Fran, putita de su cuñado y corneador de su jefe
Llega la hora de la historia de Fran. Bisexual, cornudo y corneador. Una maquina sexual. Nuevo capitulo de la serie del probador del centro comercial. No dejen de leer y valorar el resto de relatos
La historia de Tina y como se convirtió en la esclava sexual de su amiguita Berta; el recuerdo de la follada que me pegó Brahim aquella mañana en la frutería y ahora el morboso relato de como una putita francesa había desvirgado a Dani me puso que me subía por las paredes. Fran se dio cuenta de cómo tenía el coño, señal de que me conoce bien, y al preguntarme que me pasaba estallé: necesito que alguien empiece a comérmelo. Y mientras decía eso metía mis dedos por la braguita en dirección a mi empapado chumino. Fran hizo el gesto de venir hacia mí, pero Tina lo detuvo.
- Alto campeón, Aún no hemos escuchado tu historia picante
Fran se rebotó. Se notaba que estaba cachondo y no solo por el bulto que se marcaba en su pantalón. Respiraba agitado, señal de que tenía ganas de sexo.
- Tampoco yo he escuchado las vuestras, contestó Fran
- Si quieres te las contamos cuando tú acabes, aunque supongo que cuando eso suceda preferirás follar con nosotros. Dijo Tina sonriendo y mirando maliciosamente como mis dedos frotaban mi raja.
Está bien, dijo Fran, os contaré alguna de mis aventuras.
"… no tuve la suerte de Dani y mi primera experiencia sexual, no fue tan temprana, ni morbosa, ni placentera. Fuimos de excursión un fin de semana a la montaña los compañeros y compañeras del trabajo y por la noche, después de unas cuantas copas, una de las chicas del grupo me llevó a la cama. Os podéis imaginar que no era la más guapa ni la más popular. Fue todo muy rápido: me despelotó, me chupó la polla, yo me comí su conejo depilado, es si, y después, con un mete y saca bien rápido le llené el coño de leche.
No sé qué contaría ella de aquella noche, pero a partir de entonces, las compañeras empezaron a mirarme de otra manera y una de ellas, Maite, empezó a tirarme los trastos bárbaramente. Al final caí en sus redes.
Maite era una autentica ninfómana, siempre tenía ganas de follar, a cualquier hora y en cualquier lugar. Imaginaos lo que eso supone para un tío joven en plena efervescencia sexual. Yo estaba en la gloria. Follamos en el cine, en los lavabos de una estación; me chupaba la polla en la montaña, en un ascensor; hasta llegué a comerle el coño en el trabajo. Una tarde, cerca de Navidad, fuimos a comprar regalos a un centro comercial. Después de pasar por una tienda de lencería, Maite se puso supercachonda. El centro comercial estaba lleno, por lo que era complicado poder montárselo allí. Por suerte, se le ocurrió que podíamos ir a su casa. Ya subiendo en el ascensor, se quitó el sujetador para que le sobara las tetas. Al entrar en la casa, nos desnudamos por completo, sin mirar ni dónde dejábamos la ropa. Esparcida por el suelo del comedor quedó toda nuestra ropa, incluidas sus bragas y mis calzoncillos. Se subió encima de la mesa del comedor y se despatarró: era su forma sutil de decirme que quería que le comiera el coño. Y eso hice, me amorré a aquella fuente y empecé a chupeteárselo. La tía estaba como loca y a cada pasada de mi lengua por su clítoris, pegaba un grito más fuerte. Métemela ya cari, me pidió, pero yo también quería juerga antes del ñiqui-ñiqui, así que me levanté y fui a meterle la polla en la boca. ¡Como chupaba la muy guarra! Entre mis