Francesca II (1)

Alegra se siente perdida, perdidamente atraída por su cuñadita y ya no puede ocultarlo.

Francesca II

1ª  parte.

“Atracción irremediable”

http://www.youtube.com/watch?v=vls5WXTusfU

Alegra:

Justo cuando estaba a punto de cometer el peor error de mi vida, suena mi celular para despertarnos de  nuestro trance.

Ella como despertando del embrujo en que estábamos sumergidas se levanto de la cama como inerte.

Observe el móvil era Chloé, sentí inmediatamente la culpa emergerme en la conciencia, ¡estaba a punto de serle infiel a mi novia de tres años y además con su propia hermana!-

-          ¿No piensas contestar?- su voz era rígida.

-          No- dije examinando por última vez el celular y apagándolo.

Nos quedamos en silencio durante varios minutos, sentía su mirada penetrante examinarme. Como me incomodaba esa situación, me perturbaba no poder tener el control de la situación y todavía seguía culpándome por dejarme llevar por un impulso y casi besarla.

Yo no era así, siempre controlaba cada uno de mis movimientos, siempre actuaba con la cabeza.

-          ¿Y que esperas para irte?- dijo con un tono serio que me asustó.

-          Me voy pero con vos- dije parándome de la cama.

-          ¿Qué no entiendes?- dijo frunciendo el ceño- No voy a regresar.

-          No voy a volver sin vos- dije alzando mi voz.

-          Entonces tendrás que esperar muuuchooo tiempo. Pero fuera de esta habitación- dijo empujándome del lugar- Y de este lugar- trataba de echarme del cuarto.

-          Espera- dije entre risas, girándome y sujetando sus hombros- La que no entendió sos vos- me acerque tanto que nuestros rostros casi se pegan, sentía su aliento, su nerviosismo- No me voy sin vos- la desafié con la mirada.

Me causo tanta gracia su rostro enardecido, rabioso.  Entro a la habitación enojadísima y al poco tiempo salió con un bolso.

-          ¿Por qué tienes que estar en todo momento para arruinarlo todo?- exclamo fastidiada.

-          Porque te cuido- dije dulcemente.

-          Cuidas tu trabajo- dijo caminando rápidamente hacia el corredor.

-          ¿A dónde vas?- dije caminando torpemente detrás de ella.

-          En donde no te vea- dijo dándome la espalda y caminando apresuradamente.

Caminaba tan rápido que casi tenia que trotar detrás de ella. Al llegar a la recepción la señora me entrego las llaves del auto y me señalo cual era.

-          ¿Cómo mierda lograste entrar a la habitación?- dijo cuando ya estábamos fuera del hotel.

-          Yo siempre logro lo que quiero- tenia ganas de vacilarla, no sé por qué pero se veía tan sexi con las mejillas coloradas.

-          ¿Ha si?- dijo desafiante.

-          Si- le conteste altanera.

-          ¡Pues! esta vez no- dijo echándose a correr.

-          ¡Por favor!- dije mientras apretaba de indignación mis dientes y corría tras ella.

Obviamente que con lo lenta que era para caminar y correr jamás la alcanzaría.

-          Francesca, tengo asma- gritaba tras ella- Francesca para.

Ella seguía y seguía corriendo mientras yo cada vez quedaba más atrás de ella.

-          Francesca-  grite al tiempo que ella giraba y yo actuaba mi desmayo.

¡Si le importo va a volver!, fue lo que pensé, y no me equivoque ella volvió y al darse cuenta que mentía me pego una patada que si no me hizo desmayar en ese entonces fue por pura suerte.

-          Ahiiiiiiiii- grite con el rostro descompuesto.

-          Ya basta- dije levantándome mientras presionaba mi  estomago- ya me canse de ser tu niñera- dije totalmente fuera de mi por el enojo que tenia- Quería ser amable, pero no sos mas que una pendeja idiota tratando de llamar la atención, por tu culpa hace tres días que no duermo bien, estoy sucia, sudando y cansada ya me tenes cansada, ya no te soporto-

Ella se tragaba en silencio todo mi sermón mientras la jalaba hacia el auto.

-          No sos más que eso una pendeja idiota, tratando de llamar la atención- Juro que no pensé en todas las palabras que dije, solo salieron con la intención de herirla, de hacerla saber mi rabia en ese momento.

Cuando mi rabia ceso, pude comprobar en su rostro el enojo, mezclado con la rabia, pero sus ojos estaban vidriosos a punto de llorar. Nunca antes había estado tan enojada que hasta la situación se me iba de las manos, no sabia que hacer o como comportarme.

Subimos al auto en silencio, mientras sentía mucha culpa y tristeza. Ella estaba con los ojos vidriosos mirando fuera del auto, dándome la espalda.

Francesca era una chica ruda e impulsiva pero tenia un lado sensible que solo a mi me había mostrado.

Maneje unas cuadras con un sentimiento punzante en mis entrañas, quería morirme en ese instante, ni cuando me peleaba con Chloé había sentido una emoción similar, esa sensación de culpa y tristeza a la vez que me invadía.

-          Perdóname- dije casi en un susurro tratando de sonar lo mas dulce posible- Soy un monstruo Francesca, siento lo que te dije yo… No quise decirte todo eso-

Ella seguía sin mirarme ni dirigirme la palabra.

