Fotógrafo de Bodas, mi primera boda gitana (1ª p)

He de reconocer que cuando se habla de gitanos, siempre me había dado mucho respeto, casi temor. Rocio se encargó de que entendiera un poco de su cultura...

Gitano:  Se dice de los individuos de un pueblo originario de la India, extendido por diversos países, que mantienen en gran parte un nomadismo y han conservado rasgos físicos y culturales propios.

Payo: Entre los gitanos, quien no pertenece a su raza.

Vivo en Andalucía, y he de reconocer que cuando se habla de gitanos, siempre me había dado mucho respeto, casi temor. Por todos es sabido que en muchas ocasiones son muy problemáticos y que sus valores distan mucho de la actual sociedad. Tal vez la sociedad en la que vivimos, la parte de la vida que vemos nos hace comportarnos como racistas, aunque luego, delante de todo el mundo presumamos de no serlo.

Mi nombre es Darío, soy soltero, soy fotógrafo, no el fotógrafo que me gustaría ser, pues yo quería ser fotógrafo de algún periódico, estar metido en la noticia… pero las ilusiones son para cuando eres un niño, cuando estas estudiando, cuando acabas de graduarte… lo cierto es que soy fotógrafo de eventos familiares, o lo que es lo mismo “bodas y bautizos”. A mis 33 años dispongo de una reputación suficiente para tener clientela asegurada, pero con esta crisis que nos ahoga, los clientes también flojean. Recuerdo cuando antes me intentaban contratar algunas familias gitanas, siempre tenía trabajo para cuando les hacía falta a ellos, y lo cierto es que casi nunca era una excusa. Pero como os he dicho, la cosa ha cambiado demasiado y mis proveedores no entienden de racismo. Un día, mientras estaba limpiando el objetivo de 35mm fijo, entraron dos chicos muy jóvenes, alce la mirada y volví a bajarla para acabar de limpiar mi objetivo, el tendría unos 23 años, típico chico delgadito mono de cara, pelo cortito y piel morena,  ella supongo, o quiero suponer, 18 años, cuerpecito muy delgado con curvas muy marcadas, ojos negros, rubia, con piel muy morena. Se acercaron a mí y el chico me dijo.

-Buenas tardes, mi nombre es Juan y ella es Rocío, queríamos información de cómo funciona esto de las fotos de las bodas, es que usted le hizo las fotos a un primo mío, hemos visto el álbum y nos ha encantado.

-Bueno, encantado, mi nombre es Darío, normalmente, primero voy a las casas, busco lugares para hacer fotos interiores, luego buscamos algunas localizaciones exteriores, depende de la fecha, pueden ser jardines… -no quiero aburriros con todo el royo que tengo preparado para estas ocasiones.-… y al final, después del baile yo me voy.

-Claro- dijo ella- pero es que luego nos gustaría que se quedara para hacer las fotos de la fiesta del pañuelo.

-Pañuelo?- al decirme ella lo del pañuelo, solté el objetivo sobre el mostrador y los mire de nuevo, sin perder jamás mi sonrisa, y pude darme cuenta de que ella tenía el pelo teñido de rubio, muy liso, y vestía unos colores muy llamativos, casi vestida como para ir de fiesta, pero él no lo parecía.- es que eres…

-Gitana-dijo sin dejarme acabar a mi- entonces pa nosotros es mu importante ese momento y yo quiero tener ese recuerdo.

-Ya, pero tal vez yo no soy el adecuado, no conozco vuestras costumbres- empezaba a pensar rápido excusas para no verme metido en aquel lio- luego también hay que ver la fecha…

-Pero tenga en cuenta que ella es gitana pero yo no lo soy, yo soy payo, entonces no va a ser una boda del todo gitana, va a ser una ceremonia en la iglesia, el restaurante, y después del baile y la fiesta, se hará el ritual del pañuelo…

-Tendríamos que mirar las fechas- intentaba librarme, pero lo cierto es que en estos tiempos el dinero viene tan bien…-Bueno si cuadramos las fechas, os digo como funciono yo, me gusta salir a tomar algo con mis clientes, durante la semana antes de la boda, de ese modo os conoceré mejor y vosotros tendréis más confianza conmigo. Cobro la mitad por anticipado y el resto a la entrega del trabajo. El importe es de…

Miramos las fechas, aun faltaban 10 meses, así que no había problema, había tiempo,  imprimí un contrato que tengo para estas ocasiones y cuando iba a decirle que en unos días tenía que darme una paga y señal, introdujo la mano en su bolsillo y saco un fajo de billetes, los conto y me dio la mitad, tal como habíamos hablado.

-Muy bien, pues firmad aquí y aquí, esta copia es para vosotros… esta me la quedo yo, este es vuestro recibo… - y después de todas las formalidades se fueron de la tienda, regalándonos los tres una sonrisa.