jadeos y los suyos, no tuve oportunidad de oír la puerta. Sólo escuché la voz de su hermano diciendo: ¡Joder! Menuda orgía tenéis liada. Me volví y pude ver al chico, como entraba desabrochándose los pantalones con una mano mientras con la otra se llevaba las bragas de su hermana a la nariz. Que zorra eres hermanita, como te gusta que te den caña. Más puta y no naces, le dijo. Se sacó la picha morcillona del calzoncillo y después de restregársela por la pipa empapada y ponerla bien dura, ensartó a mi novia, su hermanita. Ahora Maite gemía más que nunca, se metía mi polla hasta la garganta y me miraba con una cara de guarrilla que indicaba que su disfrute era total. Aquella situación me tenía indeciso: no sabía si salir corriendo o liarme a hostias con aquellos dos. Pero para mi sorpresa, mi polla seguía durísima y no podía quitar la mirada de la follada que le estaba metiendo su hermanito a Maite. Como la bombeaba, la levantaba de la mesa a cada estocada de su pollón, porque el chico calzaba una buena herramienta. Los gemidos de mi novia iban aumentando de nivel y de frecuencia, señal de que estaba disfrutando la follada que le metía su hermano. Enseguida escuché el gritito típico de Maite cuando se corría y acto seguido, el hermanito bufando y sudando se corrió también dentro del coño de mi novia, dejándose caer encima de ella y aprovechando para chuparle las tetas. Maite que zorra eres. Dejas que te follen delante del cornudo de tu novio. Tras un breve momento en que Maite no paró de mamarme el pito, Robert, que así se llamaba el hermano, se la sacó y pude ver cómo chorreaba la lefa de Robert por todo el conejo de Maite, cayendo sobre la mesa. Entonces, Robert hizo otra cosa sorprendente: recogió con su dedo una buena cantidad de semen del coño de su hermana y lo llevó hasta mi boca. La sorpresa fue que yo, sin pensármelo, abrí la boca y chupeteé el dedo pringado con la leche de aquel chaval. Luego, acercó su boca a la mía y me metió la lengua, morreándome a placer durante más de un largo minuto, en el que Maite no dejó en ningún momento de chupar mi polla, mientras se acariciaba el coñito. Venga torete, fóllatela a placer, ahora que tiene el coño buen abierto, empapado y bien lubricado. Seguro que te gustará la sensación de meterle la pollita a tu novia después de que otro tío se lo haya taladrado. Vamos cornudín... y cogiendo él mismo mi tranca que estaba dura, la puso en la entrada mojada del chichi de Maite y me ayudó a penetrarla como si se tratase de un mamporrero. Yo, la verdad, estaba cachondísimo. La sensación de calorcito cuando mi pene estuvo dentro de la vagina de Maite llena de los mecos de su hermano me gustó. Empecé un mete y saca suave mientras Robert me decía guarrerías al oído que hacían referencia a mi condición de cornudo y homosexual, básicamente, y me metía su dedo en la boca para que lo chupara. Eres un comepollas de cojones, con ese bigotito de furcia que llevas, ganas me dan de meterte toda mi polla en la boca, me susurraba al oído Robert. En un momento dado, me sacó el dedo de la boca y el mismo escupió en él. El mete y saca a Maite se iba acelerando y empezaba a salir el semen de Robert del coño de mi novia con cada bombeo, cosa que me excitaba aún más. Robert había dirigido sus dedos a mi culo y untándome la saliva en el ano, me los empezó a introducir de golpe. Di un grito de dolor, pero él siguió follando mi culo con su dedo, a pesar de mis protestas.
