Fuego 4
Una herida que se cura con un sexo salvaje y la aparición de un personaje que tomara gran relevancia en los siguientes relatos
Parte 4
Algo caliente se froto contra mis pechos y gemí suavemente. Estaba medio dormida pero sentía ligeras presiones sobre los pechos mientras algo se frotaba contra ellos. Abrí los ojos y vi a un gatito pardo acomodándose sobre mi busto.
Soltó un ronroneo y un ligero maullido al verme despierta y lo sujete con fuerza antes de cogerlo en brazos. La puerta del dormitorio estaba abierta
-¿Pero qué narices?-la noche pasada nada más llegar del aeropuerto me había metido directamente en la habitación que me habían indicado como mía y había cerrado con llave. Además de poner una barricada de muebles en cuanto había logrado quitarme las manos de Evoy de debajo de mi falda. Ahora los muebles estaban de vuelta a su sitio
Fui a dejar el gato sobre la cama pero empezó a maullar y seguirme así que volví a cogerlo entre mis brazos y avance por el pasillo con el camisón que me habían dado. Por suerte era de un tejido grueso y nada transparente y me llegaba hasta las rodillas. Pero tenía una serie de botones en el frente que lo dejaban casi totalmente abierto cuando se quitaban
Llegue a un comedor donde estaba Evoy con su madre
-Buenos días Sara-dijo su madre. Solté al gato y este se convirtió en una chica antes de llegar al suelo
-¡Maldita sea, Evoy! ¿Por qué te gusta esa chica?-dijo señalándome y encarándose a Evoy-Tiene siempre la guardia totalmente bajada, es normalita, aparte de esos enormes pechos no tiene nada bueno
Mire el pecho de esa chica y vi algo raro en su forma
-Oh, llevas relleno-dije antes de que se girase hacia mi
-¡Cállate vaca lechera! ¡¿Por qué narices tienes tanto pecho si estas tan delgada?!-dijo cruzando los brazos debajo de su pecho y alzándolo, dándole una forma aun más rara- Yo estoy bien proporcionada con respecto a mi tamaño
Evoy se puso detrás de ella y paso su mano un segundo por su espalda. Al instante cayó al suelo un sujetador con unas cuantas siliconas de plástico metidas dentro. Mire otra vez el pecho de la chica y lo vi totalmente plano
-No te preocupes Anna, esta chica no puede ni igualarte
-Evoy las que podemos cambiar tendemos a tener cuerpos más andróginos. Pero soy increíblemente flexible y podría llevarte a sitios que esa bruja blanca no podría llevarte- Dijo entrelazando sus brazos detrás de su cuello y frotándose contra él
Esa chica solo necesitaba desnudarse y pedirle que la follase contra la mesa por su explicito comportamiento con él. Pero, parecía extrañamente joven. Mire el sujetador y me di cuenta de que era uno de los de algodón, solo que de color rojo, y sencillo. La mire
-¿Tu eres menor de edad?-dije mientras le tendía sus sujetador. Ella me lo arranco de la mano y me miro sonrojada
-Tengo dieciocho-en ese momento Evoy agarro su otra mano y la puso sobre mi pecho. Gemí cuando sentí los movimientos de la chica intentando soltarse
-¿Sientes esa firmeza y suavidad?-le dijo Evoy al oído-Mira su cara, tan sonrojada, tan tierna, tan inexperta y inocente. Eso es lo que me gusta de ella, quiero ser el que la corrompa. Quiero destruir esa inocencia y crear a una bestia sexual insaciable. ¿Me ayudaras, Sara? ¿Me ayudaras a corromperla?-le dio un beso que hasta yo sentí como le estaba entiendo la lengua hasta la garganta
-Si…- dijo la pobre chica cuando la soltó. Había un pequeño hilillo de baba que conectaba sus bocas
-Buena chica-dijo dándole una fuerte palmada en el trasero- Por cierto, luego llegara la ropa que he encargado para ti, Anna
-¿Ropa? Si a mí con unos dos pares de vaqueros y diez camisetas con ropa interior me sobran y me basta
Vi como la chica ponía una expresión de horror y se giraba a mirar a Evoy.
