Fuera de clase (12)

...

En cuanto terminó la película no pude evitarlo, hacía mucho tiempo que no lo hacía, no me gustaba recaer, pero estaba muy feliz, estaba a gusto conmigo misma, fui a mi habitación, pero antes la besé, antes de no besarla hasta que no se me pasara el sabor que me iba a quedar:

¿dónde vas fugitiva?

Ahora vuelvo, no me vayas a echar de menos jeje.- dije divirtiéndome de su cara de pena.

Llegué a mi cuarto, no me acordaba de dónde estaba la cajeta escondida, la busqué y al final la encontré, necesitaba un cigarro, así que cogí el paquete y me fui a la salita a hacerle compañía de nuevo:

como has tardado.

¿no habrás llamado a la poli para denunciar mi desaparición?

Ummmm… no se… es que me has dejado desconcertada con ese orgasmo, mejor me das un beso que eso seguro que me ayuda a recordar mi cuartada jejeje.

Solté el paquete de tabaco y la rodeé con mis brazos, juntamos nuestras bocas insaciables, besé sus labios, los mordí, disfrutaba de ella a cada segundo, pero algo me dijo que iba a cambiar todo:

a ver que ha traído mi profesora… ¡anda! Gracias maja.- cogió el paquete y se puso uno en la boca, no se lo podía dejar porque no podía evitar sonreír.

Quieta pequeña, eres menor y no quiero que fumes, aunque te queda muy sexy ese cigarrito.

Si yo fumaba antes de conocerte, además, quítamelo si puedes.

Me acerqué a ella lentamente, estudiando a mí presa, con mis manos la empujé hacia atrás, bajé por su cuello respirando su aroma, suspiró, lamí su garganta y subí hasta su boca, automáticamente ella tiró el cigarro para que nos besáramos, y yo me acerqué tanto que nuestras respiraciones se hacían una, sus labios rozaban los míos, pero me separé y comencé a reír:

¿cómo quieres que te deje fumar si ni si quiera tienes fuerza de voluntad para tener el vicio? Jajaja

Es que no se como has podido comparar el tabaco con tu dulzura, con la tentación que tú provocas en mi.- no pude aguantar más, sus ojos me miraban con deseo y su boca hablaba de manera que sus labios parecían recorrerme, la besé de nuevo, era imposible aguantar sin besarla.

Bueno, anda, uno y ninguno más, que yo hoy lo hago porque… no lo sé, porque estoy feliz de tenerte aquí conmigo.

Me fui a poner la otra película mientras ella encendía el cigarro, no me convencía del todo, aunque más de una vez la vi fumar, la puse, fui al sillón y me senté, le dije que se tumbara y se tumbó, yo me tumbé detrás de ella, nada más comenzar la película se dio la vuelta y me echó el humo del cigarro, acto seguido le di un beso y seguimos viendo la película, tranquilas, contentas, ella estaba empezando a dormirse, y a mí no se me ocurrió otra cosa que acariciarla, lentamente, erizando su piel con cada pasada de mi dedos, cada vez que subía a sus costillas y después bajaba por su vientre suspiraba, notaba los pequeños calambres que le daban.

Cuando noté que se iba a dormir paré y la acerqué más a mi, se echó sobre mí y se durmió.Yo me quedé viendo la película, notando como mi mano subía y bajaba al compás de su respiración, era una situación perfecta, no quería despegarme de ella, era preciosa, estaba tan guapa durmiendo que me daban ganas de despertarla y volver a hacerla mía, pero sería mejor que durmiese.

Era una película muy larga, creo que duraba dos horas, antes de que acabase se despertó, se dio la vuelta y estuvo abrazada a mí durante un rato, yo me sentía en el paraíso, en total tranquilidad, con la chica que amaba con locura, rozando la obsesión:

¿sabes una cosa?- dije acariciando su pelo con dulzura.

Se tantas cosas.- dijo sonriendo.

Nunca había amado tanto a una persona como te amo a ti, rozo la obsesión, en solo un fin de semana me has terminado de conquistar- ahora estaba acariciando su cuello, sus mejillas- me has atrapado con tus ojos, con tu manera de ser, apenas sé quien eres y te he entregado mi alma.

No te preocupes, no le va a pasar nada, pero te mentiría si dijese que jamás he amado a nadie, y también te mentiría si te dijese que la amé tanto como a ti, tu eres tan diferente, haces que me sienta bien- tocó mis labio, y los repaso con su dedo índice - te necesito, no sé que va a pasar cuando todo se acabe.

