Francisco y la costa
Un grupo de amigos se van a pasar un fin de semana a la playa. Nace una historia entre dos de ellos que nunca habían creído
Francisco y yo nos conocemos desde la facultad. Pertenecemos al mismo grupo de amigos pero no nos llevamos nada bien aunque lo disimulamos de maravilla. Su esposa vive embarazada, en más de una ocasión ella ha dejado en claro que ella solo lo consiente y vive solo por él. Por mi parte mi matrimonio es más cooperativo, tenemos un hijo y con él cerramos la fábrica.
Un fin de semana largo Fabiana nos propuso ir a la casa de sus padres en la costa sólo nosotros sin maridos ni esposas, el grupo completo como lo hacíamos en la facultad. Inmediatamente acordamos y de los diez sólo quedamos seis.
Sin importarme mucho llegamos Eva, Sabrina, Fabi, Sergio, Francisco y yo
Pretendía leer un libro pendiente y charlar con las chicas sobre temas femeninos. Había cuatro habitaciones así que no suponía inconvenientes con ello. Cenamos y nos dormimos temprano . Al otro día casi todos se fueron a pasar el día a otra zona de la costa que quedaba a varios kilómetros de distancia. Pensé en darme una ducha y partir a la playa con mi libro. Cuando baje lo vi sentado leyendo. Era Francisco que tampoco se había ido y a juzgar por el cielo pronto llovería, así que mi plan se destrozaba. Pensé inmediatamente en encerrarme en la habitación pero me llamo y me dijo que había hecho café y que me servía si quería. Me senté en el sillón y disfruté el café junto al libro. Se sentó al lado mío para leer . Se nota que nos venció el sueño porque nos despertamos sobresaltados, nos habíamos dormido y el cansancio hizo que me recostara sobre el y mi mano estaba apoyada sobre su sexo que por lo que veía estaba bastante despierto. Inmediatamente le pedí disculpas. Riéndose me dijo -Vero no seas tonta. Veni más cerca y veamos que nos pasa. Aunque nos llevemos mal los dos siempre nos gustamos. O ya te olvidaste cuando nos conocimos?
La verdad es que hacía referencia a cuando los dos teníamos 19 años, mucho alcohol encima y pasamos toda la noche juntos charlando y nos dimos unos besos.
Me reí junto a él y le dije que era irremontable y un descarado. Ni bien termine de decírselo me dio un beso que hizo que me recorriera frío por todo el cuerpo. Sin pensármelo demasiado se lo devolvi y sin darme cuenta estábamos besándonos furiosamente. Nuestras lenguas estaban encendidas y los fluidos iban y venían. Me empecé a sentir un poco caliente así que no estaba dispuesta a parar. Me senté encima de él riéndome a besarlo y moverme encima suyo con más énfasis. Sentí que Francisco estaba duro de nuevo y se movía también. Me tomo de la cintura y comenzó a acariciarme la espalda. No llevaba el corpiño así que mientras seguíamos moviéndonos con la ropa puesta se puso a manosearme las tetas. Mi temperatura aumentaba así que empecé a tocársela con el pantalón puesto. Escuchábamos nuestra respiración que se agitaba cada vez más. Se levantó haciéndome upa, no se donde íbamos exactamente pero de camino le chupaba el lóbulo de la oreja, que noté que le gustaba. Abrió la puerta de su habitación y me tiro boca arriba en la cama. Me quite los pantalones, mientras él hacía lo mismo. Me saco la remera , el ya tenía el dorso desnudo. Con mis piernas me prendí en su cadera y con las manos hacía fuerza para poder moverme y sentir su pija bien dura contra mi concha. Le gustaba, porque se movía también me tocaba las tetas que cada vez se ponían más duras al tacto. Me levanto, bajándose el bóxer, jugo un poco con su mano para ver cuán mojada estaba, lo pajee un poco y me encantaba. Jugar con su miembro, subir y bajar, tocarle el glande. Le miraba la cara y sabía que le gustaba, como a mí lo que él me hacía. Sin esperar más lo busque con mi concha y empecé a hacer fuerza para que entrara en mi. Me destrozó la tanga de un tirón y me penetro. El primer momento fue sublime, sentí flotar, su miembro era grande y grueso. Los dos nos movíamos y disfrutábamos por el sonido que salían de nuestras