-          A veces no puedo contralarme y digo cosas sin sentido pero no quiere decir que eso sea lo que yo pienso de vos-

-          Todo es verdad-  dijo en un susurro que rompió mi corazón. ¿Por qué soy tan cruel?

-          Claro que no es verdad- dije en tono meloso- Tal vez a veces sos insoportable, pero creo que tu forma de ser tiene una razón también.

-          Soy todo lo que dijiste y no me importa…- su voz sonaba rígida.

-          Si te importa lo que pienso- dije adelantándome a sus palabras- Si no fuera así no tendrías ese rostros y esos ojos verdes vidriosos-

-          ¿Quién te garantiza que no estoy actuando?- dijo mordiéndose el labio inferior y mirándome con desprecio.

-          ¿Por qué te haces la dura conmigo?- me anime a decir, buscando con temor su mano…temor al rechazo.

-          Yo soy así Alegra- por primera vez le escuche decir mi nombre y sonó tan sensual en su voz y tonada parisina- Y ya te dije que jamás cambiaria por nadie.

Suspire profundamente, resignada, sabia que cuando ella quisiera abrirse conmigo vendría de su propia cuenta, sin forzarlo ni tampoco apurarlo.

-          ¿Qué tengo que hacer para conocerte?- ya se que me estoy arriesgando, que puedo perder mi trabajo, que mi novia puede aniquilarme y sermonearme. Pero algo me decía que tenia que arriesgarme y por primera vez actuar con lo que dictaba mis impulsos o en este caso mi corazón y no con la mente fría como siempre lo hacia.

-          No hay posibilidad de ello- dijo secamente como siempre.

-          Dime- dije casi en tono de suplica- Tiro los guantes, si te decepciono te prometo no perseguirte mas y decirle a tu papá que no puedo seguir de espía; pero tal vez te sorprenda- dije segura de lo que iba a hacer- O tal vez te decepcione, pero lo que es seguro es que no quiero seguir jugando al policía y al ladrón con vos.

-          Esta bien- dijo inmutando un enorme y largo suspiro- Déjame quedarme en Marsella entonces- tomo una pausa para pensar seguramente en que diría- Quedémonos en Marsella entonces, por unos días-

-          ¿Estas segura?- dije sin poder contener mi felicidad, ¿Pero de que diablos me sentía feliz?

-          Si Alegra- dijo haciéndose la desinteresada, pero yo sabia que también estaba emocionada.

Esa noche nos alojamos en el hotel de un amigo mío. No sucedió nada fuera de lo común, al llegar me bañe  me cambie y ella hizo lo mismo. Francesca al parecer estaba tan cansada que apenas asearse se fue directamente a la cama.

Mientras me terminaba de secar el cabello miraba su cuerpo que dormía plácidamente en la cama y me daba la espalda.

Sentí unos deseos enormes de acurrucarme a su lado, pero después de caer en cuenta de lo estúpida que era esa idea me di la vuelta  y me fui al sofá.

Fue allí que en la soledad recordé que tenia una novia y que seguramente estaría muy preocupada por mi.

Tome el móvil y marque a su celular.

Después de unos segundos me contesto.

-          ¿Amor como estas?- su voz era pasible como siempre.

-          Bien ya la encontré-

-          ¿Y cuando regresan?-

-          Mm este- empezaba a sentir calor- cuuaandoo- No podía hablar me estaba ahogando de los nervios

-          ¿Cuando?-  su tono sonó expectante y fuerte.

-          Eeeh tu hermana no se quiere ir amor- por Dios que dominada era a veces-

-          ¿Qué?- se escuchaba un fuerte grito en el celular.

-          No grites que me aturdes, eso mismo voy a tratar de convencer a Francesca para irnos porque ella se niega-

-          Entonces te la traes de los pelos, no voy a permitir que te quedes allá solita mas de dos días-

-          Que no amor- trataba de sonar lo mas calmada y dulce posible- Que tengo que ganarme su confianza, no deberías dudar de mi amor-

-          No dudo de Francesca, claro que no, pero quien sabe que harás por allá sola-

-          Nada Chloé, que no entiendes que tu hermana no quiere ir a Paris todavía y que si la llevo por la fuerza me va a odiar aun mas de lo que ya lo hace, necesito ganarme su confianza- lo dije todo casi sin vacilar, odiaba sus escenitas de celos y mas aun porque nunca le di razones para desconfiar de mi.

-          Esta bien amor, pero no te enojes- su voz esta vez sonaba dulce- ¿Cuantos días te quedaras allá?

-          No lo se amor, todavía no he hablado en frio con Francesca, en cuanto las cosas se pongan mas tranquila seguramente que lo haremos y te diré, pero mas de una semana no me quedo-

-          Esta bien amor- dijo mientras suspiraba.

Seguimos hablando de cosas triviales, de cómo había estado su día, de que una de sus modelos se lastimo, de que no llegaba un vestido de milano. No le conté de la discusión que había tenido con su hermana. Nos quedamos hablando hasta altas horas de la madrugada hasta que sin quererlo me quede dormida con el celular en el oído escuchando las tonterías de Chloé.

Al día siguiente me despierto por unos golpes de la puerta. Era el servicio de catering, pasaron dejaron el desayuno y  así como vinieron se fueron.

Yo aun media dormida no me di cuenta de la hora ni en donde estaba hasta como de inercia me levanto de repente del sillón.

-          Puta madre Francesca- dije tocándome la cara tratando de despertarme.

