Fuera de clase (3)

...

¿estás segura de verdad?- dije acariciando su cuello mojado.´

Nunca estuve tan segura de algo- me dijo acercándose a mi oreja,

Acto seguido me mordió el lóbulo haciendo que me derritiera y me humedeciera aun mas, yo bajé por su cuello hasta la clavícula, su perfume olía tan bien, ella estaba tan excitada y tenia la expresión mas dulce que jamás vi en alguien, su cara tan suave y mojada, no puede resistir y subí asta su boca para tener su lengua, entonces fue cuando me acordé de que estaba lloviéndonos encima, me separé de ella y le dije:

sube.

Subió al coche, lo arranqué, yo estaba tan nerviosa que parecía que nunca he estado con una chica, y es que nunca estuve con ninguna chica a la que quisiera tanto y de un modo tan posesivo, no dijimos nada, ella miraba el paisaje, yo conducía mientras intentaba evitar la voz de mi conciencia, hasta que al fin llegamos a mi casa. Nos bajamos y entramos en el portal, yo estaba tan nerviosa y sumergida en mi mundo, tan feliz de estar con ella, que seguía sin decir nada, ella me cogió del brazo y me echó en la pared, yo cogí su cara y nos volvimos a besar de una manera tan apasionada y sensual que no podía parar de mojarme, mis manos que recorrían su cuerpo se introdujeron bajo su fina camiseta, su piel suave, mojada, caliente, baje mis manos hasta meterlas bajo su pantalón, apreté su trasero, ella gimió y yo bajé a su cuello de nuevo, lo besé, lo mordí, su respiración se aceleraba, suspiraba, gemía, subí las manos por su espalda y las metí por la parte delantera de la camiseta, agarré sus pechos que no paraban de agitarse, sus pezones duros, mi boca besando su escote, bajé una mano hasta tocar su monte de Venus, bajé más aun hasta encontrar su clítoris que estaba mojado e hinchado por la excitación y empecé a masajearlo, pellizcarlo, y yo de tenerla por fin con migo, de poder tocarla y besarla, de sentir como disfrutaba yo estaba a punto de correrme, ella cada vez respiraba mas fuerte y gemía mas, hasta que me paró y me dijo que me esperara a llegar a la cama, hice un esfuerzo sobrehumano para contenerme.

Al llegar a la puerta me dispuse a abrirla, pero ella me agarró por detrás, metiendo esas manos tan frías debajo de mi camiseta, yo me derretía por sentía como subían hasta mi pecho, mi cuerpo se retorcía de placer, y ella me calentaba aun mas besando la parte de atrás de mi cuello, hasta que por fin pude meter la llave y abrir la puerta. Nada mas entrar, cogí su mano y la conduje hasta mi habitación, entramos, cerré la puerta y la miré a sus ojos, los ojos que me tenían así, los que me habían amarrado y a los que intenté resistirme.

si tu supieras cuanto te quiero, me traes loca, y te juro que nadie me ha hecho sentir lo que tú nunca, te amo .- dijo mientras me miraba con pasión, mientras sus manos quitaban mi camiseta.

Y si tu supieras como me ha costado resistirme a ti, y como me dolía cada vez que pensaba que nunca te iba a tener así, tan cerca, toda para mi.- la cogí suavemente y la besé, me gustaba mucho sentir su boca, sentir su piel, estábamos unidas en su respiración, notaba sus pulsaciones que estaban ya aceleradas.

Le quité aquella camiseta empapada, y la volví a besar, mi lengua se encontraba con la suya, mientras mis manos cogían sus pechos, las suyas apretaban mi trasero y me acercaban mas ella, bajé a su cuello, lo recorrí todo con besos y mordisquitos, lamí su clavícula, y cuando iba a llegar a su pecho la tire a la cama, y allí fue donde agarré sus pechos, eran preciosos, tenían el tamaño perfecto para mi, me gustaba verla tan excitada y tumbada para mi, bajé y besé primero un pecho, chupé su pezón, lo mordí ligeramente, y se puso aun mas duro, ella echaba la cabeza hacia atrás y gemía, su corazón parecía salirse de ella, me fui a su otro pecho, lo besé también, lamí su pezón, me sabían a caramelo, y yo parecía una niña poseída atraída por ese caramelo, me gustaba muchísimo chupárselos, poco a poco fui bajando por su vientre con pequeños besos, con pequeñas lamida , desabroché su pantalón, y se lo quite junto a ese tanguita de color verde que llevaba puesto, y que estaba mojado por ella y no por la lluvia, cuando olí su perfume me mojé aun mas, seguí bajando por su barriga y ella se retorcía de placer, cuando llegué a su vagina, le pasé mi lengua de abajo a arriba una manera muy suave, y a se le escapó un gemido que me calentó mas si cabe, bajé mas aun a sus muslos, los besaba, los lamía, y ella se retorcía mas, yo sabía que ella quería tenerme dentro así que no me hice de rogar y volví a subir, lamí cada rincón que tenía, bebí sus fluido y la penetre con mi lengua, esto le encanto y sus caderas empezaron un vaivén con mi lengua, la saqué a besé ese clítoris tan rojo, lo chupe, lo mordí, y ella seguía gimiendo y moviéndose, sus caderas bailaban , y su mamo en mi cabeza, le metí dos dedos, y comencé a penetrarla, primero despacio y después empecé a subir el ritmo ella respiraba de manera muy fuerte, mientras mi lengua seguía ensañándose con aquel clítoris

