Fue como una violación

Mi compañero entra algo bebido en la habitación y decide follarme.

Me duche antes de acostarme, y desnudo como siempre, me metí entre las sabanas. Mi compañero no había llegado todavía, creo que me dijo que tenía una cena con amigos, así que hice todo tranquilamente, y sin nadie molestando a mi lado, me dormí en pocos minutos.

La puerta se cerró de pronto, aunque el que fuera precia que intentaba no hacer ruido, mientras a oscuras y tropezando con las sillas o los muebles iba dirigiéndose al cuarto de baño. Me dio despierto ya, oia el ruido del agua, una voz ronca cantando bajito y poco despues se encendía la luz de la mesita, mientras seguía canturrendo algo inteligible.

Separó las sabanas para meterse, dejándome casi al descubierto y me di cuenta de que estaba muy quieto y como una intuición estaba casi seguro que estaba mirando mi cuerpo desnudo ante su vista. Le oi murmurar con la voz medio extraviada de alguien que se ha pasado con la bebida… pufff, creo que de hoy no te libras que te folle, necesito meterla y tu estas muy bueno.

Quieto y callado, haciéndome el dormido, esperando cual sería su siguiente acción, o sea, si sería capaz de cumplirlo. La verdad es que me estaba calentando la situación, su mano acariciándome el culo, su aliento en mi espalda, y el cuerpo húmedo recién salido de la ducha tan cerca de mí.

Podía hacer dos cosas, despertarme de golpe, y hacerme el sorprendido, o seguir “durmiendo”, esperar a ver en que acababa aquello y gozar de lo que se presentaba, y lógicamente, escogí esta última.

El se iba calentando, y rezongaba palabras incoherentes, repitiendo eso de: hoy te follo seguro, me pones… y otras lindezas que me excitaban por lo que tenían de deseo, de morbo según me tocaba y me sobaba y se restregaba contra mí.

Intentó ponerme boca abajo, pero tenía muy poca maña y yo soy algo pesado, y aunque intentaba ayudarle como si no supiera lo que hacía, estaba tan torpe que me zarandeaba de un lado para otro sin conseguir nada práctico, hasta que ya casi enfadado, va y me dice: colabora un poco, coño, que si no, no hay manera ¡¡¡

Bueno, hice lo que me pedía, lógicamente, porque o bien estaba tan mal que no sabía lo que decía, o bien se había dado cuenta de que yo no estaba tan dormido en realidad, o que confundiese sus deseos y lo expresase como una queja, sin saber muy bien. Me apoyé ligeramente en las rodillas y levanté el culo para que quedase a su altura y no tuviese que trabajar mucho. Aun así protestó un poco más: así mejor, ya podías haberlo hecho antes ¡¡¡

Tenía la polla durísima, la sentía empujar en mi raja, buscando como entrar sin atinar muy bien por donde, haciéndome casi daño con sus embestidas, así que decidí ir un poco más lejos todavía, y la agarré con la mano, colocándola a la entrada. Estaba yo tan caliente y él tan mojado que entró casi de golpe y sin notarlo apenas  se introdujo hasta el fondo. Sentí algo de dolor en mi interior, al golpear, pero su gemido de satisfacción al entrar y sentirse rodeado por mi carne, me compensó. Después de unos segundos de espera, como deleitándose, o saboreando el instante, comenzó un mete y saca lento pero constante que me puso a mil.

Mis caderas sentían sus dedos aferrados para no perder el equilibrio y mi culo su polla ardiente, oía sus gemidos, su jadear, y yo no pensaba en correrme, sino mas bien en sentir mejor el momento en que él se corriera dentro de mí.

Cuando esto ocurrió fue como una violación casi, oprimiéndome contra su pecho, su vientre en mi culo, apretando y sus manos impidiéndome escapar. Soltó un chorro y otro y un enorme suspiro y al final se derrumbó sobre mí derrotado, quieto, y creo que al instante se quedó dormido.

A la mañana creí que no se había enterado de lo ocurrido unas pocas horas antes, pero no: que buena la follada de anoche, no sé si te enteraste…, me soltó tan tranquilo.