Fuegos artificiales

Estuve así un par de minutos en que solo sentía el roce de su miembro en mis labios y clítoris, sus manos en lis pechos y pezones, los suspiros de Mario confundidos con mis jadeos y las explosiones de los fuegos con los niños de fondo: ¡Oooohhh!, ¡Oooohhh!

FUEGOS ARTIFICIALES

"No temeré al miedo. El miedo mata la mente.

El miedo es la pequeña muerte que conduce a la destrucción total.

Afrontaré mi miedo. Permitiré que pase sobre mí y a través de mí.

Y cuando haya pasado, giraré mi ojo interior para escrutar su camino.

Allá donde haya pasado el miedo ya no habrá nada. Solo quedaré yo".

Letanía contra el miedo de las Bene Gesserit.

Frank Herbet-Dune.

Me llamo Lucia, tengo 33 años, 172 CMS, soy soltera, funcionaria, cara graciosa más que bella, melenita corta y morena, pechos firmes de tamaño normal y bastante culona, cosa que me acompleja. Estoy un poco salida, la verdad sea dicha, aunque mis amigas dicen que un montón y que soy una... . Si queréis saber más os remito a:"La licencia", relato de mi amiga Carmen, que es quien me publica a mí bajo su identificación de Caléndula. Yo les discuto diciendo que soy llana y franca, en cambio ellas, como la mayoría de la gente, se callan y luego son peores que una. A las pruebas me remito del citado relato. Esta ocasión que os cuento, tendré que admitir no obstante, que me pasé un poco, o mejor lo juzgáis vosotras / os. Solo espero que en el trabajo nadie nos relacione con los nombres falsos que damos, pues Carmen le recomienda Todorelatos.com a todo el mundo.

I

Suelo veranear en un pueblo sin playa de Valencia, cuyas fiestas son en agosto. Paso allí un par de semanas todos los años y echo una mano a mi hermano con los niños. Procuro hacer coincidir estas vacaciones con las citadas fiestas patronales. Me quedo pues en el chalet de mi hermano Jorge junto con su mujer (que es oriunda del pueblo), sus dos hijos menores de 5 y 7 años, y algún que otro sobrino adolescente que viene también a las fiestas.

Uno de los principales atractivos de las fiestas patronales son sus fuegos artificiales que tienen lugar como mínimo 3 noches.

El verano del 2001 fueron sin duda los mejores fuegos que he vivido: Que colorido, que variedad, que sudores, que fuego,¡vaya cohete el de mi sobrinito!.

Sin más preámbulos los hechos fueron así.

En 3 ventanas de las habitaciones superiores del chalet, se habían juntado la 1ª noche de los fuegos alrededor de 16 personas entre mi hermano, su mujer, sus hijos, otros sobrinos y alguno más que no sé que leches pintaba allí. Los críos se arremolinaban, queriendo subirse a sillas los más pequeños, tratando de asomar la cabeza los más mayores y sujetando los adultos a aquellos para evitar una desgracia.

El juego para los más pequeños era soltar una exclamación: ¡Oooohhh! Cada vez que explotaba un cohete y aumentar el grito cuanto más grande era la explosión. ¡OOOOHHH!.

Asomada a la ventana sujetaba por detrás a dos pequeños en una silla. Recostada sobre mi espalda podía sentir a Ana (sobrina de mi cuñada) que asomaba su cabeza, para tener mejor visión, por encima de mi hombro izquierdo( a su edad es ya más alta que yo y con mejor tipo ¡que asco de niñas!¡Cómo se alimentan hoy día coño!). Sus pechos grandes y duros me aplastaban la espalda y el brazo. ¡¿Pero será posible?!.Las tetas también las tiene mejor que yo-pensé-. ¡Bueno no !. Son demasiado grandes, mientras que las mías son ideales, ahí te gano ¡niñata!. Su mano derecha me sujetaba la cintura.

¡Oooohhh! Seguíamos todos a coro.

Así se sucedían las cosas, y algunos cambiaban de ventana tratando de encontrar mejor visión. De pronto noto que la mano de Ana está algo más abajo de la cintura, en mi culo más bien. No le di ninguna importancia ( ¿quién se iba a imaginar que una sobrina de 20 añitos estaba disimuladamente metiéndole mano a su tía? ).Minutos después de cambiar varias veces la mano de sitio pero siempre en mis generosas posaderas se despegó de mí. Sin embargo al momento volvió con más presión sobre mi espalda. Tenía la impresión de que cada vez me apretaba más el glúteo con su mano y que incluso me estaba acariciando. ¿ Estaría yo equivocada?.Para nada, ahora estaba claro. Me estaba metiendo mano. Nunca me habían atraído las mujeres ( hasta entonces), así pues estaba incómoda y para nada excitada.

De pronto mis sentimientos cambiaron: o estaba borracha o la otra nalga me la estaban presionando con algo duro. Allí había un misterio por resolver. Claro –pensé- ya lo resolví: se le han caído las tetas a la entrepierna y me presiona con ellas, porque no noto bultos en mi espalda y sí en mi trasero. Si la hipótesis no os parece convincente, a mí tampoco me lo pareció, así que.... Volví la cabeza y le vi: Allí estaba Mario, y no Ana como yo pensaba. Como quien no quiere la cosa, miraba al cielo al tiempo que se restregaba contra mí.

