Fuegos de Iial. Cap. 3

Jugando con felinos

Advertencia: Este relato contiene escenas de sexualidad gráfica, esclavitud y puede que algunas otras cosas que pueden ofender a una persona religiosa. Si está bajo la edad legal que lo permite no lo lea. Si se siente ofendido por este tipo de relatos no lo lea. Si no le gusta el relato y se siente ofendido por él, no recurra a mí.

Fuegos de Iial. Capítulo 3

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Por Peter Wright (C)opyright 1999. Traducido por GGG. Diciembre de 2000

La tormenta se consumió a sí misma durante la noche. A la mañana siguiente, el aire era claro y fresco. Todas las señales de la tormentosa noche anterior habían desaparecido. El sol se elevó lentamente sobre los árboles y esparció su luz por la pradera. El claro estaba casi perdiendo la batalla reclamado por el bosque. Sin la magia para mantener la pradera nada podría impedir el regreso de la vida del bosque.

Malik fue el primero en recorrer el camino desde la tienda que compartía con la bruja sexual. Las primeras cosas que hizo fueron respirar profundamente y estirarse a fondo. Casi vestido, sus ropas un poco arrugadas de haberlas llevado puestas el día anterior y del viaje de la semana previa, se toma un tiempo en inspeccionar el borde del prado, no encuentra sus caballos, pero no le preocupa. Lanza un silbido estridente con tres tonos que viajará hasta donde los caballos hayan huido. Solo pasan unos minutos antes de que los tres caballos entren al prado, no están ya nerviosos por la magia. Tras dar al caballero el apropiado saludo los caballos empiezan a pastar algo de la hierba del prado que pronto desaparecerá.

"¿Ionua?" Llama mirando al interior de la tienda. La bruja todavía duerme. Su cuerpo descubierto de cintura para arriba, con el resto apenas cubierto por las mantas. Se despierta muy despacio pero cuando lo hace se sienta y bosteza. Pasa un cierto tiempo frotándose los ojos. Cuando acaba mira a Malik.

"¿Qué momento del día es?" Pregunta seguido de un bostezo.

"El amanecer."

"No me siento como si fuera el amanecer. Siento como si fuera mucho más temprano." Empieza a acurrucarse de nuevo bajo el cobertor.

"Bueno, eso es porque en tu país el sol se levanta unas pocas horas más  tarde de lo que lo hace en Iial. Después de todo estamos unas tres mil millas al oeste."

Cierra los ojos y murmura, "Así que puedo seguir durmiendo."

"No, de eso nada, tenemos que salir temprano si queremos ir al castillo de mi amigo." Agarra y retira la manta de su cuerpo desnudo.

Tras un intento inútil de sujetar las mantas replica al caballero, "Supongo que tenéis razón." Sus manos palpan el cuero mágico. Sus ojos se abren de nuevo y le miran. "De todas formas ¿quién es vuestro amigo?"

Pasan unos instantes antes de que conteste, "Oh, solo es una persona con la que he estado en unas pocas campañas. Decidió establecerse hace unos pocos años." Le guiña el ojo a la pelirroja, "Incluso ha empezado a reunir un bonito harén para divertirse."

"¿Un harén?" pregunta con voz sorprendida, "¿Qué tipo de amigo es?"

"Yo diría que un buen amigo. Y sí, es un harén. Tiene unas cuantas rubias y morenas. Puede que tenga además una muchacha de pelo negro. Pero ninguna como tú." Sonríe, "El pelo rojo es muy raro en Iial." Se detiene un momento a pensar, "Creo que se pondrá celoso cuando se entere de que eres mi esclava."

La pelirroja bufa sonoramente y un poco enfadada, "Y supongo que vais a venderme también."

El hombre sacude la cabeza con una sonrisa, "No, no creo que quiera. Además en el poco tiempo que hace desde que te conozco, te he cogido cariño."

Eso tranquiliza a la muchacha, su furor desaparece. "¿De verdad?" Pregunta.

"Sí, de verdad. No creas que te mantendría conmigo si no me hubiera encariñado contigo.

Camina hacia el hombre, sus pies desnudos deslizándose a través de la hierba húmeda. Le rodea con sus brazos y se empina para darle un beso. "También yo me he encariñado con vos, Malik." Aprieta su cuerpo contra el suyo, "Creo que podría llegar a gustarme ser vuestra esclava."

El caballero se lleva su propia sorpresa, "¿Por qué ese cambio?"

"¿Ese cambio?"

"Sí, la primera vez que te desaté, no querías ser esclava ni que te ataran. Pero ahora quieres ser mía. Y sabes que me gustaría atarte."

Apoya la cabeza contra su hombro y piensa un momento, "No estoy segura." Le mira, "En parte se debe al hecho de que me encontrarais y no me violarais, ni me torturarais, ni me matarais." Aprieta un dedo contra sus labios, cuando está a punto de responder, "No, dejadme acabar. Estaba tan aterrada atada a un poste, desnuda e indefensa. Fuisteis más amable de lo que teníais que ser." Se toma un instante para pensar de nuevo, "Y antes no sabía realmente lo divertido que era estar atada. En mi país cualquier forma de sexo por placer es tabú. Supongo que es mi educación lo que me llevaba por ese camino." De nuevo aprieta su cuerpo contra el de él; tiene especial cuidado de restregar sus pechos desnudos contra su pecho. Un suave suspiro se escapa de sus labios por el placer que esto le produce.

El caballero de Iial rodea su cuerpo con sus brazos, la sitúa en un abrazo suave. Continúa, "Y no creo que me haya corrido tanto nunca antes, en un tiempo tan corto. No sé si fueron las ataduras, la magia residual que me envió aquí o vos. Creo que debió ser una combinación de las tres cosas." Pone otro beso en sus labios antes de seguir, "Y si no queréis atarme y follarme como hicisteis ayer no me quejaré... demasiado."