que estaba apunto de reventar, su mano apretaba mas mi cabeza contra su cuerpo, yo notaba que ella estaba apunto de llegar al orgasmo, yo estaba tan unida a ella que estaba apunto de irme también, aceleré mas el ritmo de mis dedos y aumenté la presión con mi lengua en su clítoris, hasta que empecé a sentir las contracciones, ella gritaba, gemía, arqueaba su espalda, y yo dejé mis dedos dentro hasta que cesaron sus contracciones, los saque, y limpie y bebí tos los fluidos que emanaban de esa vagina enrojecida, ella respiraba tranquila, se había quedado como transpuesta, llegué a su boca y me besó de una manera muy tierna que nunca conseguiré olvidar, cada vez que me besaba me sentía mejor, con una mano acariciaba mi espalada, y con otra bajó por mi vientre, yo estaba muy caliente de por si, ella metió sus manos bajo mis pantalones y bajo mi tanga y empezó a tocarme, yo me deshacía en placer y no quería que me la quitara de ahí para nada, me dio la vuelta mientras seguía besándome y tocándome, yo quedé debajo y me quitó el sujetador cuando estaba comiéndose mi cuello de manera apasionada, yo estaba apunto de correrme, bajó a mi pecho y se comió mis pezones como si la vida le fuera en ello, los lamía, y mientras tenía uno en su boca masajeaba el otro con su mano, yo estaba apunto de estallar, me encantaba como se los comía, como los chupaba, bajó hasta encontrarse con mis pantalones, los desabrochó y me los quitó, jugó con mi tanga, pasaba su lengua de arriba abajo haciendo que me retorciera, hasta que me lo quito , y comenzó a comerme de manera salvaje, me encantaba, era la mejor comida que me habían hecho nunca, metió su lengua y exploró cada rincón que había en mi vagina, tenía una lengua tan hábil que llegó hasta el punto g y lo estaba estimulando de manera magnífica, yo no podía más, pero ella sacó su lengua y metió tres dedos dentro de mi, y yo estaba ya desecha, pensé que no podía mejorar mas aquella situación, hasta que empezó a chupar mi clítoris, yo no paraba de gemir, de disfrutar, estaba en el cielo, en la gloria, ella me estaba llevando al cielo, cuando noté que me iba a correr, ella lo notó y aumentó la intensidad, me corrí entre convulsiones, el mayor placer que jamás alcancé con nadie, ella no paraba y yo estaba casi inconsciente, sacó esos dedos que me habían dado tanto placer, y con esa lengua con la que hizo maravillas en mi, lamió todos mis jugos, y subió para besarme, yo le respondí con el mejor beso que le podía dar, calló sobre mi, estábamos muy cansadas:

gracias.- le dije

gracias a ti, que me has dejado hacerte mía, que me has hecho llegar donde no he llegado con nadie, de verdad, he tenido el cielo en mi lengua, y me has dado el mayor placer que nadie me dio nunca, te quiero, no quiero que te vallas nunca, no quiero que me dejes.- me dijo mientras me abrazaba, me miró y me sonrió.

Me encanta que por fin estés aquí con migo, que pueda tenerte junto a mi, yo no voy a hacerte daño, pero por favor tu nunca me dejes, merece la pena haber pasado tanto pero por fin te tengo aquí, con migo.- la besé nuevamente, después besé su frente, eché las mantas por encima, y entonces me acordé- deberías llamar a tus padres

No están en casa, y yo no podría estar con mejor compañía.- entonces la volví a abrazar fuerte, ya se había secado, y a mí me quedaba un domingo para estar con ella a solas, aunque al lunes siguiente tuviéramos que ser yo la profesora y ella la alumna rebelde, pero no podía pensar en eso teniéndola junto a mí, estaba muy agusto, su respiración decía que ella también, estaba tan guapa durmiendo, y yo me dormí también.