-¡Oooohhh!

Y ¿ quien era Mario?. Pues otro sobrino. Este de mi concuñada Mamen y primo de Ana, 18 añitos, guapo hasta reventar desde el último estirón que dio, morenazo, 182 CMS, caradura ( por lo que estaba viendo, ya que yo le había considerado hasta ahora un tímido y apocado). Lo que me presionaba el trasero sin embargo, era cualquier cosa menos A- POCA -DA. Al ir vestida con un pantalón de fina tela de hilo, a rayas verticales verdes y amarillas, que me calza como un guante, al ir vestida con una braguita pequeña, el contacto era máximo. Él lo tenía que estar disfrutando y a mí se me encendió la pólvora en las venas. Pero, ¿qué podía hacer? Echarme más adelante no, so pena de aplastar a los pequeños Rubén y Carlitos, además solo hubiera servido para empinar más el culo, al estar la silla contra mis rodillas. Salir huyendo sí, pero disimulando como si no pasara nada, para no dar un espectáculo y luego ya le cantaría las cuarenta.

¡Oooohhh!

Así seguí un minuto con la intención de retirarme, pero de súbito comenzó a hablarme:

-¿te gustan los fuegos , tía?

-¡¿Eh?!. -No reaccionaba-.... sí, son muy bonitos.

-A mí me resulta un espectáculo fascinante. Cómo sube una débil luz que parece poca cosa, que no parece dará para tanto, o que se apagará antes de su cometido. Pero termina en un final explosivo que te sorprende porque no esperabas algo así. Y es que las cosas hay que verlas y probarlas para que te sorprendan.

Yo si que estaba sorprendida. Y no solo por sus palabras ya de por sí atrevidas y creídas, sino por su tono de voz, el cual aunque no os lo puedo transmitir, os aseguro que era de los más seductores que he oído. El muy cabrón hablaba con su tono grave y bajando progresivamente la voz.¡Dios mío!, me había mojado toda solo con oírle. Pero es que además continuaba con su mano en mi trasero. ¡Que escalofríos! ¡qué temblor de piernas!. No sabía como reaccionar, estaba paralizada. Era un niño, era prácticamente mi sobrino. Era un jeta que me estaba metiendo mano sin más. Sin mi consentimiento ¡ qué hostias ¡. ¡Que gusto !. Me di cuenta de que estaba fuera de control, un poco asustada. Y desde hacia tiempo había aprendido a controlar las situaciones y mis emociones. Así que recurrí a mi viejo truco de las brujas Bene Gesserit : " no temeré al miedo. El miedo mata la mente, El miedo es la pequeña..."Es una letanía contra el miedo, de una novela de Frank Herbet. que siempre me dio muy buen resultado desde que la leí cuando tenía 13 años.

Recapitulé mis pensamientos: ya no era tan niño, lo que tenía entre las piernas no parecía que fuera un troncho sino una estaca, y no había consanguinidad, así que no era mi sobrino(ya puestas me hubiera dado igual). Íbamos a ver quien metía mano a quien y veríamos quien seducía a quien. Jugaba a adulto, pues íbamos a jugar.

-¡Oooohhh! Seguían a coro los niños.

Al encontrarnos en el extremo izquierdo de la ventana y ser los que estábamos más atrás (los cohetes explosionaban hacia el lado derecho), nadie podía vernos. Siempre y cuando no se volvieran claro está. Por un momento dejó mi culo e introdujo sus manos bajo mi blusa. Una por delante acariciaba mi tripa y subía peligrosamente a por mi pecho y la otra mientras tanto acariciaba la espalda con primor (el chico tenía escuela ¡la verdad!, tenía que haber dado más de un estacazo por ahí).Me estaba encantando y podía haberle dejado hacer un poco más pero pasé a la acción.

-¿Cuáles os gustan más niños ?-pregunté al tiempo que sacaba culo y lo movía para restregarme más.

-las tracas..., a mí las bombas,... a mí los gusanitos que caen despacito.

Me dijo al oído: " a mí los cohetes bien gordos ".¿Qué obvio no?, ¡Vaya alarde de imaginación la de sus dos neuronas!. Entonces me acercó ambas manos a los pechos por debajo de mi blusa y comenzó a amasármelos por encima del sujetador y a pellizcarme los pezones. Estaba en la gloria, y mojadita como una esponja, cuando avancé mis dos manos hacia atrás y comencé a sobarle el paquete por encima del pantalón. Volví la cabeza un momento hacia atrás y estaba con cara de triunfador y de seguridad total en sí mismo. Seguí así un rato y él me metió una mano por debajo de las piernas frotándome la vulva por encima del pantalón. Le desabroché los botones de la bragueta y metiendo la mano bajo el slip saque el miembro (ansioso por decir aquí estoy yo), con maestría. Más que un miembro parecía toda una junta de representantes. Pero probad a hacerlo con las manos a la espalda como yo, y veréis que no es tan fácil. Me lamí las manos y comencé a masturbarle lentamente y a jugar con la punta de su pene entre mis dedos. Estaba como un toro y perdía liquido preseminal que yo usaba para masturbarle. Él se separó un poco, para que yo pudiera manejar mejor, y se limitaba a acariciar mi trasero. Más tarde me comentaría que lo que tanto me acompleja a mí, a él le perdía.