Camine rápidamente hacia la habitación pero no había nadie, mi corazón latía tan rápido de la desesperación que no me di cuenta que todavía yacía ahí su bolso de ropa  y una nota en la cama, hasta que después de dar varias vueltas agarrándome la cara lo vi.

“Si quieres conocerme entonces quiero que conozcas que cosas  me gustan, cuando despiertes dirígete a esta dirección……….” Francesca.

“Que esta no sea una de tus travesuras Francesca porque esta me la pagas” me dije a mi misma mientras tomaba la nota y apurada me cambiaba.

Salí del hotel cerciorándome que no me olvidaba de nada, el móvil lo mas importante ya que había prometido a Chloé llamarla y las llaves del auto alquilado.

Les pregunte con paciencia a la señora de la recepción sobre la dirección que me había escrito Francesca, quedaba mas o menos a un kilometro del hotel y al parecer no quedaba en la metrópoli de la ciudad.

Todo esto me sabía algo raro, pero preferí confiar en Francesca, inocentemente pensaba en que ella no me querría hacer mal y no me confundí.

Después de dar varias vueltas y confundirme con el GPS y  preguntar a varias personas que veía por ahí me encontré con el lugar.

Era un pequeño picnic en donde había un  puente donde pasaba un caudal de agua que servía para que varias personas se juntaran a hacer bungee jumping.

¿Cómo sabia que ahí se hacia bungee jumping? El letrero era muy obvio “Saut à al'élastique club” Club de bungee jumping.

Desde lejos al aparcar el auto pude verla, se veía preciosa con el casco y la ropa deportiva ajustada que marcaba perfectamente sus curvas y su cadera. ¡Juro por dios que no estaba mirando con otros ojos a mi cuñadita! Lo juro. Con razón no soy creyente.

¿Pero con esa diosa quien no se iba a tentar? Ninguna mujer que ha pasado por mi cama ha sido tan hermosa, con ese rostro angelical y esa mirada tan profunda y penetradora, además lo salvaje, lo salvaje la hacia tan pero tan sexi y sensual y lo que seria en la cama… ui uiiiii….

“- Alegra que te fumaste, esa chica que vez con esos ojos es Francesca” - pensé palpándome el rostro. No podía creer que estaba mirando con lujuria a mi propia cuñadita de seis años menos que yo.

Se acerco a paso sensual hacia mi en realidad creo que caminaba así pero como que había algo nuevo que se había despertado en mi después de verla con esa ropa ajustada que le quedaba tan sexi. Bueno en fin cada vez se acercaba mas, su rostro estaba tranquilo, como siempre estaba seria pero su mirada estaba serena.

-          Pensé que no vendrías- dijo pasiblemente- Ya te estabas tardando mucho.

-          Me desperté tarde y además no encontré muy fácil que digamos el lugar- dije detallando cada centímetro del paisaje verdoso que me regalaba Marsella- Es muy lindo el lugar-

-          Si, ven- dijo haciéndome señas con la mano-

-          ¿Qué haces con el casco Francesca?- dije caminando torpemente detrás de ella.

-          Duuuh- se burlo de mi- Bungee Jumping que más-

-          ¿Qué?- dije exaltada- Pero eso es muy peligroso, te puedes matar-

-          Hablas como si nunca lo he hecho-

-          ¿Y no te da miedo?- pregunte mientras una chica me entregaba un casco- No gracias- dije devolviéndole el casco a la chica.

-          Vamos Alegra, estamos acá para hacer bungee jumping no seas aburrida- dijo recriminándome.

-          No,  me da miedo Francesca- ella me miro dulcemente mientras sujetaba mi muñeca.

-          No vamos, ¿has hecho algo arriesgado en tu vida?- dijo mientras yo negaba perdida en su mirada penetradora- Entonces este es el momento de darle adrenalina a tu vida- “si vos supieras Francesca que vos me estas dando la mayor adrenalina que jamás sentí en toda mi vida y todo el tiempo”.

-          Que tengo miedo- dije sintiéndome fastidiada esta vez por su risita burlona- Deja de reírte que no es gracioso-

-          Esta bien- dijo riéndose, jamás la vi reírse y fue algo muy hermoso y que me contagio y también empecé a reír- Bueno, bueno- dijo volviéndose seria- ¿Entonces quieres lanzarte conmigo?

-          Eeehh- dije torpemente- ¿Por donde?

-          Que si quieres hacer bungee jumping conmigo-

-          ¿Se puede lanzarse de a dos?- dije seguramente sonando con pavor

-          Claro- dijo poniéndome el casco, al hacer esto tenia su rostro tan cerca que podía sentir su aliento pegarse en mi rostro, solo con ella perdía la cordura y la frialdad, solo con ella- Tranquila Alegra que no te voy a matar y no te vas a matar- decía entre risas- nunca la había visto tan alegre, tal vez es verdad ella necesitaba esto reencontrarse con las cosas que le gustaban para sentirse mejor.

Me coloco unas cintas cruzadas en mi cuerpo y una en mi cintura junto con un gancho. Ella también se puso la misma cinta.

-          Pero si tu te tiras y vuelas y después vuelves en el aire y me golpeas- se que la pregunta es boba, pero lo vi una vez en una película de comedia y parecía dolerle al protagonista.

