Fuera de clase (5)
...
Me abrazó muy fuerte, nos entristecimos ambas, tenía razón, aunque todavía me quedaran dos o tres años más trabajando allí, no sabía si podríamos aguantar tanto tiempo sin vernos, y si cuando volviera todo cambiaria, si ella habría conocido a alguien mejor que yo, estaba preocupada y ella lo notó, por eso antes de que preguntara que me sucedía la besé y le dije:
¿ves lo que pasa? ¡Ahora me tengo que volver a duchar!
Bueno pero esta vez no será sola jeje.- dijo sonriendo y acariciando mi cuello, quería consolarme .
Está bien pero después me tendrás que compensar con un masaje el gasto de agua ¿no?
De acuerdo, veamos en que acaba ese masaje .- y me lanzó tal mirada que después del orgasmo que acababa de tener me volví a calentar.
Abrí el agua y esta empezó a mojar nuestros cuerpos de nuevo, sus manos expandían cada gota de agua que me caía por la piel, cogió la esponja y la llenó de gel, y comenzó a pasármela por todas partes, cuando terminó con mi espalda y mi culo, me dio la vuelta y comenzó con la parte de adelante, empezó por mi barriga, y fue subiendo, ella disfrutaba sin duda de lo que me estaba haciendo sentir, subía a por mis pechos y yo gemí, le gustaba provocarme, primero con esa forma de desnudarse y ahora con la esponja, yo no quería ni imaginar lo que haría con sus manos en mi espalda
Terminó de enjabonarme y cuando iba a besarme cogí espuma de mi cuerpo y se la puse en la nariz, ella sonreía mientras yo me reía de lo graciosa que se veía, pero le quité la esponja y empecé a enjabonarla yo a ella, la puse de espaldas con las manos en la pared, como si fuera un cacheo, comencé a besar su cuello mientras enjabonada su lindo trasero con la esponja, la quería tener en el punto en el que ella me puso a mí, me metí con la esponja entre sus piernas, ella seguía de espaldas, y se le escapó un gemido, insistí un rato, pero la iba a dejar así preparadita para después, me costaba solamente calentarla sin más, quería tener esa piel solo para mi, estaba totalmente enamorada de ella, se dio la vuelta y sus ojos verdes me dijeron que la besara y así lo hice, no era solo pasión, era amor, me encantaba su boca, sus labios, su cuello, toda ella, y con cada beso me enamoraba más de ella.
Al separarme seguí enjabonándola ahora por delante, mientras ella disfrutaba de mis caricias, yo me entristecía del negro futuro que nos esperaba, ella cerraba sus ojos y suspiraba, mientras a mi se me saltaban las lagrimas por lo triste de la situación, decidí aprovechar con ella cada instante, así que la cogí del cuello y la besé de nuevo, esta vez fue un beso efusivo, nos enjuagamos siguiendo con ese beso, el agua mojaba nuestras caras mientras nuestras lenguas luchaban, y nos secamos la una a la otra, yo triste y excitada le sonreía porque no quería que se diera cuenta de mi preocupación, aun así sus ojos lo notaban lo que intentaba hacer:
bueno, ahora te toca darme ese masaje ¿no?- dije intentando esconder mi triste mirada con una sonrisa.
¿tu crees que terminaremos ese masaje?- dijo haciendo como sino notara nada.
Son las ¡2:30!- dije sorprendida porque estuvimos dos horas en la ducha.
Que dos horas tan aprovechadas ¿verdad?
Si, bueno, ¿pido comida? ¿o la hacemos?
Me da igual preciosa.- dijo sonriendo con otra idea perversa en su cabeza, pero seguro que lo pondríamos todo perdido, y nos acabamos de duchar, eso mejor para otro día.
Será mejor que la pidamos, es más rápido.- le di un beso en la mejilla y me fui a buscar el teléfono mientras ella acababa de vestirse .
Pedí un pollo, ella fregó los platos del desayuno mientras yo quitaba agua del cuarto de baño, después pusimos la mesa y comimos tranquilas quitamos la mesa y nos fuimos al sofá, me senté y ella se tumbó en mis rodillas, mirándome y sonriendo, era una niña después de todo, y yo amaba que lo fuera:
carmen ¿Cuántas veces te he dicho que te quiero?- dijo sonriendo más aun .
Unas mil veces, me gusta que me lo digas.
¿y cuantas veces te he dicho que te amo?
Las mismas jajaja, creo que estás un poco loca.
Claro, si cualquiera que esté a tu lado se volvería loca.
Oye a mi no me eches la culpa ¿eh? Que tu venias así de casa jejeje.
Pues como me des otro beso más tendré que ir detrás de ti como un perrito.
Entonces mejor no te lo doy- me hice de rogar.
