Fuego sin apagar

La vida de Marlene cambia, pero su cuerpo exige algo mas.

Marlene creía estar viviendo un sueño, nunca había recibido el trato que le daba ahora Xavier, su oportunidad estaba ahí y no pensaba desaprovecharla. Su mentalidad cambiaba y ahora miraba hacia atrás y repasaba su vida, y veía como todos unos niños todos aquellos con los que había estado.

Paty seguía siendo su confidente, y en ocasiones la envidiaba al escuchar todos sus amoríos, pero no pensaba perder lo que actualmente tenía regresando a una vida vacía donde nadie la valoraba como mujer. A veces recordaba también sus encuentros con su amiga, y los echaba de menos, pero en su vida, aparte del amor, también conocía la fidelidad.

Después de esa primera entrega con Xavier, vinieron muchas más, llenas de ternura y pasión. Trataba muchas veces de mostrarse recatada y dejar que el la guiara, y en otras su instinto la traicionaba y le dedicaba lo mejor de ella a su amor. Nunca hubo algún reclamo ni algún comentario por parte de el. Los dos se disfrutaban el uno al otro. Habían quedado atrás los momentos de reprimirse, aprovechaban los dos cualquier instante para prodigarse todo tipo de caricias.

Marlene comenzó a descuidarse, tal vez inconscientemente lo hizo a propósito, y si fue así, logró su cometido, pues unos meses después de empezar esa relación y conocer a quien creía era el hombre de su vida, Marlene se embarazó. Temerosa le confesó a Xavier lo que pasaba y este decidió llevársela con el. Atrás quedaba ahora si todo su pasado, atrás dejaba esa familia y esa vida con muchas carencias.

Al dar la noticia en su casa, no hubo reclamos, su madre no veía con malos ojos a Xavier, su padre solo guardó silencio.

Se casaron solo por lo civil y se instalaron en el pequeño departamento de Xavier, era enero cuando comenzó esa nueva etapa en la vida de Marlene, con mes y medio de embarazo. En un principio, todo fue muy bien, se divertían, pasaban tiempo juntos, iban al cine, salían a comer, en fin, todo lo que hace una pareja de recién casados.

Comenzaron a conocerse aún mejor. Marlene siempre había sido muy transparente y eran pocas las cosas nuevas que mostraba, en cambio Xavier, sin ir al extremo, comenzó a mostrar un poco de celos y carácter posesivo, además de una obsesión por el orden. No fue difícil adaptarse en un principio, el amor todo lo puede.

Con el paso de las semanas, vinieron unas pequeñas discusiones, arregladas todas en la sala, la habitación o donde la pasión los venciera. Todo al parecer iba sin problemas.

Xavier salía a veces por su trabajo y se ausentaba varios días, en los cuales Marlene visitaba a su familia, se veía con su amiga Paty, algo que últimamente le molestaba un poco a su esposo, por lo cual aprovechaba la ausencia de este último.

Al paso de los meses y con el embarazo de Marlene avanzando, con la obvia notoriedad del mismo, Xavier dejó de tocarla, incluso le comenzó a sacar la vuelta. Trataban de evitar discusiones y el se excusaba con no querer lastimar al bebe.

Eran 7 meses ya de embarazo y Marlene no podía evitar que sus necesidades salieran a flote, se convencía con las excusas que le ponía Xavier, pero aun así no podía evitar sentir esos deseos. Sentía su piel quemarse.

El trato con su vecinos no era mucho, debido al carácter de Xavier, por lo cual prefería evitar problemas con el, además que aun estaba en esa etapa de enamoramiento en la cual trataba de complacerlo en todo, pensando que con el tiempo las cosas cambiarían. A pesar de su poca relación, sabía de los amoríos que sostenía su vecina del mismo piso con el vecino de arriba, mientras su esposo estaba trabajando. Y así mismo el de la hija de este último, dos años más chica que ella, con dos muchachos del edificio vecino. Además de otras cosas que pasaban a su alrededor.