Rápidamente el dolor pareció desaparecer y, por contra, mi pene estaba más duro que nunca y notaba mis pelotas cargadísimas de semen. Robert estaba haciéndome el primer masaje prostático de mi vida y me tenía loco. Que marica eres Fran. Dijo Robert con todo el despreció del mundo. Por lo que me decía Maite, pensaba que eras más macho, pero yo sabía que eras gay y que a la primera ocasión abrirías tu culo como una furcia. Has de saber que me tiro a tu novia cada día desde hace años, le follo el coño, le doy por el culo y me corro en su boca porque le encanta mi leche calentita. Es mi putita y a partir de hoy, también te follaré a ti. Serás mi putita maricona. Susurraba en mi oído, con tono de desprecio. Maite ya se había vuelto a correr y yo estaba a punto. Robert lo sabía y me sacó la polla del conejo de su hermana. Al mismo tiempo, sacó los dedos de mi culo, me inclinó hacia el cuerpo de Maite, dejando todo mi culo en pompa y sin que dejara de pajearme, me colocó su enorme capullo en mi agujerito y me penetró a lo bestia causándome tal dolor que casi me desplomo allí mismo, aunque él me sujetó. Me estaba sodomizando. Era verdad que me había convertido en su putita maricona. Al principio mi picha bajó de tamaño, pero con el bombeo continuo de Robert, pronto recuperó todo su tamaño y dureza. Igual que había hecho con su hermana, los pollazos que me metía aquel chaval me levantaban del suelo y el último ya fue apoteósico. Noté como me llenaba el recto de leche caliente y aquella sensación fue tan placentera que aceleré mi pajote hasta correrme encima de la mesa, entre las piernas de Maite, mientras el chico me giraba la cara y volvía a comerme la boca. La gran cantidad de semen que solté se mezcló con la leche de Robert que había salido del coño de Maite. Robert sacó su tranca de mi culo y cogiéndome la cabeza por los pelos, llevó mi cara hasta la gran lefada que había soltado en la mesa, obligándome a dejarla bien limpia, sin restos de semen. Maite mira, la guarrilla de tu novio se va a comer todos los mecos que hemos soltado en la mesa. Anda zorra , le dijo a ella , ven aquí y cómele el culo con toda mi lefa y cuando acabéis os ducháis que no me gustan las guarras sucias. Ahora sabéis los dos quién es vuestro macho y el próximo día os vuelvo a petar el culo, que sé que lo estáis deseando.
Después nos fuimos a cenar los tres y era como si la sesión de sexo que habíamos tenido no hubiera sucedido. Robert estuvo encantador y amabilísimo y Maite más cariñosa que nunca. Pero aquella misma noche corté con ella.
Cuando llegué a mi casa, me fui al baño, busqué una pomada hemorroidal y unté bien mi ano porque me escocía bastante, pero como llevado por el deseo, un dedo se coló dentro y empecé a moverlo, mientras mi otra mano pajeaba mi polla. Me masturbé, recordando el sabor de la boca de Robert mientras me besaba y compartíamos su semen y recordando los pollazos que me había pegado aquel, hasta que eyaculé..."
- Vaya bomba has soltado, querido Fran. Dijo Dani. Creo que tu chica aún está en choc. Pero dime una cosa ¿por qué la dejaste?
- Está claro, dijo Tina. Creo que Fran no lleva muy bien el tema de los cuernos.
- No es eso Tina. Soy consciente de que en una relación a veces uno de los dos necesita cosas que su pareja no le puede dar, incluso diría que una aventura extra-matrimonial puede ayudar a la relación. Yo mismo ayudaría a Álex a que tuviera una experiencia sexual que la satisficiera y estoy seguro de que ella lo disfrutaría y lo agradecería. Pero en este caso me dio miedo enamorarme de aquel macarrilla, aquel macho alfa, porque sabía que me sometería por completo a su voluntad y acabaría convertido en su verdadera putilla. Contestó Fran.
- ¿Perdonarías entonces una infidelidad? le preguntó Tina
Yo estaba como en otro mundo. Flipaba con la historia de Fran. Mi Fran había sido la puta de un niñato que encima era el hermano de su novia y además era su corneador. Encima decía que no le importaría que yo le pusiera los cuernos si disfrutaba de la experiencia sexual con otro, la cual cosa me abría la posibilidad de confesarle el polvazo que me pegó Brahim. Y aquello me había pues tan cachonda que me faltaba poquito para llegar al orgasmo con la paja que me estaba haciendo.