-          Que vamos a bajar y yo te voy a abrazar, además el agua no es tan profunda y esta cinta esta bien reforzada- dijo tratando de tranquilizarme.

-          Esta bien- accedí solo porque me iba a abrazar, ¡no! que digo accedí porque quería probar algo nuevo.

Nos paramos en una cabina alta del puente, ella detrás de mí, mientras yo sentía mis nervios y mis miedos a flor de piel ella trataba de tranquilizarme con sus manos en mi cintura.

-          Tranquila, no va a pasar nada, yo estoy aquí- al escuchar eso mis mejillas  se ruborizaron después de tanto tiempo y mi corazón latía agitado no por miedo, sino por sus manos abrazadas a mi cuerpo y su aliento en mi nuca y por esas palabras dulce que jamás creí que podría escuchar de sus labios.

-          ¿Están listas?- decía una chica de ojos mieles que al parecer era la encargada del lugar.

-          ¿Alegra?- dijo Francesca acariciando su aliento en mi nuca, algo que me produjo un leve estremecimiento e hizo que mi piel se hiciera de gallina.

Yo asentí con mi cabeza y la chica me coloco un gancho que conectaba con la soga de la cintura que estaba atada en el extremo de la cabina e hizo lo mismo con Francesca.

Cerré fuertemente los ojos, no podía moverme, tenía miedo, siempre fui una persona de tierra firme sin arriesgarme a nada y sin dudas con Francesca estaba viviendo emociones y cosas diferentes.

-          Respira y no pienses- dijo esto a tiempo que me empujaba y caíamos.

No puedo describir la sensación de vértigo y adrenalina que sentí, mi corazón latía a mil por horas y sentía como un mareo inminente, después de unos segundos pude abrir los ojos y sentí el viento chocar con mi rostro, estábamos por tocar el agua.

-          Aaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhh vamos a morir- grite mientras Francesca mas experimentaba me sujetaba mas fuerte y se reía, sentía su perfume, su rico perfume inundarme los sentidos y sus brazos darme seguridad. Podría morir así y no importaría. Cuando estábamos a varios metros de tocar el agua grite como nunca, pero no sentí mied,o no tenia miedo.

-          Siente la libertad Alegra- decía alzando los brazos.

-          Pero no me sueltes abrázame- dije con mucho pavor y nerviosismo.

-          Vamos siéntelo- dijo agarrando mis manos con las suyas- Siente la libertad- dijo mientras alzaba nuestras manos al aire y caíamos otra vez.

Así juro que no me importaría morir una y mil veces es verdad además del vértigo y la adrenalina te sentís libre, libre como el viento que golpea tu rostro además de que la mejor combinación era su cuerpo junto al mío.

Cuando llegamos al fondo y sin haber tocado el agua (gracias al cielo) nos paso a buscar una lancha.

Fuimos nadando hasta llegar a ella.

-          ¿Lo disfrutaste?- dijo mientras se quitaba el casco y dejaba al contraste del aire sus cabellos castaños sueltos.

-          Ha sido fantástico, gracias Francesca- dije sin poder salir todavía de mi asombro.

-          A mi también me gusto, siempre me gusta hacer esto- dijo esbozando una tímida sonrisa. Por dios era tan hermosa.

Nos quedamos en silencio mientras sentía su mirada penetradora en mi, solo el ruido de la lancha interrumpía nuestra armonía.

Que razón tenía ese chico Punk, Francesca tenía algo, ese algo que la hacía especial.

Al llegar a la orilla nos ayudaron a pararnos. Seguí los pasos de Francesca que subía rápidamente las escaleras hacia el puente otra vez.

-          Francesca, gracias- dije sujetándole la mano y parando su paso- Jamás había vivido algo como esto-

-          No hay de que- dijo inmutando una dulce sonrisa.

Paso algo muy raro e imprevisto, cuando ella subía uno de los cinco últimos escalones se resbaló y  yo como impulso espontaneo la sujete mientras con mi mano izquierda sujetaba el caño que rodeaba la escalera.

Mis manos en su cintura, sus ojos clavados en mis labios, los míos en los suyos y a solo cinco centímetros de distancia, sentí su respiración entrecortada y vi como su mirada me pedía a gritos un beso, ese beso que nos perdimos en el hotel, ese beso que nos falta para calmar esta necesidad que esta naciendo de mi.

Me acerque tanto, sin pensar sin poder reaccionar a nada más que su perfume enloquecedor y a su mirada embrujadora, cerré los ojos y ya no pude pensar claramente. ¡Estaba a punto de besar a mi cuñadita y nadie ni nada podría evitarlo!, ya que la suerte estaba echada al vacio, no me importaba nada en ese momento y mi cuerpo actuaba por inercia, por una necesidad que no entendía.

-          ¿Están bien?-  gracias, gracias chica linda de ojos mieles.

De inmediato al escuchar la voz de la chica, me separe de Francesca como reaccionando y rechazando a la tentación. Es ahora que la culpa me colmaba los sentidos, estaba a punto de besar a Francesca por segunda vez y si no hubiese sido por un tercero ya lo hubiera hecho hacia tiempo. Pero existe algo divino que no quiere que yo cometa esa locura y lo agradezco ya que, no me puedo controlar, no puedo contra esta atracción inminente que tiene mi cuerpo hacia ella.

-          Si- contesto Francesca volviendo a caminar delante de mi sin siquiera mirarme.