Sus deseos eran demasiados, y mas aumentaban cuando alguna mañana, hasta su puerta llegaban los alaridos de placer de su vecina, o cuando llegaba a darse cuenta de las caricias que se daba su vecina mas chica con los otros dos muchachos, ya fuera escondidos entre algunos carros o debajo de la escalera para subir a su departamento.

Trataba de buscar a Xavier, pero este la rechazaba, ya fuera con su excusa del bebe o argumentando que estaba cansado. Marlene solo trataba de pensar en otra cosa para distraerse, aunque cada día le era más difícil apagar todo lo que llevaba dentro.

En cierta ocasión, Xavier tuvo que salir por tres días. Salió muy temprano por la mañana del lunes, y debido que el día anterior habían estado de visita en casa de los padres de Marlene, sus hermanos ya sabían esto, y quedaron en ir a desayunar a su casa al día siguiente.

Pedro y Raúl llegaron como a las 10 de la mañana a su casa y entre los tres prepararon el desayuno, mientras realizaban esta tarea, los dos le insistían en que invitara a Paty, a lo cual, Marlene solo contestándoles que eran un par de cabrones, llamó a su amiga, la cual aceptó la invitación de inmediato y en media hora estuvo ahí presente.

El desayuno fue muy divertido, lleno de bromas e insinuaciones entre Pedro, Raúl y Paty, acompañados de Marlene. Al terminar, entre los cuatro recogieron la mesa. Paty se secreteaba con los dos hermanos y cuando iban a lavar los trastes, se quedaron solos Marlene y Pedro en la cocina. Ella le preguntó por los otros dos y le dijo que se habían metido al cuarto, a lo cual Marlene solo movió la cabeza.

Terminaron de lavar los trastes y se quedaron platicando por un rato de cosas sin importancia, mas que nada para hacer tiempo. Marlene no podía evitar imaginar a su amiga con su hermano, hacía ya un tiempo los había visto y ahora estaban ahí en su cuarto nuevamente teniendo relaciones, en realidad era poca la atención que prestaba a la charla, pues no podía evitar excitarse pensando en lo que estaba sucediendo.

Pedro comenzó a contar un chiste, cuando Raúl entró a la cocina interrumpiéndoles. Pedro volteó a ver a Marlene y solo le contestó que anduviera a cogerse a Paty, a lo que sin tardar, se fue al cuarto, dejando ahora a Raúl con su hermana.

Se fueron a la sala a charlar, igual que con Pedro, era una plática sin importancia, acompañada por los gemidos de Paty que llegaban a ellos.

así se escuchaba conmigo? Le preguntó Raul

no tanto, será que estábamos hasta la cocina

ha de ser por eso

o es mejor Pedro, jajajajaja

mmmmmm, eso no me gustó

jajajajaja

Siguieron con la plática, ahora con tintes sexuales, hasta que Raúl tocó ese tema que nunca habían tocado.

y pensar que tu y yo alguna vez estuvimos apunto de hacerlo

cállate, no hables de eso

así como Paty, tu también haces muy buenas cosas con la boca

no hables de eso Raúl

por que, es la verdad, ya no se pudo averiguar que tal hacías lo demás

ya, no hables de eso

por que, la verdad yo si me quedé con las ganas, y tu?

que ya Raúl

Este no hizo caso y siguió insistiendo, en esos momentos, Marlene no es que no quisiera hablar sobre eso, es que estaba demasiado excitada escuchando a su amiga, mas la situación con Xavier que hacía mucho que no la tocaba. Intentó cambiarle el tema, pero Raúl regresaba a lo mismo. Estaban sentados en el mismo sillón, muy juntos.

por lo que se, tu también has tenido que ver con muchos

pero eso fue antes Raúl, y ya, no sigas… además ve mi estado

eso que importa, te vez muy bonita así… le dijo mientras con su mano tomaba un pecho de Marlene

ya Raúl, además no tardan en salir y no quiero que piensen mal, le decía mientras retiraba su mano

solo una vez Marlene, en verdad me quedé con muchas ganas de hacerlo contigo. Volvía a tomarle un pecho

Raúl, ya, ya no se escuchan ruidos, ya van a salir, y ya estoy casada, eso ya pasó

Iba retirando otra vez la mano de Raúl, cuando se escucharon pasos y solo se apartaron un poco.