-¡Oooohhh! Clamábamos todos a coro, excepto Mario que ya no veía nada más que por su poya. Empecé a aumentar el ritmo (siempre de espaldas a él) y con la otra mano le acariciaba los huevos. Estaba feliz como un bebé con su chupete con azúcar. Pero ¿hasta donde querría llegar el pipiolo? ¿Pensaría en correrse encima de mí?. Solo le faltaba saludar al tendido y en plan torero proclamar: va por ustedes. Por mi parte estaba más salida que la punta de una plancha, pero mi intención no era precisamente dejarle que me pusiera perdida, sino que pagara su prepotencia. Atenta como estaba a todo lo que pasaba alrededor, enseguida me di cuenta de que se vendría encima de mí. Avisé a Ernesto de que sujetara a los pequeños porque me iba a la cocina a beber agua . Así que en el preciso momento en que una gran explosión iluminaba el cielo acompañada de un tremendo ¡OOOHHHH! Apreté los huevos de Mario con fuerza para que nos acompañara en el coro con un horripilante ¡AAAAAGGHHH! Que asustó a Drácula. Los niños se volvieron atemorizados para ver la cara de idiota que ponía. Tratando de disimular con una mueca, que pretendía ser una sonrisa, se tapaba como podía. Carlitos se echo a llorar. "¿Que le habéis hecho al niño?" Se oyó decir en otro cuarto." Es que Mario le ha asustado,... pareces idiota Mario". " Era una broma ", decía mientras me buscaba con una mirada feroz de mala hostia. Pero yo ya abandonaba la habitación con dirección a un aseo de la planta baja. Al pasar por el pasillo vi que Ana me miraba con cara interrogante. Me refugié en el baño donde me refresque la cara y sentada sobre la tapa del retrete terminé el juego de los suspiros al ritmo de los cohetes.¡Aaahh! Gemía con dos dedos en mi coñito, una pierna sobre la bañera para encontrar la postura y otros dos dedos, que previamente había chupado para degustar el semen de Mario todavía presente en ellos, atacando mi clítoris. No tardé en explotar y relajarme. ¡Jodido niño cabrón!,¡Cómo me había puesto!¡Que gusto me había dado!.

Cuando salí, los fuegos habían terminado y no había rastro de Mario por ningún lado, ¡pero tampoco de Ana!.

II

Aquélla noche salí con unas amigas a tomar unas copas. Iba como en una nube y me notaron que estaba un poco ida. Al pasar por delante de un bar vi que en una mesa de la terraza estaba Mario con sus amigos. Pasé al lado de él, pero al estar de espaldas a mí, no me veía.

Hablaban (de que iban a hablar si no) de fútbol, mientras comían como cerdos, patatas fritas y carne, con las manos. La conversación era de esta guisa:

-han perdido porque el tridente defensivo (¡sabe Dios que será eso!) No ha funcionado.

-el carrilero era malísimo.

Son sorprendentes estos hombres –pensé- no saben lo que es el cuchillo y tenedor y saben lo que es un tridente .Quise castigarle un poco más.

-¡Vaya chicos, que manera de comer!. ¿Os gustaron los fuegos?, A Mario le han encantado , ¿verdad Mario?,Sobre todo el final.

Me miró con tal cara de cordero degollado que debo reconocer me dio pena.

-¡Ale! A pasarlo bien.-Y continué adelante con mis amigos. Pero todavía oí decir detrás de mí:

-¿ Que le pasa a tu tía?, Está un poco rara, ¿no?.

-A tu tía sí que le daba yo tridente en ese culazo que tiene, pero ofensivo, Ja Ja. -Eran de un gracioso que me parto, ¿pero por qué no pueden dejar en paz a mi culito?, Que no le ha hecho mal a nadie-.

¿Así concluyó esa noche?, Eso creía yo, pero al acostarme no pude evitar triscarme de risa pensando en lo sucedido. Me dio un poco de pena y me sentí un poco cruel, pero al mismo tiempo caliente y hube de enfriarme de nuevo batiendo mi almejita con los dedos. Así me quedé profundamente dormida.

III

Al día siguiente, tras desayunar, me fui a la piscina del pueblo a pasar un día de sol. Me puse mi bikini, una faldita, camiseta, la bolsa con los bártulos y lista.

Estaba allí con dos conocidos tomando el sol y bañándome, cuando a eso de las 12.30 h. llegó Mario acompañado de su prima Ana, con quien se lleva muy bien y tienen mucha relación. Yo también me llevaba muy bien con Ana a pesar de la diferencia de edad, pues había una cierta complicidad entre nosotras a pesar de mis celos hacia su físico. Y en más de una ocasión había dormido conmigo, cuando los visitantes eran demasiados en fiestas y no había cama para todos. Pero la llegada de ellos era ciertamente inusual porque se acuestan de madrugada y caso de ir a la piscina era por la tarde, que es cuando se llena de Pepsicolos. Normalmente se hubieran puesto a mi lado, pero me pareció que ella le animaba a venir y él se negaba. Optaron por quedarse a unos 20 m debajo de otra sombra. Ana me saludó desde allí.