Al vivir en un pueblo con unos 25.000 habitantes, es muy difícil salir por la noche y no encontrarte un día u otro en algún pub o discoteca. Un día que estaba con mis amigos en una discoteca, mientras ellos intentaban ligar con algunas chicas, yo me quise apartar un poco a sentarme en los sofás de la disco, vi a una pareja dándose el lote en la zona más oscura de la sala, no le hubiera prestado atención, pero me di cuenta que eran la pareja de chicos, ella estaba sentada en el taburete, pasando sus piernas por detrás de su novio y cogiéndole la cabeza con las manos,  jugando con su pelo. A él lo veía pasando las manos de sus piernas al culo, como sabiendo que no se podía pasar a mayores. Poco sabía yo del pañuelo,  pero entendía que era el acto para demostrar que la chica era entregada virgen. Cometí el error de que mientras pensaba esto no dejaba de mirarlos, y ella se dio cuenta… me clavo tal mirada que parecía que todo se había parado a mi alrededor, empezó a besar mas frenéticamente a Juan y bajo sus manos al culo de su chico que del calentón estaba empezando a embestirla, como si la ropa fuera a desaparecer, ella apretaba con sus manos y sus piernas mas fuerte a Juan contra ella, le mordía el cuello y el debía estar súper cachondo, porque yo solo de verlos me estaba encendiendo más y más… bajaron un poco el ritmo y ella metió su mano derecha entre ellos, yo notaba como movía su brazo mientras él tenía apoyada la cabeza en su hombro, imaginad la situación, ella sin dejar de mirarme, de repente vi como el echaba la cabeza hacia atrás y ella se mordía el labio inferior, saco su mano derecha, se la miro y se introdujo los dedos en la boca y lamia la palma de su mano, mirándome, pero esta vez miraba mi entrepierna que estaba a punto de reventar, vi claramente el brillo, no estaba seca esa mano, su novio se había corrido y ella se estaba tragando su leche…

El destino es juguetón, me puse en pie y al darme la vuelta me tropecé con Marta, una buena amiga con la cual tenemos la norma de follar cuando nos apetece,  ya sea a ella o a mí, o lo que es lo mismo, una folla amiga. Sonrió, me dio dos besos y al ver mi paquete, me dijo:

-Vaya Darío, así da gusto que te reciban, te parece si vamos a los servicios y te alivio?

Entre al servicio de hombres, ya que al de las mujeres es imposible, y vi que no había nadie, entro Marta y se tiro hacia mí subiéndome la camiseta mientras lamia mi pecho, besaba mis pezones y empezaba a desabrocharme el pantalón. Marta estaba buenísima, era la típica chica de 35 años, toda la vida en el gimnasio, con unas tetas espectaculares, operadas, pero espectaculares y un culazo… bendito gimnasio. Yo perdía mis manos por su pelo, bajando por su cuello, buscando sus tetas para sacarlas de aquel vestido escotado, la puse de espaldas a mí, baje sus bragas y levante el vestido, la apoye contra la puerta, me agache y empecé a lamerle aquel delicioso coñito depilado que tanto placer tenia acumulado… lo que me gustaba de ella es que no tenia limitaciones, nuestro pacto incluía practicar sexo con los demás con condón, pero entre nosotros no… se volvió hacia mí, saco la polla del pantalón y se la introdujo lentamente sin dejar de mirarme a los ojos, como sabia que me volvía loco, ensalivándola bien, jugando con su lengua, y cada vez más rápido y profundo. La levanté y la volví otra vez contra la puerta, apunte la punta a la entrada de su coñito, normalmente siempre empezábamos poquito a poquito, para después empezar con el frenesí, pero era tanto lo que me había calentado aquella gitana, que se la metí de golpe y empecé a follarla frenéticamente, ella gritaba, se introducía mis dedos en la boca para ahogar sus gritos, pero no podía, y yo quería centrarme en aquel culazo, así que la cogí bien fuerte con las dos manos por las caderas y continúe embistiendo con todas mis fuerzas, no tardo nada en correrse, gritaba como una loca, como no había escuchado ruido en el baño, no me importaba ya que estábamos solos… le sacaba la polla y se la volvía a meter, pensando en aquella gitana, virgen, como sería, tan apretado y tan caliente… por mi cabeza paso un pensamiento… seguro que las gitanas tienen que ser vírgenes cuando se casan… pero por el culo no le harán ninguna prueba del pañuelo… aquello me excito mas, seguro que le daba el culo a su novio para relajarlo, para que aguantara, saque mi polla del coñito de Marta y apunte a su culo, se la empecé a meter y la cabalgue mientras ella gritaba y se pajeaba con una mano hasta que se corrió, una vez que se había vuelto a correr, comencé a embestirla más fuerte y cuando estaba a punto de correrme, saque mi polla, le di la vuelta y la puse de rodillas para correrme sobre su cara y sus deliciosas tetas…

-Vaya corrida… mira cuanta lechecita me has echado… veo que te he puesto muy caliente…

-Claro que si Martita… tú sabes que follar contigo siempre es un placer…- lo que no sabía es que la que me había puesto cachondo era aquella gitanilla pajeando a su prometido…