Le entregue el casco a la encargada mientras veía como Francesca saludaba amablemente a las pocas personas que estaban allí. Podría mirar embobada cada gesto de ella, cada movimientos, como se corría el flequillo y se lo acomodaba en la oreja, como hablaba sin darse cuenta que yo la  vigilaba, como se secaba el sudor con el dorso de la mano, cualquier cosa era una excusa para verla embobada, aunque esta fuesen las mas insignificantes del mundo. Pero yo no estaba enamorada de ella claro que no, solo me gustaba y a quien no le iba a gustar si era hermosa, una diosa.

Camine hacia la entrada buscando mi auto hasta que una voz me detuvo.

-          Señorita- dijo la chica de ojos mieles. Trotando para alcanzarme- Tome- dijo entregándome un juego de llaves, que eran del despacho y una del departamento.

-          Uiii, gracias- dije mientras las recogía, ¿Pero en donde tengo mi cabeza?

-          No hay de que- dijo regalándome un dulce sonrisa- Tome- dijo entregándome una tarjeta-

-          ¿Qué es esto?- dije sonriéndole coquetamente

-          Mi numero, por si quiere venir otra vez a hacer campus-

-          Primero que nada- dije sonriente- Tutéame- tome una pausa- Y segundo obviamente que vendré-

-          Teee esperooo- dijo un tanto nerviosa y tartamudeando - Te esperamos-

-          Me gusto mucho, no pensé que seria tan lindo un juego tan extremo-

-          Si, cada vez viene mas gente- dijo mas tranquila- No esperábamos tener en este día una visita tan linda- dijo coquetamente.

-          ¿Lo decís por Francesca?- dije mientras reía y le señalaba desde lejos.

-          No claro que no, lo decía por ti- esta mina me quería levantar.

-          Y yo de camino acá jamás pensé que me iba a encontrar con una profesora tan linda- seria gracioso seguirle el juego.

-          Pues ya vez- dijo con una sonrisa picara- Cuando quieras puedes venir a tomar clases de bungee gratis o a hacer otras cosas, la que tu quieras- ¿Eso sonó a insinuación?, a esta chica le faltaba más practica para poder levantar o para hacer de su seducción mas “elegante”. Era linda pero yo ya estaba comprometida.

-          Lo tomo por hecho- dije mientras le guiñaba un ojo- ¿Cómo te llamas?- me olvide que no sabia su nombre.

-          Lorenza- dijo en un tono seductor- ¿Y cuantos días te piensas quedar aquí?-

-          ¿Cómo sabes que no soy de acá?- dije tranquilamente.

-          Una chica tan hermosa como tú no pasaría desapercibida para mi- dijo coquetamente.

-          Pero Marsella es gigante- dije burlona.

-          Bueno, la verdad es que se quien eres, te conozco- dijo esbozando una dulce sonrisa.

-          Pues no se si me quede mas días, tal vez si, ¿Por qué la pregunta?

-          Pues, porque quería invitarte a salir esta noche o alguna noche- dijo esto corriéndose un mechón de su cabello.

-          Este- dije sintiéndome incomoda por su mirada casi de suplica.

-          ¿Puedes?- dijo dulcemente.

-          Este yo, no se si- dije insegura.

-          Vamos di que si, te enseñare lo lindo que es Marsella de noche- dijo sonando emocionada.

-          Estaa- cuando estaba por terminar la frase su voz me retuvo

-          Ella no puede- esa voz, esa tonada parisina- Ya tiene acompañante- dijo colocándose alado mío y apoyándose en mi hombro- ¿No es así Alegra?-

-          Claaarooo- dije un tanto nerviosa.

-          ¿Francesca esta es tu novia?- dijo la chica.

-          No, es mi cuñada- dijo tajante Francesca-

-          ¿Y entonces por qué te metes?-

-          Porque es mi cuñada golfa, no te metas con ella, no te gustaría créeme que si mi hermana se enterada no te quedarían ojos para ver- dijo esto altanera.

-          Me vale- dijo la otra sin quedarse atrás- Tu no tienes porque meterte.

-          ¿Qué te vale que?- dijo Francesca acercándose a la chica con violencia.

-          Eiii- dije sujetando a Francesca- Discúlpala Lorenza creo que Francesca se puso densa otra vez- dije mientras la cargaba a la fuerza al auto- Nos vemos.

-           Llámame- me gritó mientras yo forcejeaba con el cuerpo de Francesca.

-          En tu puta vida lo va a hacer- le grito Francesca, me sorprendió su actitud, jamás la había visto en una posición así, parecía estar celosa, pero tal vez la verdad es que quería corregir mi actitud y defender a su hermana.

-          ¿Qué te pasó Francesca?- dije ya en el auto.

-          ¿Qué me pasa que?, ¿Qué te pasa a ti?- dijo sumamente molesta- Tirándote a la profesora de bungee jumping-

-          ¿Es que hay algún problema?- dije sin contener mi risa por sus cachetitos colorados.

-          ¿De que te ríes idiota, quieres que le cuente a Chloé?- dijo hablando más acelerado.

-          ¡Que no Francesca!- dije entre risas- ¿Solo que no vez que le seguía la corriente?

-          ¡Si claro!- dijo dándose la vuelta.

-          ¿Aun así ese es tu problema?- dije tratando de vacilarla- ¿Estabas celosa?

-          ¡Pero por favor!, ¿de ti?- se rio exageradamente- Pero ni en tus sueños.

