Fuera de clase (13)

...

Me fui a las 7:30 y llegué a casa sobre las 8, subí arrastrando mi cuerpo, me desnudé y me metí en la ducha, necesitaba despejarme y arreglarme para salir, con solo poner el pie la recordé, ella estaba en todos sitios, el agua se mezclaba con mi llanto, y mi cuerpo desnudo y mojado sentía frío.

Salí de la ducha, no había toalla, siempre se olvidaba poner una, y de nuevo su recuerdo, me fui chorreando a buscar una, poniéndolo todo perdido, me vestí normal, no quería estar guapa, ¿para quién me iba a poner guapa? Si ella no estaba no merecía la pena.

De repente llegaron de nuevo Ingrid y Helena:

¡tía que haces todavía sin vestir!

Estoy vestida.- dije sin ganas.

Anda ya, vamos rápido que no llegamos a cenar.- dijo Helena.

Ellas iban muy arregladas por lo que opté por ponerme un ligero vestido, pasaría frío pero tal vez si ligaba o algo quizá podría quitármela de la cabeza un solo:

- ¡DIOS MIO! Ahora si que estás bien puesta, nadie diría que estás deprimida.- dijeron ambas sorprendidas por el cambio.

gracias, bueno vamos a cenar, que cuanto antes acabemos con esta tontería antes llegaré a casa

nos fuimos en dos coches, Helena llevaba su coche, Ingrid iba con migo, no querían que me ‘perdiera misteriosamente’ por el camino, Ingrid estaba un poco seria, quizá por lo que le sucedió en el trabajo, le debía una así que le pregunté:

¿qué ha pasado?

Nada Carmen…- no estaba totalmente siendo ella.

¿quizá sea eso, no?

Puede ser… ¡ahí! Aparca ahí.

Gracias, como no nos cuentes lo que pasa te vamos a someter a una tortura china jajaja además soy yo la que debe estar depre hoy.

Tienes razón jaja mejor no te robo el protagonismo que lo de la tortura chica suena muy doloroso jeje.

Entramos en aquel lugar, no llegaba a restaurante pero era muy acogedor, tenía chimenea y con el frío que yo llevaba me vino fenomenal. Estuvimos comiendo, reíamos, y por fin nos contó Ingrid lo que sucedió, por lo visto no le pudieron dar el dinero para montar su bufete, con la ilusión que tenía de quitarse de encima al pervertido de su jefe, pero la ayudaríamos como pudiéramos.

En cuanto terminamos, nos fuimos para la fiesta, eran las 10:30 más o menos, ya había un número elevado de alumnos, que seguramente estuvieran haciendo botellón por ahí, y los profesores estaban todos en una mesa:

¡Carmen, aquí!- gritaba Lisa.

Vaya parece que te aprecian bastante jejeje.- dijo Ingrid con un tono desafiante.

Que va mujer jajaja bueno vamos, a ver si nos invitan a la primera ronda.

De todas formas hoy no te pases con el alcohol, aunque lo necesites.- Helena intentó hacerse la responsable.

Nos acercamos y le presenté a Helena e Ingrid a todo el equipo escolar, congeniaron muy bien. Pasó el rato y yo no dejaba de preguntarme que donde estaba Irene, seguí bebiendo, mis amigas me decían que no bebiera tan rápido, y los profesores que qué preocupación tenía, yo no respondía.

Pasó el rato, yo ya estaba medio mareada, nos fuimos a la pista a bailar, cuando noté una atención especial, algo que me sonaba, se me cortó todo de golpe, de repente sentí un cuerpo rozándose con el mío, no podía dejar de bailar, y al darme la vuelta estaba Kike detrás, bailando conmigo, yo pensé que era Irene.

Me alejé de él, necesitaba salir a fumarme un cigarro, al aire libre, cuando de repente la vi a lo lejos, llevaba una faldita corta y un top matador, parecía que iba a lo mismo que yo. Se me subió todo, el tabaco y el alcohol.

Se iba acercando, me miraba a los ojos, estaba cambiada, sus ojos estaban totalmente hinchados, parecía que había bebido, dos amigas la llevaban agarrada, mientras los demás iban detrás con las bolsas de lo que les sobró.

A medida que se acercaba noté que intentaba aparentar que estaba bien, me miraba fijamente, detrás de los ojos del llanto y del alcohol quedaba algo de ella, y yo estaba apunto de morirme nada más de verla, lo que le hice, quizá no debí estar con ella:

buenash nochesh, Carmen

¿Irene que te pasa?