El caballero presiona aún más a la muchacha, "Bueno, eso está bien. Porque si te gusta quiere decir que podrás usar tu magia más que si no estuvieras atada." Suelta a la muchacha y empieza a limpiar el campamento. Desmonta la tienda después de haber sacado el equipaje. Coloca sus paquetes y los tres adicionales en el caballo de carga. Le lleva un tiempo atar con firmeza los paquetes.

"¿Por qué decís eso, querido caballero?"

"Bueno, ha habido rumores que he oído yo, de tesoros en las montañas. Hay unas cuantas búsquedas que un caballero puede acometer y unas cuantas aventuras en ellas. Pero un caballero sería estúpido si las acometiera solo. Si puedo aprender a usar tu magia mejor; entonces seré capaz de ayudar a mi país más de lo que he hecho."

Ionua se toma un tiempo para mirar al caballero; finalmente se da cuenta de que el amor que él profesa a su país la hace revisar su idea de Iial y su gente. Todos los rumores e insultos que escuchó mientras crecía parecen no ser ciertos. "No sé qué ayuda puedo aportar, Malik." Dice dulcemente, "Solo conozco conjuros menores de combate, de nivel de aprendiz."

Se vuelve a mirarla una vez más después de acomodar el equipaje. "Sabes curar ¿verdad?" Pregunta con tranquilidad, "Pensé que habías dicho que sabías. Tienes el talento necesario para convertirte en maga. ¿Necesitas un maestro que te enseñe, o puedes aprenderlo en los libros?"

Ionua recoge la capa que le dio Malik la noche anterior, "Puedo aprenderlo en los libros, pero no tan fácilmente como con adiestramiento." Ella sonríe un instante, "Pero esto es lo que realmente se desaconseja."

El caballero lanza un resoplido suave a la muchacha, "Probablemente porque los maestros no conseguirían tener como aprendices a auténticos esclavos si un aprendiz pudiera aprender en un libro. Y no obtendrían dinero por su adiestramiento."

Su vibrantes ojos verdes relampaguean de ira, "No es eso, Malik. No éramos esclavos." Dice ella, con el temperamento acalorado, pero su fuego se apaga rápidamente. "Supongo que puede verse de esa manera. Pero nos enseñan a usar la magia." La capa gira en sus hombros y ella la ata en su sitio.

Malik asiente y piensa un momento, "Puede que Kimik tenga algunos libros que puede prestarte." Mira a los tres caballos, "Móntate en la yegua. Es delicada con los nuevos jinetes y está bien adiestrada para mantenerte alejada  de problemas." Coge las riendas y se las pasa a Ionua, "Lee, esta es Ionua." Dice al caballo.

La yegua pálida resuella y lanza a la muchacha una mirada de aceptación y la huele antes de dedicarle un relincho cariñoso. Ionua da una palmadita afectuosa en el cuello del caballo. Se ríe cuando el caballo se aprieta contra ella. El cuerpo desnudo de la muchacha resulta expuesto mientras sujeta las riendas. "Encantada de conocerte, Lee." Se vuelve a Malik, "Al menos no se estropearán mis pies desnudos."

"Y eso es bueno, Kimik al menos tendrá botas para una muchacha como tú."

"¿Eso piensas?"

"Sí. Le gustaría viajar con su harén de muchachas. Pero dudo que le gusten los carros o esos pabellones, todos irían a caballo o a pie."

Ionua piensa en ello y pregunta, "¿Sin mascotas mimadas?" Pregunta con una risa ligera, arrollándose la capa y saltando lo mejor que puede al lomo de la alta bestia. Finalmente se acomoda en la silla.

Malik aprovecha el momento para sonreír ante su embarazo, si quiere controlar al animal tiene que sujetar las riendas. Pero con las manos sujetando las riendas la capa sin mangas se abre para poner al descubierto toda su parte delantera.

"Dejad de mirarme de esa forma, Malik. No sé cómo podéis considerar decente esto." Se mueve sobre el lomo de la bestia intentando mantener la capa cerrada y sujetar las riendas. El movimiento solo consigue que la capa se abra aún más descubriendo sus costados. Enrojece de nuevo mientras piensa en la gente que pueda verla así.

"Bueno, eres hermosa, Ionua." Le guiña el ojo y le pasa un dedo por su área púbica al aire. Se echa atrás y sonríe, "Y todavía te humedeces de estar vestida y expuesta al mismo tiempo."

Su rostro enrojece de repente aún más, alcanzando el rubor la parte alta de su pecho. "¡Malik!" Dice un poco enfadada y un poco avergonzada.

El caballero sonríe a la muchacha y se vuelve para montar en su caballo. "Bueno, es la verdad." Se lanza sobre el lomo del caballo de guerra negro. Coloca su escudo ligero y acomoda el cinturón de su espada para tenerla a su alcance. Se vuelve y mira impúdicamente a la pelirroja. "Y eres una mujer muy hermosa."

Ionua enrojece de nuevo y se acerca al caballero, "Odio pediros esto, pero ¿podríais tomar la correa y engancharla a mi collar? De esa forma si la sujetáis podré usar mi magia si ocurre algo."

Malik se ríe suavemente divertido y alcanza al caballo de carga para buscar la correa. Tira de ella y la engancha al collar de Ionua reteniendo el extremo, "¿Está mejor así?"

"No." Dice ella, "Pero tendrá que ser así."

"Bueno, entonces pongámonos en marcha." Pone al caballo a paso corto dejando que la yegua, más pequeña, siga el ritmo antes de empezar al trote. No quiere que los dos caballos se separen más de la longitud de la correa.


Camino adelante y en lo profundo de los árboles de la jungla un cuerpo descansa mientras espera. El cuerpo está en silencio; esperando que una presa cruce su camino. Ojos azules felinos observan el camino que pasa por debajo. Los ojos brillan con luz trémula con la astucia de una inteligencia casi humana.