Al salir Pedro y Paty, solo comenzaron a bromear otra vez. Estuvieron un rato más todos, y Raúl aprovechaba cada momento para rozar a Marlene, ya fuera con sus brazos y manos en los senos y nalgas de ella, o simplemente para repegársele. Marlene se argumentaba así misma que no decía nada para evitar malos entendidos, aunque en el fondo, le excitaba la situación. Pasado el medio día, los hermanos se fueron a su trabajo y Paty se quedó toda la tarde platicando con Marlene.

El siguiente día, Marlene escuchó muy temprano como llamaban a la puerta de su vecina y como abría rápidamente, al asomarse, pudo ver a su vecino como se introducía en la casa, sabía lo que iba a pasar y se volvió a meter a su departamento, pero sin apartarse de su puerta, estando a la expectativa de los gemidos de su vecina, la cual no la defraudó. Se quedó ahí pegada imaginando esas escenas, recordando otras de su propia vida y pensando en muchas más. Cuando terminó todo, apenas al escuchar a su vecino salir, decidió ella también hacerlo e ir al mercado y de ahí pasar a su casa a visitar a su mamá. No podía ni quería quedarse sola, pues no podía aguantar más, y desde la primera vez que se entregado a Xavier, no se había vuelto a masturbar.

Estuvo con su mamá y su hermanita, comió con ellas y cuando empezaba a caer la noche, llegó su papá junto con sus hermanos. La invitaron y ella aceptó quedarse esa noche ahí, para no estar sola.

Decidió regresar a su casa al otro día después de desayunar, quería arreglar la casa y preparar algo de comer, pues por la noche llegaría Xavier. Al llegar este último, cuando la noche acababa de caer, ella lo recibió efusivamente, recibiendo solo un seco saludo de su parte. Trató de no darle importancia atribuyéndolo al cansancio. Cenaron y apenas terminando el se fue a acostar, diciéndole a Marlene que tenía que salir temprano y que se volvería a ausentar ahora por un solo día. Para ella eso era normal, pues desde que eran novios, el tenía que salir mucho por su trabajo.

Después de recoger y lavar todo rápidamente, Marlene alcanzó a Xavier en el cuarto e intentó buscarlo, recibiendo el rechazo que ya era habitual por su parte. Cuando escuchó los primeros ronquidos, se fue a la sala y estuvo viendo largo rato la tele, buscando algo que la distrajera y bajara un poco su calentura. Sin mucho éxito, se dio cuenta que faltaba media hora para las 12 de la noche y decidió salir a tomar un poco de aire. Bajó las escaleras y comenzó a caminar pesadamente, en parte por su frustración y en parte por su avanzado estado de embarazo.

Al salir de su edificio, cruzó la acera y llegó al pequeño parque que estaba ahí, avanzó con paso lento y apenas al caminar unos 50 metros, se sentó en una banca que estaba sobre la acera y daba hacia el frente. Estaba ensimismada en sus pensamientos, cuando escuchó ruidos de ramas y algunos susurros, se levantó y comenzó a caminar en dirección de donde venían esos ruidos. Se internó un poco en el parque y llegó hasta unos arbustos, esos susurros eran gemidos, los cuales estuvo escuchando permitiendo que se avivara el fuego que llevaba dentro. Venciendo sus nervios, se asomó un poco a través de los arbustos y pudo ver unas siluetas, dos de ellas tumbadas en el pasto y otra mas al lado de ellos. Cuando su vista se acostumbró más, pudo distinguir a uno de los muchachos de su edificio vecino acariciando su miembro al lado de la pareja. Estos estaban cogiendo, el muchacho que estaba arriba, se movía con fuerza, mientras la muchacha lo recibía con sus piernas bien abiertas y haciendo un gran esfuerzo por no gritar. Fueron pocos minutos los que pasaron, para que le chico, que era otro de sus vecinos se levantara de su posición y se tumbara al lado de la chica, permitiéndole al otro que se estaba acariciando ocupar su lugar y empezar a penetrar a la chica, a la cual distinguió y supo que se trataba de su vecinita del piso de arriba. Vaya sorpresa, Marlene creía que sus aventuras no pasaban de besos y caricias.