Rato después me daba yo un baño, cuando al salir del agua por la escalera, veo que está a pocos metros mirándome el culo ensimismado y con cara de lelo. Ya he contado lo de mis caderas, y las que padecéis el mismo problema sabéis de que hablo y de lo difícil que es encontrar ropa de nuestra talla que nos quede bien. Por lo que termino casi siempre con bikinis de braguita pequeña que me muestran todo el trasero en cuanto me descuido. Ese era precisamente el caso al subir la escalera, le mostraba el culazo en casi todo su esplendor.

-Mario hijo. ¿ No has tenido bastante?. Enrojeció y bajo la cabeza como un toro noble. Yo volví a la toalla y me tumbé cuando mis amigos se levantaban, para ir a tomar algo a la cafetería, dejándome sola. No me había secado del todo bocabajo cuando oigo la voz de Ana diciendo :" Vamos vamos sin miedo, hazme caso ".

Apareció a mi lado Mario, sentándose a una distancia prudencial de 70 CMS. Venía con dos helados " sándwich" de Frigo, que son mi perdición. Me ofreció uno balbuceando "ti...ti...tía yo ... quería hablar contigo".

-¿ Serás capaz sin usar las manos?. Y volvió a bajar la vista, pareciéndome que se le iban a saltar las lágrimas. Ante lo cual me puse tierna y desistí de martirizarle.

-Cuéntame ¿qué pasa? O ¿qué te pasó? Y muchas gracias por el helado, es mi preferido.

-Ya lo sé.

- Veo que te fijas mucho en mí últimamente

-Lucía es que tú me vuelves loco, perdona que te lo diga si te molesta, pero es así. Me pareces muy guapa, simpática e interesante.-¡Ale todo eso así, de corrido y sin complejos!, ¡Vaya disculpa! pensé, pero ya no cabía en la toalla de gorda que me había puesto. Últimamente no me decían ningún piropo-. Y además...( se calló).

-¿Además qué?

-Pues que tu trasero me vuelve loco y...

-Pero Mario, vamos a ver- dije en plan didáctico- tú tienes 18 años y yo 33 (como sí eso impidiera algo pensé, pero ¿qué le iba a contar?).

-Para mí el amor no tiene edad.

-Mario cielo, no digas frases manidas que hayas oído por ahí. Pareces un niño. No ves que lo que te conviene es una chica de tu edad...

-Si no quieres que me comporte como un niño, no me trates como a tal.

-Toucheé, (o como diablos se escriba, que yo era de inglés, ¡Carmen luego me lo corriges si está mal escrito!). Perdóname tú a mí ahora. Vamos a hablar en serio. Mario, el que yo te atraiga, convendrás conmigo que no te justifica para abordarme como lo hiciste.

-Sí, sí, es cierto y te pido perdón por ello otra vez.

  • Piensa que hay chicas más guapas que yo y de mejor tipo que seguro no te ponen reparos como yo.

-Tú eres la mujer más voluptuosa que he conocido y me callo, no digo más no sea que te enfades-¿No era un encanto de chico?,me había subido la moral y la líbido a las nubes en un momento- .Perdóname .

-Vale, no insistas. Está bien así. Vamos a olvidarlo y no ha pasado nada.

-Pero, es que hubo una razón.

-¿ y cual? Si se pude saber.

-Los dos últimos días en la piscina, cuando estabas tumbada en la toalla, me parecía que me provocabas abriendo y cerrando las piernas y colocándote una y otra vez la braguita.

-Pero Mario yo no hago eso a propósito. -Dije poniéndome colorada de pensar que había calentado al chico sin querer-.

-Ya lo sé. Me lo dejaste muy claro anoche con el cohete. Pero en esos momentos mi imaginación y mis deseos me decían otra cosa. Me he comportado como un adolescente estúpido. Ayer a última hora yo te miraba y creía que tú te habías dado cuenta. Cuando te pusiste a colocarte el bikini, lo que lograste es enseñarme todo. Pensé entonces que te gustaba y que me lo enseñabas adrede.¡Que vergüenza y complejo de culpa me entró, pero lo que contaba era verdad. Ana fue quien me avisó nerviosa: " que me estás enseñando el chichi - como ella dice-, me vas a poner tierna "-. Más tarde...

-Pero ¿hay más?.- Dios mío que había hecho yo con este chico, no me extrañaba que hubiera pensando aquello-.

-Sí. Cuando te ibas, te quitaste la braguita del bikini con la falda puesta y te pusiste otra limpia. Al subírtela se te alzó un poco la falda y de nuevo pensé que te me estabas insinuando enseñándome el...

¡Con lo que me gusta!.

-Mario. Te juro que ...

-Ya ya, ya lo sé pero es que creía lo que quería creer.

-Vamos a dejarlo aquí. No pensé que algo así pudiera estar ocurriendo. No sabía que te ponías así conmigo. Disculpas aceptadas. Ven dame dos besos.¡Anda!.- Le cogí la cabeza con ambas manos y le di un beso en cada mejilla (encantada y orgullosa de mí misma por causar semejantes pasiones en un adolescente) y un tercero en los labios (solo un piquito, no soy tan mala y no quería confundirle más). Esta noche te espero de nuevo en los fuegos como dos adultos,¿vale?.( Que estupidez como si no follaran los adultos).

-Vale.