-          ¿Entonces?- dije aun entre risas- Tu con tu hermana no hablas, no sabes nada de ella y apostaría que no te importaría que yo le estuviese metiendo los cuernos si no te gustara- ¿para que engañarme, esto no lo hice para picarla, sino que para tener algún indicio de que si ella gustaba o no de mi, pero claramente estaba soñando demasiado alto.

-          ¿Escuchas lo que dices Alegra?- dijo dándome un leve golpe en el hombro- ¿Soy tu cuñada mujer, podrías dejar de tratar de levantarte a todo lo que tiene dos tetas?- se puso roja de furia. Sus ojos me miraban fijamente, sin bajarme la mirada y sus cejas estaban enarcadas. Me encantaba, me gustaba muchísimo, fastidiarla hasta poner su rostro colorado de la rabia, pero esa es su culpa por enojarse tan fácil con la gente.

-          Esta bien, era solo una broma no te pongas así- dije acariciándole la mejilla, acto que ella rechazo.

Estuvimos varios minutos en silencio, mientras yo tarareaba una canción y ella miraba como de costumbre el paisaje de la ventana. Pagaría por saber que pasa por su cabecita, por descubrí que la hace ser así, tan diferente a las demás, tan salvaje y espontanea.

Creo que eso es lo que me gusta de Francesca, que sea diferente, que sea el polo opuesto a su hermana, que se arriesgarse a sentir emociones extremas, con Chloé todo es recto y calculado, todo es aburrido y monótono, pero creo que yo también soy así y es por eso que hemos durado tanto tiempo.

Jamás tuve la necesidad de cambiar algo en mi vida, me gustaba todo así, perfectamente calculado y lo tenia todo, todo hasta que ella llego. Una mujer que no amaba con locura pero la amaba y la tenia por las noches para abrazarla, un trabajo digno, una familia que me apoyaba.

Creo que jamás pude ver mas haya de las cosas vanas de mi vida.  Hasta que conocí a Francesca, un animalito que no le importa chocar con las paredes para hacer lo que desea y sentir la libertad.

-          ¿A donde quieres ir ahora?- dije en tono dulce para suavizar un poco las cosas.

-          Quiero andar en moto- dijo con los ojitos verdes brillantes, me dio tanta ternura-

-          ¿Por qué te gustan las cosas peligrosas?- dije con una media sonrisa.

-          ¿Y tu porque eres tan aburrida y metida?- dijo serenamente.

-          ¿No es así como se debe ser?-

-          No, te voy a enseñar en estos días a divertirte- dijo regalándome una hermosa sonrisa.

La lleve al hotel, nos cambiamos, comimos algo y salimos al lugar que ella quería.

-          Espera- me dijo cuando estaba a punto de subir al auto.

-          ¿Qué?- dije extrañada.

-          ¡Que vamos en moto!- dijo risueña

-          ¿Que?, no- dije tajante volteándome otra vez para abrir la puerta del auto.

-          Porfa- dijo sujetando mis manos con voz de suplica y rostro del gato con botas,  intente negarme, pero mis piernas y mis sentidos flaquearon y no tuve mas remedio que hacer lo que ella deseaba, ella simplemente me podía.

-          Está bien, ¿donde pretendes que alquile una moto?- dije haciéndome la molesta.

-          Mira- dijo haciéndome un ademan con la mano- No tonta, para el otro lado- dijo señalándome-  detrás de ti a la izquierda.

Ahí vi una moto roquera amarilla y negra con dos cascos en los asientos, entendí porque llevaba la chaqueta negra motoquera, aunque le quedaba lindo y reflejaba su look rebelde.

Me reí de lo boba y manipulable que era por  Francesca y la mire una vez mas, con ojos diferentes, la mire como no debería mirarla, pero sin quererlo lo hice. Sus cabellos castaños claros despeinados, sus labios carnosos y rojos tan imposibles y anhelados por mi, su jeans rajados claros ajustados que la hacían tan sexi.

-          ¿Qué esperas te vas a quedar mirando todo el día?- dijo caminando hacia la moto-

-          Dios-  dije tan despacio que solo yo lo podía escuchar. Esa cola, por dios, ese caminar sexi. Cualquiera que me viera en ese momento se reiría de mi cara de babosa y ella al parecer me estaba provocando, estaba jugando con mis deseos y mis defensas- Ay por Dios deja el egocentrismo Alegra- dije para mis adentros, como si yo fuera algo para Francesca por favor, ella es hermosa y seguramente aunque fuese rebelde y malhumorada debería tener mínimo mas de una docena de seguidores. Además ella ya lo dejo claro, ella la chica rebelde y provocadora, soy su cuñada y no debo esperar nada más que eso.

-          ¡Vamos Alegra!- dijo colocándose el casco y unos lentes.

-          Woow, vamos a rockear- dije risueña- Que bueno lentes dámelos- dije tratando de quitárselos, eran unos ray bun, estilo rockero.

-          Dame mis wayfarer, que salieron caros- dijo molestándose y tratando de quitármelos.

-          ¡Que no! - dije quitando sus manos, con sutiles golpecitos.

-          Después me dicen infantil a mi- dijo suspirando haciéndose la molesta mientras arrancaba la moto.

-          ¡OH Yeah! nena- dije copiando la voz de un rocker y haciendo el signo con los dedos.