-Bueno, ahora como siempre… salgo yo, te esperas unos minutos y sales tú…-dijo acabando de ponerse bien la ropa y dándome un besito…

Me aparte de la puerta, la dejé salir, volviendo a cerrar tras ella. Al cerrar pude escuchar como Marta aceleraba el sonido de sus tacones y escuche una breve risita… parece que nos habían oído, tal vez algún borracho, pobre Marta, yo me esperaría un poco y saldría después. Escuche varias veces abrir la puerta del baño, así que esperé un poco más para asegurar. Cuando pasaron unos minutos, pensé que ya podría salir tranquilo, así que abrí la puerta y mi sorpresa fue mayúscula cuando me encontré a Rocío, apoyada en los lavabos, mirándome y sonriendo.

-Hombre Darío!... que tal esta?-dijo cuando se acercaba hacia mí y me daba dos besos mientras yo la miraba atónito.- ya verá lo contento que se pone el Juan cuando le diga que lo he visto… o mejor, vengase con nosotros y se toma algo…

-Hola Roció, lo que pasa es que he quedado con una amiga, entonces tiene que estar esperándome…

-Supongo que será la payica esa que ha salío antes de aquí…-me quede petrificado, creo que debí ponerme de todos colores- hay pero no se me ruborice… que no pasa na!... en eso si me gustaría ser payica, pa poder disfrutar así!

-Ya, pero mejor otro día… -podía haberle dicho que yo también la había visto haciéndole una paja a su novio, o lamiendo su leche… pero no quería tener problemas, además de que eran unos clientes…-ya quedamos más adelante, vale?

Me dio dos besos con cara de mucha pena, me sonrió y se fue del baño, aproveche para refrescarme del sofocón y me fui a buscar a Marta, me despedí de ella sin explicarle gran cosa y salí dirección a mi casa.

Fueron pasando los meses y aquella discoteca se había vuelto mi punto de encuentro, siempre que podía elegir yo, íbamos y si mis amigos no iban, acababa yo solo tomando la última copa de la noche, siempre para verlos, aunque fuera de lejos, pero sin tener suerte, no coincidíamos y aquello me encendía mas, yo quería ver a aquella gitana. Me había encaprichado con aquella niña de piel morena.

A mes y medio de la boda, un día llamarón a mi tienda…

-Hola… Darío? Soy el Juan… porque no quedamos a tomar algo?

-Claro… pasa algo?

-No… es por lo que dijo usted, para ir conociéndonos y eso…

-Claro, esta noche?... a las 9?...

Y así volvería a ver a aquella gitana con su novio, cerré pronto y me fui a casa a arreglarme un poco, tampoco iba a volverme loco, solo íbamos a tomar algo, para hablar tranquilos. A las 9 en punto ya estaba en el lugar donde habíamos quedado, vi a Juan mirando hacia mi haciéndome gestos y una chica de pelo negro y liso, al acercarme pude ver que era Rocío, que se había puesto esta vez el pelo moreno.

-Hola, muy buenas! Que ha pasado aquí?... ya pensaba que habías cambiado a la novia!- dije para demostrar que quería un ambiente relajado- como van esos nervios?

-Hola Darío- dijo Juan- pues ya se puede imaginar….

-Nada de tratarme de usted, a partir de ahora me tuteáis…-que mejor manera de entablar confianza que esa?...

-Hay Darío… que cosas tienes… como va a cambiar mi Juan a su gitana- dijo mientras le daba un beso- es que no sé cómo ponerme para la boda, si rubia o morena…

-Bueno, eso es como te sientas más identificada… del color que mas os guste… pero con tu piel… si el vestido es blanco… yo optaría por el negro…

-Pero no hables del vestido con el novio delante! Que trae mal fario!- dijo tocando con los dedos la mesa de madera…

-Bueno, eso es vuestra decisión… -dije mientras hacía un gesto al camarero para que nos trajera algo para beber.

Empezamos a hablar de todo un poco,  y salió el tema del pañuelo, me lo explicaron, me dijeron que las gitanas tienen que llegar vírgenes al matrimonio, y que esos es muy importante para ellos el momento de sacar el pañuelo, con las tres manchas de sangre virginal, de lo contrario es una deshonra.

-Madre mía, con los tiempos que corren parece imposible- dije mientras bebía un trago y los miraba sonriendo- es admirable, pero tiene que ser duro no poder… digamos… desfogarse…

Nos reímos los tres y continuamos con la conversación. Nos despedimos en la puerta del bar y nos fuimos cada uno por nuestro lado, mientras andaba en dirección a mi casa, me llego un sms al móvil “Darío, soy la Roció, la boca se puede usar para dar placer, no solo para hablar, 1bso!”. Me puse tan cachondo de imaginarme a aquella gitana utilizando sus “otros agujeros” que no pude evitar llamar a Marta y quedar con ella. Siempre dispuesta, follamos como locos.

Aquella Gitana no se me iba de la cabeza. Como acabaría todo aquello?