Ahí se quedó la cosa, y mejor, porque con sus explicaciones me había puesto caliente de nuevo. ¡Joder con Mario!.. Se fue a dar un baño, pero antes me dijo:

-Una última cosa, Lucia. Creo que eres una Diosa y lamento no gustarte aunque solo hubiera sido un poquito. -Me ponía a cien y él creyendo que no me atraía-.

Mi piel estaba seca completamente, salvo de un sitio, y tomaba el sol bocabajo cuando aparece Ana chorreando agua y tumbándose encima de mí. Yo grité. Así de típica la bromita, pero así de real.

-Ana, me cagüen tu padre.

-¿Ya habéis hecho las paces?.

-¿Qué paces?

-Lo sé todo, tiíta.

-¿Te lo ha contado?.

-Claro. Vino anoche todo compungido haciéndome pucheros. Yo le animé a explicártelo y pedirte perdón. Mario es muy buen chico. Se lo tiene un poco creído pero es humilde al mismo tiempo. Lo que pasa es que la tía Lucía es una pervertidora de menores y le pone como un toro. ¿No te da vergüenza , cochina?.

-Ana yo no le provoqué. Fue su imaginación calenturienta. ¡Ana! Que me estás restregando los pechos.¿Qué estás haciendo?.

-¡Uy, que fina ella!. Los llama pechos.¿Qué pasa que te pones caliente?.¿También me vas a seducir a mí?.¡Viciosa!.

-Basta demonio, que eres una putilla-dije quitándomela de encima y dándome la vuelta. Pero ella se volvió a echar encima de mí. Esta vez por delante. Y vuelta a restregarse. Esto me pareció demasiado, notaba no solo sus pechos que se frotaban contra los míos, sino también su voluminoso monte de venus contra el mío. Tenía que replantearme mis gustos sexuales a mis 30 años, porque me estaba excitando.

-Perdona bonita. Pero yo no soy una putilla, sino una guarrilla (dicho que asumí desde entonces, como sabréis si habéis leído el relato de Carmen). Me hacía, además, cosquillas para que no me pudiera enfadar, y yo que soy muy cosquillosa me estaba quedando sin respiración.

-Quita de encima tortillera.

-¿tienes algo contra nosotras?.-¡¿estaría bromeando?! pensé-.

-O sea que me estas metiendo mano.

-¿Es que no se nota?.¿Te lo tengo que poner más claro?

-No, pero ya vale. Me cogió las tetas con las dos manos.

-La culpa de que te meta mano es tuya porque ayer me enseñaste el chichi, y me provocabas,-dijo imitando la voz de Mario. Nos reímos las dos a carcajada limpia. Entonces vimos que Mario se acercaba y había visto el magreo. Un bulto en el bañador le delataba. Se dio media vuelta asustado y se zambulló en el agua de nuevo.

-Ya le has puesto caliente otra vez. ¡Lucía hija no paras!. Con lo caliente que se ponen los hombres con los numeritos lésbicos.

-¡Guarrilla! has sido tú, y no me hagas sentir más culpable todavía.

-O sea que te ves culpable. El que se pica ajos come.

Que fácil era sentirse bien con Ana. Todavía recuerdo ese momento como si fuera ayer y ¡cómo echo de menos esos ratos!.

-Pobre Mario. Que dolor tenía anoche. Si yo no le alivio ... . ¿No te da pena?.

-Ana, ¿estás hablando en serio? ¿Le hice mucho daño?.¿Tú le aliviaste?.

-Quizás.-Me dijo con un tono muy extraño.- Pero, no me digas que:

1º. ¿ No fuiste muy cruel con él dejándole así?. Porque lo del apretón vale que se lo merecía, pero ¡Chocho Loco!, No ayudarle a terminar no es de muy buena cristiana, hay que perdonar.

2º¿ No fue un desperdicio no aprovecharte de semejante rabo?, y

3º No me digas que no te pusiste cachonda y que Mario no vale la pena.

-Ana, me voy a comer.-¿Qué iba a hacer?. Con tanto argumento estaba derrotada. Salí huyendo.

En la tarde volví a la piscina y ya no se volvió a hablar del asunto, pero yo no paré de repetirme los reproches de Ana, abogando por su primo. Mi calentura iba en aumento y para las 8 de la tarde, que dejaba la piscina, estaba decidida a todo. Me cambié la braguita cuando Mario estaba justo detrás de mí para que tuviera una buena perspectiva de mi culo. ¿No quería caldo?, Pues ahí tenía tres tazas de culazo levantando la falda. Suspiró.

-Adiós chicos, hasta la noche, os espero para ver los fuegos.- Y miré por ultima vez a Mario con cara picarona dejándole totalmente confundido-. Se volvió hacia su prima como esperando una respuesta.

IV

Para ponérselo más fácil y convencerle de que me abordara de nuevo, me puse esa noche un top azul marino holgado que facilitaba la intromisión de las manos. Una faldita corta y suelta, para facilitar también el acceso y un tanguita, que solo uso en ocasiones especiales, pues me resultan molestos. La ocasión sin duda la merecía. Lápiz de labios y de ojos (no uso más maquillaje)completaban el atuendo.

Poco antes de las once (hora de inicio de los fuegos) ya estaba toda la sobrinada. Creo que había más gente que el día anterior. Cuando llegó Ana me miro de arriba abajo con una mirada cómplice, me hizo un gesto desaprobador y moviendo los labios me pareció que me decía zo-rrón. Entonces llegó mi Romeo. Nos subimos todos a las habitaciones del primer piso, pero cuando iba a entrar en una de las habitaciones veo que Mario se va a introducir en otra distinta.¿Es que no estaban claras mis intenciones?. Si ya estaba salida.