El estruendo de cascos procedente del sur hace que los ojos azules se vuelvan en esa dirección. Tres caballos aparecen rápidamente a la vista en una curva del sendero. Uno es montado por un hombre alto y musculoso armado con escudo y espada. Una mujer casi desnuda, que solo lleva una correa y una capa que no tapa nada, monta el segundo. El tercero lleva el equipaje.

El felino de los árboles se fija sobre todo en el caballo de carga, es lo que ella busca. Estas son las riquezas de los humanos; siempre los ha visto a duras penas en las junglas. Piensa en el espectáculo que ofrecerá a la gente de su pueblo, les mostrará que tenía razón al robar a estos hombres.

Los caballos se encaminan a la parte del sendero bajo el árbol. Se prepara lentamente para su ataque y luego lo ejecuta. Sus fuertes piernas la impulsan en un salto desde los árboles hacia el hombre. Pero su inexperiencia le cuesta la pieza. Su ataque da con su grácil cuerpo en tierra delante de ellos.

Malik suelta instintivamente la correa enganchada al collar de Ionua. El caballero tira de las riendas de su sólido caballo de guerra. Shadow levanta los cascos y avanza. El felino instintivamente se echa atrás mientras el caballo de guerra ataca. Mientras el caballo se yergue la espada de Malik se desliza fuera de su vaina y se eleva lista para golpear.

Los cascos delanteros de Shadow golpean el suelo y dan a Malik una sacudida. El guerrero está acostumbrado a las acciones de su caballo y apenas la nota. Una alta mujer leopardo está delante del caballero y su caballo de guerra, con una silueta muy humana pero con la cabeza y las garras de un leopardo. La cabeza del felino termina en una larga cabellera rubia. Su cuerpo apenas está cubierto por las ropas que usa la raza de los leopardos. Un trozo de tela cuelga de su cuello y cubre sus pechos, la tela está atada detrás de su espalda soportando sus pechos pero sin ocultar su hermoso tamaño ni sus seductoras curvas. Trozos de tela similares cuelgan de un cinturón de cuerda para formar un taparrabos. Las telas apenas tienen la longitud y la anchura suficiente para tapar, se han mantenido pequeñas para evitar que estorben su movimiento. El temor empieza a brillar en los ojos azules. Temor a que el bien adiestrado caballo pueda atacarla de nuevo. Y un temor que la corroe de que ha mordido, una vez más, más de lo que puede masticar. Se da cuenta que ha subestimado enormemente a los caballos y al hombre que los guía. Y finalmente un temor a la larga espada que el hombre apunta a su garganta.

Aún lleva su lanza en una mano y su escudo en la otra. Su adiestramiento guerrero la obliga a adoptar una postura agachada cuando salta para huir de los cascos cubiertos de hierro del caballo de guerra negro. Pero todavía intenta mantener su dignidad.

"Tomaré..." Dice con un ligero tartamudeo.

Pero Malik la corta, "¿Eso es lo que quieres? No tomarás nada."

Ionua se acerca a Malik desde el otro lado, "¿Qué es ella?"

"Una mala ladrona que no sabe reconocer a un caballero cuando lo ve." Dice sin apartar los ojos de la mujer leopardo.

"¡No lo soy!" Empieza la mujer leopardo pero de nuevo es interrumpida.

"¡Silencio!" Ordena la voz del caballero. Su voz dura y acerada. La voz que ha acallado a los sargentos en el campo de batalla, y que recluta con una palabra, su voz acostumbrada a mandar. El felino guarda silencio e instintivamente da un paso atrás, con el miedo creciendo por momentos en sus ojos.

"¡Tira el arma gata!" Dice con frialdad, "Y puede que me conforme con una advertencia por esta vez."

"¡No!" Dice encontrando de nuevo su firmeza.

"¿No?" Dice él; su voz rebosante de desdén.

"¡Nunca!" Grita. No puede volverse atrás ahora. Su arrogancia y su orgullo la fuerzan cada vez más a la confrontación.

"Malik." Empieza Ionua, "Deberíamos dejar que se fuera."

"No, ya no. Si no nos ocupamos ahora de este pequeño insecto podría intentarlo de nuevo con un enemigo menos capacitado."

"¡Insecto!" Grita la mujer felino, "Soy más que un insecto, tú... tú..." Dice la mujer leopardo tartamudeando de nuevo.

El caballero desmonta de su caballo, "Oh ¿así que eso es lo que piensas?" Su voz resulta insultante, "¿Crees que puedes vencerme? ¿En situación de igualdad?"

Ionua grita, "Malik no, ahora no."

El caballero no mira atrás, "Tranquila Ionua, no hay nada de qué preocuparse."

"¿¡Nada de qué preocuparse!?" Empieza de nuevo la gata, "Puedo vencerte en cualquier momento, humano." Su arrogancia e ira ciegan su temor y sus instintos. "Soy Nalua, y una mujer leopardo. Puedo vencer a cualquier humano en cualquier momento." No espera la respuesta sino que ataca ciegamente, su lanza avanza hacia el caballero desmontado.

El escudo de Malik se mueve apenas para interceptar la punta de la lanza, el escudo golpea contra las crestas levantadas situadas a lo largo de la parte superior. Las crestas, diseñadas para enganchar una espada rasgada en el escudo, enganchan la lanza pero no la retienen. En vez de ello las cuchillas de los bordes de las crestas cogen la madera de la punta de la lanza. El fuerte empellón hace que las cuchillas de las crestas se claven profundamente en la madera. La fuerza del golpe rompe el dardo de la lanza destruyendo el arma.

Nalua gruñe frustrada y arroja la lanza estropeada. Su codicia de sangre la fuerza a casi errar un quiebro al barrido en sentido contrario de la larga espada de Malik. Su escudo se estremece bajo el impacto del golpe. El armazón de madera cubierta cruje y lentamente se rompe bajo el impacto de la hoja de metal.