- Déjame que acabe con la segunda parte de mi historia y te responderé .
Aún había más tela. Ups.
"... me quedé muy deprimido después de cortar con Maite. Uno de mis jefecillos, Manu, era un chico muy majo, un poco mayor que yo, pero muy simpático y agradable. Estaba casado, pero no tenía hijos. Nos hicimos muy colegas y nos contábamos cosas íntimas. Así, sabía que su mujer era bastante ardiente en la cama y tenía más sexo del que él podía darle, con lo que su chica se quedaba muchas veces insatisfecha y no sabía qué hacer. Además, a él le iban también los tíos, aunque nunca había tenido ninguna relación con hombres. Solo cuando era adolescente había tenido sexo con su mejor amigo. Yo le conté también mi tema con Robert y que echaba de menos las sesiones de folleteo con Maite. Ahora lo único que puedo hacer es matarme a pajas pensando en las tías, como tu mujer que está muy buena , le dije.
Un sábado fuimos de barbacoa todos los del trabajo. Allí conocí en persona a la mujer de Manu. La verdad es que sin ser espectacular la tía estaba bastante buenorra. Llevaba unos shorts tejanos pequeñitos que le dejaban ver el tanga de tirachinas que llevaba puesto y una camisetita bien apegada que le marcaba todos los pechos incluidos los pezones. Comimos y bebimos bastante todos y ella pasó más tiempo conmigo que con su marido. Después de la comida la gente empezó a desaparecer y nos quedamos ella y yo solos. Los dos estábamos bastante perjudicados y no parábamos de reírnos de tonterías. Ella lio un porro y me ofreció fumárnoslo. Aquello fue el remate. Empezó a hablarme de sexo y a contarme la que sería su fantasía sexual de hacer un gang-bang con un montón de tíos y que acabara en un bukake donde la cubrirían de lefa por todo el cuerpo. Nos pusimos súper cachondos. Yo, de tanto en tanto, me sobaba el paquete y ella se acariciaba las peras, hasta que me agarré a sus tetas, subiéndole la camiseta y empecé a chuparle los pezones. Le metí mano y tenía el coño chorreando. Ella tampoco perdía el tiempo y casi sin darme cuenta me había sacado el cipote del pantalón y me la meneaba sin parar. Le desabroché y bajé los shorts hasta los tobillos y poniéndola de espaldas le aparté el tanga y le metí la polla hasta el fondo sin ninguna oposición de lo mojado que lo tenía. Le metí un pollazo tras otro con todas mis ganas. ¡Como apretaba mi picha la tía con la musculatura de su vagina! Al final llegó al orgasmo mientras la bombeaba y le comía el cuello al tiempo que ella se acariciaba la raja y yo me corrí en el interior de su coño. Oímos la voz de Manu, y nos vestimos los dos corriendo sin tener tiempo ni de limpiarnos un poco. Me acababa de follar a la mujer de mi jefe, que había demostrado ser bien puta.
Pasaron los días y una mañana volvimos, en el trabajo, al tema del sexo. Manu me preguntó qué pensaba del tema de los cuernos. Yo le dije que era un tema secundario para mí.
- Lo importante es que la churri me quisiera.
-Y si gozase más con el otro, tú que pensarías, me preguntó.
- No sé tío , le respondí. Creo que le das demasiado al coco y te lo digo yo que me los han puesto bien.
- A mí también me los han puesto, Fran. El otro día, encontré una tanga de mi mujer toda manchada de lefa, y no era mía, te lo aseguro ya que hace más de un mes que no tenemos relaciones sexuales. Le pregunté y me contestó que había follado con un chico y que se había quedado con ganas de más. Quiere probar un trio. ¿Te lo puedes creer?