Estuvo unos minutos viendo como se cogían a su vecinita y cuando reparo en que en sus pensamientos era ella que estaba recibiendo esas embestidas, reaccionó y decidió regresar a su casa. Caminó sin pensar, hasta que en las escaleras se detuvo, cuando solo le faltaban dos peldaños para llegar a su hogar. Ahí, se recargó en la pared y pasó su mano por su entrepierna, por encima de su pantalón, estaba muy caliente y frotó un poco, con sus ojos cerrados, dejó su mano quieta, suspiró y siguió su camino. Entró a su departamento, pero al cerrar la puerta, se quedó descansando en ella. Pasaron unos 10 minutos, cuando escuchó que alguien subía, sin pensarlo abrió la puerta y se asomó, solo para ver a su vecina que iba pasando, acomodándose el cabello y sacudiendo su ropa, se vieron sin decir nada, y la chica solo aceleró el paso. Marlene la siguió con su mirada, la cual estaba cargada de envidia y coraje. Se metió nuevamente y se dirigió a la ducha, se dio un regaderazo, puso su pijama y se fue a acostar, tardando un largo rato en poder conciliar el sueño.

Se levantó muy temprano al otro día, le preparó su ropa y el desayuno a Xavier. Lo despidió y lo vio irse con ese uniforme que tanto le encantaba cuando lo portaba. Al marcharse, Marlene intentó distraerse nuevamente con sus labores, pero no podía evitar sentir ese fuego que le quemaba y esa frustración que la ahogaba, sin saber por que, llamó a sus hermanos y los invitó a desayunar a su casa, invitación que aceptaron los dos.

A la hora de haberlos llamado, estaban ahí presentes los dos. Raúl, aprovechando que eran solo ellos tres, comenzó con los roces a Marlene cada que podía, la cual en los primeros trataba de hacerse a un lado, pero con el paso del tiempo, fue dejando de quitarse, al grado que al estar desayunando, permitió que su hermano le acariciara las piernas por debajo de la mesa. Era algo que necesitaba, sentir las caricias de alguien, sentir que le gustaba a alguien, pues su autoestima también se había ido por los suelos con los rechazos de Xavier.

Se levantó a la cocina, y Raúl fue tras ella según a ayudarle. La abrazó por atrás y pasó sus manos hacia el frente acariciando sus pechos, mientras repegaba su duro pene en las nalgas de Marlene a través de sus ropas. Ella se quitó y le dijo que se hiciera a un lado, argumentando que Pedro podía entrar en cualquier momento.

Regresaron y tomaron su lugar nuevamente, Raúl volvía a acariciarle las piernas y Marlene lo permitía, hasta que sentía la mano empezar a subir era cuando cerraba las piernas. Bromeaban y platicaban para distraer la situación. Pedro parecía no darse cuenta de nada.

Cuando terminaron de desayunar, entre los tres recogieron todo, siguiendo los roces. Lo echaron a la suerte y Raúl perdió, teniendo que lavar los trastes. Marlene se quedó a ayudarle a secar todo, mientras Pedro se fue a la sala a ver la tele. Mientras estaban con esas tareas, Raúl acariciaba a su hermana.

estate ya tranquilo Raúl

si no pasa nada Marle, le decía a su hermana mientras le tomaba los pechos

ya, que Pedro se va a dar cuenta

no se da cuenta, esta embobado con la tele

pero aun así, ya Raúl, le decía apartándole las manos… mejor apúrate ya, que además se tienen que ir a trabajar

ahorita nos vamos, le decía ahora tocándole las nalgas

ya, que si llegan tarde los va a regañar mi papá, le contestaba Marlene moviéndose y quedando fuera de su alcance

ándale wey, apúrate que ya nos vamos, le decía Pedro acercándose a la cocina y haciendo que Raúl retomara su tarea de los trastes

ya voy, ya mero termino

pues apúrate, que nada mas entro al baño y nos vamos

Al entrar Pedro al baño, Raúl nuevamente tocó los senos de Marlene, haciendo que ella pusiera sus manos sobre las de el, pero sin moverlas.

ya Raúl, que no vez mi estado?