La leopardo salta hacia atrás sobre sus poderosas piernas para escapar del alcance del caballero y agarra la única arma de metal que tiene: una espada corta. Se lanza de nuevo hacia delante e intenta abatir la espada por encima del caballero.

El caballero esquiva fácilmente su espada, moviéndose a un lado y deja que la hoja pasee por su cabeza. Su espada se eleva con una pequeña estocada. La estocada surca el aire entre los pechos de ella y la cuerda que sujeta la pequeña tela que los cubre. La punta de la espada perfora fácilmente la ropa. Malik retira la espada hacia atrás y a un lado para prepararse para un bloqueo, rasgando la tela desde un extremo de la cuerda que se enrolla alrededor del cuello del felino, y cortando la cuerda que pasa por su espalda.

La pequeña tela cae desde sus pechos. Revelando la pelusa blanca que cubre todo salvo los pezones rojo oscuro. Nalua se levanta de nuevo con rabia mientras le rasga la ropa. Las ropas que cubren su cuerpo se le entregan al hombre o mujer leopardo cuando han demostrado su madurez.

Los reflejos de Nalua llevan a su espada hacia arriba y hacia atrás en un barrido hacia el caballero, pero su corta espada golpea contra la espada del caballero. Malik mantiene la hoja del felino contra la suya mientras ella libera la fuerza de su barrido. El brazo del escudo empuja hacia delante contra su costado expuesto y agarra la cuerda que sujeta el cinturón de su taparrabos, cortándola.

Lo que quedaba de las ropas del felino cae también. Se lanza hacia atrás de nuevo y gruñe con ira. Su cuerpo está desnudo ahora, poniendo al descubierto toda su pelusa blanca, de arriba abajo hasta el rizado y dorado vello púbico que cubre su coño. Malik guiña un ojo a la gata, enfureciéndola aún más.

"Una buena gatita no debería jugar con espadas." Dice en tono insultante.

"¡No soy ninguna gatita! ¡Soy una adulta!" Dice con otro gruñido, con los ojos cegados por la ira. Se abalanza de nuevo hacia delante y lanza otro golpe hacia la cabeza de Malik, olvida que el mismo movimiento no resultó la última vez.

El movimiento no sorprende a Malik; se limita a levantar su escudo otra vez y deja que la hoja impacte en la parte superior y en el lateral. Espera a que la espada termine de rebotar contra el grueso metal de su escudo y avanza el borde afilado hacia delante. El afilado borde de su escudo corta profundamente la parte delantera del escudo de madera de la gata, luego rebota. Pero Malik dobla el codo y empuja hacia delante.

Las crestas afiladas de la parte superior e inferior del escudo comienzan a cortar la madera donde impactan los bordes conductores. Las puntas de las crestas perforan profundamente el escudo de madera y producen cortes en el brazo de la gata. La sangre de la gata gotea por el interior de su escudo. Casi desequilibrada por el fallo de su golpe, el dolor solo le provoca un mayor desequilibrio. Aúlla de dolor.

El caballero todavía no ha terminado su ataque. Mueve el brazo de su escudo de nuevo a la izquierda. El escudo empuja a la gata y la obliga a girar. El brazo que lleva el escudo es forzado hacia atrás mientras las crestas del escudo de Malik rasgan el escudo. Su brazo sufre más cortes mientras las puntas de las crestas rasgan su piel. Un chasquido violento, seguido de otro aullido de dolor se propaga por el bosque, la destrucción de su escudo y la violenta maniobra del caballero rompen el antebrazo de Nalua antes de que la correa que sujeta el estropeado escudo de madera se rompa.

Nalua cae al suelo con otro grito. Su espada abandona su mano y rebota lejos de ella. Rueda sobre su espalda y agarra su brazo roto con la mano derecha. De sus ojos se escapan lágrimas de dolor, mientras mira a la larga espada que ahora apunta a su garganta.

"¡Ríndete!" Son las palabras de mando que salen de los labios del caballero.

La mujer leopardo se limita a asentir con dolor mientras se vuelve a colocar en los arbustos cerca de los árboles. La piel dorada de su mano se mancha de rojo con la sangre mientras intenta detener la hemorragia.

Malik retira la espada y suspira mientras mira a la gata sobre la hierba. Resulta una visión tan lamentable en los matorrales que él mira a Ionua. "¿Puedes curarla?"

La pelirroja se acerca y se arrodilla junto a la gata. Nalua está en tal estado de dolor que no se da cuenta; se queda mirando al caballero. Malik recoge la correa que soltó antes y logra que la magia de la hechicera sexual fluya. La pelirroja inicia el conjuro y pronto la sangre se detiene filtrándose bajo la dorada piel de la mano. Nalua aúlla de nuevo mientras la magia coloca en su sitio el hueso roto y cura la fractura. El dolor de la curación es suficiente para provocar que la gata se desmaye.

La bruja sexual también se desvanece a causa de la magia. La fractura y la hemorragia son un poco más de lo que acostumbra a tratar. Malik arropa a Ionua en su capa y se asegura de que esté cómoda. No hay forma de que puedan viajar hasta que se haya recobrado. Él sabe mucho sobre la magia.

El caballero mira a la mujer leopardo y empieza a preguntarse qué hacer con ella. La considera peligrosa para un grupo desarmado. Especialmente desde que la ha privado de sus ropas, convirtiéndola en una gatita a los ojos de la gente. Se arrodilla junto a la gata y examina su brazo con ojo experto. Ni siquiera queda cicatriz de los cortes, y el hueso encajó adecuadamente, la única señal de la herida es la sangre que mancha su piel.

El caballero levanta a la inconsciente mujer leopardo y la pone en pie contra un árbol. Saca una tira de cuero de su morral y la usa para atarle las manos juntas y al árbol por encima de su cabeza. Otra tira rodea su cintura y soporta el peso de su cuerpo. Por último ata sus pies separados a un par de árboles diferentes. Se asegura de que ninguna de las correas le corte la circulación y de que no pueda lastimarse a sí misma estando atada como está.