Bueno no pienses en eso, ahora solo estamos tu y yo.- nos besamos con mucho fuego, nuestras lengua se enredaban, no sabíamos cual era la de cada una, pero nos traía sin cuidado, sus perfectos labios se encajaban con los míos.

La tarde trascurrió así, hablando de todo, entre risas y sensuales caricias, jamás podría olvidar esos momentos, por una vez mi vida era tranquila y ella era incapaz de dejarme un solo instante.

El resto de la semana siguió así, mañanas infernales y tardes perfectas, hasta que llegó el viernes, la fiesta de Kike, el profesor insolente que había seguido tirándome los tejos durante toda la semana, cada vez era más descarado, los demás profesores se reían, decían que hacíamos una pareja perfecta, que por qué no le daba una oportunidad, hasta que la tercera hora del viernes tuve guardia con él:

bueno, Carmen, ya que no me has dado una miserable cita en toda la semana, espero que vengas a la fiesta, es a las 10.- dijo agarrando mi hombro.

No se quien te ha dado la idea de que pudieras tener una cita con migo, es imposible, y a la fiesta no creas que voy a ir sola para ser tu presa, llevaré a dos amigas, y una es abogada.- dije apartándome de su lado .

Pero ¿por qué eres así? Soy un buen hombre, vale que me lo tengo un poco creído pero es que tengo motivos para serlo jajaja.

Lo primero es que a mí los creídos no me gustan nada, y no dudo que después seas una buena persona, pero es que estoy totalmente enamorada de una persona.

¡Ah! Vale, ya lo entiendo, pero ¿estás con esa persona?

Si… bueno no, a ver, paso todas las tardes con esa persona, pero la relación no está formalizada, más que nada porque no la podemos formalizar aun.

Bueno, entonces no pasa nada si tuvieras un desliz, solo déjame que te bese una vez, y verás como te gusto.- dijo agarrándome de los hombros, mirándome fijamente.

En ese momento salió Irene de la clase, y se encontró con esa imagen, su mirada se llenó de rabia, estaba muy furiosa:

¿podría saberse que cojones hacéis? ¿Acaso no sabéis que estáis en un centro educativo? Doña Carmen, luego repítanos una y otra vez que usted no tiene nada con él, que no le vamos a creer en nada.- se rompió el suelo, y mi corazón se quemaba en lo más profundo de los infiernos, mientras la poca vida que le quedaba a mi cuerpo se desangraba por las cuchilladas de su mirada.

Por favor, Irene, no sea así, usted mejor que nadie sabe que entre él y yo no hay nada, por favor créame.- imploré mientras una lagrimas recorría mi mejilla, aquel maldito hombre, él era el culpable, lo odiaba.

Espera Carmen, ¿y a usted que le importa lo que estemos haciendo? ¿es que usted tiene algo que ver con su vida? Yo creo que no, así que haga lo que tenga que hacer y vuelva a clase, si no quiere que le ponga un parte. - y encima se atrevía a hablarle de ese modo, después de todo lo que había hecho.

¿pero tú eres imbecil, Kike? Que no deja de ser mi alumna, y si alguien le tiene que poner un parte esa soy yo.

Bueno, como quieras.

Me han echado, ¿cual de vosotros es más rastrero? Kike, tu eres la peor alimaña que han podido aceptar en este centro, pero tu Carmen, tu eres un fraude.

Vengase con migo señorita Irene, yo soy tu tutora.- tenía la esperanza de que quedándonos solas lo pudiera arreglar, aunque con lo testaruda que era y el cabreo que tenía sería imposible .- Kike, tu sigue la ronda, que conmigo ya has hecho suficiente por hoy.

Kike siguió adelante, yo e Irene nos fuimos a la sala donde casi nos besamos por primera vez, en todo el camino no me había dicho nada, nada bueno, nada malo, era como si estuviera andando sola, con la mirada perdida, y el aura tan oscura que asustaba acercarse a ella.

Abrí la puerta de la habitación y entró, se sentó, se puso a escribir en su cuaderno, me acerqué a ella:

¿me vas a escuchar?- no me contestaba- sabes perfectamente que yo solo miro por tus ojos, que te amo y sería incapaz de hacer algo con el, es innecesario si te tengo a mi lado - seguía en completo silencio- ¿por qué no me dices nada? ¿es que ni si quiera me puedes mirar un instante?- me miró, una mirada seca a pesar de la humedad de sus ojos, era evidente que quería echarse a llorar, pero no rompía su llanto

¿qué tengo que decir? Yo sabía que él era así, pero tú ni si quiera intentaste impedir lo que iba a suceder, si no fuera porque salí yo esta noche me tragaría sus babas.

