver quien mea más lejos, ¿no? ¿por qué no jugamos a quién tiene la polla más grande?
Guay -respondió uno de ellos entre risas.
Mark acabó de explicar la segunda parte del juego.
Lo interesante es que los perdedores tendrán que chuparsela al ganador.
Paso -dijo uno de los muchachos rapidamente.
Vale, picha corta -respondió Mark.
Yo también -dijo el segundo.
¿Os rajáis todos? -gritó a la vez que se golpeaba la frente con la regla.
Yo no -respondió el guaperas- Acepto.
Mark no pudo evitar sonreír de felicidad, cosa que no pasó desapercibida entre los allí presentes El guaperas parecía confiado, como si la polla que escondía entre sus piernas fuese capaz de impresionar a Mark. Por su parte el capitán quería llevarse a la boca el falo del guaperas.
Bien -dijo Mark- Veamos que tienes.
Hagamoslo a la vez -respondió el guaperas.
Vale.
Los muchachos se dejaron caer los pantalones hasta las rodillas y se llevaron las manos a los gayumbos. Mark llevaba un slip negro muy ceñido que aprisionaba su polla, mientras que el guaperas llevaba un bóxer en el que su polla se podía mover con mayor libertad. Mark metió la mano dentro del slip para desenroscar su polla antes de liberarla en frente de sus subordinados.
- 1,2... -Mark hizo una pausa- ¡3!
Ambos chicos deslizaron su ropa interior hasta la altura de las rodillas. Sus pollas rebotaban de un lado al otro sin destino aparente. Mark levantó la cabeza para ver a lo que se enfrentaba. Se llevó una gran sorpresa... o quizás no tan grande como esperaba. La belleza del guaperas no era proporcional a la talla que calzaba. Pudo divisar como tímidamente la polla del guaperas lo saludaba desde la otra punta del vestuario. Era una verga pequeña, adornada con dos cojones redondos y recubierta por una fina capa de bello. Por su parte el pollón de Mark reclamaba su premio desde su entrepierna.
- Mierda, creo que he perdido -dijo el guaperas con tono sarcástico.
Mark se dio cuenta tarde de las intenciones del muchacho. Obviamente sabía que con sus 10 centímetros no podía ganar la competencia, pero tampoco era su objetivo. Desde un principio el guaperas sabía que tenía la batalla perdida y era justamente eso lo que quería para llevarse el nabo de Mark a la boca. El capitán se sintió alagado por la maquinación de su subordinado.
- Ya sabes qué te toca -dijo Mark a la vez que se sacudía la polla.
El guaperas puso cara de "no, por favor" para maquillar las ganas que tenía de comerse los 18 centímetros del capitán. Se acercó hacia el falo de Mark con el mismo sigilo con el que un lobo se acerca a su presa. Se puso de rodillas en el suelo húmedo del vestuario. El nabo de Mark quedó a pocos centímetros de su boca, podía oler la dulce fragancia viril que emanaba el cuerpo sudoroso de Mark y en concreto su polla. Era una delicia para su olfato, tanto que retrasó el momento todo lo que pudo.
- ¿Qué miras, quieres una foto? -le espetó Mark.
El guaperas entendió la señal del capitán. Llevó una de sus manos hasta la polla de Mark, la acarició con mucho cuidado para después respirar hondo. Exhaló despacio y se metió la verga de Mark a la boca con torpeza. Era la primera vez que una polla se colaba en su boca, hasta ahora solo había probado los pechos de las niñatas del instituto, aunque ninguna de ellas había conseguido despertar en él la pasión que sentía en ese momento. Cuando tuvo la polla en su boca no supo que hacer. Nadie le había enseñado como chupar una verga. Al final se decidió por disfrutar el sabor de la verga en cuestión, era distinto a todo lo anterior. Tenía un sabor extraño, aunque no era precisamente el sabor lo que le excitaba, era la simple idea de sentirlo dentro, de notarla sobre su lengua, de sentir su textura en las paredes de su boca. No comprendía como podía haber pasado tanto tiempo sin probar una buena verga. Un mundo de emociones se había frente a sus ojos.
Mark estaba impaciente. En vista de que el guaperas no hacía nada, decidió darle un empujón. Colocó una mano sobre la cabeza del muchacho y la empujó hacia él, como respuesta su verga se coló hasta lo más profundo de la garganta del guaperas. El chico sintió fuertes arcadas por lo que trató de sacarse el nabo que amenazaba con asfixiarlo, pero Mark no se lo permitió. El capitán empezó a jugar con la cabeza del guaperas a su antojo, metiendo y sacando su verga de la boca del muchacho. Por su parte el guaperas se limitaba seguirle el ritmo al capitán intentando ensalivar el falo de Mark de arriba a abajo.