Luego Malik se sienta y empieza a limpiar su espada esperando que la bruja sexual se despierte de nuevo. No pasa mucho tiempo antes de que la mujer leopardo empiece a volver en sí. Tira de sus ligaduras cuando abre los ojos. Su furia ha desaparecido, reemplazada por el miedo cuando se da cuenta de que esta indefensa.

"¿Qué pretendéis hacer conmigo?" Pregunta.

El caballero levanta la vista, "¿Estás despierta?" Pregunta, "No estoy seguro de que hacer contigo. Obviamente no puedo dejar ir a una bandida."

La desnuda mujer leopardo mira al caballero, "No volveré a atacar a nadie más. Lo prometo." Suplica.

Él mueve la cabeza, "Me temo que no es bastante. Intentaste robarnos y fracasaste. Ionua tuvo que pagar por ese fallo. ¿Qué pasa con ella?"

Nalua permanece en silencio. Sus lágrimas empiezan a brotar de nuevo, "No lo sé mi señor." Dice.

"De modo que la gata tiene modales." Mira hacia ella, "Para mí es obvio que no eres tan mayor. Y por tus actos diría que apenas eres adulta."

"¿Y qué pasa con eso?" Agita la cabeza dejando que su cabellera rubia barra a uno y otro lado.

"Supongo que nada." Se pone en pie y camina hacia ella. Mira por encima, "También tienes pelo rubio y ojos azules. No es algo precisamente muy corriente entre las mujeres leopardo ¿verdad?"

Sus ojos resplandecen en la noche, "No, no lo es, soy única."

Le acaricia el pelo con los dedos, "Supongo que lo eres. Debe haber sido duro."

Dice de nuevo, enfadada, "¿Qué pasa con eso?"

El caballero se vuelve y va a echar un vistazo a la muchacha inconsciente, "Pareces estar llena de rabia."

Ninguna respuesta sale de la mujer leopardo. Malik la ignora por el momento. Ionua se despierta lentamente mientras el caballero le acaricia la mejilla, "¿Estás bien, Ionua?" Pregunta con preocupación.

La muchacha se incorpora sentándose y recoge sus vestiduras alrededor de su cuerpo desnudo. Mira a su alrededor y ve a la gata. "Intentó robarnos. ¿Qué vamos a hacer con ella?"

Malik mira a Ionua, "No lo sé, Ionua. No podemos dejarla ir. Pero creo que tú sabes una forma de castigar sus crímenes y hacerte recuperar algo de tu magia."

La gata escucha con interés mientras Ionua levanta la vista, "¿De qué habláis, Malik? Puedo adquirir poder a partir de las pasiones de un cuerpo, si es a lo que os referís." Mira a la gata atada, "Y ella sería perfecta para eso."

Nalua empieza a luchar contra las ligaduras de nuevo al no gustarle como suenan las cosas. Malik sigue, "Las mujeres leopardo de las que he sabido se excitan con facilidad y tardan una eternidad en normalizarse a menos que lleguen al clímax." Su sonrisa se llena con un poco de malicia, "¿Crees que puedes conseguir llevarla cerca del pico y luego cuando hayas recuperado tu poder podemos continuar nuestro camino?"

La bruja sexual mira a la gata casi con piedad, y luego con rabia, "Sí, supongo que sí."

Nalua mira a los dos, "¡No!" Grita, "Por favor, eso no. No he tenido todavía mi primer celo como adulta. No podéis hacerme eso a mí."

Ionua mira a Malik, "¿Qué es lo que quiere decir?"

Malik se ríe un poco, "Bueno, lo que quiere decir es que es virgen todavía. Y probablemente nunca haya tenido un orgasmo. No permiten a las gatitas correrse o entrar en celo donde puedan tener sexo."

La gata continúa agitando la cabeza atrás y adelante. Intentando negarse. Se detiene y les mira, "No, por favor." Suplica, su arrogancia y su orgullo han desaparecido.

Ionua devuelve la mirada a la gata, "Bueno, ella intentó robarnos. Y lo he pasado mal curándola. Deberían darle una lección para que no vuelva a robar." Se pone en pie y se quita la capa quedándose desnuda. Camina seductoramente hacia la gata y restriega su cuerpo contra la piel suave. Sonríe, "Relájate Nalua." Se empina sobre las puntas de los dedos y roza sus pechos contra la mujer leopardo. La gata intenta enseñar los dientes a la mujer pero no va más allá. "No podemos permitir eso." Malik saca otra tira de cuero y la pasa alrededor de sus mandíbulas manteniendo su boca cerrada. La mujer leopardo mira a los dos, sus ojos empiezan a perder su rabia mientras la bruja sexual empieza a acariciar sus pechos.

"¿Necesitas algo, Ionua, para conseguir recuperar tu magia? Pregunta mirando a las bolsas. Ionua se vuelve; sus manos siguen rozando la piel de la gata alrededor de sus pechos, sus manos acarician la sensible piel de Nalua bajo su pelusa.

"Solo la correa." Dice, y piensa un momento, "Pero tengo una idea." Sus ojos se vuelven hacia la gata, un poco molesta de que Nalua intentara robarles. "Creo que voy a probar un hechizo. Dadme un par de cadenas, Malik, y veremos cuanto amplifican estas correas mi magia."

Nalua no puede ayudar pero ronronea con las caricias. Su cuerpo empieza a revelar su excitación. Sus ojos empiezan a ponerse vidriosos con el placer. Avanza sus caderas contra las tiras de cuero que sujetan su cintura; sus movimientos empiezan a estirar la correa. Malik abre una de las bolsas del caballo del equipaje y recoge las cadenas y algunas pinzas.

Ionua abandona durante un momento a la gata y la deja cocerse en su propia excitación. Toma las cadenas y da un beso a Malik, "¿Queréis ayudarme mi señor?" Pregunta mientras se agacha y sujeta una cadena de un pie (unos 30 cm) entre sus tobillos.