Nada, solo ha bebido un poco más de la cuenta- dijo Silvia, una amiga suya a la que también le daba clase- no se preocupe, se le va a pasar.

De todas maneras creo que sería conveniente que se quedara aquí un rato, porque entrar ahí, con el humo, el calor y el agobio le puede sentar peor.

Bueno, ¿se podría esperar aquí con ella? Vamos a pedirnos un cubata y volvemos enseguida.

De acuerdo.

Muchas gracias doña Carmen, es un cielo.

Se marcharon todos, y por el frío que hacía no había nadie en la calle:

*Irene, sé que detrás del alcohol estás tu, yo lo estoy pasando fatal llevo todo el día llorando, pero las cosas no se van a arreglar bebiendo.

Miraah, io te amo, de verdad, te lo he dixo muxash beses, quería pashar la noxe contigo, como te prometí, pero no me fío del tonto ese* .- estaba medio ida, ahora más que nunca debía cuidar de ella.

Anda, ven aquí, abrázame- calló sobre mí y comenzó a llorar- tranquila, estoy aquí con tigo, que no me voy a ir, mañana todo será como antes, pero no vuelvas a hacer esto jamás, si nos volvemos a pelear lo arreglamos y punto.

No me ablesh, por favor, no me líes más, que ia te amo demasiado, no juegues conmigo.- me dolió tanto que me dijera eso… pero no lo sentía, era la rabia y el alcohol, porque ella apretaba más su cuerpo con el mío, además parecía que llorar es lo que necesitaba.

Seguíamos en esa posición, su borrachera se estaba pasando, y había tanta cola que su amiga no volvía, se abrió la puerta, pensé que era ella:

ya está mejor, no te preocupes, si quieres vete, que en cinco minutos tienes a Irene como antes.

¿cómo la tenía antes?- mierda, era Kike- ¿por qué te preocupas tanto por ella? Ella mejor que nadie se sabe cuidar solita, es como si la amases.

¿qué te importa? ¿estás celoso porque ella me importa y tu no?

No, estoy furioso, no me haces caso, no eres capaz de darme un beso, y encima me calientas bailando, estoy desesperado, hazme un poco de caso, mejor que te pueda amar yo no te podrá amar nadie- ahí se equivocaba- además lo nuestro no está prohibido.

Que no, no y no, que me olvides por favor.

Venga mujer solo un beso- se acercaba a mí, me apretaba contra su cuerpo- solo uno pequeño- estaba rozándome.

¡qué me olvides! ¡jamás voy a tener nada contigo! ¡no me interesas!- grité mientras me separaba de él.

De acuerdo, lo siento, quizá he bebido demasiado, disculpa.- por fin hacía algo bien.

Se entró de nuevo, nos quedamos solas, yo me di la vuelta y comencé a llorar, era un desastre, todo era un desastre, pero entonces sentí unos brazos rodeándome, abrazándome con ternura:

shhhhhh…. tranquila, ya ha pasado.- levanté la mirada, allí estaba, ella, de nuevo, sonriéndome, yo me abracé fuertemente a ella, no quería que desapareciera .- no quiero que digas nada, de verdad, ya me lo has dicho todo, yo se que me amas, pero necesitaba oírlo así, necesitaba saber que entre el y tu jamás habrá nada, perdóname si te he preocupado, lo siento de verdad, siento que hayas llorado por mí, fue un arrebato todos lo decían, y al salir, que hice que me echaran solo por estar contigo, vi esa escena, y se paró mi corazón.

Yo no puede hacer otra cosa que besarla, abrazarla, tener su olor en mí, volver a tenerla para mí, no quería dejar de besarla, aquel momento perfecto, precioso:

te amo, espero que empieces a confiar en mí, ya has visto que solo estás tu en mi mundo, que solo vivo por ti, que solo han sido unas horas pero te he echado de menos tanto que no había un segundo en el que no llorase, no me vuelvas ha hacer esto jamás, por favor.

Tranquila.- nos volvimos a besar, a tocar nuestros cuerpos, necesitaba volver a sentirla.

Aunque… eso de hacerte la borracha me la vas a tener que pagar jeje y esta noche, creo que mi cama te echa de menos.

En cuanto te vayas iré contigo, no me voy a separar más de ti.