- Pues si queréis yo me apunto , le dije riendo a Manu, que tu mujer está para echarle un buen polvo, no te ofendas.
Ahí quedó el tema, hasta que unas semanas después, Manu, después del partidillo de futbito de los jueves, en el vestuario me comentó.
- Fran, ¿Te tirarías a mi mujer delante mío? He estado pensando en lo que me dijiste. Se lo propuse a Rosa y ella estaría encantada de montárselo contigo.
- Manu eso ni se pregunta. He perdido la cuenta de los días que hace que no la meto en caliente y perdona que te lo diga, pero se me ha puesto dura sólo de pensarlo. Claro que aceptaría, si a ti te parece bien.
- Ya lo veo tío, guárdatela que se te sale la churra por el pantalón y aún te meteré un buen chupeteo , me dijo Manu riendo. Ya te contaré .
Quedamos una noche para cenar en casa de ellos, por cierto, que está cerca de aquí. La tía estaba espectacular, con un vestidito azul marino ceñido y se notaba que no llevaba sujetador porque se le marcaban todos los pezones. Después de la cena nos sentamos los tres en el sofá, con Rosa en medio de los dos. Habíamos bebido los tres y estábamos bastante desinhibidos, pero los tres sabíamos que hacíamos allí. Manu empezó a acariciar las tetas de su mujer y ella, que ya estaba bastante excitada, echó la cabeza hacia atrás y se abrió de piernas. Yo tenía ganas de meterle mano a la entrepierna de la niña, pero no me atreví. Manu, le sacó las tetas y empezó a chuparle una. Cuando llevaba un ratito me dice:
-Quieres chuparle las tetas a mi mujer, Fran.
-Lo estoy deseando , y me tiré como un lobo a por ellas.
-Si quieres, puedes meterle mano también.
Y eso hice. Por fin pude meter la mano por debajo del vestidito y llegar hasta el coño de aquella chica. No llevaba bragas, la muy guarra y tenía la raja empapada de flujos. Yo tenía la picha tiesa y mientras chupeteaba los melones de Rosi, que así era como la llamaba Manu, podía ver cómo ella le había sacado la polla a su marido y le pajeaba sin parar. A mí también me había desabrochado los pantalones y me los había bajado, pero solo había tocado mi polla por encima de la ropa, suficiente para que, con la calentura que llevaba y el tiempo que hacía que no chingaba, acabara corriéndome en los calzoncillos.
- Quieres que Rosi te chupe la polla Fran, me preguntó Manu.
- Acabo de correrme en los calzoncillos tío. Preferiría comerle el coño, que lo tiene empapado como a mí me gusta.
- Claro cariño, dijo Rosi . Cómetelo todo, que el maricón de tu amigo no sabe apreciar lo que tiene.
Creo que fue la comida de coño más breve de la historia pues en apenas un par de minutos a Rosi le vino el orgasmo y se meó de gusto en mi cara. Como mojaba la muy puta.
- Que bien lo comes, Fran. Ahora quiero que me la metas. ¡Fóllame bien duro papito!, me dijo , como aquel día en la montaña, que me mataste de gusto.
Miré a Manu, al tiempo que notaba que mi pene se desinflaba dentro aún de mi slip.
- Lo sé todo Fran. Yo le propuse a Rosi que follara contigo aquel día. Con aquel polvo rápido, la dejaste bastante satisfecha, algo que yo no siempre consigo. Y ahora, si me dejas, vamos a intentar recuperar tu empalme.
Y diciendo eso, me bajó los manchados calzoncillos, me agarro la pija, llena aún de mi propia lefa, se la metió en la boca y empezó a chupetearla. Cuando la tuve bien dura, Rosi se puso en cuatro en el sofá, ofreciéndome aquel precioso culazo que gastaba.
- Clávamela papito. Tu hembra está caliente. Quiero que me hagas tuya. Poséeme.
