Fuego y pasión que no se apagará

La noche mad romántica fue la de anoche sexo puro sin adornos con Tamara. Fuego y pasión es el nombre que encontré para este relato.

Ya sin karola que regreso a México en un vuelo de repatriación solo quedamos Tamara y yo.

Llego el correo eran las cosas que habíamos comprado por internet.

Látigos, consoladores nuevos, muchos globos, y ropa de cuero.

Llegan los productos solicitados.

Ahora que karola se fue podríamos tener otra esclavita, ya extraño azotarle su culo y rompercelo.

Al otro me

despertaron sus labios ardientes sobre la piel de mi cara, media somnolienta empezaba a disfrutarlos, me gustaba la ternura de mi bella ángel, pero mi cuerpo de inmediato reaccionó y me acomodaba para recibir sus besos juguetones en mis mejillas, volteé mi rostro y roce sus labios, me dio de besitos, en un descuido suyo saque la lengua y la lamí ligeramente, ella reaccionó y me beso en la boca con dulzura atrajo mi lengua a sus labios y empezó a chupármela.

Mi vagina empezó a humedecerse , ella seguía chupándome la lengua muy rico hasta que de pronto levanto mi blusa y lamio uno de mis pezones lo chupaba tan rico que me chupara así el clítoris y enloquecida me monte sobre ella y lamí uno de sus senos sin quitarle el polo, sus pezones de inmediato florecieron enloqueciendo mi deseo por ella, chupaba su seno delicioso mientras mi mano traviesa jugaba con su clítoris, ella se movía gozando por lo que se quitó de mis caricias y se me vino encima poniendo su vagina sobre la mía y yo deseándola a mil queriendo que me rompa la vagina al penetrarme.

—hazme tuya —le dije, por lo que se puso a rozar su vagina contra la mía, como si me penetrase como hombre, pensé que si yo tuviera le haría el mejor sexo oral que me saliera con tal de que me taladre toda, cuando termino su frenesí entre nuestras conchitas, metió sus deditos en mi con fuerza como me gusta que lo haga y a la vez masajeando mi punto g y yo hecha una perra empecé a gemir, paro de golpe.

—silencio —me dijo,

—es que eres buenísima en la cama.

Sonrió pícaramente y continuó gozándome, le dije:

—quiero tres dedos amor con fuerza, violame.

Ella muy deliciosamente me violo, se acomodo y disfruto verme llegar, siendo suya, el problema es que quiero más, ardo porque me coma el clítoris y me penetre con su lengua, ardo porque me muerda el culito y me viole fuertemente por detrás, pero tendré que esperar hasta la noche, porque me quede con ganas de comerme sus enormes y bien formados senos que están para devorar a todas horas...

Llegó la noche y le dije ahora me toca a mí, estaba romántica no en modo dominante, así que me dediqué al fuego y pasión que tenía adentro, tal es así que ni el consolador quería poner, que sea un encuentro vivo de dos chicas, sin adornos.

La besé tierna y dulcemente, mi lengua se fundía con la suya, bajé por su cuello y mi lengua hizo de las suyas, luego bajé a sus hermosas tetas, las lamí y le pasé la lengua en los pezones, bajé a su panza recorriendo cada centímetro con mi lengua, bajé a su pubis y mi lengua entre la línea del pubis y la panza, separé los labios vaginales con mis manos y no pare de meter la lengua penetrando la y jugando con su clitoris, ella no paraba de gemir metí primero un dedo, luego dos hasta tres roce su punto g y la hice explotar de placer, aunque sin látigo ni falo la estaba dominando a mi merced, la di vuelta me subí a su cuerpo lami su nuca, su cuello, su espalda en línea recta hasta baje a su cola, en otro momento la hubiera azotado pero hoy quería hacerle el amor, le hice un beso negro de película a tal punto que gritaba y aullaba como gata en celo, toda su hermosa figura en mi cama, fundida a mi merced, metí un dedo en su ano y en su vagina y comencé a entrar y salir de ambos agujeros, lento pero con ritmo subi con más intensidad hasta que no paro de gemir y siguió moviendo y acompañando mis movimientos, hasta que cayó rendida nos besamos de placer fundiendo nuestras lenguas y nos dormimos, fue la noche más hermosa agradezco que Karola se fue para poder vivir esto.

Tamara es fuego y pasión que no se apará