-Mario, deja ahí a los pequeños que puedan ver mejor ¡ hombre !. Tú eres alto y puedes asomarte desde el estudio.- Vino entonces detrás de mí, pero se mantuvo a distancia, desconcertado.

Nos pusimos detrás de la gente, pero yo a un lado y él a otro. Yo estaba lanzada como una bala de cañón y nada dispuesta a perder el tiempo. Me puse detrás de él y le abracé, acerqué mi boca a su oreja, le mordí el lóbulo y le susurré al oído:

-No me gustas ni un poquito, me vuelves loquita que no es lo mismo.

-Lucía – me dijo con voz trémula- ¿no te estarás riendo de mí y me volverás a hacer lo de ayer?.

-Tranquilo cariño, que hoy lo trataremos bien- le dije dándole palmaditas en su pene, que ya se le estaba poniendo tibio-. ¿Tú crees que me he puesto de esta guisa para ver la pirotecnia?.- Le añadí al tiempo que le ponía sus manos en mis caderas. Nos invertimos las posiciones como el día anterior, yo delante y él detrás. Inmediatamente saqué el culo y empezó a acariciarlo aunque con miedo. Entonces levanté la falda para que sus manos contactaran con mi piel desnuda.¡Que manos mas calientes!, parecían querer abrasar y abarcar mis glúteos en toda su magnitud acariciando y amasándolos. ¡Que placer!. Eché una mano atrás y le cogí el paquete. Dio un respingo asustado.

-Tranquilo campeón. Ven.-Le cogí de la mano y me lo llevé escaleras abajo. Nos metimos en un aseo.(el menos usado porque queda alejado) sabiendo que todo el mundo estaría arriba.

Con las luces apagadas e iluminados únicamente por un ventanuco que daba al exterior, me incliné sobre el lavabo y le dije "ven".Se acercó despacio, como queriendo disfrutar poco a poco, y me leyó el pensamiento cuando se agachó, y poniendo una mano en cada tobillo las fue levantando poco a poco por las pantorrillas girándolas suavemente. Llegó a las rodillas y siguió subiendo lentamente. Posó su boca y lengua lo más abajo que le permitió su altura, y fue subiendo la lengua tras las manos, que acariciaban el interior de los muslos. Llegó a las nalgas y echando la falda hacia arriba, se dedicó a acariciarme el culo como si estuviera ante un altar y fuera el más devoto de los creyentes. Me cubrió de besos al tiempo que, con las palmas de las manos muy abiertas, me acariciaba en toda la superficie del trasero. Yo le veía a través del espejo del baño la cara de admiración, de religiosidad, que tenía. "Eres una Diosa " me dijo por segunda vez ese día, con una cara de pánfilo que en otra ocasión me hubiera movido a hilaridad, pero que en ese momento solo me animaba a bendecir a tan devoto feligrés.

-Mario, quiero sentir esa herramienta, frótamela en el culo y cógeme las tetas. -Me saqué el top y el sostén, liberando mis pechos a lo que contestó : " ¡Madre mía! Y comenzó a chuparme los pezones. Le cogí la cabeza con las dos manos y se la metí entre mis senos como la estanquera de Amarcord de Fellini (mis tetas no son tan grandes que conste, ¡menudo horror!). Él chupaba y lamía cuando noté que algo me bajaba por la ingle. Era mi flujo. No recordaba algo así. Me metió la mano entre las piernas y me apartó el tanguita. Frotó sus dedos en la vulva se los llevo empapaditos a la boca. Pero yo seguía queriendo lo que le había dicho. Me volví a inclinar sobre el mueble del lavabo a la espera. Subió mi falda de nuevo echándomela a la espalda, se quitó su camiseta. ¡Por Dios , que horror! No me había dado cuenta hasta ahora: era de Marilin Manson.¡Por Dios que maravilla de pecho! ¡Que abdominales!, se los había visto mil veces en la piscina pero la situación era bien diferente. Estos chicos con el baloncesto se ponen que es la hostia

-Viva Michael Jordan y la NBA.

-¿Que dices? –dijo pensando que me había vuelto loca-.

Me quitó el tanguita. Sacó su miembro y me lo pegó a la raja del culo. Frotaba este por todos lados y entre mis labios sin penetrarme. Estuvo así un par de minutos en que solo sentía el roce de su miembro en mis labios y clítoris, sus manos en mis pechos y pezones, los suspiros de Mario confundidos con mis jadeos y las explosiones de los fuegos con los niños de fondo: ¡ooohhh!,¡ooohhh!.

Se separó. ¿ que iba a hacer? Yo quería sentir su miembro ahora en mi boca y en mi coñito. ¡Mierda!,¡el condón!-pensé.

-Mario. ¿Tienes preservativos?

-Pues claro.-Que susto, pensé-.