"¿Cómo podría hacerlo Ionua?"

"Bueno, podéis desnudaros y follarme por detrás mientras le doy unas lamidas a la gata."

"Supongo que podré hacerlo." Se quita lentamente su ropa. Asegurándose de que la correa esté sujeta primero al collar, Ionua engancha otra cadena de un pie (30 cm) entre sus muñecas y engancha su parte media a su collar.

Los ojos de Nalua observan a ambos. El placer contenido en su cuerpo y sus instintos toman el control sobre su mente y su cuerpo. Su vello púbico reluce con los jugos de su excitación. Ionua sonríe al comprobarlo y se arrodilla ante la gata. Presiona su cabeza hacia delante y levanta su trasero y lo balancea tentadoramente para Malik.

Malik se desprende de lo que queda de sus ropas; su virilidad está ya erecta y preparada. Los ojos azules de la gata miran al hombre desnudo, su lengua empieza a rozar con lo que puede liberar de la correa atada alrededor de sus mandíbulas. Sus ojos enfocan su polla, deseando ese dardo duro y largo en su interior.

Ionua siente la excitación de la que pronto va a ser su víctima. "¿Habías visto algo así gatita?" Se mofa, "Bueno, no vas a conseguirlo." Sus dedos empiezan a manosear la vagina de la gata, separando sus pliegues. Ionua se inclina hacia delante y pasa su lengua por la jugosa y sensible piel de la vagina de Nalua.

"Es bastante sabrosa, Malik." Se vuelve hacia atrás y sonríe al caballero. "Tomad mi correa y podemos empezar. Y empujad esa encantadora polla larga dentro de mí." Esto último lo dice dedicado a la gata.

El caballero desnudo se arrodilla tras Ionua y toma la correa con sus manos. Empieza a acariciar su polla un poco y luego empuja su extremo contra el coño de Ionua. Avanza lentamente su erecto dardo en su interior.

Ionua gime ruidosamente con pasión, más alto de lo que nunca lo había hecho. "Oh sí, penetradme, amo." Dice dentro del coño de la mujer leopardo. "Lo siento tan bien. ¿Te gustaría sentir su dardo dentro de ti, Nalua?"

Nalua gime ruidosamente, y luego deja escapar un gruñido amortiguado por la burla. Su excitación crece mientras ve la polla de Malik deslizarse dentro de Ionua desde atrás, el dardo erecto reluce con los jugos de la mujer. La burla de Ionua solo hace que desee más la virilidad de Malik. Sus instintos y su excitación exigen ese placer. La lengua de Ionua se restriega contra el clítoris de la gata y comienza el conjuro.

"Ni-kia," La hechicera empieza con un gemido, adelanta una de sus manos atadas y empieza a acariciar la raja trasera de la gata. La bien entrenada bruja sexual lubrica su dedo con los propios jugos de la gata y luego empieza a sondar el ano de Nalua con su dedo. Esto provoca que un fuerte gemido se escape de la mandíbula atrapada de Nalua. "Ii-sli." El poder de la magia entra en la boca de Ionua mientras lame los jugos de la gata.

Malik empuja su polla dentro y fuera de Ionua; se inclina sobre la mujer y rodeándola da un pellizco en sus pezones haciendo que la pelirroja gima escandalosamente con su conjuro. Adquiere poder rápidamente de su excitación permitiendo a Malik que la folle hasta alcanzar un pico en su excitación. El caballero empieza a suspirar suavemente con cada acometida; empuja su dardo dentro y fuera de la bruja sexual.

"Au-sha." Ionua libera la magia que se almacena en la gata y completa el hechizo, "Ni-sula." Sonríe para sí misma mientras siente que el conjuro toma el control y empieza a lamer el coño que tiene frente a ella con toda su habilidad. La hechicera sexual está cada vez más cerca de su clímax.

Nalua sigue ronroneando y gime ruidosamente. Su cuerpo se mantiene en la cima pero no puede alcanzar el clímax pese a todas sus sensaciones. Gime con frustración y tira de sus ligaduras aún más mientras intenta llegar al clímax.

El caballero lo alcanza primero, su orgasmo blanco y caliente se dispara profundamente en la femineidad de Ionua. El fluido caliente impacta contra las paredes de la vagina de Ionua y lleva a la pelirroja a su propio clímax. Grita, "¡¡¡Oh, sí!!! ¡Es tan bueno, amo!" Malik se retira después de que los dos hayan tenido sus orgasmos, y se sienta en el camino cerca de la pelirroja. No pasa mucho tiempo antes de que Ionua se arrastre hasta Malik y empiece a lamerle la polla para limpiarla, se asegura que la atada mujer leopardo pueda observarlo bien. Malik quita las cadenas de las esposas de Ionua y del collar y la mira. Se dobla hacia abajo y la susurra al oído, "Me estás llamando mucho amo ¿no es cierto?" Ionua ríe nerviosamente, "Bien, es verdad. Pero lo hago precisamente para burlarme de la gata y hacer que se excite aún más. Así te ha visto dar placer a una esclava en lugar de a ella." Dice también en un susurro. Ionua se levanta y camina hacia Nalua. Se toma un tiempo para quitarle la correa de la mandíbula.

"Bueno Nalua ya estoy totalmente recuperada, gracias."

La gata ronronea y gime, su cuerpo todavía altamente excitado, "Por favor, dejad que me corra." Suplica a los dos humanos.

Ionua alcanza el coño del leopardo y empieza a manosearlo, "No, no pienso hacerlo. Después de todo intentaste robarnos. Y creo que esto te proporcionará una valiosa lección."

Malik se ríe entre dientes suavemente y para sí mientras las observa. Se viste de nuevo, "Conténtate con que no te matásemos por los problemas que nos has creado."

"Por favor, mi señor." Dice Nalua, "Por favor no me dejéis así." Gime suavemente mientras sus caderas se agitan contra las ligaduras.