Seguimos besándonos, nuestras manos buscaban la piel, sus manos se metía debajo de su vestido, las mías buscaban sus pechos, cuando se abrió la puerta del local, nos separamos:

*perdone por la tardanza, doña Carmen, había mucha cola para pedir.

No pasa nada, tranquila, ya está mejor, que no se pase mucho que después voy a hablar con ella, sobre el alcohol jajaja.*

Nada más entrar me cogieron Helena e Ingrid y me llevaron al cuarto de baño, querían saber que había pasado, se lo conté todo, me abrazaron tan fuerte que no me dejaban respirar, yo se lo agradecí todo una y otra vez.

También me dijeron que Kike fue a buscarme, que nada más entrar estaba hecho una furia, yo les conté por qué entró hecho una furia y ellas me dieron la razón, Ingrid me dijo que si lo quería demandar que ella se ofrecía a llevar el juicio, que eso es acoso, pero yo le dije que no, no merecía la pena, yo ya estaba feliz.

Salimos del servicio y nos fuimos a beber un cubata, estaban todos los profesores medio pedo, algunos muy pasados, nadie estaba bien, todos estaban mezclados, alumnos, profesores, gente no invitada, todo el mundo.

Pasaron dos horas y decidí irme:

chicas, yo me voy ya, mañana hablamos, si queréis pasaros por casa llamadme.

De acuerdo guapa, nosotras nos quedamos aquí un rato más, parece que todo se pone interesante jajaja.- dijo Helena con su puntillo .

Busqué a Irene, ella me sonrió, yo estaba muy nerviosa, como si fuera la primera vez que la veía, le guiñé un ojo y me fui a esperarla fuera. Pasé cinco minutos al frío, el la soledad, cuando salió ella de entre los humos y la música tecno que había en el local.

Se acercó con un paso lento y muy firme, me miraba fijamente, con lujuria, estaba deseando comerme y nos besamos como si fuera la última vez, ella comenzó a meterme mano bajo mi falda, yo estaba muy excitada por tenerla de nuevo, clavaba mis uñas en su espalda, iba a ser una noche muy salvaje:

cariño espera, están todos borrachos, pero aun así no me fío.- dije dándole suaves besos.

Vamos rápido, no aguanto más sin verte desnuda, soy adicta a tu cuerpo.

Nos fuimos al coche, entramos intentando mantener la calma, lo cual era imposible, se montó encima y comenzamos a besarnos, su lengua me quemaba, una de sus manos agarraba mis manos, la otra acariciaba mi cuello y bajaba a mis pechos, yo estaba completamente mojada, el mínimo roce causaba un gran placer en mí:

por favor, no me tortures más, que la que te debe castigar soy yo, espera que lleguemos a casa.

Arranqué el coche y nos fuimos, le era imposible estarse quieta, mientras íbamos en coche comenzó a acariciar mi rodilla, subía arrastrando consigo la tela del vestido, yo ansiaba que su mano llegara por fin, pero cuanto más lo notaba más despacio iba ella.

Intentaba ser cociente de que estaba conduciendo, pero su mano estaba apunto de darme un gran orgasmo, mis ojos se cerraban sin querer, gracias a dios que no había trafico por las horas que eran, yo me retorcía mientras ella jugaba con mi clítoris, mi vagina estaba en llamas, estaba conduciendo al cielo y la música eran mis incontenibles gemidos.

Me corrí rápidamente, con un gran orgasmo, ella me miraba contenta, con una maliciosa sonrisa, y esa mirada que llegaba al fondo de mi alma. Lamió mis fluidos de sus dedos y me dio a mí, decía que me tenía que probar, que estaba muy buena.

Llegamos a la cochera, encerramos el coche, después de ese arrebato de pasión que tuvimos en el coche aun tenía ganas de más, era insaciable, pero pensaba darle el mejor orgasmo que jamás le darían:

bueno, valiente, ahora jugamos en mi terreno, y te debo uno, y va a ser enorme.

No quiero que me lo devuelvas, quiero compensarte toda la noche por lo que te he hecho pasar, solo quiero tenerte junto a mí, hacerte gozar y cuando no puedas más acariciarte hasta que te duermas.

Solo con el hecho de que estés aquí olvido el llanto, necesito besarte, comerte, demostrar que estás aquí de verdad.- la cogí de la nuca y volvimos a besarnos.