Frases cortas
Ensueño y deseo se mezclan en esta fantasía de un hombre que desea vivir sus deseos de pasividad desde un punto de vista femenino ponerse en el lugar de su amada y ser el espejo de sus deseos.
Me has colocado de rodillas ante ti, desnudo. Me has atado los pies por los tobillos y las manos por las muñecas, mis manos quedan así juntas en una postura implorante, como de súplica. Hoy eres la reina absoluta de corazones o de picas según tu humor y capricho. Me has semicegado con una venda de gasa, sólo veo sombras.
Llevas una blusa color hueso casi transparente anudada a la cintura, minifalda grana, medias de seda negra y zapatos de tacón. En la mano derecha sostienes una fusta que me haces lamer para que los chasquidos que producen los azotes que por sorpresa descargas en mis nalgas o en el interior de mis muslos suenen mejor. En la mano izquierda sostienes una copa de Champagne. Pasas la boca de la botella por mi culo que mandas abrir a golpes de fusta pronunciando las palabras justas: abre el culo. Me metes la botella en la boca: chupa perra, dices. La botella sabe a culo: me gusta. No tengo permiso para beber. El sabor a culo da sed.
Tú bebes ahora a morro, hasta acabar la botella. Tus órdenes son de lacónicas. Me gusta obedecer tus escuetas palabras. Con dos toques de fusta en la barbilla levanto la cara. Hora de cenar, dices. Te has metido un plátano en el coño, sobresale la mitad. Chúpame la polla dices, dándome un toque de fusta en los labios. Me meto el plátano en la boca y lo chupo. Eres una puta verdad, me dices, con un sorpresivo golpe de fusta en el culo. Sí, contesto, soy tu puta, tu perra chupona. Eso te excita y me cae una deliciosa lluvia de golpes en la retaguardia. De pronto te giras, me ordenas quedar colgado boca abajo sobre una silla con el culo en pompa. Bebes mucho, agua, sobre todo. Una nueva andanada de fustazos hace que mis nalgas hiervan. Me llamas nena y dices que me vas a poner guapa.
Mi culo es encarnado, pica, escuece, duele; me gusta ¡De rodillas! ordenas, te voy a maquillar. Siento como me das colorete, sin duda exagerado, como me pintas los labios, seguro que de un rojo burdel. Me embadurnas los pezones y dibujas círculos alrededor del ano como si fuera una diana ¡Túmbate boca arriba! Te sientas en mi boca ¡cómeme el coño, perra! Chupo y chupo, mi lengua se multiplica ¡vas a hacer que me corra putita! Me siento libre, lasciva, quiero beberte toda. El maquillaje es ya un cisco que embadurna mi cara. Te corres no sé si una o más veces. Te giras y ahora es tu culo lo que tengo en la boca, lo restriegas, mi lengua profundiza todo lo que sus fuerzas le permiten.
De rodillas otra vez, dices, y ahora a cuatro patas. Me cae otra azotaina que renueva los deliciosos escozores de hace un rato. Noto como tu dedo embadurnado de lubricante se abre camino entre mis nalgas. Siento como un objeto me penetra. ¡Note te puedes tocar, no te puedes correr! El objeto cobra vida propia y vibra y se mueve en mi interior. Estoy al borde del orgasmo anal cuando arrecian los azotes ¡cómo te gusta que te den!, exclamas ¡Dime quién eres! ordenas. Soy tu perra, tu perrita chupona.
De pronto apagas la luz, y desapareces unos segundos. Suena la puerta de la calle. Vuelves. Me quitas el juguete del culo. Ahora si que te van a follar ese culazo, perrita, no te muevas. Silencio absoluto. Dos manos se aferran a mis nalgas que están en carne viva y las separan. Un objeto más grande y largo que el anterior me penetra sin dificultad. Un delicioso vaivén me hace perder el sentido. Por el tacto de tu piel en los muslos y por tu respiración sé que eres tú la que me folla. Pero digo: gracias mi amor, gracias por concederme esta polla maravillosa. Aceleras el ritmo. Me siento tuya, me siento mujer, me siento tú. Las convulsiones me hacen perder el sentido: soy todo yo un culo que se corre. Sales. Podrías haberme follado más o menos, no sé. Te alejas. Suena un nuevo portazo.
Vuelves. ¡Chupa! Ordenas quitando la gasa de mis ojos: un pene lleno de yogur que parece semen cuelga entre tus piernas. Bebes mucha agua. Mi cara es un cuadro rojo carmín y blanco yogur. Retiras la polla de mi boca. Túmbate boca arriba ordenas. Pones una rodilla a cada lado de mi cara. He bebido mucho, dime que lo deseas. Sí, digo, por favor, amor, méate en mi cara, en mi boca, me lo beberé todo.
Un rio caliente desborda mi boca y se esparce por mis mejillas. Qué bueno, que caliente ¡Bebe! Giras y mientras acabo de saborear tu néctar ahora contemplo tus nalgas sudorosas, te metes mi polla en la boca. Chupas, sorbes. Ahora me vas a follar, dices, y ya te puedes correr, dices. Estás sentada en mi polla de espaldas a mí. Tu culo sube y baja. Mis caderas se unen al ritmo. La imagen de tu culo arriba y abajo me enloquece. Te lo digo. Siento que te vas a correr. Acelero aprieto el ritmo. Mueves la cabeza como diciendo que no: sé que luchas contra el orgasmo. Sé que será fuerte. Hechas la cabeza adelante. Te corres.
No puedes parar. Eyaculo dentro de ti emitiendo un sonido ronco. Caes hacia adelante. Tu culo se hace enorme retrocediendo hasta mi boca. Tengo la lengua en tu coño. Saboreo una mezcla de semen y flujo. Limpias mi polla que te has metido de nuevo en la boca. Mi lengua encuentra tu clítoris. Sé que te correrás otra vez.