"Creo que lo haremos Nalua. Esto te enseñará que no puedes robar a los humanos." Se agacha y toma los restos de sus ropas. "Creo que cogeremos esto también. Tendrás que buscarte otras nuevas." Le dedica una sonrisa pícara, "Hasta entonces serás un gatita para tu gente."

"¡No, por favor!" Gime, sus jugos empiezan a cubrir la pelusa blanca de la parte interior de sus piernas.

Malik pasa a Ionua su capa y la ayuda a subir a lomos de la yegua pálida. Recoge sus armas y salta al lomo de Shadow. "Tendrás que aprender tu lección." Dice con un poco de pena.

El caballero conduce a los caballos de nuevo al sendero. Ionua se vuelve a Malik antes de que estén fuera del alcance del oído. "Casi lo siento un poco por ella."

"¿A qué viene eso?"

"Es por el conjuro que le he lanzado. No le permitirá llegar al clímax hasta que haya perdido su virginidad por la polla de un hombre." Dijo con una risita.

"¡No!" Grita la gata tirando de las tiras de cuero, haciendo que se tensen más.

"No harías eso." Dice Malik.

Ionua sonríe, "Lo hice. Eso la enseñará a intentar robar a una bruja sexual."

Malik mueve la cabeza un poco, divertido y conduce al caballo sendero abajo.

"Espero que lo hayas hecho de forma que pueda ser la polla de un hombre leopardo."

Ionua piensa un momento, "Oh, me olvidé de eso. Necesitará encontrar un humano para romper el hechizo."

"¡No, por favor!" Grita Nalua tras la pareja, "Por favor, liberadme."

Pero ambos están demasiado lejos camino abajo, dejando a la mujer gato solo su espada, su escudo estropeado y su lanza rota.


Como una hora más tarde Nalua consigue finalmente liberarse de las correas de cuero. Sus manos van inmediatamente a su coño y empieza a acariciarse el clítoris. Gime ruidosamente, mientras acaricia con rudeza sus partes sensibles. Toma uno de sus grandes pechos y pellizca uno de sus erectos pezones intentando desesperadamente llegar al clímax. Sus ojos se llenan de lujuria mientras lame sus pechos con su lengua de lija.

Respira profundamente, sus aspiraciones son rotas por los gemidos. Solo consigue estar cada vez más excitada. Finalmente se da por vencida cuando su pelusa está cubierta con sus jugos. Nalua recoge su espada y la pone en su vaina. Se abrocha el cinturón de la espada a la espalda. Sus ojos se vuelven al sendero por el que se fueron los dos humanos.

Toma una decisión y corre sendero abajo intentando alcanzarles. La gata corre y se detiene a recuperarse cada media hora mientras su resistencia lo soporta. Su mano va instintivamente a su vagina y se acaricia una y otra vez cada pocos cientos de yardas (1 yarda son 91 cm aproximadamente, algo menos de un metro). Se detiene cada vez que se da cuenta de lo que está haciendo.


La caída de la noche llega al bosque cuando los tres caballos y los dos jinetes recorren el sendero de la jungla. No pasa mucho tiempo hasta que deciden buscar un buen sitio para acampar. Los caballos han estado caminando desde que tropezaron con la gata en el bosque.

Malik señala un claro al lado del sendero de la jungla. "Ese parece un buen sitio." Dice mientras mira hacia allí.

"Supongo que sí, Malik." Contesta Ionua, mira al caballero, "Todavía me siento un poco culpable de lo que le hicimos a Nalua. Necesitaba una lección pero creo que mi carácter sacó lo peor de mí."

"Puede ser Ionua. Puede ser." Dirige los caballos hacia el claro, "Pero creo que estará bien."

"No lo sé. Estará constantemente excitada hasta que consiga que la follen."

"Lo sé." Dice él con un poco de sentimiento de culpa. "Ahora no podemos hacer nada al respecto. ¿Consigues algo de cena y yo me ocupo de los caballos?."  Pregunta mientras su pierna vuela sobre el caballo y aterriza en el suelo.

"De acuerdo Malik." Desmonta y se dirige al equipaje. Tira su capa al suelo y se queda desnuda de nuevo. Hace un guiño al caballero y una exhibición de doblarse para buscar la olla y algo de carne seca para un estofado.

La exhibición consigue el efecto deseado sobre Malik, pero recupera el control y empieza a retirar el equipaje de los lomos de los caballos y los paquetes del caballo de carga. Los lleva hasta alguna hierba agradable y vierte algo de avena en un cuenco que saca del equipaje.

"El estofado estará listo pronto." Dice Ionua mientras vuelve. Rodea con sus brazos al caballero y se aprieta contra él. "¿Qué otra cosa podríamos hacer Malik?" Sus manos acarician su parte delantera de arriba abajo hasta que llegan al bulto de sus pantalones. El caballero la acaricia y le dedica una sonrisa.

"Ayúdame a levantar la tienda y a poner el equipaje dentro." Se inclina para darle un beso, "Luego podemos jugar."

La noche empieza a hacerse más profunda mientras meten el equipaje en la tienda. Se sientan a descansar dentro sobre el catre, "Vaya día raro, ¿verdad Ionua?"

"Sí que lo fue." Dice al cabo de un rato, "Deberíamos controlar el fuego y la cena."

"Supongo que tienes razón." Se inclina y le da un beso. Suelta otro suspiro y se pone en pie para abrir el avance de la tienda. Da un respingo por la sorpresa. "Deberías ver esto Ionua."

Fuera y al otro lado del fuego está Nalua. Todavía desnuda y de rodillas ante el fuego. Las rodillas extendidas de forma que ninguna parte de su cuerpo está cubierta.

"¿Qué haces aquí?" Dice Ionua.

La gata mira a Ionua y Malik, "Por favor." Empieza. "No puedo volver con mi gente, no de esta forma. Y estoy desesperada por correrme."