-          Tonta, ese signo es de paz y amor- dijo riendo, jamás la vi reírse de esa forma-

-          Jajaja- me contagio la risa- ¿Es en serio?-

-          Que si, es así- dijo haciendo cuernos con la mano-

-          ¿Pero eso no es de cuernudo?-

-          En que mundo vives mujer, que poca cultura- dijo burlona- Tienes menos calle que Venecia.

-          Pff- dije mirándole feo- ya vamos- me situé  detrás de ella, puse mis manos en su cintura mientras sentía el olor de sus cabellos inundar mis sentidos. Un estremecimiento me recorrió el cuerpo y me asusto, fue el mismo sentimiento que me inundo cuando bese por primera vez a Chloé. Ella encendió la moto y yo temblé, no por miedo a accidentarme porque confiaba ciegamente en ella, sino en su pierna rozándose con las mías, por el olor de sus cabellos tan cerca de mi nariz, mis manos en su cintura y ese miedo a enamorarme otra vez.

-          ¿Te sientes bien?, ¿quieres que lo dejemos?- dijo sintiendo mi nerviosismo.

-          No- dije sonando claramente nerviosa.

Ella palpo mi muslo derecho como signo de tranquilidad, gesto que me puso aun más nerviosa. Te odio, te odio Francesca, odio con toda mi alma sentirme nerviosa sin poder llevar las cosas a mi manera pero ella y solo ella era la única mujer en el mundo que podía hacer lo que quisiera conmigo, cuando lo quisiera.

Al principio iba despacio, a unos 40 km/h, cuando nos fuimos alejando de la ciudad aumento la velocidad hasta llegar a unos 90 km/h, fue allí que sentí la adrenalina en mi cuerpo. Cerré fuerte los ojos y presione mis manos más fuertes en su cintura. Ya no la estaba sujetando sino que la estaba abrazando.

-          Mira, mira Alegra- dijo gritando ya que no se escuchaba por el ruido de la moto-

-          ¿Eeeeeeeh?- no entendía bien lo que me trataba de decir.

-          Que mires el paisaje, míralo- dijo señalándome con el dedo los valles verdosos que nos regalaba Marsella.

Hundí mi rostro en su cuello, mientras veía el paisaje verdoso de Marsella. Sentí su estremecimiento, como si su piel fuese la mía.

No había dudas, ella sentía la misma atracción por mí, a ella le pasaba lo mismo que a mi.

¿Cómo lo supe?, algunas cosas no se pueden contestar porque no existen respuestas, pero fueron mis brazos y mi cabeza en su cuello y su respiración agitada, su vientre que se contraía mas rápido de lo que  se debería contraer un vientre en estado normal.

Todo el momento fue maravilloso, fue único e inolvidable. Siempre voy a tener presente esos quince minutos sin palabras; solo sentía su perfume en mi nariz, su vientre centrarse mas y mas por mi cercanía, mis brazos débiles, mi vientre llenos de mariposas, tal vez fue la adrenalina, pero esto era diferente, esto lo sentí la primera vez que bese a Chloé, pero no recuerdo que en ese momento mi estremecimiento, mis nervios y mis cosquilleos hayan sido tan intensos como en esta ocasión.

No me di cuento cuando ella paro la moto, ni tampoco tuve las ganas de ver en donde habíamos parado. Ella tampoco se movía y yo quería alargar lo más que pudiese ese momento, sabía que no habría otro.

-          Aleeegraa- dijo con vos temblorosa, recostando su cuerpo en el volante.

Abrí mis ojos y me encontré de repente con uno de las mejores imágenes que había visto en mi vida.

Estábamos en un puente viejo, donde se veía con mayor precisión los valles verdosos.

No hablamos, ni tampoco nos miramos,  solo se podía escuchar el caudal de agua debajo del puente.

Sus ojos estaban encantados mirando hacia el horizonte, mientras yo la miraba a ella. Ella miraba serenamente el paisaje recostando todo su cuerpo en el borde del puente.

No quise acercarme ni interrumpir su pasibilidad. Que diferente que era Francesca a los ojos del mundo para lo que realmente era ella.

No era más que una mujer libre a la cual querían encerrar y como todo pajarito enjaulado buscaba con todas sus fuerzas la libertad. Esto la hacia feliz, esto y nada mas que esto, sentirse libre, sin tener los dedos de nadie apuntándola y juzgándola. Me sentí culpable de las palabras juzgadoras de la noche pasada y más aún porque después de esto sabia que era la única persona  que ella había dejado conocerla aunque sea un poco.

“Ella me mostro un mundo diferente y sub-real”

Me acerque lentamente sin perder de vista nada, quería guardarlo en mi memoria todo, su cabello castaño despeinado por el viento, su mirada clavada en ese paisaje.

Me recosté al lado de ella sin decir ninguna palabra, solo miraba a la dirección que lo hacían sus ojos.

Acerque tímidamente mis manos y las coloque cerca de las suyas, no me animaba a agarrar su mano, tenia miedo una vez mas al rechazo y a arruinar el momento.

Para sorpresa mía, fue ella quien sujeto mi mano. La sujeto fuertemente como si quisiese descargarse con algo.

Después de dejar casi marcada mi mano, sin que su mirada se moviese ningún segundo del plano que divisaba, se giro y me abrazo fuertemente.

-          Fran- dije acariciándole los cabellos mientras la abrazaba más fuerte.