Y eso que

Además somos hermanos

Eso no te importó cuando me la chupaste

Pero eso ya pasó

Ve nada mas como me tienes, le decía Raúl, mientras tomaba su mano y la llevaba a tocar por encima de la ropa su duro y erecto miembro

Que bárbaro, pero si apenas hace poco te cogiste a Paty, le contestó ella apartando poco a poco su mano, y sintiendo como la recorría ese fuego

Si, pero no es suficiente para como he estado, le contestaba volviendo a acariciarle los pechos

Ya Raúl, que me voy a enojar, además Pedro va a salir del baño, mientras quitaba sus manos

Si ya sabes como se tarda, insistiendo en acariciar sus pechos

Marlene solo suspiró y volvió a poner sus manos encima de las de Raúl, quien simplemente tiró de la holgada blusa de Marlene hacia abajo, y en seguida de su brassiere, descubriendo sus agrandados pechos. Ella intentó cubrirlos, pero Raúl no la dejó mirando de reojo hacia fuera.

te han crecido

un poco, le dijo ella

Raúl se inclinó hacia Marlene y empezó a besar sus pechos, haciendo que ella suspirara y echara su cabeza hacia atrás disfrutando de esas caricias que le prodigaba su hermano. Sintió su lengua y sus labios saborear uno de sus pezones, sentía quemarse por dentro, en seguida el otro pezón, para reaccionar después.

ya Raúl, suficiente, le dijo apartándolo y cubriendo sus pechos

déjame besarlos otro poco

no Raúl, Pedro puede salir en cualquier momento

ve como me tienes, le dijo Raúl, mientras desabrochaba su pantalón, lo bajaba con todo y calzoncillos hasta sus rodillas y sacaba su pene

Ahí estaba frente a ella esa verga dura, totalmente erguida y apuntando hacia ella, su boca se hizo agua y simplemente se dejó llevar cuando Raúl tomó una de sus manos y la dirigió a su miembro. La acarició un poco y después la soltó solo para asomarse fuera de la cocina, regresó y mientras Raúl permanecía estático, ella se hincó delante de el y sin pensarlo, se metió su verga en la boca y la comenzó a chupar, mientras con su mano acariciaba la base.

si no te apuras, así te vas a quedar, le dijo a Raúl, mirándolo a los ojos y volviendo a chupar esa cabeza apunto de estallar, completamente hinchada.

Raúl comenzó a masturbarse por la base, mientras Marlene le chupaba la punta y acariciaba sus huevos. En verdad estaba muy excitado, y Marlene, no se diga, sentía que se quemaba, movía su lengua rápidamente y lo succionaba con sus labios, aprisionando los huevos con su mano.

Fueron unos dos minutos los que pasaron, cuando el con su mano libre, le aviso a Marlene que había llegado el momento, pues la tomó de los cabellos y la atrajo mas hacia el, ella no hizo nada, solo se quedó quieta, con su boca abierta y su lengua frente a la punta de la verga de Raúl, viéndolo como movía rápidamente su mano. Vinieron esos tres o cuatro disparos, lanzando su leche hacia la garganta de Marlene, quien solo lo tragó y comenzó a recoger con su lengua la leche que le empezaba a escurrir y después chupó otra vez la punta, succionándola, como queriendo sacar hasta la última gota de semen.

Cuando Marlene dejó de sentir en sus labios las contracciones de Raúl, se apartó de ahí y se levantó, mientras el subía sus pantalón. Después de esto, el se le acercó, y la beso mientras acariciaba sus pechos, los cuales descubrió y en seguida bajó a besarlos nuevamente. Marlene se dejaba hacer, estaba súper excitada y solo echaba su cabeza hacia atrás. Estaban tan entrados, que apenas escucharon los ruidos del baño que los hicieron reaccionar. Se separaron apresuradamente y tomaron nuevamente su lugar en sus tareas de los trastes. Pedro llegó hasta ellos y le dijo a Raúl que ya debían irse. Marlene, que a duras penas podía controlar su respiración, les dijo que ya se fueran, que ya era tarde, que ella terminaba. Se despidieron rápidamente y ella los acompañó a la puerta. Apenas se fueron, recorrió toda la casa nerviosamente, no había forma de apagar el fuego que la consumía. Llegó a la cocina nuevamente e intentó terminar de lavar los trastes, pero no podía, sus manos temblaban.