Bueno
No pasaron ni dos minutos cuando se levantó y comenzamos a comernos la boca de nuevo, me gustaba tenerla en casa, estábamos totalmente tranquilas, podíamos besarnos, tocarnos, tenernos.
Yo me dejé llevar de nuevo por su cuerpo, su boca no paraba y la mía impedía que lo iciese, sus besos me encendían mucho, me levanté dejándola tumbada en el sofá y yo me puse encima suya, seguimos besándonos y reconociéndonos, sus manos se metían debajo de mi ropa, volvían esas sensaciones que hacían que me retorciera de placer, yo empecé a besar su mandíbula, queríamos volver a hacerlo, no había manera de que nos aborreciéramos, pero recordé la deuda que tenía con migo así que me separé, la inmovilicé y me acerqué de nuevo a ella para besarla, admiraba su belleza y cuando nos rozábamos ya me detuve en ese punto, quedando totalmente frente a ella que deseaba comerme a besos:
ahora te tengo donde yo quiero pequeña.
¿Qué me vas a hacer?
Primero me paragarás la deuda que me debes después podríamos deleitarnos otra vez
Me parece buena idea.- dijo acercándose a mí para intentar besarme, pero no la deje y me reí.
No tengas tanta prisa todavía nos queda mucho, voy a por los aceites.- me levanté y quedé abierta de piernas sobre ella, y ella se levantó y ahora si me volvió a besar, y le cogí su cara y la volví a recostar .- no te muevas.
Fui al cuarto de baño a por los aceites, y a la cocina para beber agua, miré la hora y entre arreglar los destrozos y que llegara la comida, ya eran las 4 de la tarde, el tiempo volaba, quizá porque estaba siendo un domingo idílico.
Cuando volví a la sala de estar seguía allí tumbada, mirando la tele, casi dormida, decidí darle un descanso:
*¿quieres que echemos una siesta? Te noto un poco cansada, y no quiero que la niña que me hace sentirme bien esté cansada
La verdad es que tengo un poco de sueño, pero es porque estoy tan a gusto y tranquila*
Me dirigí hacia ella y como estaba totalmente estirazada se echó hacia delante y yo me metí entre el respaldo del sillón y ella, ella se dejó caer en mi y yo la agarré y acaricié su vientre y costado hasta que quedó totalmente dormida, después de darle un beso en la frente y eché una manta por encima nuestra para no pasar frío y me dormí yo también.
Despertamos en una hora y media, fui de nuevo a por la botella de agua, esta vez me la lleve para que ella también bebiera y cuando entré de nuevo en la habitación estaba con el bote de aceite en sus manos, se levantó, me quitó la botella de agua, bebió un poco cayendo algunas gotas por su cuello, y nos besamos, me llevó hasta el sillón donde me quitó la camiseta quemando cada milímetro de piel que tocaba y besándome con su boca helada por el agua que había bebido:
Túmbate que ya es el momento de que te pague la deuda.- dijo con su sonrisa traviesa.
Y así lo hice me tumbé bocabajo y ella se sentó sobre mí abierta de piernas, comenzó a acariciarme primero, yo empecé a derretirme, después empezó a besar mi nuca, bajó por mi columna vertebral, por las paletillas y a mi se me ponía el vello de punta, paró para echarme un chorreón de aceite, estaba helado, pero mi corazón estaba que se salía, cuando empezó a restregármelo poquito a poco por la espalda mi excitación subió más si puede, mi espalda pringada de aceite permitía que sus manos se resbalaran por ella, acertaba en todos los puntos en los que debía de hacer presión, a pesar de que nos conocíamos de una semana estábamos totalmente enamoradas, y ella me conocía perfectamente:
date la vuelta, y te doy un masaje por delante ¿no?- dijo con un tono que me excitó bastante
al final parece que esto va a acabar siendo algo más que un simple masaje.- dije ansiosa de que comenzara por la parte de delante.
Nos colocamos bien, ella se sentó sobre mi vagina que estaba totalmente húmeda, y me volvió ha echar aceite, me la restregó sobre los pechos, masajeó y disfrutó de los pezones, yo no podía aguantar más, masajeaba mi vientre, mis costillas y mi costado, yo no tenía otra que gemir y retorcerme de placer, se acercó y me besó, un beso muy caliente, sin dejar de masajear mis pechos, mis pezones que iban a estallar, bajó y se los comió yo estaba apunto de correrme de nuevo cuando de repente llamaron a la puerta, y ella se detuvo:
¿abres o seguimos?
Me da igual quien sea, no voy a abrir.
Bueno, pues has acertado la respuesta, te ha tocado un premio.
Ella siguió con mi boca, cuando llamaron de nuevo:
tendré que ir a abrir.
¿y me dejas con ganas de comerte?¡que tengo hambre!.- dijo con cara de pena.
Tranquila no será nadie, será un vecino pidiendo sal o algo así jejeje.