FRUSTRACIÓN (relato 14bis)
Es la parte final del relato 14, la que por culpa de algún duende travieso, no se publicó en ese Relato; probablemente, al ser yo anterior a la era cibernética, puede que incurra en errores groseros de manejo de mi "computeadora" (yo la llamo así, porque mas de una vez, la cierro "puteándola" lindo)
VIOLACIÓN...
El domingo muy temprano, sabiendo por mi madre que en el campo estaban los dos ingenieros que me asesoraban, monté en la camioneta de la familia y fuí al encuentro de ellos...; con una excusa trivial, me acompañó mi madre, ya que evidentemente quería estar cercana a su enamorado, el ingeniero peruano que poco después fue mi padrastro.-
Al llegar, vimos que ambos, junto a Romualdo y sus hijos, estaban evaluando el progreso de la crianza de mis terneros.- Vale decir que pasados mas de tres meses desde que comenzaramos con el engorde en PRI (Pastoreo Rotativo Intensivo) y luego de operar en las ferias, vendiendo los mas gordos y comprando terneros chicos, los 200 animales iniciales, ya eran 350 cabezas, las que se dividían en 3 lotes, según sus respectivos pesos unitarios.- Así, del lote inicial, quedaban unos 100 novillos, que estaban en los 220/230 kilos cada uno; le seguía un segundo lote de 100 novillitos de alrededor de 150/160 kilos cada uno y cerraba el rodeo un tercer lote de 150 terneros de unos 100 kilos cada uno.- Traducido en moneda corriente de curso legal, a los valores de aquél momento (alrededor de $ 2,40/kilo vivo), mi patrimonio en carne alcanzaba ya los $ 127.200.- equivalentes a u$s 51.000.-; contra los $ 22.000.- o u$s 10.000.- iniciales.-
La cancelación de las deudas estaba asegurada, siendo que el patrimonio productivo se había acrecentado 5 veces, a pesar de estar los precios deprimidos en un 7,7%.- A todas luces, el PRI, era un excelente negocio.-
Y era el momento de tomar una decisión empresaria de riesgo... y la tomé: Decidí vender los gordos (los 100 novillos que estaban en los 220/230 kilos, y comprar "colas de parición" en el destete de invierno, con lo que cambiando kilo x kilo, entregaba 100 novillos y me hacía de unos 400 terneros de destete de 50/60 kilos cada uno, con lo que la hacienda se acrecentaba a unas 650 cabezas, con un potencial en pesos para fin de año de alrededor de los $ 267.000.- equivalentes a poco mas de u$s 110.000.- (Se duplicaba el patrimonio; valía la pena lanzarse a la aventura).-
Este incremento en cabezas de hacienda, solo implicaba comprometer el total de las 20 hectÁreas inicialmente seleccionadas (solo usabamos 12), quedando el resto (mas de 650 hectareas ociosas en mi emprendimiento de cría y engorde) en condiciones de negociarse en arrendamiento para siembra, con lo que me afianzaba en un reaseguro concreto, al no ser yo quien corriera el riesgo del fracaso en los cultivos, dado que podía tener un ingreso colateral de un 20 o 30% de los rindes de la cosecha, siendo que el agua acopiada en los tanques australianos del campo, aseguraban sobrellevar con éxito una eventual sequía, reduciéndose el riesgo, solo al granizo en el macollamiento de los sembrados, ya que una eventual inundación era bastante improbable por las obras de canalización que el dueño anterior había realizado y por la altura de las tierras, respecto a la cota general de la zona.-
La decisión estaba tomada y en función de ella, todos pusimos "manos a la obra"; claro que no nos olvidamos de rezar e ir a misa, porque bien se dice que "el hombre propone y solo Dios dispone".-
Decididas las futuras acciones, las que termino de relatarles, caí en la cuenta que Carlota, quien vivía en mi casa del campo, no se apersonó con nosotros siendo que me constaba que estaba en la casa..., esto me llamó poderosamente la atención y me allegué a su dormitorio, para interesarme por lo que podía estar sucediéndole...; y grande fue mi sorpresa cuando al entrar a su dormitorio, la ví tendida en su cama, rodeada de una profusa cantidad de paños embebidos en sangre.-
Al verme prorrumpió en llanto..., abrazada a mí, me contó que la noche anterior, su amante (don Carlos), en horas de la madrugada, se apersonó en el dormitorio con intenciones de tener sexo con ella, quien se predispuso a satisfacerlo sin objeciones...- En un momento, luego de fornicar ambos a voluntad y satisfacción...; don Carlos la obligó a acostarse boca abajo y sin ningún miramiento, ni advertencia previa la forzó por la cola, provocándole un importante desgarro en su ano, motivo por el que sangró abundantemente, cuyas muestras estaban a la vista, en los paños ensangrentados que ya les mencioné.-
El viejo, evidentemente caliente y excitado por su frustrado intento conmigo, se deshagó con su amante, ya que ella no podía por su posición de subrogancia para con él, negarse a sus requerimientos...- Luego, el muy turro y sádico degenerado, la violó por el traste, abusándose de su fuerza masculina, a pesar de las negativas de su amante, de sus suplicas por el dolor padecido, de su llanto..., de su debilidad femenina.- Odié a ese hombre con tal intensidad, desde ese momento, que incluso llegué a desear su muerte... y a pensar que si en la habitación del hotel donde estuvimos, lo hubiera exigido y excitado un poco mas, probablemente su pija, en lugar de perspirar sangre como lo hizo, hubiera reventado en sus intentos de penetrarme por el ano a mi y se hubiera desangrado allí mismo, con lo que Carlota, no estaría ahora padeciendo este sufrimiento.-
Hablé con mi madre, la que medio se escandalizó al saber que yo consentía en mi casa, la aventura de estos dos amantes, pero a pesar de ello, se avino a acompañarme, para llevar a Carlota a darle atención médica adecuada.- Pero como "pueblo chico, infierno grande", nos fuimos a Gral. Acha, una ciudad de la provincia de La Pampa, a mas de 300 kilometros de nuestro pueblo, donde no nos conocía casi nadie, para salvaguardar a Carlota de las comidillas y el palabrerío de la chusma pueblerina; y allí permanecimos acompañándola hasta el martes por la tarde, cuando fue dada de alta y retornamos a mi campo y a nuestro pueblo...; luego que dejaramos a Carlota en mi campo, al cuidado de Gladys, la esposa de Romualdo, nos apersonamos las dos (mamá y yo), en las oficinas de don Carlos y airadamente, le reclamamos por el daño que le infligiera a su "amante" y le exigimos QUE se hiciera cargo de los gastos en que incurrimos, por su atención y nuestro alojamiento en Gral. Acha, los días que estuvimos junto a Carlota; el viejo decrépito y degenerado, aceptó sin chistar y pagó religiosamente y nosostras nos retiramos satisfechas, sabiendo que el escandalete que le armanos llegó a oídos de su esposa, con lo cual, el viejo todavía no se enfrentaba a lo peor de la situación, la que seguramente estaría a cargo de su cornuda esposa, imponérsela.-
Esa noche me dormí agradeciendo a Dios, que no le permitiera a este hombre haberme forzado a mí, pero con el cargo de conciencia, de haber sido la gestora del padecimiento de mi amiga, por la frustración que ambos tuvimos aquella noche.-
De más estar decir, que nunca mas me entregué a ese hombre... y que él nunca mas, pretendió volver a "seducirme".-