Fuera de clase (10)

...

Se abrió la puerta, joder, era él, parecía que me estaba siguiendo o que tenía un radar para mí, me estaba empezando a mosquear, pero tuve que ser amable:

estás tú aquí con ella ¿no?

Si, no te preocupes Kike.

Y ¿os queda mucho?- que le importaría a el cuanto nos quedara allí.

No, tranquilo, ya he terminado, Irene ya se va, que necesitará tomar el aire, espero que no haya sido muy mala contigo.

Que va, solo lo justo para ir espabilándome jajaja.

Bueno yo ya me voy Carmen.

Adiós Irene, y no te olvides de lo que te he explicado.- ella cogió la indirecta al vuelo y me sonrió, con ganas de volver a verme, y no quedaba mucho, después tenía clase con ella.

Me quedé embobada mirándola, su cuerpo tan perfecto, su leve contoneo, su pelo, todo era perfecto en ella, pero alguien me sacó de mi idilio:

¿te bajas o me haces compañía? Es mi primera guardia…- dijo esperando a que me quedara con el.

No creo que sea conveniente, los alumnos de mi clase anterior ya me han preguntado algunas cosillas, es que la discreción la tienes un poco estropeada jeje.

Hasta que me acostumbre a que estoy en un instituto

Bueno yo me voy, que tengo un hambre… con decirte que no he comido nada aun.

pues que aproveche.

Gracias Kike.

Gracias las tuyas Carmen.

No podía soportar que fuera tan descarado, parecía que quería seguir el juego de los maestros jóvenes que son protagonistas de los chismorreos del patio, y eso no lo soportaba.

Bajé y pedí un zumo de naranja y una tostada que no me dio tiempo ni a digerir, al instante sonó el timbre de entrada, sino hubiera sido por ese hombre ahora mismo estaría despidiéndome como es debido de Irene.

Subí como pude con un humor de perros, vaya mañanita, lo único que mereció la pena fueron los encuentros con Irene, estaba obsesionada con ella, no se como una persona podía estar en todos los objetos, pensamientos, en todo lo que haya en la cabeza de una persona, pero estaba tan bien cuando estaba con ella, que mecía la pena esconderse.

Nada más aparecer por la esquina un grupito de alumnas que estaban fuera cuchicheando rieron al verme. Parece que el rumor había crecido en cuestión de veinte o treinta minutos que dura el recreo:

venga chicas, vamos para dentro que no estoy de muy buen humos hoy.

Tranquila señorita ya vamos.

Entraron delante de mí, y yo nada más entrar noté su mirada, noté cierta chispa que no pude diferenciar muy bien, no sabía si era rabia o pasión, me volví a asustar, solo quería salir corriendo de clase para salir del enredo en el que me habían metido sin yo quererlo:

bueno antes de empezar la clase, quiero que sepáis que todos los comentarios que están difundiendo por el patio son mentira, yo acabo de conocer a Kike, parece simpático pero os aseguro que no es mi tipo.- aunque parecía un discurso colectivo, era solo para Irene, para que supiera que oyera lo que oyera era todo mentira, que solo me importaba ella.

Pues nosotras escuchamos como le pedía una cita antes de entrar en clase, eso parece extraño.

¿oyó usted que yo le dijera que si?

No, pero fue un quizá.- dijo la cotilla de la clase

Cuando yo digo quizá es un no, y se acabo, no voy a perder más tiempo de mi clase hablando de estas tonterías.- Irene me miró tranquila, ella se fiaba de mi.

Por lo demás la clase fue normal, decidí poner a prueba a Irene y me trató con respeto, parece que estaba empezando a comportarse bien y no tuve otra que premiar su actitud:

muy bien señorita Irene, ¿ve como es mejor hacerlo así?

Gracias, es que alguien muy importante me dijo que si me portaba mejor sería mas fácil aprobar.- sinceramente me conmovió muchísimo, estaba intentando portarse mejor por mi.

Ya casi al final de la clase me tuve que disculpar con mis alumnos, tal vez me había pasado un poco con la regañina del principio:

escuchadme, siento la que os he montado al principio pero es que no aguanto los chismorreos, en mis clases intentad no sacar mucho ese tema, soy vuestra tutora y otro tipo de chismorreos si, pero es que es una mentira que vayan diciendo que hay algo entre Kike y yo.

No pasa nada maestra, en nombre de todos quería decir que lo sentimos mucho.- dijo Antonio, un buen chaval, amigo de Irene, repetidor, y más de una vez le encontré fumando pero lo dejé pasar .- además usted nos ha ayudado bastante en lo poco de curso que llevamos.

Gracias Antonio, bueno me voy que se me hace tarde.