De pronto sentí un contacto húmedo y fresquito en mi entrepierna. Me estaba lavando con una esponja de la ducha. Me untó de gel el ano y me lavó introduciendo un poco el dedo. Escocía. Luego me lavó solo con agua y se me pasó el picor. Se agachó y me levantó una pierna que me hizo apoyar en un taburete facilitando así el acceso. Pasó toda su lengua desde la vagina hasta el ano y ahí se quedó. ¡ Que gusto! ¡Aaaahhh! Gemía. ¡Por Dios, ¿pero que les enseñan a estos chicos en la escuela hoy día?!.

-Mañana me matriculo en el instituto.

-Pero ¿ qué dices?.

-Tú sigue, no te preocupes.

Nunca me habían hecho un beso negro, me daba asco además solo de pensarlo, pero al haberme lavado tan concienzudamente y estar yo más lanzada que los cohetes que explotaban en el cielo, se me quitó todo el reparo que pudiera tener. Y todavía descubriría más cosas en esos días. Me introdujo su lengua en ni ano y subí más alto que cualquier otro cohete. ¡Qué gusto!. Entonces me cogió en sus brazos, me sentó en el mueble del lavabo y abriéndome de piernas, me introdujo dos dedos en la vagina moviéndolos acompasadamente al tiempo que rozaba su lengua en mi clítoris.

-Sigue, sigue, sigue, aaahhh,- gemía,. Era superior a todo lo que podía ya soportar. El vuelo terminó en una inmensa explosión. Mi fuente manaba agua, que él bebía.

-Ya, ya . Para. Yo te bendigo en el nombre... .

-¡¡¿ Pero que dices?. Me estás asustando, dices cosas muy raras!!

-Tu no te asustes Amor. Son cosas mías. Ven aquí que te sienta. Mi adorador.

-Deja, que te quiero seguir comiendo la conchita.

-Deja tú mi conchita tranquila un ratito.- Me abracé a él fuertemente poniendo mi cabeza en su pecho.

Descansé unos segundos así. Entonces me puse de pie en el suelo. Le besé apasionadamente y él me correspondió mientras me acariciaba el culo, siempre el culo.¡ Que obsesión!. Este chico le quitaba a una todos los complejos. Parecerá mentira, pero hasta ese momento no nos habíamos besado. Daba igual, este momento suplía con creces los preliminares habituales de besitos y caricias.

-¿ Que era eso de que me bendices?.

-¿No decías que era una diosa?, pues te bendigo.¿Sabes lo que bebían los dioses de Grecia?

-Ambrosía.

-Chico que nivel.

-Vaya guasa que te traes tú conmigo. No sé si piensas que soy idiota o que...

-No Cariño, perdona. -La verdad es que me había sorprendido, porque da la impresión de que los jóvenes no saben hacer la O con un canuto con el sistema educativo de hoy día-.

-¿Y?.

-Tengo sed, quiero mi ambrosía.

Me arrodillé, le lavé con la misma esponja, le empujé contra la pared del baño pegándole el culo al mármol.

-Lucia, que esta helada.

-Ya lo sé.

Y puse mis cinco sentidos en la felación: lengua para arriba, lengua para abajo, masajeándole los huevos con una mano y con la otra me mojé de mis jugos para lubricarle el culito poco a poco. Le di varios chupetones en el capullo.

-No succiones así que no lo aguanto.

-¿Cómo, así?.

-¡¡¡Aaayy!!!. Bruja.

-¿Ya he dejado de ser tu diosa?.

-Sí, quiero decir no... esto... sigue por favor.

Ahora era el momento. Empecé a tragármela todo lo que podía. Que no era mucho debido al tamaño de la escopeta. Llevaba dos minutos alternando mi boca con mi mano lubricada de mis jugos y saliva. Gemía cuando de pronto y sin haberlo advertido (¿qué estaría yo pensando?, con lo bien que se me da esto), salió el cohete, que me dio en el ojo con toda la fuerza. Ahí entendí lo que les decían a los chicos de que se podían quedar ciegos por masturbarse, otra como esa y a vender cupones. Solo me dio tiempo a decir: "¡joder!", metérmela en la boca para apurar las siguientes sacudidas y penetrarle el dedo gordo en la puerta trasera.

-¡Aaahhh! –Aullaba-, Lucia que me estoy corriendo .-¡Coño cómo si no me hubiera dado cuenta!-. Menos mal que su voz quedó ahogada por una traca. Quedo derrengado y se sentó sobre la taza del vater.

-Ven aquí.-Me dijo, y me senté a horcajadas sobre sus piernas abrazándole. Me besó. Estaba atolondrado y me miraba estupefacto-.

-¿Te lo has tragado?

-Como una niña buena.

-Eres única. Nunca me lo habían hecho, por eso te avisé, para que te la sacaras.

-Así que a tus amantes no les gusta.

-Dicen que les da asco.

-Bueno no es que sea un Protos, pero en el sexo hay que entregarse un poquito y a vosotros eso os vuelve locos, ¿a que sí?.

-Pues no sé, sí que me dio morbo la verdad. ¿Qué es un Protos?

-Un vino, un ribera del Duero. Tú me has sorprendido a mí también muchísimo,

-¿Por qué?

-Por tus atenciones a mi puerta de atrás.

- Ah.- Dijo henchido de orgullo-. Fue un placer.

-Lo mismo digo.

-Cuando me has metido el dedo creí que me daba un desmayo del gusto, se me aflojaron las piernas y fue de los más intensos que he tenido.

-Sí suele pasar.... ¡Mario!