Entonces Mark le dio un respiro al muchacho. Sacó su polla de la boca del guaperas y le dio un paseo por sus labios. El machucho volvió a hacerse con el control del falo, esta vez para pajearlo mientras lo chupaba. Deslizaba la piel del pollón de Mark de arriba a abajo sin descanso, ensalibandola cuando necesitaba más lubricación. Mark estaba en la gloria. El chico aprendía rápido y tenía talento. Empezó a toquetearse las tetillas mientras el guaperas se la chupaba sin descanso, cerró los ojos empujado por el placer que recorría su piel.
Los demás aspirantes seguían detrás, observando atentamente la escena. Uno de ellos se acercó hasta Mark y lo miró fijamente a los ojos, Mark entendió lo que aquello significaba:
- ¿Tú también te animas?
El muchacho asintió con la cabeza. Su compañero, el ultimo que faltaba, también dio un paso al frente. Mark se sacó la polla de la boca del guaperas y lo hizo poner de pie. El juego volvía a empezar. Los dos chicos se pusieron uno junto al otro y se bajaron los pantalones ante la atenta mirada del capitán. Después cayeron los gayumbos. Mark inspeccionó a los nuevos jugadores: uno de ellos tenía una polla normal que no superaba a la suya en tamaño, pero el otro contaba con un pollón de proporciones considerables que dejó al capitán con la boca abierta.
Mark se acercó hasta el muchacho en cuestión, que parecía estar avergonzado de las dimensiones de su polla. Se agachó, apoyando tan solo una pierna en el suelo, y con la regla midió el falo de su subordinado.
22 centímetros -dijo asombrado.
Creo que tenemos un ganador -dijo el guaperas a la vez que se incorporaba.
El muchacho se sonrojó. Mark tomó la iniciativa y probó el macropollón que tenía enfrente. A diferencia del guaperas, Mark era un experimentado chupador, tan bueno era el muchacho, que los primeros gemidos no tardaron en salir de la boca del superdotado. A pesar de sus dotes mamadoras, Mark no podía hacer frente solo a tan magnifico pollón, por lo que invitó con un guiño a que el guaperas y su compañero se uniesen al festín. El guaperas le arrebató la polla de entre las manos para que sus inexpertos labios la probasen. Mark se sintió muy halagado al ver la buena acogida que estaba teniendo su juego.
El guaperas escupió la polla del muchacho y luego invitó a su compañero a que probase su escupitajo. Su compañero alargó la lengua tímidamente y lamió la polla desde el tronco hasta la punta donde se encontraban los restos de la saliva del guaperas. A continuación deslizó aquel miembro carnoso todo lo que pudo dentro de su boca. Al igual que sus compañeros se dio cuenta que no podía tragárselo completo por lo que desistió y lo expulsó de su garganta entre arcadas.
El superdotado dudó quien sería el próximo en chupaserla. Ante la duda, dejó que su polla decidiera. La agitó con furia sobre los rostros de los otros chicos y la dejó caer sobre el rostro que ella eligiera. El afortunado fue Mark, que se lamía los labios ante la inminente mamada. Estuvo a punto de llevarsela a la boca cuando algo los interrumpió. Se escuchó el ruido de la puerta.
- ¡Abrir la puerta coño! -dijo una voz conocida.
Los chicos intentaron hacer como que nada había pasado. Mark fue a abrir la puerta, mientras los otros se vestían o se metían en las duchas para fingir que se daban un baño. Al abrir la puerta Mark se encontró con Daniel.
¿Por qué cojones estaba cerrada la puerta?
No sé -respondió Mark- Se habrá cerrado sola...
En este vestuario nunca se sabe -añadió Daniel con picardía.
El rubiales entró hasta lo más profundo del vestuario y comprobó que habían tres chicos más allí. Se fijó en uno de ellos, estaba en su equipo pero nunca lo había visto de esa manera El macropollón que tenía entre las piernas fue lo que le hizo decidirse.
- Tú jugarás conmigo -le dijo.
Continuará...
Hola chicos. ¡Que ganas de vacaciones tengo! Solo me queda esta semana en el instituto y luego podré escribir todo el día y leer vuestros relatos. Este no era el capitulo 10 en un principio, pero decidí publicarlo ahora. La segunda parte del capitulo anterior la publicaré la semana que viene. Espero que os haya gustado. Podéis puntuarlo y dejarme vuestras opiniones en los comentarios.
Muchas gracias por leer :)