Fuera de clase (15)

...final...

Allí estaba Kike, con su móvil, mirándonos con lujuria, grabándonos:

bueno, por fin entiendo porque no querías tener nada conmigo, además acabo de confirmar mis sospechas, quedaos así 5 minutos, que el director viene de inmediato.- dijo alegre.

Kike, por favor, no hagas esto, no estamos haciendo nada malo, no tiene porque pasar nada, podemos hablar y solucionarlo todo.- dije nerviosa, poniéndome en pie, Irene ya se había levantado nada más ver a Kike.

Mira, acabas de grabar sin permiso, has grabado a una menor edad, puedes ir a la cárcel.- dijo Irene muy cabreada.

Tu querida Carmen estaba en proceso de acostarse con una menor, como mínimo se tendrá que ir del centro.

¡tu eres un carbón! Te juro que esta me la pagas…- Irene lo amenazaba mientras el director llegaba.

No sigas con la amenaza Irene, quiero que se vayan a mi despacho de inmediato, Carmen recoja todo lo que tenga en este centro, Kike acompáñeme, primero hablaré después, Irene no te vayas a escapar, pienso hablar con ambas a la vez, luego por separado.- el director estaba avergonzado, era un buen hombre, pero tenía que hacer su trabajo.

Ambos se marcharon, Irene y yo quedamos solas:

carmen, perdóname, yo te convencí para que mantuviéramos una relación, y ahora te vas a quedar sin trabajo…- rompió a llorar, estábamos fatal ambas, yo la abracé.

Mira, Irene, jamás me voy a arrepentir de lo que hemos tenido, ha sido lo mejor que me ha podido pasar desde hace muchísimos años, lo único que siento, es que después de todas las precauciones que hemos tomado nos haya descubierto un cerdo como Kike, y lo que más me duele es saber que jamás voy a volver a este centro, jamás voy a volver a verte, no se como voy a seguir viviendo sin ti, te amo, jamás te voy a olvidar pase lo que pase.- mis lagrimas se derramaban, mi cuerpo estaba muerto.

Igual que le he jurado a ese cabrón que las pagará, te prometo que algún día nos volveremos a encontrar, que no voy a parar hasta que te encuentre, ni yo ni mi cuerpo te vamos a olvidar, te quiero, te amo.- nos dimos un beso muy tierno, precioso.

Pues ahora me toca recogerlo todo, ve al despacho del director, yo voy a tardar poco, estaremos juntas al pie del cañón, será difícil que no me tenga que ir del centro, pero esto no se ha acabado aquí.

Me separé de ella, con el alma rota, el corazón no me latía, las raíces que teníamos no me dejaban sepárame, las lágrimas buscaban su hombro para caer, pero tenía que hacerlo, yo solo rezaba porque todo saliera bien.

Mientras caminaba sola, recordaba todo lo pasado, sentía el frío de los azulejos, lo miré todo por última vez, bebía agua y me fui a la sala de profesores, había un par de profesoras.

Me miraban, me preguntaban, pero yo no existía, solo podía pensar en que jamás volvería a ver al amor de mi vida, lo recogí todo y me fui a la sala de profesores, cogí aire y me fui al despacho del director.

Todavía no estaba Irene en la puerta, llegó un poco más tarde que yo:

Carmen no te preocupes, todo va a salir bien.- ella me acariciaba la cara, y yo no podía hablar.

Solo quiero que pase lo que pase estés bien, que estudies, que seas alguien, por mi, y que no….

Que no se te pase por la cabeza la idea de que te vaya a olvidar.- besó mi mejilla.

En ese momento salió Kike, estaba radiante, estaba totalmente feliz, no dejaba de mirarme, Irene se aguantaba la rabia con tal de no decir nada para empeorar la situación. Entonces entramos nosotras.

El director estaba muy apenado:

Carmen, yo se que eres una magnifica profesora, eres joven, no se en que momento decidiste hacer lo que has hecho, te tengo que pedir una explicación.- dijo muy nervioso.

No tengo ninguna explicación, es simplemente lo que ya sabe, no he podido aguantar mucho tiempo, estoy loca por ella.- me daba igual todo, de todas formas ya perdería mi trabajo.

Irene, es tu turno.

Ella no tiene culpa, yo la tenté, ella intentó resistirse pero la carne es débil, ella se merece este trabajo, si alguien debe abandonar el centro soy yo, además usted sabe que es muy querida tanto en el alumnado como en el profesorado.