-¿Qué?.

-No se te ha bajado.

-No.

-¿Pero esto te ocurre a menudo?.

-A menudo no. Es por ti, me pones a mil.-Había oído muchas veces de hombres a los que no se les baja después del orgasmo pero en mi experiencia solo he conocido a uno: Mario.-

-¡Pues que viva la NBA.!, ¡que energía!. No me mires con cara de susto. Son bromas mías.¿Dónde están los preservativos?.

-En mi pantalón.-Los busqué-.

-Dile a Johnny que siga firme, que me espere.

-¡Johnny!, ya has oído a la señorita-. Le puse el condón. Me puse sobre él y le miré a los ojos.

-¿Listo?

-Cuando quieras mi diosa.

Le besé y fui bajando lentamente empalándome en él. Comencé a hacer movimientos circulares al tiempo que subía y bajaba el culo abrazada a él durante un rato. Después me incorporé y comencé a subir y bajar en vertical impulsada por mis piernas y apoyando mis manos en sus hombros (al día siguiente tendría agujetas seguras). Me la sacaba casi entera para dejarme caer de nuevo en vertical. Los pechos me botaban y él los miraba absorto, con los ojos inflamados de deseo y las manos en mi cintura.

-¿A que esperas?, cógemelos

Así hizo, me faltaba muy poco y las caricias en mis pechos fueron el encender de la mecha, se encendió la pólvora, empecé a subir al cielo y exploté entre gemidos clavándole al mismo tiempo las uñas en los hombros." Aaahhhh ".(Silencio)

-Cielo tú no te corres.-Le dije después de descansar en sus brazos un poquito-. Déjame a mí.- Pero me sujetó por la cintura.

-Lucia.-con cara de súplica-, quiero pedirte un favor.

-Pide por esa boquita... . Vamos ¿de qué se trata?.

-Es que me da un poco de ... -¿en qué estaría pensando este pervertido?.- Es tu culo .- ¡Ay Dios que me lo veía venir!.- ¿Puedo hacértelo por detrás?

Esto era nuevo para mí. Aunque me lo habían pedido en varias ocasiones siempre me había negado.¡¿Qué se habría pensado de su tía?!. Aunque soy activa sexualmente hablando, y lo practico siempre que me apetece y puedo, no soy tampoco la más experta. Me hizo dudar, aunque la atención que me había dedicado le hacía merecedor a él de ello y no a otro. Al menos así lo vi en ese momento.

-Si te da miedo lo entiendo y me conformaré con eyacular encima de tu culo, pero es que es mi principal fantasía contigo y además... nunca lo he hecho.-Me dijo con una voz dulcísima y profunda a la vez. Había dicho la palabra clave: miedo.

-Yo tampoco.¿ Cómo lo hacemos? (¡vaya pregunta!).

-Aquí hay aceite corporal y no será difícil. Tú culito está muy distendido ya. Solo relájate. Échate en el lavabo.-Así hice-." No temeré al miedo. El miedo mata la mente..."

Comenzó a lavarme de nuevo y me relajé inmediatamente. Me empezó a lubricar con un dedo, luego dos y luego tres. Era placentero aunque no como para correrme.

-¿Te importa que me quite el preservativo?. Quiero sentirte mejor.

-Vale pero agárrame las tetas-eso siempre me gusta-.

Tras volver a meterme los dedos y sacarlos de nuevo, sin darme tiempo a arrepentirme, cosa que no hubiera hecho, me metió de un empujón la tranca. No me dolió, debo reconocer, porque tenía el ano muy dilatado y lubricado, pero él me tranquilizaba diciendo que era lo más grueso y difícil y que ahora sería más fácil. Le dije que no se preocupara y siguiera. Me agarró los pechos y como si remara en una barca comenzó a bombear lentamente. Se le escapaban los gemidos de gusto y satisfacción que sentía. Al oírle no pude sino ponerme a cien y comenzar a masturbarme yo también con la esperanza de correrme al tiempo. No hubo opción, a poco de empezar se derrumbó sobre mí, haciéndome sentir su semen caliente en mis entrañas y su asfixiante peso encima.

-¡Que me aplastas Mario!.

Poco más aconteció esa noche. Algo que debe quedar en la intimidad únicamente. Aunque el final de la historia es el típico que os gusta a los tíos leer y escribir en los relatos de la página web, así ocurrió realmente. No estuvo mal la penetración anal, pero tampoco fue como para tirar cohetes. Para mí ¡claro está!, porque Mario estaba como loco. Hasta hoy no he repetido con nadie.

Tras lavarnos, y jurarme devoción eterna, salimos disimuladamente. Él marchó con sus amigos y yo con los míos a tomar una copa. Aunque quería que hubiésemos salido juntos yo me negué, y me acosté temprano esa noche.

La feligresía de Mario duraría poco: ni un día para ser exactos, aunque fue sustituida por otro bastante más devoto y fiel. Pero eso os lo contaré en la 2ª parte si os apetece leerla porque menuda brasa que os he dado. Y es que tan largo explicarlo y tan corto el gustito.

¡Ay! Lo buena que estoy y lo poco que follo.

PD. Ojalá que este relato sirviera para romper el conjuro con que el monstruo del pozo doblega y sumerge en sus tinieblas a Tere. Con todo el cariño que tengo, te lo dedico.