Ionua mira a Malik y suspira, pero no puede decir nada.

"Necesito un clímax, me siento tan caliente y mojada ahora mismo. Haré cualquier cosa." Sus ojos miran al collar que rodea la garganta de Ionua. "Me convertiré en vuestra esclava y llevaré un collar como ella." Mira a Malik, "Por favor, folladme, amo." Suplica de nuevo, con las lágrimas empezando a brotar de sus ojos.

Ionua mira a Malik, "No creo que se dedique ahora a robar a la gente. Y si queréis buscar como decís puede ser útil."

Nalua dice, "Sí, puedo ser de ayuda, haré lo que queráis."

"Venga, vale." Dice Malik, "Ven aquí Nalua."

La mujer leopardo se arrastra hacia Malik a cuatro patas, sus pechos bailando de lado a lado. Mira a Malik, "¿Qué queréis de mí, amo?" Pregunta. Malik suspira mientras mira hacia abajo, "¿Quieres ser mi esclava?" Pregunta.

"Si me folláis, sí" Dice.

"No sé. No quiero tomarte como esclava si luego no te va a gustar más adelante."

"Por favor, amo." Dice con los ojos velados por la lujuria.

"No, no quiero tomarte como esclava. No creo que te guste."

Ella mira hacia arriba y suplica, "Por favor."

"Espera." Dice en tono imperativo, "Tienes que jurar que nunca más intentarás ser bandida, y nunca robarás a un inocente. Sé que los felinos hacéis honor a vuestra palabra."

"Juro no robar nunca a inocentes y no volver a ser bandida." Dice.

"Veremos si sigues queriendo ser esclava más adelante." Empieza a quitarse la ropa, su virilidad ya dura y erecta. Ionua se dobla junto a la gata y empieza a acariciar su piel. "Ahora solo tienes que tumbarte de espaldas y relajarte. Si todavía eres virgen puede doler."

Ella mira a la pelirroja y se tumba sobre su espalda, "Haced que me corra." Su mano empieza a acariciar de nuevo su clítoris, "Y haced que me corra pronto."

Malik se arrodilla entre las piernas de la gata, "Oh, lo quieres." Mira a Ionua, "Supongo que no se necesitan preparativos ¿verdad?" Su dedo se mueve abajo para frotarse contra la femineidad de la mujer leopardo; su pene se desliza fácilmente en los pliegues plenos de jugos.

Ionua sonríe, "Supongo que no, pero siempre podéis aplicarme a mí los preparativos." Mira a la gata, "O tú puedes lamerme mientras te folla."

"¡Lo que sea!" Grita la gata mientras Malik retira su dedo de ella. Ionua sonríe y se sube a horcajadas al pecho de la gata y empuja su vagina húmeda hacia la boca del leopardo. Los ojos azules de Nalua miran la raja rasurada. Saca su lengua rasposa y la frota contra los sensibles pliegues.

"¡Oh! ¡Eso está bien!" Dice Ionua enseguida. La gata lame algo más los jugos de la pelirroja y se toma un momento para saborearlos. Ronronea y empieza a lamer con más fuerza y rapidez encontrando que le gusta el sabor de los jugos de la muchacha.

Malik se para un momento a observar cómo se lo pasan. Sonríe ante los gemidos y gritos de Ionua. Coloca una de sus manos en el hombro de ella para conseguir un punto de apoyo. Su otra mano guía lentamente su polla erecta hacia la raja cubierta de pelo dorado. Lentamente presiona hacia el interior.

Nalua gime ruidosamente y luego grita mientras la polla del caballero empuja en sus pliegues de virgen. Lame más fuerte y más rápido, llevando al clímax a la bruja sexual pelirroja. Más jugos de la mujer fluyen hacia fuera y sobre la lengua de la gata. Malik continúa empujando su polla dentro de Nalua, hasta que alcanza su virginidad. Se detiene un momento y luego empuja con fuerza sobrepasando el bloqueo. El dolor hace que la gata aúlle con fuerza. En sus ojos se forman lágrimas. Pero el dolor también la lleva más allá del umbral de su clímax tanto tiempo negado. Su cuerpo se pone rígido y sus gritos se transforman en un escandaloso alarido de pasión. No son palabras lo que se forma en sus labios.

Malik mantiene el avance de su virilidad dentro y fuera de la gata. El placer sustituye lentamente al dolor en su vagina. Nalua empieza a lamer de nuevo, lame a todo lo largo del coño rapado de Ionua. La hechicera sexual mantiene la cabeza de la gata de la jungla contra su raja húmeda.

Malik sigue suspirando ruidosamente a cada ataque; mueve las caderas cada vez con más rapidez y dureza, forzando a su polla a profundizar dentro de Nalua. La gata pronto vuelve a alcanzar un nuevo clímax, su elevado instinto sexual la empuja en busca de más y más placer.

Los palpitantes músculos alrededor de su coño hacen que Malik se corra al poco rato. Su clímax dispara hondo dentro del coño de la gata. Nalua apenas tiene tiempo de salir de su segundo clímax cuando un tercero agita su cuerpo. Este último lo siente tan caliente como el fuego. Sus dientes se restriegan contra el coño desnudo de la pelirroja provocándole más sensaciones que las de la lengua sola.

Ionua grita una vez más, de nuevo en el clímax, "¡Oh, sí! ¡Justo ahí! ¡Fóllame con esa lengua áspera que tienes!"

El caballero retira su polla del coño de la dama leopardo y se sienta esperando que se recuperen las dos. Ionua lo hace lentamente y sonríe a Malik, con su mano acariciando la piel del vientre de Nalua.

"Creo que era eso lo que quería."

Nalua ronronea cuando la acaricia y lentamente se queda dormida, satisfecha de momento, dejando que el fuego caliente su piel mientras duerme. Ionua se levanta y tiende su mano al caballero.

"Tomemos la cena y vayamos a la cama."

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