Fuera de clase (11)

...

Me fui a mi siguiente clase, estábamos a 4ª hora y yo estaba agotada, intenté que el día transcurriera normal, pero se ve que debería acostumbrarme a los comentarios chistosos acerca de Kike, no se que es lo que el les estaría contando pero debía hablar con el cuanto antes.

Pasaron dos horas, era la ultima hora, yo estaba apunto de reventar, y a cada alumno o alumna que decía algo de Kike, aunque lo mencionara lo sacaba a la puerta, a ver si estando expulsado diez minutos se le pasaba, pero no resultaba, pero por fin tocó la sirena, todos se fueron, yo vi a Irene y le hice un gesto para que no se olvidara de lo que habíamos acordado, ella me guiñó un ojo y me volvió a sonreír, al salir por la puerta allí estaba Kike:

¿me puedes decir que le estas diciendo a los alumnos de de este centro?

Nada.

Mira lo que estás haciendo no es una buena manera de ganarse le cariño de los alumnos.

Bueno, si aceptaras mi proposición quizá sería verdad y no te molestaría tanto.

Ni aunque aceptara, no me gusta que mis alumnos vayan diciendo nada de mi vida privada, lo exageran todo y nos puede meter en un aprieto a los dos.

Bueno y ¿por qué la señora no me quiere dar una oportunidad?

Simple, nos acabamos de conocer, no eres mi tipo.

Te acabas de contradecir, el viernes nos veremos en mi fiesta.

Mi fui sin más, estaba atacada solo había una persona que me podía quitar todo esto de encima:

quizá estás celosa de que me traten mejor que a ti.

Mira, vete a la mierda.

Arranqué el coche y puse la radio a ver si se me pasaba un poco esto. Cuando llegué a casa no tenía ganas de cocinar, así que no lo hice, puse la tele, y me tumbé en el sillón, solo esperaba a que viniera Irene, que seguramente vendía sobre las seis, yo estaba apunto de dormirme cuando escuché que llamaban a la puerta, me levanté arrastrando mi cuerpo y abrí la puerta, me quedé impresionada, allí estaba, con comida del catering, sonriendo como sino hubiera pasado nada, yo solo me tiré a sus brazos y la abracé muy fuerte, su olor me estaba transportando fuera de ese mal día, comenzamos a besarnos, ya me daban igual los vecinos, solo quería pasar la tarde con ella:

gracias a dios que estás aquí, no sabes cuanto te necesito, he tenido un día de perros Irene.- dije aferrándome aun más a ella.

No pasa nada, tranquila, ya estamos aquí, las dos solas, con la comida y un par de películas que no sé si acabaremos de ver jejeje.- dijo bajando la mano que le quedaba libre por mi espalda hasta llegar a mi trasero.

Bueno pasa y vamos a poner la mesa.

Comimos tranquilamente mientras hablamos de su día, ya que el mío estaba claro que había sido un desastre, a ella le daban igual los comentarios que hiciera la gente, ella confiaba en mí, apenas comía, solo me miraba, yo sabía que quería tenerme a su disposición de nuevo, por eso le sonreí.

Acabamos de comer y lo recogimos todo, después cogí la botella del agua y nos fuimos al sillón, pusimos una de las películas que trajo y nos tumbamos, mientras comenzaba la película volvía a acariciarme, a tranquilizarme, con cada caricia mi cuerpo que la echaba de menos la reconocía y le gustaba volver a sentirla cerca, y comenzó a darme leves besos en el cuello, que combinaba con algunos mordiscos y lamentotes en la parte inferior de mi mandíbula, yo estaba ardiendo por ella, estaba encendida.

Después quitó mi sudadera y metió las manos bajo mi camiseta marcando la curva de mi cintura, subiendo sus calidas manos por mi costillar hasta llegar a mis pechos, apretándolos por encima de mi sujetador, yo gemía de placer, y mi vagina que ya estaba mojada desde que empezó con las caricias sintió un placer que me mojaba aun más.

Me puse bocarriba, quedando las dos mirándonos, ella sobre mí, nuestras piernas cruzadas, mi pierna rozando su vagina, y su pierna la mía, nos dejamos llevar una vez más por el deseo y la pasión, y nos besamos, haciendo que nuestros labios no se pudieran despegar, a cada movimiento que hacíamos apretábamos más contra nuestras vaginas, comenzamos un vaivén que nos daba placer a las dos.

La habitación se llenó de gemidos, suspiros y risas, me puso un poco inclinada para quitar mi camiseta, tocaba mi pecho, todavía sin quitarme el sujetador, mientras se comía mi clavícula y el nacimiento de estos, ya no puede aguantar más y le dije que me lo quitara, y así lo hizo.

Comenzó a disfrutar de ellos, y ha hacerme disfrutar a mi, mordía mis pezones, estaba sedienta, ardiendo, cogió la botella de agua y me echo un poco por encima, con cada cosa que me hacía conseguía arrancarme un gemido, mi respiración estaba acelerada.