bocas. Le pedía que me diera más fuerte al tiempo que yo misma me tocaba las tetas para sentir más placer. Termine en un grito ahogado, pero quería más. Lo saqué de dentro mío y se quedó mirando arrodillado sin entender. Entonces me agache y comencé a larmerle la verga, estaba dura y sabía a mi. Me la metía en la boca y jugaba pasándola de un lado a otro, con la lengua hacía círculos, bajaba y subía. Lo escuchaba decirme que era una tremenda puta y donde había estado todo este tiempo sin probarme. Me gustaba chupársela y me ponía más que le gustase a él. Así que mientras me decía todo eso me tocaba el clitoris y Francisco seguía atónito. Lo recosté sobre la cama y me senté en su torso desnudó, diciéndole que estaba muy mojada y que quería más. Lo monte sin dar más explicaciones, me movía fuerte adelante y hacía atrás, la quería toda adentro y mi posición era tomar el control por completo. El se dejaba y me pedía que no pare. Cuando estaba otra vez a punto de venirme me puse en posición para que su pija golpeara mi pared del utero y así llegar a un orgasmo múltiple. Fue tantas las explosiones que ni me di cuenta que que él también acababa. Nos quedamos un momento en paz y silencio hasta que por fin me dijo que la tenía más dura que antes así que arremetimos nuevamente, nos besábamos con más fuego que antes y empezó a recorrer con su lengua cada espacio de mi cuerpo. Temblaba sobre la cama cada vez que llegaba a alguna zona más erógena. Me chupo tanto las tetas que las sentía inflamadas y emanando calor como una estufa, cuando llego a la concha fue una serie de espasmos inagotables, sentía su caliente que me quemaba cuando me chupaba el clitoris y separaba mis labios para penetrarme con ella.
Totalmente extasiada. Me puse en cuatro y le dije que me la metiera, lo volví a sentir dentro mío, escuchaba cómo chocaban nuestros cuerpos. Empezó a sentarme sobre el para moverme y tocarme las tetas. Ufff otra sensación que me estaba reventando de placer. Lo acompañaba en el ritmo pero me salí y lo miré. Estábamos calientes como dos adolescentes. Seguía penetrandome, lo sentía entrar y salir, noté que me metía un dedo en el culo y me gusto la sensación dado que estaba húmeda por todos lados así que comencé a moverle el culo dandole luz verde pero solo seguía con su dedo. Así que decidí tomar la rienda y lo recosté para chupársela de nuevo dejándole mi concha en su cara. Le comía de nuevo su pija y el me comía la concha al tiempo que avanzaba sobre mi cola con su lengua y su dedo. Le pedía más que no parase, que siguiera por todo y me seguía estimulando el ano al mismo tiempo que me introducía unos dedos en mi sexo. Dejé de practicarle sexo oral, le quite mi concha de su cara y me puse de espaldas arrodillada en la cama lista para meter su pija en mi culo. Muy despacio primero para que la dilatación se haga sin dolor. No sabía cómo lo hacía él así que preferí tener el control hasta que los músculos estuvieran controlados. La puntita, un poco más y salía. Él estaba totalmente congelado y me pedía más. Repetí lo mismo hasta que me sentí bien relajada y me la enterré toda en el culo. Los dos gemimos. Fui tomando fuerza y en cada embestida me sentía más cómoda así que le agarre los brazos y fui poniéndome en posición de cuatro hasta que tomo el total control de mi culo mientras no paraba de entrar y salir cada vez más rápido, más fuerte y duro, me metía la mano tocándome las tetas que se movían en cada penetracion y yo extasiada me estimulaba el clitoris. Parecíamos dos animales de como gritábamos. Nos mantuvimos así alrededor de cinco minutos más, llegamos al orgasmo juntos y quedamos rendidos en la cama, tras habernos incorporado nos reímos y nos preguntamos cómo habíamos llegado a eso. No había una respuesta lógica.
Prometimos no repetirlo, ambos casados, el con su esposa nuevamente embarazada, pero las sensaciones habían sido muy extremas para los dos.
Así que a la otra semana del regreso de la costa recibía el primer mensaje de Francisco pidiéndome vernos.