-Esto no se trata solo de corromperla, hay que hacerla femenina, si o si. ¿Por qué Dios le concede senos tan grandes a alguien tan poco femenino? ¡No es justo!-dijo cayendo de rodillas y cubriéndose la cara con las manos
-¿Qué tal te va Anna?-la reina de las brujas blancas me hablaba por Skype. Me removí incomoda por la ropa que llevaba. Un corsé rojo fuego, con un collar de telaraña negro con pequeños colgantes, mi pelo estaba recogido en una coleta alta, además llevaba un par de pantalones de una especie de cuero muy flexible y botas con cordones y algo de tacón
-Echando de menos mi propia ropa-me removí en la silla. Evoy estaba sentado a mi lado y estaba dándole ligeros tirones a mi tanga desde la parte de atrás, sin que la reina viese nada.
-No digas eso, estas guapísima. Dile lo guapa que esta, Sean.
Los ojos de mi príncipe me miraron y en ese segundo Evoy decidió encender el dildo mágico
-Iiihh…-dije mientras me sonrojaba con fuerza
-¿Anna?-Sean parecía preocupado
-¿Qué ha sido eso?-dije girándome hacia atrás disimulando. Mientras le ponía una expresión de ruego a Evoy
-La gata, Sara-dijo levantándola y aumentando la vibración. La muy cabrona se puso sobre mi regazo y empezó a restregar su cabeza contra mis pechos mientras ronroneaba. Su cola jugueteaba con mi entrepierna por debajo de la vista. Mire su cara de gato y vi una expresión traviesa en sus ojos. ¡Esa puta! Se estaban coordinando
-Si, estas muy guapa-mire a Sean- Pero aunque la mona se vista de seda mona se queda. Sigues siendo la misma de siempre por muy guapa que estés, y eso nunca cambiara
-Eso duele, hasta a mi me acaba de doler tu comentario-dijo Evoy haciendo que el dildo dejase de vibrar y acariciando mi espalda. Las lágrimas sin derramar empezaron a quemar mis ojos. En el fondo era bueno, La gata me miro y yo la mire a ella, entonces hizo un increíblemente claro gesto de comprensión
-Tiene razón, has sido muy maleducado Sean. Pídele perdón
-No lo he sido-dijo cruzándose de brazos- Solo he dicho la verdad, no tendría por qué ofenderla.
-Sigue así y te robare lo más importante para ti-dijo Evoy antes de desconectar el ordenador y cortar la conexión. Sara se bajo de mi regazo y cerró la puerta detrás de ella. Evoy se acomodo en el pequeño sofá en el que estábamos y me abrazo antes de mirarme a la cara-¿Estas bien?
Me lance a besarle con fuerza mientras veía como hacia un gesto con su mano para que la habitación quedase completamente sellada. Le empecé a besar la mandíbula y la curva del cuello mientras empezaba a desabrocharme el corsé. Sus manos tiraron de los nudos de mis botas mientras me las quitaba con movimientos rápido. Se levanto y me quito el pantalón, junto con el tanga, de un par de tirones
-Esto te va a encantar- abrió mis piernas mientras se arrodillaba y acto seguido metió su lengua muy profundamente dentro de mi cuerpo
Di un chillido ahogado mientras aferraba su pelo entre mis manos y le presionaba la cabeza aun más contra mi cuerpo. Sus manos colocaron mis rodillas sobre sus hombros y luego llevo su pulgar hasta mi clítoris y empezó a masajearlo con fuerza y a un ritmo infernalmente rápido. Ese chico… Era realmente increíble
Me corrí contra su boca mientras clavaba mis dedos en su cuero cabelludo. Note que le había arrancado algo de pelo, no mucho. Me levanto y me llevo contra la pared, empujándome contra ella con fuerza. Levanto mi pierna izquierda y me penetro con un movimiento rápido
Estaba siendo muy rudo y duro. Sus envestidas rápidas no me daban tregua ni descanso. Parecía un hombre que tenía una misión, y esa debía ser destrozarme por dentro. Poco después de que las envestidas empezaran tomo mi boca entre sus labios y no la soltó ni un solo segundo. Su lengua era realmente magnifica, un día tenía que pedirle que me hiciese un nudo con el tallo de una cereza. No paraba de dar vueltas alrededor de toda mi boca
Me corrí cuando le sentí estallando en mi interior y acabe sentada en el suelo jadeante. ÉL movió su polla delante de mi cara y me apresure a limpiársela. Mi lengua daba suaves pasada por toda su piel
-¿Ya te has lamido las heridas lo suficiente o quieres una segunda ronda?-dijo mientras me acariciaba el pelo lentamente