Ahora no era su rodilla la que estaba apretando el centro de mi ser, su mano se había colado dentro de mi pantalón, dentro de mi tanga, mientras ella recorría todo mi vientre, mientras ella bajaba a mí monte de Venus, sus besos y su lengua me estaban volviendo loca, se bebía el agua que derramo sobre mi cuerpo, cogí su cara y la subí hasta la mía, la miré con pasión, y nos besamos con tanta fuerza que conmovería a la persona más fría de este universo.

Y mientras me besaba desabrochaba mis vaqueros, me los quitaba, me volvió a echar hacia atrás y bajó a mis mulsos, yo me estremecía, le encantaba sobrecalentarme, pero no pudo aguantar más y comenzó a lamer mi vagina, por encima de mi tanga,con cada lamida que me daba yo me deshacía, gemía, lo apartó y comenzó a besarme, a lamer esa zona de donde salían todos mis jugos, se los bebía todos y metía su lengua hasta lo más profundo, mi espalda se arqueaba y yo sentía mi clítoris aumentar más, si cabe, comenzó a succionar mi clítoris, y mi vagina comenzaba a tensarse.

Ella no me daba tregua, ya estaba cerca el orgasmo y yo estaba flotando, entonces puso su mano en mi clítoris y comenzó a masajearlo, subió a mi boca, colocó su rodilla en mi vagina y comenzó de nuevo con el vaivén, la presión que ejercía era maravillosa, yo no paraba de gemir y retorcerme hasta que me corrí, quedé extasiada, agotada, estaba totalmente tranquila, mi pulso y respiración volvían a tranquilizarse y ella cayó sobre mí agotada también:

gracias, necesitaba volver a tenerte aquí, ojala pudieras pasar cada noche, cada día aquí, con migo, me das paz, me das todo lo que tienes.

Shhhhh…- dijo poniendo su dedo en mi boca.- no hables, relájate, se que has tenido un mal día, es que lo de depender de mi jajaja.- volvimos a reinos, aunque parecía verdad, la conocía desde hace poco, pero parecía que la conocía de toda la vida, y solo llevábamos juntas un fin de semana, pero la amaba tanto

Bueno me callaré, pero necesito hablar un rato con tu cuerpo, a ver si el me ha echado tanto de menos como tu jeje

Nada más acabar la frase la tumbé en el sofá, me senté sobre ella, estuve admirando su belleza, su perfección, acariciando sus rincones, mientras ella suspiraba y me miraba con lujuria, me incliné y la besé, disfrutado cada milímetro de su boca, disfrutando de cada segundo que pasaba dentro de ella.

Cogí su cintura y comencé mi camino, bajando por su mandíbula, llegando a su cuello donde su aroma y su suavidad me llevaban a otro lugar, subí hasta su oreja para decirle- te quiero- entre mordidas y lamida, ella se movía debajo de mi, rozándose con mi cuerpo, con mis piernas, desabroché su sujetador y acaricié sus pechos desnudos, jugué con sus pezones erectos mientras su respiración aumentaba, yo apretaba un pecho suyo mientras besaba y succionada su otro pezón y ella comenzó a gemir, yo con mi rodilla entre sus piernas comencé a moverme, estaba tan caliente que la mínima presión que hiciera hacía que se le cerraran los ojos.

Después, mientras bajaba besando su vientre, le quité el pantalón y sus braguitas que estaban empapadas, y entonces fue cuando puse mi mano sobre si vagina y comencé a jugar con su clítoris, separé sus labios mientras con el dedo corazón rozaba la entrada.

Sentía cada temblor que se producía dentro de ella, me metía más en ella con cada bocanada de aire que cogía, su espalda se elevaba, sus paredes se tensaban, sus pezones apunto de estallas y su pecho en general subiendo por la respiración tan acelerada como la tenía, la excitación la estaba ganando.

Estaba apunto de correrse, cuando pensé en hacerle lo mismo que ella me hizo a mí, coloqué mi rodilla y volví al vaivén, pero además con cada movimiento en el que le daba con la rodilla le metía dos dedos profundamente y ella estaba deshecha por el placer, además me propuse que fuera un gran orgasmo, así que iba haciendo presión en su clítoris que estaba estallando.

Con cada contracción de su cuerpo ella gemía más fuerte, su cuerpo se contraía al ritmo de su vagina, y yo estaba maravillada con aquel espectáculo, tanta belleza, y yo había sido quien la había desatado.

En cuanto acabó de correrse, bajé y le lamí todos los jugos que salían de su interior, me encantaba su sabor, su olor, me encantaba ser su amor. Nada más disipar todos los jugos subí y la besé, un beso que jamás se nos olvidará a ambas:

gracias por haberme dejado que te haya visto así, tan bonita, te amo, me traes loca de verdad .- dije acariciando su brazo mientras ella me miraba con ternura.

Yo soy quien de nuevo te tiene que dar las gracias, no sé lo que haría o dónde estaría yo ahora sin tenerte aquí.- besó mi cara.

Fui a por la manta y nos cubrí, descansamos mientras veíamos casi el final de la película, era una lástima que nos la perdiéramos, pero ella trajo más de una, lo que significaba que la tarde iba a ser larga y perfecta.