FotoX online
Era todo virtual. La magia de imaginar lo que no puedes hacer en la vida real le parecía una aventura que él estaba dispuesto a protagonizar. La virginidad online era un tesoro que estaba dispuesto a regalar con tal de ver cumplido su deseo de verla desnuda.
A él le excitaba mucho pensar en la boca de ella llena de semen. Imaginando cómo se tragaba todo relamiendo los labios mientras le sonreía con maldad al saborearlo. Le gustaba pensar en las corrientes eléctricas que acompañaban a cada uno de sus chorros mientras también la manchaba toda su cara.
Era todo virtual. La magia de imaginar lo que no puedes hacer en la vida real le parecía una aventura que él estaba dispuesto a protagonizar. La virginidad online era un tesoro que estaba dispuesto a regalar con tal de ver cumplido su deseo de verla desnuda.
La imagen que ella tenía en su perfil era una mirada en blanco en y negro que él la coloreaba con deseos. Esa mirada pronto se quedó pequeña. Él quería conocer que había tras esa mirada inocente, pero atrevida. Venció su timidez y se lo pidió. Quería verla entera. Ella aceptó con una condición: quiero que me cuentes lo que piensas mientras las ves. Y quiero que te deshidrates por culpa del orgasmo que te quiero provocar.
La primera foto que recibió era totalmente vestida. Una falta corta enseñaba unas piernas blancas y suaves que competían con el escote que se veía en su camiseta. A él le gustaba imaginar lo que no se veía. Cómo serían sus pechos, sus pezones, su vagina, su clítoris… Cuando se quiso dar cuenta su pene estaba muy duro.
La segunda foto fue en ropa interior de espaldas. Le gustó mirar su culo. Le encantó. Se imaginó cogerlo con las dos manos fuerte mientras la abría de piernas para lubricarlo con las puntas de sus dedos primero, y luego entrar en él despacito. Poco a poco. Y una vez dentro enseñarla a descubrir nuevos placeres con los que aumentar su placer sexual-
La tercera foto fue en ropa interior de frente. No se fijó en la tela del sujetador, se fijó en lo que debía existir tras él. Unos pechos grandes y firmes que debían esconder unos pezones duros y dulces que estaba deseando morder y lamer. La braguita escondía su vagina. Se volvía loco pensando en cómo debía de saber. Quería llevárselo entera a su boca para besarlo y sentir cómo se mojaba.
La siguiente foto era de sus pechos desnudos. Eran aún mejores de lo que se había imaginado. Sus pezones eran perfectos. Duros y carnosos. Los pechos eran grandes. Pensó en cómo sería meter su pene entre ellos. Y en cómo sería verlos llenos de sus semén. Le gustó la sensación. Notó como su erección no podía ser más grande. Se metió la mano para empezar a masturbarse. Se notó muy húmedo. Aprovechó el líquido para frotar lentamente el glande con la yema de su dedo índice. Gimió. Empezó a sentir un deseo enorme de llegar al orgasmo. Pero esperó porque sabía que aún había más fotos.
La siguiente imagen recibida fue de ella totalmente desnuda. Notó como se electrocutaba. Quería entrar en la imagen. Vio su vagina depilada. Se la imaginó depilándose y también le encantó. Quería agarrarle los pechos mientras le metía los dedos en su vagina. Intuía que debía estar muy mojada. Él sabía que ese líquido lo usaría para mojar sus pechos y pezones para luego lamerlos. Y también que lo usaría para excitar de forma natural su culo. Pero sobre todo, quería meter ahí su lengua. Quería desgastar su clítoris a lametazos mientras ella estaba abierta de piernas y él le abría su vagina ayudándose de las manos.
La última foto fue de su clítoris. Tuvo que hacer un esfuerzo grande para no alcanzar el orgasmo. Le dolía el pene de lo grande que estaba. Notaba como goteaba de forma incesante. El clítoris era hermoso y carnoso. Se imaginó besándolo y mojándolo con sus labios mientras lo masajeaba con se lengua. Al principio despacito, con movimientos circulares. Y cuando escuchase su respiración acelerarse aumentaría la velocidad, mientras también lo absorvía con su boca y le metía un dedo en la vagina. Luego tocaría los pechos con la otra mano, agarrando los pezones con los dedos. Y cuando notara que aún se le aceleraba más la respiración, la excitaría analmente con el dedo, para meterlo cuando estuviera gritando de placer y llegara al orgasmo. Estaba seguro de que a ella le gustaría.
Él ya no podía más. Sabía que iba a llegar al orgasmo rápido. Y lo iba a hacer masturbándose únicamente con el roce de sus dedos en su glande. Se imaginó entrando en su vagina lentamente, sintiendo como llegaba hasta el fondo de ella. Sintiendo como ella se acercaba a su segundo orgasmo mientras notaba su embestida. La puso de espaldas a cuatro patas y continuó penetrándola. Ahora, todo lo rápido que podía. Sentía cómo ella iba a estallar de placer. Y él también.
Cuando ella empezó a correrse, la dio la vuelta y la metió el pene en su boca. No le dio tiempo a llegar a tiempo y el primer chorro la mojó la cara. El resto ya le llegó a su boca justo cuando ella gemía y gritaba del placer de sentirse electrocutada por el orgasmo salvaje que había tenido. Le sonrió con la boca llena de semen. Luego la cerró y la volvió a abrir sin nada dentro.
Por sorpresa, recibió una foto más. Era una imagen de la mano de ella empapada. Ahora era él quién sonreía.