Me coloqué detrás de ella y apuntando el capullo hacia su coñito, la penetré de golpe y sin miramientos.
-Fran, que ganas tenía de volver a sentir tu polla en mis entrañas. Fóllame, cariño. Fóllame bien duro. Quiero ser tu puta, trátame como la guarra que soy.
Me decía mientras la bombeaba una y otra vez con todas mis fuerzas como hice el día que me la había tirado en el campo. Manu, se había colocado entre nuestras piernas y lamia el coño de Rosi a la vez que chupaba mis peloteas y mi picha.
-Fran, cariño, me estás matando. Voy a correrme. Dios, no puedo más. Me estoy corriendo
Dijo mientras gritaba y de su coño salía un buen chorro de orina, que fue a parar a la cara de Manu.
-Sigue moviéndote Rosi, me voy a correr yo también, le dije, me corro ya!!!
-Córrete dentro de mi coño, Fran. Lléname otra vez con toda tu lefa.
Y eso hice. Solté unos buenos trallazos de semen en el chocho de Rosi y cuando me salí de ella, se sentó en el sofá, se abrió de piernas y Manu se amorró a su coño chorreante de mi esperma y empezó a comerle toda la cuca. Yo les estaba mirando y vi cómo, poco a poco, la picha morcillona de Manu se ponía tiesa y dura. Me tumbé en el suelo entre sus piernas, me la metí en la boca y empecé a chupársela. Nunca me había comido una polla, pero estaba tan caliente que no me importó y creo que a Manu tampoco porque no tardó ni cinco minutos en correrse en mi boca. No soltó muchos mecos, pero me los comí todos. Luego vino cuando Rosi y Manu me pidieron que le diera por el culo al chico. Y así hice. Le peté el culo hasta que me corrí dentro y Rosi, fue está vez ella la que limpió el agujero de su marido de la lechada que había recibido. Aquella noche dormimos los tres juntos, en su cama, y de madrugada aún hubo oportunidad de echar un nuevo polvo con Rosi…”
-Alex, tu marido es una autentica maquina sexual , me dijo Tina. Estoy deseando que me de bien duro el papito, como a aquella guarra.
Dani le hizo una pregunta intrigante a Fran, si había algo en el culo de Rosi que le hubiera llamado la atención.
-Bueno, Dani, aparte de que lo movía de cojones, es verdad que tenía una mancha de piel mas clarita en forma de triangulo en uno de los cachetes .
- ¡Lo sabía tío!¡Era mucha casualidad, pero lo sabía! Manu, para mí, es Lolo y su mujer, Rosi, es mi hermana. Te has follado a mi hermana y a mi cuñado. Yo fui el colega que tuvo relaciones sexuales con Manu y me ha sorprendido ver lo puta que llega a ser mi hermana. Joder, pero me he puesto cachondísimo con la historia y hasta me han dado ganas de follarme a mi propia hermana. Seguro que cuando la vea, la miraré con otros ojos..
Entonces ya intervine yo.
-Fran, he de confesarte que te he sido infiel.
-Lo sé Alex. Ya dije antes que no me importaba ser cornudo si tú eras capaz de gozar y disfrutar de una polla ajena. Yo le propuse a Brahim que te llevara al huerto. No te enfades, pero deseaba verte con otro tío y no me defraudaste. No sólo gozaste con la follada que te metió el frutero, sino que además supiste después decirle basta. Cada vez que veo el video con la follada de boca que te pegó y los pollazos que te metía, me pajeo hasta correrme como un mono.
-Eres un cerdo, Fran. Pero te amo. Gracias por dejarme disfrutar de la polla de Brahim. Y ahora, haz el favor de darle caña a Tina que lo está deseando y yo necesito con urgencia correrme en la boca de alguien, que no puedo aguantar más. Dani, Tina, comedme la rajita por favor.
Bueno chicos ya veremos ese video otro día, dijo Tina. Esto parece que se anima…