Yo de verdad, no tengo palabras, sé que Carmen es una persona maravillosa, pero tengo dos opciones, o la llevo a juicios, o simplemente se va, ella dimite y es como si no hubiera pasado nada, y creo que esa es la que le conviene si quiere seguir dando clase, en este centro ya no, pero en otro si. ¿tenéis algo que añadir

La amo, perdone que se lo diga, pero jamás me voy a arrepentir de lo que hice, que traten bien a Irene es lo único que les pido.

Bueno, ya está todo dicho, solo tiene que rellenar esto y en unos días te mandarán a otro centro a trabajar, lo siento de verdad, a mi no me molesta, cada cual tiene su vida, pero es mi trabajo.

Lo entiendo señor.- dijo Irene con un fino hilo de voz.

Irene tú ya te puedes marchar.

Se levanto lentamente, mi miró sintiéndose culpable, cogí su mano unos instantes, quizá cuando saliera del despacho no la volviese a ver. Rellene los papeles y el director me miró muy triste:

de verdad que lo siento, perdemos una gran amiga y profesora, ha sido un placer tenerla en este centro, yo lo más que puedo hacer por ayudarla es llamarla de vez en cuando y decirle que tal va Irene, quizá sería mejor que no se despidiera de los alumnos.

Se lo agradecería si lo hiciera, gracias por todo.

Terminé la frase y me fui de ese despacho, salí por la puerta y me despedí de las conserjes, me dirigí hacia mi coche y allí estaba ella, apoyada en el capó de mi coche, estaba perdida:

¿Qué haces aquí?- le dije sorprendida.

Quedar contigo, este fin de semana será el ultimo, nos merecemos pasarlo juntas.- dijo sonriendo con las lagrimas en sus ojos.

Sube, rápido, antes de que te vean.- ella subió rápidamente.

Nada más entrar en el coche nos miramos y comenzamos a reír, no sé si fueron los nervios, pero reímos, y nos besamos, por lo menos ahora éramos libres, nos fuimos a casa, tranquilas.

Fue una tarde normal, quizá lo hicimos así por no estar tristes, todo era especial, cualquier detalle, lo más mínimo. Comimos, estuvimos viendo la tele, llamamos a Ingrid y a Helena y se lo contamos todo.

Ambas quedaron perplejas, nos vieron destrozadas, y decidieron que donde yo fuera vendrían ellas, así que el lunes en cuanto tuviera un nuevo destino se vendrían conmigo a vivir, a apoyarme.

Más tarde salimos y disfrutamos de la fiesta, las dos bailábamos, nos rozábamos, me estaba calentando y lo sabía, esperamos un rato y nos fuimos a casa a disfrutar del mejor sexo que jamás volvería a tener.

Todo era distinto, esta situación hacía que sintiera todo, éramos una misma persona, quedamos cansadas y abrazadas:

me costará tener que acostumbrarme a otra cama.

Más nos costará acostumbrarnos a estar la una sin la otra.- de nuevo con su lógica.

Bueno, ahora solo tenemos que disfrutar del tiempo que nos queda.- nos abrazamos, nos besamos, nos volvimos a acariciar y quedamos dormidas .

El fin de semana lo pasamos solas, la una con la otra, entre risas, besos y mucho amor, pero cuando llegó la noche del domingo, en el momento en el que solo no quedaban 3 horas para volver a dejarla en casa la llevé al lugar donde comenzamos enserio, miraba triste por la ventanilla, y yo me intentaba concentrar en la carretera.

En unos 10 minutos llegamos, hacía mucho frío fuera por lo que optamos por quedarnos dentro del coche:

bueno pues este es el final.- dije casi llorando.

Sabes que no, que no voy a pasar pagina.- era incapaz de mirarme a los ojos, era la primera vez que su mirada tenia miedo.

¿no puedes ni mirarme?- dije enfurecida

No quiero verte llorar, te quiero recordar sonriente, quiero recordarte rabiosa como el día de la cafetería, ¿eres capaz de entenderme?

Cogí su cara, hice que me mirara y le sonreí, con lágrimas en los ojos, pero le sonreí para que recordara este último día. Se acercaba poco a poco hasta que rozaba mis labios, dijo:- te quiero .- y yo volví a sonreír.

Nos besamos y nos tocamos, acariciaba su pelo, besaba su cuello, respiraba su olor, sentía sus suspiros, estaba tan caliente como ella:

vamos al asiento de atrás.