Por favor, créeme, yo no podría hacerte nada así, tu lo sabes- puse mi mano en su hombro, y mis lagrimas no dejaban de salir.

Mira, necesito un tiempo, no se… necesito pensarme dos veces lo que vamos a hacer, quizá tu necesites a un hombre, que sea mayor, quizá mi boca no sea suficiente para ti.- apartó mi mano de su hombro.

¿es que no te queda claro que te necesito para todo? Es que soy incapaz de respirar, de despertarme si no es porque sé que me vas a besar.

Me voy al servicio, no me sigas, te lo digo muy enserio.- se levantó y se marchó, le pesaba el cuerpo.

Yo sí rompí a llorar, no aguanté un segundo, pensé que en cualquier momento se daría la vuelta y me besaría, que me diría lo siento, pero no pasó, me quedé sola, en esa gran habitación, solo se escuchaban mis sollozos, mis ojos no se secaban nunca, yo que siempre fui tan fuerte, y en ese momento solo tenía ganas de correr tras ella y suplicar e implorarle que volviera, pero no podía.

Pasó la hora y no había vuelto, cuando salí por la puerta la vi torcer la esquina y dirigirse hacia mí, con aquella mirada que asustaba, perdida y enrojecida, pensé por un instante que me estaba mirando, pero no fue así, pasó por mi lado y yo no existía para ella, entró, cogió el cuaderno y se fue por donde vino, sabía lo que me dolía, pero sin duda ella estaba igual que yo, de lo contrario no tendría que hacer uso de ese gran orgullo suyo.

Me sentía incapaz de entrar en clase, en mi clase, entré y no estaba ella, todos me preguntaron que me pasaba, yo les decía que nada, que no se preocuparan.

Cuando llegué a casa llamé a Helena y a Ingrid, ambas estaban juntas, ya que salían del trabajo y Helena recogía a Ingrid:

¡Hola Carmen! Que alegría oír tu voz chica, una semana sin noticias tuyas.- gritaron ambas, sin duda estaba puesto el manos libres.

Hola chicas, diréis que soy una convenida pero os necesito ahora más que nunca…- dije entre sollozos.

¿qué a pasado?- dijo Helena.

Vosotras venid en cuando podáis, y ya os contaré.

Bueno tranquila, relájate, que vamos a por comida y comemos las tres en tu casa.

De acuerdo, os quiero chicas.

Venga guapa, hasta ahora.

Tardaron 30 minutos, en esos minutos ya hubiera estado aquí Irene, con comida y algo para pasar la tarde, pero los 30 minutos de ese viernes fueron de soledad, de llanto. Llamaron a la puerta desesperadas, y yo abría como pude, no tenía fuerzas.

Tenía los ojos muy rojos, lo notaron al instante y ambas se tiraron y me abrazaron tan fuerte que me dieron un poco de su energía:

vamos a poner la mesa, comemos, y en cuanto acabemos nos cuentas que ha pasado.- dijo Helena.

Yo ya me imagino algo.- dijo Ingrid.

No tenía ganas de comer, ellas insistían, pero es que sin ella no merecía la pena comer, comí un poco del pollo que trajeron y quitamos la mesa, lo recogimos todo. Nos fuimos a la salita, me senté en ese sillón y comencé a llorar:

bueno habla.- dijo Helena - no sigas así, callada, cuéntanos .

Mirad, no quiero que me juzguéis por lo que he hecho, y antes de nada quiero que sepáis que no me arrepiento de nada.

Tranquila, somos tus amigas, y no soy jueza.- dijo Ingrid.

Pues mirad- me sequé las lágrimas, encendí un cigarro para tranquilizarme y contarles mi historia - ¿os acordáis de Irene? ¿mi alumna? Pues hemos mantenido una relación, todo empezó desde el principio del curso, había algo en ella, que me acercó a ella, o ella a mi, no se, el caso es que el fin de semana que estuvisteis aquí fue cuando comenzamos la relación, y durante esta semana no habéis tenido noticias de mí porque la he pasado completamente con ella, la amo, la quiero mucho, más de lo que podéis imaginar, y no es nada pasajero .