Acababa de lavar a duras penas un cucharón, a su mente venían las imágenes de la verga de su hermano en la boca y ya no aguantó mas, soltó el utensilio y tomó su pantalón por el elástico y lo bajó hasta sus tobillos, seguido por su pantaleta, volvió a tomar ese cucharón, y lo llevó por el mango a su vagina, donde enseguida introdujo un poco y comenzó a frotarlo con una mano, mientras con los dedos de la otra masajeaba su clítoris.

Que sensación, era muy poco lo que tenía dentro de ella, pero suficiente para sentir esos espasmos que en seguida le vinieron, esas contracciones de placer, su clítoris no dejó de acariciarlo. Ahí parada frente al fregadero estaba teniendo un delicioso orgasmo. Su cuerpo se contraía, pero ella lejos de parar, seguía moviendo el mango de ese cucharón dentro de su vagina y sus dedos sobre su clítoris.

Sus piernas se tambalearon y se dejó llevar por esa sensación, permitiendo que se doblaran por completo, hasta quedar acostado en medio de la cocina, donde solo abrió de par en par sus piernas y siguió acariciándose. Apenas se iba calmando esa descarga inicial, cuando vino otra más, otra vez esas contracciones, esa oleada de placer, esos gritos que escapaban de su boca, su mano estaba empapada por sus jugos. No paraba de mover su cuerpo, sus manos, se retorcía en el suelo y seguía acariciándose, y cuando nuevamente todo parecía que terminaría, vino un orgasmo mas, seguido, sin darle y sin darse tiempo ella misma a descansar. Sentía como una explosión dentro de su cuerpo, esa pequeña bola de nieve se había convertido en una avalancha y no la podía hacer parar. Se abandonó a las sensaciones de su cuerpo, no supo cuanto tiempo pasó, no había nadie mas a su alrededor, no le importaron sus gritos de placer, sus gemidos, sus jadeos, solo existía su sexo, nada mas de ella existía en esos momentos, descargas eléctricas la sacudían una y otra vez, contracciones y mas contracciones.

Su respiración estaba agitada, apenas la podía controlar, hasta que el temblor de sus piernas debilitadas la fue regresando a la conciencia. Comenzaba a sentir nuevamente las partes de su cuerpo, sus antebrazos adoloridos del cansancio por el movimiento, el frío del suelo. Sacó el mango de ese cucharón y puso el utensilio a un lado de ella. Con una de sus manos acarició su vagina tiernamente, como sobándola, reparó en su sudor y se quedó así acostada sintiendo como su respiración se iba relajando.

Que placer había sentido, después de tanto tiempo, que alivio sentía, aunque en su mente aparecían los remordimientos por lo que acababa de hacer con su hermano, pero aun así, su cuerpo no le reclamaba nada, más bien le agradecía el haber sacado todo ese fuego que llevaba dentro.

Fue un largo rato el que se quedó ahí, con sus piernas bien abiertas, descansando de tanta tensión que había dejado salir después de tanto tiempo.

Fue hasta que sus piernas le respondieron que se volvió a parar, y fue directo a la ducha, donde tomó un baño y en seguida fue a su cuarto a descansar, sin siquiera vestirse.

Se durmió y después de unas horas se levantó, terminó de hacer sus labores, lavó ese cucharón no sin antes olerlo y con el lenguaje de sus manos al asearlo parecía darle las gracias por el placer. Limpió el piso de la cocina, que había quedado manchado por sus jugos. Lavó su ropa, se reportó con su mamá, comió algo y se fue a descansar nuevamente, por fin después de tanto tiempo lo pudo hacer.

Espero les haya gustado esta entrega, espero sus comentarios, y hasta la próxima.

Solo una aclaración. El escribir en tercera persona en mis últimos relatos, es una especie de experimento que se me ocurrió. Además de que se me hace más fácil relatar esta etapa de mi vida en esa forma.