Salimos del coche y nos metimos detrás, ella se tumbó y yo me puse sobre ella, besándola, sintiendo los movimientos de su cuerpo por la dominación de su vagina, la desnudé poco a poco entre caricias y pequeñas mordidas, ella cada vez esta más excitada.

Quité su pantalón y besé su vagina por encima de sus braguitas, se movía como una serpiente, yo jugaba a tocarla un poco y dejarla, esto le calentaba más aun, entonces le quité las braguitas y acaricié sus labios, de abajo a arriba y ella gimió.

Comencé a besar sus perfectos muslos internos, ella ya estaba en un punto que no aguantaba más, necesitaba que me la comiera, me acerqué y aquel olor a mujer, ese sabor que tanto extrañaría me pusieron mucho más caliente.

No la dejé más y lamí todos los rincones que podía tener aquel monumento, la penetré con 3 dedos mientras lamía su hinchado clítoris, ella estaba totalmente completa, apunto de correrse cuando se me ocurrió algo que jamás le hice.

Metí un dedo de mi otra mano en su lubricada vagina y se lo metí por el ano, ella dio un brinco, poco a poco se acostumbró, así que seguí con mi trabajo, seguí penetrándola con una mano por delante y con otra por detrás, y mordía, lamía, chupaba ese clítoris.

Noté que estaba apunto de correrse, y se me había olvidado algo, no chupé esos fantásticos pezones que tenía, así que antes de que se corriera subí a comérmelos, ella no daba abasto para soportar más placer.

Se corrió gimiendo y gritando, su cuerpo se contraía a un ritmo preocupante, sus manos se hincaban en mi espalda, quedó extasiada, no tenía fuerzas para nada, yo quedé tumbada sobre ella, tocando su pecho, dándole leves besos, cuando comenzó a llorar:

¿qué pasa? ¿te he hecho daño?- dije preocupándome.

No, me has hecho sentir la chica más afortunada del mundo.- dijo abrazándome con fuerza.

¿entonces por qué lloras?

Porque no te podré volver a tener, cuando pase un tiempo me olvidarás y buscarás otras parejas, por no hablar de las pocas posibilidades de que nos volvamos a encontrar…- la callé con un beso, no quería que siguiera inventándose una vida perfecta para mí, sin ella nada era perfecto.

No digas tonterías, quizá tarde años en tener una nueva pareja, y lo más triste es que no será como tú ni en sueños, así que no merecerá la pena, que yo solo tengo ojos para ti, te quiero con locura.

En ese momento buscó algo en sus pantalones, sacó una pequeña cajita:

toma, esto es para ti, quiero que tengas algo físico de mí.

Lo abrí, había un anillo precioso, ella me lo puso, y nos volvimos a besar, estuvimos tumbadas mucho tiempo, hablando, contando cosas y riéndonos, como si nada fuera a cambiar.

Llegó la hora en la que la tenía que llevar a casa, se vistió, nos sentamos adelante y comenzamos el camino de vuelta. Tardé poco en llegar a su casa, aparqué en una esquina, y nos despedimos ya definitivamente:

muchas gracias Carmen, has sido lo mejor que jamás habré tenido, no se como será la vida sin ti, solo se que mañana no amanecerá, que no se si sabré vivir sin ti, te quiero, te amo, te deseo, eres todo para mi .- las lagrimas volvían a su rostro, cada una de ellas que salía de sus preciosos ojos me dolía cada vez más.

Inténtalo, tiene que seguir adelante, ¿sabes una cosa? Voy a estar con tigo siempre, voy a saber lo que estás haciendo a cada momento.- dije secando sus lágrimas- te amo, y nunca te voy a olvidar, intentaré venir por aquí sea como sea.

Nos abrazamos, nos besamos, no queríamos despegarnos, pero se fue, dejando un rastro de lagrimas por donde pasaba, yo como todos los domingo esperé a que entrara en casa, pero me acordé de una carta que le escribí, así que arranqué el coche y me puse a su lado, bajé la ventanilla:

¡Irene! Toma, no leas esto hasta que no sea domingo por la noche por favor.

La cogió, me sonrió con esa cara angelical y entró en casa, yo me fui en coche llorando, llegué a mi casa más muerta que viva, no sé como lo hice pero saqué fuerzas para acostarme en esa cama, quizá porque su presencia seguía allí, pero esa noche no me sentí sola, ella estaba conmigo. Quería ser fuerte pero era muy difícil que nos volviéramos a encontrar