Entonces, si no te arrepientes ¿a que viene esas lagrimas?- dijo Ingrid confusa.

Es que el profesor de matemáticas del centro ha tenido un accidente y ha venido un sustituto, joven, y no paraba de tirarme los tejos, ella lo sabía, pero se aguantaba porque sabía que yo la amo y que no voy a tener nada con el.

Mira de por sí es un error que hayas tenido una relación con una alumna, pero tener algo con el te hubiera servido de tapadera.- me interrumpió Ingrid.

¡déjala! Por lo menos que acabe la historia, que el amor es libre tía, por favor sigue Carmen, que está interesante.- la interrumpió Helena.

Resulta que hoy tenía una hora guardia, y era con él, empezamos ha hablar y el me preguntaba que por qué no le daba una oportunidad y todo eso, que esta noche fuera a la fiesta para conocerlo mejor, y me dijo que le diera un beso, solo por probar, me cogió de los hombros y se me acercaba cuando salió Irene por la puerta, vosotras no sabéis el gesto que cogió su cara, su mirada era puro odio, discutimos los 3, como la habían expulsado de clase me quedé yo con ella para intentar arreglarlo, pero no había modo, intenté hablar con ella pero es como si mi presencia no fuera ni viento.

¿no te dijo nada de nada?- dijo Helena.

Solo me dijo, que si llegaba a salir dos minutos más tarde, esta noche, que la pasaríamos juntas de no haber pasado lo que pasó, se comería las babas de Kike, y me lo dijo con una mirada tan seca, sus ojos quería llorar pero ella se controla muy bien, y a ultima tenía clase con ella y se fue del centro, y aquí estoy, destrozada, llevo todo el día llorando.

No si se nota, mujer, yo si te soy sincera, desde el día que vinimos y estuvimos aquí con ella, sabía que estabais juntas.

¿y como lo sabías? Yo solo vi una buena relación entre tutora y alumna.- dijo Helena sorprendida por la inteligencia de Ingrid.

Mira, he visto muchas cosas en mi profesión, y lo descubro todo a la primera, no me hizo mucha gracia, pero debo aceptarlo, y si te digo la verdad, creo que vais a volver, tarde o temprano, las dos sois totalmente dependientes la una de la otra.

Como ha dicho Ingrid vais a volver, pero debes tener cuidado con ese hombre, debes pararle los pies como sea, si de verdad te interesa Irene, si no podrías desquitarte con él, aprovecharte de la situación jajaja.

¡No seas bruta! Ella dijo que necesitaba tiempo, y esta noche va a ser un desastre.- estaba muy triste por lo que podría ser y no iba a ser.

Pues mira te voy a dar dos opciones: opción a- o nos vamos las tres a la fiesterita del tal Kike, o b- tendrás que pasar la noche sola, llorando, y comiendo helado frente a la tele como en las típicas pelis americanas.- dijo Ingrid.

Me quedo con la b.- no tenía ganas de ir a la fiesta, y menos si era de ese mal nacido.

Bueno entonces a las 9 nos pasamos a por ti para cenar y después a la fiesta ¿vale?- dijo Helena ignorando mi elección .- yo me tengo que ir, que es viernes y mi novio debe estar apunto de llegar.

Yo me voy a quedar un rato más, luego que me lleve Carmen, así le da el aire.

Ingrid y yo estuvimos hablando un buen rato del tema, me sentía desahogada, pensaba que no lo aceptaría, pero ella me quería y era una gran amiga, y como tal lo aceptó. A las 6:30 sonó su teléfono, le había surgido un improvisto, tenía que volver al juzgado, así que la acerqué:

bueno, a las 9 que estés preparada para irnos ¿vale? Ya tranquila, que todo va a salir bien.- me abrazó muy fuerte y yo la correspondí, me dio dos besos y me sonrió y se bajó del coche.

Yo no pude decir nada, todo fue tan rápido, pero no hacía falta, ella me conocía, estuve conduciendo sin pensar, sin quererlo acabe en aquel lugar donde nos aclaramos del todo, donde tuvimos aquella seria conversación sobre nosotras, donde tuvimos aquel magnífico sexo, todavía quedaban allí los restos de nuestros gemidos.

Salí de allí, estuve por lo menos una hora mirando el pueblo, pensando en donde estaba ella, algunas lagrimas se escapaban de mis ojos para liberar la impotencia que sentía, la llamé y su teléfono estaba apagado, le dejé un mensaje, le dije que necesitaba hablar con ella.