Ella no dijo nada, parecía que quería llorar pero no podía hacerlo. La abrase varios minutos, sin darme cuenta de nada a mí alrededor, como casi siempre.

Se separo de mí y se volvió a colocar en la misma posición.

-          Me gusta mucho este lugar- parecía que quería mostrarse arrepentida por su acción ya que su voz volvió a sonar fría.

-          Es hermoso- dije acercándome otra vez a la barra- Como vos-

Ella al escuchar esto se voltio de inmediato, como buscando cerciorarse de que lo que había escuchado era cierto y yo solo me deje llevar sin pensar, solo haciendo y diciendo lo que sentía en ese momento.

Me le acerque tanto que sentía su aliento soplarme la nariz, ella estaba nerviosa, temblorosa. Sus ojos me pedían a gritos que parada.

-          Mira- dijo nerviosa-

-          ¿Ha?- dije despertándome del embrujo de esas dos perlas verdes.

Veíamos como el sol caía, sin movernos, ella por miedo a que volviera a intentar besarla y yo por el miedo de hacerlo.

Me gire y la mire, mientras ella disimulaba prestar atención al sol que caía pero me miraba de reojo, con cierto nerviosismo que pude notar. Me gire y mire otra vez el hermoso paisaje, pero lo que me importaba no era el paisaje, ni el hermoso sol que caía y le daba un toque de romanticismo y ternura a la situación, sino eran sus ojos posados en mi, su cuerpo tan cerca del mío y su dedo meñique a unos milímetros de mi mano.

Ella se giro de repente y sus ojos se posaron sobre los míos. Parecían que brillaban más que la luna, era una mirada llena de ternura y con miles de palabras contenidas, jamás vi a alguien mirarme de esa forma, ¡Jamás la vi a Francesca mirar así a algo o a alguien!, se mordió el labio inferior como si me quisiera decir miles de palabras contenidas y no se animaba a hacerlo.

Entrecerré mis ojos y los volví a abrir, para cerciorarme que no estaba soñando, que ella me miraba de esa forma y era real.

Sentí como un escalofrió me recorría toda la espalda y mi corazón latía a mil, después de tanto tiempo, ni siquiera en la mañana había sentido una emoción similar, esa adrenalina recorrerme todo el cuerpo, ni siquiera estar en el aire de cabeza se comparaba a la emoción de ese instante.

Sentí timidez de sostenerle la mirada, algo muy raro para mí y mi seguridad, pero lo sentí, quería correr de allí para no cometer ninguna locura,

¿Por qué simplemente no puedo tratarte como una más Francesca? tratarte por lo que verdaderamente sos, mi cuñada, mi pequeña cuñadita; una niña y una mujer salvaje y dulce a la vez.

¿Cómo puede ser que te hayas metido dentro mío en tan poco tiempo y sin quererlo?

Vamos que si me sigues mirando así me voy a morir de amor por vos.

¿Habrá sido tu forma de ver y sentir el mundo tan diferente lo que me embrujo?

-          ¿Por qué me miras así?- dije tragando saliva tímidamente.

-          ¿Así de que forma?- dijo casi en un susurro de forma dulce.

-           Así como si- no me animaba a decirlo, tenia miedo de las consecuencias ¿Y si eran suposiciones mías o estaba imaginando? cometería un gran error si le dijera “Tus ojos brillan como si con ellas me quisieras decir algo, como si me quisieras decir lo que estoy sintiendo en este momento”, además de cursi seria desubicado de mi parte.

-          ¿Cómo si que?- indago  con inseguridad en su tono.

-          Nada, olvídalo- dije haciendo un ademan con la mano y girándome.

-          Dime- dijo insistente.

-          No es importante-

-          Quiero saberlo igual- dijo mas insistente- ¿No confías en mi?- ¡como te gusta he!, como te gusta manipularme, en algo te pareces a tu hermana, en lo irresistible y curiosa.

-          Esta bien- suspire profundamente ¿Y ahora que le digo? Me quede pensando varios segundos si decirle la verdad o mentirle, hasta que igual que su hermana la impaciencia le pudo.

-          Vamos dilo- dijo agitada.

-          Me gustan tus ojos- dije mirándola fijamente- Son raros y me encantan-

-          Pueees- dijo con una media sonrisa. Sus mejillas se tornaron ruborizadas y casi muero de ternura y amor cuando vi esa media sonrisa formarse en su rostro.

-          Sos hermosa- dije acariciándole las mejillas. No pensé en lo que hacia, como todo lo que vivía con ella, espontaneo sintiendo sin pensar.

Quien lo hubiese pensado, yo  la mujer mas calculadora y fría del mundo, tan impulsiva en este momento y rendida a los pies de una chica rebelde y desinteresada.

Necesito urgentemente que algo me haga  reaccionar, porque sino no podré controlarme.

PD: cortito no tuve mucho tiempo para escribir, en esta semana estaré colgando la segunda parte que es la versión de Francesca.

Dedicado a Fran que corrigio el relato, a Laurita que le prometi la dedicación, a Moni gracias por apoyarme, a Ojitos lindos por ser tan dulce y ayudarme con algo y a Fernanda por su apoyo incondicional.

Saludos a todos/as las lectoras y agradecería sus comentarios y valoraciones según sus criterios  para poder mejorar la historia.

(No me olvido que les debo La Turca)

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